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Logros de la UNAE

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

Estimo que la mejor forma de cerrar un año es rescatar los resultados positivos que, a pesar de todo, se han logrado. Además en la obscuridad de la noche es necesario recordar el brillo del sol para mantener la esperanza. Así, vale la pena destacar lo que se ha logrado en la Universidad Nacional de Educción -UNAE-, la universidad pública de la provincia del Cañar. A pesar de una existencia corta presenta ya resultados que evidencian su trabajo significativo en pos del desarrollo educativo del país.

Gracias a un liderazgo efectivo sus logros están a la vista: su infraestructura física construida con sentido pedagógico y humanista evidencia que lo público puede hacerse en esquemas de calidad y belleza, sus estudiantes que cuantitativamente han crecido de forma exponencial y que cualitativamente representan el anhelo por transformar los procesos de enseñanza con directriz investigadora, con capacidad y trabajo, van construyendo los senderos para lograr sus objetivos.

Los eventos académicos y científicos realizados en esta Alma Mater, difíciles de enumerar, han logrado que Chuquipata y Azogues formen parte de los espacios del mundo donde se reflexiona, se cuestiona, se propone y se valida lo que los desarrollos de las ciencias proponen. Expertos y pensadores de las ciencias continuamente visitan la UNAE para plantear sus propuestas y para opinar sobre las investigaciones que acá se desarrollan.

Para los estudiantes de la UNAE, la investigación es cotidiana, la universidad les permite presentar sus resultados con éxito en eventos científicos nacionales e internacionales, posibilitando que algunos grupos de ellos hayan desarrollado o estén desarrollando pasantías internacionales. Esta movilidad asegura pertinencia efectiva en los métodos o procesos que se proponen desde la UNAE.

Su modelo pedagógico basado en la práctica preprofesional, la investigación y la vinculación permite desarrollar una innovación educativa conceptualizada y operativizada en nuestra realidad, brindando respuestas validadas que mejoren nuestro sistema educativo.

Su programa de profesionalización ha permitido que centenas de docentes de sectores muchas veces olvidados tengan acceso a metodologías de avanzada para mejorar su desempeño y permitirles cumplir de la mejor manera su misión de educar, generando así una fuerte articulación y compromiso social con esos maestros.

Los Centros de Apoyo en las cuatro regiones del país, los programas de postgrados, los programas de formación continua, su programa de publicaciones, sus articulaciones activas con universidades de América y Europa, su participación en proyectos internacionales y otros logros evidencian el gran avance de esta institución de educación superior que desde la provincia del Cañar se ha constituido en un referente internacional y una esperanza para el desarrollo del país.

Su rector, el Doctor Freddy Álvarez Gonzáles ha liderado el proceso que no ha sido fácil, que cada vez tiene más aristas y requiere más recursos, que cada vez personifica más la esperanza de un auténtico cambio social a través de mejoras en el sistema educativo ecuatoriano.

Los resultados del trabajo de las autoridades, docentes y estudiantes de la UNAE están ahí para ser analizados en forma integral. Su accionar se ha sujetado estrictamente a los planos académicos, educativos y científicos, vivenciando los principios de la auténtica autonomía universitaria. Los resultados enorgullecen a los ciudadanos de la provincia del Cañar, por cuanto todos los logros alcanzados se hicieron aquí, junto al Cojitambo y cumpliendo lo prometido en la leyenda de la Guacamaya, que únicamente el conocimiento permitirá el auténtico desarrollo al pueblo Cañarí.

Los 75 años de la Casa de la Cultura Ecuatoriana

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

El concepto de tiempo se sujeta estrictamente a los parámetros de la relatividad, por tanto el segundo o el año son meras percepciones que permiten ubicar los espacios y caracterizar las circunstancias. En consecuencia desde el positivismo de lo absoluto de los números, setenta y cinco años puede considerarse un gran lapso o simplemente un pestañeo.

