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Mirar la vida

Por: Genoveva Ponce Naranjo (Mgs.)
Universidad Nacional del Chimborazo (Ecuador)

Los meses pasan y la existencia tras las máscaras nos mantiene en vilo. Mientras las palabras confinamiento, cuarentena, aislamiento, epidemia o distanciamiento social resultan frecuentes en los diálogos; son ellas las que desde las nuevas rutinas olvidan de a poco, la cercanía de un abrazo, porque es mejor mantenernos lejos.

El temor al contagio nos vuelve seres de puertas cerradas y a pesar de los pronósticos de un cambio de maneras de pensar y actuar que tiendan al bienestar y a los intereses comunes, tal parece que se han desatado:  la violencia como mecanismo prioritario de defensa; la imprudencia desde el pretexto de no soportar el encierro; la competencia desmedida que se halla justificada como método de supervivencia; y el egoísmo, como una premisa en esta época de vacas flacas.

Un punto de discusión es la actividad mediática, esa que invita a mirar la vida de los otros y la propia detrás de un filtro; esa vida en la que pesan más las reacciones, los comentarios más que los asuntos esenciales, que cualquier aspecto importante. En el escenario de las redes sociales surgen las verdades a medias; los mensajes convenientes; o la sanción a aquellos que no tienen miedo a ser coherentes con sus convicciones. Las publicaciones se pasean en la pasarela notoria de los curiosos que actúan más en la virtualidad que en el real; y muchos utilizan las palabras estándar: “amigos”, “estimados”, “queridos”, “amiguis”, “mi bro o mi brother”. De la misma forma las expresiones: “¡Muy bien!”, “felicitaciones”, “excelente”, “lindo”, “genial”, “¡Wow!”, se escriben sin la menor sensatez, porque lo importante es llenar el chat como si fuese una tarea obligatoria que debe entregarse al final del día; la que además va en consonancia con el tema de moda.

Quienes actúan en esa vida detrás de la pantalla huyen de esta otra, la que nos pone de cara al tiempo y a los retos; esta que se abastece de los aprendizajes. Esta que nos involucra con los otros; esta que a pesar de la pandemia nos mantiene con los ojos abiertos. Esta que nos informa que “el escándalo, en nuestros días, no consiste en atentar contra los valores morales, sino contra el principio de realidad” como lo refirió Vargas Llosa. Esta vida que nos invita a repensar lo que somos y hacemos; porque es ingenuo afirmar que estamos en pausa; porque esta vida es la que propone mirar el mundo, leerlo y a la vez, leernos…

 

Una editorial con visión coherente

Por:  Genoveva Ponce Naranjo
gponce@unach.edu.ec
Riobamba

La lectura es un privilegio para quienes desde diversos intereses requieren acercarse a campos del conocimiento desde enfoques científicos, técnicos o humanísticos; ya que la vida exige un enriquecimiento continuo que resulta posible cuando desde la generosidad intelectual se crean espacios de libre acceso a la información. Así, la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina constituida en noviembre de 2018, ha desplegado un trabajo permanente para el debate, la creación, la difusión de propuestas y para la publicación de obras de distintas disciplinas, las que al ser de libre acceso se contraponen a cualquier interés mercantilista.

Resulta indudable que todo proyecto enlazado a un compromiso social requiere una mente visionaria; este es el caso de su editor-jefe, el doctor José Manuel Castellano quien lidera un trabajo comprometido con la comunicación académica y científica, ha logrado que las obras de investigadores y escritores, tanto nóveles como consolidados publiquen sus trabajos , luego del cumplimiento de parámetros y criterios sustentados en el rigor científico, artístico y profesional.

Al hablar de una editorial se necesita conocer los fines y las peculiaridades de cada una de ellas, ya que la esencia de su existencia no solo radica en la amplia difusión de ideas sino que esta debe alcanzar la aceptación de una comunidad de lectores, quienes desde sus áreas y perspectivas contribuyen al posicionamiento de ella; de esa forma CES-AL va tomando terreno porque su apuesta por un conocimiento abierto le ha merecido el reconocimiento a nivel nacional e internacional, gracias a su servicio para la comunidad global desde una perspectiva académica y cultural que rebasó expectativas, ya que gracias a su Consejo Editorial conformado por investigadores, docentes, gestores y especialistas en lengua y literatura han propuesto una filosofía marcada por políticas editoriales serias, coherentes y éticas, las que han consolidado múltiples proyectos.

La editorial CES-AL no se trata de una empresa más, es la primera editorial digital ecuatoriana de acceso abierto en Ecuador, cuyas muníficas acciones dieron paso a nuevas prácticas educativas, sociales y comunitarias, cuyos resultados corroboran la esencia de su lema: “Compartimos y democratizamos el conocimiento”.