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No CREO

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Estudiante universitario, Cuenca (Ecuador)

El pasado 24 de mayo, a propósito de los 199 años de la Batalla de Pichincha, tomó posesión como Presidente de la República del Ecuador el Sr. Guillermo Lasso candidato por la unión de los partidos políticos CREO y PSC.  Esto tras una confusa primera vuelta electoral y un sorpresivo balotaje. Ese día empezó, como para todo fiel conservador, con una celebración religiosa en honor a su victoria ¨popular¨. Así, el Te Deum auspició una ¨fiesta¨ nacional en territorio laico. Por supuesto, García Moreno y la consagración del país al llamado ¨Sagrado Corazón de Jesús¨ en 1873 no tiene influencia alguna sobre esta peculiar hazaña.

Es necesario precisar que un par de días antes de esta nueva consagración, la Asamblea padeció múltiples desvaríos en tanto a la elección de sus representantes. En este contexto, se rompieron varias alianzas, para dar paso a otras. Se pudo atestiguar a la derecha reñir entre sí, a la ¨izquierda¨ disolverse, a los protagonistas del paro de Octubre buscar árbol que mejor sombra les dé y a unos tantos dizque independientes allí, en el fuego cruzado. Después, se hicieron pactos que, desde luego, no buscan la coalición, sino más bien el interés de un colectivo. Como dos y dos son cuatro, lo que estos excelentísimos señores contaron a la prensa fue que todo se hizo en nombre de la democracia y en aras de empezar con pie derecho el nuevo gobierno. Ahora, a ver que bando traiciona primero al otro, aunque entre gitanos no se van a leer las manos.

Habida cuenta de los hechos previos a la transferencia de poder, regresemos al día conmemorativo en el que se dice que Antonio José de Sucre con su ejército venció a las tropas realistas. Pompa y boato: alfombra roja, gigantescos arreglos florales, exuberantes vestidos, accesorios que denotan poder económico, uniformes de gala, lustre, apretadas corbatas, boinas relucientes, numerosas delegaciones y una caterva de oligarcas. Irónicamente, todos llevaban un trapo en el rostro que impedía revelar su identidad y que de seguro les sofocaba por la estrechez de sus trajes. Por un lado, pañuelos negros que despedían al presidente saliente; y por otro, lágrimas que recibían al jefe de estado entrante. Auditorio lleno, distanciamiento nulo, ambiente nebuloso.

Los invitados especiales, de especial no tenían nada. En primera fila, el presidente del gigante amazónico y el heredero de la corona española. La presencia de un fascista con delirios de grandeza -Bolsonaro-  y la de un monarca de ¨sangre azul¨ -Felipe VI- marcan la ruta que tomará el país respecto a su ideología política y social. Afortunadamente, Duque no asistió al evento. Brasil, uno de los países más afectados a nivel mundial por la pandemia gracias a la desidia de su primer mandatario. España, país que en su momento pretendió conquistar todo el globo, cuyos invasores, no exploradores, lo último que hubiesen querido presenciar es el cambio de mando presidencial de una de sus viejas colonias.

América Latina, nuevamente, atraviesa un momento delicado en su historia regional. Particularmente, en el Ecuador cada acción que se tome debe ser manejada con experticia de cirujano. Problemas hay, como reza una parte del himno, ¨a millares surgir¨. No obstante, en su discurso inicial, el señor Lasso, no abordó temas esenciales ni alcanzó las expectativas de los ecuatorianos y extranjeros que residen en el país. Sus varios intentos por evocar la figura de Roldós Aguilera y tratar de igualar su oratoria resultaron banales. No importa cuanto dinero haya gastado tratando de pescar el voto de los ciudadanos, la conciencia histórica prevalece. Se le inculpa como uno de los principales involucrados y responsables del feriado bancario de 1999, atroz acontecimiento que no se borra publicando una investigación que supone su inocencia.

Una parte del sermón predicado por el nuevo presidente decía ¨gobernar para todos¨ ¿Quiénes son todos? ¿El estrato social que nos ha ultrajado desde tiempos de antaño? ¿Las élites que curiosamente aplauden el triunfo del neoliberalismo? ¿Las multinacionales que siempre ganan el concurso público? ¿Los ministros que han dicho que la única solución es la privatización? A día de hoy, la frase que decora la banda presidencial ¨Mi poder en la constitución¨ nunca ha sido más explícita y peligrosa. La palabra ¨todos¨ involucra al pueblo. Ese pueblo que se ha visto entre la espada y la pared y que por temor, más que por voluntad ha colocado en el poder a la Banca, al Opus Dei, al salvaje capitalismo, a la censura de lo más preciado que tiene el Hombre: su libertad.

Finalmente, es oportuno citar un fragmento de una popular canción que tuvo su apogeo durante las protestas indígenas en la década de los 90´s. Canción que lleva por título ¨Hace ya 400 años¨. Dice:

El 24 de mayo, carajo,
Nos cambiaron de patrones, carajo.
Desde entonces son los gringos, carajo,
Que nos roban el petróleo, carajo.
Ahora también son los chinos, carajo,
Que nos roban nuestro oro, carajo.

Punto y final…

 

Aquí hay dragones

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Estudiante Universitario (Cuenca-Ecuador)

A partir de los inicios del siglo XX, las ciencias médicas dedicadas al estudio de la salud mental introdujeron un nuevo concepto a sus vastos libros: El Inconsciente. Con esta nueva forma de entender el misterioso mundo de la mente humana surgieron varias escuelas de pensamiento, todas dispuestas a descifrar la incógnita del Hombre ¿Qué es lo que realmente habita en el inconsciente y cómo influye en el comportamiento cotidiano? Necesariamente, se debe empezar esta revisión con Freud para luego descender a los postulados de sus más díscolos discípulos: Adler y Jung.

Los psicólogos anteriores a Freud sostenían que el inconsciente no era más que un oscuro depósito que almacena recuerdos que saltan, de tarde en tarde y por razones desconocidas, a la claridad del consciente. Según ellos, el inconsciente era inactivo, inútil y pasivo. Además, se decía que era una fuerza oculta a la razón y que no guardaba ninguna relación con la vida diaria. Es decir, la Psicología de antaño no se preocupaba por los llamados ¨fenómenos psíquicos, sino que se limitaba a experimentos de laboratorio y a analizar reacciones químicas del cerebro. Así mismo, trataba de curar a sus pacientes mentales con métodos poco claros y un tanto impulsivos.

En este contexto, Sigmund Freud (1856-1939), doctor en psiquiatría y considerado el precursor del psicoanálisis queda fascinado con una novedosa manera de sanar a los dichos enfermos mentales: la hipnosis. Técnica poco aceptada para aquel entonces y aún sujeta a revisión. Dentro de este marco, emerge un nuevo sentido del inconsciente. Para Freud tanto consciente como inconsciente pertenecen, ambos, al ¨alma¨ de cada persona. El inconsciente, resulta pues, la materia primordial de la conducta humana ya que tiene influencia directa en el pensamiento, ánimos, sensibilidades y sentimientos. Es una parte de la mente compuesta de instintos, deseos, miedos, ideas catastróficas o asombrosas y experiencias de toda la vida.

Freud presenta una analogía por la que se puede comprender cómo funciona la mente, según su criterio. Así, somos una habitación que contiene dentro una mesa. A veces, una luz alumbra esta mesa haciéndola completamente visible. Otras veces, esa luz no se presenta por lo que la mesa no es visible, pero no significa que no esté dentro de la habitación. En tinieblas, se puede palpar la mesa, conocer su textura, sus dimensiones y demás características. La habitación es nuestra mente; la luz, el consciente; y la mesa, todo lo que hace de cada persona un ser en sí mismo.

Tras este sucinto preámbulo, se desprenden las múltiples teorías respecto al comportamiento del Hombre. Ahora bien, ese nuevo inconsciente planteado por Freud lo llevó a resumir sus estudios a una frase ¨todo se reduce a los genitales¨. Esto es, para el doctor de Viena que todos los aspectos del inconsciente toman una significación sexual. De este modo, nace la Teoría de la Sexualidad bajo el supuesto que todas las personas, de alguna manera, están enfermas y deben ser categorizadas en uno o más de los siguientes casos: Pansexualismo, Complejo de Edipo, Complejo de Electra y Narcisismo.

