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Pasajeros pretendientes de poder

Por: Lolo Echeverría

Imaginar un mundo en el cual los políticos fuesen hombres buenos y honrados que han abrazado la profesión para servir a los demás porque han visto la penuria en que viven y han medido su capacidad para cambiar esa realidad; que han hecho de la militancia partidista un ejercicio práctico de democracia; que han llegado a ser líderes por su capacidad y porque su forma de vivir inspira a sus seguidores… imaginar ese mundo de políticos ejemplares deprime, porque los políticos reales parecen egoístas, ignorantes y corruptos, ¿dónde están los buenos?

No se inquieten los políticos; pasa lo mismo con todas las profesiones y todas las actividades. Estamos cada uno en lo nuestro porque no servimos para otra cosa, porque empezamos por curiosidad y nos gustó, porque se empeñó algún padrino o simplemente por mandato del destino, pero siempre estamos lejos del ideal. Solo que, en el caso de los políticos, es difícil decidir, si deben ser profesionales o sólo transeúntes en la política.

Se cuestiona que los políticos sean profesionales porque no viven la vida real, desconocen las actividades empresariales, académicas, artesanales o espirituales; actividades que, sin embargo, legislan, administran, juzgan, comandan o destruyen. Pero la política es muy compleja para que se entregue en manos no profesionales, de pasajeros pretendientes de poder.

En los últimos días hemos sufrido el embate de políticos que humillaron a la capital. Nos hicieron sentir vergüenza, se burlaron, exhibieron ignorancia, inoperancia y corrupción que merecieron el rechazo ciudadano y podían provocar males irreparables si no se les detenía. Hubieran conseguido que despreciemos no solo a los políticos malos sino también a los buenos.

Un político nombrado para planificar y administrar la ciudad se ha mantenido dos años rodeado de incompetentes y malvados que ahora están presos o prófugos. Cuando le han descubierto contratos irregulares, sobreprecios, gastos en autopropaganda, los jueces se han visto obligados a ordenar prisión preventiva, pero él, se ha negado a renunciar o a pedir licencia y ha pretendido imponer a los ciudadanos su presencia indeseable.

Otro político audaz ha tomado el nombre de un colectivo de ciudadanos para ejercer el derecho de participación y plantear la remoción del alcalde. A la hora de sustentar las acusaciones, ha tenido la desfachatez de retirar la petición aduciendo que no creía que iba a contar con los votos suficientes para la destitución. Se burló de los miembros del colectivo Quito Unido, de su propio abogado, de los concejales, del derecho de participación ciudadana y de todos los ciudadanos de la capital. No se sabe si actuaba en contra del alcalde o en su favor, si era un ciudadano heroico o un mercenario contratado para ensuciar la política. Al nuevo alcalde y a los concejales les corresponde ahora probar que hay políticos buenos.

FUENTE: EL COMERCIO

05 de junio de 2021

A tostar granizo

Por: LOLO  ECHEVERRÍA

El asambleísta Francisco Jiménez no es una vecina chismosa ni un ingenuo que dijo más que supo; fue encargado de soltar un globo de ensayo para ver las reacciones que provocaba. Jiménez destapó la caja de los truenos. Los aliados CREO-PSC ya lograron un imposible: ganar las elecciones; ahora quieren otro imposible, hacer mayoría en una asamblea de oposición, con el peor enemigo que tienen en la legislatura.

La lógica y la aritmética conducirían a una alianza entre correístas y Pachakutik que suman 75 votos, les faltaría 1 para repartirse la presidencia, la vicepresidencia, las comisiones legislativas y para maniatar al Ejecutivo. Eso dejaría al gobierno políticamente inválido cuando tiene compromisos y necesidades de reformas que deben pasar por la Asamblea Nacional. Los de CREO-PSC no alcanzarían la mayoría que necesitan ni juntando a todos los demás, a Pachakutik, a los esquivos de Izquierda Democrática que ya están bajo el poncho y a los 13 sueltos de 10 partidos diferentes que pondrían precio de oro a sus votos.

