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Urge estudiar el ADN

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Una de las necesidades imperiosas para entender a las poblaciones humanas es el estudio de sus ADN y, para hacerlo a profundidad, se requiere de tecnología, talento humano y recursos. Con financiamiento, los ecuatorianos lograríamos resolver interrogantes pendientes en la genética mundial: ¿Cómo es nuestro ADN? ¿De dónde venimos los ecuatorianos? ¿A quién nos parecemos genéticamente? ¿De qué genes nos enfermamos? ¿A cuáles enfermedades somos más susceptibles o a qué fármacos respondemos mejor? Incógnitas que deberían interesarnos y que los sistemas de salud pública deberían atender en la nueva era de la medicina genómica. Al respecto es importante el análisis que se presenta en el artículo ‘Genomics is failing in diversity’, publicado en la revista Nature (Oct. 2016). La conclusión a la que se llega tras recopilar datos de genomas de personas en el mundo y la evaluación de 2.511 publicaciones con 35 millones de muestras investigadas en los últimos 7 años, es que solo el 4% de estudios de ADN da cuenta de la esencia genética de africanos, latinoamericanos e indígenas. La mayoría de trabajos se ha realizado en europeos, estadounidenses y asiáticos.

La falta de datos, sin embargo, al parecer no radica en la discriminación a poblaciones, sino que, debido a dificultades económicas relacionadas con la pobreza, existen países que no aportan con investigaciones genómicas. Lo lesivo en cuanto a falta de datos del ADN es que hay un extendido prejuicio de la ‘ciencia élite’, en el sentido de que, por ser países pobres, no requieren de datos genómicos, pues sus problemas de salud más graves estarían relacionados a enfermedades infecciosas y medioambientales.

Esta visión colonial del conocimiento y de la ciencia ha generado grupos de investigadores con nuevas visiones. Así, el H3África estudia el genoma de ese continente, la Comunidad Hispana/Estudio de Latinos (propuesta por el NIH de EE.UU.) aporta con sus estudios de ADN, o el proyecto Genoma Latinoamericano, apoyado por latinos residentes en países de economías fuertes.

Pese al interés mundial por conocer la diversidad genética de África, Latinoamérica y poblaciones indígenas, las restricciones económicas y ‘étnico folclóricas’ para investigarla son enormes, lo cual resulta contradictorio. Los países ricos, en cambio, cuentan con financiamientos cuantiosos y acceso libre para publicar datos. Por tanto, urgen decisiones políticas para estudios de ADN ecuatoriano, con visión de proteger nuestra biodiversidad, pero también de aportar al conocimiento mundial del genoma humano, indispensable para conocer mejor nuestra esencia como especie.

Resurge la discusión de la eutanasia

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

El Comité de Bioética de Cataluña, región donde se discute una legislación específica para implementar la eutanasia, plantea una interesante definición al respecto, donde indica que la eutanasia “hace referencia a aquellas acciones realizadas por otras personas, a petición expresa y reiterada de un paciente que padece un sufrimiento físico o psíquico como consecuencia de una enfermedad incurable y que él vive como inaceptable, indigna y como un mal, con la finalidad de causarle la muerte de manera rápida, eficaz e indolora”. Esto es distinto al ‘suicidio asistido’, por el cual un individuo toma las acciones necesarias para terminar con su vida, guiado por los médicos.

Este tema alrededor de la eutanasia y su aplicación ha vuelto a generar polémica mundial, en especial tras las demandas permanentes de individuos que no desean vivir más. Entre ellos se cuenta una persona afectada por ELA (Esclerosis Lateral Amiotrofia, enfermedad degenerativa del sistema nervioso), una anciana de 93 años que hizo huelga de hambre para exigir la eutanasia (finalmente se le concedió), o un joven de 21 años que la solicitó tras su enfermedad terminal.

