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¿Qué mismo es la raza?

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

Las poblaciones del mundo presentan diferencias visibles, pero estas no son esenciales. A una población puede adjudicársele como propia una característica que en otra sea muy rara. Lo que creemos común a un grupo poblacional puede no serlo en otro. Esto da ambigüedad al concepto de raza. El color de piel utilizado para clasificar poblaciones es un parámetro complicado, pues solo analiza la cantidad de pigmento que tiene una persona o un grupo poblacional, pero no significa mejor o peor; es más, existen 230 colores diferentes. Entonces cobra fuerza hablar de semejanzas y no de características físicas, sino genéticas, que pueden medirse de manera diferente. Alrededor del 90% de la variación genética humana sucede al interior de poblaciones que habitan un mismo continente, mientras que el 10% de variaciones diferencian a las poblaciones intercontinentales. Significa que la variación genética es mayor en una misma población que si se comparan poblaciones.

Ninguna población del mundo tiene características genéticas exclusivas; todas tienen genes de todas; en esencia son iguales. Las pequeñas variaciones no se dan en genes esenciales, por tanto, no contribuyen a segregar poblaciones. Las clasificaciones de raza son ajenas a los genes. Estudios realizados con ciertas porciones del ADN han logrado establecer diferencias geográficas y poblacionales que coinciden con conglomerados que comparten las mismas culturas, idiomas y características físicas, por eso se agrupan en etnias, no razas.

Hoy se puede diferenciar al menos 5 grandes grupos poblacionales basándonos en porciones variables (Alu) de ADN: africanos subsaharianos; europeos y asiáticos al oeste del Himalaya; asiáticos del este; los habitantes de Nueva Guinea y Melanesia, y los nativo-americanos del norte. Cada uno se subdivide en decenas de grupos que comparten genes, por eso es muy difícil diferenciarlos como razas.

Poblaciones con una misma característica física pueden ser diferentes genéticamente (piel negra en africanos vs. piel negra de australianos aborígenes), lo que significa que factores de selección natural actúan distinto en cada grupo, exagerando una característica que llama la atención y que la clasificamos más por criterios socioculturales que por un fondo genético segregacionista. Somos una sola raza: la humana.

En medicina se insiste aún en clasificar a los individuos en razas, pues existen evidencias de que ciertas enfermedades se manifiestan más en uno u otro grupo social. En esencia, el mismo ADN que nos identifica como humanos nos diferencia como etnias.

Corolario a los transgénicos

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente Investigador de la UTE

Discutimos sobre transgénicos (TG) en el programa de televisión Pulso Político junto a estudiosos de TG, y en una reunión de la Comisión de Soberanía Alimentaria de la Asamblea Nacional, expliqué la necesidad de abrirnos a la investigación en TG.

Se despejaron dudas sobre el uso de TG en salud, biorremediación y se discutió sobre alimentos TG (soya, maíz, canola, arroz, caña), otros como el algodón y se despejaron temores a nuevas investigaciones que están diseñando TG, como fréjol, café, piñas, banano.

Existen diferentes abordajes en el tema TG. Uno es el interés de las transnacionales productoras de TG con avidez económica y pretensiones de reemplazar la agricultura tradicional, convencional, orgánica o ecológica, por agricultura industrial, lo que conlleva afectaciones a agricultores pequeños y medianos del país, haciéndolos poco competitivos y dependientes. Pero otra cuestión es investigar en TG y la posibilidad de obtener un nuevo producto útil para el país.

El país tiene problemas en producción agrícola, demandas de productos y desabastecimientos. Frente a esto, se consideró que la tecnología transgénica podría ser una alternativa para desarrollar productos más fuertes, mejor adaptados, con más potencial de contenidos nutricionales. Adicionalmente se dio mucho énfasis en la investigación en Cisgénesis (pasar un gen con una característica especial de una especie a un individuo de la misma especie para transmitirle la nueva característica), como también se posicionó la tecnología de edición de genes CRISPR/Cas9 (corta y pega de ADN), dentro de un marco de bioseguridad, como técnica de modificación genética.

Se reforzó el planteamiento de reforma de la Constitución en su art. 401, que prohíbe las semillas transgénicas y su siembra. La ley privaba de la investigación al país en este campo, siendo un sinsentido por sí misma.