Solo hay tres caminos para resolver el problema. Los tres tan difíciles como tostar granizo, aunque Andrés F. Córdova dejó dicho que en política era posible. El primer camino es pactar con el enemigo más numeroso y más peligroso, el correísmo. Tiene la ventaja de que depende de una sola persona, se sabe cuál es el precio y parecería factible construir la justificación. La persona es Rafael Correa, el precio es el indulto y la justificación es la gobernabilidad y la paz social. Esto es lo que salió a decir Jiménez.

El segundo sería pactar con Pachakutik ofreciéndole el oro y el moro, pero, no sabrían ni con quién hablar porque si hablan con los revoltosos, resentirían los pacíficos y nunca podrían garantizar la lealtad a los acuerdos. Necesitarían conquistar a los sinuosos de Izquierda Democrática y todavía les faltaría un huérfano de oro.

El tercer camino sería convocar a una consulta popular antes de que el nuevo gobierno pierda más apoyo porque ya empezó a perderlo desde que salió Jiménez con su chisme de vecina deslenguada. Una consulta de alcance extensivo para proponer, por ejemplo, la reducción del número de asambleístas y la bicameralidad y alguna reforma que hagan de vaca madrina. La ventaja es que al electorado le sonaría como música celestial castigar a los asambleístas y que el Ejecutivo ganaría cualquier nueva elección. La alternativa podría ser repetir la astuta estrategia de Correa convocando a elecciones de una Asamblea Constituyente para cambiar todo lo que pueda, si llega a tener mayoría. La dificultad está en que la Asamblea podría impedir hasta los malos pensamientos del Ejecutivo.

Tal vez el nuevo gobierno quiso tostar granizo, confiando en la palabra de Andrés Córdova y visto que los demás caminos parecen más difíciles. Solo habría un pequeño problema: la traición a su palabra, a la justicia y a la democracia.

FUENTE: EL COMERCIO

Abril 24 de 2021

Vacunas y mentiras

Por: LOLO ECHEVERRÍA

Las vacunas pueden salvar la vida, pero hay escasez de vacunas. ¿Cuáles son las vidas más valiosas, quiénes deben vacunarse primero? La pregunta correcta es, quiénes son los más vulnerables o cuáles son las vidas más amenazadas. Si se hubieran hecho la pregunta correcta, no estuviéramos escandalizados, ni los funcionarios que abusaron del privilegio estuvieran pasando vergüenza; aunque algunos solo están escandalizados de que alguien se haya escandalizado.

En Argentina se llaman vacunas VIP, en Perú vacunas de cortesía, en España les llaman los vacunajetas. Algunos políticos dijeron que se vacunaban primero para desvanecer la campaña en contra de las vacunas. El presidente Fernández de Argentina dijo que se vacunaron él y la vicepresidenta y no sé cuántos más porque había periódicos que decían que la vacuna rusa era mala y que estaban repartiendo veneno. Luego dijo que no hay ningún delito que condene saltarse la fila de la vacuna y ponerse adelante y, por último, soltó: dejen ya la “payasada” de investigar lo de las vacunas.

Los gobiernos han manejado la pandemia y la vacunación con manos redondas. Resulta comprensible que alcaldes o instituciones privadas quieran remediar la situación, pero, hay que tomar precauciones. Un alcalde que está impedido de salir del país ofrece comprar vacunas para salvar vidas. Un político aseguró que había hablado con el presidente Fernández y que nos garantizaba las vacunas. Si Argentina ha podido vacunar solo a 1,4 de cada 100 habitantes, según Andrés Oppenheimer, ¿cómo podría ofrecernos vacunas? ¿Gallinas que no tienen agua que beber invitan patos a nadar, como dice el dicho popular?

Los laboratorios que producen las vacunas no pueden cumplir los compromisos asumidos porque no tienen suficiente producción. Incluso la Unión Europea, que aportó miles de millones para la investigación, tiene ahora dificultades con las farmacéuticas porque no cumplen los compromisos.

