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OPS, Ecuador y las vacunas

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

La Organización Panamericana de la Salud presentó su análisis sobre América Latina, con los indicadores de servicios básicos de salud y la cobertura en vacunación. El documento, que poco ha impactado en medios y en esferas altas del ente regulador (Ministerio de Salud Pública), muestra una realidad preocupante, más aún si consideramos el planteamiento del artículo ‘Vacunas: guardianes de la inmunidad social’ (http://tinyurl.com/yd9k55gb), donde se demuestra que son un cerco inmunológico solidario y de protección de la salud pública. Según el informe de la OPS 2017, la cobertura de vacunas en Ecuador es de las más bajas del continente: BCG 84%, polio 79%, DPT 83%, sarampión, rubéola y parotiditis-SRP 86%. Además, solamente 25% de los municipios superan la meta de 95% de cobertura de DPT. En 2015 el 14% de cantones registraron coberturas menores al 50%.

En el informe de la OPS de 2011 se reportaron coberturas de más del 100% (?) en todas las vacunas. Información curiosa, pues ese mismo año ocurrió el brote de sarampión con al menos 260 casos de la enfermedad. Estos datos no solo contrastan con los logros de 2006, cuando el Ministerio de Salud reportó 100% de cobertura en BCG; 93,5% en pentavalente; 92,47 en polio y 93,74% en SRP, sino que parecen contradecir las políticas de prevención de enfermedades controlables a través de acciones simples como la vacunación, o hay un mal registro.

Para las autoridades es un logro de las políticas de salud el aumento en 10% del sistema asistencial reflejado en hospitales y centros de salud, y la atención a la enfermedad como eje de bienestar, pero el relegar los planes de vacunación da cuenta de un error en la apreciación real del conjunto salud-enfermedad, que debería orientarse a reforzadas campañas de prevención. Es más económico y rentable para el Estado prevenir que atender pacientes con enfermedades instauradas. Al igual que en la atención de embarazos de niñas y adolescentes o en el aborto asociado a alta muerte materna, donde el control prenatal alcanza solo el 24%; en enfermedades tropicales, como el dengue, 86 de cada 100.000 habitantes son afectados. Aún tenemos 589 casos de malaria, 5.157 casos nuevos de tuberculosis y otras afecciones prevenibles con vacunación, como el papiloma virus.

Es inconveniente para la salud social que las concepciones de salud giren en torno a la simple prestación de servicios asistenciales. Lo mejor que podemos hacer en el país es apuntar a la prevención de enfermedades con la vacunación, educación comunitaria y corresponsabilidad ciudadana.

Vacunas: guardianes de la inmunidad social

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Existe una tendencia absurda a oponerse a la vacunación de las personas. La oposición a las vacunas es tan vieja como su propio inicio en 1796. En esa época pensaban que al ponérsela se convertirían en vacas. Pero la poca información y una infundada desconfianza en las vacunas actuales reviven la oposición a las vacunas, con argumentos algo más nuevos o los mismos prejuicios antiguos. Luego de un brote de sarampión en Estados Unidos y el contagio de niños no vacunados, la oposición ha revivido y, para ello han mostrado fotos y datos irreales; se ha tratado de vincular el origen del autismo a la vacunación. Pero los datos médicos muestran otra realidad. La viruela desapareció del planeta en 1980, y otras como la rubeóla, sarampión y poliomielitis, no se han presentado en muchos países. Además se está controlando la tosferina, meningitis bacteriana, hepatitis B, difteria e incluso el cáncer de cérvix uterino a través de la vacuna contra el papiloma virus.

Jamás se ha probado que el uso de las vacunas produzca daño a la población. Como todo procedimiento médico puede tener un riesgo, pero más dependiendo de la genética de la persona, que de la vacuna. Las vacunas han salvado más de 1.500 millones de personas, de ahí su beneficio. Se argumenta que los ingredientes de las vacunas son tóxicos. Nada más alejado a la verdad. Desde sus inicios se controlan las sustancias que contienen las vacunas, siendo cada vez más seguras. Hoy existen vacunas preparadas por ingeniería genética (rabia) que no tiene problema alguno. Los opositores a la vacunación sostienen que es un negocio de las transnacionales farmacéuticas, ya que solo un 2% de niños enferman de dolencias prevenibles con vacunas, mientras que el 98% reciben vacunas “sin necesidad”. No hay enfermedad porque no hay enfermos y justamente de eso se encarga la vacuna, prevenir. Los movimientos pro-vacunas, aseguramos que el vacunarse es un acto de solidaridad y responsabilidad social. Curiosamente, las personas no vacunadas por alguna causa, incluso por rechazarlas, se ven protegidas por las personas vacunadas, que se convierten en guardianes de la inmunidad social, el llamado efecto rebaño: el grupo protege al individuo.

