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Inercia

Por: Milton Luna

Las universidades y las facultades de ciencias humanas tienen un enorme compromiso epistemológico con el Ecuador: interpretar y dar luces sobre la megamulticausal e indetenible crisis que vivimos. Y sobre todo, dar pistas para entender la miopía y falta de creatividad de la mayoría de líderes, que se ahogan en intereses particulares y disputas triviales ahondando la desesperanza.

Lo que admira es que a pesar de todo el país funciona… camina incluso experimentando una inédita extrema debilidad del Gobierno, expresada en una suerte de aletargamiento, abandono y desentendimiento de la conducción estatal. Seguramente los altos funcionarios cuentan con angustia los días, horas y minutos para por fin entregar el timón del barco que hace agua por todos los lados, pero que sigue navegando.

¿Qué hace que el país funcione a pesar de todo? Esta es una pregunta para nuestros historiadores, sociólogos y antropólogos. Sin embargo una hipótesis a ser investigada es que el largo, a veces lento e importante proceso de edificación del Estado Nacional que se impulsó con más fuerza desde 1860 dio sus frutos: construyó de manera sostenida una maquinaria estatal y una sociedad que soportan y canalizan todavía con alguna consistencia las interrelaciones económicas, sociales y culturales de este conglomerado histórico que se llama Ecuador.

Este viejo estado nacional, vilipendiado, debilitado, engordado y manipulado en el tiempo por los diversos actores políticos y económicos, tiene todavía fuertes estructuras que le permiten funcionar, incluso sin timonel. Pero es un funcionamiento a medio gas. Es el caminar de un enfermo terminal, que carga con los problemas generados por las élites, y ahora con las repercusiones del cambio del contexto global, el avance descomunal y neocolonial de las grandes corporaciones, y la sed de control de las fuerzas del narcotráfico y del crimen organizado, así como con las urgentes demandas de una sociedad diversa que ha salido paulatinamente de un silencio histórico. Todo esto cuestiona y afecta a la añeja maquinaria estatal que no tiene respuesta. El estado nacional tiene sus días contados. Se hunde poco a poco.

Pero ante este fenómeno nadie se interroga ni propone una alternativa. Hay una impavidez resultado de una ceguera colectiva. La inercia es el signo de este tiempo.

Somos partícipes no solo de una mega y simultánea crisis económica, ética, social y política. También es una crisis de sentido y de destino. Es una crisis de identidad. ¿Hacia dónde va el Ecuador? ¿Cuál es su proyecto histórico? ¿Hasta cuándo seguimos con el modelo extractivista? ¿Qué significa en el 2021 ser ecuatoriano? ¿Qué tipo de estado y de nación tenemos que construir?

Las respuestas están en la exploración del futuro y en la comprensión del pasado. Hay que poner de moda a las ciencias sociales, particularmente a la historia.

FUENTE: EL COMERCIO

Abril 7 de 2021

Milton Luna, exministro de Educación plantea retorno a clases presenciales en septiembre

Hoy en el momento más oscuro de estas últimas décadas, es pertinente ponernos grandes desafíos. Propongo uno, en el ámbito educativo: el lunes 6 de septiembre del 2021, todo mundo a clases presenciales, manifiesta  Milton Luna, exministro de Educación.

“El Ecuador inaugura el año escolar en la presencialidad”, resaltarán los medios en sus titulares, dice premonitoriamente. Para llegar a esta meta, agrega, hay que trabajar desde hoy en la construcción de las condiciones básicas para ese retorno. “Primero dotarnos de voluntad política y establecer un plan minucioso que al menos desarrolle los siguientes puntos: vacunación universal de docentes, estudiantes, personal administrativo, limpieza, choferes y otros funcionarios de las unidades educativas. Dotación de agua potable, sanitarios, internet en todas las escuelas que carecen de estos servicios. Contratación de docentes para enfrentar la ampliación de la demanda en la educación pública. Poner a punto la infraestructura escolar y el programa de alimentación y estrategia para transporte saludable de estudiantes y docentes en las grandes ciudades.”

