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La mejor ciencia 2017

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente Investigador de la UTE

Cada año se escogen los mejores hallazgos científicos. Así, este 2017 destaca la técnica de Edición genética (CRISPR/Cas9), por medio de la cual se manipuló el gen (MYBPC3) en embriones humanos, con la finalidad de resolver la miocardiopatía hipertrófica, lo que desencadenó una gran polémica ética. De igual manera, por manipulación genética se obtuvo piel transgénica y se logró modificar y curar el 80% de la piel de un individuo con una enfermedad rara (epidermólisis bullosa). En biología molecular ha sorprendido el logro de híbridos de cerdo y humano, para uso de trasplantes.

En el área de inteligencia artificial se inventó el juego AlphaGO Zero, capaz de analizar por su propia cuenta opciones y que ha vencido al 100% de rivales. Además, se construyó una computadora de 51 cubits, 5 veces más poderosa que su predecesora.

Otro gran descubrimiento fue la observación del choque de dos estrellas de neutrones y la producción masiva de rayos gamma, que explicaría el aparecimiento de oro y uranio en la materia universal. En Astronomía destaca también el final del programa de observación de Saturno con la sonda Cassine, tras 13 años de envío de datos.

Aunque se dice, erróneamente, que la ciencia es neutral, este año, con el lema “Ciencia, no silencio”, se realizó una marcha mundial contra las políticas científicas dictadas en especial por Donald Trump y contra quienes reducen inversiones en ciencia o niegan el cambio climático (solo 5 de 70.000 científicos lo niegan). Tal cambio explicaría el deshielo del iceberg más grande de la Antártida, que perdió el 12% de su masa.

En el ámbito ecuatoriano, el mundo de la bioinformática resulta promisorio, pues la universidad Yachay adquirió la supercomputadora Quinde. Vale destacar el lanzamiento del minisatélite de la Universidad Tecnológica Equinoccial junto con científicos de Rusia, así como un ingenioso aparato que reemplazaría a las temidas jeringuillas; y la apertura del Centro de Investigación Genética y Genómica, primer laboratorio de su tipo en Ecuador. Todos estos avances auguran nuevos descubrimientos interesantes para el próximo 2018.

Nos venden enfermedades

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente/Investigador de la UTE

Estudios actuales advierten sobre cómo la industria farmacéutica inventa nuevas enfermedades para garantizar sus enormes negocios. Exageran dolencias menores elevándolas a categorías de enfermedad.

Como estrategia, inducen a la gente a creer que: menopausia, colesterol, disfunción eréctil temporal, intestino irritado, falta de vitaminas, minerales, proteínas, estrés, fatiga y más, son de atención urgente o de automedicación. El consumo promedio de medicina inútil es de $ 600 por persona cada año. Existe tráfico de enfermedades y una sociedad medicalizada. La ansiedad, por ejemplo, es tratada de forma indiscriminada, pues se encargaron de subir sus índices del 3 al 13%.

De 500 empresas farmacéuticas del mundo, 10 acumulan las mayores ganancias y 25 controlan 50% del negocio. Lo logran con presión publicitaria exagerada, monopolio de patentes, reducción de investigación eficaz; forzando leyes de apoyo a sus finanzas, dificultando el acceso a medicamentos reales, poniendo precios altos o represalias comerciales a fármacos genéricos, o crean falsas epidemias, involucran a médicos e incluso manipulan datos.

Las ganancias van de $ 37 a 47 mil millones anuales, en un contexto comercial de $ 840 mil millones. Según indican, obtener un fármaco les cuesta $ 1.300 millones, pero los estudios evidencian solo $ 60 millones, siendo el 70% y 80% de la inversión proveniente de dinero público. Además, solo 20% de productos sirven para mejoras terapéuticas. Se estima en 60% los medicamentos inútiles.

En contraste, la realidad es de 2 mil millones de personas sin acceso a la salud y sin un compromiso mundial para combatir enfermedades serias, como malaria, tuberculosis y otras. Para desmontar esta cruzada inmoral donde ya no hay individuos sanos, sino entes potencialmente enfermos (consumidores), se plantea: modificar las financiaciones públicas, garantizar abastecimiento y uso racional de medicamentos eficaces, controlar el marketing, desarrollar investigación pública para problemas propios, promover el derecho público a la salud sin anteponer el interés empresarial y financiero.

Genética para la guerra

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

La vida proyectada de una civilización depende inversamente del número de personas, o entidades, capaces de destruirla y la probabilidad por año de que una de ellas lo haga (Massachusetts Institute of Technology). Si esta premisa matemática es verdad, se necesitan solo dos personas para que la humanidad sucumba, gracias a la actual tecnología de guerra.

