Por: Andrea C. Lema
El principal objetivo de nuestras vidas es alcanzar la felicidad. Sin embargo, ser feliz implica muchas cosas, por ejemplo: mantener un buen ambiente familiar, de estudio, de pareja, y de trabajo. Tener un sueño o anhelo nos ayuda a proyectarnos más allá de lo que pasa hoy, nos permite ser personas luchadoras y emprendedoras, y tener un enfoque más claro de lo que deseamos en la vida.
Pero, ¿es suficiente con soñar? La mayoría de personas muchas veces dejamos que nuestra mente imagine efímeras cosas, pues soñar no cuesta nada. Pero la realidad puede ser muy diferente a lo que imaginamos. Digo esto porque cumplir estos sueños conlleva el ser responsable y constante, y poner mucho esfuerzo por alcanzar cosas positivas.
Soñar, tener metas, perseguir objetivos… todo eso es una responsabilidad con uno mismo. Esto es porque cada uno se esfuerza en conseguir lo que en verdad quiere. Y querer es tener poder sobre uno mismo, es amar lo que se hace, es aprender a competir. Hoy en día debemos competir por lo que queremos, porque muy raras veces somos los únicos tras las mismas oportunidades. La competencia por opciones de estudio o posiciones laborales puede ser más cruel de lo que imaginamos. Por lo general, tras una meta hay varias personas, pues en este mundo globalizado muchas personas pueden tener expectativas similares. Por eso, solo aquellos que con pujanza, esfuerzo, y dedicación demuestran ser competentes y competitivos, tendrán más posibilidades de lograr sus aspiraciones.
Soñar nos permite confiar en nosotros, ser más seguros, desarrollar nuestro intelecto, y ser fuertes ante las adversidades. Para muchos los problemas son eso, problemas; mientras que para los ganadores los problemas son la esencia de la vida, pues ellos convierten esos problemas en oportunidades para ser mejores. Existen miles de limitaciones e impedimentos que en ocasiones nos harán decepcionar de las cosas que vivimos. A veces, la vida misma nos pedirá a gritos que tomemos el camino más sencillo, que usualmente es el de rendirse. Cuando eso sucede debemos recordar que “si las cosas que valen la pena fueran fáciles… cualquier persona las haría”. Por eso debemos estar orgullosos de lo que hacemos y recordar que rendirnos no es la solución; por el contrario, al rendirnos retrocedemos. También hay que tener en cuenta que el miedo es una barrera que nos impide avanzar cuando deseamos alcanzar un objetivo. Esto sucede porque ponemos en duda nuestras capacidades y dejamos de visualizar nuestro objetivo, o nos atormentamos por algún error que podamos cometer. A veces este miedo lo asociamos con situaciones vividas anteriormente. Cuando eso sucede, debemos recordar que el pasado es pasado y que lo vivido no determina nuestro futuro.
Otro problema en el transcurso de cumplir un sueño son las personas negativas de las que nos rodeamos, quizá inconscientemente. A veces estas personas tratan de opacar nuestras metas por envidia o porque simplemente no quieren ser superados. Cuando eso sucede es recomendable alejarnos de ellos y mantenernos firmes en lo que realmente queremos. Debemos tener presente que muchas oportunidades solo se presentan una vez en la vida, y que el tiempo sigue y no espera a que decidas que es lo que realmente quieres. Por eso, es necesario hacer un plan de metas, pues los sueños nos dicen dónde queremos ir, y el plan cómo llegaremos ahí. Sin metas concretas seguramente fracasaremos. Personalmente he aprendido que a veces es necesario tener dos planes (A y B). No podemos controlar todo en la vida, por lo tanto, si un plan no funciona, podemos poner en marcha el otro y seguir hacia adelante. Un tropiezo no siempre es caída, pues un tropiezo te deja experiencia y puedes utilizarla para levantarte y continuar persiguiendo tus sueños con más energías.
Por otro lado, hay personas que apoyan tus sueños y pueden llegar a convertirse en mentores de ellos. Esas personas te permiten crecer y te empujan a ser mejor. Hay que aprovechar a esas personas y agradecerles por lo que hacen.
Por todo esto te invito a vivir la vida que deseas vivir, a escuchar tu corazón y tu mente, a pensar en grande, a sonreír y ser feliz. Créeme, todo esto ¡Vale la pena!
Nota del Director: Andrea es una destacada estudiante de Ingeniería Agropecuaria en la Universidad de las Fuerzas Armadas -ESPE-.
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