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Gobierno inteligente

Por: Dr. Fernando López Parra  PhD
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

Las destrezas de los gobiernos para poder hacer funcionar las propuestas políticas y los innumerables desafíos que se presentan día a día constituye una situación compleja, más aún, con las difíciles situaciones por las que atravesamos como país. El próximo gobierno deberá disponer de una inteligencia particular nunca antes realizada.

El tema de la inteligencia de los gobiernos ya fue colocado a mediados de los noventa por los estudios del inglés Herman, quien  se aparta del concepto de los servicios de seguridad del Estado y que tiene que ver con lo que en la práctica realizan las instituciones militares y policiales, que les denomina actividades de inteligencia. Lo que se refiere a gobierno inteligente es la capacidad que tienen las instituciones del Estado de percibir y reaccionar de forma positiva a los ambientes. En este sentido, la clave fundamental es la gestión de los datos para que transformados en información y conocimiento se tomen elementos fundamentales para la toma de decisiones de los gobernantes.

Este concepto está relacionado principalmente con la agilidad y eficiencia del uso de los datos mediante las denominadas tecnologías de la información que se acompaña con la participación y colaboración de los gobernados, empresas y demás grupos de interés de determinada política pública.

Es importante que se coloque como estratégico el componente de manejo de los datos por ser testigos que en esta pandemia el manejo de los datos y la producción de la información no ha tenido una fortaleza. Hay la necesidad de crear en los sistemas de educación con asignaturas que creen destrezas para el manejo de la información. También hay que poner énfasis en la necesidad de crear mecanismos de que implemente en las instituciones públicas unidades de tratamiento de la información que ayuden a sus directivos en la toma de decisiones.

Este concepto de gobierno inteligente tiene que sumarse con el de gobierno transparente y así crear formas de usos del poder que tengan legitimidad con la sociedad y seguramente esto ayudará a una mejor gobernabilidad del Estado

Ciencia pública

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

El conocimiento científico liderado por la universidad del mundo ha guiado diferentes frentes en la lucha contra el covid-19. Hay innumerables estudios en curso realizados por científicos de diferentes áreas con datos y resultados que impactan directamente a la sociedad y a la vida de las personas.

Las investigaciones abarcan diversos campos del conocimiento y de necesidad urgente para la sociedad, que van desde la creación de una vacuna y pasan por la economía, las políticas públicas, el tratamiento de la información, el transporte, la psicología, la planificación, el comportamiento social e individual, la ciencia de los materiales, de los alimentos, la física de las partículas, el análisis del aire, la mecánica, la robótica, la química y tantos otros que se requieren para tratar la complejidad de la calamidad y mitigar sus efectos que nos invaden.

Hoy más que nunca sentimos como humanidad la necesidad de disponer de un conocimiento sólido que nos entrega la ciencia en todos sus ámbitos. En el caso del Ecuador, se ha realizado un conjunto de actividades de todo el sistema universitario en lo sanitario y también en otros campos que se requieren nuestro país. No hay universidad del sistema de educación superior del Ecuador que no se encuentre participando de forma activa para enfrentar la pandemia, y lo hacen en alianzas con las organizaciones del Estado, de la empresa privada y de las organizaciones sociales.

Se sabe que la investigación en busca de la tan ansiada vacuna está siendo liderada precisamente por la universidad de Oxford. También, gran parte de integrantes de esta carrera por conseguir la vacuna lo lideran precisamente las universidades con la coparticipación de grandes empresas cuyos científicos, a su vez, son formados por las universidades del mundo.

En este momento de epidemia nos damos cuenta de que sin la ciencia y la universidad estaríamos irremediablemente perdidos. También vemos que, si hubiéramos tenido recursos más adecuados para producir ciencia en los últimos años, estaríamos pasando por este período con menos dificultad.

La universidad pública está a disposición de la sociedad, quiere servir a la sociedad más y mejor con los limitados recursos de que se dispone. Somos testigos que, para salir de esta crisis pandémica, la ciencia es la única respuesta que se presenta de manera racional y es también capaz de abordar este problema desde las aristas que corresponde.

Estamos guardando varios aprendizajes de esta infeliz experiencia y uno, que es central, es la necesidad de crear ciencia que beneficie a toda la humanidad y no solamente al capital. Esta ciencia de lo que se constata principalmente está en la universidad pública; toca pues, a los líderes del mundo considerar a la educación pública como clave para la vida y para el futuro de toda la humanidad.

Ética pública

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.

Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

Actualmente, en la sociedad contemporánea, existe una gran pregunta sobre qué es esencial y qué es secundario a la interacción social, llevando a la sociedad, en varias ocasiones, a una inversión de valores y sentimientos. Aunque estas preguntas parecen más latentes en nuestro tiempo, de hecho, nacieron en el momento en que el hombre comenzó a vivir en sociedad y, para eso, comenzó a darse cuenta de la necesidad de «reglas» para regular esta convivencia.

La ética del servidor público, responde a dos aspectos fundamentales: una obligación de carácter moral que es propia del individuo, es decir, la conciencia que debe tener el servidor de que sus actos debe adecuarlos a normas de conducta identificados con aspectos de responsabilidad, cumplimiento y honestidad. El segundo aspecto el servidor público está obligado a desarrollar su actividad con apego a las disposiciones constitucionales, legales, reglamentarias y estatutarias.

El tema de la ética en el servicio público está directamente relacionado con la conducta de los funcionarios que ocupan cargos públicos en el Estado, tales individuos deben actuar conforme un patrón ético, mostrando valores morales como la buena fe y otros principios necesarios para una vida sana en la sociedad.

Cuando una persona es elegida para un cargo público, la sociedad pone en ella su confianza, y espera que cumpla un patrón ético. Así, esa persona debe de estar al mismo nivel de esa confianza y ejercer su función siguiendo ciertos valores, principios, ideales y normas. Del mismo modo, el servidor público debe asumir el compromiso de promover la igualdad social, de luchar para la creación de puestos de trabajo, de desarrollar la ciudadanía y de fortalecer la democracia. Para esto debe estar preparado para poner en práctica políticas que beneficien al país y a la comunidad en los ámbitos social, económico y político.

En el caso de los constantes actos de corrupción, de los que se ha llegado a saber, durante estos últimos años en el Ecuador causan vergüenza propia a los ciudadanos. Parece que los valores están invertidos, de tantos actos de corrupción que se han tornado banales y cotidianos. No se puede comprender que, en medio, de la peor crisis de los últimos cincuenta años haya individuos que se aprovechan de las circunstancias y comenten actos abusivos contra la sociedad.

Así como las mascarillas que estamos usando para protegernos contra el virus, requerimos de valores que nos protejan; las familias, los centros de educación, los medios de comunicación, que son los actores clave, requerimos hacer una pausa para reflexionar nuestro rol y compromisos con la sociedad y actuar para que no haya más individuos que aprovechen el poder en beneficio propio al igual que empresarios que sean cómplices de esos actos.

Pospandemia

Por: Dr. Fernando López  Parra PhD.

Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

En los últimos meses, el mundo está en un proceso de transformación nunca antes visto desde hace por lo menos 75 años. Dadas las consecuencias en lo político, económico y social por la crisis de la pandemia hasta este momento ya hay información dramática, siendo que posiblemente estamos en el inicio de los efectos de esta terrible situación. Según un artículo de Daron Acemoglu, Professor of Economics del MIT, más de 40 millones de trabajadores, solo en EE.UU., han presentado demandas de desempleo desde mediados de marzo hasta la semana pasada. Así, millones de familias están siendo dirigidas al borde de la pobreza. En todo el mundo, también millones de personas se enfrentan a situaciones precarias y se estima que entre 40 y 60 millones de personas caigan al umbral de la extrema pobreza en el futuro inmediato.

Este escenario ha desnudado al régimen que acogimos como modelo de vida. La inequidad se ha visualizado con mucha claridad, los grupos humanos que históricamente han sido postergados son los que más sufren. Según Cambridge, se estima que 1.700 millones de niños y jóvenes no han podido continuar con su educación, por no tener los medios alternativos virtuales; muchos de ellos asistían a las escuelas porque les garantizaba un único alimento al día.

Los Estados y sus gobernantes han demostrado estar poco preparados para enfrentar una crisis de tal magnitud. Han puesto de manifiesto las debilidades de los sistemas de salud, de empleo, de seguridad social y estas debilidades se han visto en todos los países. Las tensiones históricas estructurales y sistémicas en las relaciones, económicas, sociales, culturales, se han puesto a flor de piel y seguramente estos conflictos que se encontraban como sumergidos por los mecanismos de comunicación se pondrán al día. Basta observar lo que sucede por el racismo en Minneapolis y el nivel de violencia en las protestas que se extendió en casi todo Estados Unidos y también en Inglaterra.