El Pansexualismo es entendido como el conjunto de teorías que explican la sexualidad humana como un único problema. Por su parte, el Complejo de Edipo y el Complejo de Electra hallan sus orígenes en la tragedia griega. Freud toma como ejemplo estas dos historias e induce rebuscadamente que todo varón desea poseer sexualmente a su madre y toda mujer desea ser poseída por su padre. En tanto al Narcisismo, nombre recuperado también de la mitología griega, Freud afirma que el amor es la proyección de cada persona sobre algo exterior. Como era de esperarse, estas ideas no tuvieron buena acogida. Para Freud, el Hombre es un ser natural que se guía únicamente por su instinto sexual. Plantea que en el inconsciente yacen actitudes lascivias que son reprimidas por el consciente; en consecuencia, la vida se torna una amarga y constante lucha entre un Yo civilizado y un Yo salvaje.

Por otra parte, Alfred Adler (1870-1937), médico y psicoterapeuta, fue uno de los primeros discípulos de Freud que dejó de lado sus enseñanzas. Para Adler, la vida misma no podía ser entendida exclusivamente bajo el aspecto sexual. Por este motivo, plantea que el ser Humano debe su comportamiento a dos determinismos psíquicos: Instinto de poderío e Instinto de inferioridad. Al igual que Freud, Adler encuentra el génesis de estos instintos en la niñez. El instinto de inferioridad defiende que el niño, al venir solo al mundo, desamparado, desnudo y desprotegido se siente inferior y minúsculo. Y, el instinto de poderío se forja cuando un infante quiere dominar todo su entorno, manejar a su voluntad a quienes les rodean y hacer lo que se le antoje. Bajo estos conceptos, Adler manifiesta que el Hombre es un ser racional que se comporta de acuerdo a su formación. Desde esta perspectiva, muestra una inclinación hacia la Pedagogía.

En compensación de las dos teorías mencionadas con antelo, Carl Gustav Jung (1875-1961), psiquiatra y psicólogo, también desertor del camino de Freud, trata de encontrar un punto de equilibrio entre las dos corrientes. De acuerdo a Jung, existen dos tipos de personas: introvertidas y extrovertidas. Además propone la existencia de un inconsciente colectivo, definido como la vivencia de mitos, leyendas e imágenes antiquísimas en el inconsciente de todas las personas. En las personas introvertidas rige el inconsciente colectivo razón por la que están vinculadas a la historia de la humanidad; lo mismo que, sus deseos sexuales son subyugados por el instinto del dominio (Adler). En contraparte, las personas extrovertidas encuentran su motor en lo sexual (Freud), es decir, en ellas domina el inconsciente personal. Como se puede apreciar, Jung presenta una síntesis de sus colegas, pues dice que el Hombre es un ser natural con consciencia de que es una persona racional.

En las generalizaciones anteriores se evidencian las muy diversas maneras de entender el inconsciente y su influencia en la vida diaria de las personas. A día de hoy, el debate continua, nunca hemos estado más lejos de descubrir los secretos mejor guardados de la mente. Si bien es cierto, estos tres postulados tienen como fundamento y finalidad el tratamiento y posterior cura de pacientes mentales. De hecho, se han registrados casos de neurosis, afasia, neuralgia, paroxismo, entre otros que han sido satisfactoriamente tratados por las tres eminencias citadas anteriormente, cada uno con sus respectivos métodos.

En atención a lo expuesto ¿Cuál es la verdadera naturaleza del Hombre? ¿Somos seres sexuales y nada más? ¿Somos producto de la formación familiar y social? O ¿Somos máquinas sexuales reprimidas por instituciones disfrazadas de ¨civilizaciones¨? Ciertamente, este texto deja de lado y no profundiza en temas como el psicoanálisis, la interpretación de los sueños, el subconsciente, los arquetipos de Jung, el acto fallido, la hipnosis, técnicas de asociación de palabras e introspección, etcétera. Sencillamente, estos párrafos son un primer acercamiento al espesor y pesadumbre de la encrucijada mente humana. En cualquier caso, así como en los antiguos mapas se designaba la frase ¨Aquí hay dragones¨ para referirse a territorios poco explorados o desconocidos; de igual forma, Aquí, -en el inconsciente-definitivamente, hay dragones.

 

Cuenca, una ciudad fundada bajo el derecho de horca y cuchillo

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán

La extensión de este texto ha sido pensada en aras de brindar un brevísimo resumen sobre la fundación de esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. Hace ya 464 años que el Capitán andaluz Gil Ramírez Dávalos, Gobernador, en ese entonces, de varias ciudades del actual Ecuador, desenfundó su espada y la clavó en territorio Cañari, proclamando así la fundación de Santa Ana de los Ríos de Cuenca. Dicho acto se llevó a cabo un 12 de Abril de 1557 bajo encargo del Marqués de Cañete y Virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza. Una vez que Cuenca fue consagrada al Soberano Rey de España, la primera orden de Ramírez Dávalos fue levantar una picota o rollo en la plaza pública. Al parecer existe una estrecha relación entre el nacimiento de una persona y la de una ciudad: ambas vienen al mundo ensangrentadas.

La siempre ambigua historia cuenta también que los principales señores y caciques de la región aceptaron y agradecieron que se funde en el Valle de Paucarbamba, provincia del Tomebamba, la ciudad de Cuenca. Ante todo, dos gaviotas no hacen verano. Y las múltiples consecuencias de esta neoconquista no tardarían en presentarse para el pueblo aborigen que aún resistía en esta mítica tierra. Genocidio, esclavitud, abuso sexual, explotación laboral, sincretismo religioso, entre otras vergüenzas, venían incluidas en las cláusulas, con letra pequeña obviamente, del acta de fundación. Acciones de lesa humanidad que cesarían incluso después de la transferencia de poder de españoles a criollos, también conocido como proceso independentista.

No hay más ciego que el que no quiere ver. Si bien es cierto, el totalitarismo y la opresión no empezaron con el desembarque español en América. Aquí, y en casi todo el ¨nuevo mundo¨, tenían lugar varias guerras entre imperios. Antes de ser Cuenca, fue Tomebamba (Cultura Inca) y antes Guapondelig (Cultura Cañari). Tristemente, tanto el origen de pequeñas ciudades así como de grandes metrópolis hallan su raigambre en un sinnúmero de batallas entre locales y foráneos, entre conquistadores y conquistados. Se dice que Tomebamba fue destruida y gran parte de sus habitantes sacrificados a causa de una guerra civil que, además de la traición de los cañaris hacia una de las partes y los españoles que buscaban pescar en río revuelto, causaría el fin del Imperio Incaico. Tras tan sangrientos acontecimientos, nace Cuenca -ya habitada por colonos- como una ciudad de españoles y para españoles.

Así como el agua corre por los ríos de Cuenca, por nuestras venas fluye la sangre, las lágrimas, el dolor, las alegrías y la herencia de cuantos pueblos han habitado esta ¨llanura tan grande como el cielo¨. Por consiguiente, resulta claro decir ¡Qué viva Cuenca, Tomebamba, Guapondelig y tantos otros nombres que han quedado en el olvido! Que viva la Cuenca de los ángeles sin cielo de Dávila Andrade, no la clasista y mojigata de unos cuantos feudales con supuestos apellidos ¨realísimos¨ traídos de la corona. Que viva la Cuenca de gente aguerrida y sincera, no la embustera de ese acento sonsonete, ostentoso y fingido. Que viva la Cuenca cultural y artística, no la burda y corriente. Que viva la Cuenca libre, no la conservadora y clerical. Y que viva la Cuenca de esa profunda belleza arquitectónica, conscientes, claro está, del verdadero peso y significado de sus edificaciones.

 

Iván José Petroff Montesinos: “Las personas hemos humanizado a los dioses y también nos hemos endiosado…”

La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina presentó, dentro de su colección ¨Taller Literario¨, la obra titulada ¨Una partida de dados con los dioses¨ de Iván José Petroff Montesinos. Este poemario, no recomendado para miradas sensibles y superficiales, resulta, entre tantas otras cosas, un antídoto para el devastador mundo que nos devora. En ocasiones, difícil de digerir y asimilar por su explícito contenido y las realidades que aborda, este libro es principalmente una muestra de las penas y alborozos del ser humano. Los versos de este texto ofrecen ahondar en territorios desconocidos donde la vida no fallece aun en su último hálito sino apenas empieza.  