Desde que Holanda aprobó la eutanasia en 2002, la mayoría de países europeos y algunos estados de EE.UU. tienen legislaciones sobre la eutanasia. Queramos o no, se practica de manera más amplia de lo que se creería; en la mayoría de casos se la realiza de forma pasiva, es decir, frente a problemas médicos sin solución y a petición de los pacientes, las instituciones de salud deciden no continuar con las medidas ‘extraordinarias’ para mantenerlos con vida. Algo semejante ocurre frente al nacimiento de niños con monstruosidades o malformaciones extremas. En una encuesta realizada en México, la mayoría de la población acepta la eutanasia (70%). Al parecer, en países que profesan la religión católica se detenta más oposición. Pero la polémica persiste. De todas maneras, y tomando en cuenta la definición anotada antes sobre la eutanasia, se ha preguntado a los individuos si estarían o no de acuerdo con la eutanasia en caso de tener problemas médicos sin solución, y la respuesta, al menos conforme a estadísticas, es afirmativa.

La legislación ecuatoriana no contempla la eutanasia ni el suicidio asistido. Al respecto se habla tan solo de medidas paliativas para disminuir o evitar el sufrimiento de pacientes terminales. Sin embargo, sería interesante poner en discusión pública estos temas, que tienen que ver con la calidad de vida, la vida digna, el buen vivir y, por qué no, el buen morir.

El legado del Hábitat III

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Quedan dudas acerca de los planteamientos y conclusiones de la importante reunión dada en Quito con respaldo de la ONU. Los 193 países participantes firmaron el acuerdo que reconoce la problemática por la que atraviesan y plantea soluciones que, sin políticas públicas claras, verdaderos compromisos de los gobiernos y los Estados, quedarán en una interesante, aunque inútil, proclamación.

Hace 20 años, en el Hábitat II, las conclusiones resultaron similares y en este largo período poco ha pasado. El calentamiento global, la desertificación, polución, contaminación de aguas y alimentos, continúa; los servicios de bienestar social son inequitativos y la pobreza, migración, violencia, etc., se extienden.

Ya en 2008 la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos postulaba que los cambios sociales y ambientales necesarios para solucionar realmente los problemas mundiales hasta 2030 supondrán, tan solo, un costo equivalente al 1% del PIB mundial, lo que significa un decrecimiento del PIB anual de 0,03%, con reducción de un escaso 6% en las ganancias globales.

Por tanto, la manera de lograr cambios reales depende de políticas públicas, las cuales no resultan nuevas: impuestos ecológicos, tarificación del agua, endurecimiento de los permisos de emisión, penalización de las industrias y productos más contaminantes, cánones sobre los residuos generados, reemplazo de combustibles fósiles, normativas más estrictas sobre eficiencia energética y transporte.

Si existiera la voluntad real de tener ciudades más saludables y se orientara bien el ahorro del 1% del PIB, el control de la emisión de óxido de nitrógeno y de óxido sulfúrico de la mala industria se podrá reducir en un tercio a 2030. Pero si las políticas medioambientales se mantienen, no se apreciarán cambios; todo lo contrario, las emisiones globales de gases de efecto invernadero pueden ascender 37% y el declive de animales y plantas se precipitaría. Además, hasta 2030, el número de afectados por este problema podría crecer en mil millones de personas, hasta un total de 3.900 millones, el 70% en ciudades.

Se plantea resolver la migración, el calentamiento global, la sobrepoblación, la ecoinnovación, descontaminación, dignidad, seguridad, igualdad y más. La ciencia provee muchas vías, pero al final la problemática se reduce a las ganancias y al poder; ahí debemos apuntar si queremos cambios. Las acciones prioritarias a emprender son urgentes, inmediatas. El Hábitat III las identificó, tal vez todos las conocemos, pero ansiamos que no sean simple retórica.

Hábitat y genes

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Los seres en general y los humanos en particular, podemos reducirnos a una interesante fórmula matemática que proporciona lógica a nuestro desempeño como organismos vivos. Lo que somos es la sumatoria de genes más ambiente (Físico=Genes+Ambiente).

Cualquier análisis del comportamiento humano pasará por tal fórmula. Se podría enfatizar solo en aspectos genéticos y aseverar que somos producto de los genes, que todo se reduce a biología molecular. Podría enfatizarse en lo ambiental y dar a los genes menor importancia. Y podría considerarse tanto a los genes como al ambiente en el desarrollo aportando porcentajes diferentes cada uno. En términos biológicos, las tres posiciones son correctas: hay enfermedades por falla de genes, por alteraciones ambientales y por fallas en la interacción de ambos. No existe característica humana que no esté determinada por la genética ni existe característica genética que no esté influenciada por el ambiente.

