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¿Quién es Duchicela y a qué cultura pertenece?

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Según nuestra historia mitológica, Duchicela es un puruhá, que fue escogido para yerno del Shiri XI, de la cultura carán. La princesa Toa se convierte en esposa de Duchicela, quien era hijo de Condorazo jefe dinástico puruhá. Veamos el enredo lingüístico: ¿Qué lengua hablaban los shiris? Si se afirma que pertenecen a la cultura carán, pues hablaba caranqui. Toa hablaba lengua kara y Duchicela debió hablar puruhá. ¿Fue un matrimonio internacional? Siempre y cuando alguno de ellos haya sido bilingüe se habrán entendido. El papá de Duchicela era “condor-razu” que en quichua quiere decir “Cóndor de la nieve”. ¿Cómo es esto que su papá tiene denominación en quichua, si estamos en épocas pre incas?

Ahora veamos el nombre de la princesa Toa, de la cultua kara, otros dicen de la cultura kitu-kara. El nombre de la princesa está en lengua pantsalea. Otros decimos Kitu-pantsalea. El morfema /toa/que puede ser palabra autónoma o con signficado independiente que se ha perdido, está enteramente en la geografía de un pueblo que se entendía entre Guallabamba (Norte) y Mocha (Sur). En la geografía tenemos muestras como Quilo-toa, Toa-cazo. En apellidos tenemos Toa-lombo, Mano-toa, Toa-lín, Toa-paxi, Toa-kisa, etc. Luego, el nombre de la princesa Toa está en lengua pantsalea, siendo ella una mujer kara.

Culpemos de este primer enredo (de buena fe, digamos por el respeto al tiempo) a Juan de Velasco (que enreda los contenidos) y al propio arzobispo González Suárez (que enreda lo lingüístico), quien opina: “Hasta en el idioma de los karas se encuentran palabras caribes: Toa era nombre propio de mujer, y Toa es dicción netamente caribe haitiano, y significa “la leche, los pechos, y también rana”” (ver Atlas Arqueológico, p. 44). Con esto resulta que los puruhaes hablaban lengua caribe y no puruhá. Dejemos erotizado a Duchicela con el sapo, los pechos y la leche. González Suárez estaba impactado del romanticismo del siglo XIX, tiempo que España añoraba lo perdido. Tuvo a su alcance estudios etnolingüísticos sobre Haití y Cuba, producto de trabajos de la Sociedad de Americanistas. Por todo lado va a encontrar palabras con huellas caribes. Y ojo, esto está vigente, porque de esta fuente están tomados muchos textos escolares que nos dan más de un siglo de atraso lingüístico.

Para no deslindarnos del matrimonio: Duchicela con su esposa Toa “la Leche”, tienen un hijo llamado “Autachi”. Es de suponer que su hijo debería tener nombre en una de las dos lenguas o culturas: Puruhá por el padre, kara por la madre (que más bien es pantsalea). Pero el caso es que la palabra “Autachi” está en el diccionario quichua, el más antiguo que se conoce, el de Diego González Holguín (1608), quien pone como significado de “Autachi, Dar Dios ventura en guerras y honores y hacerle dichoso en honrra militar”, que me parece una aventura etimológica del sacerdote jesuita, pero nos importa que lo puso en su diccionario quichua. ¿Por qué aparece en quichua? Solo estamos evidenciando el mito.

Vamos ahora con Duchi-cela que aparece como dinástico puruhá. Está dividido el nombre en dos morfemas / Duchi-cela/. En opinión de Jijón y Caamaño la terminación /cela/ es de origen puruhá, es “un patronímico de nobleza”. Mons. Haro ha dicho que los lexemas /-lima y –cela/ son auténticamente puruguayes. Entramos en contraposición a lo dicho por Octavio Cordero Palacios (en 1981) “cela es una terminación muy frecuente de los apellidos cañaris”. Sintetizando: no Toa es shiri-cara, ni Duchicela es puruhá.

Hasta aquí como que estamos más claros, pero el rato de interpretar la signficación, nos han dado con la semántica en las narices. Aquiles Pérez (en 1969) ha dicho que “procede del colorado cela, que significa patio”. Mons. Haro lo secunda diciendo que la palabra Duchicela se interpreta en atacameño: “Duchi = tierra húmeda; y en colorado sela, de selax, patio”. Ya tenemos “patio de tierra húmeda”. ¿Sirve para apellido? Sinteticemos entonces con estas opiniones semánticas: El señor Patio de tierra húmeda se ha casado con la princesa de los pechos y de la leche. Me sobra la rana.

Queridos amigos, esto no es un barbarismo conceptual. Es simplemente una alucinación desconsoladora, por decirlo menos. Han seguido el ejemplo de González Suárez de buscar diccionarios para darnos una interpretación partiendo arbitrariamente las palabras. ¿Acaso no se está desvirtuando la existencia de la cultura puruhá o puruguay que tiene muchas más explicaciones en la historia que en la aventura de las etimologías? Esta mitología va también en contra de la lengua cañari. Si el apellido está mayoritariamente en gente de esta cultura ¿para qué ir al caribe, al colorado, al atacameño? ¿Somos colorados, o somos atacameños en nuestra raíz etimológica? Yo creo y quiero que no seamos ingenuos ni mitológicos de convencimiento.

Hay gente de apellidos: Guaman-cela, Naula-cela, Quisnan-cela, Yunga-cela, y otros que forman parte de nuestra identidad. Cañaris y puruhaes se han vinculado. No hay de otra.

El negro Sangor en Quisapincha. 1534

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Sangor es el primer negro que llega por Pasa a Quisapincha con Pedro de Alvarado entre Julio y Agosto de 1534. Sangor tiene preocupación por su señor don Pedro de Alvarado que ha llegado muy enfermo a estas sierras heladas. Ha llegado con su concubina, la princesa mexica doña Luisa de Xicoténcalt, y con su joven hija Luisa de Alvarado.