Nuestro Gobierno, que parece dispuesto a ceder la responsabilidad de la vacunación, debe saber que existe un mercado negro de vacunas. El Ministro de Salud de Alemania ha confirmado que recibió, de intermediarios privados, la oferta de cien millones de vacunas, Italia también recibió de un comerciante brasileño la oferta de un millón de dosis; a la república Checa llegaron supuestos intermediarios de las farmacéuticas. Todas fueron rechazadas en Europa. No sería extraño que aparecieran en Latinoamérica esas ofertas.

Las farmacéuticas aseguran que, mientras dure la pandemia, solo negociarán con gobiernos y que no tienen intermediarios. Los expertos dicen que podrían ser vacunas con agua salada, vacunas robadas en las plantas o desvíos de las cadenas de producción. Concluyo con la prevención hecha por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen: “quien compre vacunas en el mercado negro asumirá toda la responsabilidad si algo sucede”

FUENTE: EL COMERCIO

Sábado 27 de febrero

 

Los candidatos y la realidad

Por: LOLO ECHEVERRÍA

Los debates presidenciales fueron concebidos para conocer a los candidatos, no solo su pensamiento, su personalidad, su modo de abordar ideas o conductas opuestas sino la forma de reaccionar cuando sus ideas o sus maneras de enfrentar la realidad son atacadas o criticadas por otros candidatos. Parece una fórmula muy aceptable, pero no es fácil. Los candidatos, como cualquier persona, procuran presentar una buena imagen de sí mismos y esa imagen se construye olvidando o minimizando los errores pretéritos y poniendo el acento más en lo que quieren ser en el futuro que en lo que han sido en el pasado.

Esta condición humana de pensarse como uno quisiera ser, no siempre permite el equilibrio y puede llegar hasta la neurosis. Las propuestas de los candidatos suelen inscribirse en ese ámbito ideal de lo que quisieran ser ellos mismos y lo que quisieran que sea el mundo. Atenerse a la realidad no parece mucho pedir a personas, como los candidatos, de capacidades superiores, que tienen en sus manos no solo su propio destino sino que están dispuestos a hacerse cargo del destino de los demás.

En las ofertas que hacen los candidatos a los electores, se advierte alto grado de idealidad en la concepción del mundo que quieren construir. Es difícil definir fronteras entre una meta ambiciosa pero real y una quimera o sueño imposible. Las ofertas de los candidatos en campaña electoral pudieran parecer apocadas si se limitan a la realidad de la crisis, pero pudieran ser solo ilusiones si no cuentan con presupuesto, equipos de trabajo y apoyo de los electores.

Las ofertas de los candidatos deben ser sometidas al lecho de Procusto de la realidad. Deben ser propuestas permitidas por la Constitución, financiables con el presupuesto disponible y deseables para una mayoría de los ciudadanos. Entre las ofertas de los candidatos que no se atienen a estas condiciones están las de reducir los impuestos, el ayudar a pagar los salarios a los emprendedores, o entregar un ingreso excepcional a los desempleados. También escapan de la realidad ofertas que afectan a recursos ajenos como la amnistía bancaria, la reestructuración de las deudas, la reducción de la tasa de interés al 2% o créditos hipotecarios a 30 años plazo y 2% de interés. También están fuera de la realidad ofertas que contradicen la Constitución o los acuerdos internacionales como la prisión perpetua y la pena de muerte.

Los debates han sido siempre deseables pero no eran obligatorios, ahora los aspirantes a la Presidencia deben, por mandato legal, someter sus ideas a confrontación con las ideas de los demás candidatos aunque se crean ganadores, aunque piensen que es un riesgo innecesario, aunque desprecien a los electores negándoles la posibilidad de conocerlos mejor. Para reducir los riesgos de la demagogia y el populismo, es necesario reducir lo emocional e incrementar lo racional en las campañas electorales.

Somos lo que creemos

Por: LOLO ECHEVERRÍA

Estamos acostumbrados a pensar que los electores se equivocan en la elección de sus representantes por ignorancia pues no conocen ni examinan sus ideas, sus proyectos y sus capacidades para determinar si serán capaces de cumplir las promesas que hacen. Pensamos así de los electores porque damos por válida la teoría del bien informado. Esta teoría nos induce a pensar que los violentos debates políticos son solo malentendidos por falta de información.