En el proceso de evolución de la materia, del cual somos producto los humanos, lo genético determina a lo físico y lo físico tendrá siempre influencia del ambiente. De hecho, la presión del ambiente generó la primacía de unos genes por sobre otros, dando lugar a individuos más aptos que otros. Los genes prevalecientes hacen de los humanos la especie más desarrollada y adaptada al medio.

De cazadores-recolectores pasamos a sedentarios, aprendimos a domesticar animales, desarrollamos la agricultura, conseguimos transformar el ambiente a nuestro capricho hasta modificarlo de tal manera que hoy sentimos fenómenos nunca antes vistos: calentamiento global, contaminación, desertificación, nuevas enfermedades, etc.

La presión del ambiente determina de alguna manera el comportamiento. Ambientes contaminados inducen a enfermedades, el hacinamiento provoca agresividad, la falta de servicios básicos provoca violencia social. Aunque cabe indicar que no tenemos genes de violencia o de agresividad, de egoísmo o de altruismo. Es la propia organización humana la que crea diferencias de hábitat que conducen a la desadaptación con el medio y a problemáticas sociales.

En términos evolutivos, los humanos somos gregarios y hemos aprendido a convivir, pero necesitamos cada vez más ambientes adecuados. Por un lado, las ciudades, la contaminación, el crecimiento desordenado nos presionan a que afloremos la ‘parte animal’ e inconsciente, por otro, la vuelta a la naturaleza, nuestro origen, responde a una necesidad de adaptación. En todo caso, el hábitat más armónico destacará mejores atributos genéticos, éticos, morales, intelectuales, equitativos, justos.

¿Por qué la autofagia?

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

El Premio Nobel de Medicina recibió este año el japonés Yoshinori Ohsumi, quien ha trabajado en un interesante fenómeno de las células eucariotas, que consiste en “comerse a sí mismas”; técnicamente: autofagia.

Las sustancias generadas durante la alimentación y producción de energía de una célula se acumulan dentro de ella y necesitan ser degradadas para no intoxicarla. Esta “basura” pasa por un sistema de degradación. Primero se engloban los desechos en una membrana y quedan aislados en orgánulos denominados “vacuolas”, para posteriormente ser degradados en procesos químicos que involucran a enzimas y a cuerpos de degradación o lisosomas. El producto de la degradación podrá ser reutilizado o también eliminado en forma definitiva.

Se entiende la autofagia como un mecanismo de defensa y de supervivencia de la célula, en donde lo tóxico se elimina y lo útil se optimiza, con lo cual la célula ahorra energía. En este fenómeno se degradan, por un lado, restos de virus, bacterias, proteínas, químicos dañinos, etc., pero por otro lado, ácidos grasos y aminoácidos que nutrirán a la célula. Debe existir un equilibrio entre la autofagia y la necesidad celular para que la célula viva, de lo contrario se producirán enfermedades. Por ejemplo, si se alteran los 16 genes específicos que comandan o regulan la autofagia (los ATG), la célula se perturbará.

Algunas enfermedades como el alzhéimer, párkinson, diabetes, cáncer, el envejecimiento, ciertas enfermedades del sistema nervioso e incluso malformaciones del embrión, pueden ser explicadas por la autofagia. En casos de estrés funcional de la célula (como falta de nutrientes por ayuno), la autofagia se iniciará, aunque el límite del fenómeno será la misma célula, pues si se degrada en demasía, muere.

La autofagia fue adquirida dentro del proceso de la evolución de las especies y es una ventaja adaptativa debido a que se da una reducción de gasto de energía y se obtienen nutrientes de emergencia, proceso que no lo poseen las bacterias, pero sí organismos más avanzados, como los pluricelulares.

Aún no conocemos bien sobre la aplicación de los descubrimientos alrededor de la autofagia, pero todo indica que se lograría manipular los genes que la controlan, de tal manera que se pueda degradar, de forma intencional, sustancias o proteínas que estorban para el funcionamiento normal de los organismos. La autofagia programada sería una potente arma contra proteínas cancerígenas, fármacos, pesticidas o cualquier sustancia que amenace a la célula. Ojalá este nuevo Nobel beneficie pronto a la humanidad.