Las indias de Quisapincha salen curiosas a recibirles con aguas de chuquiragua para que bebiendo a sorbos ardientes les quite el mal del páramo a los señores, a las señoras, y también a sus caballos. El negro Sangor mira a las indias cómo hablan con el mismo granizo quebrado que ha palpado que se deshiela de sus labios después que han trasmontado el cerro Casha-guala, en estos meses en que la cordillera está con su crisis de malgenio.

El negro Sangor ensaya entender a los indios en las lenguas que él habla. Pregunta en ‘dónde es que están’, en su lengua Wolofa, aprendida con su madre en el Cavo Verde de África. Los indios le miran con más recelo que a su mula en la que ha llegado cabalgando desde el mar. No le responden con palabras sino con todos los gestos que tiene la curiosidad.

Los indios preguntan por el nombre del animal en el que ha llegado cabalgando. Ella se llama “”Alondra” en lengua de mis patrones, les explica, tratando de entablar amistad con esa gente de ponchos rojos y rostros de barro. La mula asiente con un resoplido. Los indos le miran sorprendidos y se dan cuenta que el negro es un carbón que habla y que debe servirles a los blancos para prenderlo por las noches hasta que los fantasmas se estrellen con sus dientes. Se dan cuenta que el negro les habla palabras de tiniebla sopladas desde el ucu wiksa de su vientre. Los indios quieren saber algo más sobre su mula que tiene los mismos ojos que Sangor. Son ojos blancos de otros mares con unas pupilas más negras que todas las obediencias.

Después trata de aclarar que su mula quiere ser como una pajarilla. Aunque no tiene plumas pero quiere volar en Tierra Firme. Sangor habla en castellano y oye que los que le han entendido le han atormentado con sus burlas. Entonces ensaya con otra lengua. Habla en portugués recordando que es bueno responder, como le exigían quienes fueron sus primeros esclavizadores.

Los indios de Quisapincha, según dicen, tiene dos lenguas: la pantsalea de sus nativos y el runa shimi que está en boca de caciques que han llegado del Tahuantinsuyo. Hablan con el negro y se dan cuenta que ninguna de sus dos voces les sirve para entender lo que se preguntan con los ojos.

Sangor recuerda que su vida cambió en el Caribe cuando le reveló a su comprador que sabía portugués y algo de números. Sangor no se olvida de cierto día en que se puso a hablar solo en jolof dentro del grupo de esclavos que desembarcaron en Veracruz. Una negra le contestó en su lengua: “Me llamo Buguma de Sine”. Los blancos me dicen María.

En alguna esquina del recuerdo en Quisapincha dialogan madre e hija: doña Luisa de Xicoténcalt con su hija la princesa Luisa de Alvarado. Ellas ensayan burbujas hablando en la lengua mexica. A sus espaldas hablan también muchos indios de Guatemala que ya saben que van a demorar unos tres meses dominando indios y conquistando venganzas ajenas. Hablan de sus dioses mayas, de sus pirámides sagradas y de los vuelos de Quetzacoatl.

El negro Sangor, desde Quisapincha se mira en el espejo del Chimborazo que lo tiene al frente. Ahora se llama Juan Valiente. Es letrado. Está vestido como lo vendió un primo de Hernán Cortés: “y así fue como hicieron a Juan una camisa parda y un jubón liso estilo militar de color azul oscuro, que le llegaba a media pierna, cubriendo unas calzas blancas que le alcanzaban hasta unas zapatillas de cuero. Incluso le confeccionaron un cinto con su correspondiente vaina, donde en algún momento metería una daga de mediano tamaño…de momento enseñadle modos corteses de guardia – y volviéndose hacia Juan afirmó- por cierto, de ahora en adelante podrás decirme señor en vez de amo, sobre todo en público… nada de esto significa que hayas dejado de ser esclavo negro” Luego le impuso que leyera en voz alta los cuatro libros del virtuoso Amadís de Gaula, para que dejara su acento portugués.” (En base al texto de El Osado negro Juan Valiente, del historiador español Enrique Gomáriz Moraga, que en sus 640 páginas nos revela datos historiográficos publicados en 2016, en Madrid).

Mujerologías

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato

A las mujeres de Tungurahua

Subo con mis ojos antiguos al monte de Saguatoa y me siento a ver lloviznar el sufrimiento de las mujeres por estos valles y estas lomas. Van y vienen indias, mestizas, mulatas, negras, patronas, mujeres galanas; señoritas y señoras. Veo en Píllaro y en Pelileo que están desde la víspera las recatonas que ahora se llaman revendonas. Ellas saben menudear el paisaje para que alcance a todos. Vuelvo mis pupilas a los valles del Patate en donde están las negras y las mulatas limpiando la sangre de sus negros exauriculados: las espadas de los verdugos desgajan las orejas como hojas de la mala hierba. En silencio volverán a sembrar orejas para que los zapallos que siembran los indios aprendan a oír silbar al viento. Y a pesar del dolor nacerán hijos zambaigos de los indios con las negras, de los negros con las indias.

Con el tiempo le has de llegar a querer- oigo que acaba de decirle el papá a su hija que va a entrar a la iglesia de Hambato para casarse con un correcto caballero a quien ella desconoce. Ella sabe que como mujer de la aristocracia está hecha de la misma carne que las negras y las indias. Calcula que por lo menos tendrá que parirle a su marido unos ocho hijos. Tal vez sean diez, o doce, o dieciséis, o los que Dios mande. Parir y obedecer, este es el oficio de mujer.

Sacudo mi cabeza en el monte Saguatoa y me veo allá abajo. Soy yo mismo el que les está hablando a un grupo de mujeres que me escuchan acurrucadas en sus huesos, escondiendo en sus regazos las palabras como si fuesen mazorcas chaladas en cosechas ajenas: “…y en medio de estos huracanes de la historia han surgido mujeres formidables de nuestra tierra. Ahí está Marieta de Veintimilla que se sabe que nació en el mar y pasó a la historia empuñando las armas por las causas que ella supo que eran por lo que valía la pena. Ahí está una sobrina de Santa Teresa de Jesús Cepeda que nació en Quito en 1.566 y se hizo religiosa carmelita, y se la considera la primera escritora criolla de la Colonia. Se llamaba Teresa de Cepeda Fuentes. Ahí está la formidable Manuela Sáenz luchando con los ingratos, burlándose de los mojigatos machistas que se escandalizaban porque montaba a caballo abriendo las piernas y porque dirigió el corazón del Libertador.