Iván José Petroff Montesinos

Nacido en Cuenca (1988). Joven ¨poeta de lo burdo¨, como él mismo se ha definido.  Abandonó exitosamente y por convicción propia la carrera de Arte Teatral. Es un autodidacta que ha sido partícipe en numerosas obras de teatro y cortometrajes. Así mismo, gestor y director de varias colaboraciones y producciones audiovisuales. Dramaturgo y autor de varios poemarios. Destacan entre sus obras: FractalDel Budismo al caos… del caos al zenEl último gargajo de Luzbel y Una partida de dados con los dioses.

¿De dónde surge su relación con la poesía?

Mi relación, por llamarla así, con la poesía por llamarla también así, nace de mis escrúpulos carniceros de comunicar mis descontentos y alegrías a todo aquel que le interese mi propuesta, con “le interese” no necesariamente quiero decir que le guste, mi propuesta está abierta a aquellos que les parezca terrible. Creo en realidad que ahí radica el arte, en gustos y disgustos, en mover fibras, sean cuales sean estas, y a menudo los disgustos nos mueven más, pero rara vez alguien prefiere una bofetada a una caricia.

¿Una partida de dados con los Dioses es una propuesta filosófica entre iguales?

Curiosa pregunta, me parece excelente porque es justamente lo que se trata en varios temas, claro que es entre iguales. Las personas hemos humanizado a los dioses y también nos hemos endiosado, un gran ejemplo sucede en las mitologías hebreas, cuando hablan de un humano hecho a imagen y semejanza de Dios. Pienso que tratamos con seres altamente cercanos, si tenemos suerte, y no es que nuestras creencias nos han inculcado dioses lejanos y llenos de ira a los cuales hay que “temerles”.

Su poemario ha sido catalogado a pesar de su dureza como ¨humanizador¨ ¿Cuál es su opinión al respecto o cómo se autodefine como poeta?

Creo que si en cierto punto, así como también puede alguien tomarlo como blasfemo y deshumanizado o inhumano, creo que tiene bastante relatividad y variables según los diversos puntos de vista y las sensibilidades. Me autodefino como poeta de lo burdo.

Su poesía gira y combina una contradicción y conflicto entre el individuo y la sociedad ¿Cuál es su visión sobre la sociedad en la que vivimos?

Una máquina absorbente de calibre grotesco.

¿El ser humano es un esclavo feliz del mundo?

Con excepciones, no siempre feliz, pero esclavo siempre sin lugar a dudas.

¿Qué representa para usted la idea del caos?

Uff, demasiado grande para describirlo, pero si me maravilla su idea, el orden absoluto y perpetuo que rige el caos es sobrecogedor, me hace sentir muy pequeño, y otras tantas me hace sentir gigante cuando soy yo el que lo provoco.

Usted ha creado y dirigido varias piezas de teatro ¿Qué valor tiene el teatro en su vida y tiene algún vínculo con su poesía?

El teatro es hermoso y detestable también, lo cual lo vuelve fascinante. Ha sido muy grato para mí formar parte del teatro y no así de las gentes del teatro, que como todo gremio está bastante corrompido, así que he optado siempre por los rompimientos y mi saludable aislamiento. Con mi poesía he tratado de mantenerlos alejados pero unidos siempre por los lazos de mis entrañas.

¿Qué supone para usted esta obra?

Para mí es un hijo muy amado, que aunque muchos digan que es un malcriado, insolente y patético, yo lo seguiré viendo como mi pequeño consentido.

Parece existir un desinterés social generalizado por el arte y todas sus ramificaciones culturales ¿A qué cree que se deba este fenómeno?

Como mencionaba en otra respuesta creo que los gremios tienden a corromperse. Los artistas somos personas muy complicadas, y a menudo esas complicaciones tienden a volverse actitudes autodestructivas y  competitivas, pienso que no debemos olvidar que estamos frente a un arte y no frente a un deporte. Más allá de los fenómenos tecnológicos que obviamente tienen un impacto sobre la cultura en sí, pienso que también hay factores internos que han colaborado en esta degradación.

¿Tiene en marcha nuevos proyectos?

Si, muchos. Tantos que a veces tengo que frenarme y concentrarme en uno solo pues sino no termino haciendo ninguno.

¿Cuál es su valoración sobre la labor realizada por la editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina?

Bastante buena, la edición así como el lanzamiento fue algo inesperado para mí, inesperado digo, porque no pensé que un texto radical en muchos aspectos, hubiese tenido la acogida  que la editorial me brindó.

Mateo Sebastián Silva Buestán
Cuenca (Ecuador)

CulturaEntrevista

 

El calvario de los fieles

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Estudiante Universitario (Ecuador)

“Viose la colonial Cuenca apagada, desértica y embebida de una exigua multitud de feligreses, hoy, en la noche de todas las iglesias. Vacuos anatemas dirigidos a la ¨peste¨ quedaban superfluos ante el evidente derrocamiento de una profunda tradición arraigada a los tuétanos del morlaco“.
Mateo Sebastián Silva Buestánabril 2020.

Oración para todos los días

Los siguientes párrafos de ninguna manera buscan escarnecer a ninguna persona ni a todo un sistema. Tampoco es propósito generalizar el comportamiento o las actitudes de todos los miembros de una congregación. De igual forma, la estructura de este texto no tiene por objetivo befar a cualquier otra parecida. Puramente, este escrito trata de brindar una perspectiva diferente a la habitual. Así mismo, este, podría llamarse ensayo, se basa en la inexistencia de verdades absolutas. Nadie tiene la última palabra. No obstante, somos afortunados de haber nacido en este tiempo ¿O no?, de lo contrario, más de uno ya habríamos muerto en la hoguera o algo peor. Se recomienda discreción para esta lectura, o no tanta, talvez sea una exageración. Que así sea.

Primera estación: La sentencia

Desde el nacimiento de un inocente infante, la ¨excelentísima¨ Iglesia Católica Apostólica y Romana pretende inflar sus números y mantener sus estadísticas intactas para seguir siendo la ¨única y verdadera religión¨. Aquella es la razón por la que el bautizo es exigido desde edades muy tempranas. Pero hay que ser realistas, bautizar no es más que una simple costumbre basada en el miedo y sometimiento hacia la cruz. Echar agua ¨bendita¨ sobre la calva cabeza de un menor, promete, según ellos, una vida plena; sin embargo, las desgracias persiguen a cada persona, incluidos los que cuentan con tan sagrado manto. Es así como esta salvaje empresa ha mantenido su poder hegemónico desde su fundación – varios centenares después de la muerte de su salvador- claro está.

Dentro del mismo orden de ideas, bautizar, más que purificar, anula la libertad de pensamiento. Triste realidad, los padres, en su afán y temor, de que su hijo no sea el centro de incriminatorias miradas, sentencian al niño a vivir una vida que no ha escogido. Lamentablemente, así ha sido por generaciones. Por otra parte, el resto de corrientes ¨protestantes¨ que bautizan a sus miembros cuando estos ya están en edad madura, tampoco son flexibles, de hecho, son sumamente selectivos con sus integrantes. Así que, tranquilidad, los neonatos no tienen ¨cola que cortar¨, ni demonios que los persigan hasta antes de su bautizo. Por cierto, no olvidar la tarifa por sacramento, la comisión del cura y la fiesta post ritual.

Segunda estación: El peso de la sentencia

Una vez que el niño es oficialmente un soldado más del numeroso batallón, se presentan e imponen ante él una serie de reglas y prohibiciones. La persona crece desesperadamente en una perenne búsqueda de liberar sus instintos reprimidos. Sin razón alguna, vive una malsana templanza ¡Vaya contradicción! Porque, es ya de conocimiento general, las barbaries cometidas por innumerables sacerdotes a través de los años, así como son públicos los gloriosos festines y la exuberante riqueza de ese pequeñísimo país. Tampoco hace falta citar el quinto ¨No matarás¨, ni el sexto ¨No cometerás actos impuros¨, porque todo el cuento que han montado, los herejes de seguro, acerca de la inquisición, es mentira ¡Por D(d)ios! ¿Cómo tan noble institución pudo haber sido capaz de violar y asesinar de las formas más monstruosas a millares de hombres, mujeres y niños por tantos siglos? Blasfemos sin perdón; pero si talvez, y solo talvez, es cierto ¨Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados¨.

