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¿“Ser bachiller”?

Por: MILTON LUNA TAMAYO

¿Es necesaria la evaluación? Sí. Todo proceso humano debe ser evaluado, para aprender de los errores y de los aciertos. La evaluación construye comportamientos críticos y autocríticos, necesarios para el crecimiento individual y colectivo.

¿Todas las evaluaciones son buenas? No. Depende del enfoque de la evaluación. Las hay concebidas desde el poder, para reforzar el control y miedo.

La nota, en la cotidianidad escolar, sirvió como mecanismo positivista de medida, categorización y promoción, y también de dispositivo de sanción y control, utilizado amplia y abiertamente por profesores incapaces de contener con recursos pedagógicos a grupos de estudiantes “difíciles”. Sirvió también para legitimar el abuso, el maltrato, y, en algunos casos, el acoso sexual, de parte de malas autoridades y profesores.

Otra utilización anti pedagógica de la evaluación es usarla para fomentar los esquemas de premio y castigo y la lógica economicista de la competitividad. Las escuelas se transforman en fábricas y mercado, los estudiantes en clientes exhibidos a través de sus productos, las notas. Entonces se construye un ranking, donde los mejor puntuados, estudiantes y colegios, “suben” a la categoría de “mejores”, con el respectivo reconocimiento social y estatal. Y los “peores”, la mayoría, son hundidos en el escarnio público. Quedan de tontos. Así los establecimientos dejan de ser espacios de aprendizaje y reflexión, para constituirse en canchas de entrenamiento mecánico de fórmulas.

La evaluación estandarizada fomenta la homogeneización, y aplicada en sociedades altamente diversas y excluyentes, con sistemas educativos históricamente desiguales, y usado como factor determinante de acceso a las universidades, se constituye en el filtro que profundiza y amplía la discriminación y exclusión de los más pobres.

Pero hay otro tipo de evaluación no punitiva, que fomenta el aprendizaje de calidad, y es un complemento de modelos educativos que apuntan a la formación integral de las personas. Que promueven las matemáticas, el lenguaje y las ciencias, pero también los valores, las capacidades de vivir en democracia, la reflexión, la creatividad y la actitud para la libertad y el cambio social.

Una evaluación correspondiente a la pedagogía moderna, como la de las “inteligencias múltiples”, impulsada por el importante investigador H. Gardner, quien señala que nadie es tonto, que tenemos distintas inteligencias, y que todos tenemos el derecho de aprender, especialmente los que tienen menos ventajas.

La actual evaluación fortalece el modelo educativo excluyente y memorista. Hay que ir a una evaluación que fortalezca la pedagogía de la libertad, el pensamiento crítico, la ciencia y tecnología al servicio del desarrollo sostenible. Ir a la ampliación de la oferta de carreras intermedias y técnicas que bajen la presión a un sistema universitario desbordado.

FUENTE: EL COMERCIO
Miércoles 05 de febrero 2020

Memoria en riesgo

Por: MILTON LUNA TAMAYO

En octubre del 2019 se destapó la caja de Pandora. Todos los males, uno por uno, salieron a flote. Unos recientes, otros olvidados. Lo más impactante fue la caída de la careta social apareciendo el rostro espectral del racismo. Pero también reaparecieron el regionalismo, el separatismo, la ignorancia sobre el Estado plurinacional y la crisis de la identidad nacional.

¿Qué es la ecuatorianidad? ¿Quiénes somos? ¿Qué nos une? ¿De dónde venimos? Son preguntas existenciales luego del conflicto de octubre. Marginales grupos adelantan respuestas, expresando esencialismos a históricos, por lo que son acusados de trasnochados, pero que evidencian que algo peligroso se amasa en el país.

Brotan indigenismos ultra radicales y excluyentes, que legitiman su discurso y acción, apelando a la milenaria presencia de los pueblos originarios en estos territorios. Aparecen también “bandas blancas”, que a estas alturas del siglo XXI hacen loas a la monarquía española y a la conquista, en la idea de armar una “nueva derecha”, desempolvando un hispanismo, que en su momento se nutrió del hecho colonial, del neo darwinismo y del fascismo.

Son extremismos que manipulan la historia, la que a su vez experimenta debilidad debido a una prolongada marginación de las políticas y recursos públicos, lo que incide en una crisis, tanto como investigación histórica, cuanto como difusión o proceso educativo, a pesar del esfuerzo de universidades y de historiadores para sacarla adelante.