Lo que da sentido y trascendencia al tiempo son las vicisitudes superadas, los sueños logrados, los mensajes legados y claro los objetivos cumplidos, pero también los sinsabores y las actitudes de quienes, a propósito o no, fijan sus metas en derroteros distintos.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana, institución que sintetiza y tangibiliza las añoranzas y el esfuerzo de Benjamín Carrión, fue legalmente creada el 9 de agosto de 1944, con el siguiente fin: “Institución orientada a fortalecer el devenir histórico de la patria y cuyo fundamental propósito busca dirigir la cultura con espíritu esencialmente nacional, en todos los aspectos posibles a fin de crear y robustecer el pensamiento científico, económico, jurídico y la sensibilidad artística de la colectividad ecuatoriana”.

Pensamiento articulado en los valores del hombre y que tiene como directriz el desarrollo de la Patria, proponiendo como motor principal el crear y robustecer el pensamiento en sus distintas formas. Estimo pertinente hurgar en el párrafo citado, en lo intrínseco de estas letras encontraremos el afán de superar las limitaciones en base de potenciar y desarrollar la creatividad y el ingenio.

En sus líneas descubriremos esa fuerza que ha permitido que no desmayen, que no desmayemos, que hagamos que cada fruto del ser humano de espíritu libre nos permita impulsar el mensaje de que no somos una nación pequeña simplemente porque en nuestra esencia está la capacidad de transformar el desosiego en luz de cultura, fundamentalmente porque nuestros genes responden al vigor de conocimiento eterno.

Así, mientras nuestra historia escribía las páginas de lo que vino con el protocolo de Rio de Janeiro, a la par que nuestros hermanos reivindicaban sus derechos conculcados por 500 años, mientras las familias han buscado formas de mitigar el dolor de los embates de la migración, mientras los vaivenes de la política han evidenciado inestabilidad y la corrupción ha sembrado decepción, la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión se ha mantenido incólume, reclamando y potencializando el derecho de crear, dando la razón a que quienes creemos que el desarrollo social es posible únicamente cuando se permite que la creatividad construya sus formas y sonidos.

Es tiempo de la reflexión, la cultura, al igual que todas las manifestaciones del ser humano debe adaptarse a los cambios que afectan a nuestra sociedad, la cultura debe ubicarse a la altura del hombre de pueblo, construyendo los espacios para conversar y discutir esos temas que se perciban como conflictivos, propiciando los medios para transformar lo contradictorio en complementario.

No podemos entender la cultura en lo estático de los resultados finales que aparentemente caracterizan los colectivos, debemos concebirla en la dinámica de la vida, donde los cambios constantes nutren y construyen nuevos espacios, donde la identidad es mucho más que colores y movimientos, es el insumo y la fuerza que da vigor a la creatividad a la vez que direcciona los senderos y las formas para construir resultados.

Es necesario que el accionar cultural marque senderos de ética, respetando las manifestaciones del semejante, compartiendo los resultados validados, de forma que los mismos constituyan un beneficio colectivo.

Consecuente con lo dicho, estimo preciso que claramente ratifiquemos el mensaje de que únicamente las manifestaciones culturales permitirán un auténtico desarrollo, aspirando lograr la recepción necesaria de conciudadanos y gobernantes a fin de que se entienda a la cultura como espacio ideal para la inversión social, aspirando que alguna vez se supere esa postura dañina que sustenta que el apoyo a la cultura es únicamente un gasto.

La Casa de la Cultura del Ecuador está cumpliendo setenta y cinco años de existencia, sus vivencias han sido un constante caminar para superar los embates del sesgado interés que busca irrespetar la libertad de la creatividad, su enérgico accionar ha permitido prevalecer sobre la mezquindad y la prepotencia que simplemente se niega a ver lo evidente.

Los resultados están a la vista, construyendo mecanismos de gestión que no sucumban ante las fauces del centralismo, respondiendo a requerimientos de los hacedores de cultura, la Casa de la Cultura Benjamín Carrión se ha erigido como una voz comprometida con el ciudadano, con razón exige absoluta autonomía y reclama el apoyo necesario para cumplir su misión.