De todos estos vientos están hechas nuestras mujeres: de la negra Clara que fue vendida en Tisaleo en 1.783 a don Joseph Ramírez y Loza. De mi tía Soledad que fue raptada a la hacienda de Pachanlica en 1.860 y no se supo más de ella. De Angelina Sinaylín que fue madre de los caciques de Santa Rosa y murió perseguida. De doña Francisca del Río y Aeda, la madre de Joaquín Hervas que cuidó la tierra y escondió las armas de los próceres en Quinchicoto. De doña Gabriela de Clavijo, la hija del fundador de Ambato Antonio de Clavijo, la que nunca tuvo ganas de morir. De lo vivido por Teresa Flor y sus 10 hijos en el primer matrimonio, esposa de su tío el prócer Mariano Egüez, y luego de Tomás de Borja. De doña Mariana Ortega y Berrio, la viuda de don Bernardo de Darquea, el mejor reconstructor de Ambato, y quien en su religiosidad dejó pagando que se le digan 51 misas por su alma. De Manuela Infante la cacica de Patate-urcu recluida en el convento de Santa Catalina en Quito y llena de tristeza por no poder regresar a su tierra. De doña Casilda Nieto Sancho Punina, la flor del Casaguala en Quisapincha a quien don Vicente Monterrecín le abandonó después de engendrar los hijos que le dio la gana y de haber gastado la fortuna de sus ancestros. De doña María de Vera y Mendoza que recorre de Mocha a Patate hilando la neblina como una telaraña desde los quishuguares del páramo hasta los cañaverales del valle, quien para morir en 1.701 dejó ordenando que se le digan el día de su entierro o hasta el otro día, 400 misas, por todo lado de la Real Audiencia, con toda solemnidad. De doña Viviana Cisneros de Pelileo, quien para poder casarse con don Tomás de Guzmán tuvo que entregarle en 1.798 un cajón de joyas y el rosario de cuentas de oro con relicario de 13 y medio castellanos. De las mujeres anónimas españolas que vinieron con Pedro de Alvarado y murieron al pasar el Casaguala. De doña Juana de Molina y Liñán que casó con el notario Juan Antonio Balenzuela después de haber tenido 5 hijos con don Francisco Arias de la Vega por 1.711.

Todo este barro se entremezcla ahora en nuestra sangre. De todo esto y mucho más estamos hechos. No es cosa solamente de Hombres ni solamente de mujeres. El amor a la libertad, a la dignidad y al respeto es un principio que debe primar en el género humano.

El vasallo instruido

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Los que se creen príncipes, reyes, patrones, superiores, semidioses, predestinados, gente selecta y con otras telarañas en su ego, mirando a los demás con una mentalidad monárquica, o medieval, creen que todos han de ser sus vasallos, sus incondicionales, los de fidelidad perruna, los que no tienen derecho a contradecir cuando hay razón. Si la mentalidad del amo es muy obnubilada, es producto de muy pequeña médula, de ratita con corona, de limitado alcance cultural, han de creer y actuar creyendo que la fidelidad se impone pensando en que, quienes no están en el poder,tan solo les queda la resignación de obedecerles.Pero resulta que pensando en esto, y leyendo a ciertos sociólogos, nos encontramos con que habrían de surgir,por lo menos, tres clases de vasallos: los sumisos tímidos por ignorancia, los sumisos tímidos por resignación de su situación y destino; y los vasallos instruidos que son deliberantes, aunque dependientes y conscientes de su realidad de sometimiento a una jerarquía, puesto que así lo dice la ley o algún reglamento.

Los vasallos instruidos, los que son deliberantes, son quienes en las instituciones contemporáneas son vistos, como pensaba Joaquín de Finestrand por la década de 1780,una suerte de subalternos comprometidos, quienes iban a procurar nuevas formas de mirar la sociedad cuando se halla estancada y con sus aguas podridas. El vasallo instruido es el antecedente de toda revolución, puesto que evidencia lo que sabe, porque entiende cómo funciona un aparato dominante con el que no está totalmente de acuerdo. Puede ocurrir que un buen vasallo se re-categorice y pase a un nivel de asesor, pero ya en este caso, con el poder de sus saberes, el amo tiene un rival potencial, no un vasallo.

Los vasallos incondicionales son los que más interesan a un sistema constituido. En las organizaciones jerárquicas por excelencia, como en el ejército, en la policía o en la iglesia, funciona el poder de la palabra, con la función que se llama perlocutiva, que quiere decir que ha de hacer cambiar la conducta del receptor. Ni siquiera se opina si algo es voluntad o es deseo; pueda que sea capricho; pero una palabra salida de esa boca pasa a ser entendida y medida,como para ser esculpida para petrificar la obediencia.

Comentando de hojeada estas aseveraciones, tendríamos también unas cuantas clases de amos contemporáneos: los ignorantes natos, embarcados en el poder por dinero, por herencia, por haber sido elegidos en procesos democráticos por votación de analfabetos, de marginales, y hasta de gente de lumpen. Los acomodados a las leyes, son amos timoratos que para todo consultan con el vademécum de disposiciones, que además las interpretan con su limitadísimo razonamiento, y por ello hacen que el subalterno se sienta menos que un piojo, incrustado en medio de un rumerío de códigos de la sociedad represiva, en la que nos ha tocado desarrollar nuestra existencia. Los terceros serían esos amos águilas, destripadores, calculadores, inteligentes e inteligenciados. Los amos demócratas, humanistas son punto y aparte, caballeros en el sentido más noble del término, que ven en los demás a sus colaboradores, a gente solidaria con causas y procesos vitales, que entienden que lo que hace cada quien dignifica y permite crecer al ser humano, colaborando en cualesquier institución y en cualquier peldaño de las organizaciones.

