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La logística de la vacuna

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Con el avance del desarrollo de vacunas contra el covid-19, la población mundial comienza a querer respirar tranquilamente y a vislumbrar el final de la pandemia que posiblemente se aplaque vía inmunización con la vacuna.  Durante estas dos últimas semanas varios laboratorios que gozan de confianza mundial anunciaron el tema complejo de la efectividad de los trabajos de investigación y comprobación de sus potencialidades y de sus limitaciones. Sin embargo, un tema complicado es la dificultad de la llegada de la vacuna a toda la población del planeta: la logística.

Todos los grandes distribuidores logísticos del mundo han realizado ya simulacros de la distribución en algunos países y si duda hay varios cuellos de botella, como el transporte, el almacenamiento, las políticas de los países para acordar el uso de patentes. Los recursos y políticas de cada país.  Es necesario, por lo tanto, además de la vacuna, de acuerdo a noticias internacionales, que la cadena de suministro sea eficaz y confiable.

“Las diferentes plataformas deben tener diferentes requisitos de temperatura para el transporte y el almacenamiento. Como resultado, las capacidades de distribución regional, así como el envasado y la sostenibilidad en el transporte, se basan en los requisitos de temperatura para la seguridad y eficacia de las vacunas”, dice el estudio del  CEO de DHL, Frank Appel, en un documento reciente publicado y reproducido por la revista Exame de Brasil.

Una situación clave es la situación compleja que se presenta en el almacenamiento en las bodegas y en los transportes a temperaturas que varían entre 2ºC y -8ºC y también pudiendo llegar  hasta -80ºC, lo que hará mucho más complejo el transporte de las vacunas.

La disponibilidad de toda esa infraestructura de equipos de almacenamiento no es fácil de que se pueda disponer de un momento al otro, los desafíos son grandes y nuevos, el Ceo de DHL afirma que, según los cálculos, el suministro de la vacuna en todo el mundo debería requerir hasta 200.000 envíos, 15.000 vuelos y 15 millones de entregas en cajas refrigeradas.

En regiones grandes y con poca capacidad de la cadena de logística será aún más complicado, porque la cadena local de transporte y de temperaturas bajas son casi inexistentes.

El estudio sugiere que gobiernos y organizaciones no gubernamentales establezcan planes especiales para garantizar este suministro. También proporciona sugerencias para hacer frente a desafíos logísticos extremos en el futuro. Entre ellos se encuentran tener un plan de acción predeterminado claro y crear una red de asociaciones entre las autoridades públicas y el sector privado y los centros de educación para que apoyen en la construcción de la cadena de almacenamiento y de distribución. Otro elemento clave será la vacunación y su certificación de haber recibido la vacuna.

¡Desafíos no faltan, lo que hay que crear ya es la cadena logística en cada país, por ahí hay que comenzar los más pronto posible!

La no política

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Las crisis de la institucionalidad en gran parte de los países de América Latina se han exacerbado en estos últimos tiempos. Desde hace un año se observaron ya graves incidentes sociales y políticos en las calles de nuestro continente. Al parecer, son el reflejo de una debilidad constante del modelo de representatividad democrática que ha minado el sistema político en el cual elegimos vivir.

Las instituciones del Estado han sido las más afectadas con esta crisis de legitimidad y de representatividad. Este trance significa básicamente que el modelo de Estado, democracia y de sus instituciones no representan a la sociedad y la sociedad no cree en estas estructuras.  Al parecer, también, la pandemia trajo de la mano un duro golpe a las instituciones de nuestra sociedad. Sin embargo, y ahí aparece una contradicción que hemos sido testigos, hemos visto que las instituciones púbicas de los Estados han sido las que han enfrentado y enfrentan todos los efectos traídos por la pandemia en lo sanitario, en lo económico y en lo social.

