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La III Guerra Mundial ya estalló

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Dedicado a las víctimas inocentes, mi solidaridad.

Sin ejércitos, sin invasiones, sin misiles se ha iniciado la III conflagración mundial. Un conflicto silencioso orquestado, como siempre, por ese clan de poder que pretende perpetuar su hegemonía en el contexto internacional o bien por aquel otro que aspira a alcanzarlo.

Nos han atemorizado y amenazado desde hace décadas con un apocalipsis originado por un conflicto atómico planetario. De modo que la gran inversión en la industria armamentística se justificaba como una estrategia defensiva y de equilibrio de fuerzas pero, tras esa realidad, escondía la ambición de los intereses geopolíticos y de los suculentos beneficios de un tráfico de muertes en conflictos locales. Un país que produce armas para vender a otros nos habla por sí sólo de la cuestión central de este sistema saturnino, devorador de los hijos de su propia especie.

Ante esta cruel realidad que estamos viviendo, en estos primeros meses de 2020, de una pandemia que recorre todos los rincones del mundo cabe interrogarnos sobre si tiene un origen natural o es el resultado de una intervención (in)humana.

En primer lugar, debo reconocer que no dispongo de información, ni conocimiento al respecto pero eso no me impide reflexionar y expresar mi consideración apoyado en el comportamiento histórico de esos entes de poder que definen el devenir y el control social.

Una guerra nueva en un tiempo nuevo, pero todo lo nuevo tiene sus antecedentes. La guerra biológica no es un fenómeno novedoso, pues tiene una larga trayectoria con un intenso impulso desde la segunda mitad del siglo XX. Por tanto, es una hipótesis a considerar muy seriamente.

No creo en las casualidades y si en la causalidad. De modo que habría que preguntarse inicialmente ¿Por qué China? A nadie se le escapa el gran desarrollo económico y tecnológico del gigante asiático que ha desbancado a la principal potencia mundial, que le ha declarado abiertamente una guerra económica y financiera internacional.

¿Por qué Wuhan? Vaya casualidad que el foco originario de esta epidemia provenga de un centro político, económico y financiero de la China Central, que cuenta con seis parques especializados en bioinnovación, biopharma, bioagricultura, biofabricación, dispositivos médicos y salud médica.

En el supuesto caso que el coronavirus sea resultado de una intervención humana, es un decir, creado por científicos mercenarios y asesinos promovido por los diabólicos detentadores del poder ¿Quién sería el responsable? Sea quien sea, uno u otro, lo más lógico, es que antes de contagiar a la población mundial se haya asegurado de contar con una vacuna o un antídoto.

¿Qué intención hay detrás de esta catástrofe artificial? Sin duda, la principal es provocar un cambio en el orden geopolítico internacional, que conllevaría paralelamente otros efectos y reajustes vinculados a un control demográfico en relación a la mermada capacidad de sustentación del territorio actual, altamente degradado por la explotación salvaje a la que ha sido sometido y que ha llegado a su límite, a su fin, y al mayor nivel de control y desequilibrio social que jamás se haya registrado en la historia de la humanidad.

Esta maldita guerra silenciosa ha ocasionado hasta ahora más de 11.000 muertes en 171 países y contagiado a casi 300.000 personas. Unas cifras que, desgraciadamente, irán en aumento, además, de los efectos incalculables que generará en la economía doméstica, con altos niveles de desempleos y una lucha titánica por la supervivencia. Ojalá que esta nefasta experiencia nos permita abrir las puertas de una reconstrucción social más humanista y solidaria.

Chismes, mentiras y manipulación

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Les propongo un complejo ejercicio reflexivo. Imaginemos por unos instantes que nos encontramos en un contexto social donde los chismes, las mentiras y la manipulación son los pilares sustentadores y articuladores de la vida pública, de los espacios políticos, de las parcelas laborales, del ámbito académico y educativo.

Chismes y mentiras que corren como pólvora encendida y que traspasan la velocidad de la luz. En algunas ocasiones juegan un papel de entretenimiento para el adormecimiento social y, en la inmensa mayoría de los casos, es empleada como estrategia maquiavélica de confusión para generar inestabilidad y conflictos por medio del arte manipulador, con la finalidad de crear corrientes de opinión mediatizadas y sesgadas, sobre aquellos sujetos incapaces de construir, desde su libertad y su conocimiento, un posicionamiento propio e independiente sostenido en la reflexión y en el contraste.

Nada nuevo bajo el sol, aunque en esta época de revolución tecnológica, de comunicación y de la información -que parecía que nos iba a liberar de esas rancias cadenas- nos encontramos, por el contrario, todavía hoy más que nunca y de forma globalizada, sometidos a un régimen penitenciario de esclavitud mental perpetuo. Somos, pensamos y decimos lo que “otros” quieren que seamos, que pensemos y digamos.

Esto que planteamos explicaría el gran auge y efectividad de ese viejo recurso que ha sido adaptado a los nuevos tiempos, a través de las “noticias falsas” (Fake news), que son capaces de movilizar sin criterio, crear opinión alienada, hacer caer gobiernos, ganar elecciones o apropiarse ilegítimamente de pequeños lotes de poder bajo el ideario del que “todo vale”.

Llegado a este punto, nos apena decir (ojalá esté equivocado, aunque sea medianamente) que transitamos por unos senderos oscuros alejados de los espacios de libertad y que están altamente jerarquizados por esos estamentos sectarios de poder y contrapoder, que representan y luchan por el mismo objetivo: mantener o alcanzar el control, para ejercerlo durante el mayor tiempo posible, a través de un sistema de sumisa obediencia y en la reproducción generalizada de comportamientos de dominación.

Bajo estas premisas enunciadas ¿Cree usted, estimado ciudadano, que esta contextualización expuesta puede inscribirse en un proceso que vaya encaminado a construir un pueblo culto y, por consiguiente, a cimentar las bases de una sociedad futura integrada por mujeres y hombres libres?

Un rector con síndrome de Marco Polo

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Érase una vez un rector que, despojado de su antaña sotana negra camuflada, se lanzaba a la conquista de nuevos espacios, financiado por fondos comunitarios –cuyos aportes en alguna anualidad rozaba los 60.000 dólares y a los que habría que sumar otras cantidades de campañas anteriores– con los que afrontaba sus diversas expediciones a tierras lejanas (en “first class”, por supuesto), además, de sus cabalgadas internas. Eso sí, todo estaba justificado religiosamente ante el poder republicano, por padecer de “ciertos” dolores de espalda; aunque esas incómodas molestias lumbares eran plenamente compatibles con su práctica cotidiana de ejercitación física y su activa participación en pruebas atléticas de resistencia (5-K, 10-K y las que fueran necesarias). A esos suculentos expendios se añadían los ocasionados (desplazamientos, posadas y manutención) por su “comitiva clerical heterodoxa”.