La sofisticación de la guerra llega a tal extremo, que la amenaza nuclear queda corta al ser reemplazada por amenazas de guerras que incluyen manipulación genética; es decir, con microrganismos cambiados en sus genes y genomas, para matar al enemigo. Mientras la tecnología nuclear es limitada, la genética podría ser ampliamente diseminada.

Los países que controlan las armas nucleares, de alguna manera desean controlar -además- la tecnología del ADN, pues saben que esta es de más fácil desarrollo. Ecuador podría hacerlo.

Es execrable que existan científicos que se presten a producir microorganismos para la guerra e investiguen cómo usarlos en contra de grupos étnicos específicos. Estos microorganismos son altamente letales, autolimitados de vida y se autodestruyen luego de matar.

Existe una amenaza real para la humanidad debido a la tecnología genética para la guerra, la cual actúa en dos sentidos: quienes producen tales microorganismos para atacar, y quienes buscan la cura correspondiente e investigan formas de defensa. Los gastos para una sola investigación de este tipo ascienden a $100 millones en una de las industrias de armamento de EE.UU.

La técnica estelar de estas investigaciones se llama edición genética (CRISPR/Cas9), que logra borrar una información genética para luego reescribirla con las órdenes que se impartan a discreción en los organismos. La técnica no es compleja y por eso existe obcecación por controlarla.

La técnica de edición genética es muy promisoria para, por ejemplo, curar enfermedades, producir pesticidas, organismos descontaminantes del agua o degradadores de petróleo y metales pesados, pero en manos equivocadas es un peligro para la humanidad; de ahí la necesidad de atención y vigilancia sobre ella.

Genes, mercado y negocio

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Desde 2005, cuando se conoció la totalidad de los genes humanos (23.000 genes), se creó una corriente voraz por negociarlos. Se suponía que el conocimiento del genoma humano beneficiaría a la humanidad y resolvería problemas de salud, pero no sucedió así.

El mercado de genes se volvió abrumador. Diez empresas farmacéuticas monopolizan el 53% de negocios e ingresos mundiales en genética. Cada año ganan del 30 al 46% de su inversión. Más que la industria petrolera o informática.

Las transnacionales genéticas justifican tales cifras, indicando que sus inversiones en nuevos productos son gigantescas y necesitan recuperarlas. Estudios sobre este aspecto demuestran que en 97%, los productos existentes son reformulaciones y solo el 3% requiere nuevas inversiones. Además, se conoce que el 70% de costos proviene de inversión pública.

Quienes manejan el negocio de los genes están a la caza de poblaciones aisladas, apartadas, exóticas o nativas, y sobre todo vulnerables, pues contar con genes de variantes raras ayudaría a explicar o curar enfermedades genéticas.

Islandia, Estonia y Tonga vendieron sus genes a transnacionales de la genética y estas, a la vez, apuntan a encontrar genes que permitan crear fármacos personalizados o garanticen terapias a cambio de compra de genes. Todo para mantener privilegios económicos, sin solidaridad humanitaria.

Dado que la ingeniería de genes o edición genética ascendería a $ 5 mil millones en ventas, la industria de genes pretende invadir y apropiarse de cuanto gen existe. Esto, sumado a altas tecnologías requeridas para manipular genes, sumiría a países económicamente débiles en una dependencia nefasta.

La solución es la investigación nacional con apoyo a proyectos en genética y genómica. Se vuelve obligatorio encontrar, de forma autónoma, las variantes genéticas útiles para la población ecuatoriana; descifrar el genoma de los ecuatorianos con visiones claras que lleven a una medicina genómica y personalizada surgida de nuestro ADN poblacional, y aplicada de manera equitativa y justa a nuestra población.

Aborto y violencia contra la mujer

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Escribo sobre la despenalización del aborto desde hace 30 años; el aborto terapéutico, el eugenésico, con malformaciones, posinfecciones y más. Entrevistas en radio y televisión en esta línea. He criticado la posición de los gobiernos opuestos a la despenalización; soy defensor de los derechos sexuales y reproductivos, en especial de los derechos de las mujeres: derecho al diagnóstico prenatal, derecho al acceso a anticonceptivos y píldora del día después, acceso real a la educación sexual, a la sexualidad responsable.