En medio de esto estalla, en las manos del Ministro de Cultura, una bomba, conocida y no enfrentada, desde el 2012 por sucesivas administraciones ministeriales. El edificio Aranjuez, que aloja varias colecciones de fuentes fundamentales para la investigación de la historia del Ecuador y América Latina, se encuentra en estado deplorable, en alto riesgo de colapso, constituyéndose en peligro inminente para funcionarios, investigadores y para las colecciones de libros, documentos, fotos, películas, y vestigios arqueológicos.

En estos días, una coalición de universidades, historiadores, arqueólogos, antropólogos, archivólogos, en un ambiente de diálogo, proponen al Ministro de Cultura, que para garantizar la velocidad en las soluciones técnicas y administrativas y la disponibilidad de recursos que el grave problema demanda, el Presidente emita un Decreto de emergencia. Que la reubicación de estos fondos sea en consenso sobre una base técnica. Que se invite al Alcalde de Quito a coparticipar de las soluciones. Que es necesaria la constitución de un comité consultivo y una veeduría que acompañen al Ministerio.

La apertura del ministro Velasco y la movilización de la academia son datos esperanzadores para recuperar uno de los laboratorios (archivos) donde se encuentra parte importante de la memoria que alimenta el conocimiento histórico, antídoto contra cualquier fundamentalismo.

FUENTE: EL COMERCIO
Miércoles 22 de enero 2020

2020: ¿Y la educación?

Por: MILTON LUNA TAMAYO

En los 2020, gobernantes y gobernados, debemos romper con la miopía, la inercia y el inmediatismo. Debemos hacer un esfuerzo por asumir una mirada dinámica, estructural y estratégica. Ver los árboles, pero también el bosque, las flores y las raíces, la tierra, el clima, todos los factores en su relación.

Un tema estructural y estratégico pendiente es la educación. Hay que dar seguimiento y continuidad a apuestas que el país asumió como compromisos y desafíos al inicio del 2019.

Hace un año, el gobierno del presidente Moreno y el Ministerio de Educación plantearon la alternativa de la Nueva Escuela, llamada a conectarse “con el entorno y la realidad, para transformarla, liberarla, en un acto de simultánea liberación de las personas que se construyen en una sociedad que aprende”. La decisión por “la educación liberadora de la Nueva Escuela” emergió de diversas fuentes: experiencia histórica, derechos humanos, cosmovisión andina, normalismo, educación popular, pedagogía crítica latinoamericana, interculturalidad, pensamiento complejo, valores, inteligencias múltiples, neurociencia, uso pedagógico de las TICS, evaluación integral y formativa y conexión de la educación con el desarrollo sostenible, la economía y las culturas.

Sobre estas ideas, se sentaron las bases para la construcción colectiva de un nuevo modelo educativo inclusivo y liberador, y de un modelo de gestión democrático, que ubica en el centro del proceso educativo a los estudiantes, niños, jóvenes y adultos; y a la participación de la comunidad educativa y de los actores sociales, bajo el principio de la corresponsabilidad Estado-sociedad. Eran modelos que debían interpelar a la poderosa maquinaria excluyente, controladora y autoritaria, que montó el correísmo con abundantes recursos, durante 10 años, bajo el paraguas de la homogeneización, evaluación estandarizada, cuya su máxima expresión fue las Escuelas del Milenio, y su consecuencia, el cierre de miles de escuelas.

Entonces, una línea estratégica central fue la reapertura, en las mejores condiciones, de miles de escuelas comunitarias rurales, demandada por los padres y madres de familia. A partir de allí se daba inicio a la aplicación del nuevo modelo educativo, expresado también en nuevos textos escolares, recuperación de la pedagogía y del prestigio social del docente, evaluación del sistema nacional de evaluación que debía entregar en los primeros meses del 2020 una nueva propuesta de evaluación educativa en base a los principios de la nueva escuela. También se apostó recuperar la educación técnica y la política de cero tolerancia a la violencia y acoso sexual en el sistema educativo. También el impulso la construcción de un modelo de gestión democrático y descentralizado, la autonomía pedagógica de las unidades educativas y la reanimación de la investigación y la innovación. ¿Qué pasó y cómo van estos compromisos?

FUENTE: EL COMERCIO
mluna@elcomercio.org
Miércoles 08 de enero 2020