Tercera estación: Primer resbalón

En la primera infancia, despierta el raciocinio y con ello, la duda, la inquietud. Una etapa que está llena de preguntas sin respuestas, el niño, por ocasiones, hace el papel de filósofo. Llega un momento en el que empiezan, en palabras de Atahualpa Yupanqui, las ¨preguntitas sobre dios¨, y estas dejan atónitos a los padres. Ni si quiera las abuelas, con su infinito conocimiento religioso, pueden dar solución a las interrogantes del niño. Entonces, le censuran ¨no digas más eso, porque Diosito te está escuchando, a él no le gustan los niños preguntones¨ o ¨si te portas mal, te vas al infierno¨. De esta manera, el niño teme, no importa si es un temor de o a dios, la imagen que se ha forjado dentro de sí, es la de un ser desconocido que castiga con el infierno simplemente por pensar. A todas luces, la promesa del cielo o, en su defecto, el infierno, actúan como un mecanismo de control. Así, mantienen a todos sus adeptos con la venda bien apretada: en el reino de los ciegos, el tuerto es el que manda.

Cuarta estación: Encuentros que ¨fortalecen¨

Continuando con la tradición familiar y social, el niño, ya más crecido, es enviado a una segunda escuela -como si no fuera suficiente tortura con una- llamada ¨catecismo¨. Allí, el infante se preparará para consumir el cuerpo y la sangre de un tal señor que se llamaba Jesús, que murió hace muchos años para limpiar al mundo de los pecados, alguien bastante modesto para ser tan importante. Tan confusa idea, de cierta manera, es asimilada e interpretada como un acto de infinito amor y perdón. Obviamente, al niño se le explica que no va comer carne humana ni a beber sangre real, sino que, simplemente, se trata de un simbolismo, traducido en pan y en vino. Una metáfora que hace alusión al canibalismo.

Quinta estación: ¡Ayuda! Empieza a pensar

Para que el niño haga su primera comunión, es necesario que, antes, cuente todas sus ¨faltas¨ y ¨errores¨ a un tipo de identidad misteriosa que permanece dentro de una especie de castillo reducido, ¨confesionario¨ lo llaman. Un individuo que habitualmente usa zapatos negros y atuendos blancos. Y ahí va el niño, nervioso, huraño, cabizbajo a contar sus más íntimos secretos a una persona, como cualquier otra, que le han dicho que es capaz de ser intercomunicador entre el mismísimo Dios y la humanidad. Alguien realmente poderoso, que con su castísima prepotencia juzga vidas y, lo peor,  tiene la facultad de perdonar ¨pecados¨. Es cuando el niño, en pleno uso de sus facultades mentales, sospecha que todo es una farsa, pero calla por el miedo que antes le han plantado.

Sexta estación: Enjuague de cerebro

Finalmente llega el día para el que tanto se ha preparado, va a comulgar por vez primera. Unos días antes de este evento, las clases religiosas se han intensificado, los catequistas han hecho énfasis en lo que hay que hacer antes, durante y después de la comunión. Han practicado un sinnúmero de veces, se supone que nada debe salir mal. El niño viste un elegante atuendo, ha ido a la peluquería y ha descubierto el aroma de algo llamado ¨perfume¨. Toda su familia también viste de gala. La iglesia luce más emperifollada que cada domingo. Padres y guías espirituales han cumplido su misión, juntos han remojado el cerebro del niño por varios meses, alistándolo para ese momento. Empieza la ceremonia, fotos por aquí, fotos por allá. Pasarela de muchachitas y señoras mostrando sus atributos en la casa de a quien llaman ¨Dios¨, y señoritos y caballeros que siguen con la mirada, descarada, la  forma de mujer. Así de extraña resulta, a veces, la psicología del feligrés.

Séptima estación: Segundo resbalón

¡Ha llegado la hora! El niño ya está en la fila y al fin va a recibir la hostia. Sus manos permanecen juntas a la altura del pecho todo el tiempo. Se adelanta con incertidumbre; se sitúa frente al sacerdote, abre la boca, cierra los ojos, saborea… ¡Amargo! Eso no fue lo que le dijeron. No pensó que el vino tenía ese sabor. Continua sigiloso su camino de regreso hacia la banca donde estaba sentado; llega, se arrodilla y reza y ora, esperando sentir al menos una de las múltiples sensaciones que le describieron. Se sienta, mira a su alrededor, no encuentra a su familia; voltea la cabeza, allí están. Lo miran con orgullo y dicha, pero él no sintió nada ¿Qué pasó? ¿Qué hizo mal? Aquel segundo resbalón agita su cabeza, desacomoda sus ideas. La fiesta que se ha organizado en su nombre resulta triste y baladí.

Octava estación: Consuelo y resignación

El ahora muchacho tiene que seguir yendo a la catequesis para algo acerca de confirmar su creencia y jurar lealtad ante un sacerdote de mayor jerarquía. Asiste, ya no con las mismas ansias de cuando niño. En este punto, el joven busca respuestas, sus catequistas ya no son útiles. Sus padres, furibundos, han mitigado su ¨rebeldía¨. Las charlas, los sermones y las lecturas le aburren profundamente, le dan rabia. Ha descubierto nuevos horizontes, nuevas formas de pensar, otras culturas, una Tierra repleta de novedades; pero debe ser cuidadoso. Ya que, un comentario desubicado o una idea fuera de lugar, lo dejaría expuesto ante una nueva reprimenda. Pasan los años, se confirma -o mejor dicho, le confirman- en la fe, en la iglesia, en ese camino que no termina de entender. Dicen que la resignación no es un valor digno de un cristiano, pero el muchacho se resigna a su vida miserable y halla consuelo en su mundo arcano.

Novena estación: Tercer y último resbalón

¡Basta ya! El joven no puede seguir aparentando. Se ha cansado de dar gusto a todos quienes le vieran persignarse, rezar, ir a misa, comulgar, entre otros desatinos. Ha decidido volver a ¨rebelarse¨, esta vez irá contra viento y marea, no habrá fuerza terrenal que le detenga. Atrás han quedado todas las enseñanzas cristianas, basadas en un libro de cuentos de hadas, al parecer revisado por un par de ciegos, literalmente. El joven ha conseguido cortar el cordón umbilical que le ha mantenido atado a un rejunto de creencias caducas y obsoletas. Ahora es un poco, solamente un poco, más libre. El camino es largo, aún quedan cientos de actitudes neocoloniales por abolir.

Décima estación: Rasgar vestiduras

Súbitamente, todo el círculo familiar y social del joven ¨descarriado¨ se ha tomado muy en serio tal irreverencia. Razón por la que, oran por su alma, aconsejan sin cesar, incluso lloran y piden a regañadientes su retorno a la madre Iglesia. Algunos, más osados, cuestionan y ponen sobre la mesa someros debates de los que siempre salen victoriosos, según su criterio. Otros, se apenan y se muestran condescendientes ¨así mismo es, nada más es una etapa; mi sobrinito también era así, ya le ha de pasar…¨. Mientras todos alrededor del joven se parten la camisa, él, fastidiado, los omite y continua su vida. También ha encontrado equilibrio ¿En qué puede afectar su decisión? Si todos los aspectos de su vida siguen igual, no hay diferencia alguna.

Décima primera estación: Castigo, sangre y condena

El tiempo, ratero por excelencia, no se detiene, los años pasan, el joven se ha convertido en hombre, es ya un señor. Las constantes farfullas y críticas sobre su estado religioso no han cesado. Ha sido cobardemente excluido e ignorado. Conforme ha transcurrido el tiempo, el poder de la palabra ¨¡Apóstata!¨ ha dejado de generar en él ese sentimiento de orgullo y satisfacción incomprensible. Hoy por hoy, ese miedo hacia la cruz, ha vuelto y con más fuerza. La presión familiar y social, en adición con ese temor renaciente que le han infundado desde que era niño, han hecho que se rinda. Afortunadamente, nunca es tarde, y el perdón es un acto que a las sectas les encanta otorgar.

Décima segunda estación: Muerte

El hombre ha vuelto a asistir a misa todos los domingos y fiestas de guardar. Se ha casado, eclesiásticamente, por supuesto. Pero antes, sobre él han descargado nuevos y mejorados mensajes de amenaza, disfrazados de amor, por si se le ocurre abandonar, nuevamente, la Iglesia. De esta manera, el niño, joven y adulto pensador, muere, o, nunca antes mejor dicho, le asesinan. Pero no de forma física, ya los tiempos de inquisición quedaron en el pasado, aunque de seguro existe algún fanático extremista que quiere rescatar esa vieja tradición católica. La Iglesia, no conforme con arrancharle algunos dólares en cada ceremonia, le ha quitado lo más importante: su libertad.