Celebremos este aniversario, siendo fieles a la propuesta de Benjamín Carrión, reiterando que nuestra cultura es nuestra mayor potencialidad de desarrollo y, sobre todo, sin olvidar que la cultura es voz de reclamo.

Innovación educativa

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

El hablar de innovación en un tiempo donde los éxitos humanos se parametrizan en función de los logros materiales exige reflexión y una fundamentación profunda; el medio circundante nos impone un criterio donde el valor de la innovación depende del impacto logrado en el mercado y los beneficios económicos que han derivado del mismo.

Los principios de la Educación moderna nos hablan de un humanismo donde el conocimiento ha de servir para generar bienestar a través de construir equidad y equilibrio entre el ser humano y su entorno. Estos dos pensamientos como que se contraponen o más bien nos obligan a pensar las formas cómo la innovación educativa ha de contribuir para lograr la misión de la  Universidad Nacional de Educación -UNAE-.

El concepto de innovar tiene que ver además con el ejercicio del ingenio, de la creatividad, lo que hace que la propuesta se interiorice y se convierta en un reto ¿Qué tipo de innovación ha de desarrollarse a fin de que se genere bienestar colectivo? Y más aún ¿Cómo se debe articular esa innovación desde el accionar de la educación?
Partiendo de que la educación como obligación ineludible debe responder a las inquietudes planteadas, el reto está en ¿cómo hacerlo?

Lo que es preciso reafirmar es el sentido de mejora que se plantea, es este concepto el que debe derivarnos en resultados que respondan a lo colectivo y al bienestar social.

También es menester recordar que cualquier desarrollo para que sea sostenible debe partir desde la educación, dando forma a las mentes libres y a los conocimientos pertinentes que han de generar esos espacios de igualdad y han de validar cualquier propuesta, recordando que no hay felicidad donde no hay libertad.

La educación es una acción social que involucra varios actores y debe ser la interacción de esos actores la que genere la innovación que planteamos. El profesor en su aula de clase da vida a su misión y es su amor lo que le motiva a buscar las mejores formas para hacer eficiente su desempeño.

En tal sentido la innovación es una actitud constante que debe caracterizar al maestro; que le permita superar sus propios miedos, utilizar herramientas y recursos nuevos; validar los logros, aprender de los errores y proponer mejores formas.

Más esos logros construidos y valorados por los docentes en su aula no pueden sucumbir en el mismo espacio donde fueron concebidos; deben  proyectarse al colectivo para que sea replicado y mejorado, y para que se  convierta en referente para otros.

Consecuentemente, es misión de profesores, investigadores y pensadores divulgar las prácticas exitosas, presentando resultados concretos, donde el criterio de mejora esté asociado a lo simple y a la percepción de bienestar social.

Innovar, acción de romper miedos

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

El avance de la humanidad es el resultado de los logros humanos; es la inconformidad con lo circundante lo que hace que el ser humano construya nuevas circunstancias que van conformando la realidad, así se han construido las ciencias, las circunstancias sociales y el espacio natural que nos rodea.

Esa búsqueda del cambio hacia la mejora intriga al ser humano y lo hace proponente de alternativas que comprendidas o no dan sentido a la existencia. La inmovilidad conformista puede dotar al ser de tranquilidad temporal pero elimina el sabor vital a la existencia y es la innovación la que nutre de energía a las ideas.

Los miedos, siendo naturales y característicos del ser humano, pueden constituirse en la barrera más fuerte que limita los avances. El miedo a hablar, el miedo a lo nuevo, el miedo al error, pudiendo aceptarse como lógicos, deben obligarnos a dotar de calidad a cada uno de nuestros actos.

El miedo es positivo cuando nos obliga a precautelar el bienestar y la calidad; sin embargo,  es absolutamente negativo cuando propone enquistarnos en realidades de confort.

El ser humano nace sin miedos, es la sociedad la que va introduciéndolos en la personalidad de los individuos con el consabido “no hagas aquello, te lastimarás”,  construyendo así corazas que olvidan que hombres y mujeres son también seres de la naturaleza y por tanto su existencia es parte de un todo, es parte de un equilibrio vivencial y complejo donde la coexistencia enriquece por el compartir de las emociones, valores, conocimientos, aptitudes e ideas.

