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El Plan Barbarossa

Por: Rodolfo Bueno
rsbueno@netlife.ec

En diciembre de 1940, Hitler firmó la orden para desarrollar un conjunto de medidas políticas, económicas y militares, que se conocerían como Plan Barbarossa. En él se contemplaba la destrucción de la URSS en poco tiempo y debía implementarse apenas Inglaterra fuera derrotada. Sus principales metas eran Moscú, Leningrado y las regiones industriales de la zona central; se consideraba que la caída de Moscú generaría un fuerte impacto psicológico, que influenciaría grandemente en las futuras operaciones de guerra.

El plan, que tenía las mismas características que tan buenos resultados le habían dado a Hitler en Europa, fue elaborado cuando Alemania, país altamente desarrollado, se había apoderado de los principales centros industriales europeos y poseía dos veces y media más recursos que la URSS. Alemania era la más fuerte potencia imperialista de entonces y su producción se encontraba dirigida en lo fundamental hacia la industria de guerra.

A fines de abril de 1941, la dirección político-militar de Alemania Nazi estableció el 22 de junio de ese año como la fecha definitiva para el ataque a la URSS. El alto mando alemán estaba tan seguro del éxito del plan, que para después de su cumplimiento planificaba la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde esperaban encontrarse con las tropas japonesas. Creía también que se les uniría España y Portugal. Dejó para después la toma de Canadá y los EE.UU., con lo que Alemania Nazi lograría el dominio del mundo.

En la madrugada del domingo 22 de junio de 1941, un ejército jamás visto por su magnitud, experiencia y poderío, se lanzó al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión, desde el mar Ártico en el norte hasta el mar Negro en el sur. Era un total de 190 divisiones, cinco millones y medio de soldados, 4.000 tanques, 4.980 aviones y 192 buques de la armada nazi.

El Senador Truman declaró al New York Times: “Si vemos que gana Alemania, entonces debemos ayudar a Rusia y si comienza a ganar Rusia, entonces debemos ayudar a Alemania. De esta manera, ojalá se maten entre ellos, entre más mejor. Aunque yo no quiero la victoria de Hitler bajo ninguna circunstancia”. Esta era la mentalidad de quien a la muerte de Roosevelt ocuparía la presidencia de los EE.UU.

El plan fracasó cuando el 7 de noviembre de 1941 la Wehrmacht no pudo desfilar por la Plaza Roja de Moscú, tal cual lo había planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente e infligirle a la Wehrmacht su primera derrota.

Sobre la Batalla de Moscú, el General MacArthur escribió en febrero de 1942: “En mi vida he participado en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado. Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia”.

La preguerra

Por: Rodolfo Bueno

Italia, que se creía estafada en la repartición del mundo realizada por las potencias imperialistas en 1870, comenzó a codiciar Etiopía. Mussolini pidió la opinión a Mac’Donald, Primer Ministro de Inglaterra, que respondió: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos”.
Los pertrechos de Italia cruzaron sin dificultad el Canal de Suez, en esa época perteneciente a un consorcio anglo-francés.

El 18 de julio de 1936, el General Franco se levantó contra la República Española. En memorándum al Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, el alto mando alemán escribe: “El conflicto europeo en el cual el eje Berlín-Roma estará contra Inglaterra y Francia adquiere completamente otra característica si una fuerte España se une al eje Alemania-Italia. Esto exige hacer todo lo posible para permitir a Franco alcanzar una rápida victoria y asegurar una rápida dependencia de España al eje Berlín-Roma”. Hitler y Mussolini enviaron aviones de transporte para trasladar las tropas nacionalistas de Marruecos a España.