Hace pocos días en un país hermano con un desarrollo económico reconocido en la región y con instituciones que al parecer estaban con cimientos fuertes, por un artículo de su Constitución se depuso a su presidente, alegando falta de probidad moral, asumió el cargo del país el presidente del Congreso, en funciones duró seis días y luego fue nombrado un cuarto presidente en el mismo periodo presidencial de un quinquenio. Desde hace varias décadas se verifica que ningún presidente de ese país ha salido bien. Sin duda, esto también es una clara muestra de la debilidad de la democracia que tienen nuestros países.

La democracia no está funcionando como se pensó, el sistema de partidos está destrozado. ¿Qué es lo que pasa con esta crisis de la política? es la pregunta que todos nos hacemos. Como hipótesis coloco que desde que finalizó la Guerra Fría al parecer el discurso de los políticos perdieron fondo y sustento, las izquierdas y las derechas han dado paso a la “no política”, inclusive al aparecimiento de partidos y representantes fascistas y populistas que están presentes en la nueva cartografía del poder de nuestros países.

Hay la necesidad de recomponer la calidad de la política y de un proyecto de país. Hay que reconstituir una democracia y los partidos políticos, hay que legislar con el proyecto país y no con los intereses de grupo y personales.  Hay que renovar las instituciones del Estado. No podemos colocar a representantes que debiliten más aún las instituciones que tenemos en nuestros Estados. La clase política no puede estar solamente de acuerdo en los privilegios que ellos tienen, se debe construir nuevos proyectos de país, mejorar la educación es clave para mejorar la política para que prime la razón, la ética, los principios sociales, la democracia, un proyecto de largo plazo. Estos tiempos de incertidumbres, de miedos con las catástrofes que vivimos es fundamental las buenas ideas y tenemos que colocar como base el legado de nuestra historia como región y como país y ubicarnos a la altura de lo que somos como región, con ese devenir de una sociedad milenaria, que correspondamos con lo que hicieron nuestros próceres y sus principios para proyectar le futuro de una región sólida, democrática y libre.

La bioseguridad

Por: Dr. Fernando López Parra  PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Hoy como especie humana estamos impelidos por un ciclo histórico muy decisivo para nuestro planeta. Somos actores y testigos de una transformación cultural incierta cuyo alcance es aún difícil de predecir, pero que con certeza alterará nuestras vidas y opciones de futuro. Han sido meses difíciles para las naciones, los Estados las instituciones y las personas.

La civilización global enfrenta un reto sustantivo en virtud de la expansión mundial de la COVID – 19. En menos de un año en muchas regiones del planeta el conjunto de las sociedades han enfrentado la crisis de salud pública, las dificultades derivadas de décadas de debilitamiento, así como la afectación de la estabilidad económica y política, lo que ha comprometido la gestión pública y ha generado la necesidad de fortalecer el despliegue de estudios públicos permanentes como disciplina y saber práctico, necesidades que no provienen del debate universitario interno, sino que arriban como demanda civilizatoria esencial. Hay ya la necesidad de disponer de más conocimiento sobre los problemas que se han enfatizado y que se han creado.

La pandemia y sus efectos ha puesto en evidencia la centralidad de lo público y lo común, para la vida y para las posibilidades de mejores futuros compartidos. Los sistemas públicos de salud, seguridad, educación, finanzas, vivienda, trabajo, así como los gobiernos locales demuestran que lo común y lo compartido es una condición ineludible del desarrollo humano y equitativo. En cada país han sido las instituciones públicas que con diversos volúmenes de recurso e incluso de capacidades han dado los pasos para atender la emergencia, salvar vidas y proyectar el futuro.

Pocas veces en su larga historia las universidades han enfrentado tan singulares desafíos de actualización y producción de conocimiento relevante y pertinente. Sabemos que nos ha afectado la vida doblemente, se ha puesto en riesgo la condición biológica y social, muchos temas y debates que hasta hace poco parecían centrales han perdido urgencia. En su lugar, los campos de la salud, bioseguridad, economía, abastecimiento de alimentos y productos básicos, el acceso a la educación y a las nuevas tecnologías de la comunicación, el transporte público, así como la cooperación internacional, se han transformado en asuntos obligados de las agendas de trabajo de los gobiernos y de las universidades.

