Por José L. Pantoja PhD.
Son alrededor de las 3:00 am. Esta es una de esas noches extrañas en las cuales, luego de estar en la oficina prácticamente todo el día, aun no me da sueño. Quizá mañana (hoy) tenga problemas para levantarme a tiempo… ¡o quizá no! Para quienes se animan a estudiar un post-grado y para los que trabajan y estudian al mismo tiempo, permanecer despierto hasta bien avanzada la noche puede volverse una rutina. Sin duda, el esfuerzo genera recompensas.
Antes de ir a casa quiero compartir con Uds. una experiencia personal y con base en ella invitarlos a reflexionar un poco. En el tercer año de la universidad (pre-grado) viví una situación que me dejó una gran lección. Pero antes de hablar de ello debo mencionarles que desde que recibí mis primeras clases de inglés (en la primaria) nunca me sentí atraído por aprender este idioma. De hecho, era una de las clases en las que solía tener más dificultades. Eso también pasaba por la poca pasión que tenía por aprender inglés. Siempre me atrajeron las ciencias naturales, la biología, la química, incluso la matemática y la física, que no eran mis fuertes. Pero el inglés simplemente no era importante para mí. Sin embargo, en la universidad sucedió algo que me enseñaría, sobre todas las cosas, que estaba equivocado y que debía ponerle más empeño para aprender este idioma.
Resulta que llegaron a la universidad los representantes de una empresa multinacional, de aquellas que generan muchos millones de dólares. Estas personas habían solicitado que se les permitiera entrevistar a estudiantes destacados con potencial para formar parte de su empresa luego de graduarse. La universidad hizo una pre-selección de los mejorcitos por así decirlo, y se nos pidió ir al salón de entrevistas a una hora determinada. Éramos unos 25 estudiantes que llegábamos a la entrevista a probar suerte. Para muchos seguramente esa era nuestra primera entrevista formal de trabajo. Había emoción en algunos rostros, inquietudes en otros. Para la entrevista se nos pidió esperar en un salón separado mientras íbamos pasando uno a uno y en orden alfabético. Yo estaba más o menos a la mitad de la lista. Al empezar las entrevistas sucedía algo extraño, pues la persona a la que llamaban cuando mucho se demoraba uno o dos minutos, salía sin decir nada (quizá porque había alguien que controlaba el proceso en la puerta de ingreso), y se retiraba. En fin, la emoción del momento iba creciendo. Aún estaba lejos de la tan esperada graduación, pero este podía ser el golpe de suerte que necesitaba para darle impulso a mi carrera. Cuando se me pidió pasar ingresé muy motivado al salón de entrevistas. Pero cuando apenas saludaba a las dos personas que hacían la entrevista estas me preguntaron: “Can we have this interview in English? (¿Podemos tener esta entrevista en inglés)”. Me sentí en shock y respondí: “No hablo bien inglés” (pues mi inglés era pésimo en ese entonces). Quizá pude haber respondido algo menos seco y mostrar un poco más de entereza para iniciar la entrevista, por ejemplo: “Esta bien, aunque mi inglés no es perfecto, trataré de hacerlo lo mejor posible”. Sin embargo, el simple hecho de que quisieran entrevistarme en inglés me causó pánico. Ahí entendí el por qué mis compañeros que habían pasado a la entrevista antes que mi salían tan rápido. Llevaba conmigo documentos que consideré necesarios para ese momento. Sin embargo, estas personas no miraron mis transcripts de calificaciones, tampoco mi curriculum vitae, ni siquiera las cartas de recomendación que tan amablemente unos profesores escribieron para mejorar mi aplicación. Para serles sincero, no me preguntaron ni el nombre. La única explicación que me dieron (antes de invitarme a salir) fue: “Lo sentimos, en nuestra empresa solo trabaja personal bilingüe. ¡Es una política empresarial!”.