Hasta el 2020 se dispondrá de 25 tipos diferentes de vacunas y se están investigando otras. Las vacunas han mejorado la calidad de vida, aumentado el promedio de edad saludable, protegido del nacimiento de niños con malformaciones, previenen el cáncer de útero. Las vacunas son un éxito en la salud pública y la sociedad debe defender su derecho a que se las administren.

El Nobel y los ciclos vitales

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente – Investigador de la UTE

Siempre ha inquietado a los científicos explicar por qué, de qué manera se regulan o producen los ciclos circadianos (CC) y cómo influyen en actividades diarias de seres vivos. Los CC son adaptaciones naturales a los cambios normales de la luz y de la oscuridad, las estaciones, la geografía. También son adaptaciones artificiales, como por ejemplo a trabajos nocturnos, o las que se hacen en la producción de huevos, cuando se somete a las gallinas a períodos más cortos de luz y oscuridad (no de 12 horas sino de 6). Justamente, la explicación molecular y genética de estos ciclos ha merecido este año el Nobel en Fisiología/Medicina.

Los CC van más lejos de la adaptación al día y la noche; incluyen la producción de hormonas, apetito, sueño, producción de glucosa, temperatura corporal y todo cuanto obedezca a periodicidad, lo cual se relaciona con procesos funcionales comandados por genes. De hecho, mutaciones de genes producen cambios dramáticos en el comportamiento de los seres vivos. Descubiertos los genes responsables de muchos de los ciclos que tienen los organismos, se logró, mediante técnicas de ingeniería genética, bloquear o mutar esos genes y comprobar sus acciones. Se demostró que, en efecto, los genes controlan los CC. La eclosión de pupas de moscas, por ejemplo, cambia de 19 a 28 horas al manipular los genes que la controlan; o el rendimiento deportivo natural varía según el CC, decrece del 1 al 26%, conforme a la hora de practicar un deporte.

Las alteraciones del CC, por manipulación o por actividades que lo desregulan, podrían influir en el desarrollo de diabetes, hipoglicemias, alteraciones tiroideas o de suprarrenales, cambios en el sistema nervioso central y trastornos bipolares, depresiones, alteraciones de memoria, estados de alerta o cansancio, hipertensión, metabolismo, entre otros. La interrelación genes-ambiente se evidencia en el CC; así, el crecimiento celular más o menos acelerado, el origen del cáncer o el crecimiento individual tienen relación con el CC. Como en muchas actividades biológicas, el CC está controlado por mecanismos de producción, bloqueo o degradación de proteínas, a su vez producidas por genes. Pero lo interesante del proceso es que la demanda de mayor o menor producción de dichas proteínas tiene que ver precisamente con las horas del día y de la noche, con la luminosidad y la oscuridad, la gravedad, la altura, el medio.

De alguna manera, en el CC el ambiente externo y la naturaleza nos recuerdan que somos producto de la evolución de la materia y somos parte de su dinámica.

