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Cuenca y la construcción de la distinción

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

En un trabajo de investigación doctoral, recientemente publicado, propuse la tesis de que Cuenca, en un largo ciclo histórico, había construido un proceso de distinción identitaria, desplazándose desde la arena política hasta la cultural. Este gesto le permitió posicionarse y negociar su participación en el contexto del Estado nacional.

Durante el siglo XX las élites cuencanas construyeron su dominio aristocrático a través de estrategias como una supuesta nobleza de sangre, y de erigirse como un poder intelectual y letrado. En este marco calzaba adecuadamente el proyecto ‘Cuenca, Atenas del Ecuador’. Innumerables fueron los eventos, publicaciones y discursos que se desplegaron para lograrlo. Paralelamente, Cuenca vivió el auge exportador de sombreros de paja toquilla, mientras importó el afrancesamiento de su arquitectura y los gustos de la ‘nobleza’ de la ciudad.

Una vez que este proyecto se agotó, élites políticas y culturales renovadas lanzaron el proyecto ‘Cuenca, Patrimonio de la Humanidad’, una apuesta reciente a la internacionalización de la ciudad y su entorno, más allá de los estrechos límites del Estado nación que se imponían en pleno neoliberalismo y de la profunda crisis económica, que terminó disparando aún más los flujos migratorios de sectores populares de la región hacia el extranjero. Los imaginarios acerca de las bondades del turismo y de la inserción de la pequeña comarca en el mundo global, inundaron una nueva fase de distinción que se mantiene hasta la actualidad.

Hoy Cuenca celebra su independencia, basada en una tradición hispano-elitista, pero que ha procurado asentarse sobre las ruinas glorificadas de la kañari Guapondélig y de la Tomebamba inca. Una sociedad compleja y contradictoria, que fue el asiento de conservadurismo más recalcitrante, pero que pronto, en los 80, se volteó hacia los discursos más radicales de la izquierda. Que históricamente ha expulsado ‘cholos’ migrantes, no obstante hoy recibe extranjeros jubilados porque ha sido declarada una de las mejores ciudades del mundo.

Que glorifica su legado de aristocracia y abolengo hispano, pero que ha erigido su identidad mestiza sobre el ícono de la chola cuencana: figura cortejada, manipulada y discriminada a la vez. Que ha construido su distinción a partir de su patrimonio colonial y republicano afrancesado, así como sobre el ‘buen gusto’ de la arquitectura cuencana moderna, sin embargo, hoy subsiste junto a la otra arquitectura del ‘mal gusto’ de los ‘cholos’ migrantes.

Que se mira a sí misma orgullosa y arrogante en el espejo de sus cristalinos y bien cuidados ríos, pero que imagina su porvenir articulada globalmente con el mundo, que la reconoce como uno de los mejores destinos para vivir. Por todo eso, quizás, muchos anhelamos estar o volver a ese plácido, aunque paradójico terruño.

Patriarcado, puño de hierro

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

Cuando un occidental visita un país islámico, la prueba más visible de la subordinación de la mujer es la vestimenta. De acuerdo al grado religioso o la tradición, ellas usan prendas que van desde el simple pañuelo o velo que cubre su cabeza, hasta la más oscura burka. En una visita reciente que realicé a esos lugares pude observar, no sin asombro y molestia, la dificultad para poder ingerir alimentos de una mujer musulmana que usaba una burka.

También fui testigo de cómo se entusiasmaban un grupo de mujeres vestidas con burkas que las cubrían absolutamente, mientras compraban maquillaje en una tienda. Para una mujer occidental resulta extraño que opten por usar maquillaje bajo este tipo de atuendos, que oculta hasta sus propios ojos, no obstante las mujeres adquirían estos productos. Una mujer casada puede usar maquillaje para lucir frente a su esposo o familia cercana, contrario a una soltera que no puede “engañar” con estos artilugios a los hombres, de acuerdo a las concepciones imperantes.