Perspectivas sobre los transgénicos en Ecuador

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Este título alude al Seminario regional sobre transgénicos, realizado en julio pasado por el Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales (Congope), en el cual participé como facilitador, con el tema ‘Desmitificar los transgénicos (TG)’, y planteé ciertas cuestiones:

El uso y fomento de TG a nivel mundial está creciendo. Se calculan unas 134 millones de ha cultivadas de soya, maíz, algodón, canola, calabazas, papayas, alfalfa, remolachas. El 54% de la población mundial vive en países productores de TG. En Latinoamérica se consumen productos TG. Ecuador no los produce, pero una línea de investigación estatal es la obtención de banano sisgénico, que a diferencia de los TG, los genes transferidos provienen de la misma especie, es decir, de los bananos con mejores características.

Los nuevos debates en Ecuador surgen a la par con la discusión de la ley de semillas y soberanía alimentaria. Bien por la ley, los controles sobre la producción de alimentos y la reserva de la diversidad ancestral de los recursos genéticos para alimentación. Resulta sano defendernos de las transnacionales y de la visión de depender del negocio que representa la modificación genética de los organismos, pero negar el avance científico de la transgénesis y de las nuevas tecnologías asociadas es inadecuado.

Las técnicas genéticas se vuelven más seguras y precisas. Así, con la técnica de edición de genes (CRISPR/Cas9), se lograría transformar organismos con cualidades nuevas, sin tener que transportar genes de otras especies, y como este transporte de genes ha sido la esencia de la lucha antitransgénicos, la CRISPR derrumbaría la argumentación en contra de los TG.

Por otro lado, las recientes pruebas y pronunciamientos a nivel internacional apuntan hacia desmitificar los TG, apoyar su uso en poblaciones carentes de alimentación o con deficiencias alimenticias, contra lo cual podría utilizarse el arroz dorado que es TG. La Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. y 110 premios Nobel concuerdan en que los TG no son peligrosos o son tan iguales como cualquier otro alimento, y su uso no debería prohibirse.

En Ecuador, la desinformación sobre obtención y riesgos de los TG ha cuajado hacia posiciones contrarias. Investigaciones en genética indican que debemos estar abiertos a la tecnología transgénica; modernizar las investigaciones e incluso utilizar TG si es necesario. Ya existen en el mercado cientos de productos derivados de los TG, utilizados a diario. Lo apropiado es investigarlos, hacer pruebas de laboratorio, sacar conclusiones propias como país.

Los peligros de los réferis científicos

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Cualquier trabajo en ciencia debe pasar por réferis anónimos que aprueban o no la publicación. Esto se conoce como “revisión por pares”. Al respecto, en un reciente artículo de la prestigiosa revista científica, Nature (Vol. 535, No. 7610, 2016), el nefrólogo e investigador en fisiología de altura y expresidente de la Asociación Mundial de Editores Médicos, Drummond Rennie, presenta un interesante análisis. Rennie tiene gran trayectoria en los comités editoriales de importantes revistas de ciencia (Jama, New England Journal of Medicine), y de alguna manera está ligado a la organización Cochrane, cuya meta es evaluar y mejorar la revisión por pares y publicaciones biomédicas. (En los últimos 30 años, Cochrane se ha dedicado a mejorar y normalizar los datos de ensayos clínicos, para que estos sean seguros y útiles a la sociedad).

El análisis de Rennie parte de que en la revisión por pares “todos los implicados traen prejuicios, malentendidos y lagunas en el conocimiento, por lo que nadie debería sorprenderse de que la revisión por pares sea a menudo sesgada e ineficaz. Es corrupta en ocasiones, a veces una farsa, una tentación abierta a los plagiadores. Incluso con la mejor de las intenciones, el cómo la revisión por pares identifica la ciencia de alta calidad no es conocido. Es, en definitiva, no científica”.

Rennie resalta casos emblemáticos de plagios por parte de quienes hacen de revisores. Argumenta que la supuesta rigurosidad en las revisiones es exigua cuando se trata de artículos que provienen de científicos amigos o de trabajos de quienes están vinculados directamente a las revistas que los publican.