De llegar a investigarse en semillas TG, su uso en cultivos, por ejemplo, no podría darse por impedimentos de la misma Constitución, por tanto, la Ley de Semillas, que habla de la posibilidad de investigación, no garantiza su aplicación, ya que nadie investigará algo que no podrá utilizar. Las problemáticas alrededor de temores dogmáticos, sin fundamento científico en contra de los TG, impedirían analizar una a una sus posibles ventajas.

Ecuador debe resolver problemas agrícolas, considerando sus necesidades de alimentación y salud, en donde los TG/Cisgénicos/CRISPR serían una alternativa, sobre todo si son investigados y creados por los propios ecuatorianos.

Aborto: Problema de salud en Ecuador

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

De las 47 mil muertes por aborto en el mundo, el 86% ocurre en países en vías de desarrollo. Muchos de estos abortos se realizan de manera clandestina y en pésimas condiciones de salud, lo que determina un problema grave para la salud pública. El tema de la interrupción terapéutica del embarazo resurge en el Ecuador, influenciado por su aprobación en Chile y por la epidemia de zika, que al determinar microcefalia en niños producto de infección durante el embarazo, optan o piden un aborto, pero en el Ecuador está penado por cualquier causal (excepto peligro para la vida de la madre o en mujeres violadas que padezcan de retardo mental).

El aborto es un hecho. Recientemente un interesante estudio publicado en la revista Pragmatic and Observational Reseach, el investigador Esteban Ortiz-Prado y colaboradores, hacen un exhaustivo análisis del aborto en Ecuador, en los últimos 10 años. Analizan las estadísticas nacionales de salud de abortos médicamente justificados, espontáneos y otras causales obstétricas. Contabilizaron 431.614 abortos. En promedio, 114 de cada mil mujeres abortaron por las tres causas descritas; de estos abortos, 189 terminaron en fallecimientos de la madre (44 por 100 mil embarazos). Las provincias que más abortos presentan son: Pastaza, Pichincha, Guayas, Galápagos, Esmeraldas. La atención de los abortos se realiza en el 84% en el sector público frente al 16% en el privado.

El estudio concluye que hay una evidente tendencia hacia el aborto inducido, contabilizando solo abortos espontáneos o médicamente justificados. Estos estarían asociados a la automedicación de fármacos que provocan aborto. Las mujeres que deciden un aborto como alternativa de mitigar sus problemas económicos, sociales o psicológicos, se los provocan y luego acuden a los centros de salud como casos de emergencia. En áreas rurales, las mujeres no tienen las mismas opciones y sufren complicaciones de salud: perforación o extirpación de útero, infertilidad o muerte. Justamente, estas mujeres son a las que más se les violenta sus derechos de atención justa, oportuna y satisfactoria.

Está probado que una legalización apropiada sobre el aborto reduce la mortalidad materna y complicaciones de salud. En cambio, las leyes punitivas no han reducido ni reducirán el número de abortos; solo vuelven más peligrosa su práctica clandestina. Se debería revaluar la situación del aborto en las leyes y sobre todo sincerar los datos de muerte, violación, embarazo infantil y adolescente, para así plantear políticas públicas adecuadas y acordes a las estadísticas.

Cóndor ecuatoriano: un cuento negro

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente – Investigador de la UTE

Dedicado a los actores, cómplices y copartícipes de esta tragicomedia. Desde hace 4 años, con técnicas de genética molecular, pretendimos hacer una investigación de cóndores ecuatorianos, jamás antes realizada. Planificamos todo, pero encontramos múltiples trabas. Requeríamos permisos de muchas instituciones oficiales. Lo curioso es que nuestro planteamiento coincidió con el robo -no aclarado- de hongos degradadores de plástico de la Amazonía ecuatoriana y con la caza de un cóndor por parte de unos campesinos. Probamos nuestras técnicas y nos proyectamos tras el cóndor. Solicitamos permisos, redactamos cartas, nos reunimos con autoridades, explicamos nuestras intenciones: científicos ecuatorianos investigando especies ecuatorianas en vías de extinción. Suplicamos. Escuchamos que investigadores extranjeros están tras nuestra ave emblema nacional y que circulan 21 muestras de ADN de cóndor. Hasta hoy no sabemos si tienen o no permisos, pero existen en alguna parte. ¿Las usarán?