Esta teoría no es correcta; al menos es lo que dicen los politólogos y sociólogos que han estudiado el tema y han hecho pruebas para determinar si la calidad de la información facilita el entendimiento y los acuerdos políticos. Experimentos realizados por Dan Kahan, de la universidad norteamericana de Yale, indican que el examen de los hechos y las cifras resultan convincentes, especialmente a quienes tienen habilidad para las matemáticas, pero, sorprendentemente, no ayudan para nada cuando esos mismos hechos y los mismos datos ponen en cuestión nuestras opiniones o nuestra relaciones con las personas en las que confiamos y a las que amamos.

Las creencias son más fuertes que los razonamientos. Ante cualquier información que amenace sus opiniones o creencias, los electores responderán utilizando toda su artillería intelectual, no para descubrir la verdad sino para defender sus creencias. Los partidos políticos, cuando funcionan, son creadores de opinión y facilitadores de identidad. Cada partido es una organización que tiene ideología, que transmite opiniones a sus afiliados y a sus adherentes, cuenta con pensadores que sustentan esas opiniones, financiamiento para divulgarlas y estrategas para generar identidad. Así sobreviven los partidos y las organizaciones.

Nuestros partidos agonizan porque carecen de ideología, no tienen disciplina, no generan identidad. Ni los mismos dirigentes saben qué quieren ni qué son. Los candidatos se divorcian de los dirigentes, los elegidos se declaran independientes, las resoluciones de las asambleas son un engaño; el partido es un conjunto de privilegios que se vende al mejor postor. Asíes comprensible que los ciudadanos carezcan de identidad política, que no tengan ningún sentido de lealtad, que su participación se limite a votar por obligación. El voto no implica responsabilidad ni compromiso alguno. Al elector nada le asusta, nada le emociona, no espera nada, porque no cree en nada. Estas son las condiciones en la que nos ha sorprendido el caos político-electoral.

En otras circunstancias, los pleitos y niñerías de los tribunales habrían provocado, al menos, escándalo; habría podido servir para hacer apuestas al ganador. Ocupados los electores en angustias vitales como las de alimentarse, trabajar y sobrevivir, no se interesa en leguleyadas de amanuences, aunque pongan en peligro la elección presidencial. Los políticos deberían hacerse una limpia.

El peligro de la desesperanza

Por: LOLO ECHEVERRÍA

Una crisis como la que vivimos trae múltiples peligros en salubridad, economía y política. La pandemia no cede, cada vez que los ciudadanos aflojan las precauciones, el virus se hace más agresivo y peligroso. La consecuencia es un número ya tenebroso de muertos y contagiados. La economía no recupera su dinámica y su paralización provoca desempleo, hambre, inseguridad y desesperanza. En estas condiciones, la política, con graves dificultades y abocada a un proceso electoral, no ayudará a resolver los problemas sino a empeorarlos.

El foro organizado por Polibio Córdova sobre el panorama de la realidad nacional dejó en claro que la campaña electoral no se ha iniciado todavía y que resulta prematuro anticipar resultados. Se impone, sin embargo, la polarización entre dos tendencias, una que propone más Estado y otra que plantea más mercado libre. El apunte tal vez más importante fue la reflexión sobre el grado de pesimismo y disgusto del electorado que es así proclive a creer en promesas populistas, aunque no sean más que ilusiones y quimeras. En situaciones de desesperanza es más fácil aceptar mentiras agradables que verdades desagradables.

En efecto, el pesimismo y la desesperanza no alientan decisiones razonadas, más bien conducen a esperar milagros y confiar en magos y charlatanes. La situación se presta para sorpresas irritantes si es que los partidos y los candidatos no asumen sus responsabilidades y hablan con la verdad.

La situación ecuatoriana es consecuencia de una larga crisis de los partidos políticos y de las instituciones. Los partidos merecen la confianza de apenas un 4% de la población, menos de un millón de ecuatorianos, cuando los partidos aseguran tener diez millones de afiliados.