En lugar de quejarme por lo que había sucedido o por buscarle los peros al asunto, en ese momento comprendí cuan equivocado había estado al no darle la importancia necesaria al idioma inglés. Un par de días después hablé con un colega sobre este tema y nos propusimos estudiar inglés para pasar, por lo menos, el examen oficial de inglés (TOEFL). Si pasábamos ese examen se nos abría la posibilidad para realizar una pasantía en EE.UU. durante un semestre de nuestro último año de pre-grado, así que esa fue una motivación adicional para nosotros. Con este colega estudiamos inglés al menos por dos horas diarias durante los semestres de clases, y en el periodo de vacaciones permanecimos en la universidad estudiando hasta ocho horas diarias. Los primeros días recuerdo haberme sentido frustrado porque parecía que no aprendía nada. Pero poco a poco noté algo de progreso. Tomamos el TOEFL a los tres meses de haber iniciado esa rutina y no lo pasamos por un margen pequeño. El esfuerzo estaba rindiendo frutos pero debíamos continuar aprendiendo y mejorando. Literalmente, estábamos devorando el material para estudiar inglés del que se disponía en la biblioteca universitaria. Volvimos a tomar el TOEFL un par de meses después y los resultados fueron mucho mejores. Aquí quiero aclarar algo. Pasar el examen de TOEFL no significa ser bilingüe ni mucho menos ser un experto en inglés. Cuando se pasa el TOEFL, simplemente se cumple un requerimiento mínimo para estar arriba de un cierto nivel. Pero siempre hay margen para seguir aprendiendo y mejorando. Es como cuando apruebas un curso con nota de 8/10, pues esto no significa que sepas todo el material del curso, sino que sabes lo suficiente para aprobarlo.
Luego de pasar el TOEFL se fueron abriendo oportunidades para realizar pasantías y estudios aquí en EE.UU., lo cual es tema para otra ocasión.
También les comparto que hace un par de días necesitaba hacer un trámite de índole personal y se me recomendó ir al Departamento de Idiomas de la Universidad en la que trabajo en busca de la ayuda que requería. La verdad, nunca había ingresado a ese departamento y creí que era algo pequeño, pues al fin y al cabo aquí toda la enseñanza es en inglés y pensaba que no se le daba importancia a otros idiomas. Me sorprendió ver que en dicho departamento había más o menos 50 profesores, todos con título de doctorado (PhD.), y ¿Qué creen? ¡Había al menos 10 profesores especializados en impartir clases de español! Si mi gente, los americanos le están dando mucha importancia a nuestro idioma, quizá más de la que nosotros le damos a aprender inglés. Esto me generó curiosidad y pregunté el por qué se le daba tanta importancia al idioma español y uno de los profesores dijo: “EE.UU. tiene cada vez mayor influencia de los Latino-Americanos. Muchos de nuestros profesionales e incluso nuestros hijos, viajan a Latino-América por diferentes motivos. También tenemos cada día más estudiantes latinos en nuestros establecimientos educativos. Por eso, estamos desafiando nuestras limitaciones en este idioma al desarrollar programas completos para quienes desean aprender español”. Pude comprobar esto al leer un artículo hoy en la mañana que mencionaba que el departamento de Ingeniería de la Universidad de Colorado ha establecido, como norma obligatoria, el hablar en español dentro de su departamento. Se lleva a cabo esa iniciativa con el objetivo de desarrollar recursos humanos capaces de desenvolverse globalmente.
Esta realidad me genera cierta alegría y nostalgia al mismo tiempo. Alegría porque nuestra lengua materna va ganando terreno y se está volviendo más conocida (es mi apreciación) en países donde no se habla español de forma oficial. Pero también nostalgia porque, al menos por lo que he vivido y conozco de nuestras universidades e instituciones educativas, nosotros aún no desarrollamos programas serios y completos que fomenten el aprendizaje del idioma inglés. En realidad, ni siquiera tenemos programas serios para enseñar a los estudiantes a utilizar correctamente el idioma español.
Yo no recuerdo haber visto en nuestros países profesionales altamente capacitados como profesores de inglés en establecimientos primarios, secundarios, ni en universidades. De hecho, muchos de los profesores de inglés son personas que recibieron un cursito por aquí, otro por allá, y que algo entienden de este idioma. En la mayoría de los casos ese entendimiento se relaciona solamente con el lenguaje popular o jerga, más no con el uso del idioma desde un punto de vista técnico y aplicado a las ciencias. En otros casos, el profesor o profesora de inglés es alguien que por algún motivo vivió cierto tiempo en un país de habla inglesa, se asume que esa persona es bilingüe, y por lo tanto se la nombra como profesor o profesora de inglés. También, aunque se defienda la meritocracia, todos sabemos que la realidad es otra.