La bioseguridad es un espacio del conocimiento que requiere ser desarrollado con seriedad en las universidades, porque asume diversos ámbitos de las ciencias sociales, de la salud, de las ciencias de la vida, de la alta gestión pública, y que se desplaza desde el biopoder y la biopolítica.  Pues es necesario integrar nuevos campos de saber en la superación de la pandemia que atravesamos, como la gestión urbana, la arquitectura, la psicología, la pedagogía, el medio ambiente y los estudios culturales, así como los estudios de complejidades.

En el Ecuador por primera ocasión y con al aporte del Fondo Ítalo Ecuatoriano de Desarrollo Sostenible se ha implementado junto con el Instituto de Altos Estudios Nacionales – IAEN- un primer curso para tratar este tema vital para la sociedad actual como es la Bioseguridad y sus complejidades actuales.

Gestión Pública Democrática

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

El tema de la Gestión Pública Democrática ha dejado de ser desde hace algún tiempo asignatura perteneciente al área académica y ya se lo relacionó con la concepción de una sociedad organizada. Se observa que, en el escenario ecuatoriano, los desafíos contextuales y condiciones para la organización y la gestión de los Estados, especialmente los de desarrollo, requieren acciones concretas para buscar un fortalecimiento institucional mediante la participación de la sociedad.

Al analizar la administración pública de forma más restringida, se advierte que presenta características y principios que contribuyeron a su evolución a través de tres modelos básicos de su organización: patrimonialista, burocrático y gerencial. Estas tres formas se suceden en el tiempo, pero ninguna de ellas ha sido completamente abandonada, se traslapan dependiendo del tipo de autoridad, marco jurídico y principalmente la concepción que tengan los gobernantes sobre la democracia y sus instituciones. En gobiernos pasados, en el Ecuador, el tipo de organización se caracterizó por ser patrimonialista, es decir, se actúa de tal forma que se considera que el aparato público es de propiedad de las élites que gobiernan, afectando toda forma de organización de la sociedad para el control de los recursos públicos.

La evolución actual del Estado, con la inserción del modo organizativo democrático y de las tecnologías, mejoró los mecanismos de fiscalización por parte de la sociedad, caracterizándolo como de importancia fundamental la participación, esto le otorga a la gestión pública una característica de mayor legitimidad. Claro, siempre y cuando los organismos de control no sean apropiados por las élites. De ahí nace la necesidad de que la sociedad participe en el control social, para que exista la transparencia en los actos gubernamentales. Es inaceptable en el Estado de derecho democrático moderno que el gobierno sea cerrado, hermético, sin dar satisfacción por sus actos.

En nuestro país, los contextos políticos, económicos y sociales actuales requieren transformaciones macroinstitucionales, como las que se hacen con el esfuerzo por disponer de gobiernos abiertos. Las transformaciones significativas en las instituciones públicas la preocupación con el principio de participación de la sociedad en las cuentas públicas y su control. Se requiere promocionar la cultura del diálogo, de favorecer el trabajo de la sociedad sobre sí misma con las instituciones públicas.  Por fin, se entiende que la relación entre el Estado y la sociedad civil proporciona la transparencia, por lo cual el control del Estado no debe estar exclusivamente concentrado en los organismos burocráticos sino en la sociedad organizada y legítima. Ya no hay vuelta atrás con la presión de una ética para fortalecer la Gestión Pública Democrática.

El luto

Por: Dr. Fernando López Parra (PhD.)
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

El silencio por la pérdida de un ser querido casi que nos ha tocado a todos en esta pandemia, ya sea por los efectos del virus o por la complejidad de acceso a los recursos médicos que teníamos antes de marzo; lo cierto es, que estamos pasando una época de complejidades inéditas que en su mayoría nos entristece la vida. Muchas familias en todo el mundo estamos vivenciando por esta situación que no queremos que nadie la experimente.