Algunos herejes académicos –que de haberlos, haylos, afortunadamente– cuestionaban ocultos y en los límites de la marginalidad esas endiosadas misiones plenipotenciarias allende los mares y los cielos. Sin embargo, desconocían el fondo de la cuestión, que no era otro que la aguda afección que sufría el padre Prior en monacal silencio, ya que le habían diagnosticado el síndrome Marco Polo. Por ello, estaba sometido a una terapia asistencial intensiva, sufragada con el aporte de los plebeyos contribuyentes, bajo el cometido de crear una imagen mediática (la suya, claro está): una misión presentada como servicio de transformación social pero que no era más que una trastienda para sus incursiones mercantilistas en busca de lucrativos intercambios –nuevos espejos y baratijas a cambio de oro y plata con sus viejos camaradas y nuevos contactos– (léase contratación de personal, conferencistas, convenios, invitaciones…) para alcanzar ser investido como “académico global” y como previsión futura de un cómodo destino en esos territorios de infieles, porque eso de la cantata de–colonialidad simplemente era etiqueta, recurso y mera pose circunstancial.

Pero los tiempos y las décadas cambian, sus “intermediarios” y “amigos” habían sido desalojados de aquel “consejo de sabios sabidos” y en esos nuevos tiempos la mesa había sido despojada. Trompetas y timbales anunciaban oscuros nubarrones –entiéndase recortes y ajustes presupuestarios– que cubrían aquellos días soleados del pasado. Su padecimiento empeoraba, la fiebre aparecía y desvalido intenta, en su última exhalación, refugiarse en una acción de pseudo-rebeldía manipuladora, parapetándose en tierna “carne de cañón”, frente a esas medidas antisociales que le privarían de su hacienda, rentas, productos y esclavos.

La actual zozobra universitaria ecuatoriana (I)

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Hace unos días he leído con mucho interés el artículo “¡Detener la debacle universitaria!” firmado por Alexandra Kennedy-Troya, profesora de la Universidad de Cuenca. Debo subrayar, para que el lector no caiga en banales e inapropiadas interpretaciones, que no tengo vínculo alguno con la Dra. Kennedy, de hecho la conocí personalmente hace unos pocos días en un encuentro académico, aunque es cierto que ya poseía con anterioridad un amplio conocimiento de su labor profesional, producto de la lectura de sus publicaciones y, también, de sus tesis dirigidas.

La Dra. Kennedy plantea en su exposición dos aspectos claves del mundo universitario ecuatoriano (la politización y los recortes presupuestarios), siguiendo el estudio realizado por el Dr. Jan Feyen, para describir desde su propia visión y experiencia como se está desarmando la formación y la investigación en los centros universitarios a través de un sistema que atenta tanto contra la participación democrática y estabilidad laboral de sus docentes (incluidos administrativos y alumnos) con la imposición de un “clima de terror”, de desconfianza dirigido por grupos sectarios dominantes.

La Dra. Kennedy, además, aporta otros puntos de gran relevancia vinculados a la falta de pertinencia de los contenidos universitarios y la posición que ocupan estos centros superiores ecuatorianos en el ranking internacional.

Sin duda, esta es una visión aproximativa pero contundente a simple vista, aunque su realidad es mucho más sangrante y profunda todavía, que tiene un recorrido histórico de mayor alcance que es preciso analizar y debatir pública y abiertamente para descender a la dura realidad actual, que parece reconducirnos al peor de los pasados.

Modestamente, como enunciado preliminar, creo que se debe iniciar urgentemente un proceso de depuración de responsabilidades, pues, flaco favor se hace a la sociedad, a Ecuador y a los futuros universitarios el esconder la basura debajo de las alfombras.

No estoy muy seguro o convencido, a pesar de su estrecha relación, que la situación actual obedezca simplemente a una reducción presupuestaria en el país sino más bien a la mala gestión económica realizada por sus gestores. Y para muestra un botón: ¿Quién me podría explicar las contrataciones de docentes y administrativos avalados simplemente por una meritoria reducida a una prioritaria cualidad de simpatizantes o fidelidad? O ¿Quién podría responder por los excesos cometidos por algunos directivos que pasan más tiempo viajando fuera o dentro del país, sólo o con su cohorte de aduladores o su barra de hooligan, que en sus centros universitarios?

Y como no hay dos sin tres: ¿Cómo se puede sostener una calidad formativa de los estudiantes universitarios cuando existe un trasiego continuo y permanente de salidas (expulsión) de docentes y nuevas contrataciones? ¿Cómo se puede explicar que los alumnos pierdan sus clases porque no tienen un docente asignado? ¿Cómo se justifica que cualquier perfil diferente a una materia puede ser impartido por un profesor?

Intentaremos abordar en detalles estas pocas cuestiones, y otras, para que el lector pueda acercarse a una realidad existente, que tiene amplias implicaciones en la transferencia de valores que se está trasladando con eficiencia a los estudiantes y que devalúa los procesos formativos, el mundo universitario, científico que condena al ostracismo el futuro de Ecuador.

Discurso de homenaje póstumo a Edgar Palomeque Vivar

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Dignísimas autoridades, Sras. y Sres. muy buenas tardes y sean bienvenidos a este acto Homenaje póstumo al Licdo. Edgar Palomeque Vivar.

Hace un par de años tuvimos la dichosa fortuna de conocer personalmente a este ilustre azogueño, cañarense, ecuatoriano y ciudadano universal a través de mi gran y admirado amigo el Dr. Edgar Palomeque Cantos. Recuerdo perfectamente aquel instante cuando me comentó: “Mi padre quiere conocerle”. Y se organizó un encuentro en su casa. Desde el primer momento fui consciente que me encontraba ante un hombre excepcional, con una humanidad desbordante, una sencillez admirable, un bagaje cultural inmenso, una trayectoria y experiencia dignas de seguir sus pasos.

Su biblioteca, su espacio de trabajo, su conversación, sus inquietudes, sus reflexiones, su pasión por la lectura y el diálogo eran tan inconmensurable como su devoción y amor a Doña Dolores Ubaldina Cantos Chávez.

Esta primera impresión me llevó a plantearle que esa vida tan rica merecía ser contada, historiada. De modo que junto a mi alumna Marcela Ulloa iniciamos y planificamos las acciones para reconstruir su historia de vida. Sin poder concluir ese trabajo nos abandonó para encontrar un refugio, donde descansan eternamente los hombres buenos.

Fue, sin duda, aquel un gran e inesperado momento de dolor para su familia y para todos los que le apreciábamos. Ese acontecimiento me llevó, poco después, a proponer de forma oficial al actual Director de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Cañar la posibilidad de brindar un acto homenaje y que, hoy afortunadamente, se ha materializado con esta sesión simbólica, que pretende recordar y reconocer toda una vida dedicada a su tierra y a su país.

Asimismo debemos resaltar el decidido apoyo incondicional que hemos recibido de los responsables de las distintas instituciones a las que estuvo vinculado el Lcdo Palomeque Vivar durante su vida y ejercicio profesional, como la Asamblea Nacional de Ecuador, la Municipalidad de Azogues, la Universidad Católica de Cuenca, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y los centros educativos Juan Bautista Vázquez y Luis Rogerio González. Junto a ello también debemos significar al grupo de personas que compartieron espacios y vivencias, y que han prestado su pleno apoyo y estímulo, como es el caso del Dr. Enrique Pozo, Dr. Nicanor Merchán, el Dr. Juan Cordero, el Dr. René Cardoso, entre otros muchos.

Y como sustentación de lo expuesto esbozaremos a continuación unas muy breves pinceladas, pues disponemos de un tiempo limitado, para recorrer aquellos aspectos más sustanciales de su quehacer y que forman parte del trabajo en curso que venimos desarrollando con Marcela Ulloa Pineda, una brillante alumna con un gran futuro por delante (¿Dónde está Marcelita? Por favor, póngase de pie. Solicito un gran aplauso para ella).