Necesitamos reformas que cambien la manera de ver y asumir la política. Una de las enmiendas necesarias es el voto opcional, solo deben participar en las elecciones ciudadanos que se interesan en la cosa pública, no quienes van por temor a multas o estorbos burocráticos. Los partidos deben contar con afiliados reales y con un número mínimo de electores. Los partidos deben asumir la responsabilidad de los candidatos que presentan y los candidatos deber llevar los equipos de gobierno formados por el partido y aplicar la ideología y los planes económicos presentados por el partido. Si la gestión de gobierno carece de relación con los partidos, si los elegidos se divorcian del partido al día siguiente de la elección, no cabe continuidad ni coherencia.

Si continuamos con las anomalías que hemos visto: candidatos cuya pertenencia a algún partido nunca se conoció, candidatos que cambian de partido s

No preguntes por la verdad

Por: LOLO ECHEVERRÍA

Un canal de televisión hacía conocer esta semana que ha enviado a la Presidencia de la República una nota de protesta por el abuso de la Secretaría de Comunicación al obligar a suspender los programas de información y opinión para transmitir una cadena nacional. Resulta fácil perder el sentido común en el poder y creer que se puede construir la realidad enviando versiones oficiales a los públicos que buscan información independiente en los medios privados; si los ciudadanos quisieran la versión oficial acudirían a la red pública de medios que es la más extensa y está al servicio del gobierno.

Las cadenas oficiales nos recuerdan que está vigente la Ley de Comunicación que tanto daño hizo a los periodistas, a los medios y a los ciudadanos. No bastaba la eliminación de una Superintendencia para creer que respiramos libertad de información. La ley hace a los medios responsables de las opiniones de los periodistas y mantiene a las empresas de comunicación dependientes de la decisión de los funcionarios porque no se ha resuelto la adjudicación de las frecuencias. La propia Constitución, afecta a la libertad de información porque otorga a los funcionarios la posibilidad de convertir el oficio de informar en violación de la ley.

El artículo 18 de la ley fundamental establece que la información debe ser veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural; ¿quién califica si se cumplen estas condiciones? Los funcionarios de turno. Con normas de este jaez, en cualquier momento llega un funcionario o un gobierno y restringe la libertad informativa.

Los medios se habían ganado la posibilidad de garantizar la veracidad de las informaciones con el concurso de periodistas profesionales incapaces de hacer informaciones maliciosas; la política, los medios públicos y el anonimato de las redes sociales han pervertido el periodismo y la verdad. Estamos como en tiempo de Poncio Pilatos preguntándonos ¿qué es la verdad?

Un jesuita hacía el relato de ese encuentro sobrecogedor entre Jesús y Pilatos, entre el mundo trascendente del espíritu y el prosaico de la política. El predicador terminaba el relato con la declaración de Jesús: “Para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”; con un tono de tristeza acentuaba que Pilatos preguntó: ¿y qué es la verdad?, pero que no se interesó en la respuesta.

El mundo entero está escandalizado por el ocaso de la verdad. A la mayoría no le interesa y los malvados aprovechan la circunstancia para equiparar la verdad con la mentira, para crear verdades paralelas, verdades oficiales, verdades relativas. Los gobiernos dictan leyes para controlar la difusión de discursos de odio, racismo o fascismo, que circulan al amparo del anonimato; pero la preocupación de los líderes implica el riesgo de que se imponga la verdad de los políticos o las empresas tecnológicas que gobiernan el mundo. No preguntes por la verdad si no te interesa la respuesta.

FUENTE: EL COMERCIO

Noviembre 21 de 2020

Una racha de mal aire

Por: LOLO ECHEVERRÍA

“Respiramos aires de libertad” dijo el presidente Lenin Moreno después de la eliminación de la Superintendencia de información y comunicación, ese tribunal especial creado por el caudillo de la revolución ciudadana para controlar a los medios y a los periodistas. El poder sin controles avanza, inevitablemente, hacia el autoritarismo que aspira a dirigir la información y decidir lo que debe hacerse público y lo que debe mantenerse en secreto para que no se enteren los ciudadanos. En el fondo se trata de la absurda pretensión de construir la realidad desde el poder.

