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Diez consejos para terminar su doctorado más rápido

Lo que no siempre te dicen antes de ingresar a la escuela de posgrado.

Por: Rodney E. Rohde, Ph.D.

Traducido por:  Dr. José Luis Pantoja PhD.

El 10 de agosto de 2010 fue un gran día para Rodney Rohde, terminó su PhD.y lo hizo en cuatro años mientras trabajaba como profesor asistente y luego profesor asociado en la Universidad Estatal de Texas. Ahora como profesor, decano de investigación y director del programa de Ciencias de Laboratorio Clínico en el Colegio de Profesiones de la Salud, se gasta una gran cantidad de tiempo motivando y entrenando a otros en el camino misterioso de estudiar un doctorado.

El Dr. Rohde es especialista en salud pública y microbiología clínica. Él tiene una licenciatura en microbiología, un título de maestría en biología/virología, y un doctorado en educación de la Universidad del Estado de Texas. Su disertación se alineó con sus antecedentes clínicos: conocimiento de la bacteria estafilococo, el aprendizaje y la adaptación. Su investigación se centra en la educación de adultos y la microbiología de salud pública con respecto a la virología de la rabia, la vacunación oral contra la rabia, las bacterias resistentes a los antibióticos, y el diagnóstico molecular y de biotecnología. Ha publicado más de 25 artículos de investigación y presentado en más de 100 conferencias estatales, nacionales e internacionales. Fue galardonado con el Premio al Autor Distinguido 2012 y el Premio de Investigación Científica 2007 por su trabajo con la bacteria estafilococo.

El Dr. Rohde manifiesta lo siguiente: “Recientemente, me encontré con un artículo muy interesante de Andy Greenspon, un estudiante de doctorado en física aplicada de la Universidad de Harvard: “9 cosas que Ud. debe considerar antes de embarcarse en un doctorado”. Pensé que Andy dio algunos consejos fantásticos y me recordó una promesa que hice a mí mismo mientras trabajaba en mi doctorado. En las primeras horas de la noche mientras analizaba los datos de mi investigación, me prometí que si alguna vez terminaba mi doctorado, me gustaría ayudar a los demás a superar las arenas movedizas de un estudio doctoral. Espero que pueda empezar a ofrecer un poco de ayuda con esta lista”.

  1. Sumérjase en la escritura y aprenda cómo escribir una propuesta de financiación. Algunos podrían decir que esto es más importante después de terminar un doctorado. No caiga en esa trampa. Aprender a escribir una propuesta de financiación no es como escribir su disertación o un artículo de revista. Sin embargo, todos los tipos de propuestas de financiación (federales, estatales, fundaciones, privadas/corporativas, militares) pueden ofrecer una oportunidad para financiar su investigación mientras trabaja en su doctorado. Y puede muy bien ser su mejor y más atractiva forma de conseguir un buen trabajo. Por ejemplo, mi organización profesional, la Sociedad Americana de Ciencias de Laboratorio Clínico, ofrece becas de investigación para llevar a cabo la investigación de posgrado. Tuve la oportunidad de financiar la mayor parte de mi presupuesto de investigación por esta oportunidad. Muchas otras agencias de financiamiento federal, organizaciones y fundaciones privadas, tendrán oportunidades de financiación que a menudo ofrecen a los estudiantes de postgrado un vehículo para financiar sus investigaciones, especialmente si Ud. está conduciendo la investigación que es importante para la misión de la agencia/fundación.
  2. Encuentre un mentor fuerte. No se puede imaginar lo importante que es esto. ¿Puede ser su asesor principal de tesis? Posiblemente, pero encontrar a alguien que le puede dar información crítica sobre los proyectos y el estímulo que Ud. necesita es muy importante. Tuve la suerte de tener varios colegas de mi universidad que habían terminado el viaje de los estudios de PhD. Me rodeé de varios de estos PhD. veteranos, y ellos fueron capaces de ayudarme a evitar los obstáculos que podrían haberme retrasado. También fueron capaces de proporcionarme la cosa más importante que un estudiante de posgrado puede necesitar, la comprensión y la retroalimentación constante. Por eso, piense acerca de encontrar a alguien que sabe cómo motivarlo a Ud. para terminar los trabajos. Puede ser que sea un colega o un profesor. Pero no se equivoque, no debe ser un amigo que le diga que todas las cosas van a estar bien.
  3. Acepte la crítica constructiva. Está bien para estar de mal humor un poco (todos lo hacemos cuando nos enteramos de que no somos un ganador del Premio Nobel en nuestro primer año de posgrado), pero hay que superarlo tan pronto como sea posible y aprender de estos comentarios. La mayoría de los profesores y asesores tienen mucho que compartir cuando se trata de la investigación, escribiendo para la publicación o la búsqueda de subvenciones. Un viejo refrán que siempre les digo a los estudiantes y colegas: “A menudo se recuerda el profesor más duro”, es cierto por una razón.
  4. Encuentre el asesor adecuado para su disertación. Siempre le digo a los estudiantes que el decano (por estar muy ocupado), un profesor joven (por su poca experiencia), o un profesor senior (porque ya va de salida), no son las mejores elecciones como asesores de tesis doctorales. ¡Haga su investigación! Busque los profesores que están pensando en estudiantes de posgrado en el momento oportuno y son conocidos en su campo de la investigación. Busque en internet, hable con otros estudiantes, o visite la universidad para verificar esta información. Si el asesor que Ud. ha elegido es estricto, no se preocupe, eso es bueno. Si le enseñan a obtener resultados a través de procesos, eso es lo que importa. ¡Es como ser padres, pues su padre no debe ser su amigo cuando tienen que ser su padre!
  5. Dirija sus proyectos de investigación o cursos de estudio hacia su disertación. Esto podría ser uno de mis mejores consejos. Si se puede llevar a cabo revisiones de literatura o proyectos piloto de investigación en los cursos de preparación para lo que Ud. quiere hacer en su tesis, hágalo. Este paso le ayudará a ahorrar tiempo en la fase de tesis. Yo completé la mayor parte de mis dos primeros capítulos de la disertación gracias a los cursos que recibí. Voy a explicar cómo hice esto con más detalle. Siempre supe que quería llevar a cabo una disertación sobre la bacteria estafilococo, y el aprendizaje y la adaptación de las personas que habían sido diagnosticadas con la bacteria estafilococo. Así que fui donde el decano del departamento y le preguntó acerca de oportunidades de tomar cursos de estudio independiente (optativas) que permitirían mi formación hacia la realización de mi revisión de la literatura, el estudio piloto, y oportunidades de financiación para mi tema. En el momento en que llegué terminé los cursos, realmente tuve los primeros dos capítulos de mi tesis en buena forma.
  6. Mantenga su tema de tesis lo más estrecho posible. Es posible que quiera salvar al mundo, pero Ud. no quiere pasar 10 años en su doctorado, ¿verdad? Tiene una vida de investigación para tratar de salvar el mundo después del doctorado. Por cierto, si quiere ganar el Premio Nobel mientras trabaja en su tesis doctoral, hágalo, pero prepárese para un largo compromiso. Esto es muy importante. Un tema estrecho puede parecer que no tendrá suficientes datos o cosas que decir. Sin embargo, cuanto más investiga, más a menudo verá el valor en un diseño de investigación fuerte, pero estrecho. Busque a investigadores activos en su área de interés y discuta las necesidades de la investigación. ¿Hay algo que falta en la literatura? ¿Ya están allí las preguntas de investigación que se les pide que necesitan respuesta? Estas son buenas maneras para reducir su tema y ser relevante para su publicación.
  7. Hay un 50% de estudiantes de doctorado que casi terminan su tesis, pero no lo hacen. Perseverancia y acabar el trabajo, en mi humilde opinión, son los dos rasgos y cualidades más importantes que uno necesita para terminar el doctorado. Como les digo a mis dos hijos, se puede fallar, pero no puedes rendirte. Establezca una agenda y calendario con su asesor de tesis y rinda cuentas a tiempo. Me reuní con mi asesor cada tres semanas durante mi tesis y terminé en un año y medio. Se puede hacer. Facilita mucho el trabajo del asesor si Ud. envía su trabajo con antelación para la correspondiente revisión.
  8. Céntrese sólo en el siguiente paso. Esto puede ser muy difícil, para no estresarse al hacer la tesis. Es muy fácil ser paralizado por la montaña de cosas que hay que hacer. Establezca su agenda y concéntrese en las cosas que están justo frente a Ud. Por lo general, el primer paso es la formación de su comité con un asesor de tesis. A continuación, pasar a la etapa siguiente, y la siguiente:
  • Diseño de la propuesta/investigación.
  • Formar el comité de tesis/consentimiento.
  • Estudio piloto.
  • Recopilar datos.
  • Análisis.
  • Escribir, escribir, y escribir con un propósito y horario.
  • Terminar ¡Sí!
  1. Encuentre alguien que le ayudará con un diseño de investigación fuerte. Esta es una decisión crítica, y hacerlo pronto y correctamente hará que su disertación no termine en un estante. Las disertaciones mal escritas o no significativas fueron el resultado de un diseño de investigación mal hecho. Si su universidad tiene una persona experta en el diseño cuantitativo, hay que buscar a esa persona. Tengo un muy buen amigo que es un investigador cuantitativo experto que ha ganado varios premios de financiación en una variedad de proyectos a través de múltiples disciplinas. Él siempre dice que esta es la mayor debilidad de la tesis, un diseño pobre. Es un problema muy serio, así que no lo ignore. Encuentre ayuda si la necesita. Hacer las cosas bien desde el principio no sólo va a ayudarle a terminar pronto. Sino que hará su trabajo relevante y digno de publicar.
  2. Promueva su trabajo y hable con otros. Este consejo puede no parecer relevante para su disertación. Sin embargo, yo diría que Ud. debe hacer esto no sólo en su campus universitario, sino también en foros de investigación de postgrado, las organizaciones profesionales para la presentación de postgrado de investigación, los colegas de su área de investigación, y otras rutas para promover su trabajo. En realidad, esto promociona su investigación y puede dar lugar a oportunidades de trabajo en su avance hacia las etapas finales de su finalización de tesis.