Ambas situaciones invitan a pensar mucho sobre el nivel de aprendizaje del idioma inglés que tienen nuestros estudiantes. Más aun cuando en algunas instituciones no se exige la elaboración de un cronograma académico que los profesores deban cumplir durante cada ciclo de estudios. En la mayoría de los casos los profesores enseñan lo que ellos creen que deben enseñar y ahí se termina el asunto. El nivel de enseñanza limitado y de bajo perfil técnico puede generar que el estudiante también sienta temor a aprender inglés. De hecho, conozco varias personas que han tomado varios cursos de inglés por aquí y por allá, gastando considerables cantidades de dinero, y dicen no haber aprendido nada o casi nada. En muchos casos, desde luego, también depende de la dedicación que cada persona le ponga a este tema. Conozco personas que empiezan a estudiar inglés y al poco tiempo se frustran y no culminan lo que empezaron. Aquí en las universidades de EE.UU. veo por ejemplo, que incluso estudiantes de doctorado (de cualquier especialidad) continúan recibiendo clases de inglés, especialmente en relación a escritura científica y comunicación verbal eficiente. Perdónenme si me equivoco, pero por lo que he visto, muchos de los programas de post-grado que se ofrecen en nuestras universidades no incluyen clases de redacción técnica ni siquiera en español, mucho menos de inglés en un nivel avanzado.
Les comento también que hace un par de años visité una de nuestras universidades y debatí sobre este tema con un profesor de dicha universidad. Me sorprendió ver que incluso hay profesores que no impulsan a los estudiantes a aprender este idioma. Este profesor me decía: “Pantoja, la verdad es que yo no entiendo por qué el inglés debe ser una clase obligatoria y que los estudiantes deben quedarse a supletorio de inglés si no obtienen una nota mínima. Al fin y al cabo, aquí en Latino-América casi todo se hace en español y no pasa nada si no sabes inglés. Mira por ejemplo, yo no hablo inglés y no he tenido problemas para ser profesor. Para mí que el inglés debería ser algo opcional. El que quiere aprender inglés que lo haga, y el que no, pues que no se estrese”.
En mi opinión, este profesor (aunque es relativamente joven) vive en otra época. Con frecuencia escucho que muchos profesionales también mencionan que el inglés no ha sido su fuerte y que por a o b razón no lo han aprendido. Por eso, los invito a que pongamos un esfuerzo adicional para vencer esta limitación. No se trata solamente de vencer un miedo, sino de solventar una necesidad que tenemos como personas y como profesionales. Esta es también una responsabilidad de nuestros sistemas educativos. Y aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver el mundo desde afuera y conocer las habilidades que un profesional moderno debe tener, estamos obligados a transmitir este mensaje a las nuevas generaciones.
La globalización nos empuja a estar conectados con personas de casi todo el mundo, y nos guste o no, el idioma universal es el inglés. Además, la información más actualizada que se genera (especialmente sobre investigaciones científicas) se publica en idioma inglés, y pueden pasar años o incluso décadas hasta que se publiquen versiones similares (por ejemplo libros) en idioma español. Al escribir esto recuerdo y medito sobre uno de los emotivos discursos del presidente de Uruguay, José Mujica, quien mencionó estas palabras: “Los uruguayitos (niños y jóvenes de Uruguay) deben aprender inglés en todas nuestras escuelas, en las facultades en el interior del país, incluso en la enseñanza terciaria masificada, y probablemente inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Digo esto no porque el inglés es el idioma que hablan los yanquis y porque debamos parecernos a ellos. No, los uruguayitos deben aprender inglés porque ese es el idioma con el que los chinos, japoneses, coreanos, rusos, y todos los de este mundo globalizado se dan a conocer con el resto. Nosotros necesitamos poder comunicarnos con ellos si queremos promover el crecimiento de nuestro país”.
Tiempo atrás escuchaba que una persona quería proponer una ley según la cual las universidades de EE.UU. debían eliminar el TOEFL como requisito obligatorio para los estudiantes internacionales que desean estudiar un post-grado en este país. Los EE.UU. ofrecen anualmente becas a través de sus universidades, y miles de estudiantes internacionales hemos sido beneficiarios de esas becas. Desde luego, las becas no llegan gratis, ¡Hay que ganárselas! Yo soy de quienes consideran que la competencia sana te ayuda a crecer. De hecho, pienso que un poco de competencia te permite mejorar como profesional, e incluso como persona. También suelo decir que hoy en día, lo más probable es que nunca conozcas a tu competencia directa, porque la oportunidad (beca de estudios o puesto de trabajo) que tú quieres obtener, también la quieren otras personas y desde diferentes partes del mundo. Sin que nos demos cuenta estamos compitiendo con personas de Norte-América, de Asia, de Europa, de África, y desde luego, con los mismos latinos. Y para competir, debemos estar preparados. En mi opinión, el TOEFL debe mantenerse como requisito obligatorio, pues eso nos desafía un poco más a dar lo mejor de nosotros mismos y mejorar nuestras habilidades. En definitiva, al saber inglés podemos competir mejor, y para ello debemos mejorar nuestros sistemas educativos en relación al aprendizaje de este idioma. También considero que debemos crear en nuestro jóvenes el hábito de auto-educarse sin esperar a que la universidad o un X curso sea la solución a su necesidad de aprender inglés. Actualmente el internet y las bibliotecas cuentan con bastante material de apoyo que pueden ayudar a nuestros jóvenes a aprender inglés de una forma más rápida. Desde luego, hay que saber utilizar estas herramientas. Hay personas que ponen como escusa la falta de tiempo o dinero para no aprender inglés. Creo que con los recursos actuales y si sabemos organizar nuestro tiempo, es posible aprender inglés por nuestra cuenta y sin gastar dinero de forma innecesaria.