Calendario Histórico

Por: Dr.  Pedro Reino Garcés

Historiador/Cronista Oficial de Ambato

 

Febrero

3 de febrero de 1868.- Sale a remate, por disposición del gobierno las selvas orientales de la actual parroquia de Río Negro, cuya denominación original es Mapoto. Los mayores adjudicatarios  resultan ser: Pedro I. Lizarzaburu, Julio Velasco y  María T. Lizarzaburu, que toman para sí 600 cuadras  en $ 300. Pedro y Vidal Herdoiza, junto a Mariano Cobo se adjudican 300 cuadras en $ 150, entre 1868 y 1869, y estaban debiendo $50 desde la fecha del último pago el 10 de agosto de 1872. Otros tres señores de apellido Vásconez: don Joaquín, don J. Joaquín y el Dr. Pablo Vásconez también se adjudican 300 cuadras en $ 300. La casilla de pagos aparece en blanco, cosa que pasa igual con la de don Lizardo Ruiz y José Páez  que aparecen como adjudicatarios de 200 cuadras que no tienen verificación de pagos. Un aspecto que debe ser tomado en cuenta en estas adjudicaciones es la relatividad de las extensiones. El Dr. J. Miguel Robalino, Emilio Terán y Rosalino Robalino, pillareños de injerencia, se adjudicaron 300 cuadras también en $ 150 en 1872. El Dr. Constantino Fernández junto a Felipe Cobo se adjudicaron 200 cuadras en $ 200 de los cuales solo habían pagado la mitad  en 1869 y estaban debiendo ya 26 años lo restante. Tres Albornoz: Pablo, Francisco y el Dr. Miguel se adjudicaron también 200 cuadras. Por su parte, Adolfo Callejas tomó 200 cuadras en 1872. don Juan León Mera, quien se adjudicó también 200 cuadras en $ 100 que los había pagado.

4 de febrero de 1797.- Fenómeno telúrico en el centro ecuatoriano con despertar de volcanes. Terremoto que destruyó  los poblados que fueron reubicados. En el imaginario popular se dice que con cada terremoto la tierra se limpia de tiranos. Mazorra apareció muerto flotando en el represamiento de las aguas del Patate.

En 6 de febrero de 1721.-  “Enterré el cuerpo muerto de Don Joan Pilamunga, hijo natural del don Pedro Pilamunga, cacique principal y gobernador de los indios tomabelas, y de doña Petrona Chata, y porque conste lo firmé Thomás Núñez”.

6 de febrero de 1770.-  Se firma en Quito sentencia  con pena de muerte en la horca, a los pelileños Manuel Pombosa; Bárbula Sunaylín y sus dos hijos  Felipe y Romualdo LLagua, rebeldes que lucharon contra la opresión española por los abusos del obraje de San Ildefonso. Sus cuerpos descuartizados posteriormente fueron repartidos en las entradas de varios pueblos de Tungurahua. “Fallamos que debemos condenar y condenamos a la pena ordinaria de muerte a los dichos Manuel Pombosa, Felipe y Romualdo Llagua; y a Bárbula Sinaylín, y a la de doscientos azotes a los expresados Matheo Muchagalo, Carlos Quishpi, Luis Cujana, Diego Chagla, Domingo Toctaquisa, Pedro Caisaguano, Pedro Quillapa; Pedro, Hilario y Raymundo Curipallo; y Tomás Pimbo. Los cien azotes se les dará por las calles públicas de esta Noble y Siempre Leal Ciudad de San Francisco del Quito, acompañados de los que se han de llevar al suplicio de la muerte; y los otros ciento en el mismo Obraje a su usanza y estilo, y a vista y presencia de los mismos indios, a donde para este efecto serán llevados después de la ejecución del último suplicio en los cuatro nominados…en que estarán presentes hasta  bajar sus cuerpos de la horca, y divididas sus cabezas, y fragmentados en cuartos sus cuerpos serán llevados con los dichos azotados al mismo obraje de San Ildefonso para la segunda parte del castigo. Y las cabezas de los cuatro mencionados, serán puestas en jaulas de fierro bien clavadas, de modo que nadie las quite, sobre las puertas principales del expresado obraje, y los cuartos o destrozos del cuerpo, repartidos por los caminos de su inmediación, de donde ninguno osará quitarlos, hasta que el tiempo los consuma.

Bajo de la misma pena y fenecida esta ejecución y la de los azotes, serán traídos estos a esta Real Cárcel de Corte, para ser enviados con un grillete a las haciendas de Su Majestad, que fueren del arbitrio del Señor Presidente, a servir en ellas a ración y sin sueldo el tiempo de diez años. Y por lo que  mira a Marcela Tasi, a quien se le han de dar los mismos doscientos azotes en la forma expresada, y a Mariano Ponce que por su menor edad, solo veinte y cinco, en el expresado obraje, serán traídos la Marcela al recogimiento de Santa Marta, por el tiempo de diez años, y el muchacho, a disposición del Señor Presidente, en la hacienda que fuere servido determinar, por espacio de cinco. Cuya sentencia se ejecutará sin embargo de suplicación y con la calidad de él, sin embargo. Así lo pronunciamos, mandamos y firmamos. Certifica el escribano Cuellar.”

10 de febrero de 1970.- “Primer Festival Nativo del Folklore” organizado con motivo de la Fiesta de la Fruta. Participaron 30 comunidades de Tungurahua con sus expresiones auténticas como: “Camamulas” de Pataló Alto (Ambato); “Soldados” de Cuatro Esquinas; “Curiquingues” de Quito-cucho (Pelileo); “Osos y Guayanas” de Kalguasig (Quisapincha); “Danzantes” de Guapante Grande (Píllaro).

12 de febrero de 1925.- Nace en Ambato Luis Romo Saltos, científico, catedrático, investigador en varias universidades de los Estados Unidos y Ecuador. Profesor de la Universidad Central en Quito. Premio Nacional Eugenio Espejo 1995.