Edgar Palomeque Vivar nacía en la ciudad de Azogues un 15 de junio de 1929 en el seno de una amplia familia conformada por su padre, Don Adolfo Palomeque Argudo, su madre, Doña Zoila Vivar Vintimilla, y sus hermanos Luis, Bolívar, Bertha, Mercedes Victoria y Adolfo.

Desde muy joven fue un chico muy activo y un enamorado del fútbol, del basquetbol, la natación, del atletismo pero un duro golpe emocional, la muerte de su abuela paterna Sra. Mercedes Argudo Vicuña, le condujo a refugiarse en la reflexión existencial y en la búsqueda de respuestas a través de la creación literaria, que concretaba en “Tiempos de soledad”, que posteriormente formaría parte de su obra poética “Sobretarde”.

Su etapa formativa se iniciaba en la Escuela Fiscal Emilio Abad, donde su padre desempeñaba la dirección. Recuerda su primer día de escuela, a la que llegó cogido de la mano de su padre; ese fue un día especial en su vida porque descubrió un mundo diferente al del hogar.

De su primer grado recuerda a su profesor, el Sr. Benjamín Sarmiento, que siempre estaba sonriente y era muy amable con los niños. Los viernes estaban destinados a leer cuentos y fue así donde nació su gran pasión, hasta el punto que esperaba ansioso la llegada de ese día para escuchar los cuentos del maestro, del que mantuvo siempre un cariño imborrable.

A los 12 años de edad ingresaba en el Colegio Juan Bautista Vásquez donde fue un asiduo lector en su biblioteca, interesado en lecturas de carácter romántico y donde Rubén Darío fue su confidente excepcional y también en temas relacionados con la libertad social. En sus últimos años de vida colegial sus compañeros enamorados le solicitaban que escribiera esquelas de amor y se volvió diestro en este género epistolar amoroso.

De su vida colegial recuerda con afecto y admiración a los maestros Vicente Cabrera Vega y Luis Felipe Ramírez. En esa etapa contó con dos grandes amigos Víctor Manuel Crespo Montalvo y Efraín Crespo Trelles, ambos fallecidos, y que en recuerdo a esa amistad escribiría sus Semblanzas.

Durante su etapa como docente en Cañar encuentra, como el mismo definió, a su “amor eterno”, Doña Dolores Ubaldina Cantos Chávez y poco después se trasladaba a Quito, con la idea de iniciar sus estudios universitarios de Jurisprudencia en la Universidad Central. Pero la distancia y dos años de amor le vencían y optaba continuar sus estudios en la Universidad de Cuenca. Y durante su segunda permanencia en Cañar, en 1952, contraía matrimonio con la mujer de su vida. Con respecto a ello, nos confesó que se casó “muy joven por amor” y que la gran pasión de su vida fue su esposa.

En el ámbito de las creencias se declaraba católico por tradición familiar y por reflexión. Creía en un Cristo humilde, solidario y redentor y consideraba que los evangelios son la mayor lección moral que se haya escrito. En función a estos pensamientos, estaba convencido que en su vida había obrado como cristiano; como educador había servido como ciudadano guiado por la honestidad y solidaridad; como escritor se definía como un “describidor de los conflictos humanos” y jamás había atentado a las buenas costumbres. Y su gran aspiración para lo que le restaba de vida era intentar mantener fidelidad a sus principios.

Con respecto a la política no se consideraba una persona con implicación activa y prefería definirse como un pensador político propiciador de la igualdad social, de respeto a la libertad y a la democracia participativa.

Desde muy joven la cultura formó parte de su vida y se integró en el grupo cultural Despertar, que aglutinaba a jóvenes como Marco Romero Heredia, Estuardo Jara Arízaga, Daniel Mogrovejo, Juan Barahona y otros. El lema de ese colectivo enarbolaba una “Renovación por la Cultura” y estaban guiados por una ambiciosa pretensión de mirar a la Patria con un rostro optimista, identitario y cultural.

Este activo grupo tuvo un amplio horizonte y establecieron relaciones con el movimiento cultural quiteño, “Escritores Jóvenes del Ecuador”, y en una reunión de carácter nacional celebrada en Ambato en 1959 alcanzaron un gran logro: que el IV Congreso de Escritores Jóvenes del Ecuador tuviera como sede la ciudad de Azogues. En ese Congreso fue elegido Presidente y entre las resoluciones adoptadas fueron la toma de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, maltratada por la dictadura militar y el retorno de Benjamín Carrión a la Presidencia Nacional.

En el plano social, consideraba que la revolución debía centrarse en la educación, que es una herramienta que puede ayudar a cambiar las estructuras socioeconómicas. Asimismo se consideraba como un “hombre de paz que creía en la igualdad y el bienestar comunitario”, al que le conmovía las diferencias económicas y la pobreza. Todos estos aspectos ha intentado reflejarlos en sus obras.

Tras sus estudios reglados inició una fase de formación continua: fue becario de UNESCO y participó en diversos cursos, seminarios y conferencias en Argentina, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, Guatemala y México.

En su etapa profesional fue profesor de primaria en la escuela rural Gastón Figueira de la Parroquia Luis Cordero (San Marcos), con el pensamiento de ejercer su convencida labor pedagógica y con la idea de poder ahorrar fondos para continuar con su formación en la educación superior. Su tiempo como profesor, a lo largo de tres años, fue compaginado con sus grandes pasiones: la lectura y la investigación social. Esa experiencia como docente rural fue una fuente de inspiración que plasmaría en su cuento El apunte. Esta primera etapa profesional se cierra tras recibir una propuesta del Colegio José Peralta en la ciudad del Cañar, que le llevó a trasladarse al vecino Cantón.

En 1960 se incorporaba como profesor de Literatura al Colegio Juan Bautista Vásquez, donde poco después fue Vicerrector y Rector, además, de cursar estudios en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en su sede de Cuenca, y donde obtenía los títulos de Licenciado en Filosofía y Profesor de Educación.

En la década de los 90 de la pasada centuria ejerció como docente en las universidades Pontificia de Cuenca (actual Universidad del Azuay) y en la Universidad Católica de Cuenca, siendo su primer Decano en la sede de Azogues, para en 1994 retirarse a causa de una grave enfermedad.

En su labor directiva como docente obtenía en 1954 la plaza de secretario colector de la Escuela de Artes y Oficios en Azogues y desempeñó sus funciones hasta 1960. Cabe mencionar que la Escuela de Artes y Oficios, creada en 1943 por el Presidente Arroyo del Río, fue la inicial de Educación Técnica en la localidad. La ciudad históricamente fue de modalidad artesanal y era necesario tecnificar la actividad colectiva. Más tarde, con el cambio de visión educativa nacional, la Escuela de Artes y Oficios se convirtió en Colegio Técnico y luego en el Instituto Técnico Superior del que fue rector por veinte años.

En 1974 accedía al rectorado del Colegio Técnico tras participar en su concurso y permaneció en esas funciones hasta 1994, en que una grave enfermedad impidió continuar ejerciendo su labor. Como rector logró tecnificar las especialidades, creó el ciclo superior en Electricidad y Mecánica, dotó de laboratorios y equipamientos técnicos, herramientas y otros aditamentos convirtiéndole al plantel en ejemplar dentro de su especialidad en el Ecuador.

