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Bula de carne por Semana Santa. 1803

Por: Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Cronista Oficial y Vitalicio de Ambato

En América, hasta las palabras se nos volvieron resbalosas, sobre todo las enjabonadas por la religión en la época colonial. Mientras en la Europa medieval, como en Roma, se dice que los hijos de la nobleza llevaban una especie de medallas distintivas colgadas del cuello, a las que llamaban bulas; acá, en nuestro medio pasaron a tener importancia semántica, por ejemplo las “bulas de carne” que, según la Real Academia, “da el Papa en dispensación de comer de vigilia en ciertos días”; es decir, era un documento mediante el cual se autorizaba en casos excepcionales comer carne en la Semana Santa. Con esta clase de bulas, llenas de la solemnidad del sello que implicaba la bula, he ido a dar en los archivos coloniales de Riobamba. Lo que me parece novedoso es el precio que se cobraba a la gente que quería “transgredir” las abstinencias. De por medio está el pecado y el imaginario culposo en el que se sumergía el cristiano en la llamada Semana Mayor. Comer carne que no fuese pescado seco, era visto como un canibalismo flagrante. Este acto se convertía en comer la carne sangrante del propio Cristo. Esto lo hacía alguien que estuviera poseído por el propio diablo. Para limpiarse de esta culpa, ciertos privilegiados que aducían problemas de salud, obtenían por compra, al Marqués de Solanda, el suegro de Antoni José de Sucre, una bula como la que se explica a continuación.

El incondicional y amoroso don Luis de Nájera, en 15 de junio de 1806 le dice al Marqués: “Muy Señor Mío y de toda mi estimación, al paso que tanto deseo salir de la quenta que tengo pendiente de Bulas, no he logrado perfeccionarla por el presente correo, aún a pesar de mis exactas diligencias; y solo remito en esta ocasión 920 pesos como aparece del recibo que es adjunto; reservando para luego la quenta con las bulas sobrantes… no he podido conseguir las Bulas del pueblo de Pallatanga… Me avisará usted por la misma administración de correos he de dirigir las bulas sobrantes.- Celebraré que la salud de Usted se mantenga sin novedad para que ocupe en lo que guste a su atento servidor que besa a Su Merced.- Firma: Luis de Nájera.”

“En 16 de diciembre de 1803 remití las Bulas del Indulto de poder comer carnes en tiempo de cuaresma, a la villa de Riobamba a poder del DD. Jaime Nájera, para su distribución y expendio en el bienio y publicación de los años 1804 y 805 a saber: Primeramente 20 bulas de carne de la segunda clase de a dos pesos. Suman: 40. Por las 100 dichas de la tercera id. (clase) de a ocho reales, suman 100. Por las 350 dichas (bulas) de la cuarta clase de a dos reales, suman 87 pesos y 4 reales.” Esto de haber bulas de primera, segunda y tercera clase resulta muy interesante, deduciéndose que para ser tales, por más baratas, debieron tener cierto tipo de “licencia” y debieron estar dirigidas a otros niveles sociales a quienes se les podía vender. El caso con las sobrantes guarda relación con el nivel de consumo que se ve en lo que relata el informe:“Descargo de Bulas devueltas y sobrantes: Primeramente 11 Bulas de la segunda clase de a dos pesos. 80 de las de tercera clase y 36 de las de cuarta clase. ”Esto quiere decir que el negocio no estaba malo en las de esta última cuarta clase, para el Marqués de Solanda, quien firma el documento después de dejar constancia de que un 3% corresponden “a favor del ramo por la Cruzada”, En total, solo por la licencia para que coman carne en Semana Santa, él cobró 116 pesos y 4 reales.