17 de febrero de 1766.- Levantamiento indígena en San Miguel de Molleambato (Salcedo). Pedro y Pascual Ati lideraron la revuelta contra el Marqués de Miraflores. Las fuerzas del orden mataron a 4 líderes indígenas que tuvieron mayoría de mujeres (14 de 22). Se ejecutó en fechas subsiguientes a Francisco Llanganate. No lograron capturar a Pedro y Pascual Ati.

17 de febrero de 1951.- Se inaugura la primera Fiesta de la Fruta y de las Flores.

20 de Febrero de 2015.- El escritor tungurahuense Pedro Arturo Reino Garcés, recibe en la Casa de la Cultura de Loja el Premio Nacional de Novela “Miguel Riofrío”.

22 de Febrero de 1.725.- Hace su testamento en Pelileo don Miguel Tubón, ratificando en este apellido a sus dinásticos descendientes.

22 de Febrero de 1.725.- Sublevación de estancos en Pelileo: “se hizo una publicación “a son de caja y voz de pregonero, quien en altas y inteligibles voces expresó el contexto del auto: que no debían salir del lugar y estén a la mira todas las noches”. Luego con los ministros Don Mariano Parra, Don Baltasar de Básconez, Don Joseph Matías Valdivieso, Don Manuel Alarcón, Don Joseph Navarrete mandan que los indios “sean conducidos a la cárcel de la villa de Hambato. Los indios presos que los tiene aprisionados el Alcalde Ordinario que lo son: Don Manuel Tubón, cacique de la parcialidad de Guambaló, Tomás Muchagalo, Simón Quintuña y Miguel Condo, para seguir la sumaria…”

22 de Febrero de 1995.- Muere en combate con tropas peruanas el soldado Freddy Santander, nativo de San José de Poaló (Píllaro). Es declarado “Héroe Nacional”.

23 de Febrero de 1934.- Nace Vicente Rodrigo Cisneros Durán, en Pelileo. Obispo de Ambato y Arzobispo de Cuenca. 

23 de febrero de 1996.- Inicia y emite señal propia UNIMAX TV, canal de televisión para la zona central del País.

26 de febrero de 1870.- Luego de un largo trámite, se vuelve a dar posesión a los indígenas de Poatug y Patate-urcu (Sucre) de sus tierras del páramo arrebatadas y vueltas a comprar al Rey de España. Los protagonistas de estas luchas fueron Marcos Chiliquinga, Manuel Guanina, José Changobalín, Juan Rojana, Manuel Montaguano y Francisco Rojana, indígenas del anejo de Patate-urco; Isidro Morillo, Santiago Guatumillo, Gaspar Yagloa y Melchor Guambo del punto nominado Poatug a nombre de sus peticionarios comuneros.

28 de febrero de 1925.- Nace en Ambato Néstor Alejandro Aguayo Jarrín, músico, integrante de los dúos  Aguayo-Guayamabe, y Valencia-Aguayo. Miembro fundador de la Sociedad de Autores y Compositores Ecuatorianos.

 

La República entre leyes y armas

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Disertación en el panel por el XXIV aniversario de la Gesta del Alto Cenepa.

Martes 22 de enero 2019

(estracto)

Ambato.

Nuestras primeras guerras

Para tener, entender y querer a una patria, nos conviene reflexionar cuáles fueron nuestras primeras guerras y por qué se dieron. ¿Acaso vamos a referirnos a la fratricida confrontación de Tarqui, surgida de los intereses de los caudillos que nos legaron la libertad, como Flores, Sucre, La Mar, Olmedo, Rocafuerte? Esa no fue una guerra Perú – Ecuador.  Fue una disputa Perú-Colombia. Lo dicen las placas del Portete de Tarqui. Las razones y sinrazones están contenidas en tantos libros de historia. Al respecto, en mi citado libro sobre Identidad a martillazos, creo que una de las pasiones humanas, como aquella de la rivalidad entre el cuencano La Mar con Bolívar, tuvo mucho que ver en el asunto que se volvió político. No olvidemos que hablando en términos militares, La Mar tuvo mejor grado militar que Bolívar y fue considerado  y distinguido en Europa por sus triunfos.

Dejando de lado estas apasionantes páginas, creo que nuestra golpeada patria empezó con sus guerras muchísimo antes. Ahora nosotros somos herederos impotentes de su terrible sufrimiento.

No tenemos noticias que hayan existido mayores conflictos entre quitus y caras; entre pantsaleos y puruguayes; entre cañaris y puruguayes; ente pastos con caranquis, entre guancavilcas y manabitas, etc. Peor aún entre amazónicos con andinos, o entre costeños y serranos, etc. ¿Por qué habrían de pelear: por monarquistas o por déspotas? Puesto que solo más tarde, con la evolución social aparecen las guerras contra los que se sienten republicanos.

El panorama se aclara cuando por los datos de la historia sabemos que la  monarquía peruana del incario se fue apoderando de pueblos y territorios que están en la simiente de nuestra identidad. Tenemos noticia de masacres en Tiocajas, de la resistencia de Pintag en el Norte; y la no menos relatada de Yaguar-cocha que hizo cambiar el nombre de la laguna en lengua caranqui, por lo que ahora conocemos como “lago de sangre” en quichua,  por haber degollado en su propia patria a gente con menos capacidad bélica. Los incas llenaron de “yaguar”, o sea de sangre, muchos lugares que pasaron a ser su imperio. Cuántos muertos quedaron en “Yaguar-pamba” por los lados de Bolivia? ¿Cuántos araucanos y mapuches pelearon por resistir a ser libres por los lados de Chile? ¿Conocemos que hubo terribles enfrentamientos entre punaes o tumbaleños del golfo de Guayaquil con los incas y con los tumbesinos? Para su época fueron batallas navales. Lo más grave que hasta ahora se repite hasta en los textos escolares es ese decir que los incas vinieron con una mejor civilización a mejorar la vida de los bárbaros conquistados, como si el derecho a su libre albedrío fuese cosa de cambiar por tecnología y control social.