Ahora sólo tiene que hacerlo. Concéntrese en cada paso y termínelo. El éxito es el resultado del trabajo duro y la perseverancia. Es lo que separa a lo casi terminado de un trabajo bien hecho. Nada puede tomar el lugar del trabajo duro y la dedicación. ¡Buena suerte!

El documento original en idioma inglés puede encontrarse en: http://www.elsevier.com/connect/10-tips-to-finishing-your-phd-faster

 

 

La importancia de aprender el inglés

Por: Dr. José Luis Pantoja PhD.

Son alrededor de las 3:00 am, esta es una de esas noches extrañas en las cuales, luego de estar en la oficina prácticamente todo el día, aún no me da sueño. Quizá mañana (hoy) tenga problemas para levantarme a tiempo… ¡o quizá no! Para quienes se animan a estudiar un post-grado y para los que trabajan y estudian al mismo tiempo, permanecer despierto hasta bien avanzada la noche puede volverse una rutina. Sin duda, el esfuerzo genera recompensas.

Antes de ir a casa quiero compartir con Uds. una experiencia personal y con base en ella invitarlos a reflexionar un poco. En el tercer año de la universidad (pre-grado) viví una situación que me dejó una gran lección. Pero antes de hablar de ello debo mencionarles que desde que recibí mis primeras clases de inglés (en la primaria) nunca me sentí atraído por aprender este idioma. De hecho, era una de las clases en las que solía tener más dificultades. Eso también pasaba por la poca pasión que tenía por aprender inglés. Siempre me causaron mucha atracción las ciencias naturales, la biología, la química, incluso la matemática y la física, que no eran mis fuertes. Pero el inglés simplemente no era importante para mí. Sin embargo, en la universidad sucedió algo que me enseñaría, sobre todas las cosas, que estaba equivocado y que debía ponerle más empeño para aprender este idioma.

Resulta que llegaron a la universidad los representantes de una empresa multinacional, de aquellas que generan muchos millones de dólares. Estas personas habían solicitado que se les permitiera entrevistar a estudiantes destacados con potencial para formar parte de su empresa luego de graduarse. La universidad hizo una pre-selección de los mejorcitos por así decirlo, y se nos pidió ir al salón de entrevistas a una hora determinada. Éramos unos 25 estudiantes que llegábamos a la entrevista a probar suerte. Para muchos seguramente esa era nuestra primera entrevista formal de trabajo. Había emoción en algunos rostros, inquietudes en otros. Para la entrevista se nos pidió esperar en un salón separado mientras íbamos pasando uno a uno y en orden alfabético. Yo estaba más o menos a la mitad de la lista. Al empezar las entrevistas sucedía algo extraño, pues la persona a la que llamaban cuando mucho se demoraba uno o dos minutos, salía sin decir nada (quizá porque había alguien que controlaba el proceso en la puerta de ingreso), y se retiraba. En fin, la emoción del momento iba creciendo. Aún estaba lejos de la tan esperada graduación, pero este podía ser el golpe de suerte que necesitaba para darle impulso a mi carrera.

Cuando se me pidió pasar ingresé muy motivado al salón de entrevistas. Pero cuando apenas saludaba a las dos personas que hacían la entrevista estas me preguntaron: “Can we have this interview in English? (¿Podemos tener esta entrevista en inglés)”. Me sentí en shock y respondí: “No hablo bien inglés” (pues mi inglés era pésimo en ese entonces). Quizá pude haber respondido algo menos seco y mostrar un poco más de entereza para iniciar la entrevista, por ejemplo: “Está bien, aunque mi inglés no es perfecto, trataré de hacerlo lo mejor posible”. Sin embargo, el simple hecho de que quisieran entrevistarme en inglés me causó pánico. Ahí entendí el por qué mis compañeros que habían pasado a la entrevista antes que mi salían tan rápido. Llevaba conmigo documentos que consideré necesarios para ese momento. Sin embargo, estas personas no miraron mis transcripts de calificaciones, tampoco mi curriculum vitae, ni siquiera las cartas de recomendación que tan amablemente unos profesores escribieron para mejorar mi aplicación. Para serles sincero, no me preguntaron ni el nombre. La única explicación que me dieron (antes de invitarme a salir) fue: “Lo sentimos, en nuestra empresa solo trabaja personal bilingüe. ¡Es una política empresarial!”.

En lugar de quejarme por lo que había sucedido o por buscarle los peros al asunto, en ese momento comprendí cuan equivocado había estado al no darle la importancia necesaria al idioma inglés. Un par de días después hablé con un colega sobre este tema y nos propusimos estudiar inglés para pasar, por lo menos, el examen oficial de inglés (TOEFL). Si pasábamos ese examen se nos abría la posibilidad para realizar una pasantía en EE.UU. durante un semestre de nuestro último año de pre-grado, así que esa fue una motivación adicional para nosotros. Con este colega estudiamos inglés al menos por dos horas diarias durante los semestres de clases, y en el periodo de vacaciones permanecimos en la universidad estudiando hasta ocho horas diarias. Los primeros días recuerdo haberme sentido frustrado porque parecía que no aprendía nada. Pero poco a poco noté algo de progreso.

Tomamos el TOEFL a los tres meses de haber iniciado esa rutina y no lo pasamos por un margen pequeño. El esfuerzo estaba rindiendo frutos pero debíamos continuar aprendiendo y mejorando. Literalmente, estábamos devorando el material para estudiar inglés del que se disponía en la biblioteca universitaria. Volvimos a tomar el TOEFL un par de meses después y los resultados fueron mucho mejores. Aquí quiero aclarar algo. Pasar el examen de TOEFL no significa ser bilingüe ni mucho menos ser un experto en inglés. Cuando se pasa el TOEFL, simplemente se cumple un requerimiento mínimo para estar arriba de un cierto nivel. Pero siempre hay margen para seguir aprendiendo y mejorando. Es como cuando apruebas un curso con nota de 8/10, pues esto no significa que sepas todo el material del curso, sino que sabes lo suficiente para aprobarlo.

Luego de pasar el TOEFL se fueron abriendo oportunidades para realizar pasantías y estudios aquí en EE.UU., lo cual es tema para otra ocasión.

También les comparto que hace un par de días necesitaba hacer un trámite de índole personal y se me recomendó ir al Departamento de Idiomas de la Universidad en la que trabajo en busca de la ayuda que requería. La verdad, nunca había ingresado a ese departamento y creí que era algo pequeño, pues al fin y al cabo aquí toda la enseñanza es en inglés y pensaba que no se le daba importancia a otros idiomas. Me sorprendió ver que en dicho departamento había más o menos 50 profesores, todos con título de doctorado (PhD.), y ¿Qué creen? ¡Había al menos 10 profesores especializados en impartir clases de español! Si mi gente, los americanos le están dando mucha importancia a nuestro idioma, quizá más de la que nosotros le damos a aprender inglés. Esto me generó curiosidad y pregunté el por qué se le daba tanta importancia al idioma español y uno de los profesores dijo: “EE.UU. tiene cada vez mayor influencia de los Latino-Americanos. Muchos de nuestros profesionales e incluso nuestros hijos, viajan a Latino-América por diferentes motivos. También tenemos cada día más estudiantes latinos en nuestros establecimientos educativos. Por eso, estamos desafiando nuestras limitaciones en este idioma al desarrollar programas completos para quienes desean aprender español”. Pude comprobar esto al leer un artículo hoy en la mañana que mencionaba que el departamento de Ingeniería de la Universidad de Colorado ha establecido, como norma obligatoria, el hablar en español dentro de su departamento. Se lleva a cabo esa iniciativa con el objetivo de desarrollar recursos humanos capaces de desenvolverse globalmente.

Esta realidad me genera cierta alegría y nostalgia al mismo tiempo. Alegría porque nuestra lengua materna va ganando terreno y se está volviendo más conocida (es mi apreciación) en países donde no se habla español de forma oficial. Pero también nostalgia porque, al menos por lo que he vivido y conozco de nuestras universidades e instituciones educativas, nosotros aún no desarrollamos programas serios y completos que fomenten el aprendizaje del idioma inglés. En realidad, ni siquiera tenemos programas serios para enseñar a los estudiantes a utilizar correctamente el idioma español.

Yo no recuerdo haber visto en nuestros países profesionales altamente capacitados como profesores de inglés en establecimientos primarios, secundarios, ni en universidades. De hecho, muchos de los profesores de inglés son personas que recibieron un cursito por aquí, otro por allá, y que algo entienden de este idioma. En la mayoría de los casos ese entendimiento se relaciona solamente con el lenguaje popular o jerga, más no con el uso del idioma desde un punto de vista técnico y aplicado a las ciencias.