La desigual situación de las niñas y las mujeres en los países islámicos es muy compleja, generalmente viven en un estado de subordinación manifiesto que se expresa no solo en su escaso acceso a educación, sino también a recursos. Además de que son consideradas como seres con pocas capacidades, y están sujetas a la observancia de un conjunto de normas y costumbres que las mantienen acorraladas.

El premio Nobel de la Paz de este año otorgado a Malala Yousafzay, la joven pakistaní que hoy cuenta con apenas 17 años, y que lucha por los derechos de las niñas a estudiar, ha generado un relativo consenso.

Las recientes incursiones de grupos talibanes en Pakistán significaron cambios para los derechos de las niñas a educarse, pues ellos anunciaron: “ninguna mujer debe ir a la escuela, y sin van, aténganse a las consecuencias”. La consecuencia fue que Malala fue abaleada, herida y murieron dos de sus compañeros.

Este premio también es un reconocimiento a la lucha de su padre, un educador, quien fue el artífice de la propia Malala. Cierto que su causa recibió el apoyo de medios de comunicación y organizaciones occidentales, pero esto no la desmerece, ni tampoco la convierte en un títere de los poderes occidentales y sus valores. La lucha por la equidad de educación de las mujeres en el mundo islámico es una causa cuesta arriba, puesto que el dominio del patriarcado es un puño de hierro consolidado.

Este mundo nos podrá parecer lejano a nosotros, en cuanto al acceso a la educación o al uso de estas vestimentas. No obstante, la violencia y la discriminación que se viven acá se resisten a ser desterradas, y más bien vemos fortalecerse peligrosamente los casos de feminicidios y violencia intrafamiliar. El problema es que están arraigados en ‘habitus’ sexistas, que ya no nos sorprenden y terminamos por naturalizarlos.

Los estudiantes masacrados de México

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

Siguiendo en la misma tesitura de mis artículos anteriores, me interesa mostrar que los estudiantes en todas partes del mundo, antes y ahora, se manifiestan por disconformidades educativas, económicas, políticas. Y los Estados, como en este caso el mexicano, no responden frente a esas demandas, o lo hacen con represión y violencia.

El espantoso e infamante asesinato masivo ocurrido en México de 47 estudiantes para maestros, en el estado mexicano de Guerrero, devela la perversa complicidad entre las fuerzas policiales del orden, en connivencia con los grupos de crimen organizado. Estos hechos reafirman la tesis de que el diverso y hermoso país que es México, lamentablemente, está mostrándonos un Estado fallido, cuyos últimos gobiernos han sido incapaces de enfrentar la potencia de estos grupos.

La escuela normalista de los estudiantes, hasta hoy desaparecidos, tiene una larga trayectoria de trabajo educativo, y al parecer, utilizaban un enfoque contestatario al poder y a la situación de marginación social en México. La propia escuela, enclavada en una zona rural y marginal, recibía a los estudiantes en calidad de internos. Los muchachos rápidamente asimilaban las denuncias sociales y se implicaban en marchas y manifestaciones. Ha sido una práctica habitual en este contexto que los estudiantes ‘recuperaran’ buses que servían para sus traslados hacia marchas en la capital.

Este fue el pretexto para desencadenar esta masacre, pues los estudiantes, aparentemente, fueron secuestrados por la Policía y luego entregados a grupos sicarios. Al momento se encuentran presos algunos policías, mientras que el alcalde de la localidad de Iguala, su esposa y otros cómplices se encuentran prófugos. Las investigaciones se manejan, según algunos actores, de forma opaca y negligente.

Los estudiantes son hijos de campesinos de origen humilde de la zona. Y el ensañamiento de estos grupos criminales ha sido horrendo. Más aún, la búsqueda de los cuerpos de los jóvenes, infructuosa hasta el momento, ha permitido descubrir fosas comunes por doquier, dando cuenta de la incapacidad del Estado por hacer frente al crimen organizado. El negocio de la droga, el crimen organizado, las autodefensas y grupos al margen de la ley evidencian un Estado fallido en el caso mexicano, es decir, territorios fuera del control estatal.

La crisis desatada por este execrable hecho evidencia que se bloquean las vías de exigencia de derechos sociales de jóvenes de origen humilde, y por otro lado, ha puesto de manifiesto la profunda crisis del Estado mexicano y de sus principales actores políticos, que resultan totalmente deslegitimados.

