Archivo de la etiqueta: Literatura

La ciencia en la España quijotesca

En un lugar de Madrid, el 22 de abril de hace 400 años, fallecía el padre del hidalgo más tierno de la literatura universal, Miguel de Cervantes. En sus 69 años de vida, el escritor fue testigo de una España en transición del Renacimiento al Barroco, donde se vivió un florecimiento literario y científico importante, a pesar de las dificultades. La ciencia, sobre todo la neurociencia, y los valores sociales de aquella época han sido analizados por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Alcalá. Sigue leyendo

Premio Nobel de Literatura se concede a bielorrusa Svetlana Aleksievich

La bielorrusa Svetlana Alexievich ganó este jueves 8 de octubre de 2015 el premio Nobel de Literatura por «su obra polifónica, memorial del sufrimiento y de la valentía en nuestra época». Alexievich sucede al novelista francés Patrick Modiano, ganador en 2014, y recibirá una recompensa de ocho millones de coronas suecas (860.000 euros, $ 973.000). Sigue leyendo

UPEC realiza IV Edición de los Saberes Ancestrales de la Cultura Pasto

Expertos de Colombia y Ecuador se hicieron presentes en el conversatorio “Encuentro de Saberes Ancestrales de la Cultura Pasto”, realizado en la Universidad Politécnica Estatal del Carchi (UPEC), con la participación de estudiantes y docentes del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión SNNA. Sigue leyendo

Conversatorio sobre Narrativas y poéticas desde las diversidades

El Área de Letras de la Universidad Andina Simón Bolívar invita al conversatorio “Narrativas y poéticas desde las diversidades”, que se llevará a cabo este martes 17 de junio de 2014, a partir de las 18:30, en el Aula 041 del Edificio José Joaquín de Olmedo del Alma Mater. Sigue leyendo

El Ensayo Científico

Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva

Un ensayo es un género literario en el cual se exponen las creencias personales del autor sobre un tema en particular, se escribe en prosa, con voz narrativa en primera persona y utilizando un lenguaje no especializado, ni muy técnico. En un ensayo científico el autor expone su punto de vista sobre un hecho o conocimiento científico y presenta sus ideas basado en premisas aceptadas como verdaderas, su opinión sobre las causas que lo originan, o el resultado de una investigación personal, entregando sus conclusiones al final con el objetivo de que otros investigadores continúen realizando estudios sobre el tema. En el turismo, los ensayos científicos permiten el enriquecimiento de las ideas sobre esta actividad en la sociedad.

Los ensayos se organizan en párrafos y por lo general carecen de subtítulos, ya que son obras cortas. Las partes que debe de tener un ensayo son una introducción, un desarrollo y una conclusión. Apropiados para escribir en las revistas universitarias de carácter científico.

El ensayo se puede clasificar en: crítico, filosófico, descriptivo, expositivo, bibliográfico, de argumentación, científico y literario.

EJEMPLO DE ENSAYO CIENTÍFICO: EL CALENTAMIENTO GLOBAL.

“Se entiende como calentamiento global el aumento de la temperatura media de la Tierra en el tiempo. Esta temperatura ha ido en aumento a partir de la Revolución Industrial, debido principalmente a las emisiones de Bióxido de Carbono que la actividad industrial libera a la atmósfera. Las altas concentraciones de este gas en la atmósfera terrestre traen como consecuencia un fenómeno llamado efecto invernadero. El Bióxido de Carbono permite la entrada del calor proveniente del Sol a la superficie terrestre, pero no deja que ese calor se disipe completamente hacia el espacio exterior, manteniendo parte de él en la Tierra, su acumulación trae consecuencias climatológicas muy graves para la vida actual en el planeta a causa de los cambios climatológico que el aumento de temperatura ocasiona. Los gobiernos y la industria están conscientes del problema y empiezan a tomar medidas para abatirlo, sin embargo las acciones que están tomando no son suficientes para revertir el daño. Y aunque es más lo que se puede hacer, las inversiones que es necesario realizar hacen que las soluciones de fondo tarden mucho tiempo en llevarse a cabo lo que agrava el problema cada vez, ya que los beneficios que se pueden obtener de cada medida realizada no tiene efectos inmediatos, sino que deben de pasar muchos años para ver sus beneficios. En conclusión, tanto el gobierno como la industria y la sociedad, tienen que ver que de no hacer algo inmediatamente para disminuir considerablemente las emisiones de gases que ocasionan el efecto invernadero y eliminar los que ya están en la atmósfera ocasionando el problema climático que la humanidad está padeciendo, los problemas a los que tenemos que enfrentarnos en unos pocos años serán de tal gravedad que pueden ocasionar un gran daño económico y social”.

http://www.ejemplode.com/66-ensayos/2430ejemplo_de_ensayo_cientifico.html

UCE realiza Jornada Cultural en homenaje a poeta Manuel Zabala Ruiz

La carrera de Ciencias del Lenguaje y Literatura de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central del Ecuador, realizará el jueves 5 de junio de 2014, una jornada cultural en homenaje al poeta Manuel Zabala Ruiz, autor de la letra y música del Himno de la Facultad de Filosofía de la UCE. Sigue leyendo

UASB invita a presentar artículos para la Revista @NDEX

La revista @ndex de estudios culturales y literarios del Doctorado de Literatura Latinoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, convoca a la comunidad académica ecuatoriana, latinoamericana y global para que envíen sus trabajos académicos para el número 1, del volumen 1, año 1, a publicarse en Julio de 2014, bajo las siguientes consideraciones. Sigue leyendo