Creo que hay que entender que en esos tiempos “La conquista es una adquisición: el espíritu de adquisición lleva en sí el de conservación y uso, y no el de destrucción” p. 80. Es decir, el incario procuraba esclavos. Los llamaba “yanacuna”, que significa negros, así en plural. Miren no más el concepto racista de ver a los conquistados como “negros”.

No era su objetivo destruir a los pueblos. Con la conquista española, esto también pasó a medias. Creo que más que nada, por la resistencia indígena es que estamos ahora aquí, porque la esclavitud no es una cosa que permite una vida digna, si acaso permite la supervivencia.

¿Y ustedes creen que ya se terminó la conquista? Es más importante ponernos a pensar como pueblo quiénes siguen siendo nuestros conquistadores. ¿Quiénes son realmente nuestros enemigos? ¿Los tenemos de modo externo, o nos hacen defender las patrias de las que otros se benefician? ¿Y los enemigos internos sin mayores raíces de origen?

En lo que debemos estar seguros es en que el pueblo es el único dueño de sus heroísmos, por aquello que hemos dicho al principio: “La vida de los estados  es como la de los seres humanos. Estos poseen el derecho a matar en defensa propia; aquellos a hacer la guerra para su conservación.” P. 79

Una pregunta fundamental en nuestro convivir social contemporáneo sería ¿Pueden existir las patrias sin soldados? ¿Quiénes son los responsables de mantener la seguridad y la soberanía  de eso que nos cobija y es simbólico, y pasa a ser abstracto como sentimiento. La patria de un soldado no es solamente un territorio, sino que es algo que duele más porque pasa a ser bandera, pasa a ser himno, pasa a ser sangre y sentimiento del alma. Yo creo que los solados primeramente deben estar sintonizados con los objetivos de su pueblo para que no pase lo  que ha ocurrido en otros pueblos y en otros momentos de la historia, donde los soldados solamente son gente reclutada a la fuerza y quien sabe mal asalariada: “Los ingleses no son nunca tan débiles ni fáciles de vencer como en su suelo”, lo sostuvo un tal Coucy ante el Rey Carlos V. Un pueblo que esté sintonizado con sus soldados, que deben ser defensores de sus sentimientos y de su patrimonio, debe sentirse orgulloso y seguro de su rango. Pero si defiende sentimientos y patrimonio de sus opresores, debe sentir vergüenza.

Muchas gracias.

Escrito en la ceniza. 2019

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

“Cuando un judío tiene tumba, es una redención”. He leído el libro y quiero creer que hay una leve idea de que las cenizas guardan la información secreta que nos llevamos a la tumba. Pero estamos llegando a la etapa del total desencanto, porque ni siquiera las cenizas de los antepasados pueden servirnos para reivindicarnos, porque la idea de la desintegración total ha entrado en juego con la memoria y está minando y carcomiendo las culturas.

“Después de la muerte de mi abuela materna, mi abuelo fue a vivir con nosotros. “Él no irá a un geriátrico”, determinó mi madre. El abuelo, que toda su vida narró con humor sus vivencias en el campo de trabajo, fue apagándose. Le era difícil sobrellevar la pérdida de su mujer y de su memoria. Pero cuando le pregunté cómo se llamaba su pequeña hija, la que había sido asesinada junto con su madre, respondió inmediatamente: “La llamamos Sara, pero todos le decían Lily”. Algunas semanas después murió”. Este es un fragmento de Sarah Blau (1973), escritora, dramaturga, periodista y publicista, presentadora de un programa televisivo sobre el judaísmo y Holocausto, graduada en Historia y Psicología. Me impacta aquello de haber sido guía en el Instituto del Holocausto, por lo cual deviene su pasión por investigar el tema.

El antólogo Yarón Avitov que puso su libro, de su autoría, en mis manos, ha logrado que sus cenizas me vuelvan con lágrimas. La barbarie de la guerra, los campos de concentración, los nazis, el holocausto del pueblo judío, la estupidez de los fanatismos, la impotencia de unos frente a la arrogancia y soberbia de otros; ese clamor secreto de tantas lágrimas implorantes de piedad, ese clamor de las cenizas que quieren reivindicar su memoria, y mucho más, están en palabras que se vuelven espíritu y dan como conclusión que el ser humano enfatuado de poder, resulta una de las bacterias más peligrosas que puede contaminar los espíritus ingenuos.

Mirando el libro y a sus antologados, admiramos su capacidad de lucha para volver como el ave fénix, justamente resucitados de la ceniza. Cuántos de los miembros de esta cultura han escrito algo sobre la memoria que guardan del Holocausto y sus campos de concentración regados quien sabe por tantos lugares de esa Europa civilizada. Alguien escribe un poema, otro pone un cuento, por acá alguien vuelve con un memorial más fresco. La historia de un padre, de un refugiado, de niños perdidos y dispersos; Las madres heroínas de cosas del alma. La astucia para sobrevivir a la barbarie, el humor, el encubrimiento y mimetismo para pasar ocultos; los sobrevivientes de los escombros, los sueños de recuperar la mínima felicidad de sentirse juntos, todo viene a darnos una lección de recuperación de la memoria de un pueblo marcado por los designios sobrenaturales a constituirse en errabundo pero con esa misión de identidad en el reencuentro y en su capacidad intelectual.

Recordemos este 27 de Enero el Día Mundial del Holocausto Judío: “El 1° de noviembre de 2005 la Asamblea General decide que las Naciones Unidas designen el 27 de enero Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto. El 27 de enero se conmemora la liberación por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz”.

 

 La chuspa la llevan los indios

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Hagamos un pequeño ejercicio de dialectología quichua para lo cual tomo como referencia el libro editado en Salta, al norte de Argentina, titulado El Mensaje de Chuscha (Editorial Pluma Mágica, 2013), de la escritora María Fernanda Rossi. Se trata de una novela contextualizada en el lenguaje regional, con un soporte histórico de la época de la expansión inca hacia el Sur. Haré relación a palabras que nos suenan conocidas en nuestra zona centroandina ecuatoriana.