Los estudiantes de Hong Kong

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

Hace un par de años un grupo de académicos ecuatorianos recibimos la gentil invitación del gobierno chino para visitar su país. Fue una experiencia única conocer esta cultura milenaria, majestuosa y acercarse a la complejidad de la transición del proceso chino; percibir claramente la transformación y crecimiento frente a nuestros propios ojos – a pesar de su desaceleración-, mientras que realidades menos perceptibles a nivel político y social, flotaban en el ambiente.

Durante nuestra estancia allí ocurrió un escándalo de corrupción de un dirigente del partido, y la tensión fue evidente.

Las recientes manifestaciones estudiantiles en Hong Kong, dan cuenta de cómo, acá o en la China, los estudiantes hacen revueltas con exigencias específicas. En este caso, lo que está en juego es la democratización en el proceso de elección de las autoridades locales. Los estudiantes cuestionan el proceso de designación que se hace desde Pekín.

El comportamiento de los estudiantes ha sido resaltado por los medios occidentales: amables jóvenes que, a pesar de que interrumpen las vías y el funcionamiento de servicios públicos como el transporte, se preocupan de limpiar los lugares que ocupan y hasta reciclan la basura; colocan letreros de disculpas junto a sus exigencias; no pisan el césped de los parques. No obstante, se han armado de paraguas como objeto, real y simbólico, que les permita enfrentar a los cuerpos policiales que han reprimido la protesta.

De acuerdo a las declaraciones del gobierno chino, estos manifestantes son manipulados por fuerzas e intereses occidentales, por el influjo que aún ejercen sobre este territorio, debido a que Hong Kong fue un enclave colonial británico. Lo que está claro es que, luego de lo ocurrido en la plaza de Tiananmen en 1989, el gobierno chino ha debido actuar con cierta cautela, y se ha visto involucrado en un dilema acerca de la actitud de respuesta frente a estas protestas.

Los estudiantes chinos han enarbolado, durante la ocupación de los espacios públicos, la foto de Den Xiaoping, el gran transformador de China y el mentor del ‘socialismo con características chinas’, quien también en su momento fue víctima de las secuelas de la terrible Revolución Cultural de Mao, y de varias purgas políticas por la acción del Estado, que lo acusó de traidor. Den Xiaoping fue el creador de la teoría de ‘un país dos sistemas’, es decir el capitalismo en zonas como Hong Kong, Taiwan, Macao; y el comunismo como régimen político en el continente.

Esto permitió la incorporación de la isla al continente chino terminando la fase de colonización del imperio británico. Lo contradictorio del tema es que el propio Den Xiaoping fue el represor de las manifestaciones estudiantiles en la plaza de Tiananmen. Las revueltas, incluidas las estudiantiles, no son movimientos diáfanos, ni totalmente organizados y que controlan toda la dinámica social durante su despliegue, pero ineludiblemente expresan malestares sociales acumulados en la sociedad.

“Me gustan los estudiantes…”

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

Así reza una emblemática canción de la cantautora Violeta Parra. Que los jóvenes son rebeldes, insurgentes, protestones, lo sabemos desde siempre. Ya al inicio de la vida republicana lo decía Juan Montalvo: “La patria nada tiene que esperar sino de los jóvenes, los libertadores nunca han sido viejos. La suerte de un pueblo está en manos de los jóvenes, los estudiantes son elementos del porvenir”.

Los recientes acontecimientos en torno a las protestas y detenciones de los estudiantes secundarios del colegio Mejía, en Quito, evidencian un manejo poco tolerante y una reacción desproporcionada, por decir lo menos. Jóvenes estudiantes presos por dos semanas, que afirman haber sido víctimas de violación a sus derechos humanos, con juicios y sentencias de cárcel en unos casos y de trabajo comunitario en otros, dan cuenta de una suerte de ensañamiento contra cualquier disidencia. Sobre todo contra aquella parte más débil, los jóvenes secundarios. Además, muestra un Estado policial que podría pretender instaurarse, con el nuevo Código Integral Penal vigente.