BASTA DE PARCHES

Basta de parches y de mensajes contradictorios, planes piloto y progresividades, enfatiza Milton Luna. Sugiere que candidatos, nuevo gobierno, MinEduc, GAD, familias, docentes y estudiantes trabajemos por la presencialidad para septiembre. Esa es la meta. Así, colocamos en el centro de las políticas a la niñez y juventud, que no pueden perder un año más de aprendizajes y contacto humano, concluye.

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Momento positivo

Por: MILTON LUNA

Las derechas fueron las grandes derrotadas en este proceso electoral. No solo fue culpa de la campaña plana, poco creativa del candidato Lasso. O de las “noticias falsas” de sus contrincantes. O de los prejuicios de la población frente a un banquero. No solo fue su condición de mal candidato, como dicen algunos comentaristas. Cualquier candidato, joven, viejo, serrano o costeño, de esta tendencia política estaría transitando por los caminos que hoy camina el señor Lasso.

Y es que este sector político está pagando la factura de la codirección de una crisis fiscal y económica pésimamente manejada. Carga con el rechazo a medidas descomunales de ajuste dictadas sin ningún tino político.

Ciertamente tales medidas aplicadas brutalmente en octubre del 2019 suscitaron la gigantesca reacción social que encabezó el movimiento indígena junto a la juventud. La resistencia popular las frenó temporalmente, pero los estrategas económicos y políticos gubernamentales, aprovecharon el confinamiento obligado y del estado de excepción, de la inmovilización y del miedo a la enfermedad, para aplicarlas.

Nunca en estos años se le habló claro y con transparencia a la gente sobre la profundidad de la bancarrota, que se agigantó por causa de la pandemia. Se desaprovechó los momentos dramáticos para convocar a acciones de sacrificio colectivo y de unidad nacional. Se prefirió la aplicación unilateral de medidas draconianas aprovechando del espanto.

Un Gobierno Kamikase, sin interés político coyuntural, en medio de la expansión del virus, de los miles de muertos, del cierre de negocios, empresas y escuelas, de la depresión, de la violencia intrafamiliar, del suicidio, impuso restricciones, despidos, como nunca en los últimos 30 años.

La gente acumuló indignación y desesperanza. El volcán que se desahogó en octubre del 2019, se volvió a llenar, sin capacidad de desfogue hasta ahora, las elecciones. A través del voto, ese pueblo indignado se ha pronunciado. Castiga a los autores y cómplices de las medidas, y premia a quienes encabezaron el rechazo a este modelo, al movimiento indígena y al correísmo, e incluso estimula a otros actores nuevos, caso Hervas, que vendió la idea de un cambio con libertad, con lo que se empieza a llenar el espacio vacío del centro político.

El voto mayoritario, que no solo es contestatario al modelo de ajuste, anhela el cambio hacia un esquema más democrático e incluyente. En este grupo se expresa también un apreciable segmento del populismo ligado a prácticas clientelares.

Pero, sobre todo aparece, a través de un movimiento indígena renovado, a través de la figura de Yaku, una refrescante ola de oxígeno político contemporáneo y alegre, llamando a la reconciliación, a la no violencia, con tesis ambientalistas, feministas, democráticas, que ponen al país en otra dimensión.

Parecería que vamos a una segunda vuelta en un ambiente positivo.

FUENTE: EL COMERCIO

Febrero 10 de 2021

Educación política en casa

Por: MILTON LUNA

Cuando una población conoce poco sus derechos y responsabilidades; cuando defiende a sus verdugos; cuando es pasiva e indiferente con el destino colectivo; cuando considera que los bienes públicos no son de nadie; cuando piensa que robar al Estado es normal: “que robe nomás, pero que haga obra”; cuando se cruza de brazos ante la violencia, a esta población le despojaron de consciencia política, dignidad, memoria y destino. Nadie le formó para que entienda la realidad, la critique y la cambie. No le enseñaron educación ciudadana, que debía ser transmitida y desarrollada por la familia, la escuela, la comunidad, los medios y el Estado. ¡Ha fracasado la educación!