Independientemente de la finitud de la vida o de lo eterno de la existencia el dolor hace parte de la pérdida de un ser cercano, más aún si este es amado. Frente al tema de la muerte y, posteriormente, al duelo o luto resultante de esta pérdida, surgen numerosas interrogantes. Y ahora ¿Qué hacer con el dolor? ¿Cómo enfrentar con la ira? ¿Cuál sería la gestión más adecuada para estas situaciones? Y otras más.

Para entender un poco más sobre esta finitud, es interesante indagar en las concepciones de la muerte, pasando por diferentes culturas y décadas. Durante algún tiempo, la muerte fue considerada natural para el ser humano, tranquilo y resignado. La experiencia de la muerte ocurría en el seno de la familia, los rituales luego se llevaron a cabo en una ceremonia pública, en la que todos participaron y se les permitió expresar sus sentimientos por la pérdida. En la Edad Media, las muertes se vivían con más tranquilidad, eran más familiares, por lo que eran consideradas como un hecho natural, los moribundos preveían sus partidas y además realizaban sus propios rituales, despedidas. Unos años más tarde, aunque la muerte se veía como algo cotidiano, también se percibía como un fracaso del fallecido en relación a la vida, destacando la impotencia ante ella.

Posteriormente, existió un período en el que se produjeron cambios de actitud ante la muerte, centrándose en el último día de cada uno. También la finitud estaba muy ligada a las religiones, sus causas se atribuían a la voluntad del ser superior divino. Ante esto, la entrada al paraíso se juzgó de acuerdo con las acciones realizadas, la fe y la devoción de la persona que fallecía y tanto los judíos y cristianos creen en la resurrección. En algunos estudios se destaca otro aspecto importante en la antigüedad: la percepción de la muerte como un cierto romanticismo. La tendencia filosófica del romanticismo, la poesía, la música, contribuyó a desvelar lo misterioso, lo irracional, lo imaginario. Liberó la fantasía, las emociones y posibilitó el encuentro con los recuerdos del pasado, reduciendo el silencio implícito propio de la tristeza de la muerte.

Los seres humanos, hoy más que nunca, desarrollamos nuestra vida y nuestro trabajo en colectividad, por lo que se coloca el inconformismo ante la muerte de uno mismo o de un ser amado ya que el desarrollo en colectivo se ve amenazado por la muerte.

Lo cierto es que toda explicación científica o religiosa ante la muerte es incompleta, más aún cuando la proximidad con el ser que se pierde es cada vez más próxima. En verdad la eternidad del ser solo se concreta con la vida y con los recuerdos que se proyectan entre los que nos quedamos por un tiempo más de existencia en este mundo también finito.

Hace pocos días perdí físicamente al ser más amado de la existencia de una persona, como es la madre; el dolor del luto ha comenzado con explicaciones racionales y sentimientos espirituales que se confunden en la forma de entender este hecho inexorable. Tristeza que se ha vuelto general para muchas familias y personas que atravesamos el estado de pandemia que vivimos de forma trágica y dolorosa.

Reinventar el Estado

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

El libro Reinventar el Gobierno de David Osborne &Ted Glaeber que apareció en 1992, en el cual aborda críticamente la forma en que operan los gobiernos, sugirió en ese tiempo una verdadera revolución administrativa en el sector público que consideró que el principal fracaso de los gobiernos tendría que ver con los medios utilizados y no con los objetivos. Varias de las administraciones públicas del mundo trabajamos con ese enfoque de mejora continua de los procesos.

Con la pandemia se colocó a las transformaciones lineales que se encontraban planificadas en los gobiernos como invalidas; porque ahora no solamente requerimos modificar los gobiernos sino transformar el Estado junto con la sociedad.  Estamos en un momento de disrupción de la realidad. Una realidad en donde los gobiernos perdieron el control de elementos que sustentaba su poder natural e histórico. Así la tecnología, por colocar uno de ellos, no es de propiedad de ningún gobierno y precisamente la tecnología está cambiando a las sociedades y sus relaciones con el gobierno.