Andrés Ortiz, en un artículo publicado en Plan V, ha sostenido que el ensañamiento con los “guambras del Mejía” es un tema de violencia estructural dirigido a un estrato social específico, parte de una mentalidad hacendataria, que provoca estas reacciones fruto casi de un habitus policial. Esta es una hipótesis interesante. No obstante, por el tiempo que han permanecido detenidos y el cariz que ha tomado el tema, ha desbordado la institución policial, ha involucrado a la justicia, a la Fiscalía y al Ejecutivo con sus ministerios del Interior y de Educación. Es decir el Estado, con toda su potencia y eficacia, contra jóvenes estudiantes.

Los discursos de celebración del reciente 30S fueron muy simbólicos en señalar, siguiendo a Tomás Borge, que frente a las infamias la venganza personal será que haya educación, salud, infraestructura, inclusión. Entonces ¿por qué no empezar aquí y ahora? La mayor venganza contra los jóvenes del Mejía habría sido escucharlos, dialogar con ellos, mostrarles que los daños provocados no son una vía de solución, y que hay un Estado, no policial sino uno democrático, que busca que se expresen las distintas posturas y que particularmente los jóvenes son tomados en cuenta. Quizás alguno de esos jóvenes del Mejía bien pudo estar defendiendo la democracia en el 30S, ¿cuál sería su valoración de la democracia que defendió, luego de haber tenido esta última experiencia?

Por eso me limito a transcribir la hermosa canción de doña Violeta, que procede precisamente de un repertorio de canción social, que suele animar ahora algunas de las celebraciones oficiales: Que vivan los estudiantes/ jardín de nuestra alegría / son aves que no se asustan/ de animal ni policía/ Y no le asustan las balas / ni el ladrar de la jauría/ caramba y sambalacosa/ ¡qué viva la astronomía!/ Me gustan los estudiantes/ porque son la levadura/ del pan que saldrá del horno/ con toda su sabrosura.

El retorno de los nacionalismos

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

La consulta reciente sobre la independencia de Escocia del Reino Unido y los afanes de Cataluña por ser consultada sobre una eventual secesión o conservar su estatuto autonómico, vuelven a poner sobre el tapete el resurgimiento de los nacionalismos en pleno siglo XXI, cuando supuestamente la globalización habría puesto en tela de juicio la vigencia de los Estados nacionales. No obstante, los estados no solo que se resisten a desaparecer sino que hay naciones que aún pugnan por convertirse en Estados y gobernar sus asuntos. De acuerdo con el teórico político de origen indio Bhikhu Parekh, si los estados se volvieran más abiertos y plurales, las naciones preferirían permanecer como unidades autónomas antes que entrar en una lucha por obtener y luego administrar sus estados.

Los nacionalismos son construcciones complejas que surgen de una mixtura de aspectos como dominaciones socioeconómicas y políticas, pero también desde elementos de identidad y de cultura. Ya lo dice Bauman, que la nación es un concepto alentador y calurosamente emocional. Para entrar por el análisis de los fríos datos económicos, si comparamos las realidades económicas en el caso de Escocia con el de Cataluña son muy diferentes: mientras Escocia mantiene una postergación en comparación al resto del país y ha requerido de los subsidios de Londres, en el caso de Cataluña ésta aporta con mucho al presupuesto del Estado español.

No obstante, hay aspectos de identidad y culturales que son constantes en ambos casos. Claro, ya nos ha dicho Benedict Anderson que la nación es una construcción imaginada, porque se imagina fraternal, con fronteras y soberana. Lo que hizo imaginable a las nuevas comunidades fue una interacción semifortuita pero explosiva, entre un sistema de producción (el capitalismo), una tecnología de comunicaciones (la imprenta) y la fatalidad de la diversidad lingüística humana, de acuerdo a Anderson. Con todo, este carácter imaginativo no es sinónimo de falsedad, al contrario, tiene una profunda eficacia, de ahí el alto porcentaje que obtuvo la votación a favor de la independencia de Escocia, superando en mucho al obtenido en los años 70, al punto de poner en jaque al Reino Unido. La eficacia del nacionalismo también queda plenamente demostrada en el caso de Cataluña, al cuestionar el modelo de Estado panhispanista basado en autonomías, que ha generado varios conflictos.

