Por: Karina Guallpa
Históricamente las mujeres han sido víctimas de actos que han violentado su integridad como ciudadano de derecho, les negaron derechos esenciales, fundamentalmente, el de la libertad. Las mujeres han sido catalogadas como seres que servían únicamente para los quehaceres del hogar, encargadas de la crianza y educación de sus hijos, formadas para ser obedientes y sumisas a sus esposos y sin oportunidades para participar en decisiones de poder.
Los datos históricos han silenciado su participación en los procesos de lucha y, generalmente, son referenciadas únicamente como esposas o amantes de reyes o de grandes libertadores. Esos datos perdidos, posiblemente, se deba a que los historiadores no sintieron la necesidad de verlas como personajes precursores y, sin duda, repercutió en las formas de concebir a la mujer en hechos sociales y políticos.
Las mujeres han sido y son víctimas de varias injusticias sociales y excluidas de diversos ámbitos. Se les prohibieron ejercer el voto, participar como candidatas a elecciones políticas, violentadas, maltratadas, asesinadas, humilladas y discriminadas. A pesar de ello, las luchas por romper esas cadenas de opresión se inician con los ideales de reconquistar su libertad, inclusión y equidad de derechos.
Mujeres ejemplares han luchado para lograr transformar el sistema opresor ejercido durante siglos en todo el mundo. Tal como fue el caso de nuestra compatriota Matilde Hidalgo de Procel, quien, sin duda, representa una imagen de rebeldía contra el sistema falócrata del Estado ecuatoriano. Hidalgo, al igual que todas las mujeres del país, vivió bajo costumbres religiosas regidas por el sistema machista y tradicionalista y se enfrentó contra el sistema educativo, que le prohibía continuar con sus estudios. Sin embargo, logró proseguir y se convirtió en la primera mujer ecuatoriana en obtener un título universitario y convertirse en médico. No obstante, su lucha no terminó ahí. El logro que marcó un cambio significativo para las mujeres de la Región fue exigir y aprobar el derecho al voto electoral. Fue así que, Matilde Hidalgo se convirtió en la primera mujer de Latinoamérica en ejercer el voto electoral en 1924.
Otra mujer que marcó un cambio histórico y concretó una modalidad política de lucha por los derechos de las mujeres fue Eva Duarte de Perón, conocida como Eva Perón o Evita. Una líder política argentina que trabajó arduamente en aspectos políticos y sociales; luchó por el derecho del voto femenino; organizadora y fundadora del movimiento peronista; creó la fundación Eva Perón y construyó hospitales, hogares para ancianos y madres solteras, escuelas… Se convirtió en la cara humana del gobierno de Perón.
De igual manera, Hermila Galindo de Topete luchó y defendió los derechos de las mujeres; propuso una propuesta política-feminista; fundó el seminario feminista de la mujer moderna, con la finalidad de reivindicar la posición social; defendió la educación sexual, laica y el derecho de las mujeres a ejercer su sexualidad. Relacionando ámbitos que se consideraban aparentemente separados: derechos sexuales, políticos, civiles y laborales.
Indudablemente es importante recordar el hito mundial del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer declarado por la ONU en 1977. Efeméride memorable para las mujeres en todo el mundo, dedicado a la reivindicación de una trayectoria de lucha que promueve condiciones de igualdad, seguridad, paz y respeto para fortalecer el empoderamiento de la mujer, como elemento central para enfrentar desafíos sociales, económicos y políticos.
Los tiempos han transcurrido y la Historia, ciertamente, tiene una deuda pendiente con la trayectoria de lucha femenina. Si la Historia hubiera tomado otro rumbo de integración social, tanto el hombre como la mujer hubieran forjado un sistema social incluyente, colaborativo e integral. Sin embargo, la lucha aún no ha terminado. Lamentablemente el sistema aún se rige en una línea patriarcal. Es por ello que las mujeres deben recuperar los ideales de abolición del patriarcado, como entidad permanente en la ley. No se trata de rehacer la historia sino de enfrentarla y sobrellevarla con perseverancia con una lucha crítica y reflexiva; experimentar el compromiso social a aún nivel más alto; y que toda la humanidad sienta la necesidad de forjar un sistema equitativo de transformación colectiva e integral. En ese sentido, recomendamos la lectura del prólogo de un libro recientemente editado por el Instituto de Estudios Históricos de la Policía Nacional de Ecuador, donde el Dr. José Manuel Castellano realiza un intento de reconstrucción de la Historia de Ecuador a través de la mujer. Sin duda, una línea de investigación que debe abrir nuevos enfoques a la hora de “mirar” el pasado, con la idea de construir un nuevo presente y futuro en plena igualdad de género.
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