Más al ser humano le fue confiada una condición especial, ese libre albedrio que le permite decidir sobre sus acciones, acciones que terminan determinando el destino del universo, acciones que determinarán recompensas o castigos para la humanidad plena.

La creatividad no puede limitarse; la innovación debe romper todos los miedos; la innovación debe servir para generar equidad y bienestar. Es preciso que como sociedad se articule una definición para innovación que se fundamente en el humanismo y en el equilibrio con el entorno.

Los miedos a defender modelos de vida que respetan al ser humano como elemento decidor de un equilibrio natural ha permitido que la voracidad industrial devaste los elementos del medio ambiente. Los miedos nos hacen aceptar condiciones de vida rutinarias donde la única alegría deviene de la posesión de bienes materiales.

Innovar debe permitirnos construir un mercado donde el beneficio mayor ha de ser el bienestar colectivo, donde los conocimientos sirvan para destruir las brechas de desigualdad. La innovación  ha de dotarnos de la capacidad para construir herramientas que hagan de la vida un tributo a la confianza del Hacedor de la Vida. Innovar ha de permitirnos romper los miedos y ser felices en nuestras personales y simples circunstancias.

Un paradigma en crisis

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

Los avances científicos acelerados obligan una nueva forma de observar y entender el entorno. No es posible que sujetemos el desarrollo del conocimiento a indicadores que validaban la ciencia tiempo atrás cuando lo único aceptable era lo que superaba los procesos de demostración formal, donde la lógica causa efecto aislaba los fenómenos e irrespetaba la realidad sistémica de los hechos.

Vivimos una etapa donde a la innovación se la ha asignado el rol de punta de lanza para invadir mercados y generar mayor desigualdad social. Veneramos ese concepto de mejora que obliga a que el hombre consuma más y busca hacer de su existencia un tributo al consumo de bienes materiales.

Conceptos tan íntimos como la equidad, la libertad, la ciudadanía, han entrado en crisis. Por un lado se habla de que el ciudadano del mundo y abiertamente las transnacionales libremente venden sus productos en cualquier geografía, mientras cientos de niños, mujeres y hombres pagan con su vida el “delito” de soñar en una vida mejor trabajando para una bandera ajena a su identidad.

Es indiscutible que se ha avanzado en temas de participación ciudadana a pesar de que persisten posiciones que intentan deslegitimar este avance basándose en errores individuales o derivadas de la forma como estas representaciones se estructuran. Con esta lógica ningún espacio de autoridad pública justificaría su razón de ser. En fin, esas intenciones tienen cabida justamente porque el proceso es de avanzada y busca crear un espacio de representación – participación que demanda compromiso extremo con el bienestar colectivo.

El concepto de democracia también se ha visto afectado por el afán de poder del hombre, quien para lograr el beneficio de sus intereses ha degradado la discusión ideológica a una imposición publicitaria, donde la contundencia de los fundamentos responden únicamente a billeteras y no a propuestas ideológicas. Quizá habría que reformular ese cuestionamiento que Platón hiciera hace más de tres mil años: “los políticos atenienses no tienen la más mínima idea del arte de gobernar y pueden ser relevados de sus funciones por cualquiera que crea que para ejercer el gobierno no se necesitan conocimientos especiales”, aduciendo al hecho de que curiosamente exigimos especialistas para el desempeño de cualquier actividad social menos para gobernar un pueblo.

Estos hechos, entre otros, evidencian que vivimos una crisis del paradigma. La corrupción imperante no es sino una conclusión de esta realidad, donde el hombre materializa sus objetivos en ambiciones individuales y condena al ser humano a convertirse en simple medio para mantener el estatus.

Voces respetables afirman que vivimos una época donde podemos ya reconocer los senderos erróneos que surca la humanidad. Esa reflexión constituye un punto de partida válido para proponer alternativas válidas, construyendo estrategias que valoren al hombre, respeten el entorno, vivan lo holístico de los elementos y brinden esperanza a la humanidad.