Se ha situado justamente en esta semana en la reunión anual del Grupo Latinoamericano de Administración Pública -LAGPA- en donde están los mayores expertos en administración pública del continente, que la nueva realidad obliga a que los gobiernos tienen que ir a la casa de los ciudadanos para brindar el servicio y garantizar sus derechos. Que también hay una nueva geografía o espacio en lo político, que hay serias dudas que los discursos tradicionales continúen, pues se observa que ya no garantizan la gobernanza de los Estados, que la democracia representativa también hace agua.  Se constata que al final del camino la construcción de la verdad tiene una complejidad mayor a la de hace pocos meses.

Llegamos pues a una realidad disruptiva en todos los campos de la vida humana, requerimos de una América Latina que tenga salidas a estos desafíos inminentes y que una posible salida, hoy más que nunca, es la unión a través de una verdadera integración digital, en donde tengamos en nuestro continente una comunicación con una socialización de los servicios de tecnología que sea verdaderamente rápida, transparente y eficiente, para que nos ayude a trabajar en beneficio de todos ante esta nueva realidad que nos ha cambiado para siempre. Se debe reinventar al Estado.

Futuro de la gestión pública

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

La digitalización de la administración pública, a nivel del gobierno central, de los municipios, es una realidad que se ha presentado a fuerza de las circunstancias. Para que tengamos una idea, se estima que antes de la pandemia  entre el 30 y 35% de las actividades de la gestión pública se encontraban automatizadas, en esta época seguramente este porcentaje se duplicó y en algunos casos se incrementó mucho más.

Con medidas de distanciamiento social y el riesgo recurrente que genera la pandemia de covid 19, se impuso una nueva perspectiva a la rutina de los ciudadanos que demandan servicios públicos digitales y remotos, además de acelerar la inserción de la tecnología en la gestión pública en todo su ámbito, integrando y modernizando el sistema. Se comprobó también que cuando se cambian las relaciones sociales se modifican las relaciones institucionales.

En el contexto actual, la pandemia ha acelerado esta percepción y está provocando que los organismos públicos busquen simplificar el servicio a la población y sus servicios internos a través de soluciones tecnológicas, ahora se requieren armonizar estos cambios en los procedimientos, normativas y estructuras organizacionales.

Se verificó que gran parte de los servicios ahora se pueden ejecutar de forma digital, desde una simple consulta de un proceso, trámite, hasta el pago de un servicio, impuesto, que directamente se lo hace desde un celular, sin intervención humana, contraseñas, filas o procesos que son innecesarios.

El retraso en este cambio está precisamente en la cultura del servicio público y principalmente de los organismos de control que documentan las instituciones del Estado. Se requiere ya modificar las culturas organizacionales del control y de las jerarquías innecesarias. La necesidad de trabajar en armonía entre países y con otras administraciones públicas presiona, hoy más que nunca, disponer de mayor agilidad de la gestión del Estado.

El futuro de la gestión pública es cada vez más digital, pero lo que falta en este momento es unificar todos estos servicios y herramientas de forma sistémica y segura, ofreciendo servicios tanto a la ciudadanía, como a los gestores públicos, de forma sencilla, práctica y, en particular, consolidado, para que la maquinaria pública sea entendida como un cuerpo único.

Además, de esta nueva cultura que se creará en el segmento público, lo que el país necesita a partir de ahora, es una infraestructura adecuada para los 221 municipios y 24 gobiernos provinciales, para que tengan una conexión de alta calidad y puedan interactuar con el gobierno central, entre estos entes y la población de una manera cada vez más transparente e integrada. Hay la necesidad de construir algoritmos confiables y que no dependamos de plataformas digitales que nos son nuestras.

Repensar todo

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Todos los indicadores económicos y sociales que miden el desempeño de los países y el de las regiones confirman que tendremos pésimos resultados en el 2021 y que se agudizaron por la pandemia. Las variables más criticas de los patrones de desarrollo regional evidencian un dramatismo pisco político, como lo denomina Patricio Rivas, docente del IAEN. Los déficits históricos de desigualdad, inequidad redistribución serán contrarios a cualquier meta de desarrollo.