Premio Nacional de Literatura “Aurelio Espinosa Pólit” 2014

La Pontificia Universidad Católica del Ecuador y su Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura, a través de la Escuela de Lengua y Literatura, recuerdan que hasta el próximo 4 de julio se recibirán las obras que deseen participar en el XXXIX Concurso por el Premio Nacional de Literatura “Aurelio Espinosa Pólit” 2014 en el género NOVELA. Sigue leyendo

Gabo: el perpetuo hechizo

Por: Carol Murillo Ruiz

Debía tener unos quince años cuando cayó en mis manos un libro de lo más curioso: “Todos los cuentos”, de Gabriel García Márquez. Lo único que conocía entonces de aquel señor era que había recibido el Nobel de Literatura tres años antes y que tenía una novela bíblica: “Cien años de soledad”. Por eso de que vengo de una provincia culturalmente supersticiosa y heredera de una oralidad que arrastra miedos, credos y ritos populares tengo la seguridad de que el universo literario del Gabo me atrapó de un tajo, sin reparar siquiera –en esos años- en todo lo que encerraba aquella metáfora del tinglado latinoamericano.

Cuando se tiene esa edad no se saben muchas cosas; pero las lecturas ayudan a develar los secretos que la sociedad inmediata–familia, educación, ley- se encarga de obscurecer a través del atavismo de sus instituciones más precarias y ociosas. García Márquez fue desmitificando (otros dirán que construyó una nueva mitificación) el mundo en el que habíamos nacido y, al hacerlo, rasgó el velo de unas gentes que eran –son- el prototipo de un continente violentamente desolado y moralmente reprimido. El malestar de la cultura se expresa aquí sin máscaras, en el prurito social de malear el tiempo y la experiencia humana más allá de la prole, de la bastardía, del incesto, del nombre, es decir, de la ciencia, de la historia y de la sintaxis habitual.

Si por algo se llega a amar a García Márquez es porque a través de sus libros las taras son alimentadas por el ojo clínico de la hechicería y las virtudes se serenan en el trajín de lo cotidiano. Los cuentos aludidos de aquel libro primero para mí, por ejemplo, “Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo”, ya advertían el abarcador ámbito garciamarquiano que aparecería luego en su tratado de la soledad. O el desconcertante relato urbano “Solo vine a hablar por teléfono” que pintaba las desdichas de dos almas que no lograron conocerse ni en las buenas ni en las malas. En cada línea iba surgiendo el doble fondo de las cosas y los seres, y al internarse en la lectura una iba descubriendo que el viaje no solo conducía por las rutas de un sofisticado mapa sino por el tronco parental de unas ánimas que a veces vivían la tregua de la vida y veces la tregua de la muerte.

Pero es el corpus lingüístico (general) del Gabo el que doblega desde el principio al lector. Un corpus permeado por la intuición y ataviado de voces que condensan la legión del tiempo. Un corpus recio y plural. Una vez, muchísimo tiempo después, dando clases, me inventé una manera de interesar a los alumnos en la lectura del Gabo y en por qué pensaba yo que ese corpus había merecido el Premio Nobel de Literatura de una Europa hipnotizada por lo que entonces (1982) era un afán a ennoblecer: el realismo mágico.

Para decirlo de otro modo: parecía que el lenguaje del Gabo seducía estéticamente a los académicos suecos, y, que, por fin, su producto estaba en condiciones de rivalizar o competir con esos otros códigos lingüísticos que hasta esos momentos tenían la (casi) absoluta facultad de re-presentar al mundo –al de ellos y al nuestro- ya sea desde la religión o desde el mito (en Occidente).

Ergo, hubo en el otorgamiento del Premio Nobel a Gabriel García Márquez la legitimación de un corpus lingüístico que re-nombraba toda una realidad –la latinoamericana- y la hacía digerible por medio de un atlas poético singular. ¡Y vaya qué atlas!

Así, el valor acabado que se concedía a un andamiaje literario como el erigido por el Gabo (en 1982), superaba al dado a Miguel Ángel Asturias en 1967 con el mismo galardón. Es decir, el relicario de Asturias había sido novedoso pero difícil, experimental, reflejo de lo remoto y moderno, lo indígena y lo ladino, y narraba la complejidad y el discrimen del caos nativo y urbano. Acaso un lenguaje precursor pero no sistémico -el asturiano-.

En cambio, el lenguaje de García Márquez tenía un plus esencial: su plasticidad inducía un encantamiento colectivo, no escindía, no retraía, no excluía. Por el contrario: conjuntaba embrujos, alegrías y mortajas; ganaba cada vez más lectores en el orbe. Su prosa suscitaba delirios en la imaginación de quienes la leían, y la misma violencia que nunca desaparece de la genealogía humana fue contenida en los diluvios macondianos o en el vientre de piedra de la cándida Eréndira. La totalidad de la literatura del Gabo confinó la queja, celebró las vicisitudes, refrigeró el dolor. En definitiva: ese corpus lingüístico nos universalizó y proveyó de una fuerza enunciativa para disputar un locus propio, cabal y proyectivo.

El Gabo ha muerto dicen y, aún hoy, mucho tiempo después de haber leído sus libros, debo decir que no se puede salir nunca de semejante trance literario; porque las fiebres terciarias, los sueños dentro de otros sueños, los amores contrariados, las ferias del Caribe, las malas horas de patriarcas y de putas y hasta los funerales de la Mamá Grande y de Úrsula Iguarán nos acompañan como el gran cortejo de un adiós estrepitosamente cierto en la colérica amnesia de Macondo.