“Chuspa.- Bolsa o zurrón de lana para llevar hojas de coca, maíz y carne seca o charqui. Prenda usualmente masculina que pendía de una tira que descendía en diagonal desde el hombro izquierdo a la cintura del costado derecho”.  Si contrastamos este objeto con el de uso en ciertas etnias andinas, acá se usaba la “shigra”, hecha también en lana, pero ancestralmente en cabuya de colores. La prenda primorosamente decorada y tejida a mano, la llevan a la espalda, básicamente las mujeres, para transportar, a manera de cartera, cosas de comida y variados objetos.

La palabra “chuspa” la tenemos como tabú en el mundo indígena y en el mestizo, porque alude al órgano sexual femenino. La chuspa es la vulva. Miren en cambio, y tomando el mismo sentido sexual que esta  palabra “shigra” tiene para referirse al escroto, o bolsita donde se alojan los testículos. El shigroso centroandino tiene equivalente en el “boludo” argentino. Chuspa y shigra sirven por igual para los mismos designativos en animales. En este caso y contrastivamente digamos que mientras la “chuspa” la llevan los varones, la “shigra” la cargan las mujeres.

En el mundo mestizo, la “chuspa” la usan en Ecuador y Colombia para referirse al objeto que sirve para colar el café, el que llaman “pasado”. También hay el sentido genérico de bolsa, pero viene a ser una vulgarización del sentido original y mayormente específico.

En el libro argentino habrán notado el uso de una palabra también conocida por nosotros: “charqui”. Se refiere a un uso cultural de disecar y ahumar la carne para consumirla progresivamente. Sin embargo, el “charqui” peruano y chileno es muy singular, porque mediante procesos de salamiento se mantienen largos períodos sin que la carne se dañe. Como viajeros en autobús por los desiertos peruanos y chilenos, hemos visto que es usual que vendedores ambulantes ofrezcan “charqui” de caballo a los viajeros. A mí me supieron a pescado disecado. Pero hablando de dialectología aborigen, entre nosotros es más usual oír “tsarqui” en vez de “charqui”. Un tsarqui nuestro es un anoréxico, un flaco en extremo por la mala vida en la alimentación. De igual modo, los animales mal alimentados quedan tsarquis. Esta sustitución de /ch/ por /ts/ que en algunos casos escriben con /tz/, puede provenir de dos causas: por error en la escritura, o por readaptación fonética en el caso de haber sido tomado como original la pronunciación con /ch/. Recuérdese que /ts/ es un fonema quitu-pantsaleo.

Una palabra que me parece extraña en nuestro medio es la “ñañaca”. La usan las mujeres de Otavalo y algunos otros lados de Imbabura. Según la autora, es de uso femenino, y se refiere a “una tela tejida de una sola pieza usada a modo de mantilla para cubrir la cabeza”. En Tungurahua las mujeres usan sombrero. Escasamente se ha visto en mujeres salasacas cubrirse con telas, pero no se registra como de su uso cultural.

Es muy de nuestro medio haber oído que el calzado en indígenas se llamaba “ushutas u oshotas”. La propia autora dice que registra como variantes, (debe ser escritas) uyuta, ulluta. Eran unas sandalias de cuero. De todos modos, el uso de variables, indica expansión readaptada del vocablo.

 

Para quemar con el año viejo. 2018

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Historiador/Cronista Oficial de Ambato

Quemamos los trapos y el alma sigue intacta de los muy vivos. ¿Qué iremos a quemar en este año? ¿Valdrá quemar turbas adoctrinadas? No. Nuestra costumbre es quemar de uno en uno a quienes nos han sido adversos por un año. Pero sucede que los años viejos en este país nos salen y se nos regresan cuando les da la gana desde las ultratumbas. Vuelven con la misión de  dirigir nuestros destinos, como les  viene en gana. Los hemos visto estornudando nuevas larvas sobre la Patria enferma, en medio de los aplausos  de los murciélagos que cuidan sus catatumbas. Resulta que somos un país de cuento donde los muertos gobiernan  pueblos de calaveras huecas.

Los hemos visto en vivo y en  directo, y hasta por televisión, sacudiéndose los gusanos de sus condecoradas calaveras, enderezándose las mandíbulas proféticas, relamiéndose las polillas de sus glorias pasadas, recogiendo frases sueltas de los sermones con que fueron enterrados, y pregonando con sus voces de terror sus experiencias en el purgatorio, diciéndonos lo que tenemos que rectificar para que ellos puedan pasar a sus paraísos oficiales a descansar en paz. ¿Recuerdan cómo nos muestran sus blancas dentaduras? ¡Qué dulce magia que tiene su sonrisa de gozo!

¿Qué irán a quemar las turbas adoctrinadas? Yo, de lo que he visto, solo sabemos quemar monigotes, o sea cuerpos sin nada de alma, parapetos que ni siquiera los hacen con tripas donde golpea el hambre y los paquetazos. Fantasmas con caretas que por dentro tienen cosidas hasta la boca para que no puedan vomitar los trapos de la pobreza que fomentan. Si no se entiende la incineración de un Año Viejo; si ni siquiera se entiende lo que es una metáfora en el mundo de las impotencias, mejor que no gasten en caretas ni en gasolina, ni anden recogiendo sus calzones usados. Mejor que guarden a sus ídolos  y los mantengan en algún lugar privilegiado de sus casas, rindiéndoles homenajes y pleitesía. Si hay momias que se han convertido en compañía de nuestra existencia, mejor reproducirlas para nuestra idolatría.

¿Qué queremos quemar? ¿Para qué queremos quemar? ¿Para divertirnos un rato? ¿Para patear un trapo? ¿Será que en el año nuevo queremos liberarnos de estos males? ¿Será que la misma careta de algún sujeto “despreciable” nos vaya a servir para el próximo año? ¿Qué clase de pasatiempo es este de los años viejos? ¿Quién tiene la culpa de tener tantos personajes que deben ser quemados a fin de año? “Nosotros lo hemos permitido, nosotros les hemos dejado hacer, la culpa es nuestra. !Cuánta tinta no ha corrido por este país en estos doscientos años en constituciones y plebiscitos, en ordenanzas y decretos y leyes! Casi tanta como sangre ¿Y para qué? Para estar en donde estamos? ” (Fernando Vallejo, Peroratas, 2015) La cita viene al caso para muchos de nuestros países con turbas adoctrinadas y adoctrinables. ¿Podemos llamar a esto democracia? ¿Será de creer en las elecciones y en las reelecciones si no se conoce el alma de cualquier candidato de la derecha o de la izquierda? ¿Necesitamos de shamanes o de psicólogos que nos alerten? Si no estudiamos política ¿Para qué nos sirve la educación masificante? ¿Dónde está nuestra memoria simple y nuestra memoria crítica? ¿La quemamos igual con la cabeza del monigote?