En otros casos, el profesor o profesora de inglés es alguien que por algún motivo vivió cierto tiempo en un país de habla inglesa, se asume que esa persona es bilingüe, y por lo tanto se la nombra como profesor o profesora de inglés. También, aunque se defienda la meritocracia, todos sabemos que la realidad es otra.

Ambas situaciones invitan a pensar mucho sobre el nivel de aprendizaje del idioma inglés que tienen nuestros estudiantes. Más aun cuando en algunas instituciones no se exige la elaboración de un cronograma académico que los profesores deban cumplir durante cada ciclo de estudios. En la mayoría de los casos los profesores enseñan lo que ellos creen que deben enseñar y ahí se termina el asunto. El nivel de enseñanza limitado y de bajo perfil técnico puede generar que el estudiante también sienta temor a aprender inglés. De hecho, conozco varias personas que han tomado varios cursos de inglés por aquí y por allá, gastando considerables cantidades de dinero, y dicen no haber aprendido nada o casi nada. En muchos casos, desde luego, también depende de la dedicación que cada persona le ponga a este tema. Conozco personas que empiezan a estudiar inglés y al poco tiempo se frustran y no culminan lo que empezaron. Aquí en las universidades de EE.UU. veo por ejemplo, que incluso estudiantes de doctorado (de cualquier especialidad) continúan recibiendo clases de inglés, especialmente en relación a escritura científica y comunicación verbal eficiente. Perdónenme si me equivoco, pero por lo que he visto, muchos de los programas de post-grado que se ofrecen en nuestras universidades no incluyen clases de redacción técnica ni siquiera en español, mucho menos de inglés en un nivel avanzado.

Les comento también que hace un par de años visité una de nuestras universidades y debatí sobre este tema con un profesor de dicha universidad. Me sorprendió ver que incluso hay profesores que no impulsan a los estudiantes a aprender este idioma. Este profesor me decía: “Pantoja, la verdad es que yo no entiendo por qué el inglés debe ser una clase obligatoria y que los estudiantes deben quedarse a supletorio de inglés si no obtienen una nota mínima. Al fin y al cabo, aquí en Latinoamérica casi todo se hace en español y no pasa nada si no sabes inglés. Mira por ejemplo, yo no hablo inglés y no he tenido problemas para ser profesor. Para mí que el inglés debería ser algo opcional. El que quiere aprender inglés que lo haga, y el que no, pues que no se estrese”.

En mi opinión, este profesor (aunque es relativamente joven) vive en otra época. Con frecuencia escucho que muchos profesionales también mencionan que el inglés no ha sido su fuerte y que por a o b razón no lo han aprendido. Por eso, los invito a que pongamos un esfuerzo adicional para vencer esta limitación. No se trata solamente de vencer un miedo, sino de solventar una necesidad que tenemos como personas y como profesionales. Esta es también una responsabilidad de nuestros sistemas educativos. Y aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver el mundo desde afuera y conocer las habilidades que un profesional moderno debe tener, estamos obligados a transmitir este mensaje a las nuevas generaciones.

La globalización nos empuja a estar conectados con personas de casi todo el mundo, y nos guste o no, el idioma universal es el inglés. Además, la información más actualizada que se genera (especialmente sobre investigaciones científicas) se publica en idioma inglés, y pueden pasar años o incluso décadas hasta que se publiquen versiones similares (por ejemplo libros) en idioma español. Al escribir esto recuerdo y medito sobre uno de los emotivos discursos del ex-presidente de Uruguay, José Mujica, quien mencionó estas palabras: “Los uruguayitos (niños y jóvenes de Uruguay) deben aprender inglés en todas nuestras escuelas, en las facultades, en el interior del país, incluso en la enseñanza terciaria masificada, y probablemente inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Digo esto no porque el inglés es el idioma que hablan los yanquis y porque debamos parecernos a ellos. No, los uruguayitos deben aprender inglés porque ese es el idioma con el que los chinos, japoneses, coreanos, rusos, y todos los de este mundo globalizado se dan a conocer con el resto. Nosotros necesitamos poder comunicarnos con ellos si queremos promover el crecimiento de nuestro país”.

Tiempo atrás escuchaba que una persona quería proponer una ley según la cual las universidades de EE.UU. debían eliminar el TOEFL como requisito obligatorio para los estudiantes internacionales que desean estudiar un post-grado en este país. Los EE.UU. ofrecen anualmente becas a través de sus universidades, y miles de estudiantes internacionales hemos sido beneficiarios de esas becas. Desde luego, las becas no llegan gratis, ¡Hay que ganárselas! Yo soy de quienes consideran que la competencia sana te ayuda a crecer. De hecho, pienso que un poco de competencia te permite mejorar como profesional, e incluso como persona. También suelo decir que hoy en día, lo más probable es que nunca conozcas a tu competencia directa, porque la oportunidad (beca de estudios o puesto de trabajo) que tú quieres obtener, también la quieren otras personas y desde diferentes partes del mundo. Sin que nos demos cuenta estamos compitiendo con personas de Norte-América, de Asia, de Europa, de África, y desde luego, con los mismos latinos. Y para competir, debemos estar preparados. En mi opinión, el TOEFL debe mantenerse como requisito obligatorio pues eso nos desafía un poco más a dar lo mejor de nosotros mismos y mejorar nuestras habilidades.

En definitiva, al saber inglés podemos competir mejor, y para ello debemos mejorar nuestros sistemas educativos en relación al aprendizaje de este idioma. También considero que debemos crear en nuestro jóvenes el hábito de auto-educarse sin esperar a que la universidad o un X curso sea la solución a su necesidad de aprender inglés. Actualmente el internet y las bibliotecas cuentan con bastante material de apoyo que pueden ayudar a nuestros jóvenes a aprender inglés de una forma más rápida. Desde luego, hay que saber utilizar estas herramientas. Hay personas que ponen como pretexto la falta de tiempo o dinero para no aprender inglés. Creo que con los recursos actuales y si sabemos organizar nuestro tiempo, es posible aprender inglés por nuestra cuenta y sin gastar dinero de forma innecesaria.

Estimados amigos y colegas, pero sobre todo, estimados jóvenes, al inglés no hay que tenerle miedo. Es cuestión de entrarle con ganas y también de ser constante, pues tampoco se lo aprende de la noche a la mañana. Un profesional que domina el inglés es como un profesional que tiene un título académico adicional y por tanto es más competente. Para muchas empresas, especialmente las que orientan sus productos o servicios al mercado internacional, saber inglés es un requisito obligatorio.

Finalmente, quiero resumir a continuación las ventajas de saber inglés que se presentan en el portal LANGUAGE PLUS.

1. El inglés nos da acceso a una mejor educación y a mejores oportunidades de trabajo.
2. El inglés es el idioma de la comunicación internacional, el comercio, y las finanzas.
3. El inglés nos da acceso a información más actualizada y completa. Podemos acceder a la mayoría de textos académicos, científicos, y tecnológicos, escritos en inglés.
4. Cuando viajes por cuestiones de trabajo o vacaciones, el inglés te permitirá movilizarte por el mundo sin tener problemas de comunicación.
5. El inglés te permitirá conocer otras culturas, estilos de vida, y diferentes formas de pensar.
6. El inglés te ayudará a entender y usar mejor el español, pues cuando aprendes inglés, también estas aprendiendo a comunicarte mejor en español, tanto de forma verbal como escrita.
7. Aprender inglés es más fácil de lo que se piensa y te ayuda a incrementar la confianza en ti mismo. Por eso ¡Supérate y aprende inglés! Una vez aprendidas las bases, el resto viene seguido. A medida que vayas aumentando tus conocimientos y vocabulario, perderás el miedo y hablarás en inglés sin pensarlo.
8. Si sabes inglés podrás disfrutar entre otras cosas, del cine y la literatura que se produce en este idioma. Muchas veces, cuando las películas o los libros son traducidos al español pierden algo de su esencia, pues la traducción no suele ser perfecta.
9. Aprender inglés produce ciertos estímulos que también nos ayudan a mejorar en otras áreas. Por ejemplo, hablar en público y el razonamiento lógico.
10. Si le tienes miedo al inglés, entonces apréndelo. Al vencerlo habrás mejorado tu capacidad para enfrentar otros desafíos que se te presenten en la vida.

Nota del Director:

El doctor José Luis Pantoja PhD. ha tenido una destacada carrera en agronomía con enfoque en fertilidad y manejo de suelos. Inició sus estudios en la Universidad Central del Ecuador en el 2001, pero al poco tiempo de iniciar su carrera recibió una beca para estudiar en la Escuela Agrícola Panamericana – Zamorano, Honduras, C.A. En esa universidad se graduó como Ing. Agrónomo en el 2005, siendo reconocido como el mejor egresado de su promoción. Previo a su graduación realizó una pasantía en la Universidad de Florida, lugar en el que conoció sobre las oportunidades para estudiar un post-grado en EE.UU. En el 2006 e inicios del 2007 trabajó en Zamorano, primero como asistente del laboratorio de suelos, y después como instructor de estudiantes en la unidad de servicios agrícolas. En el 2007 hizo otra pasantía en la Universidad de Arkansas, en la cual también realizó sus estudios de Maestría y se graduó en el 2009. Posteriormente, realizó sus estudios doctorales en la Universidad Estatal de Iowa y se graduó en Mayo del 2013. Además de sus proyectos de investigación el Dr. Pantoja ha sido asistente de cátedra y Post-doc en esa Universidad. Hasta el 2015 fue miembro del Proyecto Prometeo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). A lo largo de su carrera el Dr. Pantoja ha obtenido múltiples reconocimientos por su desempeño académico y por los trabajos de investigación que ha realizado.