Como genetista abordo esta temática en consulta médica y veo las tragedias que un embarazo no deseado provoca en las mujeres, más en niñas y adolescentes, que incluso llegan al suicidio, abandono familiar, estigmatización social, impunidad al agresor. He evaluado a niñas embarazadas de 9, 12 y 14 años, violadas, fruto de incestos, con embarazos normales o con problemas malformativos severos. He sentido de cerca la impotencia de estas niñas y sus doloridas familias ante tamaña injusticia, y me rebelo ante la indolencia del Estado.

Todos los embarazos en menores de 16 años son por violación, entre 16 a 18 son por estupro, si somos legalistas. De 100.000 mujeres, 44 fallecen al optar por abortar en malas condiciones, para mitigar el dolor de una violación. Pero el Estado es implacable y judicializa a la mujer, la apresa, la denuncia, la obliga a ser madre a la fuerza y aceptar su hijo no deseado. Esto es injusticia y violencia oficial. Quizá la nueva ley lo cambie.

El Estado no ha hecho caso a las recomendaciones de la OMS, de las Naciones Unidas, de los Derechos Humanos y más organizaciones que abogan por la despenalización del aborto. Pero lo peor es que nuestros representantes parece que anteponen sus criterios retrógrados, de religiosidad y moralismo extremos, desoyendo a las mujeres agredidas, sufridas y perseguidas.

Se suponen paladines de la persecución a acosadores sexuales y a la corrupción, pero Ecuador muestra su peor cara al mundo al no hacer caso a las exigencias internacionales, lo cual nos coloca en entredicho y subdesarrollo. ¡Qué vergonzoso!

Revistas científicas depredadoras

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Con buen criterio, la categorización y acreditación de instituciones de educación superior exigen que se debe destinar el 6% del presupuesto, para investigación, investigadores con títulos de cuarto nivel y en especial publicaciones. Esto incrementó la producción científica, pero trajo una problemática excepcional: ciencia offshore y publicación de artículos en revistas depredadoras.

El fenómeno de las revistas depredadoras apareció hace unos cinco años, como estrategia frente a las publicaciones de investigadores e instituciones, y sobre todo por negocio de ciertas editoras. Lo convencional es que una editora cuente con comité editorial de expertos, árbitros científicos de los artículos a publicarse, correctores, impresores, hasta la publicación, la cual debe pagarse, en la mayoría de casos, para acceder a ella. Este proceso no siguen las revistas depredadoras o lo hacen de manera laxa, o fraudulenta.

Debido al monopolio de las empresas editoras, un movimiento de científicos abogó para que las investigaciones financiadas con dinero público sean de libre acceso. Sin embargo, las editoras se arreglaron para mantener millonarias ganancias y empezaron a cobrar a los autores. Aparecieron revistas que cobran para publicar artículos de dudosa calidad y transfieren la responsabilidad de lo publicado exclusivamente a los autores, sin el debido filtro de rigurosidad científica.

Identificarlas es complejo. Se debe desconfiar si las revistas no constan en las bases de calidad científica como Scopus, SJR, o DOAJ (Directorio de Revistas de Acceso Abierto). Las revistas depredadoras tienen hojas web muy similares a las reales, contactan con los posibles autores de manera directa, se comprometen a publicar en tiempos muy cortos o cobran a los autores; asimismo, falsifican índices de impacto, árbitros y más. Pueden ser localizadas en la Lista Beall (https://beallslist.weebly.com), que apareció en 2016.

El tema es complejo, dado que existe presión para investigadores y sus instituciones a que publiquen. A veces importa más el número que la calidad. ¡A tener cuidado!

La muerte llegó en moto

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente Investigador de la UTE

Ricardo tuvo un accidente que lo llevó a la muerte. La moto, un giroscopio con tecnología extrema, ergonómica y aerodinámica, con alto rendimiento y velocidad, exige consciencia de su disfrute y riesgo.

Él no murió por la velocidad, como se piensa de los motociclistas. Su accidente, por la mañana, entre Flavio Alfaro y Chone, se debió a un agrietamiento del asfalto en la carretera. A casi dos años del terremoto en la zona, las grietas persisten sin señalización y en una de esas su moto quedó atrapada saliendo disparado y sufriendo politraumatismos.

Cuando al fin llegó la ambulancia, no estaba equipada para atender su gravedad. Lo llevaron a un centro de salud, le brindaron primeros auxilios, pero no tenían capacidad para tratarlo y lo transfirieron a un hospital, pero antes de llegar a su destino la ambulancia se dañó. Llegó otra y el tiempo corría en contra del herido. Luego de horas y recién en la noche llegó a un hospital con mejores servicios. Se intentó infructuosamente de contratar helicópteros, pero no estaban equipados para atender al paciente.