En vez de quemar al monigote, o después de haberlo hecho en año viejo, deberíamos enfrentarlo en persona, desde el primer día del año nuevo, con el reclamo justo, con la dignidad del hombre civilizado, con la rebeldía del que aborrece la injusticia, con la dignidad respaldada por la memoria, con la convicción de sentirse digno de una patria donde se extingan los monigotes y las momias que nos gobiernan.

Sobre destrucción y mutilación a la custodia de Riobamba. 1781

Por: Dr. Pedro Reino Garcés

Historiador/ Cronista Oficial de Ambato

Indudablemente que una de las joyas más impresionantes que tuvo Ecuador fue la Custodia de Riobamba, cuya desaparición constituyó una de las mayores pérdidas del patrimonio de este país en donde los depredadores cunden y la impavidez es tan grave como la impunidad. Sorprenden estos datos aún dentro de instituciones que deben ser el ejemplo de preocupación y precautelación.

El caso es que semejante codiciado “monumento religioso” tuvo sus depredadores por el año de 1781, al parecer, por vinculados a la propia iglesia, según el documento que lo he ubicado en el archivo histórico de Riobamba que está bajo la custodia de la Casa de la Cultura (CCE), Núcleo de Chimborazo. La Custodia, según reza el documento, fue mutilada por un “doctor Mariano Camacho”, a quien se le remataron los bienes para su reposición. En el trámite se lee: “En la ciudad de San Francisco del Quito en 16 días del mes de Mayo de 1781 años. El señor provisor  y vicario general de este obispado, dixo que por quanto del remate celebrado de  los bienes que se embargaron al doctor don Mariano Camacho  para la reposición de varias piezas de oro, piedras preciosas y perlas extrahidas de la custodia  de la iglesia Matriz de Riobamba, por el enunciado Doctor Camacho, según enuncia la sentencia definitivamente pronunciada; resultan trecientos y tantos pesos aplicables desde luego con preferencia a las costas procesales, al reparo de dicha custodia, nueva formación de piezas y sobrepuestos consumidos, o en la mayor parte destrozados, y aseguración de las perlas y piedras separadas que deberá executarse  por uno de los plateros de más pericia y práctica en este género de obras, de suerte que se consiga el fin que se ha reflexionado…”

La disposición que queda explicada fue remitida a Riobamba desde Quito, por parte de las autoridades eclesiásticas, como se podrá ver en el encabezamiento del expediente. “Don Joseph de Cuero y Caicedo  abogado de esta Real Audiencia  prebendado de esta Santa Iglesia Cathedral Provisor y Vicario General de este obispado por el Ilustrísimo Señor Doctor Don Blas Sobrino y Minayo, dignísimo obispo de esta diócesis del Consejo de su Majestad.- al Vicario Juez Eclesiástico de la villa de San Pedro de Riobamba, salud y gracia, hacemos saber cómo en vista de autos provehimos el del thenor siguiente…” y ya hemos copiado lo pertinente. Es de suponer la existencia de otro documento que contenga la causa que se haya seguido antes de llegar a sentenciar el “remate” y se conozcan pormenores de este suceso. Lo que en el presente caso tenemos es esta constancia donde el inculpado no tiene ningún calificativo acusatorio más que el legal, con lo cual se le resta o atenúa su culpabilidad.

Para efectos de la “reparación”, la Custodia fue remitida a Quito: “mandó se remita a esta ciudad dicha custodia con todas las piedras preciosas, oro y perlas que se restituyeron ha solicitud y por medio de las más exactas diligencias practicadas por el Doctor don Luis de Andrade y Rada, cura y vicario de la expresada villa de Riobamba (y de las Monjas Conceptas), poniendo todas las precauciones, medios y reparos conducentes para la seguridad de la translación a esta ciudad así de dicha custodia como de las restantes piezas restituidas que constan de la memoria que obra en estos autos”.

Para que se forme una idea de lo robado transcribo  la primera parte de la explicación de los faltantes: “Primeramente en el pedestal 7  piezas de oro de a 8 perlas y un Jacinto en medio.- En dicho pedestal en una de las piezas de amatistas, le falta una amatista. En dicho asiento del pedestal falta una pieza de plata de 2 piedras amatistas el medio. Iten en la ramazón del pedestal le faltan 4 piezas, las dos grandes y las dos pequeñas. Iten en la piña de dicho pedestal le faltan 3 rubíes. Iten en el aspecto de esmeraldas faltan 2 piezas de oro con 9 esmeraldas cada una que son 2 azucenas con su joyuelita encima que según las otras que hacen igualdad se regulan dichas 9 esmeraldas en cada una. Iten en dicho asiento faltan dos remates de los corazones  esmaltados en oro. Iten en el aspecto de rubíes y diamantes faltan 2 botones de rosa con su broche de 8 brillantes y su perla gruesa en medio, según sus equivalentes. Iten en dicho aspecto faltan 3 joyuelitas con 8 rubíes y su perla en medio de cada una, con más otra joyuelita que se compone de 5 brillantes falsos y su perla en medio, según la que corresponde. Iten 2 brillantes falsos enjoyados que se notan haber estado inmediatos a la una joyita de los rubíes. Iten en la corona se nota la falta de una pieza que al parecer es el diamante grande, según su oquedad. Iten el remate de un corazoncito que corresponde ser una piecita esmaltada de oro, con más en dicho corazón en el sobrepuesto de rubíes le falta una perlita…”