La Guerra Civil Española fue la más sangrienta guerra que hubo antes de la Segunda Guerra Mundial, se prolongó durante 986 días y si las fuerzas democráticas la perdieron fue porque se dieron una serie de factores, especialmente de orden externo, que posibilitaron el triunfo del fascismo. Uno de ellos fue la neutralidad de Inglaterra y Francia, que consistía en prohibir la venta de armas a España al mismo tiempo que Franco adquiría 12.000 camiones Ford y 1’800.000 toneladas de gasolina, que la Texaco de la ‘neutra Norteamérica’ y la inglesa Shell le vendieron a crédito durante toda la guerra. “Sin el petróleo americano, sin los camiones americanos, sin los créditos americanos, nunca hubiésemos ganado la guerra”, reconoció Franco.

La primera víctima directa de Alemania Nazi fue Austria. Un día tranquilo de la primavera de 1938, mientras el gobierno británico ofrecía un almuerzo al exembajador Von Ribbentrop, que acababa de ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich, Alemania invadió Austria y la anexó a la fuerza.

Ribbentrop tranquilizó a Lord Halifax, canciller inglés, le explicó que se trataba de reunificar a los alemanes y que, finiquitado este espinoso problema, quedaba abierto el camino para el entendimiento anglo-alemán. Esta victoria del Führer era resultado de la política de apaciguamiento propugnada por Francia e Inglaterra, que no escucharon el pedido de ayuda del gobierno austriaco.

Ya de Primer Ministro de Gran Bretaña, Chamberlain dijo: “Lo sucedido no debía obligar al gobierno inglés a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos han fortificado su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes”.

Alemania construyó de inmediato autopistas que conducían a las fronteras checas, húngaras y yugoslavas. Checoslovaquia quedaba así atenazada por las nuevas fronteras.

Alexander Herzen

Por: Rodolfo Bueno

Que los revolucionarios no están hechos de la misma pasta que el resto de los mortales es algo que desconcierta al político burgués, tan habituado a una vida sin sobresaltos, y que se comprueba con Alexander Herzen, destacado intelectual ruso del siglo XIX y pilar fundamental en la propagación de las ideas libertarias que condujeron finalmente al derrocamiento del zarismo luego de más de tres siglos de dominación autocrática. Sigue leyendo

Hoy como ayer

Por: Rodolfo Bueno
rsbueno@netlife.ec

Hace 70 años, el 27 de enero de 1945, el Ejército soviético ingresó al campo de concentración de Auschwitz, luego de liberar Varsovia con un costo de más de medio millón de caídos. Auschwitz fue construido por los alemanes después de invadir Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. A su entrada colgaba la consigna «El trabajo os hará libres», ahora se puede leer «Por siempre deja que este lugar sea un grito de desamparo, una advertencia a la humanidad, donde los nazis asesinaron alrededor de un millón y medio de hombres, mujeres y niños, en su mayoría judíos de distintos países de Europa». Sigue leyendo

Un arte para la historia (2)

Por: Dr. Jorge Núñez Sánchez
Director de la Academia de Historia

Singular importancia alcanzó el movimiento muralista en Ecuador, donde una brillante generación de artistas plásticos, nucleada alrededor de la joven Casa de la Cultura Ecuatoriana, hizo del muralismo una nueva y extraordinaria forma de creación pictórica y recreación histórica.

Testimonios de ese movimiento quedaron plasmados en el vestíbulo del mismo edificio de la CCE, con un conjunto mural de Diógenes Paredes, Jaime Valencia y José Enrique Guerrero, y en las salas norte y sur, con bellos murales al fresco de Oswaldo Guayasamín sobre ‘La Conquista’ y de Galo Galecio sobre los grandes personajes de nuestra historia. En el frontal del edificio, Jaime Valencia esculpió unos significativos relieves.

Aproximadamente una década más tarde, la construcción de los edificios del Seguro Social en Quito y Guayaquil fue una nueva oportunidad para el muralismo ecuatoriano. Galo Galecio hizo un alto y bello mural sobre la ‘Protección a los Trabajadores’ en el vestíbulo de la Caja del Seguro, de Quito, y Jaime Andrade Moscoso un mural pétreo exterior, sobre el trabajo colectivo, y un segundo mural, interior este, de madera y cobre. A su vez, Segundo Espinel trabajó el gran mural exterior del edificio del Seguro Social, en Guayaquil.