Requería exámenes especiales, pero estos equipos no estaban disponibles. La buena voluntad y profesionalismo de los galenos del lugar resultaron en evaluaciones clínicas difíciles y se tomaron las decisiones. Necesitó hidratación vía venosa, transfusión sanguínea difícil de conseguir; lastimosamente los monitores de UCI, respiradores, tubos y más elementos, no pudieron salvarle la vida.

Perdimos un amigo, profesor universitario, destacado economista, gran motociclista, padre, hermano, tío, a un gran hombre. ¿Lo perdimos porque las fuerzas cósmicas se juntaron en contra de él? ¿O fueron las 8 horas deambulando y sin las idóneas oportunidades médicas?

La enseñanza de esta deplorable muerte es que los feriados embrollan la atención vital. No deberían existir accidentes en fiestas, pues casi no se cuenta con personal. El riesgo de muerte por accidente es peor en ciudades pequeñas o pueblos. Su último adiós lo dimos sus compañeros en moto.

Aborto y abuso infantil

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Cuando en 2014 se discutió despenalizar el aborto en el nuevo Código Penal, se reprobó a quienes apoyaban otras causales distintas a las que en efecto aprobó la Asamblea: cuando el embarazo pone en peligro la vida de la madre y cuando es consecuencia de la violación a mujeres con discapacidad mental. Hoy enfrentamos las consecuencias de tamaña irresponsabilidad.

No se ha querido discutir las situaciones derivadas del abuso sexual, que incluso atentan contra los derechos reproductivos y los derechos de las mujeres, quienes en última instancia son las que deben elegir cuándo y cuántos hijos tener. Es oportuno considerar aspectos relevantes con motivo de las recientes denuncias de abuso infantil (rechazable desde cualquier frente).

Según datos de salud de Ecuador, al año existen 23.000 abortos, aunque extraoficialmente podrían llegar a 90.000; 10% es espontáneo, es decir la mayoría son autoprovocados, convirtiendo al aborto en un problema de salud pública. El riesgo de muerte por aborto inseguro, en malas condiciones de salud, es 7% (2.160 casos). Otras cifras hablan de 15% de muertes, es decir: la tercera causa de mortalidad en mujeres. Los suicidios de mujeres entre 10 y 18 años se relacionan con violencia y embarazos precoces. Existen 3.684 embarazos de niñas de 10 a 14 años. Todas fueron violadas o abusadas sexualmente, y aunque la Fiscalía diga que solo son 30% las violadas, el propio Código Penal considera violación a cualquier acto sexual en menores de 14 años, o sea todas. Se dan 14 denuncias diarias de violación, 2 partos de cada 10 son de adolescentes y la maternidad infantil ocurre en 9 de cada mil niñas. Es deplorable habituarse a las violaciones y que desde el Estado se muestre solo el lado criminal del abuso sexual a niñas, mientras se omite el tema de los embarazos no deseados, que son resultado del problema.

La propia OMS y el Observatorio de Derechos Humanos abogan para que el Estado ecuatoriano incluya, como causales de aborto, a la violación en general, el incesto y los problemas genético-malformativos, y que sean opciones de salud bio-psico-social, sin criminalizar a las mujeres.

Si en verdad se quiere combatir el abuso infantil y adolescente, y las violaciones que terminan en embarazos, ineludiblemente se debe ir a fondo en la interrupción del embarazo como una necesidad de salud y un derecho de las mujeres en general y de las niñas y adolescentes violadas; caso contrario, las mujeres seguirán sufriendo triple agresión: la violación, el embarazo no deseado y el ser madres a la fuerza.

Peripecias de los exbecarios

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Surgen inquietudes frente al programa de becas, que en muchos aspectos ha sido beneficioso para elevar el nivel académico-científico del país. La Senescyt habla de 14.276 becados en el exterior: 11.334 financiados por el Estado; 2.942 por universidades, quienes deben devengar la beca el doble del tiempo en los sitios que laboren. Son varios los problemas para exbecarios. Frecuentemente acuden a solicitar trabajo y no hay capacidad de abrir puertas a todos los que retornan al país. Mientras más sofisticados son sus estudios, más difícil su vinculación o peor aún, si se vinculan no logran desarrollar investigaciones ni proyectos, pues no existe infraestructura adecuada.