Estimados amigos y colegas, pero sobre todo, estimados jóvenes, al inglés no hay que tenerle miedo. Es cuestión de entrarle con ganas y también de ser constante, pues tampoco se lo aprende de la noche a la mañana. Un profesional que domina el inglés es como un profesional que tiene un título académico adicional y por tanto es más competente. Para muchas empresas, especialmente las que orientan sus productos o servicios al mercado internacional, saber inglés es un requisito obligatorio.
DÉCALOGO DE LAS VENTAJAS DE SABER INGLÉS
Finalmente, quiero resumir a continuación las ventajas de saber inglés que se presentan el portal LANGUAGE PLUS.
1. El inglés nos da acceso a una mejor educación y a mejores oportunidades de trabajo.
2. El inglés es el idioma de la comunicación internacional, el comercio, y las finanzas.
3. El inglés nos da acceso a información más actualizada y completa. Podemos acceder a la mayoría de textos académicos, científicos, y tecnológicos, escritos en inglés.
4. Cuando viajes por cuestiones de trabajo o vacaciones, el inglés te permitirá movilizarte por el mundo sin tener problemas de comunicación.
5. El inglés te permitirá conocer otras culturas, estilos de vida, y diferentes formas de pensar.
6. El inglés te ayudará a entender y usar mejor el español, pues cuando aprendes inglés, también estas aprendiendo a comunicarte mejor en español, tanto de forma verbal como escrita.
7. Aprender inglés es más fácil de lo que se piensa y te ayuda a incrementar la confianza en ti mismo. Por eso ¡Supérate y aprende inglés! Una vez aprendidas las bases, el resto viene seguido. A medida que vayas aumentando tus conocimientos y vocabulario, perderás el miedo y hablarás en inglés sin pensarlo.
8. Si sabes inglés podrás disfrutar entre otras cosas, del cine y la literatura que se produce en este idioma. Muchas veces, cuando las películas o los libros son traducidos al español pierden algo de su esencia, pues la traducción no suele ser perfecta.
9. Aprender inglés produce ciertos estímulos que también nos ayudan a mejorar en otras áreas. Por ejemplo, hablar en público y el razonamiento lógico.
10. Si le tienes miedo al inglés, entonces apréndelo. Al vencerlo habrás mejorado tu capacidad para enfrentar otros desafíos que se te presenten en la vida.
Un fuerte abrazo.
Nota del Director: El Dr. José Luis Pantoja PhD. ha tenido una destacada carrera en agronomía con enfoque en fertilidad y manejo de suelos. Inició sus estudios en la Universidad Central del Ecuador en el 2001, pero al poco tiempo de iniciar su carrera recibió una beca para estudiar en la Escuela Agrícola Panamericana – Zamorano, Honduras, C.A. En esa universidad se graduó como Ing. Agrónomo en el 2005, siendo reconocido como el mejor egresado de su promoción. Previo a su graduación realizó una pasantía en la Universidad de Florida, lugar en el que conoció sobre las oportunidades para estudiar un post-grado en EE.UU. En el 2006 e inicios del 2007 trabajó en Zamorano, primero como asistente del laboratorio de suelos, y después como instructor de estudiantes en la unidad de servicios agrícolas. En el 2007 hizo otra pasantía en la Universidad de Arkansas, en la cual también realizó sus estudios de Maestría y se graduó en el 2009. Posteriormente, realizó sus estudios doctorales en la Universidad Estatal de Iowa y se graduó en Mayo del 2013. Además de sus proyectos de investigación el Dr. Pantoja ha sido asistente de cátedra y actualmente trabaja como Post-doc en esa Universidad. A lo largo de su carrera el Dr. Pantoja ha obtenido múltiples reconocimientos por su desempeño académico y por los trabajos de investigación que ha realizado. Se ha desempeñado también como Investigador del Proyecto Prometeo de la SENESCYT. Es un colaborador asiduo de EcuadorUniversitario.Com-