EcuadorUniversitario.Com

¿Por qué aprender inglés?

Por: Dr. José Luis Pantoja PhD.

Son alrededor de las 3:00 am. Esta es una de esas noches extrañas en las cuales, luego de estar en la oficina prácticamente todo el día, aun no me da sueño. Quizá mañana (hoy) tenga problemas para levantarme a tiempo… ¡o quizá no! Para quienes se animan a estudiar un post-grado y para los que trabajan y estudian al mismo tiempo, permanecer despierto hasta bien avanzada la noche puede volverse una rutina. Sin duda, el esfuerzo genera recompensas.

Antes de ir a casa quiero compartir con Uds. una experiencia personal y con base en ella invitarlos a reflexionar un poco. En el tercer año de la universidad (pre-grado) viví una situación que me dejó una gran lección. Pero antes de hablar de ello debo mencionarles que desde que recibí mis primeras clases de inglés (en la primaria) nunca me sentí atraído por aprender este idioma. De hecho, era una de las clases en las que solía tener más dificultades. Eso también pasaba por la poca pasión que tenía por aprender inglés. Siempre me atrajeron las ciencias naturales, la biología, la química, incluso la matemática y la física, que no eran mis fuertes. Pero el inglés simplemente no era importante para mí. Sin embargo, en la universidad sucedió algo que me enseñaría, sobre todas las cosas, que estaba equivocado y que debía ponerle más empeño para aprender este idioma.

Resulta que llegaron a la universidad los representantes de una empresa multinacional, de aquellas que generan muchos millones de dólares. Estas personas habían solicitado que se les permitiera entrevistar a estudiantes destacados con potencial para formar parte de su empresa luego de graduarse. La universidad hizo una pre-selección de los mejorcitos por así decirlo, y se nos pidió ir al salón de entrevistas a una hora determinada. Éramos unos 25 estudiantes que llegábamos a la entrevista a probar suerte. Para muchos seguramente esa era nuestra primera entrevista formal de trabajo. Había emoción en algunos rostros, inquietudes en otros. Para la entrevista se nos pidió esperar en un salón separado mientras íbamos pasando uno a uno y en orden alfabético. Yo estaba más o menos a la mitad de la lista. Al empezar las entrevistas sucedía algo extraño, pues la persona a la que llamaban cuando mucho se demoraba uno o dos minutos, salía sin decir nada (quizá porque había alguien que controlaba el proceso en la puerta de ingreso), y se retiraba. En fin, la emoción del momento iba creciendo. Aún estaba lejos de la tan esperada graduación, pero este podía ser el golpe de suerte que necesitaba para darle impulso a mi carrera.

Cuando se me pidió pasar ingresé muy motivado al salón de entrevistas. Pero cuando apenas saludaba a las dos personas que hacían la entrevista estas me preguntaron: “Can we have this interview in English? (¿Podemos tener esta entrevista en inglés)”. Me sentí en shock y respondí: “No hablo bien inglés” (pues mi inglés era pésimo en ese entonces). Quizá pude haber respondido algo menos seco y mostrar un poco más de entereza para iniciar la entrevista, por ejemplo: “Está bien, aunque mi inglés no es perfecto, trataré de hacerlo lo mejor posible”. Sin embargo, el simple hecho de que quisieran entrevistarme en inglés me causó pánico. Ahí entendí el por qué mis compañeros que habían pasado a la entrevista antes que mi salían tan rápido. Llevaba conmigo documentos que consideré necesarios para ese momento. Sin embargo, estas personas no miraron mis transcripts de calificaciones, tampoco mi curriculum vitae, ni siquiera las cartas de recomendación que tan amablemente unos profesores escribieron para mejorar mi aplicación. Para serles sincero, no me preguntaron ni el nombre. La única explicación que me dieron (antes de invitarme a salir) fue: “Lo sentimos, en nuestra empresa solo trabaja personal bilingüe. ¡Es una política empresarial!”.

En lugar de quejarme por lo que había sucedido o por buscarle los peros al asunto, en ese momento comprendí cuan equivocado había estado al no darle la importancia necesaria al idioma inglés. Un par de días después hablé con un colega sobre este tema y nos propusimos estudiar inglés para pasar, por lo menos, el examen oficial de inglés (TOEFL). Si pasábamos ese examen se nos abría la posibilidad para realizar una pasantía en EE.UU. durante un semestre de nuestro último año de pre-grado, así que esa fue una motivación adicional para nosotros. Con este colega estudiamos inglés al menos por dos horas diarias durante los semestres de clases, y en el periodo de vacaciones permanecimos en la universidad estudiando hasta ocho horas diarias. Los primeros días recuerdo haberme sentido frustrado porque parecía que no aprendía nada. Pero poco a poco noté algo de progreso.

Tomamos el TOEFL a los tres meses de haber iniciado esa rutina y no lo pasamos por un margen pequeño. El esfuerzo estaba rindiendo frutos pero debíamos continuar aprendiendo y mejorando. Literalmente, estábamos devorando el material para estudiar inglés del que se disponía en la biblioteca universitaria. Volvimos a tomar el TOEFL un par de meses después y los resultados fueron mucho mejores. Aquí quiero aclarar algo. Pasar el examen de TOEFL no significa ser bilingüe ni mucho menos ser un experto en inglés. Cuando se pasa el TOEFL, simplemente se cumple un requerimiento mínimo para estar arriba de un cierto nivel. Pero siempre hay margen para seguir aprendiendo y mejorando. Es como cuando apruebas un curso con nota de 8/10, pues esto no significa que sepas todo el material del curso, sino que sabes lo suficiente para aprobarlo.

Luego de pasar el TOEFL se fueron abriendo oportunidades para realizar pasantías y estudios aquí en EE.UU., lo cual es tema para otra ocasión.

También les comparto que hace un par de días necesitaba hacer un trámite de índole personal y se me recomendó ir al Departamento de Idiomas de la Universidad en la que trabajo en busca de la ayuda que requería. La verdad, nunca había ingresado a ese departamento y creí que era algo pequeño, pues al fin y al cabo aquí toda la enseñanza es en inglés y pensaba que no se le daba importancia a otros idiomas. Me sorprendió ver que en dicho departamento había más o menos 50 profesores, todos con título de doctorado (PhD.), y ¿Qué creen? ¡Había al menos 10 profesores especializados en impartir clases de español! Si mi gente, los americanos le están dando mucha importancia a nuestro idioma, quizá más de la que nosotros le damos a aprender inglés. Esto me generó curiosidad y pregunté el por qué se le daba tanta importancia al idioma español y uno de los profesores dijo: “EE.UU. tiene cada vez mayor influencia de los Latino-Americanos. Muchos de nuestros profesionales e incluso nuestros hijos, viajan a Latino-América por diferentes motivos. También tenemos cada día más estudiantes latinos en nuestros establecimientos educativos. Por eso, estamos desafiando nuestras limitaciones en este idioma al desarrollar programas completos para quienes desean aprender español”. Pude comprobar esto al leer un artículo hoy en la mañana que mencionaba que el departamento de Ingeniería de la Universidad de Colorado ha establecido, como norma obligatoria, el hablar en español dentro de su departamento. Se lleva a cabo esa iniciativa con el objetivo de desarrollar recursos humanos capaces de desenvolverse globalmente.

Esta realidad me genera cierta alegría y nostalgia al mismo tiempo. Alegría porque nuestra lengua materna va ganando terreno y se está volviendo más conocida (es mi apreciación) en países donde no se habla español de forma oficial. Pero también nostalgia porque, al menos por lo que he vivido y conozco de nuestras universidades e instituciones educativas, nosotros aún no desarrollamos programas serios y completos que fomenten el aprendizaje del idioma inglés. En realidad, ni siquiera tenemos programas serios para enseñar a los estudiantes a utilizar correctamente el idioma español.

Yo no recuerdo haber visto en nuestros países profesionales altamente capacitados como profesores de inglés en establecimientos primarios, secundarios, ni en universidades. De hecho, muchos de los profesores de inglés son personas que recibieron un cursito por aquí, otro por allá, y que algo entienden de este idioma. En la mayoría de los casos ese entendimiento se relaciona solamente con el lenguaje popular o jerga, más no con el uso del idioma desde un punto de vista técnico y aplicado a las ciencias.

En otros casos, el profesor o profesora de inglés es alguien que por algún motivo vivió cierto tiempo en un país de habla inglesa, se asume que esa persona es bilingüe, y por lo tanto se la nombra como profesor o profesora de inglés. También, aunque se defienda la meritocracia, todos sabemos que la realidad es otra.