Para evitar tales prácticas y para cuidar el beneficio social de la ciencia, se deberá buscar un sistema de evaluación de la producción científica más eficaz y equitativo. Una de las propuestas se dirige a la revisión llamada “a doble chequeo”, donde evaluador y evaluado se conocen entre sí. Otras alternativas van hacia presentar estudios ya inscritos en derechos de autor y que se realicen auditorías. En todo caso, para superar el plagio y garantizar la equidad en las revisiones, se exigiría la firma clara y legal de los réferis, así como la corresponsabilidad de la revista científica que publicará el artículo, en caso de algún procedimiento perjudicial.

Hay muchas cuestiones complicadas en la revisión de la ciencia, hay intereses, finanzas, poder, hegemonía, dominio. Sin embargo, encontrar el mejor camino para el beneficio social del conocimiento, parece, por ahora, que quedará en manos de revisores “anónimos”, y un temor en quienes nos sometemos a este sistema.

La madre de la genética: Nattie Stevens

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

Uno de los fenómenos más estudiados en los seres vivos es la diferencia entre machos y hembras. Para la ciencia ha sido importante entender este proceso y sus alteraciones, por lo que se pensó primero en tres explicaciones: el sexo depende de factores externos durante el desarrollo embrionario, el sexo se determina internamente a través del cigoto, o son factores hereditarios los que lo determinan.

A finales del siglo XIX e inicios del XX se pensaba que la herencia estaba circunscrita de alguna manera a los cromosomas. En el caso de los humanos, hacia 1900 los estudios ya demostraban que unos corpúsculos dentro del núcleo (los cromosomas) eran responsables de la diferenciación entre hombres y mujeres, y que, precisamente, estos presentaban formas diferentes. Fue Nattie Stevens quien comprobó tal hipótesis. Ella -además- demostró que los cromosomas se disponen de dos en dos en la célula; así, las mujeres tienen dos cromosomas iguales, llamados X, mientras que los hombres los tienen desiguales (uno X y otro Y).

Estos descubrimientos revolucionaron los conceptos genéticos y mostraron lo trascendente de la herencia en la diferenciación entre hombres y mujeres. Los estudios al respecto han avanzado tanto que hoy sabemos que no solo los cromosomas son importantes, sino que dentro de ellos existen genes clave para determinar si un individuo es mujer u hombre. Uno de estos genes clave es el llamado SRY (Sex Related Y, del inglés). Los hombres lo tienen activo y las mujeres inactivo.

Pero como aún muchos genes están en proceso de estudio, todavía no es claro entender por qué somos hombres o mujeres ni explicar ciertas enfermedades concernientes al sexo. Así, hasta la actualidad se continúa con el análisis de muchas cuestiones relacionadas a las ambigüedades en la diferenciación de los sexos, a la orientación sexual, a los hermafroditas, los transexuales y más. El tema incluye estudios sobre la existencia o no de diferencias entre el cerebro masculino y el femenino, o comportamientos diversos.

Nattie Stevens murió a los 51 años, publicó unos 40 trabajos en tan solo nueve años de carrera científica. Sus obras se consideran fundamentales para la genética moderna. Ella sembró las bases de la citogenética, que estudia los cromosomas y la herencia. Fue importante candidata para recibir el premio Nobel, pero un cáncer de mama truncó su vida. Sin embargo, sus aportes constan en el National Women’s Hall of Fame y ella es reconocida como Madre de la Genética, pues sus contribuciones determinaron que la genética se convirtiera en una verdadera ciencia.

De Mendel a la edición de genes

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

La Genética es una ciencia polémica porque se adentra en la esencia misma de los seres vivos, postula el origen de la vida, se introduce en la información individual, remite a posiciones éticas complejas y está en capacidad de manipular la información que viene en los genes. La preocupación por la herencia está presente en los seres humanos desde que existe la pregunta ¿por qué me parezco a mis padres? Pero como los avances científicos están ligados a la tecnología y esta última resultaba incipiente hasta hace poco, el aparecimiento de la ciencia Genética es reciente.

Mendel, padre de la Genética, postuló en 1863 que las características de los individuos se transmiten bajo leyes matemáticas y descubrió leyes que rigen la herencia, pero debieron pasar 50 años para que se lo valorizara. Incluso Darwin, quien al parecer habría conocido los trabajos de Mendel, no prestó atención y postuló su Teoría de la evolución de las especies, partiendo de datos físicos y comparaciones. Hoy sabemos que la selección natural de Darwin, es selección de genes. (En la actualidad el evolucionismo en Genética se fundamenta en la llamada Teoría Sintética de la Evolución).