En la década del sesenta hubo otro gran momento para el muralismo ecuatoriano. La preparación de la XI Conferencia Interamericana de Cancilleres motivó al gobierno de Camilo Ponce a construir y reconstruir algunos edificios simbólicos, en los que se incluyeron obras murales de grandes artistas nacionales.

Así, Guayasamín realizó en 1957 un mural de mosaico en el Palacio de Carondelet, sobre ‘El descubrimiento del río de las Amazonas’, Víctor Mideros hizo el mural pétreo exterior del Palacio Legislativo, Jaime Andrade y Galo Galecio elaboraron murales en el interior del nuevo edificio del aeropuerto de Quito, mientras que Jorge Swett y Segundo Espinel los hicieron en el aeropuerto de Guayaquil.

Del mismo tiempo fueron un mural en cerámica que elaboró Oswaldo Viteri para el Ministerio de Obras Públicas, el mural exterior en piedra tallado por Víctor Mideros en el Palacio Legislativo y otro de Jaime Andrade en el interior del hotel Quito.

Más tarde, cada uno de esos muralistas emprendió su propio vuelo creativo. Guayasamín pintó el bello mural del Salón de Honor de la Universidad de Guayaquil, y el futurista mural de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central titulado ‘Historia del hombre y de la cultura’, culminando con el mural del entrepiso del edificio del Consejo Provincial de Pichincha y, finalmente, con el gran mural del Salón Legislativo.

Kingman, a su vez, pintó un precioso conjunto de murales sobre las regiones y las estaciones climáticas del Ecuador en la Dirección de Movilización del Ejército, murales en mansiones privadas –como la de Benjamín Carrión– y luego el gran mural sobre la Independencia Nacional, en el monumento de la Cima de la Libertad.

Los muros de la infamia

Por. Dr. Jorge Núñez Sánchez
Presidente de la Academia de Historia

Al cumplirse un cuarto de siglo de la caída del Muro de Berlín, se ha levantado una ola mediática universal para recordarnos las barbaridades cometidas alrededor de ese muro, producto de la Guerra Fría. Es bueno que el mundo recuerde esa horrorosa construcción y celebre su caída. Pero es malo que los gestores de ese montaje mediático no digan ni pío sobre los otros muros de la infamia que hoy existen y retan a la libertad humana.

Hay que recordarle a este mundo desmemoriado la sombría y cruel presencia de algunos de esos muros hechos para separar a los seres humanos, donde hoy mismo son heridos y abaleados todos los días los réprobos que intentan cruzarlos, para acceder al mundo de los elegidos.

El mayor y más bárbaro de ellos es el construido por Estados Unidos en su frontera con México, para impedir que mexicanos (antiguos dueños de ese territorio) y latinoamericanos puedan ingresar sin permiso a su territorio. Tiene casi 5 metros de alto y 563 kilómetros de longitud, está hecho de acero y concreto y tiene tres barreras de contención, alta iluminación y sensores electrónicos. Lo protegen carros blindados y helicópteros artillados. Se calcula que han muerto 463 personas tratando de cruzar esa frontera, solo el año pasado, según datos oficiales de la Patrulla Fronteriza.

Menor de tamaño, pero no menos infame, es el muro levantado por Israel en Cisjordania y la Franja de Gaza, para impedir que los palestinos (dueños originales) puedan cruzar libremente de uno a otro lado, a visitar familiares o trabajar, y para consagrar la posesión de territorios palestinos ocupados por la fuerza. Tiene 6 metros de alto y 723 kilómetros de largo, está hecho de hormigón y tiene alambradas de púas, zanjas, torres de vigilancia y vías para el paso de tanques de guerra. Esta construcción ha sido condenada por la ONU y la Corte de La Haya.