Décima tercera estación: Estado febril

Con la cabeza entre oraciones y cánticos, el señor ha caído enfermo y se encuentra en un estado poco común: la negación del todo y la aceptación de la nada. Este momento es aprovechado por sacerdotes y demás colaboradores de la Iglesia. Acuciosamente han intervenido, es la oportunidad para un segundo y definitivo enjuague cerebral. Es que, al parecer, los religiosos captan estas señales en una persona y sin perder tiempo le avasallan con falsas promesas en un lenguaje siniestro y confuso. El hombre, somnoliento, sosegado, confundido obedece y de rodillas frente al altar se entrega en cuerpo y alma ante un inexistente Dios que siempre ahorca y también aprieta.

Décima cuarta estación: ¡Sepultad sus ideas liberales!

El hombre, ya ¨curado¨ es terminantemente prohibido de volver a pensar. Ellos le darán nuevas actividades en las que mantenerse ocupado. Le harán guía de niños para que los evangelice. Sin duda, se topará con alguno que le recuerde a lo que él, en su tiempo, fue; pero, no dejará que ese tierno infante cometa sus mismos errores. Con el tiempo, se convertirá en jefe de catequistas; después, le integrarán en grupos de oración; posteriormente, se convertirá en el responsable de toda la parroquia. Finalmente, vestirá ternos para ir a misa, será el encargado de todas las lecturas. Se hará viejo, su voz melosa y su presencia inquietante se habrán convertido en una tabarra; después, lo desecharán sin más.

Décima quinta estación: ¿Catarsis?

Ya en este punto, el hombre alucina y asegura pasar por un estado de trance inexplicable. No puede articular una frase sin mencionar ¨a Dios gracias¨, ¨Dios le pague¨ o despedirse sin decir ¨que Dios le bendiga¨. Recuerda mucho a los tiempos de colonia: ¨pegue, patrón, pegue¨, ¨mande, usted dirá amito¨. Y sobre todo, se ha vuelto experto en mofarse de los que no siguen su lineamiento. Se burla de un cuarzo, pero cree firmemente que una estampa, con quien sabrá cual de las mil vírgenes creadas, le protegerá. Tilda de ignorantes e idólatras a quienes celebran costumbres ancestrales, pero cada diciembre viste y adorna a un niño de yeso, entre muchos otros ejemplos que, por salud, no valen la pena recordar. El homo catolicus se habrá transformado en la encarnación del odio y la intolerancia, no todos, desde luego.

Oración final

Movíame un exacerbado sentimiento de indecible rencor a la cruz y todo lo que esta, ostentosa y ponzoñosa para la libertad, representa. Aborrezco, pues, toda muestra de sumisión y legajos de sempiternas plegarias que en los corazones de los fieles actúan como cianuro, fumigando  de un solo tajo el pilar fundamental de la razón, filosofía y ciencia.

En síntesis

A territorio Latinoamericano la religión y la idea de un ¨Dios¨ abrahámico llegó en tres embarcaciones, no fue inspiración divina. La expansión de la religión Católica, en estas tierras y en todo el globo terráqueo, se debe a una historia sangrienta de abuso y totalitarismo. El peso de millares de muertes, caen sobre este régimen, por lo que: persignarse, equivale a saludar como los nazis. Las primeras civilizaciones fueron politeístas, no monoteístas. El dogma de ¨imagen y semejanza¨ responde a miles de años y fases de un proceso evolutivo. Toda esa historia, desde el pueblo elegido hasta la resurrección del ¨Dios hijo¨ que también es ¨Dios padre¨, parece, más bien, una típica novela con final feliz.

Por otro lado, en la actual coyuntura, existen otro tipo de fieles, que, se supone, pasarán por este mismo calvario. Fieles que aun conociendo las mentiras de sus Deidades, optan por seguir recorriendo el tortuoso camino de la pasión, muerte y resurrección política. Fieles que el domingo -a propósito que es día santo- 11 de abril descubrirán cual de sus dos ¨religiones¨ tenía razón sobre el paraíso. Confiemos en que ninguno se equivoque.

 

Se viene el ¨salvataje¨, perdón, el balotaje

 

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán

Dentro de poco, los habitantes del país situado en la mitad del mundo tendremos que elegir, casi al azar, al futuro Presidente de la República. Esto después de varias semanas de tensión y silencio en cuanto al misterioso escrutinio de actas electorales. Así, tenemos en la esquina derecha al representante del movimiento CREO y, aun buscando su lugar, al candidato por la lista UNES. Los votos de estos afamados personajes, incluso sumados, no superan la mitad de toda la población electora. Nublado paisaje, indecisión presente. Sin embargo, así funciona la democracia, o, al menos, así ha sido siempre.

A tropel, los dos presidenciables han empezado ya con la campaña de segunda vuelta. Se disponen, a cualquier coste, a conquistar los votos de más de cinco millones de personas, votos que en las primeras elecciones se repartieron entre nulos, blancos y un cúmulo de ¨partidos políticos¨. Alerta, pues yo te ofrezco, pero busca quien te dé ¿Qué nuevas formas de hacer populismo se inventarán ahora los finalistas? ¿Con qué motivo tratarán de comprar nuestro voto? ¿Cuál será su nuevo panfleto de presentación? Hasta el momento, nos hablan monsergas sobre tasas de interés, plazos, créditos; otros, en una ironía propia de la vida, se han manchado las manos, pero esta vez para recoger deshechos de quebradas.

De este modo ha empezado la carrera hacia Carondelet, una sana y entretenida competencia en la que se podrá presenciar de todo ¡No podemos perdérnosla! Contaremos con bulliciosas y pagadas caravanas, prensa corrupta, falsas acusaciones, ideologías que pasan de estribor a babor y viceversa, moral endeble, cientos de memes y un sinnúmero de copiosos videos para redes sociales. Visto de este modo, el ambiente es desolador. De igual manera, no esperemos mucho del debate, mantengamos las expectativas muy, pero muy bajitas. Tendremos en la palestra a dos personas que agitarán los ánimos y armarán una escaramuza, pues, al parecer, reñir, ofender y blasonar es un atávico político.

Todo lo mencionado con antelo en una decadente sociedad que se encamina, cada vez más, hacia la autodestrucción. No hace falta, sino, caminar por las ciudades y observar filas interminables de desempleados con sus carpetas bajo el brazo y profundas expresiones de tristeza. Solamente es necesario recorrer las calles para notar que los índices de mendicidad son alarmantes. El hacinamiento se ha vuelto un problema de mayor envergadura. En razón de la inmunización ante Covid-19, no se necesita partirse la cabeza para descifrar a dónde fueron destinadas las vacunas contra el nuevo coronavirus; están allá, dentro de los círculos sociales elitistas de siempre. El país está sumergido en una profunda crisis social y económica.

A grandes males, grandes soluciones. Ya que cada cuatro años, diferentes, aunque a veces los mismos malos actores, pero cubiertos con una máscara de tragedia, actúan la misma obra, la misma función; está en nuestro poder cambiar el libreto. Pasemos de ser esa calurosa ovación, a un fuerte abucheo. Dejemos de ser esa voz que grita en el desierto y convirtámonos en un estruendoso redoblar de campanas ¿Y qué si gana el nulo? Lejos de tecnicismos y profecías de leguleyos, gana la verdadera voluntad del pueblo. Propinaríamos una bofetada de guante blanco a la clase política de este país, y que después se presenten a un duelo y se atengan a las consecuencias. Este hecho, quedaría registrado, por siempre, en la infinita Historia y en el torrente sanguíneo de este pueblo gladiador que vencería al león. Mientras, a seguir soñando.

viernes, 19 de marzo de 2021

 

Sobre la actual y difícil situación del Ecuador

05/03/2021

Después de la tormenta no viene la calma ¡Se aproximan mil más!

Sobre la actual y difícil situación del Ecuador

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán

Tras las elecciones generales del 7 de febrero, el foco de atención nacional se fijó en las secuelas que este proceso, dizque democrático, dejó. En un principio, un candidato parecía ¨dar la sorpresa¨ al posicionarse segundo en la tabla general. Este resultado provisional lo colocaba en segunda vuelta y, para muchos, lo convertía ya en Presidente. Su emoción fue efímera, pues horas más tarde había descendido al tercer lugar de entre los diez y seis presidenciables. Enseguida, se instó a ejercer presión sobre los organismos responsables de garantizar la legitimidad de los procesos electorales en el país, el CNE y el TCE. Así, líderes, miembros, partidarios y simpatizantes en general del partido político que se vio afectado se manifestaron. Realizaron un plantón a las afueras de las instalaciones de las entidades citadas para exigir que se respete la voz del pueblo.

