Archivo de la etiqueta: Fernando López Parra PhD.

Gestión colaborativa

Por: Fernando López Parra PhD.
Rector del Instituto de Altos Estudios Nacionales -IAEN- la Universidad de Posgrado del  Estado

En la gestión de lo público el principal desafío en la actualidad es el trabajo colaborativo, la construcción de redes intergubernamentales parece ser una de las salidas para la obtención de gobernanza colaborativa.  El argumento principal es que la gestión colaborativa se presenta como la forma más eficiente y emergente de resolver problemas colectivos y, por lo tanto, resolver para dificultades públicas de forma más rápida ante demandas que surgen en el mundo globalizado e interactivo.

El aparecimiento de problemas tan intratables, tan difíciles de resolver y que las formas de afrontarlos son desconocidos, complejos o necesitan la acción de múltiples actores, incluidos los privados, para ser resueltos. El concepto de gestión colaborativa aparece, entonces, como una definición teórico-práctica para comprender el proceso de gestionar emprendimientos públicos con políticas o programas – que abogan por la acción conjunta intensa. Justamente ahora requerimos una gestión colaborativa para gestionar el proceso de vacunación contra el covid-19.

Se pone en juego con el desafío de la vacunación también la credibilidad de las organizaciones públicas, es decir, la confianza que tiene la sociedad en sus instituciones. Esta confianza es el elemento fundamental de la legitimidad de la actuación pública. Según el Banco Mundial, la confianza y credibilidad institucional se genera por tres fuentes: por la entrega constante de resultados oportunos previamente acordados; por la percepción de que se han desarrollado e implementado políticas y leyes de forma justa e imparcialmente; y, también por la autoridad generada al compartir un conjunto de valores y costumbres entre los individuos y el gobierno.

Todos los ecuatorianos esperamos que ya se active la campaña de vacunación a través de las organizaciones que disponemos, al parecer este intervalo político electoral por el que atravesamos, nos ha dispersado la atención de este asunto central de salud pública, como es la vacunación. Esperemos que la logística que se ha planificado este a la altura de las circunstancias.

Está en juego pues, la confianza en los políticos que nos gobiernan, en las instituciones públicas y privadas que intervienen. Con un elemento coyuntural que se ha presentado y que se ha convertido en ofrecimiento en la campaña electoral por los candidatos en vacunar a los ecuatorianos.  Inclusive uno de los candidatos, de forma liviana, ha manifestado que su visita a Argentina ha sido para obtener vacunas y que luego fue desmentida por autoridades de ese país austral. Este asunto del trabajo y gobernanza colaborativa para resolver problemas complejos como el de la vacunación masiva es la única salida que disponemos; claro está, siempre y cuando, lleguen las vacunas.

 

Evaluemos

Por: Fernando López Parra PhD
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Desde que llegó de forma oficial el virus del Covid-19 a América Latina el 26 de febrero en general, se observa que no hemos hecho bien las cosas en la región. Esta parte del mundo tiene una población del 8% del total del mundo y concentra el  28% de los casos y el 34% del total de muertos. Es decir, tiene cuatro veces más de lo que le correspondería. Sólo con esta información dura se tiene como conclusión que nuestros gobiernos no han sabido y no pueden enfrentar esta crisis.

Las estructura económica y sanitaria de Latinoamérica se ve insuficiente. Incluso algunos países en donde sus indicadores se los observaba como positivos antes de febrero hoy se nota que de poco sirvieron. La mala política, la desinstitucionalización del Estado, las desigualdades históricas nos han pasado una factura que no hemos podido pagarla en estos tiempos.

Seguramente, este infeliz panorama es el resultado de décadas de debilitamiento del Estado de sus políticas públicas, de la no respuesta a problemas estructurales de la región. Solo imaginar que gran parte de la población enfrenta esta crisis en el hacinamiento, el desempleo, la pobreza, la falta de acceso universal a la salud, educación y vivienda, que ha conducido día tras día a millones de habitantes a vivir las condiciones de vulnerabilidad social que explican en gran parte lo agudo y la magnitud de los riesgos que enfrentamos.