Los desafíos ante un panorama totalmente nublado y con herencias de una deuda de arrastre del ciclo liberal de las últimas décadas y de nuevas variables críticas, que han emergido en los últimos años y singularmente en el 2020 son complejos. Se observa la difícil incorporación de las poblaciones a los fenómenos culturales y tecnológicos de la modernidad, se debe agregar la falta de acceso a los bienes y servicios; se trata de una situación, que desde el punto de vista de los derechos sociales es grave, y desde el ángulo de la estabilidad nacional, es acumulativa y crítica. Somos una región fundamentalmente joven (según la CEPAL el 50% de la población de América Latina se encuentra entre 15 y 29 años de edad), pero la mayoría de estos dudan que podrán vivir, mejor que sus padres.

Por esto, los desafíos de las deudas sociales pendientes han generado originales colisiones provenientes del cruce entre mayor educación y menos oportunidades de bienestar, mayor información cultural y mayor violencia. Mayores coberturas de salud y atención primaria, y mayor consumo de drogas de diversos tipos. Aumento de las demandas mundializadas por una vida mejor y menores opciones efectivas y duraderas de empleo. La vida material, cultural y psicológica, está sometida a altas tasas de incertidumbre, lo que genera fenómenos delicados de salud mental y física de la población.

Sin duda, se coloca en seria discusión los modelos de desarrollo, de democracia y de bienestar del Estado latinoamericano, no hemos conseguido hasta el momento insertarnos en la economía mundial por la insistencia fallida de instaurar un modelo primario agroexportador y un desarrollo industrial de bienes materiales, por lo general de poco valor agregado en términos de innovación, tecnología y ciencia.

Por otro lado, el Grupo Latinoamericano de Administración Publica -LAGPA- ha verificado que las organizaciones estatales de la región se caracterizan por una débil institucionalidad y ausencia de políticas públicas innovadoras, que canalicen respuestas eficaces a las crisis. Que la administración pública obedece a visones patrimonialistas de los políticos de turno y que es muy vulnerable a la corrupción que promocionan históricamente ciertos sectores privados.

No queda otra, que repensar los modelos del discurso de la política, de que hay que considerar que la economía es básicamente social y que la educación en todos sus niveles tiene que ser solidaria y moderna; lo que implica, grandes consensos de desarrollo de largo plazo, sobre aspectos prioritarios que suponen inversiones de capacidades humanas y financieras; pero, por otra parte, programas e instituciones en condiciones de asumir las contingencias semejantes al covid-19 y las deudas históricas que cargamos como sociedad.

Formar gobernantes

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

La famosa Escuela Nacional de Administración, ENA fue fundada en 1945 por el entonces presidente de Francia, Charles de Gaulle, inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Y su objetivo principal fue precisamente la reconstrucción de Francia y la renovación del Estado. Lo que se buscó es la generación de un grupo de individuos que disponga de la capacidad de actuar en política con base al interés público. Por esta parte del mundo también se creó la Fundación Getulio Vargas, FGV en Rio de Janeiro con igual propósito de la ENA el de formar servidores públicos que fortalezcan al Estado brasileño.

Las dos instituciones de estudio superior a nivel de posgrado son un referente mundial en la formación de los futuros gobernantes y gestores público de esos países. La formación de funcionarios públicos competentes y con ética en el trabajo es un compromiso impostergable para cualquier Estado del mundo. En el caso francés, es un requisito que todo político o funcionario público para ocupar una función en el Estado antes haya pasado por las aulas de la ENA.