Estamos en un momento de repensar nuestras teorías y principalmente las prácticas; ya no es posible, como advirtió el sociólogo peruano Aníbal Quijano, seguir con métodos de derecha para tener un mundo más libre e igualitario. Hay la necesidad de cambiar nuestras formas de pensamiento.

Ya cambiamos

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado.

Es sabido que las relaciones sociales cuando se modifican por causas extremas, como las que estamos viviendo, tiene sus efectos en casi todas las actividades humanas como la política, la economía, la educación, los negocios por citar algunas de las transformaciones que se han dado en estas semanas.

El trabajo es el espacio en donde se realizan las actividades a través de las interacciones humanas; en este escenario se ha visto gran parte de las transformaciones que hemos sufrido. El teletrabajo pasó a ser una forma de cumplir con las urgencias y las limitaciones que las circunstancias han creado. También se han implementado una serie de otros dispositivos que hacen uso de la inteligencia artificial y de complejos algoritmos. Los drones se han convertido, en algunas ciudades del mundo, en los nuevos medios que hacen entrega en casa.  Las criptomonedas también se utilizan ya en las transacciones cotidianas vía internet sin problema, la digitalización de los documentos está siendo ya una norma.

En las administraciones públicas del mundo llegó para quedarse prácticas del trabajo en casa y de la digitalización de los documentos, las formas de liderazgo verticales se están cuestionado. Ahora pues, es necesario que los Estados busquen que el internet sea un sistema público que inclusive sea global, sin restricciones para el uso de la humanidad.

También se hace necesario, que existan mecanismos de regulación urgente para mantener la seguridad del flujo de documentos y de decisiones que se toman a través del ciberespacio. Los limites tienen que discutirse para que garantice la seguridad individual y de los Estados. Por esta emergencia que vivimos, no podemos entregar nuestras vidas y el futuro a las grandes empresas que ya tienen nuestra información y de lo que hacemos a través de las redes y de las plataformas que usamos de forma cotidiana.

Estamos en el momento de construir nuevos contratos como sociedad para tener un futuro en donde se priorice el bienestar y se respete los derechos conquistados como sociedad. El Estado y sus gobiernos debe ser inteligente para adaptar estos nuevos desafíos a lo cotidiano de la vida humana.

Resiliencia

Por: Dr.  Fernando López Parra  PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

El vocablo resiliencia proviene del latín resilio, que significa “volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar”. Su formulación original, proveniente de la física, alude a “la capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación”. Posteriormente, el concepto fue adoptado en la psicología y la sociología para referirse a “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.

Los Estados no son ajenos a estas resistencias que colocan al límite las capacidades de las administraciones públicas por las condiciones complejas que inclusive ponen en riesgo la vida de las instituciones. Las administraciones públicas en nuestra región están experimentando profundos cambios por la situación sanitaria y por los, cada vez más, limitados recursos disponibles.

Las demandas son mayores por la sociedad ante tan delicada situación. Se está demostrando que hay una resiliencia en las instituciones del Estado y otras lamentablemente están desapareciendo. Estamos siendo testigos que otros aspectos también debilitan a los distintos Estados con la falta de una administración pública sólida, la excesiva regulación de las transiciones de gobierno, la escasez de recursos, tanto humanos como económicos. Por otra parte, ha quedado de manifiesto que existen funcionarios que pueden ser mejor pagados, y que hacen labores poco reconocidas dentro del sector público, como el personal sanitario (enfermeras, personal administrativo y de limpieza), policías, bomberos, profesores entre otros.

Se requiere, hoy más que nunca, fortalecer el servicio público que entrega bienestar a la sociedad para enfrentar esta nueva normalidad y el retorno, que cambiará para siempre la forma de administrar lo público, por lo tanto, las administraciones públicas. Hay la necesidad de abrirse a una dinámica de constante  transparencia, innovación y creatividad. Los viejos modelos burocráticos y gerenciales están haciendo agua por la costosa e inoportuna capacidad de respuesta ante la emergencia que vivimos.

Llegó el teletrabajo y la digitalización y van a ser la regla, no la excepción junto con el distanciamiento, las mascarillas y las reuniones virtuales. Todo esto con el riesgo por latente de perder la vida. Así la resiliencia es clave para mantenernos como instituciones y como país.

¿El retorno?

Por: Dr. Fernando López Parra PhD./ Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

Este tan mencionado tema como es la pandemia del COVID-19 representa actualmente el mayor desafío para los Estados y los tomadores de decisiones de todo el mundo. En el contexto de cada país, cada gobierno ha tomado decisiones para contener el número de nuevos casos y prevenir las muertes. Sin embargo, además de una emergencia sanitaria, esta pandemia está provocando una crisis económica y social.