Nuestra propuesta es sencilla: con una sola muestra de cóndor podemos hacer la secuencia de todos los genes (genoma del cóndor), trabajo pionero a nivel mundial. Si no existieran tantas trabas, con esa única muestra conoceríamos qué lugar ocupa el cóndor dentro de las especies, su evolución, su parentesco con otros cóndores de América. En vez de esconder muestras que existen, podríamos trabajar con estas, con auspicio y como política de Estado, del Ministerio del Ambiente, de Senescyt, o de un valiente que tome alguna decisión. Imploramos que nos den facilidades, pero no. No hay apoyo; ni ministerios, ni ONG, ni zoológicos, ni reservas privadas ni haciendas. Los directivos dicen que no, porque ha existido un club de aliados que no hacen ni dejan hacer la investigación; tienen secuestrado al cóndor ecuatoriano y disponen que se cierren las puertas, como si el cóndor ecuatoriano fuera de ellos y no del país.

Tenemos la tecnología, sabemos genética y genómica, pero en este país parece misión imposible investigar libremente. Intereses particulares son más diligentes que las propias autoridades. Solo el director del Inabio y el abogado del MAE entienden, pero seguimos parados. Nadie quiere ceder una muestra. ¡Tercermundismo!

Al conocer el ADN, explicaríamos el porqué de su posible extinción, la cual, según nuestros planteamientos, está supeditada a que todos los cóndores son parientes, comparten tantos genes que pierden variabilidad y desaparecerán. Hay que cruzarlos con externos. Pero se entorpece al país la posibilidad de investigarlo. Todos obstaculizan: públicos y privados.

Festejo al bosón de Higgs

Por: Dr. César Paz y Miño
Docente-Investigador de la UTE

El 4 de julio de 2012 se anunció el descubrimiento de la partícula subatómica: bosón de Higgs (BH). Su descripción ha contribuido a aclarar la física moderna y ha invadido el campo filosófico y teológico. La teoría del BH surge en 1964 por los trabajos del autor P.W. Higgs, con la meta de dar una lógica a la física de partículas y explicar el universo y la masa que existe en él. El BH es la razón de que exista el universo, es el armazón mismo del mundo material, lo más básico, la partícula primaria; de ahí su grandeza.

Se la llamó de forma errada ‘partícula de Dios’, pero contrariamente a su nombre, la demostración y descubrimiento del BH en realidad ponen en duda la existencia de Dios, ya que explica la conformación y aparecimiento material del universo, el gran inicio, el Big Bang, responsables del aparecimiento de la materia, los bosones, y sus hermanos los fermiones, son la razón de ser de los átomos, partículas y moléculas. Son la clave para entender por qué estamos presentes en el mundo, por qué evolucionamos de la materia. Sin el BH no tendríamos el planeta que conocemos ni la organización de la materia tan increíble que produce la vida, basada en la masa de las moléculas y funciones bioquímicas.

Después del BH se esperaría encontrar algo que no se sabe. Podrían ser partículas nuevas o formas de energía diversa, pero los humanos no tenemos la total capacidad tecnológica para saberlo. Entre estas partículas por descubrir, que se piensa sí existen, están los neutrinos y los inflatones.

El BH se descubrió porque en el Laboratorio Europeo de Aceleración de Partículas se logró acelerarlas con una potencia de 13 teraelectrovoltios, y, para descubrir algo más, debería trabajarse con una energía de 10 a la diecinueve potencia de electrovoltios, pero por ahora no se tiene esa tecnología. El hallar el BH es la respuesta a una pregunta esencial: ¿por qué tiene masa lo que tiene masa? El descubrimiento del BH explica el instante mismo del origen del universo, de la materia y del espacio-tiempo; explica la gran explosión primigenia de hace 13.800 millones de años, la formación de la Tierra hace 4.600 millones, el origen de la vida hace 4.000 millones y el reciente aparecimiento del hombre hace un millón de años. El BH es el responsable, en última instancia del todo.

Lo que conocemos es poco, tan solo se descifró en algo la materia corriente, la cual forma planetas, rocas, seres y que representa solo el 4% del universo. El resto es energía oscura y materia oscura, que esperan ser descifradas.