Daño genético por radiación UV

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente Investigador de la UTE

Entre las radiaciones que afectan al material genético de las personas está la ultravioleta (UV). Quito y la región andina experimentaron recientemente una sobreexposición a estas radiaciones. Considérese que la exposición más allá de 7 unidades es alta, y muy alta más de 11. Quito soportó 14 unidades de exposición. El Centro de Genética y Genómica de la Universidad Tecnológica Equinoccial evalúa el daño que las radiaciones ultravioleta producen en las personas. En 2003, cuando iniciamos los estudios, la Agencia Espacial Ecuatoriana-EXA registró niveles de radiación ultravioleta extremadamente altos, con niveles desde los 14, 16 y 24 puntos, en varias ciudades de Ecuador, como Quito, Manta, Guayaquil. Algo similar ocurrió entre los días 17 y 21 de septiembre de 2017, cuando el Instituto de Meteorología e Hidrología-Inamhi volvió a registrar niveles altos y extremos de radiación UV (13 a 15 puntos) en la región andina, debido a que las condiciones secas del medio, propias del verano, contribuyeron a la generación del efecto smog fotoquímico, además del desgaste que ha sufrido la capa de ozono y, por tanto, el traspaso de los rayos UV. De otro lado, en el país son factores clave de incidencia de radiación solar sobre personas: la altitud y la localización en la línea ecuatorial.

La exposición prolongada a radiación no ionizante (rayos UV) tiene efectos perjudiciales en la salud, en especial sobre la piel, desde niveles epidérmicos pasando por quemaduras graves, hasta niveles celulares, con la instauración y progresión de cáncer de piel. Existen varias formas de radiación UV (UV-C, UV-B, UV-A), siendo los rayos UV-B los más dañinos por su alta acción mutante sobre genes. Las radiaciones UV ocasionan roturas de cromosomas, alteraciones en la estructura del ADN y daño directo a los genes. El Centro de Investigación Genética y Genómica-UTE evaluó el efecto genotóxico causado por exposición a rayos UV y sus posibles repercusiones en la salud de la población ecuatoriana. Medimos el daño en el ADN humano y comparamos a personas expuestas a altas dosis de UV y vimos que presentaron aumento de las roturas de cromosomas (12%), al compararlas con personas expuestas a bajas dosis, quienes presentaron solo 4% de daño (normal de 0 a 5%).

Es clave alertar a la población sobre los daños por UV y es obligatoria la protección constante: uso de bloqueadores solares, evitar exposición prolongada y cubrirse la piel. El cáncer de piel es muy frecuente en Ecuador y con estas medidas simples se lo puede prevenir.

Desafíos para la ciencia nacional

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente Investigador de la UTE

Resumo algunas de las herencias del anterior Gobierno: una ley que permite asignar presupuesto a la investigación; categorización de universidades; registro de investigadores; código ingenios; universidades especiales (Yachay e Ikiam); fortalecimiento de instituciones públicas e institutos públicos de investigación; plan de desarrollo con áreas prioritarias de investigación; algunos programas y proyectos de investigación de impacto; obligatoriedad de tener profesores investigadores con títulos de cuarto nivel y de que las universidades hagan investigación.

Si bien es positiva esta lista rápida, al analizar los logros, estos son débiles. Entre 2007 y 2017 contamos con 10.500 artículos científicos publicados, 250 capítulos en libros científicos, 1.900 participaciones en congresos científicos internacionales, 370 revisiones del estado de la ciencia en diversas áreas. Es poco comparado con países vecinos, que se multiplican por cuatro. No hay aportes eminentes producto de los 11 mil investigadores nacionales, según Senescyt. Además, las universidades ecuatorianas no alcanzan aún puestos destacados en el ranking internacional.

Al medir a Yachay y a Ikiam con los parámetros que se evaluó a las universidades, estas tambalearían en la categorización. La problemática en Yachay es desalentadora y eso que solo se ha evaluado su aspecto económico, sin considerar aspectos académicos (producción científica propia).

El panorama científico nacional es complejo. Y aunque al inicio de un Gobierno siempre surgen expectativas positivas, las señales indican en la actualidad, que los investigadores ecuatorianos seguimos esperando definiciones concretas sobre estrategias de desarrollo para ciencia y tecnología, y salir así del letargo científico que seguimos.

La ley prevé asignar para investigación parte del PIB (la última cifra habla del 2,1% asignado), pero no existe un postulado claro sobre cuánto se asignará para desarrollo científico y tecnológico. Se anunció recortes al “gasto público” y, por experiencia histórica, lo que primero se afecta es ciencia e investigación. Tampoco está claro qué áreas prioritarias se reforzarán para desarrollarlas y hacerlas competitivas. No existe plan alguno de financiamiento a científicos ni a centros dedicados a investigación.