Los muros más pequeños son los de Ceuta (8 km) y Melilla (12 km), enclaves coloniales españoles en el norte de África, ubicados junto al mar y rodeados de territorio marroquí. Buscan impedir que los africanos pobres puedan acceder a territorio europeo. Tienen dos vallas de 6 metros de alto y un espacio intermedio de redes y obstáculos. Son 20 km de alambre, cuchillas y mallas, tras las cuales hay torres de vigilancia y hombres armados. Miles de personas han sufrido heridas tratando de cruzarlas y otras han muerto abaleadas por los vigilantes.

Cada uno de esos sangrientos y crueles muros pretende consagrar despojos históricos y afirmar fronteras impuestas por la fuerza. Cada uno de ellos busca impedir que los seres humanos circulen libremente por la tierra, como las aves surcan por el espacio. Cada uno busca mostrarse como un monumento al poderío, cuando no es más que un monumento al miedo.

Como muestra la historia, son barreras tan inútiles como brutales. Lo prueba con sombría elocuencia la Muralla China, que en su hora tuvo los mismos fines y cayó vencida por los pueblos exteriores a los que se pretendía detener.

Noviembre 20 de 2014

Retos del crecimiento urbano

Por: Dr. Jorge Núñez Sánchez
Presidente de la Academia de Historia

Uno de los mayores problemas que enfrentan las ciudades que crecen es el de la propiedad de las tierras de expansión. A veces son tierras de uso agrícola que cambian rápidamente de empleo social, pero en la mayoría de los casos son tierras acaparadas previamente por especuladores. También hay el caso de tierras ocupadas de hecho por pobladores sin tierra, movidos por «profesionales de la invasión», que extorsionan tanto al propietario como al ocupante. Sigue leyendo

La maestra rural

Por: Dr. Jorge Núñez Sánchez
Presidente de la Academia de Historia

Tema poco estudiado por nuestra historia es el de los maestros rurales, personajes fundamentales en la vida ecuatoriana del siglo XX, cuando la educación «pública, laica y gratuita» creada por Eloy Alfaro se extendió por todo el país. Y dentro de este tema hay otro todavía más interesante: el de las maestras rurales, aquellas mujeres que estudiaron la carrera del magisterio y dieron vida a un curioso proceso de feminización docente en la educación pública. Sigue leyendo

El niño del terremoto

Por: Dr.Jorge Núñez Sánchez
Presidente de la Academia de Historia

Uno de los peores terremotos sufridos por nuestro país fue sin duda el de Ambato-Pelileo, ocurrido el 5 de agosto de 1949, y que tuvo una magnitud de 6,8 en la escala de Richter. Además de la ciudad de Ambato, fueron destruidas las poblaciones de Guano, Patate, Pelileo, Píllaro y Santa Rosa, y los efectos de la catástrofe alcanzaron a toda la provincia del Tungurahua y otras cercanas.

A su vez, los efectos sociales de este terremoto fueron tremendos. Los cálculos de José Egred fijan el número de muertos en más de seis mil personas y en 100 mil el de quienes perdieron sus hogares. Según los testimonios recogidos, fueron muchos los que quedaron atrapados bajo las ruinas y no pudieron ser rescatados. Por su parte, muchos sobrevivientes huyeron de esa región de muerte en el primer momento, aunque luego regresaron a ella y se empeñaron en su reconstrucción.

Poco después empezaron a llegar los equipos de ayuda internacional, como hemos relatado en otros artículos anteriores. La misión médica uruguaya vino al mando del doctor Luis Bado y estuvo integrada por traumatólogos, cirujanos e instrumentistas. Mientras estos médicos salvaban vidas, en medio de tan duras condiciones, entre las ruinas de la arrasada Pelileo fue hallado un pequeño niño de 2 años, al que ellos curaron y protegieron. Era uno de los cientos de niños huérfanos recogidos entre los escombros.

Más tarde, al regresar a su país, el doctor Bado llevó consigo a ese pequeño niño del terremoto, al que deseaba adoptar como hijo suyo, mientras el doctor Jorge García Novales hacía lo propio con otra pequeña niña rescatada de entre las ruinas. Ambos niños viajaron al Uruguay con autorización del Gobierno del Ecuador. Luego se iniciaron los trámites para su filiación y adopción legal. Fue así como el pequeño niño, al que sus papeles ecuatorianos identificaban como Luis Yépez, pasó a nombrarse Luis Bado, como su padre adoptivo.