La ciencia y el Diálogo Nacional

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

El presidente Lenín Moreno a través de un decreto institucionaliza el Diálogo Nacional. Interesante iniciativa en una época de posiciones polarizadas. Pero en el diálogo, hay cuestiones que no son transables: combate a la pobreza, inequidad, redistribución, pago de impuestos, economía social y solidaria, buen vivir, salud, educación; la vivienda, la paz, el Estado como administrador de los sectores estratégicos, entre otras. En la lista de los sectores claves del diálogo no se convoca a la ciencia e investigación. No sorprende. Ha sido habitual que estos sectores sean relegados. Basta ver los datos sobre la producción científica ecuatoriana y el lugar que ocupa Ecuador en el ranking de países. En términos generales seguimos en el puesto 95 (1996-2015 con 7.942 artículos). Aunque al hacer análisis por años, el 2015 es el mejor, pues estuvimos en el puesto 80 con 1.418 artículos científicos contabilizados. Como referencia, Estados Unidos está en el primer puesto y tiene 9,4 millones de artículos científicos desde 1996, y 567 mil solo el 2015.

Tradicionalmente al faltar dinero en el Estado, lo primero que se hace es recortar el presupuesto de ciencia y de investigación, incluso llegando a la inanición investigativa. Existe el ofrecimiento gubernamental que para el 2017 se invertiría el 0,78% del PIB para la investigación, pero en la práctica no ocurre. Según el Banco Mundial la inversión es de 0,4% para Ecuador, frente al 4,04 de Corea, pese a que Senescyt habla de 1,9%. Las propias universidades, por ejemplo, aún no alcanzan la inversión del 6% de sus presupuestos en investigación, lo que se refleja en el escaso número de investigaciones. La ciencia y la investigación no necesitan justificativos para obtener apoyo estatal; son la esencia del desarrollo: salud, energía, ambiente, etc. Solo se entiende el progreso a partir de planes científicamente diseñados y basados en datos investigativos.

Es costumbre incluir al desarrollo científico e investigativo como un tema de educación o cultura, y que no reconoce su especificidad. Y en el diálogo nacional no consta la ciencia y la investigación, cuando al frente de este anhelado diálogo deberían estar investigadores y la propia Senescyt.

Juntos, investigadores y autoridades de ciencia, deberían resolver las cuestiones que aquejan al sector: financiamiento regular, seguridad laboral y remuneraciones, costos reales, incorporación de tecnologías, desburocratización de procesos, soberanía e independencia investigativa, alianza público-privada. ¡Quizá ocurra!

La irrupción del dogma

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e investigador de la UDLA

Desconsolador para la humanidad contemporánea es la intrusión de nuevos ‘estilos de vida’, que se erigen como paradigmas incontrovertibles. Si bien el ecologismo, el veganismo, naturismo, animalismo, antitransgenismo, antivacunismo y corrientes semejantes pretenden dar respuesta a una sociedad donde impera el consumismo, la manipulación de las transnacionales y sus potencias, lo neurálgico es su resistencia a las evidencias científicas. No solo eso, sino que caen en neodogmatismos que discriminan y en muchos casos se acompañan de violencia y desafíos contra quienes no profesan sus doctrinas. En lugar de presentar argumentos técnicos y científicos, e incluso filosóficos, condenan a todo aquel que no entra dentro de sus credos. Esto es grave, pues en la historia es algo que se ha dado a menudo ante los avances. Recordemos el combate a Galileo, Hipatia, Lavoisier, Servetus, Copérnico, Bruno, Vanini, Darwin, Marx.

El alejarse del empirismo racional, es decir, de la ciencia y del conocimiento, es producto de falta de información en la mayoría de los casos. Para muchas personas que siguen estas nuevas formas de vida, sus ideales aparecen como una nueva religión que se opone, incluso, a la necesidad de proyectar para la humanidad usos racionales y sostenibles de la naturaleza. Estas corrientes se ofenden si desde la ciencia se cuestionan ciertos conocimientos ancestrales o prácticas ‘alternativas’. Pierden la cordura solo al oír la posibilidad que puede tener la ciencia de investigar en tecnología transgénica o apoyar las vacunas como solución en salud pública, por poner ejemplos.