El retraso en el desarrollo de la ciencia ecuatoriana significa retraso del país entero. La genética, la biodiversidad, la contaminación, las enfermedades transmisibles no esperan por decisiones políticas. O se trazan hoy, o seguiremos ocupando el puesto 92 (entre 239) en el ranking de producción científica mundial.

Ciencia offshore (II)

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

La ciencia hecha en ultramar (offshore) es un engaño público y es antiética, simplemente porque muestra líneas de investigación, artículos científicos publicados y participación en investigaciones, pero que no se realizan en Ecuador, sino fuera del país. Al constatar la presencia de investigadores ecuatorianos que figuran como coautores de los trabajos publicados, se produce la falsa idea de que estos han sido realizados en Ecuador; es decir, constamos en los rankings como productores de ciencia, pero al analizar lo que realmente producimos, tal idea no es real.

Cuando vemos las universidades mejor posicionadas, algo no cuadra. De acuerdo con las consideraciones para los rankings, Ecuador sería una potencia en áreas donde carecemos de infraestructura y desarrollo. El análisis de los autores principales de las publicaciones en las bases de datos Scopus y SJR, muestra que las instituciones ecuatorianas producen entre 10% a 40% de ciencia propia. Lo que significa que entre 60% y 90% se produce fuera. En términos prácticos, los ecuatorianos no son los dueños de las ideas, solo partícipes de grupos de investigación extranjeros.

Haciendo un cálculo simple, si existen 11.000 investigadores en Ecuador, deberíamos tener al menos el mismo número de publicaciones, pero solo tenemos que las 51 instituciones investigativas (las cuales aparecen en las bases de datos), han producido 1.346 artículos en 2016 y 943 en 2017. Además, si filtramos y excluimos a las ‘cooperaciones’, entonces las instituciones que estaban en los primeros puestos se quedan rezagadas, mientras que las que producen ciencia propia pasan a los primeros puestos.

Algo similar ocurre al analizar los nombres de investigadores que lideran las publicaciones: la gran mayoría tiene apellidos extranjeros. El cuadro de ciencia hecha afuera se completa cuando se analiza la participación en congresos científicos internacionales, que llega solo a 151. Artículos de revisión: 64 y capítulos en libros: 27. Cifras que al comparar con Colombia, por ejemplo, nos deja cortos, pues allí cuentan en 2016 con 4.010 artículos, 228 participaciones en congresos científicos, 211 revisiones de temas científicos y 68 capítulos en libros de ciencia.

Si queremos como país cambiar este panorama, hay un solo camino: hacer de la ciencia una política de Estado y promover la investigación propia; puntuar menos la investigación offshore e incentivar a los investigadores nacionales con apoyos directos. La ciencia nacional es el único camino para el desarrollo y la no subordinación a tendencias científicas impuestas.

Ciencia offshore (I)

Por: Dr. César Paz y Miño

Offshore es trasladar un recurso o proceso productivo a otro país, donde por lo general enfrentará menores costos y presión legal, menos cantidad de normativas gubernamentales, reducción de inversión, ocultamiento del propietario de determinados bienes, u otros beneficios con lucro. En ciencia ocurre algo similar. Los países científicamente poderosos se han nutrido de materia prima para investigación, por parte de países en vías de desarrollo; han saqueado recursos, especímenes, muestras, datos, conocimientos ancestrales, etc., aduciendo poca ciencia y rigurosidad, y en complicidad con los ‘nativos’. Países como Ecuador han incidido también para que ello ocurra: poca inversión en ciencia, trabas burocráticas, leyes y normas casi imposibles de sortear, al punto que parecería que estamos de acuerdo con ser neocolonia de la ciencia desarrollada.

Las leyes ecuatorianas, al exigir a las universidades elevar su actividad científica, provocaron un fenómeno grave. Sin importar la profundidad de las investigaciones, sino el número de las mismas, empujaron a las instituciones a realizar investigaciones offshore, es decir, consumar convenios con el extranjero. Seguimos proveyendo muestras, ideas y trabajo barato a cambio de que, en el mejor de los casos, se respete a los investigadores como parte de los coautores en publicaciones científicas, generadas por los poderosos en ciencia. Pocas veces somos dueños de patentes y descubrimientos.