La consciencia cívica, que es consciencia política, se la edifica en años. No solo es el conocimiento de la historia, de la constitución y de las normas básicas de la convivencia social. Es también la posesión y desarrollo de aptitudes y actitudes propositivas y éticas que le benefician como persona, familia y comunidad.

Por el momento y por un tiempo largo debido a la pandemia, el sistema educativo tendrá serias limitaciones en formar personas comprometidas con la democracia. En su crítica situación las escuelas, colegios y universidades, sin currículo adecuado, sin suficientes profesores capacitados, sin los materiales didácticos pertinentes y suficientes, sin internet, no pueden enfrentar solos el enorme reto de convertir en ciudadanos a millones de niños, niñas y jóvenes.

Los padres y madres convertidos en docentes por la pandemia, tienen que sumarse al sistema educativo en este empeño. La coyuntura electoral es una gran oportunidad para desarrollar ciudadanía. Para aprender que en democracia el gobierno es del pueblo. Que el poder reside en todos. Que a las personas que elegimos a través de un voto para los cargos de Presidente y asambleístas son nuestros representantes. Que como tales ejercen temporalmente nuestra representación. Que si no cumplen tienen que irse a su casa para que otros tengan la oportunidad de cumplir con responsabilidad el servicio público.

En casa debemos auto educarnos para saber que el petróleo, y otros recursos son del Estado, y que el Estado somos todos. Para entender que la convivencia colectiva pasa por conocer y ejercer los derechos, y pagar impuestos. Que los recursos fiscales tienen que ser cuidados y bien invertidos en políticas que las construimos en conjunto, ciudadanos y funcionarios. Que en este ejercicio de corresponsabilidad y complementariedad, está la base de la democracia, única forma de convivir en armonía.

Entonces la educación política es la coraza para repeler a los charlatanes, asaltantes y mesías. Es la que dota de elementos para escoger a los mejores dirigentes. Así, esta ciudadanía vibrante e inteligente discernirá los programas políticos y las vidas de los candidatos y sabrá por quién votar, y por quién no.

¡Qué viva la honestidad!

Por: MILTON LUNA

Son contados con los dedos de las manos los medios que resaltan los aspectos positivos de la sociedad. Y es que una buena noticia no es leída, “no vende”, no suscita nada. Por esto se han reforzado, incluso en los noticieros, espacios para la truculencia, muerte, violencia física y psicológica, o simplemente para la mediocridad de la farándula.

Hay páginas enteras en diarios o tiempos extensos en los noticieros estelares de la TV para la crónica roja. Dentro de ellos hay segmentos para el sicariato, narcotráfico, corrupción y asaltos. Se presentan los hechos sin ningún análisis ni contexto.

No interesa entender, explicar ni educar. Interesa vender. Tener más audiencia y anuncios. Sangre, sexo y amarillismo. Incluso televisoras influyentes en los noticieros, segmentos “faranduleros” elevan el maltrato o la burla a los políticos, a funcionarios públicos o a cualquier personaje (que a veces se prestan para tener dos minutos de popularidad) a categoría de un humor zonzo.

El colmo de la grosería elevada a niveles brutales se presenta en las redes sociales, en especial en el twitter. Allí cualquiera, oculto tras el anonimato, dispara veneno y desparrama excremento a manos llenas, especialmente contra los políticos, contra su honra y sus familias. Las redes han reemplazado con creces, al estadio de fútbol, a las barras, como el espacio de desahogo psicológico de las violencias contenidas de un gran segmento de la población.

En medio de esto, el buen ciudadano, educado y formado con sentido de colectividad, solidaridad y servicio, piensa cien veces, en introducirse en el mundo político o en aceptar un cargo público de responsabilidad.

Y el momento en que los decentes se repliegan, el lugar es ocupado por maleantes y oportunistas. Así, en las últimas décadas, aquí y en todo el mundo, más gente venida de la delincuencia o simplemente de esa inmensa masa de arribistas, parásitos, “vivísimos” y mercenarios se infiltran y se toman la política y el poder. Entonces, con estos “sujetos empoderados” se desprestigia más la política, con lo que el amarillismo revienta de alegría reforzando el círculo vicioso que deja sin trincheras para el buen liderazgo. Los partidos, congresos o asambleas nacionales, ministerios, se convierten en cuevas de ambiciosas y ladrones.