Una racha de mal aire debe estar afectando al Gobierno pues ha vuelto a sacar de los sótanos correístas el delito de Difusión de Información Restringida, para iniciar una indagación en contra del Presidente de la Cámara de Comercio de Quito por haber difundido un tweet con datos acerca de empleo y desempleo en nuestro castigado país. La información difundida del 7 de agosto revela que 80 de cada 100 ecuatorianos carece de un empleo adecuado y que la tasa de desempleo ha subido al 13.3%. Los datos son verídicos y están ya publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos porque son resultado de la encuesta telefónica INEC-Enemedu realizada por esta entidad adscrita a la Presidencia de la República entre mayo y junio.

La intención de declarar secretos los datos elaborados por una entidad creada para informar a los ciudadanos y financiada con recursos de todos, era injustificable. Hay normas que protegen la información de las personas que responden a las preguntas, pero esa protección no es extensible a los resultados. Deben estar afectados por algún mal aire porque con esta conducta solo inducen a pensar mal: que pretendían maquillar la información y por eso resintieron que se publique.

Haría bien el Presidente en castigar a los malos funcionarios que, por adulones, le hacen daño al Gobierno creyendo hacerle un favor. Y agradecer a los ciudadanos o los representantes de los gremios que critican las acciones y decisiones del Gobierno. La Democracia como unanimidad es una quimera; el nivel de Democracia de un Gobierno se mide por el grado de tolerancia y de apertura a la crítica de los ciudadanos. El presidente Moreno ha disfrutado de una oposición mansa con excepción de los revoltosos de octubre que solo consiguieron repudio para sus ambiciones golpistas y más apoyo al Gobierno en su momento de mayor debilidad.

A los gobiernos les agrada la gente que se mueve gregariamente, pero esa masa no mueve el mundo; es un pensamiento de Arturo Pérez Reverte, el mundo es movido por los líderes y por la gente inteligente, esa gente es incómoda para la política y para el poder. Si los líderes no están en el Gobierno, que estén al menos en la oposición porque un mundo sin líderes marcha hacia la nada

17 de octubre de 2020

Que descalifiquen a todos

Por: Lolo Echeverría

En los años de anarquismo latinoamericano salían vigorosas marchas en contra de los políticos y pedían a voz en cuello “que se vayan todos”. La desconfianza se ha profundizado y los partidos han quedado solo para poner candidatos, y ni eso lo hacen bien, como demuestra la racha de descalificaciones de aspirantes. Se hace evidente el riesgo de que ahora el grito popular sea “que descalifiquen a todos”.

No sería un arrebato de nihilismo, sino el anhelo de encontrar alguna señal que ofrezca esperanza de recuperar los partidos que agonizan, aquí y por todas partes, entre mortajas de corrupción, ineficiencia, cinismo y prepotencia. Todos tenemos la culpa, es cierto, porque hemos dejado la política a los vanidosos y aventureros, hemos tolerado que se infiltren corruptos y no hemos premiado a los que valen.

Políticos hay en el Gobierno, en el Consejo Nacional Electoral, en los Partidos y, por desgracia, también en las Cortes y Organismos de Control. Son culpables del confuso proceso electoral que estamos viviendo. Hay muchos ejemplos de la barahúnda: división del Consejo Electoral en bandos irreconciliables; un partido que designa candidato, aparentemente en asamblea general, y a los pocos días descubren que es un quintacolumnista y le expulsan; otro partido que inscribe a un reo condenado por la justicia, tal vez con el solo propósito de ensuciar el proceso; otro que designa binomio en asamblea y luego lo cambia por otro elegido a dedo. Un candidato para la vicepresidencia, ascendido a candidato a la presidencia, revela que ha sido “invitado” pero que no es “el dueño de casa”.