El candidato de este partido político, supuesto víctima, presentó una serie de inconsistencias al CNE, respecto a un sinnúmero de actas mal contadas. La palabra ¨fraude¨, una vez más, se transformó en ese secreto a voces que todos comparten, pero que nadie, absolutamente nadie, se atreve a revelar. Por su parte, el CNE se deslindó de responsabilidades. Su personal se pasó la pelotita entre sí, de departamento en departamento, de funcionario en funcionario; jugaban a la ¨burrocracia¨, un tradicional juego de varias instituciones públicas.

¿La respuesta? Una marcha pacífica de sur a norte del país y varias amenazas de paro, si no se daba oídos a las peticiones del candidato y sus militantes. Así transcurrieron los días, la marea empezaba a descender. Al parecer la tormenta había pasado. De cierta manera, la población se acostumbró al silencio del CNE y TCE y sencillamente esperaban los resultados ¨oficiales¨. De hecho, se empezó a debatir sobre cuál de los candidatos finalistas era la opción que afectaría menos a los ecuatorianos y a sus residentes de todo el globo terráqueo, triste realidad.

En este contexto, azota al Ecuador la segunda tormenta. Esta vez, las miradas se caen en los centros penitenciarios del país. Luego de los acontecimientos de la mañana y tarde del 23 de febrero, la bandera tricolor pasó a ser totalmente roja. Sucede pues que, se registraron múltiples, organizadas y sincrónicas matanzas al interior de los centros de ¨rehabilitación social¨, de reos contra reos. El número de asesinados se aproxima al centenar de personas. Sin duda, surgen un sinfín de interrogantes que jamás llegarán a esclarecerse. Ya para aquella noche, los videos de esta mísera masacre se habían viralizado entre el común. El morbo, en su máxima expresión, mostraba su rostro más feroz. Y a la mañana siguiente, como si nada, todos comentaban las muertes como si se tratase de un partido de balompié. Sociedad putrefacta y gustosa de revolcarse en las más viles cloacas.

En los siguientes días, las personas ¨privadas de libertad¨ emitieron un comunicado, en una rueda de prensa como tal, se disculparon por el derramamiento de sangre, pero aseguraron que era necesario. Al parecer, todo se debía a restaurar el orden y dar una muestra de supremacía y poder. Sin embargo, no se pueden descartar: vendettas, narcotráfico, reyertas internas de grupos criminales, disputas por territorio y demás conflictos propios del bajo mundo. En tanto a los asesinados, bajo ningún concepto se puede permitir el salvajismo, esa exfoliación de los instintos básicos. No obstante, se ha dicho que los ahora muertos, cumplían condenas por cometer actos muy similares a como fueron ejecutados. Hace algunos milenios, el mundo se guiaba por la famosa Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente. Se creía que el Hombre había evolucionado, aunque, hay acontecimientos que demuestran que sigue en el primer peldaño de su raciocinio.

En el Ecuador, el pan de cada día son balaceras, sicariatos, robos, estafas, secuestros, violaciones, desapariciones, corrupción y una pandemia que no da tregua. Todo esto sucede mientras la cúpula del Gobierno se preocupa más por irrisorios programas de televisión y abyectos discursos de falsa humanidad, que por la realidad de las calles. Si bien es cierto, hay una enorme responsabilidad por parte de las autoridades, pero no se puede esperar a que el Estado solucione todos los conflictos. También depende de nosotros mismos. Todos los problemas sociales están enraizados en nuestra idiosincrasia. Entonces, no hay cabeza que cortar, esto es hombre muerto frente a otro. Lo que se evidencia es debilidad humana.

Habida cuenta ¿Qué nos espera? ¿Cuándo se pronunciará al fin el CNE? ¿Se vivirá un paro similar al de octubre de 2019? ¿Existirán retaliaciones por los hechos sangrientos en las cárceles? ¿Debemos encerrarnos por miedo a ser asesinados? ¿Cuándo nuestra Historia tomará un rumbo diferente? Me gustaría proclamar las palabras del fiscal Strassera en el juicio contra Videla y sus secuaces ¨¡Nunca más!¨ Lamentablemente, lo que se viene no es nada prometedor. Las mil tormentas que se aproximan quizá dejen al Ecuador como un punto perdido del Pacífico. Quisiera creer que aún tenemos oportunidad, pero dicen por ahí que no se debe llorar sobre la leche derramada.

Sobre el sistema educativo, breves relatos y experiencias con el profesorado

Es siempre bueno recordar las experiencias vividas dentro de un salón de clases, sobre todo para los jóvenes que hoy nos preparamos para educar. Existen infinitas memorias, imposibles de clasificarlas, en cuanto a lo vivido en una institución educativa. Vivencias que evocan amistades pasadas, colores, formas, sonrisas, nostalgia; y también a esa figura que posa al frente de todo el aforo, responsable de las vidas de treinta y tantos estudiantes. En atención a lo expuesto, son los docentes, profesores, maestros, tutores -o cualquier otra denominación- quienes serán los protagonistas de estos párrafos.

Es necesario precisar, antes que nada, que el objetivo de estas líneas no raya en criticar a los que fueron mis profesores, ni mucho menos pretendo jugar a ser juez y dictar sentencia sobre ellos. Simplemente, es una reflexión que nace desde el análisis de ciertas realidades educativas. Así, este corto escrito busca esclarecer y ampliar la visión de todo el proceso educativo en el que, hasta el día de hoy, me encuentro inmerso. Por otra parte, también se busca reconocer lo que se puede considerar como “buenas prácticas educativas”. De esta manera, y en un primer momento, procedo a describir, muy sintéticamente, mis experiencias de la antes llamada Escuela: EGB, Elemental y Media.

Vagas memorias poseo de aquellos años, una escuela tradicional -entiéndase tradicional como antiguo, más no en referencia a un Modelo Educativo-fiscal de la ciudad de Cuenca, de gran reputación, pero en lo que a mí respecta, de escaza calidad educativa. Si bien es cierto, todos, o casi todos los alumnos aprendimos destrezas y competencias básicas, como leer, escribir, sumar y restar. Sin embargo, recuerdo profesores y profesoras aplicando una respuesta negativa y abusiva en reacción a una acción que no cumplía con sus expectativas de grandes maestros. Así mismo, por más de una ocasión, se podía sentir el fétido olor a licor proveniente de quien ejercía como “educador”, acompañado y acompasado de improperios y gestos vulgares de muy mal gusto. En fin, “adiós, adiós, adiós, maestros queridos, maestros sin igual…” cómo decía la canción de despedida de esta etapa educativa. El Humano es un ser curioso: pese a todos los actos descritos, rememoro con cierta alegría la experiencia general de la escuela.

En tanto a lo que se conocía como Colegio -EGB Superior y BGU-, la situación parecía cambiar. Colegio fiscal, mixto, igual o quizá menos tradicional que la escuela donde crucé mis primeros estudios. No todo era bueno, tampoco todo era malo. Recuerdo profesores que llenos de cólera, inyectados sus ojos de un rojo mortal, reprimían la “indisciplina” o la ¨ociosidad¨ de varios compañeros y la mía misma, mediante gritos, amenazas y burlas. Maestros con aires de superioridad que menospreciaban un comentario, una corrección, e incluso, una queja justa; sofocando la voz de la juventud y apagando sus preludios de rebeldía nata. Autoridades como rectores e inspectores que pretendían manejar a su antojo a los estudiantes, como si se tratase de un régimen militarizado, de una dictadura, de seguro aduladores de Pinochet y Videla en secreto. En lo opuesto, hallé docentes que inspiraban, que poseían una dialéctica titánica, que respetaban al estudiante y presentaban su clase horizontal y homogénea. Docentes que han dejado huella, a mis Profes de Inglés, Literatura e Historia ¡Mi entera gratitud y admiración!