Hay que recuperar la política para que la ejerzan los buenos y las buenas ciudadanas. En el Ecuador hay gente honesta, inteligente, con grandes capacidades para liderar los cambios. Uno de ellos se nos acaba de ir. Jorge Rodríguez. Persona honrada y valiente que dedicó su vida a la lucha contra la corrupción.

Pero a estos hombres y mujeres, libres y de buenas costumbres, hay que valorarlos, escucharlos y promoverlos en vida y en la muerte. Jorge, tu ejemplo emana energía para continuar con la lucha por la vigencia de los principios, de honestidad y justicia, en la política y en el país.

Guerra de estatuas

Por: MILTON LUNA

A medida que se disuelve la bruma de la pandemia, la gente no solo vuelve a las playas y a los antiguos paseos. Vuelven también los conflictos contenidos.

Los efectos de la bomba social que estalló en octubre del año anterior no se resolvieron. Se escondieron, se postergaron. La pandemia fue la tapa de la olla de presión. Aprovechando de ella, los operadores económicos y políticos gubernamentales, y sus amigos de las Cámaras y de los medios, ejecutaron las medidas que no pudieron en octubre, casi sin oposición, debido al miedo al virus.

La sublevación sacó a flote los fantasmas de antiguos y estructurales problemas, sobre todo el rechazo a un Estado excluyente y racista. Hoy al año, reaparecen, en el marco del 12 de Octubre, evocando la memoria, en actos simbólicos de indígenas y otros grupos disidentes, contra las estatuas de la reina Isabel La Católica, de Colón y de los conquistadores, responsables, de uno los procesos más sangrientos, explotación, saqueo, hecatombe poblacional, más brutales y estremecedores de la historia de la humanidad, que instauró un largo régimen de colonización.

La guerra contra las estatuas, la experiencia antirracista replicada en los últimos meses gran parte del mundo y de América Latina, ha recibido un rechazo feroz de sectores diversos, unos racistas radicales, hispanistas, neoconservadores y fascistas, otros simplemente auto identificados como defensores del patrimonio de la ciudad, acusando a los “contra estatuas”, de salvajes y vándalos, llamando a enjuiciarlos.

Más allá de la epidermis, el hecho se esconde un complejo problema irresuelto de la configuración del Estado y de la identidad nacional. De un estado nación, que desde 1830, asumiendo una retórica republicana y democrática, configuró en la práctica un estado oligárquico y excluyente que hasta la década de los 1970, no consideraba ciudadanos a los más excluidos, a los analfabetos, la mayoría de ellos, indígenas y afros. Siendo hasta el 2020, los indígenas, los más desfavorecidos de todas las políticas públicas.

Siendo su cultura, su lengua, sabiduría, consideradas salvajes, inferiores, por la cultura oficial, blanco-mestiza e hispana. Cultura oficial proclamada como única fuente de la nación y de la identidad.

Todo esto es violencia estructural e institucional prolongada desde la colonia hasta hoy. Pero además naturalizada por la mayoría de la población que no conoce una versión crítica de la historia. Entonces, el “ataque” a los monumentos debe ser entendido desde el conocimiento de la realidad y del pasado. La acción simbólica contra la Isabel La Católica es un grito fuerte, de un inmenso conglomerado social cuyo descontento tiene que ser canalizado por políticas públicas equitativas y justas de un Estado inclusivo, democrático y plurinacional. Si no lo hace, el conflicto escala. La guerra social asoma en el horizonte.

FUENTE: EL COMERCIO

Octubre 14 de 2020

 ¿Y la educación particular?