Con respecto a su faceta cultural, en 1957 fue invitado a integrarse en el Núcleo del Cañar de la Casa de la Cultura, donde ejerció distintas responsabilidades, desde vocal del Directorio hasta Presidente, en dos periodos. En aquellos momentos la Casa de la Cultura estaba instalada en un local arrendado y, por ello, se propuso construir una sede adecuada y contó con el apoyo del Presidente Jaime Roldós Aguilera. Así el 4 de noviembre de 1981 se inauguraba las nuevas instalaciones pero no sólo construyó el local actual del Núcleo sino que lo dotó de un museo arqueológico, archivo histórico, biblioteca, salas de exhibición pictórica y teatro.

Asimismo fue Presidente de la Comisión del Castillo de Ingapirca, al que le dio una nueva dimensión con la creación del Museo de Sitio del complejo, apoyado por el Banco Central de Cuenca.

En cuanto a su producción literaria debemos señalar que es muy prolija y tan sólo nos detendremos en enunciar algunas de sus obras, así en el género poético “Sobretarde” o su obra titulada “Poesías”, “Patrimonio patria poesía”, entre otros. Cuenta con una serie de poemas de amor telúrico, de personajes de la memoria histórica y mágica del Ecuador, como es el caso de “Recado para Atahualpa”, con el que logró el segundo puesto en el concurso poético latinoamericano promovido por la UNESCO, con motivo del quinto centenario del Descubrimiento de América en 1992.

Entre sus libros de cuentos están “Conflictos”, “Terno Volteado”, “El apunte”, “Ilegales”, “Calentamiento Global”, “Vertiente Patrimonial” y en el género ensayista “Augusto Sacoto Arias su trayectoria poética”, “La feria de Azogues”, “Historia de la educación de Azogues”, “Testimonio existencial”; “Breve historia de Azogues”, etc.

En definitiva y en conclusión, estas líneas han pretendido resaltar el valor y la significación de un hombre, un ciudadano y un intelectual que trabajó y luchó plenamente convencido por la cultura desde un compromiso social impagable. Su huella está presente, está viva y será imperecedera, por siempre. Nuestra profunda admiración al Dr. Edgar Palomeque Vivar.

Discurso de bienvenida con motivo del ingreso de Ruth Moya en la Academia Nacional de Historia de Ecuador

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Sr. Director de la Academia, Dr. Franklin Barriga, Sr. Subdirector, Dr. César Alarcón; Sr. Secretario, Acd. Diego Moscoso, Dra. Ruth Moya y dignísimos colegas, amigas y amigos todos, muy buenas tardes y sean muy bienvenidos a este acto de ingreso.

En primer lugar debo manifestar mi inmensa gratitud al Dr. Franklin Barriga por su generosa delegación hacia mi persona con la tarea de esbozar unos rasgos muy generales sobre mi admirada compañera y querida amiga, Ruth Moya.

Hace ya algunos años que tuve el enorme privilegio de conocer a esta mujer, a esta docente, a esta lingüista, a esta investigadora, a esta intelectual. Hemos compartido muchos espacios e inquietudes profesionales y una intensa relación de amistad.

Ruth Moya es un pozo y una fuente de conocimiento inagotable, es un referente ineludible en Ecuador pero también en nuestra Región y en el escenario internacional. Estas afirmaciones no son gratuitas, ni producto de una estrecha amistad, sino que están sustentadas en su amplia trayectoria profesional, tanto en el ámbito docente-investigativo como en su claro y decidido compromiso social.

En ese sentido, y a pesar de la enorme dificultad que encierra esta tarea, por la brevedad del tiempo que disponemos, intentaremos ofrecer un perfil muy escueto de Ruth Moya.

En el ejercicio docente ha sido

1. Profesora durante 20 años en la Universidad Central del Ecuador en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación;
2. Profesora durante 5 años en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador;
3. Docente de Maestría en la Universidad Politécnica Salesiana;
4. Profesora invitada en la Universidad Federal de Minas Gerais de Brasil;
5. Profesora invitada en la Universidad de la Región Autónoma de la Costa Atlántica de Nicaragua;
6. Coordinadora General de la Universidad de Cuenca de la Licenciatura en Lingüística Andina y Educación Bilingüe;
7. Profesora y Directora de la Carrera Educación Intercultural Bilingüe de la UNAE; y,
8. Actualmente, es miembro de la Comisión Gestora de la Universidad Indígena creada recientemente.

Su producción científica es muy prolija y nos limitaremos exclusivamente a enunciar algunos de sus libros editados, sin contemplar en esa relación capítulos de libros, artículos científicos o ponencias a Congresos internacionales. Entre sus publicaciones destacamos las siguientes:

1. El quichua en el español de Quito, Simbolismo / Ritual en el Ecuador Andino, 1972;
2. El cultivo de la papa, una aproximación cultural, 1984;
3. Pueblos indios, estados y educación, 1986;
4. Ecuador: Cultura, conflicto y utopía, 1987;
5. Los tejidos y el poder y el poder de los tejidos, 1988;
6. Quichua Rimay Yachay. Gramática para tercero y cuarto grados, 1988;
7. Viajeros, científicos y maestros. Misiones alemanas en el Ecuador, 1989;
8. Réquiem por los espejos y los tigres, una aproximación a la literatura y lengua secoyas,1992;
9. Huaca pachamanta causashca rimai. Los cuentos de cuando las huacas vivían, 1993;
10. El recuerdo de los abuelos. Literatura oral aborigen, 1993;
11. Educación intercultural bilingüe: Diálogo para la democracia, 1999;
12. Mentalidades, prácticas sociales e interculturalidad en América Latina, 2004;
13. Situación de la educación superior indígena en el contexto latinoamericano: Ecuador y países andinos, 2004;
14. Mentalidades, prácticas sociales e interculturalidad en América Latina, 2004;
15. Esbozo gramatical de la lengua sápara, 2007;
16. Participación Social, Banca Multilateral y Educación Intercultural Bilingüe, Bolivia, Ecuador y Perú, 2007;
17. Pana Sápara atupama. Diccionario trilingüe sápara-quichua-castellano, 2008;
18. La venada. Taruca. Literatura oral quichua del Ecuador, 2012; 19. La selva y la nacionalidad sápara, 2017;

Con respecto a su ingente labor en el ámbito de asesoría y consultoría ha sido:

1. Asesora en educación rural del Consejo Nacional de Desarrollo;
2. Asesora en capacitación campesina en el marco de los proyectos de Desarrollo Rural Integral del Instituto Nacional de Capacitación Campesina del Ministerio de Agricultura y Ganadería;
3. Coordinadora General del Centro de Documentación e Información de los Movimientos Sociales del Ecuador;
4. Asesora del Ministerio de Desarrollo Humano, Bolivia;
5. Consultora del Viceministerio de Educación Alternativa de Jóvenes y Adultos, del Ministerio de Educación de Bolivia;
6. Asesora en Educación Intercultural Bilingüe de la Cooperación Técnica Alemana del Ministerio de Educación, Ecuador;
7. Asesora Internacional por la Cooperación Técnica Alemana del Programa de Educación Maya Intercultural Bilingüe, Guatemala;
8. Asesora en el diseño curricular de las Escuelas Normales y en la elaboración de materiales de la escuela EIB de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua.
9. Asesora en el diseño curricular y Coordinadora general para la elaboración de materiales de educación inicial y escuela primaria EIB en Honduras de la Secretaría de Educación Pública. Programa Nacional de Educación de las Etnias Autóctonas y Afroantillas de Honduras;
10. Coordinadora General del equipo de elaboración de las Guías didácticas para la Educación Básica Intercultural Bilingüe y de textos escolares para la Educación Básica Intercultural Bilingüe de la Secretaría de Educación, Programa Nacional de Educación para las etnias Afro Antillanas y Autóctonas de Honduras;
11. Asesora Regional para Guatemala, Nicaragua, Honduras de la Cooperación danesa para Centro América;
12. Consultora de la “Actualización del Modelo de Educación Intercultural Bilingüe y la elaboración del Currículo para los diez años de educación general básica del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe para la nacionalidad kichwa de la Costa, Sierra y Amazonía”. Ministerio de Educación, Ecuador;
13. Consultora de la “Elaboración de los estudios necesarios para el desarrollo de la Malla Curricular en la Licenciatura de Educación Intercultural Bilingüe y el ajuste de transversalidad de la interculturalidad en las Mallas Curriculares de la Universidad Nacional de Educación, UNAE”, Ministerio de Educación, Ecuador.

En definitiva, Ruth Moya es una de las principales exponentes de la intelectualidad ecuatoriana contemporánea, a caballo entre los siglos XX y XXI, una mujer de Ciencia, de las Artes y, por encima y sobre todo, una mujer comprometida hasta el tuétano: ideológicamente tenaz luchadora, solidaria sin límites y combativa defensora de las culturas y de la educación intercultural bilingüe, que como hemos visto ha recorrido el subcontinente, desde Ecuador a Guatemala, desde Bolivia a Chile, en una búsqueda constante de signos y significados para mirar desde su atalaya y entender mejor el pasado y el mundo actual bajo un prisma alternativo.

Su vida, su profesión, su amor y su historia son sinónimos de lucha y de reivindicación humanista por la interculturalidad.
Ruth es, además, explosión de luz y color, amiga sabia y eterna, que rebosa sincero compañerismo, apasionada por las artes plásticas, las plantas, los animales y cultivadora de una profunda espiritualidad, que sin abandonar el instante presente recorre las hondas raíces del sustrato de Nuestra América para reencontrarse y reencontrarnos.

Su oratoria, como tendrán ustedes la oportunidad de constatar a continuación, desborda y despierta a los oyentes más indolentes con relatos de mitos, rituales y leyendas, una invitación a acercarnos a comprender la vida, las ideas y las estructuras sociales de los pueblos ancestrales que nos traslada en el tiempo con siembras de conocimientos, experiencias y reflexiones.

Para mí es, sin duda, todo un alto honor y un gran privilegio darte la bienvenida Ruthsita a esta centenaria institución, tu nueva casa, la Academia Nacional de Historia de Ecuador.

Quito, 27 de noviembre de 2019

Acerca del libro Crónicas Interculturales

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil
Miembro de la Academia Nacional de Historia de Ecuador

Este libro, Crónicas Interculturales de los autores Brígida San Martín, Edgar Cordero y Lorena Álvarez, se confecciona a partir de una recopilación de reportajes sobre diversos aspectos relacionados con las comunidades étnicas ecuatorianas. Estos materiales, publicados de forma independiente por el Diario El Mercurio de Cuenca entre 2015 a 2017, tenían en su origen una vida efímera, muy propia de la producción periodística, para posteriormente reposar en los anaqueles de las hemerotecas clásicas o en los archivos digitales, por tanto, conformaba un legado disperso y reservado exclusivamente a la consulta de investigadores e interesados. De modo que con la publicación de este compendio, que saca a la luz pública la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, adquiere ahora un carácter sustancial, compacto y permanente a disposición de la ciudadanía. Ese aspecto constituye, sin lugar a dudas, el primer gran valor a resaltar en esta publicación, al que debemos unir otras cualidades destacadas.

Las aportaciones recogidas en estas crónicas contienen unos rasgos dignos de mención y elogios. Entre ellos sobresale la traza profesional de sus autores, que han sabido imprimir su compromiso y su intencionalidad por indagar y recuperar, desde un perfil antropológico-etnográfico, la memoria e identidad colectiva de los pueblos y sus tradiciones a través de su propia cosmovisión, sin una reinterpretación externa.

Junto a ello se debe resaltar también el esmerado y elegante proceso de observación y descripción literaria, a través de una depurada técnica que podemos denominar de “relato fotográfico textual”, presente en todos los elementos que entran en juego en las distintas escenas: desde el aspecto concreto que se pretende comunicar, las descripciones de atuendos e instrumentos hasta el retrato vivo de los espacios geográficos, climáticos, paisajísticos, sociales, humano, etc., que constituye, por sí mismo, una fuente documental primaria, riquísima, detallada y muy precisa, que la convierte en un cuaderno de amplios conocimientos sobre cada espacio, tiempo, sujeto y objeto, donde se expone una visión y voz propia del legado de las distintas comunidades, con la finalidad última de sensibilizar al lector sobre la imperiosa necesidad de preservar y conservar las tradiciones de las culturas ancestrales.

Asimismo las páginas de este libro registran una perspectiva propia, la de los autores, que va más allá del mero proceso de recogida de información y comentarios descriptivos que les lleva, junto ese intenso trabajo de campo realizado, a una tarea complementaria de revisión historiográfica y documental, que encierra un explícito ejercicio periodístico profesional de gran altura, manifestado en el tratamiento, abordaje y búsqueda de la información que pretenden trasmitir al lector.

Crónicas Interculturales se organiza en seis capítulos a los que le antecede unas breves reflexiones, donde se clarifica la concepción de la interculturalidad y el enfoque que deben asumir los medios de comunicación sobre la multiculturalidad. Asimismo, entre otras cuestiones, los autores hacen especial énfasis en un aspecto que consideramos clave y esencial a la hora de abordar, elaborar y difundir esa producción periodística, como es su sustentación en las labores investigativas y en la contextualización de la memoria a través de las manifestaciones simbólicas de estas culturas originarias.

El primer capítulo se dedica a la comunidad afroecuatoriana y se inicia con una muestra de altares, que fue presentada en la Casa de Chaguarchimbana en Cuenca, donde se exhibía la presencia, el sincretismo, las creencias, ritualidad y simbolismo de las deidades afro en América, Ecuador y Azuay. A continuación el lector podrá adentrarse en un interesante viaje hacia la parroquia Ambuquí del cantón de Ibarra (provincia de Imbabura), cuna de negros cimarrones, para acercarse a la vida del guitarrista Segundo Severo Méndez, fundador de la Banda Mocha. Sin salir del Valle del Chota se podrá encontrar con Isidro Mina y Zoila Espinoza. El primero, un experto en sacar música e interpretar melodías al ritmo de sanjuanitos, pasacalles y bombas por medio de una hoja de mandarina, naranja, limón o de ficus, una práctica ancestral e identitaria de este Valle del Chota. La segunda, conocer a la “Reina de la Bomba”, una afroecuatoriana coronada en Colombia en 2006, que danza a ritmo de tambores, maracas y guasa. Desde Ibarra el lector podrá desplazarse al cantón Eloy Alfaro (provincia de Esmeralda), donde le espera la voz de arrullo, chigualo y marinba de Rosa Huila Valencia; y desde ahí llegará a Chalguayacu, cantón Pimampiro (provincia de Imbabura), donde tendrá la oportunidad de descubrir el nacimiento de la música a partir de instrumentos elaborados con calabazas y hojas de pencos, entre otras, y acercarse a los cuentos que, trasmitidos de generación en generación, forman parte de su idiosincrasia popular. Finaliza este primer periplo con una invitación al Palenque, círculo sagrado donde están presentes los símbolos de la cultura afro, un culto y ritual a la libertad, donde cada componente tiene su significado y su santo protector.