Los valores éticos en las ciencias

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

Los valores éticos delimitarán el accionar de las ciencias experimentales; sus líneas de investigación han de responder a los requerimientos y necesidades de la humanidad en general y de cada sociedad en lo particular, no tiene justificación el hecho de investigar para construir conocimiento que genere muerte o inequidad.

El fin de las ciencias es entender el entorno natural y social para construir el conocimiento y las herramientas que permitan generar bienestar en los seres humanos; las ciencias experimentales han de ayudar a construir la felicidad de los individuos.
Lo indicado puede considerarse como los valores éticos de fondo que deben regir en las ciencias sociales, indicando que también existen unas consideraciones y principios de forma que deben estar presentes en estas ciencias. Procederemos a explicar lo indicado.

El desarrollo de las ciencias occidentales impuso criterios positivistas que buscaban medir todo, para que esos resultados permitan fundamentar la validez de un conocimiento. En ese contexto las escalas y medidas presentaban resultados irrefutables. Consecuencia de esto, nuestro entorno está colmado de dispositivos que dan valores a variables que en conjunción intentan explicar un fenómeno real.

Así la meteorología busca predecir los efectos del clima en función de medir variables del comportamiento del viento, la temperatura, los efectos de la interrelación con la luna, entre otros. Consecuentemente la veracidad de esas medidas son determinantes y pueden hacer la diferencia entre salvar vidas o una catástrofe.

Este ejemplo, siendo extremo, sirve para explicar la importancia de la veracidad de los datos que sirven de insumo para las ciencias. Mucho más cuando reconocemos que los errores siempre estarán presentes en el levantamiento de medidas. No hay proceso de medida que esté libre de errores, unos más otros menos. Por esta razón cada medida deberá presentarse con su margen de error, así será posible construir procesos que mitiguen sus efectos.

Sin embargo esos rangos o intervalos facultan al investigador a interpretar resultados subjetivamente, aquí lo ético cobra importancia, pues será el comportamiento insesgado lo que permita que el conocimiento sea auténticamente real.

Los métodos cualitativos de investigación responden significativamente a la reflexión del investigador, donde lo subjetivo está en la construcción del conocimiento.

Estas ideas muestran la necesidad de establecer unos principios que deben ser tomados en cuenta al construir conocimiento en las ciencias experimentales, estos son: uso de unidades estandarizadas, veracidad de los datos, uso de instrumentos adecuados, estricto apego y cumplimiento de los procesos, condiciones de modelamiento e interpretaciones objetivas.

Con estas ideas lo que se busca es que la ciencia responda a la realidad humana del proceso investigador, que se constituyen en senderos que van construyendo la identidad y la cultura de los pueblos.

Ciencia como resultado de la cultura

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

La ciencia es un proceso humano que responde a procesos, donde las culturas determinan las condiciones que las validan. Los paradigmas occidentales nos exigen un método riguroso donde los conocimientos, para ser aceptados como parte de la ciencia demandan basarse en el conocimiento existente y superar procesos demostrativos, consolidando cada paso en fundamentaciones aceptadas como verdades y conectadas con procesos lógicos.

En nuestro caso, damos mucha importancia a concepciones numéricas que surgen de mediciones “concretas”, asumiendo que todos los fenómenos son replicables, lo que siendo una exageración, limitan los avances de las ciencias, especialmente de aquellas conocidas como sociales.

Aduciendo buscar mayor comprensión, cada vez singularizamos, dividimos y subdividimos las áreas del saber, logrando una especialización que siendo cada vez más específica nos aleja de la realidad. Llegamos a pensar que cada ciencia es aislada y genera un conocimiento propio, distinto de las demás.

Las ciencias orientales dan más importancia a lo interior del hombre. Afirman que el equilibrio con el entorno surge del interior; ubican al ser humano como ser privilegiado y a la vez obligado a mantener el equilibrio.