Fusilamientos ordenados por el Presidente

Por: Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Cronista Oficial y Vitalicio de Ambato

“En abril de 1869: dos fusilados: Nieto y Cabrera en Guayaquil. En mayo de 1869: uno: José Cáceres en Ambato. En Diciembre de 1869: uno: Juan Salazar en Quito. En enero de 1870: tres: Aguilar, Moreno y Heredia, en Cuenca. En marzo de 1871: Uno: Jacobo Morocho en Riobamba. En abril de 1871: uno: Benedicto Torres en Ambato. En octubre de 1871: Una: Rosa Andrade, en Guayaquil. En enero de 1872: dos: Manzano y León, en Riobamba. En abril de 1872: dos: el Rey Daquilema en Yaruquíes; y Francisco Guzñay, en Punín. En abril de 1874: uno: Gregorio Revelo, en Guayaquil. Por tanto, en el transcurso de seis años y cuatro meses 16 ejecuciones capitales…”

Estoy compartiendo con mis lectores estos curiosos datos tomados del tomo noveno de “Vida de García Moreno”, escrito por el sacerdote jesuita Severo Gomezjurado, que se sabe, fue su confesor. Las páginas del libro nos revelan interesantes apuntaciones escritas con tal naturalidad, que a los ojos de tiempos actuales, nos espantan. Dice el jesuita: “En los 6 años y 4 meses de la primera administración Garciana, 37 fusilamientos. En los 6 años y 4 meses de la segunda, solos 16, o sea 21 menos. Total en 12 años y 8 meses de gobierno: 53 ejecuciones capitales. Recordemos que Don Vicente Rocafuerte, durante solo sus 4 años de presidencia, hizo fusilar a más de 60, y realizó algunas obras de pública utilidad que no son ni la décima parte de las realizadas por García Moreno. Sin embargo Montalvo fue un admirador incondicional de Rocafuerte… Rocafuerte no alimentaba el catolicismo integral, puro y entusiasta de García Moreno. Esta es la causa de que Montalvo amase al primero y aborreciese al segundo.”

Estamos en la época en que Montalvo había publicado desde Panamá “La Dictadura Perpetua”, que se anota que fue escrita en Ipiales, pero que por el apoyo de Alfaro, vio la luz en Centroamérica. El libro nos hace pensar en el fanatismo político, que en este caso, está duplicado con el religioso. Discursos similares se oyen en la actualidad cuando no se quiere reconocer la obra pública a la vista de todos. Gomezjurado comenta por ejemplo lo que Montalvo no sabía o no quería admitir: “Montalvo ignora que García Moreno estableció el telégrafo a lo largo de la vía férrea.- Montalvo ignora que ni en el mundo entero había 20.000 jesuitas.- En el Ecuador llegaron a unos 85.- Ningún jesuita Potter existió en el Ecuador.- Montalvo ignora que los billetes de banco, supuesto el conveniente respaldo metálico, facilitan las transacciones, no constituyen inflación.- En tiempos de García Moreno el peso, unidad monetaria ecuatoriana, valía cerca de un dólar.- Montalvo ignora que García Moreno, en el año 1874, tenía solo 53 años de edad.- Ignora también los verdaderos nombres de los batallones militares de aquel tiempo.- Ignora que los ingenieros de García Moreno eran, en su mayor parte, protestantes, y gozaban de consideración y halagüeñas rentas.- Ignora que los jesuitas establecieron en Quito una politécnica y observatorio astronómico, lo mejor de América.- Ignora que Don Gabriel concedió amnistía general a los delincuentes políticos, de los cuales muchos regresaron al Ecuador.- Ignora en fin, que no es lo mismo catolicismo que fanatismo.” Gomezjurado relieva las virtudes del buen escribir de Montalvo, pero anota lo que se dijo por sus opositores de ser “La pluma más sucia de América”.

Pampay huarmi, prostitución y conquista

Por: Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Cronista Oficial y Vitalicio de Ambato

En quichua, según los primeros lexicógrafos como el sacerdote Diego González Holguín que hizo el primer diccionario de esta lengua, se indica que la palabra “pampay runa”, equivaldría a prostituta, mujer pública. Runa alude a ‘ser humano’, hombre o mujer. Llevado al caso, una mujer de la pampa o de la plaza, según un diccionario anónimo de 1516 (Juan José Vega, Prostitución en el Perú, 2015), dato que antecede a Diego González, revela una práctica social que se evidenció con la llegada de los españoles. Vega indica que después de las masacres a los varones indígenas, las mujeres fueron víctimas de la tragedia del abandono y terminaron en la “pampa”,prostituidas para poder sobrevivir.