Las nuevas tecnologías han impulsado un cambio notable en el uso de la naturaleza, y la ciencia es decisiva en el desarrollo humano. La humanidad ha incrementado su promedio de vida gracias a los avances en salud (alcantarillado, vacunas, agua potable y medicamentos). Pero los nuevos dogmáticos cuestionan y combaten los progresos, similar a los antiguos ataques a la ciencia. Pretenden convertirse en carceleros de la fe, incluso usando el ultraje.

En muchos casos, los nuevos dogmas, unidos a los antiguos, rechazan el diagnóstico prenatal, se oponen a la interrupción terapéutica del embarazo, luchan contra los anticonceptivos, repudian el testamento vital y la posibilidad de la muerte asistida, no aceptan la elección de género o las relaciones alternativas; en suma, se oponen a todo lo que no esté dentro de su nueva fe, protagonizan un evidente retroceso social e histórico. Sensato sería transitar por el agnosticismo, el cultivo de la ciencia y sus certezas.

¿Por qué se rechaza a los transgénicos?

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Apartándome de la discusión puramente científica sobre las bondades de los transgénicos (TG) y la abrumadora evidencia investigativa sobre su inocuidad, el filósofo y epistemológico belga Stefaan Blancke razona cómo la intuición puede incitar a opiniones contrarias a los hechos en el tema TG. Lo mismo podría aplicarse a cualquier tema científico. Blancke examina factores por los cuales existe oposición a los TG. A la cabeza, la intuición, hace referencia a la manía cerebral de creer cierto aquello que queremos que sea real, aunque no lo sea, simplemente porque tiene sentido. En este caso, que los TG son una amenaza. Este ‘simplismo psicológico’ conduce a creer que si el ADN es lo esencial de un organismo, se atentaría contra su naturaleza al modificarlo.

Naturaleza o natural se asocia falsamente con la religiosidad. Una encuesta mostró que la gente más creyente rechaza más a los TG, pues ve a los ingenieros genéticos como personas que juegan a ser dioses. Por tanto, atentar contra la naturaleza es rechazable por simple intuición dogmática o acto de fe.

Los opositores difunden propaganda tergiversada sobre TG. Se los asocia a la mezcla de genes con características falsas: tomates con cola de pez o maíz con escorpiones, etc. Esto causa rechazo porque atenta contra la naturaleza de los seres, y es dable oponerse a ello. Lo que se representa son imágenes trucadas que no ocurren con los TG. Las personas tenemos circulando en el organismo cientos de genes de otras especies y no somos transgénicos.

La propaganda anti-TG utiliza la repugnancia hacia lo sucio y contaminado, a la mezcla de ADN o a productos nocivos o bacterianos, etc. Se relaciona a los TG con tales aberraciones y se los rechaza para el consumo. La OMS dice que son inocuos.

Me opongo a las transnacionales, a sus intereses financieros, a la contaminación con pesticidas y a la agroindustria monopólica, pero esto no tiene que ver con el transgénico en sí mismo ni con el hecho de poder investigarlo. Resulta cómodo aferrarse a la intuición, objetar la información científica y creer a quien más alboroto provoca, ignorando procesos genéticos complejos. En esto la divulgación de la ciencia ha cometido errores que dan espacio al pensamiento pseudocientífico.

Ecuador debe involucrarse con la investigación en todos los temas, incluso en TG. Es la manera de desarrollarnos de manera autónoma, soberana. Como país, debemos elegir el camino agrícola y biotecnológico que deseamos, sin oponernos a la investigación, pues eso nos sumerge en el oscurantismo.

Transgénicos e investigación

Por: Dr. César Paz y Miño

El veto presidencial a la Ley de Semillas, acogido por la Asamblea, fue aprobado para su promulgación. El nuevo cuerpo legal garantiza cuestiones esenciales: la investigación con semillas transgénicas (TG) (Art 56) y la vigilancia, destrucción y quema de cultivos transgénicos ilegales (Art 57).

La posibilidad de investigar en TG ha sido una aspiración desde que, de forma absurda, se colocó en la Constitución el Art. 401 que declara a Ecuador libre de semillas transgénicas. Con la Ley se permite ahora investigar estas semillas y de ahí la posibilidad de su ingreso EXCLUSIVAMENTE PARA INVESTIGACIÓN, tema (la investigación) amparado por la Constitución.