Ya en la Universidad, la sed de absoluta libertad se vislumbraba ante mis ojos. Libertad, a veces bien aprovechada y otras veces usada como excusa para justificar actos propios de “universitarios”. Estudié cuatro ciclos antes que la pandemia nos haya obligado a atender a clases desde una computadora, “Virtualidad” la llaman los expertos. Como todo sistema, la universidad también tiene sus fallas, por citar tan sólo un ejemplo “los profesores de relleno”, personas dictando materias que no guardan ninguna relación con sus estudios. Enhorabuena, he tenido docentes que brindan oportunidades, que potencian al máximo todas las capacidades de los estudiantes, en favor de la Educación y de la Academia. Docentes nacionales y extranjeros que sin llevar bandera alguna, nos involucran, nos sumergen en un mar de nuevas corrientes, de mundos recónditos y poco explorados. Profesores que confían que en nuestro futuro como educadores, seamos la diferencia y no la semejanza.

Concluyo, el sistema educativo de este país posee varios y serios problemas que no se pueden resolver creando elefantes rosas o agitando una varita mágica que en vez de salvar del fuego a toda la baraja, rescate solamente a los reyes. Una magia oscura, que juzga y osa de poder cambiar el mundo. Sino que se necesita un cambio de raíz. Entender que la Educación es una responsabilidad compartida, no un compromiso de pocos, por ende, no se les puede echar la culpa entera a los profesores, mucho menos generalizar y tildar de “mala práctica” su labor. Se anhela una Educación que enseñe a caminar junto al otro, no a pisarlo para llegar primero. Una Educación que deje de crear robots, pero que tampoco reproduzca holgazanes. Evidentemente, no todo en el actual sistema educativo es malo ¿Existen grandes docentes? Claro que sí, por supuesto, pero no olvidemos que para el sastre ¡Un botón basta de muestra y los demás a la camisa!

El poeta y escritor Jorge Dávila Vázquez : ¨A escribir se aprende escribiendo¨

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán

La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina (CES AL) presentó, a finales del 2020, la reedición de dos libros de Jorge Dávila Vázquez: Nueva Canción de Eurídice y Orfeo y Sinfonía de la Ciudad Amada. La primera obra, plasmada poéticamente, tiene más de medio siglo desde su creación. Estos versos recrean la fatídica historia de Eurídice y Orfeo: su amor perdido, encontrado y vuelto a perder. El prólogo corrió a cargo del recordado Alfonso Carrasco Vintimilla. En tanto, “Sinfonía de la Ciudad Amada”, prologada por Francisco Proaño Arandi, describe una Cuenca ilustre de galas vestida, su gente, sus tradiciones, su arquitectura, su arte. Y, por sobre todo, el autor rinde homenaje apasionadamente a esta ciudad, que hace poco celebró su bicentenario de Independencia, Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca. Esto nos motivó a realizar la siguiente entrevista:

¿Quién es Jorge Dávila Vázquez?

Cuencano por generaciones. Doctor en Filología por la Universidad de Cuenca, donde fue docente por 29 años. Crítico de literatura y arte. Primer recopilador y estudioso de la obra de César Dávila Andrade, 1984. Premio Nacional “Eugenio Espejo” al conjunto de su obra y a la labor difusora cultural, 2016. Premiado por la Asamblea Nacional con la condecoración ¨Dr. Vicente Rocafuerte¨, 2020.

Obras: María Joaquina en la vida y en la muerte, Este mundo es el camino, Los tiempos del olvido, De rumores y sombras, Danza de fantasmas (narrativa); César Dávila Andrade, combate poético y suicidio (ensayo); Historias para volar, Libro de los sueños, Arte de la brevedad, Juegos de fantasía, Entre dos mundos (cuentos breves) Memoria de la poesía, Temblor de la palabra, Río de la memoria, Árbol aéreo, Personal e intransferible, Poemas cotidianos (poesía); Espejo Roto, ¡A Escena!, El barco ebrio, Sombras en el amanecer (teatro); Novelas juveniles: El sueño y la lluvia; Soñadora, Elena, soñadora, Árboles para soñar (2016). Libros de cuentos para jóvenes: Minimalia, La oveja distinta, Entrañables (2017). Columnista en diario El Mercurio de Cuenca.

Además del parentesco ¿Qué representa la figura de César Dávila Andrade en su vida? ¿Considera su legado como una fuente de inspiración?

Dávila Andrade era hermano de mi padre, pero no tuvimos nunca mayor relación, primero, porque él vivió fuera de Cuenca desde que yo era muy pequeño, y segundo, porque las relaciones de los Dávila Andrade y Dávila Vázquez eran un tanto distantes. Mi madre me leía sus poemas y recuerdo “Canción a Teresita” y “Carta a la madre”. No entendía muy bien, y ella se empeñaba en explicarme los textos, con gran ternura. En la década del 80 del siglo pasado, descubrí la totalidad de la obra daviliana, su hondura, su grandeza, su infinitud, gracias a un trabajo de recopilación, que dio dos tomos que suman unas mil páginas, encomendado por el Banco Central y la UDA. No me ha inspirado el escritor nada de ficción o poesía que haya escrito, pero sí dos obras de teatro; y guardo por su obra una profunda y sincera admiración, volcada en mi libro “César Dávila Andrade, combate poético y suicidio”.

Usted es considerado un autor polifacético ¿Con qué género disfruta más de su escritura?

No tengo preferencias, para mí la escritura es un todo, y a esa totalidad me entrego con mucha dedicación, siempre, haga lo que haga, poesía, teatro, ensayo o narrativa. Pongo en mi trabajo el mismo empeño y el gran amor que despierta en mí el arte de la escritura, propia o ajena.

Evidentemente, el Teatro y la Lírica están idílicamente entrelazados ¿Cómo nace la obra Nueva Canción de Eurídice y Orfeo?

Mi amigo Edmundo Maldonado, que era uno de los directores de ATEC (Asociación de Teatro Experimental de Cuenca), se enamoró de un texto de David Ledesma, y quería hacer una sesión pública de lectura dramatizada, incluso escogió a los actores que encarnarían a los dos personajes míticos. Su proyecto fracasó por la oposición de algunos de los responsables del grupo. Estábamos tan saturados de la lírica de Ledesma, que hablábamos en verso y teníamos los dos nombres en la punta de la lengua. Entonces, escribí el poema, que, ciertamente, tiene algún parentesco con lo teatral por su forma dialogal y lo dediqué a algunos de mis compañeros, Edmundo entre ellos.

Si bien es cierto, el libro Nueva Canción de Eurídice y Orfeo tiene algunas décadas desde su creación, pese a ello, ¿podría encontrar una analogía o simbolismo de los personajes Orfeo y Eurídice en la actualidad?

Eurídice y Orfeo son el símbolo del amor perdido, encontrado y vuelto a perder, definitivamente. Es algo que puede ocurrir en cualquier tiempo y en donde quiera. Quizás eso explique la larga supervivencia del poema, a más de cincuenta años de su creación, y la emoción que despierta en los lectores.

Respecto a Sinfonía de la Ciudad Amada ¿Cuál diría que es el origen de su amor perenne por Cuenca?

Bueno, yo soy cuencano, por varias generaciones. Nací y he vivido en Cuenca la mayor parte de mi existencia. Crecí en el amor de esta ciudad, su gente, sus costumbres, sus tradiciones, leyendas, arte y costumbres. Siempre he tenido un inmenso afecto por todo lo cuencano y por la ciudad misma. Alguna vez he escrito pequeños textos sobre Cuenca, pero, evidentemente, mi mayor realización en ese campo es la Sinfonía de la ciudad amada, por su extensión, por la pasión que revela y por los múltiples aspectos de la urbe que aparecen a lo largo de todo el libro-poema; por ello, considero que es un homenaje filial, particularmente.

Las dos obras en cuestión están escritas, mayoritariamente, en versos de arte menor ¿Cuál es la razón?

Yo no me sujeto para nada a la métrica tradicional. Mis versos no se someten a un conteo de sílabas, por tanto, frente a ellos no se puede hablar de arte mayor o menor. Simplemente, sigo mi ritmo interior, mis sentimientos, mis emociones, cuya musicalidad espero sea percibida por los lectores o por quienes escuchan la lectura. Y realmente lo de las frases versales largas o cortas no es parte de mi preocupación en el trabajo poético, como no lo son tampoco las coincidencias de la rima u otras particularidades del verso tradicional.

En su opinión ¿Cuál es el secreto que guarda Cuenca, esta mágica y colonial ciudad que atrapa a todos sus habitantes y a quienes la visitan?