“Por su lado, el Padre Diego Torres Rubio, que publicó… su Diccionario Quechua, en 1619, dijo que la “hayhayñic huarmi” es la “mujer de todo, vil y fácil” y señala ya a la pampayruna como“ramera”… (y que) usado antes sólo oralmente, había llegado ya a España, a través de cartas, en su nueva significación. Ya circulaban por entonces en el trato diario entre españoles y mestizos, negros y seguramente indios y se refería a las prostitutas propias de la Colonia.”

Contrastemos ahora con datos sobre la prostitución traída por los propios conquistadores.“Entre las huestes de Francisco Pizarro ya eran famosas dos “soldadescas”, como primeras mujeres prostitutas. Una era Isabel Rodríguez, La Conquistadora, apodo ganado por desempeñarse con igual bravura en las batallas contra los indios como en los lances nocturnos con sus camaradas de armas. Otra mujer que ejercía la profesión en los campamentos de Pizarro era Beatriz, La Morisca, de ascendencia árabe, y que embarcó como criada, pero una vez en Perú, descubrió que era más lucrativo ofrecer sus encantos a sus compatriotas. Famosa fue Juana Hernández y sus correligionarias negras o moriscas, pues nunca faltaban en las grandes fiestas que organizaron los españoles durante los primeros meses en el Perú, siendo la más recordada la que se celebró la noche después de repartir y fundir parte del gran botín de Atahualpa”, cita que tomo del libro Protagonistas desconocidos de la Conquista de América, de José María González Ochoa, nowtibus, 2015.

Volviendo al dato de Juan José Vega: “En el Cuzco hubo desde un inicio varias españolas de vida fácil. “La Hernández” fue la primera, ya en 1532. Se tienen datos sobre las orgías de Hernando Pizarro, desde una fecha tan lejana como 1538, “con putas cristianas, indias y moriscas”. Y es conocida la anécdota según la cual Diego de Almagro el Mozo fue capturado en esa misma ciudad por las huestes del Rey al entretenerse su lugarteniente, Diego Méndez, más tiempo del debido, con una de esas compañeras de paso; entretenimiento que les costó la vida. El meretricio florecería doquiera. María de Toledo ejercía en La Plata (actual Sucre) en 1544 y María Enciso dio mucho quehacer cuando “la entrada” a las pampas rioplatenses, por esa época. Inés Sánchez, mujer de aventura, fue por lo menos la compañera, concubina pública, de Pedro Valdivia desde los inicios de la década de 1540, luego se la llevó a Chile. Menos santas aparecen la amasia del rico Antonio Picado, Ana Suárez y la Mari López, que sabía dar puñaladas.”

Según estos datos, hay mucho para escribir sobre la injerencia de las mujeres públicas en los asuntos de la vida política de nuestros pueblos. Del verbo latino putare viene un derivado que es peligroso usar en público. Significa “pensar”. La historia de esta palabra tiene que ver con las mujeres griegas que eran pensantes frente a la conquista de ignorantones romanos, y también vincula a lo versadas que estaban, por el trato con los políticos, en cosas del gobierno de sus conquistadores.

El Problema de lo falso en la textualidad de nuestra historia

Por:Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Cronista Vitalicio de Ambato

Elegí esta categoría de metalenguaje para ubicarme en un mundo de contradicciones de saberes en el que nos movemos. Lo falso como acepción opuesta a quienes abundan en información descargable, vista por semiólogos contemporáneos, se vuelve un criterio humanizante, porque se opone a quienes pueden asumir que sus saberes enciclopédicos los convierten en dioses controladores de la “omnisciencia intuitiva”. La historia debe ser entendida como una disciplina que sirve para “lo que debe ser” el sujeto del futuro, y no solo para tener la versión de lo que es o fue una verdad del pasado, como objeto analizable (Start Download, en base a Charles Sanders Peirce, La Ciencia de la Semiótica, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, s.f.). Enfrentar como premisa que existe “el problema de lo falso”como un punto de apoyo o un camino para el descrédito premeditado de lo estatuido, con varios análisis ya desarrollados en la crítica literaria, me ha animado a dedicar estas líneas respaldadas en mi formación semiológica. Estúdiese el tema en “Las formas de lo falso, de Walnice Nogueira Galvâo, publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 2013, traducido del portugués por Mario René Rodríguez”.