No es sólo una crisis de gobierno sino del Estado que ha traspapelado su legitimidad política por su respuesta deficitaria en la calidad de la gestión y asignación inadecuada de los pocos recursos con los recurrentes fenómenos de corrupción estructural. Corrupción que se alimenta con los grupos de poder privado que corrompen históricamente a lo público.

Para revertir esta realidad se requiere de instituciones sólidas, con capital humano que trabaje en la frontera del conocimiento, con creatividad y con las manos limpias. Estamos desnudos y es hora de priorizar la educación, el trabajo solidario, la institucionalidad del Estado, la calidad de los sistemas de comunicación; y claro, la calidad de la política y sus discursos que ponemos en consideración de la sociedad.

Cortoplacismo

Por: Fernando López Parra  PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Ahora que estamos a menos de un año para estrenar un nuevo presidente que será el número 81 de nuestra vida republicana y que vendrá con nuevas políticas y programas de gobierno para cuatro años. La pregunta que se hace y es constantemente ¿Es suficiente el período de gobierno para cambiar al país? La respuesta es que muy probable que no, por los tan complejos y profundos problemas que históricamente se han construido. Pero, que principalmente, la visión del corto plazo que prima en nuestros proyectos de Estado limita seriamente el desarrollo del Estado y de la sociedad.

Si pensamos en algunas obras públicas que requiere un tiempo mayor para su construcción (puertos, hidroeléctricas, hospitales, refinerías, ferrocarriles y otros) y quedan truncadas cuando se cambia de autoridades.  También se observa que las políticas de salud, educación, de la economía, de la producción, ambiente requieren de tiempos mayores y con trabajos sostenidos. Los cambios en las instituciones también son de largo aliento porque se corre el riesgo de no concluir con las trasformaciones y así se infla el Estado con la permanencia de las antiguas que no cambiaron más las nuevas que tampoco se concluyeron. Si sumamos todo lo no realizado en el corto plazo de las actividades de un gobierno se verifica en el acumulado el gran desperdicio de recursos para los Estados.

En varios estudios se comprueba que el cortoplacismo es atractivo para los políticos porque las obras con poca relevancia son visibles, mejora la reputación y construye ese imaginario que si se puede hacer. Estas falacias se han construido en el quehacer de la mayoría de los gobiernos y se han desestimado la visión de las políticas de Estado, las de largo aliento que son en verdad las que sustentan a los países el desarrollo y bienestar de sus naciones.

Ahora que ingresamos en un proceso electoral debemos poner especial atención en los proyectos que sean sólidos y adecuados para el Ecuador y que nos ofrecen los candidatos con sus discursos. No hay que dejar pasar a los faranduleros y cortoplacistas de la política que han hecho su forma de vida y que han colocado al discurso inteligente y a la política en un nivel tan bajo, que la sociedad misma ya no se siente representada por nadie. Cuidado con las propuestas de corto plazo que nos dicen que se cambiará al país como un acto de magia, esto no es posible.

Desigualdad

Por: Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

En nuestra América Latina la preocupación por la desigualdad social nos ha acompañado desde siempre y en el actual contexto de la pandemia y las crisis políticas, sociales y económicas al parecer se han exacerbado y se han vuelto notorias. Según datos de la CEPAL la pobreza en el 2020 se aumentaría al menos en 4,4 puntos porcentuales, es decir, unos 29 millones de personas pasarán al estado de pobreza con respecto al 2019. Con esto, el total de pobres en nuestra región llegaría a casi 217 millones de personas. Otro dato de la misma CEPAL nos dice que la extrema pobreza se incrementará en 16 millones de personas, llegando a un total de 83, 4 millones de personas en toda la región.

No hay país en nuestro continente que no se vean afectados por la pobreza y la extrema pobreza. Se prevé que lamentablemente los de mayor aumento de la extrema pobreza serán en México, Nicaragua y Ecuador. Y de la pobreza en general aumentaría en Argentina, México, Ecuador y Brasil. Por lo visto, las tres economías más importantes de la región se verán afectadas. Esta información lo expuso Carolina Muñoz, experta chilena que es consultora de la CEPAL ante el Grupo Latinoamericano de Administración Pública -GLAP- en esta semana. Los datos recogidos consideraron los efectos de la pandemia en el mercado laboral y la pérdida de ingresos asociada en la región.