Las medidas tomadas afectan las relaciones sociales y con esto las actividades económicas de las personas, la actividad de libre tránsito y las políticas públicas se ven en todas sus dimensiones afectadas, ya por el cambio severo en la planificación, el financiamiento y el cambio necesario de las prioridades en la gestión de los gobiernos.

Lo adecuado será orientar la toma de decisiones, en el caso ecuatoriano de los gobiernos autónomos descentralizados (GADs) considerando una identificación clara del punto o nivel donde se encuentra la crisis, a esto se acompañará un buen diseño del proceso de toma de decisiones, que contemple cada una de las dimensiones del gobierno local en época de emergencia. Los líderes locales deberán evaluar y gestionar los riesgos políticos y enfrentarlos de forma adecuada. Es imprescindible la orientación diaria de la salud pública de la localidad y esto, se lo hace a través de afectivos medios de comunicación. Se debe utilizar todos los mecanismos posibles, principalmente los referentes a las redes sociales. No se puede adoptar medidas antes que estas fueren anunciadas.

Sobre la reactivación de la economía se sugiere propender a manejar un sólido equilibrio para mantener el trabajo de los habitantes y trabajar con las limitaciones propias que exige la prevención para la no contaminación del virus. Es necesario trabajar con proyectos de innovación en la producción y comercialización de nuevas actividades que protejan la economía de los gobiernos locales. Simultáneamente hay que realizar un plan integral de retorno a un ambiente diferente, al que teníamos antes de la pandemia.

No hay que olvidarse que luego de la cuarentena, uno de los mecanismos de protección de la población es el plan de retorno que es el paso delicado por lo que tenemos que atravesar de forma inexorable. Se sugiere mucha inteligencia en esta propuesta de regreso a otra realidad, aquí el apoyo de las universidades locales y nacionales es vital por la creación continua que tiene estos espacios pensantes y creativos que son de la sociedad. Como manifestó Albert Einstein “…a veces el conocimiento no es suficiente, se requiere de mucha imaginación” en este caso, para enfrentar lo inédito de esta crisis que nos asola.

07 de mayo de 2020

Trabajo

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.

Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

La celebración del Día Internacional del Trabajo este 2020 se presenta en situaciones nunca antes evocadas en el mundo. En esta jornada en años pasados se buscaba reivindicaciones que enfrenten al sistema capitalista por parte de la clase trabajadora. El escenario actual nunca, en ninguna previsión se pudo haber construido por la crisis de todo el mundo que nos ha traído el coronavirus.  Nos ha dejado completamente perplejos, con una gran cantidad de peguntas y con pocas respuestas.

Esta situación que afecta la vida de todos los individuos del planeta, pone en jaque la dinámica del trabajo y las relaciones sociales que se proyectan en lo económico, político y las demás interacciones humanas que provoca las relaciones de producción. No hay cómo ejercer el trabajo, este es el principal problema en las actuales circunstancias. Todas las cifras apuntan a una terrible disminución de las ya débiles tasas de empleo que tenemos, principalmente en nuestra región.

Si ya teníamos problemas en la precariedad galopante del empleo y del trabajo en los últimos años, la situación que atravesamos, según el BID, llegaría a una disminución del 15% del empleo formal en América latina y el desastre será mayor en los sectores tradicionales de informalidad en las actividades económicas.

Ante esta situación, lo peor es quedarse paralizados. Lo que se ha hecho es proteger la salud de los individuos, el otro gran reto es proteger el trabajo y las diferentes formas lícitas de ingresos de las personas. Es necesario bajo todas luces promover otras lógicas de la relación entre el trabajo y el capital; no podemos seguir con la misma estrategia de generar con el trabajo capital para pocos.

Hay la necesidad de que el trabajo genere más trabajo, es decir disponer de espacios de producción más colaborativos y solidarios. Varios ejemplos hay en el mundo; en nuestro país tenemos en la provincia de Bolívar, en el pueblo de Salinas el 98% de empleo pleno y esto se ha realizado con prácticas solidarias de producción y comercialización. Es una experiencia que podemos replicar en algunos campos; en otros hay que pensarlo con otras variables que seguramente no son las tradicionales de la modernidad capitalista.

Hay que mantener el empleo esa es la máxima urgente que nos desafía y vamos a pensar con cabeza propia para ser más solidarios en la generación de recursos para la vida y para todos. Hoy más que nunca, que este 1 de mayo sea de profunda reflexión sobre el trabajo en tiempos inéditos.