El segundo capítulo se centra en la comunidad de Cañar y comienza con Luis Antonio Palchisaca, un vecino de El Tambo, heredero y activista de los saberes ancestrales, que toca la quipa, el pingullo, la flauta, el violín y el clarinete, además, de tejer bayetas, chumbis, cuzhmas y ponchos. Desde El Tambo el lector avanzará hasta Narrío, en Quilloac-Cañar, para conocer por dentro la celebración y culto a San Antonio, un momento para compartir entre los vecinos y parientes, ya que es el Santo de la unidad familiar. Seguidamente se aproximará a descubrir de forma detallada el calendario agrícola cañari y sus rituales; la yanushca y su preparación, que es uno de los alimentos más ancestrales; apreciar el sonido de la chirimía de Clemente Tenezaca junto al tamborilero, durante el juego de la escaramuza, en Semana Santa, en las octavas de Corpus Christi y en la danza de los Tunduchiles, además, del conjunto Intiñan de los hermanos Guamán que animan a los contra-danzantes y rucuyayas para concluir con la semblanza del único bocinero de Cuchucún (Cañar), el Taita Sisa, Juan Doncón González.

El tercer capítulo nos traslada a las comunidades indígenas, campesinas y a la riqueza cultural e identitaria del Ecuador. La primera estación es la comunidad de Gañil, Saraguro, para disfrutar, durante la festividad de Santa Rosa de Lima, del ritual de los Danzantes Colorados, además, de conocer de primera mano, por medio del maestro artesano Francisco Sarango, el proceso de elaboración del sombrero de Saraguro. El viaje continúa con destino a la parroquia de Zhiña del cantón de Nabón (provincia del Azuay) para conversar con José Domingo Morocho sobre el histórico e interesante proceso de liberación de la hacienda Zhiña. Ante de proseguir la ruta el lector se introducirá en la simbología de la Chakana o Cruz Andina para tener como destino posterior el Tena, capital de la provincia del Napo, donde le recibirá Antonio Shiguango Tunay, que le comentará sobre la ayahuasca, las limpias, los brebajes y métodos de sanación. Esta aventura por el conocimiento continúa con otros recorridos y temas de interés, como el asentamiento de los Saraguro en Zamora Chinchipe; la exploración de la ruta del Hielo de la mano del último hielero del Chimborazo, Baltazar Ushca; apreciar la artesanía y diseño textil desarrollada por Alberto Daquilema en San Miguel de Pomachaca, parroquia Palmira del cantón Guamote (provincia de Chimborazo); visitar el Museo Etnográfico de Salasaca (provincia de Tungurahua), cuyas raíces se asienta en la unión de tres civilizaciones (los panzaleos, puruháes e incas); percibir la inquietud existente en la parroquia de Cacha (cantón de Riobamba) ante la amenaza de desaparición de determinadas manifestaciones milenarias, como su danza y su música; descubrir al precursor de la pintura de Tigua (Cotopaxi), Julio Toaquiza, y valorar el arte escultórico trabajado en madera en San Antonio de Ibarra (provincia de Imbabura).

El cuarto capítulo aborda las fiestas heredadas de los antepasados, como el Puntiatzil en el cantón Cayambe (provincia de Pichincha), sitio sagrado para los cayambis donde rinden tributo al Taita Inti; la oración al Taita Inti a favor de los necesitados; las siete franjas de la chacana; el santiguado kichwa; el carnaval intercultural de Guaranda y su festividad del Pawcar Raymi; y también la colorida caminata del carnaval del cantón Suscal (provincia de Cañar) hasta la comunidad cercana de Kulla Uco, con motivo de la celebración de Lalay Raymi o Pawcar Raymi.

El quinto capítulo profundiza sobre algunas fiestas religiosas mestizas en la región andina del Ecuador, como son las coplas y danzas en el cantón Cayambe durante la víspera de San Pedro; la fiesta del Marcantaita con su baño de purificación, procesión de madrugada y su caminata de regreso, acompañados de los ajas, wiki, sarawis y sarahuis en el cantón de Saraguro; la fiesta de Reyes en Salinas de Guaranda (provincia de Bolívar) en conmemoración a los Reyes Magos; la cogida del toro en Gullanzhapa, parroquia Tarqui (provincia del Azuay); y la hibrida festividad de San Juan Bosco, que se celebra en la comunidad de San José de Balzay en la parroquia Sinincay del cantón Cuenca.

El sexto capítulo retrata algunos aspectos identitarios reflejados en determinadas manifestaciones culturales. Este itinerario arranca con el acercamiento a la cosmovisión de un hombre de sabiduría, el yachac Baudilio Quishpe, el Inca Runa de Saraguro y, posteriormente, el lector se familiarizará con los secretos de la chicha tictido, conservado por las mujeres de Nabón y sus comunidades (provincia del Azuay); poco después podrá acceder al tradicional telar de Francisco Asqui Pillco, un tejedor de ponchos en la comunidad de Cacha Obraje de Riobamba (provincia de Chimborazo); también podrá recrear el pasado cañari con una visita al complejo arqueológico Shungumarca en la parroquia General Morales (cantón Cañar) y desplazarse a la comunidad de Juigua del cantón de Pujilí (provincia de Cotopaxi) para conocer la historia de un músico legendario, Julián Tucumbe; y, por último, concluye este recorrido intercultural en las Colinas Cullca del cantón de Cuenca, donde la última guardiana del proceso de elaboración de la chicha huevona, Ermelinda Álvarez, desvelará su receta ancestral.

En definitiva este libro, además de brindar un apasionante viaje intercultural por el territorio y sus nacionalidades, tiene, desde esa acción de rescate, investigación y divulgación, la gran virtud de contribuir a fortalecer procesos de construcción identitaria socio-étnicas y, por consiguiente, coadyuvar a consolidar espacios y ejercicios de derechos sociales, educativos y culturales en un país plurinacional como es el caso de Ecuador.

Discurso de clausura del I Congreso Nacional de Jóvenes Investigadores

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil
Director del Congreso

Estimadas autoridades, apreciados compañeros de mesa, queridos alumnos e invitados, muy buenas tardes con todas y todos.

Me van a permitir que retome las principales ideas expuestas por el Sr. Rector de la Universidad Católica de Cuenca, el Dr. Enrique Pozo Cabrera, en el acto de inauguración de este evento hace unos días, que considero esenciales y claves sobre el papel y desempeño actual que deben ejercer los centros universitarios.

La primera idea es que la universidad es un centro de investigación donde se imparte docencia. Si no hay investigación no existe Universidad. En segundo lugar, la necesidad de propiciar un clima de libertad de investigación y, por consiguiente, libertad de cátedra, combinada con una actitud de respeto mutuo a la pluralidad y democratización, además, de potenciar el papel y responsabilidad de la Universidad como elementos básicos del desarrollo social.