Ambas situaciones invitan a pensar mucho sobre el nivel de aprendizaje del idioma inglés que tienen nuestros estudiantes. Más aun cuando en algunas instituciones no se exige la elaboración de un cronograma académico que los profesores deban cumplir durante cada ciclo de estudios. En la mayoría de los casos los profesores enseñan lo que ellos creen que deben enseñar y ahí se termina el asunto. El nivel de enseñanza limitado y de bajo perfil técnico puede generar que el estudiante también sienta temor a aprender inglés. De hecho, conozco varias personas que han tomado varios cursos de inglés por aquí y por allá, gastando considerables cantidades de dinero, y dicen no haber aprendido nada o casi nada. En muchos casos, desde luego, también depende de la dedicación que cada persona le ponga a este tema. Conozco personas que empiezan a estudiar inglés y al poco tiempo se frustran y no culminan lo que empezaron. Aquí en las universidades de EE.UU. veo por ejemplo, que incluso estudiantes de doctorado (de cualquier especialidad) continúan recibiendo clases de inglés, especialmente en relación a escritura científica y comunicación verbal eficiente. Perdónenme si me equivoco, pero por lo que he visto, muchos de los programas de post-grado que se ofrecen en nuestras universidades no incluyen clases de redacción técnica ni siquiera en español, mucho menos de inglés en un nivel avanzado.

Les comento también que hace un par de años visité una de nuestras universidades y debatí sobre este tema con un profesor de dicha universidad. Me sorprendió ver que incluso hay profesores que no impulsan a los estudiantes a aprender este idioma. Este profesor me decía: “Pantoja, la verdad es que yo no entiendo por qué el inglés debe ser una clase obligatoria y que los estudiantes deben quedarse a supletorio de inglés si no obtienen una nota mínima. Al fin y al cabo, aquí en Latino-América casi todo se hace en español y no pasa nada si no sabes inglés. Mira por ejemplo, yo no hablo inglés y no he tenido problemas para ser profesor. Para mí que el inglés debería ser algo opcional. El que quiere aprender inglés que lo haga, y el que no, pues que no se estrese”.

En mi opinión, este profesor (aunque es relativamente joven) vive en otra época. Con frecuencia escucho que muchos profesionales también mencionan que el inglés no ha sido su fuerte y que por a o b razón no lo han aprendido. Por eso, los invito a que pongamos un esfuerzo adicional para vencer esta limitación. No se trata solamente de vencer un miedo, sino de solventar una necesidad que tenemos como personas y como profesionales. Esta es también una responsabilidad de nuestros sistemas educativos. Y aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver el mundo desde afuera y conocer las habilidades que un profesional moderno debe tener, estamos obligados a transmitir este mensaje a las nuevas generaciones.

La globalización nos empuja a estar conectados con personas de casi todo el mundo, y nos guste o no, el idioma universal es el inglés. Además, la información más actualizada que se genera (especialmente sobre investigaciones científicas) se publica en idioma inglés, y pueden pasar años o incluso décadas hasta que se publiquen versiones similares (por ejemplo libros) en idioma español. Al escribir esto recuerdo y medito sobre uno de los emotivos discursos del ex-presidente de Uruguay, José Mujica, quien mencionó estas palabras: “Los uruguayitos (niños y jóvenes de Uruguay) deben aprender inglés en todas nuestras escuelas, en las facultades en el interior del país, incluso en la enseñanza terciaria masificada, y probablemente inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Digo esto no porque el inglés es el idioma que hablan los yanquis y porque debamos parecernos a ellos. No, los uruguayitos deben aprender inglés porque ese es el idioma con el que los chinos, japoneses, coreanos, rusos, y todos los de este mundo globalizado se dan a conocer con el resto. Nosotros necesitamos poder comunicarnos con ellos si queremos promover el crecimiento de nuestro país”.

Tiempo atrás escuchaba que una persona quería proponer una ley según la cual las universidades de EE.UU. debían eliminar el TOEFL como requisito obligatorio para los estudiantes internacionales que desean estudiar un post-grado en este país. Los EE.UU. ofrecen anualmente becas a través de sus universidades, y miles de estudiantes internacionales hemos sido beneficiarios de esas becas. Desde luego, las becas no llegan gratis, ¡Hay que ganárselas! Yo soy de quienes consideran que la competencia sana te ayuda a crecer. De hecho, pienso que un poco de competencia te permite mejorar como profesional, e incluso como persona. También suelo decir que hoy en día, lo más probable es que nunca conozcas a tu competencia directa, porque la oportunidad (beca de estudios o puesto de trabajo) que tú quieres obtener, también la quieren otras personas y desde diferentes partes del mundo. Sin que nos demos cuenta estamos compitiendo con personas de Norte-América, de Asia, de Europa, de África, y desde luego, con los mismos latinos. Y para competir, debemos estar preparados. En mi opinión, el TOEFL debe mantenerse como requisito obligatorio pues eso nos desafía un poco más a dar lo mejor de nosotros mismos y mejorar nuestras habilidades.

En definitiva, al saber inglés podemos competir mejor, y para ello debemos mejorar nuestros sistemas educativos en relación al aprendizaje de este idioma. También considero que debemos crear en nuestro jóvenes el hábito de auto-educarse sin esperar a que la universidad o un X curso sea la solución a su necesidad de aprender inglés. Actualmente el internet y las bibliotecas cuentan con bastante material de apoyo que pueden ayudar a nuestros jóvenes a aprender inglés de una forma más rápida. Desde luego, hay que saber utilizar estas herramientas. Hay personas que ponen como escusa la falta de tiempo o dinero para no aprender inglés. Creo que con los recursos actuales y si sabemos organizar nuestro tiempo, es posible aprender inglés por nuestra cuenta y sin gastar dinero de forma innecesaria.

Estimados amigos y colegas, pero sobre todo, estimados jóvenes, al inglés no hay que tenerle miedo. Es cuestión de entrarle con ganas y también de ser constante, pues tampoco se lo aprende de la noche a la mañana. Un profesional que domina el inglés es como un profesional que tiene un título académico adicional y por tanto es más competente. Para muchas empresas, especialmente las que orientan sus productos o servicios al mercado internacional, saber inglés es un requisito obligatorio.

Finalmente, quiero resumir a continuación las ventajas de saber inglés que se presentan en el portal LANGUAGE PLUS.

1. El inglés nos da acceso a una mejor educación y a mejores oportunidades de trabajo.
2. El inglés es el idioma de la comunicación internacional, el comercio, y las finanzas.
3. El inglés nos da acceso a información más actualizada y completa. Podemos acceder a la mayoría de textos académicos, científicos, y tecnológicos, escritos en inglés.
4. Cuando viajes por cuestiones de trabajo o vacaciones, el inglés te permitirá movilizarte por el mundo sin tener problemas de comunicación.
5. El inglés te permitirá conocer otras culturas, estilos de vida, y diferentes formas de pensar.
6. El inglés te ayudará a entender y usar mejor el español, pues cuando aprendes inglés, también estas aprendiendo a comunicarte mejor en español, tanto de forma verbal como escrita.
7. Aprender inglés es más fácil de lo que se piensa y te ayuda a incrementar la confianza en ti mismo. Por eso ¡Supérate y aprende inglés! Una vez aprendidas las bases, el resto viene seguido. A medida que vayas aumentando tus conocimientos y vocabulario, perderás el miedo y hablarás en inglés sin pensarlo.
8. Si sabes inglés podrás disfrutar entre otras cosas, del cine y la literatura que se produce en este idioma. Muchas veces, cuando las películas o los libros son traducidos al español pierden algo de su esencia, pues la traducción no suele ser perfecta.
9. Aprender inglés produce ciertos estímulos que también nos ayudan a mejorar en otras áreas. Por ejemplo, hablar en público y el razonamiento lógico.
10. Si le tienes miedo al inglés, entonces apréndelo. Al vencerlo habrás mejorado tu capacidad para enfrentar otros desafíos que se te presenten en la vida.

Nota del Director:

El doctor José Luis Pantoja PhD. ha tenido una destacada carrera en agronomía con enfoque en fertilidad y manejo de suelos. Inició sus estudios en la Universidad Central del Ecuador en el 2001, pero al poco tiempo de iniciar su carrera recibió una beca para estudiar en la Escuela Agrícola Panamericana – Zamorano, Honduras, C.A. En esa universidad se graduó como Ing. Agrónomo en el 2005, siendo reconocido como el mejor egresado de su promoción. Previo a su graduación realizó una pasantía en la Universidad de Florida, lugar en el que conoció sobre las oportunidades para estudiar un post-grado en EE.UU. En el 2006 e inicios del 2007 trabajó en Zamorano, primero como asistente del laboratorio de suelos, y después como instructor de estudiantes en la unidad de servicios agrícolas. En el 2007 hizo otra pasantía en la Universidad de Arkansas, en la cual también realizó sus estudios de Maestría y se graduó en el 2009. Posteriormente, realizó sus estudios doctorales en la Universidad Estatal de Iowa y se graduó en Mayo del 2013. Además de sus proyectos de investigación el Dr. Pantoja ha sido asistente de cátedra y Post-doc en esa Universidad. Hasta el 2015 fue miembro del Proyecto Prometeo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). A lo largo de su carrera el Dr. Pantoja ha obtenido múltiples reconocimientos por su desempeño académico y por los trabajos de investigación que ha realizado.

EcuadorUniversitario.Com

Diez consejos para terminar su doctorado más rápido

Por: Rodney E. Rohde, PhD.
Traducción: Dr. José Luis Pantoja PhD.