Cabe aquí una pregunta, ¿que condiciones tiene la ciencia andina? Para responder esta pregunta, diremos que la misma demanda investigación y reflexión. La investigación también es parte de esa ciencia, por tanto sus procesos están limitados a una epistemología que no puede entender una ciencia que responde a una filosofía distinta.

Queda por tanto la reflexión para entender la filosofía andina, para reconstruir desde allí el paradigma inherente y así concebir conceptos de ciencia andina auténticos y veraces. Hablamos de una investigación que responda a objetivos de fondo y no se sujete a formatos ni procesos de forma.

En este sentido, todos los actores tenemos una deuda con la interculturalidad, el mismo concepto de interculturalidad ha sido manipulado a conveniencia, produciendo ambigüedad. Cada grupo ha intentado entender desde su orilla y ha propuesto su verdad unilateralmente, en muchos caso a “dado diciendo” lo que los otros deben explicar.

Es hora de responder a la historia como pueblo multicultural, respetando paradigmas y conocimientos construidos en diversas epistemologías, donde cada una es tan válida como la otra y la verdad absoluta no existe. Lo que importa es el bienestar del hombre como colectivo y como parte del universo.

El hombre en su condición de ente libre, construye el conocimiento que le permite entender su entorno y edificar su contexto social, su conciencia; y, la vigencia de sus derechos delimitarán los andariveles que han de permitir el desarrollo de su existencia. La ciencia, las tecnologías han de ser las herramientas que apoyen ese desarrollo.

La Epistemología de la Taptana Cañarí

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

El conocimiento y la ciencia, son elementos que evidencian la riqueza de una cultura, mas el valor pleno de estos radica más allá de los objetos que sus algoritmos han construido, subyace en esos conceptos filosóficos que aportan para su estructuración.

Hemos vivido un desarrollo científico donde los valores y los paradigmas occidentales han dado forma a los conocimientos y a la tecnología, anclándonos últimamente en ese concepto de innovación que intenta replicar lo de Silicon Valley, donde la ciencia y la aventura se conjugan para inventar ese dispositivo “revolucionario” que levanta millonarios y acrecienta la desigualdad social de la humanidad.

Olvidamos que el verdadero desarrollo debe responder al bienestar de la humanidad, sus directrices deben responder al equilibrio con el entorno, al respeto a los derechos humanos y a la satisfacción de necesidades sustanciales.

Este paradigma es dominante e impone sus conceptos, empero no puede borrar otra forma de concebir la vida y su desarrollo, esa forma donde el ser humano reina y consume únicamente lo que su supervivencia requiere, donde los fundamentos filosóficos responden a la vida y respetan el tiempo.

Entender la Chakana, es entender lo cíclico de la vida, donde lo infinito no necesariamente es más, donde el vacío no existe, donde la luz siempre está para traspasar de un orden a otro sin romper el equilibrio. Los métodos lineales y unidireccionales nos hablan de un tiempo que no tiene principio ni fin, tiene como referencia un punto que no existe.

Estas características evidencian la importancia de la Chakana, la valoran como elemento filosófico donde el equilibrio, lo continuo y lo cíclico interpretan el tiempo y la vida, donde la luz no es sino un puente entre dos estados que coexisten en absoluta independencia.

Esta sabiduría, está en un objeto que recién intentamos entender, la Taptana Cañarí, donde el orden de las unidades ( huk ), las decenas ( chunka ), las centenas ( pachak ) y otros órdenes son parte de un todo interrelacionadas por la luna ( killa ) que no asoma durante el día pero es el elemento que termina el ciclo de un día e inicia otra, dando paso a la eternidad del tiempo.

Además, leal a una integralidad filosófica, estos principios se sustentan en el lenguaje, es así que para expresar oralmente la cantidad quinientos veinte y seis se dice phisqa pachak Iskay chunka soqtaniyoq, que estructuralmente y con lógica cinco veces cien dos veces diez y seis, una estructura absolutamente práctica que facilita claramente el proceso de enseñanza aprendizaje. Además por el hecho que se trabaja con elementos concretos, la abstracción surge de manipular los elementos.