Por: MILTON LUNA

Los más chiquitos, los de 3 a 5 años son los más golpeados por la crisis. Y no solo sufren los más pobres, como siempre, sino también los de todas las clases sociales. La alerta viene del hecho del desplome de la matrícula en educación inicial, en las escuelas fiscomisionales y particulares, tanto en las que acogen a los más pobres como Fe y Alegría, como a las numerosas de las clases medias y a las opulentas. Sí, muchos de los más pequeñitos, no recibirán educación inicial, reconocida como extremadamente importante para desarrollar sus capacidades y destrezas que les garantizaran tener mejores condiciones para enfrentar la vida y estudios futuros. En 10 y 20 años el país se dará cuenta de las consecuencias de este desastre generacional.

El cierre de la educación inicial afecta a otros miembros de la comunidad educativa. Debido a la mala situación económica y a la carencia de alternativas pedagógicas innovadoras, los hogares establecen diversas estrategias de supervivencia. La más utilizada es sacar de cualquier propuesta educativa a los más pequeños y dejarlos al cuidado, en el mejor de los casos, de los abuelos. En una radio, una desesperada abuelita decía: “señor, no sé qué hacer con mi nietita de 3 años que tengo que cuidar y educar”. La angustia se toma los hogares.

El cierre de los iniciales afecta al personal docente, a las miles de parvularias, que hace meses recibieron el primer impacto con la drástica reducción de personal del Ministerio de Educación.

A partir de estas evidencias se transparenta un problema invisibilizado, la difícil situación de la educación fiscomisional y, especialmente particular, cuyos establecimientos, 531 y 2.954 respectivamente, brindan educación a más de 1 millón de niños y niñas. Estas escuelas viven de las pensiones erogadas por las familias, que por la pandemia han bajado sustancialmente sus ingresos. Una encuesta reciente de Confedec a las familias lo confirma: el 93% han sido impactadas negativamente. El 42,22% dicen que bajó significativamente sus ingresos, el 41,79% que disminuyeron sus ingresos, y 9% afirman “perdimos nuestros ingresos”.

Sin plata, muchos padres no pueden soportar el pago de pensiones. Sin esos ingresos algunos colegios reducen su personal, otros experimentan la quiebra, cierran. Los profesores y administrativos al desempleo. Así, un buen porcentaje de estudiantes del sector privado migra al público, desencadenando masificación, sobre trabajo de los docentes y reducción de la calidad educativa.

De esto no habla la TV, que nos ha tenido en las últimas semanas entretenidos (entontecidos) con los culebrones de corrupción de mafias de mediana monta, mientras los grandes problemas, como la educación han pasado a un décimo plano. Pero la gente se da cuenta. La golpeada clase media castigará con su voto a los usufructuarios del momento y a los pésimos conductores de la crisis.

FUENTE: EL COMERCIO

Miércoles 19 de agosto 2020

Exministro de Educación, Milton Luna: La educación debe ser declarada en emergencia

La educación debe ser declarada en emergencia, no hay otra salida, para generar una movilización del aparato estatal central, de los GAD, de las comunidades, de los maestros y de los representantes de los estudiantes. Entonces no solo es plata, sino voluntad colectiva para solucionar la educación y de paso dinamizar la economía. Mientras tanto, las clases seguirán impartiéndose de manera virtual o remota. Habrá que suplir el 30% de déficit de conectividad y el Gobierno junto a los padres y madres deberán entregar computadoras y teléfonos inteligentes a ese 50% de estudiantes que no dispone de ella, precisa el exministro de Educación, Milton Luna.

En su análisis semanal, anota que el 77% de estudiantes de la Costa y el 64,9 % de la Sierra, no quieren regresar a clases mientras no haya vacuna contra la covid-19. Eso señalan, explica, con contundencia los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) consultados recientemente por un estudio de Unicef (Monitoreo Sistema Educativo, Agosto, 2020) realizado para el Ministerio de Educación.

Agrega que de manera similar opinan las madres y padres de familia. Así se desprende, dice, de una consulta hecha por la Confederación Ecuatoriana de Establecimientos de Educación Católica (Confedec), en la que a la pregunta de “Si el Gobierno nacional autoriza el regreso a clases en los próximos días y meses ¿enviaría a su hijo al colegio?” Sólo un 12% dice que muy probable, pero el 52% dicen que muy improbable y algo improbable, y el 35% algo probable.