El 10 de agosto de 2010 fue un gran día para Rodney Rohde, terminó su PhD.y lo hizo en cuatro años mientras trabajaba como profesor asistente y luego profesor asociado en la Universidad Estatal de Texas. Ahora como profesor, decano de investigación y director del programa de Ciencias de Laboratorio Clínico en el Colegio de Profesiones de la Salud, se gasta una gran cantidad de tiempo motivando y entrenando a otros en el camino misterioso de estudiar un doctorado.

El Dr. Rohde es especialista en salud pública y microbiología clínica. Él tiene una licenciatura en microbiología, un título de maestría en biología/virología, y un doctorado en educación de la Universidad del Estado de Texas. Su disertación se alineó con sus antecedentes clínicos: conocimiento de la bacteria estafilococo, el aprendizaje y la adaptación. Su investigación se centra en la educación de adultos y la microbiología de salud pública con respecto a la virología de la rabia, la vacunación oral contra la rabia, las bacterias resistentes a los antibióticos, y el diagnóstico molecular y de biotecnología. Ha publicado más de 25 artículos de investigación y presentado en más de 100 conferencias estatales, nacionales, e internacionales. Fue galardonado con el Premio al Autor Distinguido 2012 y el Premio de Investigación Científica 2007 por su trabajo con la bacteria estafilococo.

El Dr. Rohde manifiesta lo siguiente: “Recientemente, me encontré con un artículo muy interesante de Andy Greenspon, un estudiante de doctorado en física aplicada de la Universidad de Harvard: “9 cosas que Ud. debe considerar antes de embarcarse en un doctorado”. Pensé que Andy dio algunos consejos fantásticos y me recordó una promesa que hice a mí mismo mientras trabajaba en mi doctorado. En las primeras horas de la noche mientras analizaba los datos de mi investigación, me prometí que si alguna vez terminaba mi doctorado, me gustaría ayudar a los demás a superar las arenas movedizas de un estudio doctoral. Espero que pueda empezar a ofrecer un poco de ayuda con esta lista”.

1. Sumérjase en la escritura y aprender cómo escribir una propuesta de financiación. Algunos podrían decir que esto es más importante después de terminar un doctorado. No caiga en esa trampa. Aprender a escribir una propuesta de financiación no es como escribir su disertación o un artículo de revista. Sin embargo, todos los tipos de propuestas de financiación (federales, estatales, fundaciones, privadas/corporativas, militares) pueden ofrecer una oportunidad para financiar su investigación mientras trabaja en su doctorado. Y puede muy bien ser su mejor y más atractiva forma de conseguir un buen trabajo. Por ejemplo, mi organización profesional, la Sociedad Americana de Ciencias de Laboratorio Clínico, ofrece becas de investigación para llevar a cabo la investigación de posgrado. Tuve la oportunidad de financiar la mayor parte de mi presupuesto de investigación por esta oportunidad. Muchas otras agencias de financiamiento federal, organizaciones y fundaciones privadas, tendrán oportunidades de financiación que a menudo ofrecen a los estudiantes de postgrado un vehículo para financiar sus investigaciones, especialmente si Ud. está conduciendo la investigación que es importante para la misión de la agencia/fundación.

2. Encuentre un mentor fuerte. No se puede imaginar lo importante que es esto. ¿Puede ser su asesor principal de tesis? Posiblemente, pero encontrar a alguien que le puede dar información crítica sobre los proyectos y el estímulo que Ud. necesita es muy importante. Tuve la suerte de tener varios colegas de mi universidad que habían terminado el viaje de los estudios de PhD. Me rodeé de varios de estos PhD. veteranos, y ellos fueron capaces de ayudarme a evitar los obstáculos que podrían haberme retrasado. También fueron capaces de proporcionarme la cosa más importante que un estudiante de posgrado puede necesitar, la comprensión y la retroalimentación constante. Por eso, piense acerca de encontrar a alguien que sabe cómo motivarlo a Ud. para terminar los trabajos. Puede ser que sea un colega o un profesor. Pero no se equivoque, no debe ser un amigo que le diga que todas las cosas van a estar bien.

3. Acepte la crítica constructiva. Está bien para estar de mal humor un poco (todos lo hacemos cuando nos enteramos de que no somos un ganador del Premio Nobel en nuestro primer año de posgrado), pero hay que superarlo tan pronto como sea posible y aprender de estos comentarios. La mayoría de los profesores y asesores tienen mucho que compartir cuando se trata de la investigación, escribiendo para la publicación o la búsqueda de subvenciones. Un viejo refrán que siempre les digo a los estudiantes y colegas: “A menudo se recuerda el profesor más duro”, es cierto por una razón.

4. Encuentre el asesor adecuado para su disertación. Siempre le digo a los estudiantes que el decano (por estar muy ocupado), un profesor joven (por su poca experiencia), o un profesor senior (porque ya va de salida), no son las mejores elecciones como asesores de tesis doctorales. ¡Haga su investigación! Busque los profesores que están pensando en estudiantes de posgrado en el momento oportuno y son conocidos en su campo de la investigación. Busque en internet, hable con otros estudiantes, o visite la universidad para verificar esta información. Si el asesor que Ud. ha elegido es estricto, no se preocupe, eso es bueno. Si le enseñan a obtener resultados a través de procesos, eso es lo que importa. ¡Es como ser padres, pues su padre no debe ser su amigo cuando tienen que ser su padre!

5. Dirija sus proyectos de investigación o cursos de estudio hacia su disertación. Esto podría ser uno de mis mejores consejos. Si se puede llevar a cabo revisiones de literatura o proyectos piloto de investigación en los cursos de preparación para lo que Ud. quiere hacer en su tesis, hágalo. Este paso le ayudará a ahorrar tiempo en la fase de tesis. Yo completé la mayor parte de mis dos primeros capítulos de la disertación gracias a los cursos que recibí. Voy a explicar cómo hice esto con más detalle. Siempre supe que quería llevar a cabo una disertación sobre la bacteria estafilococo, y el aprendizaje y la adaptación de las personas que habían sido diagnosticadas con la bacteria estafilococo. Así que fui donde el decano del departamento y le preguntó acerca de oportunidades de tomar cursos de estudio independiente (optativas) que permitirían mi formación hacia la realización de mi revisión de la literatura, el estudio piloto, y oportunidades de financiación para mi tema. En el momento en que llegué terminé los cursos, realmente tuve los primeros dos capítulos de mi tesis.

6. Mantenga su tema de tesis lo más estrecho posible. Es posible que quiera salvar al mundo, pero Ud. no quiere pasar 10 años en su doctorado, ¿verdad? Tiene una vida de investigación para tratar de salvar el mundo después del doctorado. Por cierto, si quiere ganar el Premio Nobel mientras trabaja en su tesis doctoral, hágalo, pero prepárese para un largo compromiso. Esto es muy importante. Un tema estrecho puede parecer que no tendrá suficientes datos o cosas que decir. Sin embargo, cuanto más investiga, más a menudo verá el valor en un diseño de investigación fuerte, pero estrecho. Busque a investigadores activos en su área de interés y discuta las necesidades de la investigación. ¿Hay algo que falta en la literatura? ¿Ya están allí las preguntas de investigación que se les pide que necesitan respuesta? Estas son buenas maneras para reducir su tema y ser relevante para su publicación.

7. Hay un 50% de estudiantes de doctorado que casi terminan su tesis, pero no lo hacen. Perseverancia y acabar el trabajo, en mi humilde opinión, son los dos rasgos y cualidades más importantes que uno necesita para terminar el doctorado. Como les digo a mis dos hijos, se puede fallar, pero no puedes rendirte. Establezca una agenda y calendario con su asesor de tesis y rinda cuentas a tiempo. Me reuní con mi asesor cada tres semanas durante mi tesis y terminé en un año y medio. Se puede hacer. Facilita mucho el trabajo del asesor si Ud. envía su trabajo con antelación para la correspondiente revisión.

8. Céntrese sólo en el siguiente paso. Esto puede ser muy difícil, para no estresarse al hacer la tesis. Es muy fácil ser paralizado por la montaña de cosas que hay que hacer. Establezca su agenda y concéntrese en las cosas que están justo frente a Ud. Por lo general, el primer paso es la formación de su comité con un asesor de tesis. A continuación, pasar a la etapa siguiente, y la siguiente:

• Diseño de la propuesta/investigación.
• Formar el comité de tesis/consentimiento.
• Estudio piloto.
• Recopilar datos.
• Análisis.
• Escribir, escribir, y escribir con un propósito y horario.
• Defender.
• Terminar ¡Sí!

9. Encuentre alguien que le ayudará con un diseño de investigación fuerte. Esta es una decisión crítica, y hacerlo pronto y correctamente hará que su disertación no termine en un estante. Las disertaciones mal escritas o no significativas fueron el resultado de un diseño de investigación mal hecho. Si su universidad tiene una persona experta en el diseño cuantitativo, hay que buscar a esa persona. Tengo un muy buen amigo que es un investigador cuantitativo experto que ha ganado varios premios de financiación en una variedad de proyectos a través de múltiples disciplinas. Él siempre dice que esta es la mayor debilidad de la tesis, un diseño pobre. Es un problema muy serio, así que no lo ignore. Encuentre ayuda si la necesita. Hacer las cosas bien desde el principio no sólo va a ayudarle a terminar pronto. Sino que hará su trabajo relevante y digno de publicar.