El retorno constante de los nacionalismos es una prueba de que lo que dijera Renan, allá por 1882, continúa vigente: “La existencia de una nación es un plebiscito de todos los días”. De ello se desprende la conclusión de que sus habitantes tienen que ser consultados, y que un Estado no puede retener una nación contra su voluntad.

La muerte en redes sociales

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

No sé si les ocurra a ustedes, pero resulta penoso volver a ver los nombres de amigos o familiares fallecidos en las redes sociales o en las cuentas de correo electrónico. Ahora que el uso de redes sociales se ha intensificado, vemos cuentas de personajes públicos, como la de Hugo Chávez en Twitter, que continuó incrementándose luego de su muerte. Al menos nos queda revisar los últimos “tuits” del presidente Chávez.

Acaba de fallecer Robin Williams, y fue un gesto especial encontrar el último mensaje que escribió enviado a su hija en Facebook. Es decir, las redes nos permiten seguir las huellas de estos personajes públicos en su interacción en estos espacios.

Resulta extraño y sorprendente que, de pronto, de parte de algunos amigos ya fallecidos vuelvan a aparecer mensajes en su muro de Facebook, o “tuits” en su TL. Una verdadera resurrección virtual. Entendemos que son familiares o amigos cercanos que han tenido acceso y han “heredado” sus cuentas. No obstante, es un tema casi ético el uso que se da a esas cuentas en redes, a esos correos electrónicos, a esos blogs de personas fallecidas.

Pero ya existe una política diseñada, desde estos diferentes espacios de actividad virtual, en caso de usuarios fallecidos. Cada red implementa sus procedimientos que consisten en que sus familiares envíen datos de identidad del usuario fallecido, las razones del fallecimiento, prueba de parentesco, entre otros.

Incluso alguna red solicita el envío de una necrología aparecida en un periódico para asegurarse de que el cierre de la cuenta es procedente. De manera similar, en Gmail y Hotmail se han diseñado políticas que incluyen el envío del certificado de defunción y otros documentos. De esta forma se “sepultan” en el campo virtual las cuentas de los usuarios fallecidos.

Otra novedad es el aparecimiento de una red social destinada a conmemorar a los familiares fallecidos denominada In Memoriam, son espacios de memoria en los que se pueden cargar fotografías, videos y mensajes en recuerdo de los seres que ya no están con nosotros.

Si antes eran las radios y los diarios los medios por los cuales se notificaban los fallecimientos de familiares, ahora están siendo claramente desplazados. A través de las redes es como se anuncian estos lamentables decesos y, a través de estos mismos medios, se envían las condolencias respectivas.

El mundo virtual es un lugar que expresa varios aspectos de la dimensión humana: las alegrías que causan los nacimientos, los eventos especiales, logros académicos y laborales; es el espacio para celebrar los cumpleaños de amigos y familiares o compartir las aventuras de los viajes. En ocasiones traslucen en las redes las desdichas y los desamores; pero las redes sociales son también los espacios en los que la muerte, insoslayablemente, se hace presente.

Oportunidades políticas

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

Que un banquero llegue al poder sería un escenario que el pueblo ecuatoriano no lo soñó ni en sus peores pesadillas, en plena crisis financiera de 1999. No obstante, vemos abrirse un contexto de espléndidas oportunidades políticas para el banquero Lasso: ha anunciado que liderará la iniciativa de una consulta popular para cuestionar el paquete de reformas (¿enmiendas?) constitucionales y otros temas que, según su opinión, preocupan al pueblo ecuatoriano.

Según el reconocido teórico político Charles Tilly, las oportunidades políticas son generadas por los propios actores a favor de sus movimientos y demandas, pero también las oportunidades pueden generarse a favor de sus adversarios, cuando estos actores se equivocan. ¿Será ese el caso del gobierno frente a Lasso? No está claro el escenario, pero podemos advertir que la intención de la derecha es capitalizar el descontento social generado a partir de una incesante serie de medidas, anuncios y amenazas que parecen no dar tregua, y que van abordando uno a uno, a diferentes sectores de la sociedad.