Al analizar datos sobre el tema, encontramos que en el país, entre el 60 al 80% de trabajos científicos son en colaboración, lo cual parece loable. Pero al analizar el origen de las publicaciones desde Ecuador y sobre Ecuador, la proporción es terrible: producimos el 10% de todas las publicaciones; el resto nos la hacen.

Este tipo de actividad científica offshore significa que los beneficiarios directos de los conocimientos, de los financiamientos, del prestigio científico, siguen siendo los dueños de la ciencia internacional. Lo peor es que algunos científicos y dirigentes de la ciencia nacional creen que tal política es correcta, pues así ‘rankiamos’ en el puesto 71, entre 239 países del mundo (2016). Esto es un engaño público y antiético.

Investigadores ecuatorianos trabajando con recursos nacionales y con ideas ecuatorianas, los ‘puros criollos’, producimos poca ciencia de impacto; nos la producen afuera. Necesitamos por tanto fortalecer el sistema nacional de ciencia y tecnología, sincerarlo y no fantasear ante la opinión pública, pensando que hemos transformado la ciencia ecuatoriana.

Ciencia y hechos irrebatibles

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

En un artículo de la revista Investigación y Ciencia, de divulgación científica y con importantes aportes, apareció un interesante editorial sobre los conocimientos irrefutables que tiene la ciencia en la actualidad, cuando “tanto se pasan por alto los hechos”.

Se habla sobre el abominable hombre de las nieves o el monstruo del lago Ness, de lo cual no existen pruebas de su presencia.

Se plantea que la evolución es la única exposición científica razonable que explica la diversidad de la vida. Al respecto, los datos genéticos, antropológicos, paleológicos y más, brindan sustento a la evolución e incluso ponen en tela de juicio a las explicaciones religiosas y teístas.

De igual manera, no hay pruebas de que los alimentos transgénicos sean perjudiciales. Tampoco es verdad que usemos solo el 5% de nuestro cerebro.

Aunque es controversial, al presente existe una tendencia fuerte a cuestionar la homeopatía. Se afirma que es una falacia y que atenta contra los principios físicos y químicos. Estados Unidos, por ejemplo, está regularizando su práctica y medicamentos, pues los considera ineficaces, basados en teorías del siglo XIX, no comprobadas.

Es irrefutable el cambio climático y el calentamiento global, con todas las consecuencias que conocemos, aunque existen personas, sobre todo políticos, que piensan que esta afirmación atenta contra la forma de vida de su sociedad consumista, y pretenden desacreditar a los científicos que lo demuestran.

Una cuestión peligrosa para la salud pública mundial es la campaña temeraria e irresponsable contra las vacunas.

Se afirma que causan autismo y nada es más falso. Esta falsedad surgió de un solo médico, ahora desacreditado y retirada su publicación de las revistas científicas.

Es abrumadora la evidencia de que la vacuna no tiene ninguna relación con el autismo. Se demuestra que vacunarse es bueno para la seguridad inmunológica colectiva y la salud pública.

Similares falsedades ocurren con el ecologismo antitransgénicos, sin fundamentos científicos.

Debemos tener nuestra mente abierta para romper mitos y la ciencia es el mejor camino, pues nos da la evidencia de que el universo está en movimiento, de que la margarina hace mal, de que en luna llena no hay más crímenes.

La ciencia desmitifica las aberraciones pseudocientíficas.

La intención de mostrar conocimientos irrebatibles es invitar a la reflexión, a no rechazar lo que la ciencia nos marca como un camino para llegar a la verdad. Los científicos no lo saben todo, pero hay aspectos de la realidad que sí los pueden comprobar y demostrar: son irrebatibles.

La investigación y el MAE

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente Investigador de la UTE

El Ministro del Ambiente convocó, la semana antepasada, a una reunión de investigadores involucrados en ciencia relacionada a esta cartera. El propósito, exponer las dificultades que los investigadores tenemos para el quehacer científico en este campo y plantear posibles soluciones.

Cuestión medular y expuesta casi unánime, como problema para desarrollar investigaciones nacionales, fue la serie de requerimientos burocráticos por los que deben pasar quienes queremos investigar. Innumerables permisos por obtener, así como trabas para recolectar información, dificultades en el transporte o exportación, precario acceso a recursos genéticos y otros, empantanan el trabajo de los investigadores. Pedimos agilizar los procesos y normativas, que nos retrasan meses e incluso años, lo cual determina que se desactualice el interés investigativo e innovador de las propuestas.