Este I Congreso Nacional de Jóvenes Investigadores nacía con la idea de contribuir a impulsar y estimular la investigación en nuestros estudiantes universitarios. Este ha sido un intento por crear un espacio de encuentro y de iniciación, donde compartir inquietudes y proporcionar un acercamiento al estado actual sobre el conocimiento de trabajos y líneas que se desarrollan en otros centros superiores del país, con la finalidad de favorecer un crecimiento personal, profesional e investigador.

Probablemente muchos de ustedes, a medio y largo plazo, serán investigadores destacados de primera línea en nuestro país, recogiendo el testigo del Dr. Franklin Barriga, del Dr. César Alarcón, de la Dra. Ruth Moya y de la Dra. Linda Guamán.

Desde mi opinión el futuro se construye desde el presente, por tanto, las instituciones universitarias y sus docentes estamos obligados a preparar de la mejor forma posible a nuestros jóvenes, ofrecerles los espacios necesarios, las adecuadas oportunidades para su ejercitación y el establecimiento de redes. Ustedes jóvenes investigadores ya son el presente.

Otro punto que debo resaltar está en relación directa a las temáticas abordadas en este evento, que se inscriben dentro de las disciplinas de Historia, Patrimonio, Educación, Arqueología, Antropología y Ciencias Sociales. Unas áreas que en el contexto actual ecuatoriano y muy especialmente en el escenario mundial requieren de un mayor impulso curricular, académico y social, pues son herramientas que consolidan aspectos claves en la concienciación colectiva e identitaria, además, de fortalecer un carácter y rol humanista en la construcción social.

Haciendo un breve balance, debemos decir que nuestras expectativas iniciales se han visto superadas holgadamente, la recepción tanto de ponencias recibidas como del número de inscripción presencial, supera en su conjunto los 350 participantes, con una representación destacada de estudiantes universitarios de diversos puntos del país. Estos datos nos indican, que entre ustedes existe un gran interés y preocupación por la investigación.

Somos conscientes también de algunas sombras proyectadas que debemos corregir y mejorar. Este Congreso ha sido y ha supuesto una fuente de aprendizaje intenso para nosotros, hemos aprendido “de” y “con” ustedes.
Asimismo debo significar y agradecer que este espacio ha sido posible fundamentalmente gracias a ustedes: a los ponentes, a los oyentes, al equipo de estudiantes que han ejercido las presidencias de mesas, a los alumnos encargados de guiar las rutas patrimoniales por el centro histórico de Cuenca y a la Lcda. Rita Carrera, muchísimas gracias. Así como a las instituciones y entidades colaboradoras, muy especialmente a la Universidad Católica de Cuenca, a su Rector y al equipo de docentes y profesionales.

Por último, deseo que estas breves palabras no se enmarquen en un contexto de cierre o clausura de este Congreso, sino que sea un pequeño paso que abra e ilumine un camino de continuidad en el tiempo.

Mi gratitud y felicitaciones a todos. Gracias,

Discurso de ingreso a la Casa de la Cultura Núcleo del Cañar

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil

Director de la Casa de la Cultura Benjamín Carrión Núcleo del Cañar, Dr. Edgar Palomeque, dignísimas autoridades, Señoras y Señores, amigas y amigos sean bienvenidos y muy buenas noches con todas y todos.

En representación de mis compañeros quiero extender un fraternal saludo a todos por su presencia, al tiempo, que expresar nuestra inmensa gratitud por considerar nuestro ingreso a esta noble institución cultural, fundada en 1944 por el intelectual lojano el Dr. Benjamín Carrión.

Somos conscientes que ser miembros del Núcleo del Cañar conlleva inherentemente una responsabilidad, dedicación y un compromiso por esta tierra, desde un comportamiento ético, solidario y ejemplar que estamos dispuestos a asumir con plena lealtad a nuestra provincia y a Ecuador.

Para nosotros, desde luego, constituye un enorme honor y una alta responsabilidad. Por ello, nos comprometemos a seguir las huellas indelebles de nuestros prohombres e insignes mujeres de esta tierra originaria Cañari, en este paraíso terrenal de guacamayas y vergel de esperanza que representa esta tierra, con la firme convicción de colaborar codo a codo con el resto de los compañeros, desde este espacio cultural e intelectual, que es un componente clave en la construcción del mejor futuro posible.

Nuestra inmensa gratitud, por tanto, a los respetables y honorables miembros de este Directorio del Núcleo del Cañar y, muy especialmente, a su Director, el Dr. Edgar Palomeque, un hombre apasionado por la preservación, conservación y difusión del legado histórico-cultural y patrimonial y por su condición humana y humanista.

Los colegas que me han precedido en la palabra han realizado un recorrido histórico de esta Institución a través del tiempo y han señalado el relevante papel y función que ha desempeñado este Centro, que va camino de cumplir su primer centenario. Ahora bien, desde mi visión como historiador, que no la concibo como una profesión sino que la entiendo como un ejercicio de compromiso social, y desde mi condición de extranjero, vocablo que rechazo frontalmente porque me considero ciudadano de este territorio que compartimos, me refiero al planeta tierra, porque por encima de todas las cosas creo que debe primar y estar presente en primer orden la condición humana, el respeto y la consideración al “otro”, a las culturas y a las ideas.

Uno es de donde nace no solo por el simple hecho circunstancial de nacer y vivir en un territorio concreto. Uno es, desde mi perspectiva, del lugar donde se esfuerza e intenta colaborar, trabajar y relacionarse con el “otro”, con los demás, con la idea de seguir creciendo como comunidad y colectividad.

Por tanto, independiente de mi origen isleño, procedente de un Archipiélago Atlántico cuyo devenir histórico secular ha estado muy estrechamente vinculado con América Latina, puedo decir abiertamente y con pleno convencimiento que me siento ecuatoriano, orense, machaleño, fluminense, quiteño, azuayo, cañarense y azogueño. Siento y vivo que su prehistoria e historia es la mía, que su gente es mi gente y que su tierra es mi tierra.

Ustedes se preguntarán a que viene este preámbulo. Pues bien, es muy sencillo, me han sugerido muy acertadamente que en esta intervención expusiera mi visión externa sobre la CCE y que abordara, además, una reflexión sobre los posibles retos futuros de esta institución cultural.

Desde esa mirada, debo señalar que en los primeros momentos a mi llegada a Ecuador, allá por 2013, tuve conocimiento de la existencia y fundación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana; promovida por el Dr. Carrión, en aquellos duros años de la década de los cuarenta de la pasada centuria, derivado por la crisis existencial de la propia concepción nacional ecuatoriana, tras los efectos generados por el conflicto con Perú y la consiguiente pérdida territorial.

Esa inquietud, esa visión y ese acto de materialización de la CCE me causó un hondo sentimiento de admiración intelectual y humana, que da la medida de la altura visionaria del Dr. Carrión, pues colocar los cimientos de un Templo de la Cultura constituye, sin duda, la plasmación de unos de los mayores ideales y loable contribución que un pueblo puede ofrecer al mundo; pues, es uno de los instrumentos más valiosos que una sociedad puede legar a las próximas generaciones; una herramienta social clave de presente y futuro en todos sus aspectos, que tributa a edificar y fortalecer una sociedad abierta que avanza con hombres y mujeres respetuosos con las ideas, las culturas, las libertades, la solidaridad, el progreso y bienestar colectivo.
Sin duda, esa es una labor ardua y muy compleja que recorre caminos intransitables, pedregosos con múltiples encrucijadas, abismos e incluso campos minados. Pero no por ello, por los obstáculos presentados, por los errores cometidos, por las contradicciones existentes, por los experimentos fallidos, debemos desertar y claudicar. Más bien, todo lo contrario.