El señor Lasso ha declarado a la prensa que “CREO está dispuesto a recoger firmas para que la gente se pronuncie y diga si quiere frenar al Estado controlador”. Pero aquí, a mí entender, hay una confusión. Sobre el modelo de Estado y sociedad que queremos ya se pronunció el pueblo ecuatoriano: por mayoría aprobamos la Constitución de Montecristi, este es el espíritu y el norte, del cual ahora el propio gobierno parece desviarse. La consulta no es sobre el “Estado controlador”, como el enfoque tradicional neoliberal suele llamar al rol activo del Estado para corregir distorsiones económicas o sociales. La consulta es, o debería ser, sobre enmiendas que pretenden vulnerar precisamente el espíritu de la Constitución y el proyecto político aprobado en Montecristi.

A simple vista parecería que la izquierda opositora al gobierno y la derecha están de acuerdo: consulta popular sobre las enmiendas constitucionales propuestas por el gobierno. Esta es una apreciación superficial, el señor Lasso pide una consulta totalmente distinta, una consulta acerca de lo que denomina el “Estado controlador”, acerca de la dolarización, y de paso acerca de las enmiendas, pero su objetivo no parecería ser más participación, democracia y distribución, sino más individualismo, mercado y menos Estado. Pero ¿quién aúpa el proyecto de Lasso? ¿quién lo ha erigido a él y a su movimiento como los contendores legítimos y como la derecha moderna ecuatoriana?

Alianza PAIS tiene toda la razón en decir que, en el mismo talante de la consulta auspiciada por Lasso, debían habernos consultado acerca de una dolarización que fue impuesta, o acerca del feriado bancario. Son argumentos contundentes. Así mismo, en algún momento, la historia reclamará a la Revolución Ciudadana el no habernos preguntado acerca del Yasuní o acerca de la reelección indefinida. Dice el adagio que el peor error es no aprender de ellos, así sean ajenos, pero parece haberse debilitado la capacidad de autocrítica y aprendizaje.

Twitter y política

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

De política ya no se habla mucho en la sobremesa del almuerzo del domingo, al contrario, dadas las pasiones que ahora nos inundan, se conoce de pactos en muchas familias para sacar el tema político de sus mesas. El debate está en las redes y fundamentalmente en Twitter. El espacio virtual es vital en la política, no solo porque las y los candidatos socializan sus propuestas de campaña, sino porque los impactos de la interacción que generan los usuarios de las redes tienen un efecto de contagio en amplia escala que va moldeando la opinión pública.

De acuerdo a Habermas, la esfera pública está conformada por espacios espontáneos en los que se delibera e interactúa al margen de los condicionamientos del mercado o del Estado, la base de la deliberación es la razón y a partir de esto se configura una opinión pública informada que cuestiona la política. En este sentido, cada vez más, Twitter se convierte en una herramienta que fortalece una reducida y maltrecha esfera pública en nuestro medio. Democratiza las interacciones sociales, en la medida en que cualquiera -con acceso a internet, un pequeño/gran detalle en nuestro medio- puede dirigirse a una autoridad o institución para cuestionar algún tema.

Los activistas en las redes suelen tener temas prioritarios y recurrentes que los movilizan al ‘tuiteo’ diario, sin importar tiempo ni lugar, lo hacen por causas que consideran justas. Entre los tuiteros se establece una suerte de sinergia que provoca que los mensajes se tuiteen y retuiteen, generándose una tendencia. El uso de hashtags ayuda a este proceso. No obstante, la participación en estos escenarios hace que los militantes confundan lo virtual con lo real, o que piensen que un tuit salvará al mundo. Cómodamente desde nuestras tablets o celulares creemos que podemos influir en un tema político, y al final, las calles y plazas se van quedando desiertas de los antiguos activistas.