Se observa que las consecuencias de la pandemia afectan a los grupos históricamente vulnerables de nuestro continente. Y la propia pandemia se ha vuelto más dura con los más pobres y ahí apareció, de forma insustituible, el Estado y el servicio público para atender estos grupos humanos. Con esta crisis las respuestas del Estado ya no pueden ser las mismas, se requiere de un cambio en el quehacer de la política y en las estrategias para combatirlas, hemos visto que nos son suficientes las tradicionales formas que vienen escritas desde hace un tiempo en los manuales de nuestros gobernantes.

El reposicionamiento del rol del Estado para un desarrollo y no solo para el crecimiento de forma sostenible e inclusiva es urgente e inevitable. Las crisis sociales demandan de respuestas estatales rápidas y eficientes que se encuentren sustentadas por aparatos públicos profesionales que sean también valorados y no esquilmados.

No podemos dejar de lado en la formación en todas las profesiones de las universidades de nuestra región al estudio e investigación de temas de desigualdad social y de la exclusión, para que se ayude desde todos los frentes a dar respuesta a los grandes problemas urgentes y complejos que se plantean para los Estados y que están ya presentes a la vuelta de la esquina en nuestra querida América Latina.

La confianza

Por: Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

En la situación tan complicada por la que actualmente pasamos y que, de acuerdo a previsiones, el mundo y particularmente América latina y el Caribe enfrentamos una crisis sin precedentes de nuestra historia como región. Las heridas difíciles que nos deja el Covid-19 son inéditas y complejas. Al parecer, la gravedad de la situación también se ve agudizada porque nosotros mismos no estamos ayudando con una variable sustantiva que es la confianza.

Hay una histórica desconfianza de la sociedad con las instituciones de gobierno, entre instituciones y ahora más, entre los individuos que conformamos la sociedad. Seguramente los actos de corrupción y la forma degradante de hacer política se banalizaron, se volvieron como normales o triviales. Ya no hay espacio para la confianza sino para la desconfianza, que trae consigo una falta de cooperación, que es a la vez, el elemento clave para el desarrollo de cualquier tipo de política pública exitosa. Sabemos, por varios estudios de la temática en mención, que la confianza incrementa la credibilidad en las instituciones del Estado y en sus gobernantes. Ahora que ya entramos en un periodo electoral, por ejemplo, lo que primero que nos preguntamos de importante es: ¿Tenemos confianza en los candidatos y en el proceso?

La confianza es una variable intangible poderosa que potencializa lo negativo o lo positivo de los indicadores de un país y de una sociedad; facilita los costos de transacción entre las empresas y el Estado; impulsa de forma sostenible la inversión pública nacional y del exterior; contribuye de forma clara a la institucionalidad de las organizaciones estatales. Es prioritario disponer de una estructura jurídica confiable, que vaya de la mano de los mecanismos e instituciones de control del país. La corrupción, la falta de políticas claras, la debilidad de las instituciones son fuente de desconfianza y de desperdicio notable de los pocos recursos que disponemos como Estados.

Hay que lograr dispositivos de restauración y promoción de la confianza, mejorando la información y transparencia de las empresas privadas y de las instituciones de gobierno. Por atravesar como país tan difícil situación en lo sanitario, en lo económico nos aparece una gran oportunidad para elegir a gobernantes que nos den confianza para embarcarnos en una nave de crecimiento y desarrollo sostenido. Por último, aquí en confianza, en las próximas elecciones, seamos inteligentes y comprometidos al dar la confianza con nuestro voto y claro está, que debemos mostrar confianza en nosotros mismos como ecuatorianos.