En historia, más que en ninguna otra disciplina, se escribe para convencer, para persuadir, para conminar en el ejercicio de los razonamientos. El sujeto lector de historia se prepara no solo para ser informado, sino para ser condicionado y casi que para quedarse desarmado ante la narración de alguna “verdad” novedosa. Pero es el caso que el receptor también ha sido mentido (por falta de investigación), engañado (por las sutilidades de la tendencia ideológica) manipulado (por la difusión, ocultamiento o publicación de textos direccionados), avasallado (por las élites económicas adueñadas del conocimiento y su estatus socioeconómico), impotente, (ante la falta de capacitación y acceso a fuentes directas de conocimiento), y frustrado (ante el menú de supermercado de élite que oferta los productos de los círculos aureolados que difunden sus saberes). Esto y mucho más, también opera en la estructura del Estado, donde se deber ver todos los estamentos administrativos que manejan poder decisorio y presupuestario, que hacen que el gran público lector, viva en las redes, muchas veces de las mediocridades preferidas por superiores repletos de incultura histórica, del anacronismo, del egolatrismo, del anquilosamiento ideológico y otros males ineludibles que constituyen perfiles de la democracia y que llevan a subirse a los ejes del poder a quienes son adversarios a la inversión en tópicos de la cultura.

Del lado del destinatario, los productos ofertados afectan al indefenso imaginario colectivo, que es quien recibe la descarga de contenidos sin mayor valoración crítica. El historiador nato debe ejercitar “justificativos” para consolidarse en un imaginario de lectores críticos. Caso contrario, bastará la fábula para conquistar “emociones” que encubran los sofismas con que se les conforma a lectores ingenuos. Pero antes que la suspicacia del pensamiento nos lleve por senderos prejuiciados, diré que en nuestro tiempo, la novela ha surgido y sigue resurgiendo como un discurso contestatario, desacreditador y fustigador a la manipulación histórica ejercida por el abuso de la ideología del poder y de su orientación doctrinaria.

La novela, fabulando la propia historia, conquista lectores que dejan de lado “verdades” contadas por autores interesados y formados en sus dogmatismos de clase. Dicho esto, han entrado en competencia los mitos, entendidos como verdades a medias, tanto los de la historia como los de la literatura. Cuando se desbarata la credibilidad del historiador, gana terreno la literatura y viceversa. Digamos como hipótesis falsa que se ha puesto a la historia y a la literatura al mismo nivel mítico, como un primer paso del referido descrédito.

Conviene desacreditar a las esfinges para derrumbar los ídolos. Derrumbado el monumento levantado por los patriarcas del saber, quedan en el descrédito y en el ridículo los escultores de ídolos de barro. La tarea va larga, porque en tratándose de nuestra historia hispanoamericana, los famosos cronistas de las Indias andan tambaleándose en sus tumbas porque nos han mentido, y han sido desenterradas sus adulaciones a benefactores de turno (igual que ahora), crónicas que para muchos ingenuos han sido libros tenidos como biblias inamovibles y sagradas.

Partamos del criterio que todo pueblo, por razones de difusión que implementa el Estado, por la acción de la educación y de los medios masivos, hay una conciencia cultural alimentada por equívocos que ni siquiera tienen la categoría de supuestos. ¿Cómo nos iría si se aplicara una encuesta en la clase popular para saber en qué niveles se maneja la ambigüedad pidiendo que se valoren tanto la historia como la ficción novelada de un mismo hecho? Mientras haya más lecturas y mejor información, la ambigüedad perdería terreno. En los ágrafos (que sabiendo escribir no lo hacen) y en los anti ágrafos sin lecturas (que sabiendo leer tampoco lo hacen), es posible que den como resultado posible, razones que crean que lo mismo da leer historia o ficción historizada, que puede ser la novela histórica o la historia novelada, o hasta la novela con intertextos como he querido ejercitar en Mazorra: Las Voces de Mis Calaveras (Pedro Reino, CCE de Tungurahua, Ambato 2009); o leer directamente una novela intencionalmente tergiversada, que lo puede ser según la encuentre la ideología del receptor en cualquier libro. Si lo dicho vale para la masa receptora, la ambigüedad también afecta al sujeto creador que es quien conduce una ética que puede desembocar en dar forma a lo falso y conducirnos por senderos de paranoia.