Frente a este panorama parecería lógico reformar normativas e incluso leyes que entorpecen, a los ecuatorianos, el desarrollo científico. El ministro diferenció las necesidades nacionales de investigación frente a las amenazas internacionales de biopiratería, y el papel que el Estado debe jugar en el control de estos casos, que ya se han producido o podrían producirse. Los investigadores propusimos que se dinamicen derechos vigentes y control de biopiratería, que sirva el registro nacional de investigadores, trabajo de tales investigadores en instituciones acreditadas por el mismo Estado (universidades), y trabajo conocido y ético de grupos de investigación nacional consolidados.

El interés del Estado y su ministro es el estudio de la biodiversidad, el apoyo a la bioeconomía, el problema de la deforestación, el cambio ambiental e impacto de la minería. Existen políticas y líneas de investigación nacional que se harán públicas próximamente y resultarán en una buena guía. Por su parte, los investigadores planteamos que se asigne recursos de investigación para estas áreas y se apoye a grupos nacionales probados, y como política de Estado, alianzas directas con instituciones que puedan solventar las necesidades de investigación prioritaria y que claramente no son biopiratas.

Fue alentadora la apertura del ministro y su grupo de apoyo, y escuchar que mucho ya es revisado y agilizado. Los investigadores confiamos en que, al facilitar procesos, los logros de investigación y las publicaciones científicas que surjan con estas facilidades sirvan para impulsar e incrementar la ciencia nacional y su presencia internacional, que tanta falta hace.

Pruebas genéticas en casa

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

El advenimiento de la Genómica con la secuenciación masiva de genes (genoma completo) y la posibilidad de que a partir de una sola muestra y de un solo procedimiento de laboratorio se pueda conocer los 23 mil genes que una persona posee, han producido una enorme demanda de exámenes genéticos que pueden realizarse en casa, vía Internet. ¿Esto implica algún riesgo o problema?

Como son pruebas sencillas, en sí mismas no presentan riesgo para el individuo. La extracción del material genético se hace con una muestra de saliva. La problemática radica en que los resultados, al no ser entendidos a cabalidad conforme a los conocimientos profesionales en genética, llegan de manera directa al público y por tanto corren el riesgo de ser malinterpretados. Es como automedicarse. Tiene sus riesgos.

Las pruebas que se ofertan pueden detectar variantes genéticas que “posiblemente” se asocien a predisposición o en el mejor de los casos desarrollo de una enfermedad, resistencia a un fármaco e información de ancestría (parentesco étnico). Es decir, aumenta la complejidad del análisis en casa cuando existen hallazgos inesperados. Al estudiar la ancestría, por ejemplo, puede haber un resultado positivo para desarrollar una enfermedad a los 60 años. Las alternativas deben entonces ser manejadas por médicos especializados en Genética y Genómica.

Frente a un resultado positivo pueden darse malas interpretaciones por parte del comprador on line de la prueba, o lo contrario, que siendo negativa una prueba existan otros factores que determinen el desarrollo de alguna enfermedad. Esto pasa con el gen de predisposición al cáncer de mama (BRCA 1 y 2). Las pruebas deben hacerse por prescripción, dentro de un contexto clínico particular, vigiladas por especialistas que las interpreten y sobre todo que brinden asesoramiento genético y científico adecuado.

Hay tantos datos de variantes genéticas almacenados en el mundo, que su interpretación es aún incompleta. Incluso las “inocentes” pruebas de parentesco étnico pueden llevar a tergiversaciones y convertirse en armas de discriminación.

Las industrias de estas pruebas pretenden extender su negocio: lo que al inicio costaba $ 5 mil ahora se puede conseguir por $ 300, por eso su gran difusión.

Los profesionales médicos y genetistas abogamos porque las pruebas no sean indiscriminadas, sino que se basen en necesidades de salud, sean guiadas y acompañadas de profesionales, guarden la confidencialidad, y tengan una orientación adecuada que preserve la salud psicológica y social de quienes se realizan tales pruebas.