30 de abril de 2020

 

Coordinación y cooperación

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

Estamos viviendo de forma perpleja y con cierto miedo la pandemia del covid-19. Este patógeno es el responsable de infecciones pulmonares con un alto grado de letalidad que varía entre el 3% y 4 % de los casos de contagio con infecciones agudas de acuerdo con los datos de la OMS. Para controlar la expansión de esta epidemia se ha tomado como base las experiencias de mejores resultados en la contención de la propagación del virus. Se observa que gran parte de estas experiencias pone énfasis en las medidas efectivas que se toman al inicio de la pandemia. En este proceso se coloca como estrategia central la capacidad de coordinación y de cooperación de las entidades de gobierno que son representadas por las organizaciones públicas.

Se observa que hay la necesidad de coordinar y cooperar entre el gobierno central y los gobiernos autónomos descentralizados para que en sincronía se actúe de forma efectiva. Para esto en el mundo actual tenemos muchos medios tecnológicos para interactuar entre las organizaciones públicas y la sociedad que han dado buenos resultado.

En esta situación la calidad y la oportunidad de la información se vuelve clave. Lamentablemente hemos visto que desde hace algunos años las organizaciones que producen información para la toma de decisiones en lo público han perdido confiabilidad, porque han sido presas de los gobiernos para imponer reportes que sean a la medida de los intereses de las autoridades de turno. Esto se observó de forma clara en el gobierno anterior con tantos datos producidos alejados de la realidad.

Hoy más que nunca necesitamos una veracidad incontrastable de la información para generar políticas públicas de calidad y llegar a una coordinación y cooperación en beneficio de contener la terrible pandemia que estamos viviendo. No es posible tener contradicciones en los datos para enfrentar este virus, no podemos disponer de información sin sustento por parte de los medios que producen datos porque confunde, se desperdicia recursos y se toman medidas a destiempo.

Lo que hay que resaltar es el inmenso trabajo que está desarrollando el Estado y sus organizaciones públicas dentro de las limitaciones económicas tan graves y cuidado con desconocer esta situación, porque ya están apareciendo voces desentonadas y añejas que buscan aprovechar este escenario crítico para hablar de desestatización, de economía liberal y otros discursos que buscan reducir al Estado a la mínima expresión.

23 de abril de 2020

“Estado cero del Estado”

Por: Dr. Fernando López Parra PhD.
Rector del IEAN, la Universidad de Posgrado del Estado

Este virus que nos ha llegado a todo el orbe es un hecho dramático que marcará parte de la historia de la humanidad, cuyas consecuencias humanas, sociales, económicas, políticas que nos somete son incalculables.

Sin embargo, esta situación tan compleja para la sociedad moderna, que ha desarrollado mecanismos increíbles de comunicación puede ser un espacio para legitimar a la gestión de lo público aun más.

Las empresas privadas también están en el ojo de la sociedad este momento, tal vez esa estrategia antigua de pedir constantemente más libertades normativas y financieras se coloca en evidencia, para observar una verdadera práctica de responsabilidad social corporativa y que no sea solo un sello o un discurso sin fundamento en la marca empresarial. Hay que reconocer también que varios sectores privados han reaccionado de forma solidaria con el país.

Hoy más que nunca la gestión pública se ha subido las mangas para continuar sustentado el poder político, basta observar que funciona con las limitaciones naturales los servicios estatales en todos los niveles de gobierno.

Se avizora un escenario difícil en la economía del Ecuador motivada por una alegre administración del gobierno pasado, la falta de ideas creativas y solidarias, la quiebra de las empresas y de negocios. Esperemos que no sean los funcionarios públicos a los que se les pase la factura. Más bien, fundemos un nuevo contrato social en donde todos pongamos nuestra parte, hoy llegó el momento de edificar un nuevo Estado y nueva sociedad.

Hoy, por las circunstancias, estamos casi en un estado cero del Estado hay que colocar lo mejor de nosotros para trabajar luego del retorno a este distanciamiento social. El cuidado con el plan de retorno a las actividades de reconstrucción del país debe ser milimétricamente pensadas en términos de restablecimiento de una nueva institucionalidad del tejido social, económico y productivo en donde se priorice lo humano y la naturaleza.

El gran desafío para nuestra economía será cómo con el trabajo no solamente crear capital; que es lo propio del sistema, sino principalmente, generar más trabajo para sobrevivir en sociedad.

16 de abril de 2020