Ese es un sendero permanente y una travesía interminable que no tiene un destino final, ni único. Es una siembra constante, cuyos frutos cosechados nos alimentan a seguir avanzando en el camino guiados por la esperanza, los sueños y las utopías. La Historia de la Humanidad es fiel testigo de lo que decimos, solo hay que mirar hacia atrás, para ver de dónde venimos, para saber dónde nos encontramos y divisar el horizonte a dónde nos debemos dirigir.

La CCE, con sus sombras y sus luces, con sus errores y sus aciertos, ha jugado, sin lugar a duda, un papel esencial y clave en la sociedad ecuatoriana y en la región Latinoamericana. Ha evolucionado desde un centro conformado inicialmente por una “aristocracia intelectual” minoritaria y endogámica hacia un proceso de democratización social y de acción cultural de base.
Creo que ambas concepciones son muy válidas y deben ser potenciadas, además, de articular vínculos más estrechos y sólidos entre ambas. Tan importante es la producción científica e intelectual como la difusión del conocimiento y las acciones dirigidas a fortalecer las prácticas y hábitos culturales, pero no como meros reproductores del sistema establecido, sino como espacios de utilidad y aplicación de la apropiación de esos conocimientos, que deben ir destinados a la mejora de la relación social y colectiva de los individuos y de los pueblos.

Creo modestamente, y asumiendo la complejidad que encierra este último planteamiento enunciado, que ese debe ser el principal reto de la Casa de la Cultura, cuya aspiración debe ir encaminada a generar cambios en la sociedad ecuatoriana y en su entorno, especialmente, en estos momentos históricos actuales trepidantes, con fuertes transformaciones en todos los ámbitos, para hacer frente a un sistema depredador de valores y conductas éticas, de brutales agresiones medioambientales, de rígidas estructuras de sumisión y de dependencia globalizadas que generan desigualdades, injusticias, discriminaciones y poder desafiar y contrarrestar así el dominante y amenazante control de libertades existente.

Y en ese sentido creo, y estoy plenamente convencido, que hay que realizar una fuerte y decidida apuesta por los jóvenes, que debe traducirse en una mayor capacidad de cesión de espacios, en apoyar su crecimiento formativo, en incrementar la inversión presupuestaria y en una mayor consideración, reconocimiento, promoción y otorgarles un protagonismo central. En esa dirección lanzo otra propuesta para que se estudie la posibilidad de crear estructuras, como secciones o comisiones, que integradas por la juventud dispongan de la facultad de desempeñar colegiadamente acciones colectivas, con capacidad de gestión y de organización. Pues, en ellos, sin duda, está el futuro de Ecuador y del mundo. Sin los jóvenes no hay futuro posible. Ellos son la nueva sabia y la única esperanza redentora que nos queda.

Asimismo en estos momentos históricos los intelectuales, los hombres y mujeres de la cultura deben desempeñar un papel de responsabilidad activo, un compromiso abierto, claro y transformador. Pues, la cultura no es un florero decorativo de nociones e ideas muertas y el conocimiento no es una bodega donde se acumulan saberes.

Cultura y conocimiento son instrumentos de articulación social, que a través de la reflexión, del análisis, la discusión y la acción nos debería conducir a incorporar los cambios necesarios para la construcción de una sociedad mejor, que nosotros no hemos podido, no hemos sabido, o no hemos sido capaces de crear.

Mañana 9 de agosto coinciden dos motivos de celebración: en el ámbito interno, el Día Nacional de la Cultura Ecuatoriana y, en el contexto mundial, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Dos recordatorios para pensar, repensar, actuar y construir. Asimismo les animo a celebrar y dignificar a todas aquellas mujeres y hombres que dieron su vida con el Grito de Independencia del 10 de Agosto de 1809 bajo el sueño de constituir una nación soberana. Buenas noches y sean felices. Muchísimas gracias.

ND: El doctor José Manuel Castellano Gil dio su discurso de ingreso en representación de los nuevos miembros del núcleo del Cañar el jueves 8 de agosto de 2019.

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A propósito del libro “Saramama la cultura del maíz: Lenguaje, saberes e identidad en la comarca azuayo-cañari”

Por: Dr. José Manuel Castellano Gil
Profesor Universitario /Miembro de la Academia Nacional de Historia de Ecuador

Debo iniciar esta breves líneas indicando que hace tan solo un par de meses conocía al catedrático, etnolingüista y quichuista, el Dr. Carlos Álvarez Pazos, a través de una admirada amiga común, Ruth Moya, autora del prólogo de este libro. Momentos como esos no suelen ser tan habituales y dejan una huella imborrable.

Desde el primer instante capté que me encontraba ante un profesional de gran talla, con una amplia trayectoria docente e investigadora, amante de su desempeño y, muy especialmente, ante un buen hombre integral, con una aplastante humildad y sencillez, a pesar de ser un pozo de sabiduría, conocimientos y con un firme compromiso social e intelectual.

El Dr. Álvarez lleva toda una vida dedicada a rescatar y profundizar en los valores culturales e identitarios andinos. Su visión no parte de una postura estática, centrada simplemente en rememorar y difundir “cosas del pasado”, sino que viene caracterizada por una concepción activa que entrelaza esa silenciosa pervivencia añeja, que normalmente pasa desapercibida en las vigentes prácticas actuales, pero que están presentes y vivas en todos los contextos sociales de la vida cotidiana, desde la organización del propio territorio, del mundo agrario y de sus relaciones, reflejadas en su manifestaciones sociales. Este libro, publicado por la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, contiene, además, un relevante y significativo aporte lingüístico que nos acerca a una mejor comprensión, que aúna origen y procedencia con el momento actual.

La obra del Dr. Carlos Álvarez describe y analiza, de forma detallada, rigurosa y científica uno de los elementos identitarios centrales de la cultura Andina, el maíz, que es síntesis de la cosmovisión sociocultural del devenir histórico ancestral, colonial y republicano. Ese estrecho vínculo, objeto principal de estudio en este libro, recorre cada una de las páginas que siguen, donde se aborda desde una concepción integral el importante papel que ha desempeñado y desempeña el maíz en la articulación y conformación social: desde su nombre y sus distintas denominaciones, sus variedades, sus procesos de cultivo y comercialización; sus mitos y leyendas; su pervivencia en la historia local; la chakra, sus ciclos agrícolas, sus tecnologías y herramientas empleadas, sus enfermedades y sus plagas; sus fiestas, rituales y creencias; su gastronomía derivada del maíz, sus platos y bebidas con su valor nutricional; su utilidad medicinal; los juegos; su huella en el mundo literario y popular y el descifrado de topónimos.

Saramama. La cultura del maíz: Lenguaje, saberes e identidad en la comarca azuayo-cañari” está sustentado y avalado en el amplio repertorio bibliográfico existente y en una destacada e ingente labor de trabajo de campo realizada por el Dr. Álvarez, a través de la recogida de testimonios orales de un elenco de informantes, que viene a enriquecer el conocimiento de saberes y prácticas. Sin duda, estamos ante una obra clave e imprescindible.