Milton Luna puntualiza que la mayoría de los NNA y sus padres, se han pronunciado por la vida, aunque saben de los costos para su formación. No quieren perder su vida o ser los causantes de la muerte de sus padres o abuelos. El mensaje está claro, enfatiza el exministro de Educación: Las autoridades nacionales y educativas deben cumplir con este mandato de sensibilidad, solidaridad y sentido común. Y es que, además, retornar a clases con serios problemas de agua, saneamiento e higiene sería irresponsable.

También informa Milton Luna, que otro estudio del Ministerio de Educación y de Unicef de Julio del 2020, reporta datos preocupantes, que en situación de pandemia, se transforman en alarma.

Así, el 21% de las instituciones educativas (IE) no tienen servicio de agua, especialmente en la zona rural. El 48% de IE del sector rural y el 38% urbano no realizan un tratamiento de agua para beber. Respecto a higiene (lavamanos, agua, jabón), solo el 46% de IE tienen un servicio apto. El 20% de IE no tiene servicio aceptable de saneamiento (inodoro, letrinas, limpieza de baños). En definitiva, el 48% de IE fiscales del área rural, y el 40% del área urbana tienen servicios deficientes. Para superar estos problemas se requiere tiempo y recursos, y sobre todo decisión política. Habida cuenta que la vacuna eventualmente estaría llegando para los primeros meses del 2021, todo este tiempo debería ser aprovechado para poner al sistema educativo en su punto para el retorno a la presencialidad de los niños, niñas y adolescentes. En tal sentido, se tiene que encontrar los recursos de donde sea. Concluye el exministro de Educación, Milton Luna, anotando que la educación debe ser declarada en emergencia.

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Exministro de Educación, Milton Luna, felicita a los maestros por su dedicación durante la pandemia

Milton Luna  destaca que al  fin hay  buenas noticias en medio de la obscuridad. Buenas nuevas que hablan que en Ecuador hay un importante segmento de la población que, a pesar de las malas condiciones, con sacrificio, persistencia, solidaridad y profesionalismo trabajan en función de los demás. Esto sucede, afirma,  en el sector educativo, y los exponentes de este comportamiento, son los docentes.

Agrega que si lo meritorio del ejemplo, es que a pesar de las adversas condiciones de trabajo, de la baja conectividad, de la carencia de computadoras, de la peligrosidad del virus, del maltrato del Estado, del retraso del pago de salarios, de la reducción salarial, los maestros y maestras han cumplido con su labor de manera eficiente.

Afirma que así lo señalan sus alumnos a través de una encuesta realizada en los meses de junio y julio del 2020, por la iniciativa Edupasión apoyada por una firma privada y UNICEF a 62.180 niños, niñas y adolescentes (NNA) de 10 a 19 años. En ella, anota Luna,  el 68,2% de NNA dicen que en estos meses críticos han tenido contacto diario con sus docentes. El 27% dice que solo algunos días de la semana; el 3,7 % no está en contacto con su profesor y el 1% nunca.

Precisa que a la pregunta de ¿Tiene o tuvo apoyo de sus profesores cuando no entendía algo de sus deberes? El 68,3% en la Costa dicen haber tenido este apoyo y el 48,4% en la Sierra; en algunas ocasiones el 20,7% en la Costa, y el 29,5% en la Sierra; y nunca el 2,2% en la Costa y el 6,9% en la Sierra.

El exministro de Educación  destaca que crece el reconocimiento a los docentes ya que su labor profesional la ha canalizado por medio de un sacrificio personal, de su escaso bolsillo, ya que el contacto con los estudiantes se hizo y se hace a través de su teléfono celular, de su computadora y de su internet. Los datos de la encuesta referida, anota,  son contundentes y reveladores. El 82,6% de NNA en la Costa, y el 79,4 % en la Sierra señalan que los medios utilizados para estudiar fueron y son el Whatsapp o Telegram; las video llamadas por internet, 63% en la Costa y el 50% en la Sierra.