Tamaño del Estado

Por: Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

A propósito de la pandemia que nos azota, algunas voces han colocado en discusión sobre la importancia del Estado y su influencia. Seguramente en tiempos electorales esta discusión tendrá mayor alcance y lo que generalmente se coloca en el debate es el tamaño del Estado; y unos dirán, que hay que reducirle otros por el contrario argumentan que hay que ampliarle. Esta discusión en verdad está oxidada, desde hace algún tiempo, porque no es cuestión del uso de las tijeras y cinta métrica para mejorar al Estado.

Sin entrar en conceptos complejos sobre ¿Qué es el Estado? Diríamos que es el conjunto de instituciones que tienen los gobiernos para cumplir con sus políticas, entonces los gobiernos disponen desde la presidencia de la República hasta el puesto de salud en un barrio en la periferia de Chone para cumplir con sus políticas. Son todas estas instituciones que hacen parte del Estado y que la sociedad les confía a los gobernantes para que las usen en determinado periodo de gobierno.

Pero la cuestión clave es que las instituciones del Estado funcionen mediante políticas públicas inteligentes y oportunas. La habilidad de gobernar está precisamente en saber detectar el equilibrio entre necesidades y recursos institucionales para poder cumplirlas. En nuestro país pasamos por experiencias recientes de un número significativo de instituciones que no tenían razón de ser, existían ministerios sobre ministerios, super ministros, una cantidad innecesaria de empresas públicas y otras entidades sin fin. Este fue un claro ejemplo de que el mayor número de instituciones del Estado no es mejor gobierno y fue un evidente desperdicio de recursos. En cambio, también hemos observado que se caminó en el sentido contrario en una reducción drástica de la administración pública que debilitan el cumplimiento de las políticas para satisfacer necesidades elementales de la sociedad.

Según un reciente artículo, un querido colega argentino, Gustavo Blutman cita: “que el empleo público en los países nórdicos ronda en un 30%”, en nuestro caso no llega actualmente al 15% ¿Podemos decir que los países escandinavos funcionan mal? La respuesta es no y lo han demostrado con los mejores resultados para enfrentar la pandemia. Además, desde la Segunda Guerra Mundial son un claro ejemplo de buen funcionamiento de las administraciones públicas de esa parte del mundo.

Concluyendo, el problema del Estado no es de tamaño es si de habilidad de los gobernantes y de capacidades de las instituciones. Se requiere, por tanto, de instituciones estatales sólidas con funcionarios eficientes y honestos. La formación de calidad es clave para disponer de gobernantes y funcionarios públicos comprometidos con el fortalecimiento institucional. En fin, tengamos cuidado cuando se discuta del tamaño del Estado, porque el problema no es de tamaño.

Transparencia

Por:  Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

La transparencia está presente desde el nivel internacional, con iniciativas globales como el Partnership for Open Government en 2013. El Ecuador desde hace dos años es parte de los compromisos de gobierno abierto, pero los debates sobre gobernabilidad, corrupción, eficiencia del sector publico han reavivado el debate de la transparencia en la gestión de lo público. Los hechos de corrupción en nuestro país y en casi todo el mundo colocan a la trasparencia como una especie de antídoto o vacuna contra la corrupción.

El avance de las tecnologías de la información y el crecimiento de las fuentes de los datos abiertos, que generan una multitud de información y cruce de datos también colocan a la vista la gestión de los recursos tanto públicos como privados. ¿Pero qué mismo es la transparencia? ¿Es un mito, es algo factible, aplicable? Se ha colocado de forma casi común, desde hace casi 10 años, a la trasparencia como dar a conocer información o la divulgación de los datos gubernamentales. Sin embargo, hay estudios que evidencian que ningún organismo público ni el Estado pueden ser completamente transparentes porque varios procesos y políticas públicas tratan con información restringida que vuelve complicado y hasta contraproducente divulgar información de las acciones públicas y sus impactos.

Como resultado de esos límites, variedades, direcciones e identificación de la transparencia adquieren especial importancia en la tarea de repensar las estructuras de control vigentes en la administración pública con miras a una posible transparencia, respetando la naturaleza cada tipo de información que se produce en los actos públicos. Ya no se puede trabajar con las lógicas de control policiaca, políticas, burocráticas, tecnocráticas que al final del camino se ha visto que en ves de tener una sociedad mas trasparente ésta se ha corrompido cada día más.