El pequeño Luis creció en Uruguay rodeado del amor de su nueva familia, que lo cuidó y educó de la mejor manera. Más tarde, buscando seguir la línea profesional de su padre y hermana mayor, Luis cursó estudios en el Instituto de Rehabilitación, de Buenos Aires, y se graduó como Técnico Medio en Traumatología y Ortopedia, en Caracas. Hoy es ortoprotesista en el Instituto de Ortopedia y Traumatología de Montevideo, está casado y tiene una familia feliz.

Empero, desconoce el capítulo inicial de su vida y busca reconstruirlo, luchando contra el tiempo y el olvido. Por eso, ha hecho empeños por encontrar sus orígenes familiares e incluso ha viajado al Ecuador con tal fin. Hasta hoy todo ha sido inútil. ¿Será que alguien, en algún lugar de su memoria, guarda todavía un recuerdo, una fecha o un nombre que puedan serle útiles al antiguo niño del terremoto, nombrado entonces Luis Yépez y hoy llamado Jorge Luis Bado Guerrero?

Si es así, por favor escríbale a Lucho Bado, que se lo agradecerá. Su correo es: ortopediabado@yahoo.com

Todos somos Palestina

Por: Rodolfo Bueno
rsbueno@netlife.ec

Como introducción al problema judío-palestino basta saber que hebreo es un pueblo, judaísmo una religión, Israel un país y sionismo una ideología muy semejante a la nazi, aunque coloquialmente estos términos se reduzcan al de judío. Vale la pena notar que el 90% de los ciudadanos de Israel no son hebreos sino que descienden de los Khazaros, un pueblo del Asia Central que se convirtió al judaísmo en el siglo VII; ellos impusieron en Israel el sionismo como ideología de Estado.

Palestinos y ucranianos, verdaderos dueños de sus tierras ancestrales, son sometidos a una cruenta limpieza étnica para arrebatárselas, igual se pretende eliminarles su cultura e historia. Los sionistas de Israel y los nazis de Kiev actúan criminalmente en Palestina y en el sureste de Ucrania, porque mientras que para todas las culturas basadas en las religiones monoteístas, incluida la judía, la totalidad de los seres humanos somos iguales ante Dios, los sionistas y los nazis consideran que la vida de cualquier ser diferente a ellos vale un comino. Este extraño paralelismo entre ambos genocidios se da porque los dos regímenes tienen en común la misma ideología, pues sionismo y nazismo son casi la misma cara de una misma moneda.

Vladímir Jabotinsky, ideólogo y líder del sionismo, militar y fundador de la legión judía, lo explica mejor que nadie. Según él, es imposible transformar pacíficamente a Palestina de árabe en judía, pues nunca la colonización de un país se da de acuerdo con la población nativa, que siempre luchará obstinadamente en contra del colonizador. Todo pueblo considera a su país como su hogar nacional, del que debe ser su dueño absoluto y nunca aceptará voluntariamente a otro dueño. Los palestinos miran a Palestina con el mismo amor instintivo y el auténtico fervor con que el azteca miraba a México o el indio sioux a su pradera.

Los palestinos lucharán contra el colonizador mientras tengan un destello de esperanza de que pueden evitar la conquista y la colonización. Tal es la naturaleza de las cosas, es imposible cambiarla. Nuestra colonización debe desarrollarse desafiando la voluntad de la población nativa y puede continuar solo bajo el escudo de la fuerza. Esa es nuestra ética, no hay otra.

Mientras los palestinos tengan la mínima esperanza, no venderán esa esperanza por ningún bocado apetitoso, porque no nos tenemos que ver con una chusma sino con un pueblo vivo y ningún pueblo hace concesiones tan enormes sobre cuestiones tan decisivas, salvo si no le queda ninguna esperanza, concluye Jabotinsky.

A confesión de parte…