10. Promueva su trabajo y hable con otros. Este consejo puede no parecer relevante para su disertación. Sin embargo, yo diría que Ud. debe hacer esto no sólo en su campus universitario, sino también en foros de investigación de postgrado, las organizaciones profesionales para la presentación de postgrado de investigación, los colegas de su área de investigación, y otras rutas para promover su trabajo. En realidad, esto promociona su investigación y puede dar lugar a oportunidades de trabajo en su avance hacia las etapas finales de su finalización de tesis.

Ahora sólo tiene que hacerlo. Concéntrese en cada paso y termínelo. El éxito es el resultado del trabajo duro y la perseverancia. Es lo que separa a lo casi terminado de un trabajo bien hecho. Nada puede tomar el lugar del trabajo duro y la dedicación. ¡Buena suerte!

NOTA:

Este artículo fue traducido por el doctor José Luis Pantoja, un gran amigo de EcuadorUniversitario.Com

El documento original en idioma inglés puede encontrarse en: http://www.elsevier.com/connect/10-tips-to-finishing-your-phd-faster

¿Por qué aprender inglés?

Por: Dr. José Luis Pantoja PhD.

Son alrededor de las 3:00 am. Esta es una de esas noches extrañas en las cuales, luego de estar en la oficina prácticamente todo el día, aun no me da sueño. Quizá mañana (hoy) tenga problemas para levantarme a tiempo… ¡o quizá no! Para quienes se animan a estudiar un post-grado y para los que trabajan y estudian al mismo tiempo, permanecer despierto hasta bien avanzada la noche puede volverse una rutina. Sin duda, el esfuerzo genera recompensas.

Antes de ir a casa quiero compartir con Uds. una experiencia personal y con base en ella invitarlos a reflexionar un poco. En el tercer año de la universidad (pre-grado) viví una situación que me dejó una gran lección. Pero antes de hablar de ello debo mencionarles que desde que recibí mis primeras clases de inglés (en la primaria) nunca me sentí atraído por aprender este idioma. De hecho, era una de las clases en las que solía tener más dificultades. Eso también pasaba por la poca pasión que tenía por aprender inglés. Siempre me atrajeron las ciencias naturales, la biología, la química, incluso la matemática y la física, que no eran mis fuertes. Pero el inglés simplemente no era importante para mí. Sin embargo, en la universidad sucedió algo que me enseñaría, sobre todas las cosas, que estaba equivocado y que debía ponerle más empeño para aprender este idioma.

Resulta que llegaron a la universidad los representantes de una empresa multinacional, de aquellas que generan muchos millones de dólares. Estas personas habían solicitado que se les permitiera entrevistar a estudiantes destacados con potencial para formar parte de su empresa luego de graduarse. La universidad hizo una pre-selección de los mejorcitos por así decirlo, y se nos pidió ir al salón de entrevistas a una hora determinada. Éramos unos 25 estudiantes que llegábamos a la entrevista a probar suerte. Para muchos seguramente esa era nuestra primera entrevista formal de trabajo. Había emoción en algunos rostros, inquietudes en otros. Para la entrevista se nos pidió esperar en un salón separado mientras íbamos pasando uno a uno y en orden alfabético. Yo estaba más o menos a la mitad de la lista. Al empezar las entrevistas sucedía algo extraño, pues la persona a la que llamaban cuando mucho se demoraba uno o dos minutos, salía sin decir nada (quizá porque había alguien que controlaba el proceso en la puerta de ingreso), y se retiraba. En fin, la emoción del momento iba creciendo. Aún estaba lejos de la tan esperada graduación, pero este podía ser el golpe de suerte que necesitaba para darle impulso a mi carrera.

Cuando se me pidió pasar ingresé muy motivado al salón de entrevistas. Pero cuando apenas saludaba a las dos personas que hacían la entrevista estas me preguntaron: “Can we have this interview in English? (¿Podemos tener esta entrevista en inglés)”. Me sentí en shock y respondí: “No hablo bien inglés” (pues mi inglés era pésimo en ese entonces). Quizá pude haber respondido algo menos seco y mostrar un poco más de entereza para iniciar la entrevista, por ejemplo: “Está bien, aunque mi inglés no es perfecto, trataré de hacerlo lo mejor posible”. Sin embargo, el simple hecho de que quisieran entrevistarme en inglés me causó pánico. Ahí entendí el por qué mis compañeros que habían pasado a la entrevista antes que mi salían tan rápido. Llevaba conmigo documentos que consideré necesarios para ese momento. Sin embargo, estas personas no miraron mis transcripts de calificaciones, tampoco mi curriculum vitae, ni siquiera las cartas de recomendación que tan amablemente unos profesores escribieron para mejorar mi aplicación. Para serles sincero, no me preguntaron ni el nombre. La única explicación que me dieron (antes de invitarme a salir) fue: “Lo sentimos, en nuestra empresa solo trabaja personal bilingüe. ¡Es una política empresarial!”.

En lugar de quejarme por lo que había sucedido o por buscarle los peros al asunto, en ese momento comprendí cuan equivocado había estado al no darle la importancia necesaria al idioma inglés. Un par de días después hablé con un colega sobre este tema y nos propusimos estudiar inglés para pasar, por lo menos, el examen oficial de inglés (TOEFL). Si pasábamos ese examen se nos abría la posibilidad para realizar una pasantía en EE.UU. durante un semestre de nuestro último año de pre-grado, así que esa fue una motivación adicional para nosotros. Con este colega estudiamos inglés al menos por dos horas diarias durante los semestres de clases, y en el periodo de vacaciones permanecimos en la universidad estudiando hasta ocho horas diarias. Los primeros días recuerdo haberme sentido frustrado porque parecía que no aprendía nada. Pero poco a poco noté algo de progreso. Tomamos el TOEFL a los tres meses de haber iniciado esa rutina y no lo pasamos por un margen pequeño. El esfuerzo estaba rindiendo frutos pero debíamos continuar aprendiendo y mejorando. Literalmente, estábamos devorando el material para estudiar inglés del que se disponía en la biblioteca universitaria. Volvimos a tomar el TOEFL un par de meses después y los resultados fueron mucho mejores. Aquí quiero aclarar algo. Pasar el examen de TOEFL no significa ser bilingüe ni mucho menos ser un experto en inglés. Cuando se pasa el TOEFL, simplemente se cumple un requerimiento mínimo para estar arriba de un cierto nivel. Pero siempre hay margen para seguir aprendiendo y mejorando. Es como cuando apruebas un curso con nota de 8/10, pues esto no significa que sepas todo el material del curso, sino que sabes lo suficiente para aprobarlo.

Luego de pasar el TOEFL se fueron abriendo oportunidades para realizar pasantías y estudios aquí en EE.UU., lo cual es tema para otra ocasión.

También les comparto que hace un par de días necesitaba hacer un trámite de índole personal y se me recomendó ir al Departamento de Idiomas de la Universidad en la que trabajo en busca de la ayuda que requería. La verdad, nunca había ingresado a ese departamento y creí que era algo pequeño, pues al fin y al cabo aquí toda la enseñanza es en inglés y pensaba que no se le daba importancia a otros idiomas. Me sorprendió ver que en dicho departamento había más o menos 50 profesores, todos con título de doctorado (PhD.), y ¿Qué creen? ¡Había al menos 10 profesores especializados en impartir clases de español! Si mi gente, los americanos le están dando mucha importancia a nuestro idioma, quizá más de la que nosotros le damos a aprender inglés. Esto me generó curiosidad y pregunté el por qué se le daba tanta importancia al idioma español y uno de los profesores dijo: “EE.UU. tiene cada vez mayor influencia de los Latino-Americanos. Muchos de nuestros profesionales e incluso nuestros hijos, viajan a Latino-América por diferentes motivos. También tenemos cada día más estudiantes latinos en nuestros establecimientos educativos. Por eso, estamos desafiando nuestras limitaciones en este idioma al desarrollar programas completos para quienes desean aprender español”. Pude comprobar esto al leer un artículo hoy en la mañana que mencionaba que el departamento de Ingeniería de la Universidad de Colorado ha establecido, como norma obligatoria, el hablar en español dentro de su departamento. Se lleva a cabo esa iniciativa con el objetivo de desarrollar recursos humanos capaces de desenvolverse globalmente.

Esta realidad me genera cierta alegría y nostalgia al mismo tiempo. Alegría porque nuestra lengua materna va ganando terreno y se está volviendo más conocida (es mi apreciación) en países donde no se habla español de forma oficial. Pero también nostalgia porque, al menos por lo que he vivido y conozco de nuestras universidades e instituciones educativas, nosotros aún no desarrollamos programas serios y completos que fomenten el aprendizaje del idioma inglés. En realidad, ni siquiera tenemos programas serios para enseñar a los estudiantes a utilizar correctamente el idioma español.

Yo no recuerdo haber visto en nuestros países profesionales altamente capacitados como profesores de inglés en establecimientos primarios, secundarios, ni en universidades. De hecho, muchos de los profesores de inglés son personas que recibieron un cursito por aquí, otro por allá, y que algo entienden de este idioma. En la mayoría de los casos ese entendimiento se relaciona solamente con el lenguaje popular o jerga, más no con el uso del idioma desde un punto de vista técnico y aplicado a las ciencias.