Recién en 1909 el danés Wilhelm Johannsen descubrió que los genes están dentro de los cromosomas, cuyas funciones habían sido ya resaltadas por Nattie Stevens. Con el estudio de los cromosomas se entendió y explicó la herencia, y cantidad de enfermedades. Luego, en 1953, Watson y Chrick postularon la estructura del ADN: la base de la Genética moderna. Para 1966 se descubrió la secuencia genética y su relación con aminoácidos y proteínas. A partir de la investigación del ADN y sus funciones, continuaron los estudios hasta que se contó con la tecnología suficiente como para leer la totalidad del lenguaje de la vida. Así, hacia el año 2016, el genoma humano fue descifrado por un grupo de investigadores.

Con la secuencia completa, hace unas semanas otro grupo de investigadores ha postulado utilizar la técnica CRISP/Cas9 o de edición genética (borrar y reescribir genes), para sintetizar el genoma humano, lo que ha traído a la palestra la vieja discusión ética de la posibilidad de construir seres a la carta. Pero este recelo justificado, parecería que no es aún posible. No existe un protocolo aprobado para ello ni se conoce de un comité de ética amplio que lo avale. El diseño de “hijos a la carta” no es una opción por la cual puedan optar las parejas y la humanidad debería pronunciarse sobre esta posibilidad, al igual que lo hizo con la clonación de la oveja Dolly y sus posibles malas prácticas.

El V Congreso de Genética Humana

Por: Dr. César Paz y Miño
Científico e Investigador de la UDLA

La genética humana en Ecuador tiene 30 años de desarrollo como especialidad médica. Sin embargo, ya hubo antes profesionales involucrados en aportes importantes para esta ciencia, con artículos científicos, libros, etc., que dan cuenta del impacto de la genética en las actividades de salud.

Para 1989 se conformó la Sociedad Ecuatoriana de Genética Humana, cuyas funciones, entre otras, son agrupar a profesionales especializados en la rama y, como evento trascendente, organizar el Congreso Ecuatoriano de Genética Humana, que va por su quinta convocatoria, la cual tuvo lugar el 20, 21 y 22 de julio, con apoyo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UDLA (Universidad de las Américas).

Al Congreso asistieron 180 profesionales dedicados o interesados en la genética humana y contó con la participación de 12 conferencistas extranjeros, quienes expusieron sobre los avances en estudios de cromosomas, genes, genómica, estudios poblacionales, genética y cáncer, aplicación de biochips, bioinformática y nuevas tecnologías de diagnóstico. Además, se dio un reconocimiento a los fundadores y a los miembros que han hecho aportes.

Ecuador mostró solidez en muchas tecnologías útiles para estudios genéticos, pero una tremenda debilidad, casi frustrante, alrededor de las nuevas tecnologías genéticas, como la secuenciación completa del genoma y los estudios de genética personalizada, que permiten el conocimiento de los genes de un individuo para así poder aplicarle el mejor tratamiento. Con tal estudio es posible realizar pruebas rutinarias de evaluación de genes en sorderas, cegueras, problemas cardíacos, trastornos de la diferenciación de sexos y más.

Si en Ecuador se quiere aplicar medicinas adecuadas, es preciso desarrollar la genética y la genómica, e investigaciones que provean información aplicable a la población ecuatoriana, dentro del enfoque de la genética personalizada. Como en el país existe una población genéticamente ‘curiosa’, al entenderla obtendremos la pauta para una práctica médico-científica basada en evidencias reales: los genes.

Lo que somos es producto de los genes y las enfermedades pueden ser explicadas con el estudio de esos genes. Este es el más claro mensaje que ha dado el V Congreso Ecuatoriano de Genética Humana; un mensaje a las autoridades de salud, para que, a través de herramientas científicas, tomen las mejores decisiones relativas a la salud pública en diagnóstico prenatal, posnatal; prevención, interrupción terapéutica del embarazo, terapia personalizada y más temas que nos lleven a ser un país actualizado.