Creo que no hay secreto. Cuando se preparó el documento previo a la declaración de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO, se hizo hincapié en la armoniosa unidad entre el paisaje y la urbe, entre el patrimonio y la modernidad, entre los seres humanos, dedicados a las más diversas tareas sociales y creativas y el hábitat urbano. Cuenca es muy rica en diversos aspectos, y eso la vuelve tremendamente atractiva. Creo que sus gentes la aman, pero no lo suficiente como para cuidarla permanentemente, hermosearla, mantenerla nítida; todavía falta una conciencia social. Además, el fenómeno de la migración revela también carencias y deforma un tanto la tradicional belleza de la villa.

Cuenca es considerada como “cuna de poetas” ¿Por qué cree que haya existido una importante proliferación de poetas en determinados períodos de la Historia? ¿Cómo vislumbra el actual panorama literario?

Will Durant, refiriéndose al esplendor renacentista de Italia dice que era un tiempo en que se pensaba que hasta las vacas hacían poesía o pintaban. En Cuenca se ha exagerado un poco la proliferación poética. Ha habido muy buenos escritores -el mejor análisis al respecto es el de Marco Tello, en su libro Cuenca: Dos siglos de poesía-, pero también hubo en todo momento simples versificadores, hábiles, que pasaron por genuinos creadores. Actualmente hay una buena y sólida producción literaria, pero vivimos tiempos duros, y eso impide una mejor difusión de la obra de los jóvenes.

¿Qué mensaje daría a esa juventud que anhela incursionar en el mundo literario?

Siempre repito más o menos lo mismo: “a escribir se aprende escribiendo”, y añado, hay que hacerlo todos los días, pues la literatura es una labor sumamente exigente, que requiere una gran dedicación. Y como simple recomendación: no se apresuren en publicar, porque eso lleva a dar a la estampa textos inmaduros, de los que luego se arrepienten los autores. Mejor que las obras reposen un poco, maduren, y así se conviertan, luego de un gran pulimento, en textos de verdadero valor literario.

¿Cuál es su valoración del trabajo que desarrolla la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina?

Creo que su mayor empeño es la difusión, sin pensar en costos, ni tiempo empleado ni ahorro de esfuerzos. Es gratificante ver que un grupo de personas trabajen por la consecución de un ideal de promoción de diversos trabajos humanísticos y de arte literario. Además, es bueno ver que no hay limitaciones en cuanto al origen, la edad, la formación. Es un espacio abierto para todos, con especial interés en la gente joven.

Mateo Sebastián Silva Buestán

 

IVÁN PETROFF ROJAS, autor de FUEGO CRUZADO: “Espero que la juventud luche por un mundo mejor, donde la poesía o la lectura sean el pan de cada día”

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán

Casi mediado el mes de diciembre, la joven Editorial cuencana CES-AL (Centro de Estudios Sociales de América Latina) presentó el libro “Fuego Cruzado” de Iván Petroff Rojas. Obra de formato híbrido que narra, en edición bilingüe (español-inglés), los Relatos de Jazz y Blues, además de presentar textos de alcance poético-versal. Esta serie de cuentos cortos cuentan con un magistral prólogo realizado por la Dra. Bojana Kovačević Petrović. La obra ¨Fuego Cruzado¨ nos permite, de la mano de los protagonistas, descubrir la historia y los orígenes del Jazz y Blues. De igual modo, el contenido en sus párrafos y estrofas, nos presentan a una sociedad completamente marginal, vacua y absurdamente mísera en relación a la nefanda discriminación. La lectura de sus páginas evocan el significado de la expresión I´m blue, y expresan con armonía, melodía y ritmo, el sentimiento, pasión y amor por la música.

¿Quién es Iván Petroff Rojas?

Iván, un habitante perpetuo de Cuenca, Profesor Titular de la Universidad de Cuenca en la facultad de Filosofía, letras y Ciencias de la Educación en la carrera de Lengua y Literatura. Ex director de la carrera de cine en esta misma Universidad. Miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Director del Centro Cultural “Demetrio Aguilera Malta”. Presidente de la XIV Edición del Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana y latinoamericana “Alfonso Carrasco Vintimilla” 2020. Autor de veinte publicaciones sobre poesía, relato, narrativa popular, Arte y Lenguaje, Talleres de creatividad, Escritura académica y ensayos de crítica literaria. Destacan entre sus obras: “Cuerpos”, “Versos perversos”, “En las formas del amor y la guerra”, “As de corazones solitarios”, “Memoria 7”, “Cuentos populares del Azuay”, “100 cuentos populares del Ecuador”, “Cuentos fantásticos”, “De pactos y Encantamientos”, entre otras.

¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de las letras?

Mis primeras motivaciones estuvieron en mi hogar con una madre adoptiva que siempre me inculcó el gusto por la poesía. Luego en el Colegio Benigno Malo. Comencé haciendo resúmenes de libros, luego escribí una novela para un concurso y en segundo año de la universidad publiqué mi primer libro ¨El sueño del Planeta¨ a la edad de 19 años.

Cuenca es una tierra históricamente de poetas ¿Cómo ve el panorama literario actual en los otros géneros?

Hay un muy buen resurgir de la escritura en Cuenca, sobre todo en el género poético, hay algunos nombres que no quiero mencionar por temor a omitir, pero el movimiento de jóvenes es muy interesante, de los mayores tenemos a Ángeles Martínez, María Augusta Correa, Cristóbal Zapata, Juan Carlos Astudillo que están en plena actividad.

¿Concibe usted la escritura como un compromiso social?

Más bien con un compromiso con la vida y la condición humana, lo social es muy interesante, pero a veces huele a panfleto y a poca calidad.

¿Qué le llevó a escribir estos relatos sobre jazz y blues?

Me impresionó la vida de exclusión en todos los niveles que tuvieron que afrontar algunos de los iniciadores del jazz y el blues. Algunos de ellos, como Nina Simone o Ella Fitzgeral o Billie Holliday, estuvieron junto con Joan Báez o Martin Luther King en la acción para que sus derechos como seres humanos fueran reconocidos, en un país eminentemente y contradictoriamente racista como es el caso de Estados Unidos. Historias de profunda vivencia artística, pero no siempre reconocidos. El triunfo fue su peor pecado.

“Fuego Cruzado” ¿Por qué ese título?

Porque hay dos bandos en pugna que provocan ese fuego cruzado de injusticia, racismo, exclusión, amor y desamor, afecto y odio, arte y bajo mundo.

¿Cuál es la esencia de este libro y que puede encontrar el lector en sus páginas?

Historias que nos permiten conocer la vida dura, difícil y hasta cruel de los artistas que han hecho de su vocación una forma de enfrentar la vida, pero también para sobrellevarla en el ámbito de una dura lucha por tener una vida digna, además, de disfrutar de la música a toda costa como gente que proviene de una cultura muy identificada con sus ritmos ancestrales.

Esta pandemia nos ha dejado, entre otras consecuencias, una forma distinta de ver el mundo ¿Aprecia usted alguna incidencia o cambio de orientación en la producción literaria en estos momentos de crisis?

Desde luego, ya no podemos seguir siendo los mismos. Esta emergencia nos ha permitido ser más puros, nos hemos salido de cierto confort innecesario. Claro que hemos engordado o nos hemos traumado o nos hemos deprimido, pero hay una suerte de nuevo orden de cosas en que los escritores, aunque en el confinamiento, hemos podido ser más libre para el acto perene de escribir, yo mismo pude acabar estos cuentos por la pandemia y el encierro.

¿Qué mensaje daría a esa juventud que anhela incursionarse en el mundo literario?

Que abracen la vocación del arte, aunque tengan que sobrevivir de otra cosa. El arte, la poesía, la literatura son altamente reconfortantes, al momento de sentir los avatares de la existencia. Que luchen por un mundo mejor, donde la poesía o la lectura son el pan de cada día.

¿Cuál es su valoración del trabajo que desarrolla la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina?

Alguna vez le dije a José Manuel, como director de la Editorial que es un quijote del siglo XXI, es ya un cuencano más que ha aportado muy significativamente a la difusión de la historia, la sociología, la filosofía o la investigación, no solo en el contexto de Cuenca sino a nivel internacional, por lo que significa los libros digitales y su llegada. Es una labor que debe ser apoyada para que la cultura siga enriquecida desde los proyectos editoriales.

Mateo Sebastián Silva Buestán