En otros casos, el profesor o profesora de inglés es alguien que por algún motivo vivió cierto tiempo en un país de habla inglesa, se asume que esa persona es bilingüe, y por lo tanto se la nombra como profesor o profesora de inglés. También, aunque se defienda la meritocracia, todos sabemos que la realidad es otra.
Ambas situaciones invitan a pensar mucho sobre el nivel de aprendizaje del idioma inglés que tienen nuestros estudiantes. Más aun cuando en algunas instituciones no se exige la elaboración de un cronograma académico que los profesores deban cumplir durante cada ciclo de estudios. En la mayoría de los casos los profesores enseñan lo que ellos creen que deben enseñar y ahí se termina el asunto. El nivel de enseñanza limitado y de bajo perfil técnico puede generar que el estudiante también sienta temor a aprender inglés. De hecho, conozco varias personas que han tomado varios cursos de inglés por aquí y por allá, gastando considerables cantidades de dinero, y dicen no haber aprendido nada o casi nada. En muchos casos, desde luego, también depende de la dedicación que cada persona le ponga a este tema. Conozco personas que empiezan a estudiar inglés y al poco tiempo se frustran y no culminan lo que empezaron. Aquí en las universidades de EE.UU. veo por ejemplo, que incluso estudiantes de doctorado (de cualquier especialidad) continúan recibiendo clases de inglés, especialmente en relación a escritura científica y comunicación verbal eficiente. Perdónenme si me equivoco, pero por lo que he visto, muchos de los programas de post-grado que se ofrecen en nuestras universidades no incluyen clases de redacción técnica ni siquiera en español, mucho menos de inglés en un nivel avanzado.

Les comento también que hace un par de años visité una de nuestras universidades y debatí sobre este tema con un profesor de dicha universidad. Me sorprendió ver que incluso hay profesores que no impulsan a los estudiantes a aprender este idioma. Este profesor me decía: “Pantoja, la verdad es que yo no entiendo por qué el inglés debe ser una clase obligatoria y que los estudiantes deben quedarse a supletorio de inglés si no obtienen una nota mínima. Al fin y al cabo, aquí en Latino-América casi todo se hace en español y no pasa nada si no sabes inglés. Mira por ejemplo, yo no hablo inglés y no he tenido problemas para ser profesor. Para mí que el inglés debería ser algo opcional. El que quiere aprender inglés que lo haga, y el que no, pues que no se estrese”.

En mi opinión, este profesor (aunque es relativamente joven) vive en otra época. Con frecuencia escucho que muchos profesionales también mencionan que el inglés no ha sido su fuerte y que por a o b razón no lo han aprendido. Por eso, los invito a que pongamos un esfuerzo adicional para vencer esta limitación. No se trata solamente de vencer un miedo, sino de solventar una necesidad que tenemos como personas y como profesionales. Esta es también una responsabilidad de nuestros sistemas educativos. Y aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver el mundo desde afuera y conocer las habilidades que un profesional moderno debe tener, estamos obligados a transmitir este mensaje a las nuevas generaciones.

La globalización nos empuja a estar conectados con personas de casi todo el mundo, y nos guste o no, el idioma universal es el inglés. Además, la información más actualizada que se genera (especialmente sobre investigaciones científicas) se publica en idioma inglés, y pueden pasar años o incluso décadas hasta que se publiquen versiones similares (por ejemplo libros) en idioma español. Al escribir esto recuerdo y medito sobre uno de los emotivos discursos del ex-presidente de Uruguay, José Mujica, quien mencionó estas palabras: “Los uruguayitos (niños y jóvenes de Uruguay) deben aprender inglés en todas nuestras escuelas, en las facultades en el interior del país, incluso en la enseñanza terciaria masificada, y probablemente inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Digo esto no porque el inglés es el idioma que hablan los yanquis y porque debamos parecernos a ellos. No, los uruguayitos deben aprender inglés porque ese es el idioma con el que los chinos, japoneses, coreanos, rusos, y todos los de este mundo globalizado se dan a conocer con el resto. Nosotros necesitamos poder comunicarnos con ellos si queremos promover el crecimiento de nuestro país”.

Tiempo atrás escuchaba que una persona quería proponer una ley según la cual las universidades de EE.UU. debían eliminar el TOEFL como requisito obligatorio para los estudiantes internacionales que desean estudiar un post-grado en este país. Los EE.UU. ofrecen anualmente becas a través de sus universidades, y miles de estudiantes internacionales hemos sido beneficiarios de esas becas. Desde luego, las becas no llegan gratis, ¡Hay que ganárselas! Yo soy de quienes consideran que la competencia sana te ayuda a crecer. De hecho, pienso que un poco de competencia te permite mejorar como profesional, e incluso como persona. También suelo decir que hoy en día, lo más probable es que nunca conozcas a tu competencia directa, porque la oportunidad (beca de estudios o puesto de trabajo) que tú quieres obtener, también la quieren otras personas y desde diferentes partes del mundo. Sin que nos demos cuenta estamos compitiendo con personas de Norte-América, de Asia, de Europa, de África, y desde luego, con los mismos latinos. Y para competir, debemos estar preparados. En mi opinión, el TOEFL debe mantenerse como requisito obligatorio pues eso nos desafía un poco más a dar lo mejor de nosotros mismos y mejorar nuestras habilidades.

En definitiva, al saber inglés podemos competir mejor, y para ello debemos mejorar nuestros sistemas educativos en relación al aprendizaje de este idioma. También considero que debemos crear en nuestro jóvenes el hábito de auto-educarse sin esperar a que la universidad o un X curso sea la solución a su necesidad de aprender inglés. Actualmente el internet y las bibliotecas cuentan con bastante material de apoyo que pueden ayudar a nuestros jóvenes a aprender inglés de una forma más rápida. Desde luego, hay que saber utilizar estas herramientas. Hay personas que ponen como escusa la falta de tiempo o dinero para no aprender inglés. Creo que con los recursos actuales y si sabemos organizar nuestro tiempo, es posible aprender inglés por nuestra cuenta y sin gastar dinero de forma innecesaria.

Estimados amigos y colegas, pero sobre todo, estimados jóvenes, al inglés no hay que tenerle miedo. Es cuestión de entrarle con ganas y también de ser constante, pues tampoco se lo aprende de la noche a la mañana. Un profesional que domina el inglés es como un profesional que tiene un título académico adicional y por tanto es más competente. Para muchas empresas, especialmente las que orientan sus productos o servicios al mercado internacional, saber inglés es un requisito obligatorio.

Finalmente, quiero resumir a continuación las ventajas de saber inglés que se presentan en el portal LANGUAGE PLUS.

1. El inglés nos da acceso a una mejor educación y a mejores oportunidades de trabajo.
2. El inglés es el idioma de la comunicación internacional, el comercio, y las finanzas.
3. El inglés nos da acceso a información más actualizada y completa. Podemos acceder a la mayoría de textos académicos, científicos, y tecnológicos, escritos en inglés.
4. Cuando viajes por cuestiones de trabajo o vacaciones, el inglés te permitirá movilizarte por el mundo sin tener problemas de comunicación.
5. El inglés te permitirá conocer otras culturas, estilos de vida, y diferentes formas de pensar.
6. El inglés te ayudará a entender y usar mejor el español, pues cuando aprendes inglés, también estas aprendiendo a comunicarte mejor en español, tanto de forma verbal como escrita.
7. Aprender inglés es más fácil de lo que se piensa y te ayuda a incrementar la confianza en ti mismo. Por eso ¡Supérate y aprende inglés! Una vez aprendidas las bases, el resto viene seguido. A medida que vayas aumentando tus conocimientos y vocabulario, perderás el miedo y hablarás en inglés sin pensarlo.
8. Si sabes inglés podrás disfrutar entre otras cosas, del cine y la literatura que se produce en este idioma. Muchas veces, cuando las películas o los libros son traducidos al español pierden algo de su esencia, pues la traducción no suele ser perfecta.
9. Aprender inglés produce ciertos estímulos que también nos ayudan a mejorar en otras áreas. Por ejemplo, hablar en público y el razonamiento lógico.
10. Si le tienes miedo al inglés, entonces apréndelo. Al vencerlo habrás mejorado tu capacidad para enfrentar otros desafíos que se te presenten en la vida.

Nota del Director:

El doctor José Luis Pantoja PhD. ha tenido una destacada carrera en agronomía con enfoque en fertilidad y manejo de suelos. Inició sus estudios en la Universidad Central del Ecuador en el 2001, pero al poco tiempo de iniciar su carrera recibió una beca para estudiar en la Escuela Agrícola Panamericana – Zamorano, Honduras, C.A. En esa universidad se graduó como Ing. Agrónomo en el 2005, siendo reconocido como el mejor egresado de su promoción. Previo a su graduación realizó una pasantía en la Universidad de Florida, lugar en el que conoció sobre las oportunidades para estudiar un post-grado en EE.UU. En el 2006 e inicios del 2007 trabajó en Zamorano, primero como asistente del laboratorio de suelos, y después como instructor de estudiantes en la unidad de servicios agrícolas. En el 2007 hizo otra pasantía en la Universidad de Arkansas, en la cual también realizó sus estudios de Maestría y se graduó en el 2009. Posteriormente, realizó sus estudios doctorales en la Universidad Estatal de Iowa y se graduó en Mayo del 2013. Además de sus proyectos de investigación el Dr. Pantoja ha sido asistente de cátedra y Post-doc en esa Universidad. Hasta el 2015 fue miembro del Proyecto Prometeo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). A lo largo de su carrera el Dr. Pantoja ha obtenido múltiples reconocimientos por su desempeño académico y por los trabajos de investigación que ha realizado.

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