Se considera que los requisitos para disponer de transparencia tienen que ver con la calidad de la información, la oportunidad, la confiabilidad, que sean verificables, que puedan ser simplificados, de fácil acceso; todo esto, en el plano técnico, pero la clave está en la actitud y profesionalismo de los lideres y servidores públicos. Hoy mas que nunca, se requiere de profesionales en el servicio público del Ecuador con niveles de conocimiento y de ética superiores para el manejo de los pocos recursos y grandes compromisos que tenemos como país. Es vital que también los organismos de control se reinventen en beneficio de los resultados de las políticas publicas y no del control por el control, que ha vuelto al servicio público nacional pesado, poco confiable y direccionado a dar respuesta a los exámenes de control en desmedro del cumplimiento de la misión de cada una de las instituciones del Estado.

Complejidad

Por:  Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN la Universidad de Posgrado del Estado

Es sabido que el acto principal de gobernar es tomar decisiones, mientras mayor es la jerarquía en el gobierno mayor será la responsabilidad y también mayor es el laberinto para tomar una decisión. ¿El mundo está más complejo? ¿O la forma de entender al mundo se volvió más compleja? Sin duda, actualmente parecería que el mundo y la forma de verlo es más compleja con está pandemia. Hemos sido testigos que ningún país estuvo preparado para enfrentar tan difícil situación.

Hay teorías alrededor de la complejidad de la toma de decisiones al plantear aspectos de que los seres humanos tenemos una racionalidad limitada, información que tenemos es asimétrica y de difícil procesamiento y, además, de esto, las emociones interfieren en las decisiones que hacemos todos los días en situaciones cotidianas o como directivos.

Estamos pasando un duro examen ante la historia de la sociedad porque hay que decidir sobre la vida de las personas en diferentes escalas del convivir, que van desde la salud, la economía, la producción, la política y otros aspectos tan difíciles que se han exacerbado con las actuales circunstancias de la pandemia. Con todo esto, la complejidad no es algo que se debe temer, porque ella es la propia esencia del hombre y de la humanidad y que su comportamiento no puede ser previsto.

Las decisiones tienen un principio fundamental que siempre se las puede mejorar. De las armas más importantes para mejorar es la calidad y oportunidad de la información. El procesamiento de la información es clave para disminuir el caos y las consecuentes pérdidas de vidas y de recursos como se ha visto. Otro elemento sustantivo es romper la racionalidad limitada de buscar como único objetivo de la decisión es optimizar las ganancias en términos de capital. Pues, nos hemos dado cuenta con el coronavirus que ha sido un enemigo que nos puede atacar a todos independientemente de su clase social, religión, país, edad, sexo y otras diferencias que el conocimiento separó y que la pandemia juntó. Para finalizar cito una frase Prigogine (2002) “vivimos una división entre dos culturas: los «científicos» no leen a Shakespeare y los «humanistas» son insensibles a la belleza de las matemáticas”.

Ausencias

Por:  Fernando López Parra PhD.

Rector del Instituto de Altos Estudios Nacionales, la Universidad de Posgrado del Estado

La crisis sanitaria y económica surgió de repente y cambió la forma de vida en todos los sentidos, para algunos individuos y organizaciones ha sido más fuerte que para otros. Sin duda, no se vive igual en una ciudad grande que en un municipio; las dinámicas son diferentes, están marcadas por la cultura local, por la economía, por los recursos, por el acceso a elementos básicos de salud, seguridad, vivienda y educación.

Estos factores que son propios de la vida diaria nunca han sido igualitarios ni presentes en el territorio del país. Son varios los municipios y regiones en las que no hay todos los servicios básicos de agua, luz, cuentan con una educación de muy baja calidad y pensar en la llegada del internet sigue siendo un sueño y la obtención de servicios de salud es intermitente o no hay por ausencia de recursos de los pequeños gobiernos descentralizados.

Hasta el momento, lo que tenemos en las manos son las estrategias de prevención centradas en la prevención del contagio y que son de responsabilidad de su ejecución las autoridades locales. Sin embargo, no hay protocolos claros para las zonas rurales ni suficiente información para que aquellos existentes sean difundidos de forma efectiva. En algunos de estos municipios incluso acceder a agua limpia para realizar un adecuado lavado de manos puede ser un problema.