Está claro que lo limitado de este espacio no permite explicar y fundamentar adecuadamente sobre estos principios; sin embargo, lo efectivo de estos principios no requieren de abundamiento de razones o de normas, es la lógica simple la que evidencia la valía de estos conocimientos.

Cabe entonces dos preguntas que a su vez se convierten en líneas de investigación: ¿A más de las operaciones aritméticas, es posible desarrollar otro tipo de operaciones matemáticas? y, sí en las matemáticas la Nación Cañarí logró este desarrolló, ¿ qué desarrolló se logró en otros áreas del saber?

Docente de la UNAE lanza un nuevo reto matemático

El profesor Marco Vinicio Vásquez Bernal, docente-investigador de la Universidad Nacional de Educación –UNAE- nos ha hecho llegar un nuevo reto matemático para distraernos durante este feriado por el 10 de Agosto.

El RETO

Como muestra la figura, se han dibujado cinco elipses, generando diecinueve puntos de corte. El reto consiste en ubicar en cada punto de corte un número entero múltiplo de tres, del tres al cincuenta y siete, de tal forma que al sumar los que forman parte del entorno de cualquier figura, el resultado sea un mismo valor.

Las respuestas correctas pueden ser remitidas a: marco.vasquez@unae.edu.ec, adjuntando información personal de su autor.

EcuadorUniversitario.Com

El llamado al diálogo

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal
Docente-investigador de la UNAE

El llamado al dialogo del Presidente de la Republica evidencia un afán de superar los obstáculos para construir el país que aspiramos. Hace tiempo pedíamos eso, qué bueno que estas acciones se concreten. El estadista debe ser mucho más que un político, debe pensar en su país más que en su grupo y debe entender que como Líder Nacional debe responder por los intereses de todos, incluso los intereses de aquellos que piensan distinto.

Qué bueno también que el llamado ha merecido respuestas positivas y se han establecido los espacios de concertación entre personajes públicos de distintas ideologías, esto evidencia madurez política y el afán de que en las relaciones públicas prime los requerimientos sociales y el afán de lograr bienestar colectivo.

Esas voces que hacen bulla e intentan distorsionar el mensaje, actúan con el desatino que surge del rencor y claro, vaticinan protervos fines de tras de la convocatoria. Quizá responden a su lógica y a su forma de ver la política, es más tienen todo el derecho de opinar siempre que se alineen al respeto.

Los convocados somos todos y no hay límites en el temario, entonces lo lógico es aprovechar el espacio para plantear lo que estimemos es necesario para el bienestar de nuestra sociedad, que el gobernante escuche es una práctica positiva que debe caracterizar las sociedades democráticas, evidencia madures y responsabilidad social.

La política siempre ha de ser el espacio donde el diálogo permita los consensos y genere bienestar de los ciudadanos, esa imagen de la política utilizada para construir grupos que legitimen robos con jueces corruptos o que festinen los cargos públicos en beneficio propio debe superarse por el bien de los ciudadanos y del país.

Es preciso que el accionar público se construya sobre la buena fe de los ciudadanos, donde la confianza ha de fundamentar las relaciones entre gobernantes y gobernados, donde todos seamos capaces de construir mensajes claros para luego buscar los espacios y los medios efectivos para proponerlos y defenderlos. Las diferencias ideológicas no deben convertirse en diferencias que categoricen y separen a las personas, simplemente deberán generar distintos puntos de vista sobre un mismo tópico, teniendo claro que las diferencias siempre podrán ser superadas con el dialogo racional y franco.

Nuestro país necesita de todos, el futuro nos conglomera a actuar en función de un norte común, las energías que se disipan en las confrontaciones muy bien podrían ser aprovechadas para apoyar esos senderos de desarrollo que necesitamos. Es preciso recordar que el accionar colectivo en cooperación, tolerancia y respeto produce resultados que responden a requerimientos sociales y benefician a la sociedad.

Por ultimo como seres humanos, es preferible el confiar y que nos defrauden a no confiar y perder la oportunidad de ser parte de esas acciones que nos engrandezcan como pueblo. Aceptando por supuesto que nadie es dueño de la verdad.