La aprobación de la ley genera reacciones diversas, desde la conocida oposición a los TG por dogma, pasando por pensadas propuestas hasta el apoyo a los TG. Unos y otros exponen argumentos contrapuestos. La ley aprobada, al garantizar la investigación en TG abre un abanico de posibilidades de desarrollo nacional en un campo débil del país: la investigación soberana. Investigar TG no significa apoyar a corporaciones nacionales o internacionales productoras de estos organismos genéticamente modificados, cuya meta es la producción agrícola oligopólica. Nos oponemos a esta visión de dependencia hacia el gran capital de la industria agrícola, que prioriza la ganancia. Tal visión obliga a definir el tipo de agricultura que desea el país, sea tradicional, transgénica nacional, orgánica o industrial.

Es valioso el reclamo de pequeños y medianos agricultores nacionales, que requieren mejores oportunidades productivas e investigativas en el campo agrícola, pero un país no debe sacrificar su adelanto científico al prohibir temas de investigación, que en el mundo representan un importante eje de desarrollo. País que no investiga no desarrolla y peor aún, se vuelve dependiente del colonialismo científico e intelectual. Está bien alejarse de intereses de transnacionales o industrias agrícolas nacionales y proteger la agricultura orgánica, la biodiversidad, el conocimiento ancestral, el patrimonio genético ecuatoriano; sin embargo, sería un suicidio científico tener leyes que impidan la investigación. Si esta se hace con responsabilidad, control social y gubernamental, y sobre todo si responde a las necesidades productivas del país, es incuestionable que hay que hacerla.

Deberá analizarse si los TG convienen o no para el uso agrícola nacional, pues los TG no son malos de por sí. Al investigarlos se pueden encontrar nuevas posibilidades para el país, diseñadas por ecuatorianos y útiles para el bien común.

¿De qué niños hablamos?

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

El 1 de junio se celebró el Día del Niño. Obviando el interés comercial que hay en los festejos llenos de regalos para incrementar la ‘felicidad’ de niños y niñas, algunos puntos llaman la atención en la discusión y en las políticas públicas al respecto.

Las muertes infantiles en el mundo rondan las 10 millones por año. En Ecuador la tasa de mortalidad infantil es de 1,6%, frente a la tasa más alta (27%) que tiene Sierra Leona y a la más baja (0,3%) de Singapur.

Pobreza, falta de alimento, desnutrición crónica, conflictos, migración, enfermedades como el VIH o el zika; enfermedades tropicales desatendidas, trabajo, explotación sexual infantil y embarazo adolescente, vulneran la infancia. La esperanza de vida de un niño en Japón es de 82 años mientras que en Zambia es de 33; Ecuador 75 años. A esto se asocian las muertes infantiles en conflictos armados regulares o irregulares. Se calcula que el 40% de niños en América Latina vive en pobreza y 16% en extrema pobreza. Unos 767 millones de estos niños viven con un promedio de 1,90 dólares al día. La probabilidad de que un niño pobre tenga un cerebro bien desarrollado es 2,6 veces menor a la de un niño rico. La materia gris cerebral es 10% menor y el promedio de notas escolares 20% más bajo. En el país, la talla baja aún afecta al 30% de infantes; el bajo peso al 9%. Existe 66% de niños con anemia a los seis meses de nacidos y el 5% a los 5 años. La pobreza se asocia a un peor manejo de la salud y a tragedias relativas a problemas genéticos y malformaciones congénitas.

Entre los objetivos de Unicef 2015 se planteó reducir la mortalidad infantil a un tercio en los países; Ecuador lo logró. Hoy se pide que los Estados trabajen prioritaritariamente en: educación rural e intercultural, prevención de la violencia infantil, nutrición para combatir, sobre todo, la desnutrición crónica en niños menores de dos años y prevenir el aumento de la obesidad infantil. Además, entre sus líneas transversales están la inclusión social y el género.

Los estudios revelan que la manera de lograr las recomendaciones de Unicef es apuntar a la redistribución de la riqueza, la equidad social, la economía social y solidaria, pues la situación de la infancia es sin duda reflejo de la crisis social y humanitaria.

El Día del Niño debe plantearse con políticas de verdadero cambio en la situación infantil, que el orden mundial económico actual no resuelve y, por tanto, hay que cambiarlo. Se espera que Ecuador lidere políticas de apoyo eficaz a la infancia que, como se dice, es el futuro de la nación.