Los becados que retornan coinciden en que una de las problemáticas es el extravío de documentos en procesos administrativos. Con ello se postergan actividades y se necesita apelar. Se improvisa el pedido de papeles, hay alta rotación de personal “analista de becas” poco enterado de los procesos iniciados. Resultado: más y nuevo papeleo. Además, llama la atención la petición de garantes. Se preguntan si la beca requiere garantías sobre el monto total y en caso de no tener garantes, ¿qué pasa con el becado?

Los datos solicitados por auspiciantes de la beca cambian siempre; nuevos formularios y fechas de control, sin aviso ni planificación. Incluso hay quejas por pagos en el extranjero que tardaron meses. Genera disgustos la reliquidación de becas al volver al país, con devoluciones a la Senescyt de dineros (de $ 2 a $ 5 mil) por diferencial cambiario, impuestos, emisión de títulos, reembolso de seguros y otros. La exigencia de pago se agrava, pues los exbecarios a su retorno no tienen trabajo a la brevedad y por eso acuden a ayudas externas para pagar, aunque el reglamento les conceda un año de plazo para empezar el pago. A veces luego de 3 años aún no se les liquida a algunos. “¿Acaso cobran intereses?”, se preguntan.

La situación laboral de exbecarios: 35% vinculados a universidades públicas o privadas; 20% en empresas privadas relacionadas al sector productivo/servicios; 18% en el sector de salud; el 27% restante en institutos públicos de investigación, gobiernos autónomos, emprendimientos propios. La producción científica nacional debería ir acorde al número, de becarios, pero no ocurre. El año anterior solo produjimos 1.383 artículos científicos. Es un contrasentido, pues esperaríamos producir más ciencia. ¿El trabajo que están realizando los exbecarios másteres y doctores está acorde a sus especializaciones? ¿Qué ciencia están haciendo y en dónde?

¡Indios feos!

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente–Investigador de la UTE

Así nos tildaron ciertos inmigrantes acogidos en nuestro país. “Feos porque parecen indios; conservan muchos rasgos indígenas”, decían. Decenas de memes circularon en las redes desatando polémicas y abriendo el debate sobre nuestra identidad. ¿Cómo somos los ecuatorianos? ¿Quiénes fueron nuestros ancestros? Las respuestas las encontramos en la genética de poblaciones.

En el Censo de 2010, las personas en su mayoría se autoidentificaron: como mestizos (71,9%), afroecuatorianos (7,20%), indígenas (7,1), montuvios (7%), blancos (6,10) y otros (0,3%). La encuesta evidenció el resultado de la ‘colonización’ europea: el mestizaje. Los ecuatorianos somos mestizos y la genética lo confirma.

En el Centro de Investigación Genética y Genómica (CIGG), de la Universidad Tecnológica Equinoccial, hemos estudiado la ancestría de la población ecuatoriana. Analizamos 46 huellas genéticas informativas de ancestría en 2.000 individuos mestizos, indígenas y afros. Los resultados demostraron que, en promedio, los mestizos están compuestos por 62% (+23) de genes indígenas, 35% caucásicos (+13) y 8% (+3) afroecuatorianos. Los indoamericanos tienen 90% de genes indígenas, caucásico 7% y afro 3%. Y los afrodescendientes tienen 64% de afro, caucásico 24% e indígena 13%.

Somos ‘indios’ sin duda. Nuestra herencia genética viene de aquellas poblaciones ancestrales, cuya cultura ha sido desvanecida por la historia (como en fotos de Quito antiguo en donde lo indígena fue borrado). Esta herencia indígena tiene sus ventajas y de nuevo la genética las pone en evidencia. En 2014 se demostró que el 20% de mujeres latinas de ascendencia indígena presentan mutaciones en su ADN que las protege del cáncer de mama.

Lo de feo es relativo, depende del grado de alienación cultural. Nuestra herencia y hermosura indígena es incomparable, tanto, que se la quiere saquear. Según los análisis, todos compartimos el mismo ADN, el cual nos une en lugar de separarnos. El problema de discriminación está en que seguimos considerando, esta vez por herencia colonial, la palabra indio como agravio.

Los datos del ADN de la población ecuatoriana exponen la verdad. Se puede tener más ADN de un grupo que de otro, dependiendo de la población a analizar, sea urbana o rural, rica o pobre, de un sector social u otro. EL ADN solo nos dice cuál es nuestro origen; jamás sustenta la discriminación. Los humanos somos uno solo, pues compartimos el mismo ADN. Nos diferenciamos tan poco, que no es esencial como algunos desearían. Somos todos parientes en algún punto: indios o feos, latinos o simples ciudadanos del mundo.