El Informe síntesis del Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP) sobre la situación académica y jurídica de las universidades e institutos, presentado en octubre del 2009 a la Asamblea Nacional Constituyente, en cumplimiento del Mandato 14, señala:
“La investigación no logra institucionalizarse en la educación superior, se encuentra desligada de la docencia y con una débil articulación a la problemática social. Tampoco se encuentra articulada de manera orgánica a los planes de desarrollo local, regional y nacional. Los recursos para la investigación son escasos, la atención de los responsables es de mucha indiferencia y la mayoría de investigadores son aficionados y voluntariosos, les hace falta una formación profesional y científica.
Son pocos los docentes que se dedican en serio a la investigación; sin embargo, sus trabajos no están respondiendo orgánicamente a los requerimientos de la docencia ni a las demandas de la sociedad. Los investigadores, a su vez, no cuentan con la infraestructura y el equipamiento necesarios para realizar sus trabajos; además, su estatus es generalmente inferior al del docente, y de igual manera el reconocimiento económico a su actividad es subestimada e insuficiente.
Otro problema crítico de las investigaciones es la ausencia de evaluaciones, tanto del proceso como de los resultados, lo cual pone en riesgo la calidad de los trabajos. Al respecto, muy poco se ha avanzado en la elaboración y aplicación de procedimientos e instrumentos de evaluación. También hace falta una mayor coordinación con los organismos que hacen investigación, ya sean públicos o privados”.
Los desafíos
Dice el informe del CONESUP: “En la nueva visión de la educación superior, la investigación debe constituirse en la base de la formación académica, debe estar orgánicamente articulada a la docencia y vinculada estrechamente con la sociedad, en especial con su entorno social. La investigación tiene que responder a las demandas de la sociedad, y al mismo tiempo satisfacer las necesidades de la docencia. Su función esencial es promover la reflexión y la crítica. La docencia debe convertirse en una práctica investigativa destinada a fortalecer la formación académica y profesional de los estudiantes, articulada al entorno social y natural de cada una de las instituciones de educación superior.
La investigación debe abrirse a todos los campos del conocimiento, definiendo prioridades, pero siempre teniendo presente la función social de la investigación; debe regirse por una concepción pluralista de los distintos procesos y campos investigativos y respeto a los diferentes enfoques teóricos; debe preocuparse por la incidencia de la investigación en la formación académica y su contribución al desarrollo social, inspirada en el interés público y en el buen vivir.
La investigación debe orientarse a consolidar una masa crítica de investigadores que dediquen mayor tiempo a la investigación, en la perspectiva de ir conformando verdaderas comunidades científicas y académicas que generen auténticas escuelas de pensamiento en su respectiva área de conocimiento.
Es una necesidad imperiosa la coordinación que debe darse entre las diferentes unidades académicas que hacen investigación al interior de una institución de educación superior, con el propósito de unificar criterios en torno a los grandes objetivos y alcances de la investigación y unir esfuerzos para no desperdiciar los escasos recursos que se tiene para realizar las investigaciones. Igual coordinación se debe establecer con los organismos de vinculación de la educación superior con la colectividad, con la finalidad de que la investigación ayude a fortalecer esta vinculación. Al respecto, sería importante formar equipos de investigación interdisciplinarios y multidisciplinarios que se pongan en contacto con los gobiernos y organismos locales, regionales y nacionales para desarrollar proyectos integrados de investigación.
La educación superior debe mantener como política la definición y actualización permanente de las líneas prioritarias de investigación donde se encuentren representadas las diferentes áreas del conocimiento, y hacerlas conocer con oportunidad a la comunidad educativa para que los interesados puedan organizar, con la debida anticipación, los proyectos y programas de investigación.
Para lograr la calidad de las investigaciones es necesario crear un sistema de seguimiento y evaluación de las investigaciones, tanto del proceso como de sus resultados. No es suficiente evaluar los resultados de las investigaciones, es preciso ir evaluando los procesos en procura de fortalecer los aciertos y corregir los errores que permitan mejorar la calidad de las investigaciones. Es conveniente que la evaluación de los resultados realicen grupos de expertos externos a la institución con la finalidad de garantizar la calidad de la evaluación.
Se deberá poner especial atención en la difusión de los avances y resultados de las investigaciones, de tal manera que lleguen a sus verdaderos destinatarios que no son otros que los sectores involucrados en la investigación. También es importante mantener un informativo periódico que dé cuenta de las actividades de investigación, así como de revistas monográficas o temáticas encargadas de difundir los avances y resultados de la investigación en sus respectivas áreas de conocimiento, precautelando la calidad de los contenidos”.
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