De esta manera, Milton Luna cree que  se descubre el ínfimo uso de la TV, 6,4% en la Costa y del 4,3% en la Sierra, y de la radio, 2,3% en la Costa y del 2,8% en la Sierra. Según el exministro de Educación se aclaran las aguas, la población, los NNA, las familias y los docentes, valoran la educación y descubren estrategias para sostenerla y promoverla, mientras que las élites, recortan el presupuesto educativo y rebajan el sueldo a los docentes.

Definitivamente, concluye, la educación no es prioridad para el gobierno en esta coyuntura altamente crítica. Así lo dicen públicamente altos funcionarios. Así quedará escrita para la historia esta política, que corresponde a un enfoque ideológico y político sui géneris, cuando en el mundo contemporáneo derechas e izquierdas, concuerdan que educación es el principal factor estratégico de las sociedades y de los estados. En fin… pagarán esta factura… Mientras, los docentes sin desmayar, con la comunidad deben profundizar la defensa de la educación pública.

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Reserva moral

Por: MILTON LUNA
Exministro de Educación

Admiraba de él, su firmeza en la defensa y en la práctica de los principios. La honestidad, la disciplina, el trabajo, el respeto y la justicia. “Hijo, lo más importante de una persona es la honradez… caminar por la calle con la frente en alto, y que nadie te trate de ladrón”, “Un apellido limpio y la educación es la mejor herencia que te puedo dejar”, decía siempre. Así también, repetía, a los hijos y a los nietos: “todo lo que tengo es hecho con el sudor de la frente”… “No hagas a otro, lo que no quieres que te hagan a ti”… “hay que ser siempre justos, más aún con los que menos tienen”… “Los pobres no necesitan dádivas, necesitan trabajo…”. Así vivió, así murió Ángel, mi padre. Así vive en sus descendientes.

¿Esa forma de ser de Ángel fue excepcional? No. Él fue expresión de su generación. Muchos, cientos o miles, con mayor o menor intensidad, compartieron esas convicciones. Fue una generación junto a otras, que recibieron una férrea formación en valores en sus familias y en sus escuelas. Mi padre recordaba con frecuencia las enseñanzas de su padre, de su madre y de su profesor más querido y respetado, el maestro Pedro Lara, allá por los años 1930.

Familia y escuela operaron en alianza gestando generaciones de hombres y mujeres férreamente formados para construir una sociedad y un país que debía basarse en la honradez, la libertad y la justicia, entre otros principios que tanto la Iglesia y el Estado, con sus escuelas, querían construir. Desde 1920 hasta 1960, la educación tuvo el pleno liderazgo de los maestros y maestras graduados en los colegios normales fundados por Alfaro a inicios de los años 1900. En este entorno cultural, la corrupción siempre presente, tuvo poco espacio para desarrollarse.

La formación en valores para la vida tuvo auge hasta más allá de la mitad del siglo XX a través de las materias de historia y cívica. Paulatinamente decae bajo nuevos modelos educativos y prioridades de las élites, del estado y del mercado.

Desde los 90 otros paradigmas ingresan en la formación de la gente. Los Normales habían desaparecido, la historia se desdibuja en los currículos. Los medios y el cine compiten con la escuela. Triunfa el individualismo extremo. Dirigentes amorales seducen a las masas. Bandas delincuenciales captan los partidos e infiltran el Estado.

La política se convierte en la gran escuela del delito. Fuertes y carismáticos dirigentes populistas y mesiánicos, con su presencia, naturalizan la corrupción. La gran masa los respalda y elige: “que roben nomas, mientras hagan obra”. La viveza criolla y la pillería se legitiman en la cultura.

El país no debe ahogarse en pus. Para salir tiene que recuperar su reserva moral, el ejemplo y vitalidad de sus abuelos, recuperar la memoria y la educación. Se requiere multiplicar liderazgos que pongan en vigencia las enseñanzas del normalismo: honradez, libertad y justicia.

FUENTE: EL COMERCIO

Julio 15 de 2020