La pragmática y los códigos lingüísticos en textos de la vertiente histórica

Por: Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Cronista Vitalicio de Ambto

A partir de “las semióticas de la tercera generación”.

Los analistas dicen que a mediados de l980 hay indagaciones de estudios semióticos más complejos. Se dejó de lado a los “actores” y se pasó, según dice Victorino Zecchetto, a “aceptar que los textos y discursos son construcciones sociales realizadas por múltiples actores”; y esto, claro está que trata de ver qué efectos produce un texto en su contexto de recepción. Entonces, nuevamente tenemos que volvernos interdisciplinarios porque para entender mejor el mundo y sus señales, o para decodificar los mensajes deberemos respaldarnos en la sociolingüística, en la psicología social, en la etnografía, la antropología, la sociología cognitiva, y hasta en la proxémica y en la kinésica, puesto que el mundo se entiende como que está determinado por el interaccionismo, según el estracto que lo tomo del autor que estoy comentando.

Morris dividió a la semiótica en tres ramas: la semántica, la pragmática y la sintáctica. La semántica tiene que ver con lo que los signos quieren significar. Se puede ir de los sentidos a los significados según imaginarios de la fuente, el emisor y el receptor. Desde luego que la semántica guarda relación directa con la sintáctica porque ella establece las ‘gramáticas’ diseñadas para analizar los lenguajes. Todos los signos se relacionan entre sí por ciertas leyes que permiten la semiosis como actividad de comunicación que se produce entre los grupos partícipes del gregarismo.

La pragmática, por su parte, quiere posesionarse en un mundo concreto de interpretaciones. Greimas dice que la pragmática se preocupa por la dimensión cognoscitiva del mundo. Pensemos entonces que la aprehensión del mundo, tan heterogénea, no tanto por pensar en lo diverso, sino por sus niveles de profundidad que pueden ir desde los más periféricos hasta los meollos, operan en los productores de signos, así como en la decodificación de los destinatarios. Greimas cree que con estos antecedentes se puede incursionar en lo que significa un hacer pragmático y un hacer cognoscitivo que está vinculado con los niveles de competencia.

Otro de los enfoques dentro de la pragmática guarda relación con dos tipos de “haceres”, el interpretativo y el persuasivo que son parte del proceso de la comunicación. Hay mucho que comentar en cuanto destinadores y destinatarios como ‘sujetos competentes’ y no ‘instancias simbólicas vacías’ que se activan ante los estímulos de los mensajes. La persuasión por los mensajes entra definitivamente en los planos ideológicos y subliminales, de ahí que la pragmática no puede ser ingenua en su estructuración sintáctica.

En el mundo actual la vida está diagramada con los sentidos interpretativos prefabricados. No hay interés en que el destinatario realice su búsqueda semántica, sino que hay que entender que se nos dan los objetos sígnicos con sus sentidos ya hechos, listos para que puedan pasar a una digestión cerebral rápida. Son una especie de enlatados precocidos que consumimos masificadamente sin ningún sentido crítico. Vivimos como atrofiados del sentido del gusto intelectual. La persuasión, como conducta de mercado opera en la semiósfera en la que vivimos inmersos. Todo está en el ambiente y en el tiempo en el que se produce y desenvuelve este tejido social.

Para no detenernos mucho en la teoría, digamos que la pragmática, estudiada como una parte de la semiótica de la cultura opera con esquemas mentales que van a desembocar en las concepciones paradigmáticas. Por lo general, los textos de la vertiente histórica que hemos consumido o que nos ofrecen como enlatados es lo que se debe comentar con ejemplos concretos.

Noviembre 19 de 2015