Los políticos y sus asesores han entendido lo ineludible del uso del Twitter, sin embargo, suelen activarlo en campañas y luego se olvidan de su cuenta, como nos acabamos de enterar acerca del escaso uso que hacen de esta herramienta los asambleístas. La formalidad de los mensajes, por parte de ciertos políticos o instituciones, contrasta con el carácter espontáneo, irreverente y mordaz que caracteriza a los textos de Twitter. La política en 140 caracteres despierta pasiones y desencuentros que no siempre se saldan de buen modo. Se provocan, a veces, verdaderos ‘linchamientos’ tuiteros a ciertos personajes públicos, que no se conduelen con su humanidad. Los políticos han dimensionado su impacto y en regímenes autoritarios, como Turquía, se ha prohibido su uso.

Asomarse a la cuenta de un tuitero/a nos muestra claramente su personalidad e intereses. Por eso mismo, la idea de que internet -y Twitter en particular- se convierte en un espacio totalmente libre y espontáneo no es del todo real. Las y los tuiteros están sobreexpuestos, sus tuits quedan grabados y frecuentemente son monitoreados e incluso algunos han sido amenazados. No obstante, es una red de profundo contenido político que fortalece una cierta esfera deliberativa.

El mundo al revés

Por: Mónica Mancero Acosta
monicamancero@hotmail.com

Sorprendidos, estupefactos pudimos advertir, en estos días, cómo antiguos militantes de izquierda de larga trayectoria, tradicionales asesores y aliados de los obreros y trabajadores, aparecen en descarnadas entrevistas televisivas, a propósito del Código de Trabajo, poniendo cortapisas a los históricos derechos de los trabajadores como la huelga y otros. Paralelamente, vemos cómo la derecha sale a defender olímpicamente a los trabajadores frente al nuevo código de trabajo, a los empleados de las telefónicas, a los maestros cuyos fondos recibirían un tratamiento distinto al actual. En fin, esto es lo que se pinta como el mundo al revés.

Entonces una se pregunta acerca de las razones de este giro inesperado. ¿Por qué vemos a los antiguos militantes de izquierda poniendo reparos acerca del histórico derecho a huelga, y a banqueros hablando a favor de los derechos de los trabajadores? ¿Qué perversa lógica de la política opera tras el pragmatismo del poder en un caso, o las apetencias del poder, en el otro caso? Es difícil saberlo, lo que tenemos son sospechas. Sospecha de que a la derecha se le brindan las oportunidades políticas para lucirse en defensa de una sociedad cada vez más arrinconada; sospechas de que el pragmatismo del poder cada día se vuelve más “realista”.

El señor Lasso ha dicho que la iniciativa de consulta que ahora auspicia es “para ponerle un freno al Estado controlador, defender la democracia ecuatoriana y mantener valores esenciales, como la alternancia en el poder” (Diario Hoy, ahora extinto). La derecha auspiciando la democracia directa y la izquierda oponiéndose a ella. Nuevamente el mundo al revés.

Me parece que cada día se tensiona más el panorama y vamos entrando a un escenario polarizado, con la desventaja de que amplios sectores se voltean hacia otro lado. Debemos revisar la historia, ya tuvimos que decidir en alguna oportunidad entre Abdalá Bucaram y Álvaro Noboa, ya nos pusieron contra las cuerdas, y los resultados fueron nefastos. Sospecho que hay cosas que la cultura política de los ecuatorianos no tolera, de ahí las consecutivas revueltas y cambios de presidente. Ya tuvimos unos presagios en las elecciones recientes que nos pueden dar la pauta.

Pero ¿quién trabaja a favor del señor Lasso? Se le entrega en bandeja de plata a la derecha la iniciativa, el reconocimiento y la capacidad de propuesta para hacerse con los laureles, y claro, ni tonta ni perezosa, va a llevar agua para su molino. Mientras se tomen más atajos y desvíos de la hoja de ruta que constituye la Constitución de Montecristi, más nos arrinconan contra las cuerdas para llevarnos hacia los brazos ansiosos de la derecha ecuatoriana, hoy supuesta abanderada de los derechos sociales.