La suspicacia tiene cabida cuando se exhiben, para las descalificaciones, argumentos contradictorios, soluciones salomónicas, ambigüedades legales, temores insuperables y oportunismos evidentes. No se puede aceptar, ni como sospecha, que se trate de gimnasia jurídica para conseguir la eliminación de algunos candidatos. Tampoco que un Gobierno, aterrado por la posibilidad de que gane algún candidato que le pida cuentas, maniobre para tamizar candidaturas.

Es un juego temerario porque se pone en riesgo la legitimidad de los resultados. Tenemos que elegir al candidato más capacitado para conducir el proceso de restauración de la economía, recuperación de la política, reconstrucción del tejido social. Tiene que ser un líder con respaldo suficiente para representar a todos y capaz de pensar en todos. El estratega político Jaime Durán, entrevistado desde Argentina, decía que Ecuador es una caja de dinamita que puede estallar en cualquier momento.

En bonanza se decía que Ecuador es un mendigo sentado en una mina de oro, ahora se diría que es un mendigo sentado en una caja de dinamita. Las metáforas advierten del peligro y no podremos superarlo sin el sacrificio de todos y la conducción de un líder honrado, sabio y con respaldo popular.

FUENTE: EL COMERCIO

Sábado 26 de septiembre de 2020

El presidente minimalista

En el informe a la Nación el Presidente estableció cuatro prioridades para el futuro: salud, alimentación, empleo y dolarización. Un programa minimalista para un presidente cuyo futuro sólo dura un año. Las ofertas son lo mínimo que puede ofrecer cualquier presidente y es un programa para el inicio más que para el fin de una administración.

El minimalismo, en arquitectura y decoración, es el espacio y la forma que carece de significación, que no tiene contenido emocional, histórico o simbólico; la extrema simplicidad, sin excesos, saturación o repetición, sin nada de accesorios ni ornamentación. Pueden parecer ambientes fríos y aburridos. El mensaje del presidente tuvo esas características. Sin historia, para no explicar su pasado que no se sabe cuándo fijarlo dada la continuidad con los personajes y los programas del anterior gobierno. De extrema simplicidad porque no entró en detalles de cifras, ni objetivos, estrategias o plazos. Sin contenido emocional o simbólico porque no pretendió llevarnos a ninguna idea grande o distante, no provocó inspiración, emoción o fantasía.

La realidad que sufrimos es demasiado prosaica y espesa. Vivimos la peor crisis que ha tenido el país y no podremos salir de ella si no cambia el comportamiento de los gobernantes, de los políticos, de los líderes sindicales y gremiales, de los ciudadanos. Confinados como estamos, no podemos advertir todavía la profundidad de la crisis económica, las secuelas de la pandemia, la convulsión social que se avecina y la turbulencia política.

Podríamos salir de la crisis si tuviéramos líderes capaces de hacernos imaginar el futuro y hacernos ver la salida; mostrándonos la realidad, con cifras verdaderas, y estableciendo plazos y controles. El último grado de la crisis es cuando se empieza a perder empleos y a bajar salarios. Otros países han pasado ya por esto.

El precio debemos pagarlo todos y ahora. Es más justo reducir los salarios a la mistad que despedir a la mitad de los trabajadores. Solo un estadista puede concebir esta idea y conseguir apoyo para ella. El presidente empezó excluyendo a militares y policías, la Corte Constitucional excluyó a universidades y se excluyen ellos mismos porque todas las entidades autónomas se han puesto de perfil, no se dan por aludidas, pretenden que todo el país se ajuste los cinturones para que ellos engorden más. Equidad, solidaridad, unidad, debían ser las palabras mágicas en el mensaje minimalista del Presidente.

Los políticos que ven a tiro de piedra la campaña huelen inmediatamente lo que es favorable para su popularidad y lo que puede ser perjudicial. En un país donde resulta imposible ningún acuerdo, se necesitaría de un milagro para aceptar incluso el mensaje minimalista. La gente desespera ya que adivina a dónde le llevan y ve que los conductores dudan . Por eso el cómico argentino Dady Brieva le reta al presidente Fernández: “Si vamos a ser Venezuela, seamos Venezuela ahora y ya está”.

FUENTE: EL COMERCIO

Sábado 30 de mayo 2020