Esta situación, ha llevado a que, se busque solucionar con estrategias de familias y de comunidades a que se organicen de forma solidaria para enfrenar el déficit principalmente de alimentación y de empleo. Las autoridades de esas pequeñas comunidades se han visto enfrentadas a resolver problemas de inmediato y de forma concreta.

El Estado ausente se ha evidenciado por esto, por su ausencia. Se ha verificado que el gobierno central, y esto no sucede solamente en nuestro país, no tiene la fuerza y la velocidad de resolver situaciones concretas de forma efectiva. Hay que repensar el modelo de gestión centralizada y descentralizada, hoy se requiere medidas rápidas y necesarias para mitigar la situación que nos asola a todos en el mundo. Por ejemplo, hay que asegurar la alimentación de los niños y de los jóvenes. mejorar los canales de información, la necesidad de internet público se vuelve vital para la educación y para ejecutar las políticas locales.

Somos testigos que la administración central ya no resuelve problemas concretos, pues queda a los denominados GADs y a sus comunidades reinventarse de forma participativa y transparente; y seguro, que la falsa política de los caudillos locales se va a debilitar y ojalá vengan tiempos mejores para las pequeñas ciudades de nuestro país.

Corrupción

Por:  Fernando López Parra PhD.
Rector del IAEN, la Universidad de Posgrado del Estado

La corrupción se ha convertido en el tema de mayor preocupación y que ha dado lugar a varias discusiones desde diferentes perspectivas en gran parte del mundo y principalmente en nuestra región. Se trata de uno de los problemas más complejos y acuciantes de nuestros tiempos. La corrupción es una epidemia de las más costosas que repercute en gran parte de la actividad de los seres humanos.  Así como con el covid-19 no se encuentra todavía la cura para este mal, tampoco para la corrupción en nuestros Estados.

La ética pública es más hablada, estudiada, publicada que practicada. En particular considero que no hay forma de erradicarla que no pase primero por terminar con la impunidad y la divulgación de los valores y principios éticos que deben regir al actuar de los individuos, pero especialmente el de los servidores públicos y gobernantes. La ética y la moral es uno de los temas fijos de la filosofía.

Aristóteles hace 2.400 años nos señaló que la condición natural del hombre es la vida en comunidad por lo que es necesario que desarrolle un control de sus instintos por medio de los principios y los valores. Por lo visto el control de los instintos de ese ser humano está lejano en el manejo de los recursos de los Estados actuales.

El principal objetivo del Estado moderno, por lo menos como principio, es lograr el bien común, el bienestar social, y la eficiencia y eficiencia. La Administración Pública es el medio y la estructura de que dispone el Estado para garantizar el cumplimiento de sus fines. Lamentablemente se observa que en esta forma de organización los gobernantes infelizmente usan los recursos del Estado como propios y también la estructura de la administración pública en una trama que invisibiliza a los atores privados de la corrupción.

No hay acto de corrupción sin la intervención de individuos u organizaciones privadas; basta recordar que la empresa brasileña Odebrecht pagó sobornos por $ 33,5 millones a funcionarios públicos en Ecuador. Nadie se queda libre de culpa en el fenómeno de la corrupción, todos tenemos un pedazo de responsabilidad y que se ve exacerbado por la general baja calidad de los medios de comunicación que tiene nuestras sociedades.

Nos queda un antídoto único que debemos fortalecer y se refiere a la calidad de la educación y la búsqueda de una formación de los individuos basada en valores y en la solidaridad humana, donde el bien común, la seguridad, la paz, el velar por el respeto de las libertades y los derechos y procurar el bienestar de la ciudadanía sean el eje de la formación humana.

Estamos llegando de forma impredecible al tiempo de no tolerar a la traición a la ciudadanía que les ha otorgado la confianza a los gobernantes, a los servidores públicos y a las empresas privadas que son los actores centrales en el mantenimiento del Estado del bien común.