En nuestro país tenemos al Instituto de Altos Estudios Nacionales, fundado en 1972, que es la primera universidad de posgrado del país, como responsable de la formación y capacitación del servicio público nacional.  Esta universidad pública del Estado es el espacio natural para la formación de políticos y servidores públicos de todos los niveles de gobierno. Se debería seguir la experiencia de la ENA francesa y la FGV brasileña, que, para poder ocupar cualquier cargo público, y más aún los de alto escalón de gobierno, los gobernantes tengan la obligación de cursar en el IAEN para tener conocimientos básicos de lo que es el Estado, la administración pública, las políticas públicas y el gobierno. Claro está, que el componente de la ética en el manejo de los recursos públicos es sustantivo y necesario su aprendizaje en todos los niveles de estudio.

No es posible que tengamos gobernantes y servidores públicos sin la mínima idea de los que significa el compromiso y la complejidad enorme de la gestión pública. Ya sabemos y con mucho dolor y consecuencias desastrosas, que no es suficiente discursos vacíos acompañados de campañas electorales poderosas, pues se requiere de gente capacitada y comprometida, que puedan crear y gestionar lo que ellos mismo ofrecen en sus campañas electorales. Ojalá los líderes de nuestro país perciban la gran oportunidad que tienen el IAEN para formarse junto con sus equipos de trabajo con conocimiento técnico adecuado y una moral a toda prueba en el manejo eficiente de las instituciones y de los recursos del Estado nacional. No se ha descubierto otra vacuna para el déficit de gobierno que no sea la educación y la formación de la sociedad.

Efecto mariposa

Por: Dr.  Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

Cuando al matemático Edward Lorenz en la Segunda Guerra Mundial le entregaron la responsabilidad de prever el clima en un departamento de meteorología de los Estados Unidos, se puso a trabajar con números y ecuaciones para experimentar con las variaciones climáticas. Este reconocido matemático utilizó las ecuaciones diferenciales, precisamente para hacer las tan complicadas predicciones del tiempo climático.  Uno de esos días, haciendo sus cálculos vio que existía grandes diferencias cuando se utiliza más o menos decimales, es decir, cuando se redondea el número. Esas diferencias de cálculo impactaban tremendamente los futuros de la previsión del clima. A este hallazgo, Lorenz, denominó “el efecto mariposa”, que es la base de la denominada teoría del caos, y que se aplica en la toma de decisiones de forma cuantitativa y también cualitativa. La propuesta de Lorenz ha sido trabajada en varios espacios de la ciencia y seguro que se ha enriquecido con los aportes de la teoría de la complejidad y de otras más.

Esas teorías tan instigantes se pueden aplicar a lo que estamos viviendo en la actualidad, con esta difícil pandemia del coronavirus. Si seguimos a la teoría del caos y de la complejidad como legos o eruditos que somos, vemos que aparentes pequeñas decisiones o indecisiones ante una situación pueden tener consecuencias tremendas para la vida.  Así, por ejemplo, que un líder de un país declare a viva vos, que el coronavirus es una “gripesita”, los efectos aleatorios de la toma de decisiones pueden manifestarse en que ese país tenga ya casi cien mil fallecidos. Por otro lado, que un país vecino de nuestra región llegue a treinta y cinco defunciones, claro que la diferencia en población es inmensa, pero en términos de densidad de muertos la diferencia es tremenda. Estas diferencias parecen aleatorias, pero obedecen a decisiones no cumplidas, no ejecutadas o pequeñas malas decisiones cumplidas. En el acumulado se verifica repuestas nacionales erradas y dramáticas para la gente.

Lo que sugiere el “efecto mariposa” es que se pueda potencializar en términos positivos o minimizar lo negativo tomando decisiones de forma oportuna y acertada. Nuestros gobernantes de todos los niveles de gobierno deben ser líderes preparados en tomar decisiones, porque gobernar es precisamente eso, tomar decisiones. Se requiere rodearse de especialistas que sepan trabajar con la ciencia de los datos y que tengan espíritu solidario. En resumen, así como los eventos meteorológicos, tan poco predecibles, se dan por leyes de la física, la complejidad de esta pandemia solo se observa que se resuelve con información acertada, decisiones oportunas, capacidad institucional y trabajo solidario. Esta es la complejidad del efecto mariposa de Lorenz.