Archivo de la etiqueta: Mónica Mancero Acosta

Falsedad ideológica

Por: Mónica Mancero Acosta

Para quienes no somos penalistas ha extrañado que la figura de “falsedad ideológica” sea aquella que sustentaría, si encausara Fiscalía, una acción penal en contra del expresidente Correa, a partir del examen sobre la deuda externa impulsado por la Contraloría. El informe de la comisión designada para el efecto, establece indicios de responsabilidad penal y civil para el equipo económico del gobierno anterior, incluido el ex presidente Rafael Correa, quien vía Twitter protestó diciendo que le parece increíble que por seguir una normativa del Fondo Monetario Internacional para el cálculo de la deuda se deriven responsabilidades penales.

Al común de los mortales, no penalistas, también suena extraño esto, no obstante, varios penalistas consultados en los medios sustentan sus argumentos legales para tal conclusión fundamentándose en el Código Integral Penal que habla de “falsedad ideológica”.

La falsedad ideológica estuvo contemplada en el Código Penal anterior, así como en el actual, además está en innumerables códigos penales y se refiere al hecho de insertar en un documento genuino, es decir verdadero en su forma y origen, afirmaciones o declaraciones falsas. Esto supuestamente habría sido el delito que se cometió para disfrazar las cifras de la deuda y sobre todo para expandir el límite de la deuda. En su momento, si llegara a judicializarse este informe, se dictaminará si hubo o no falsedad ideológica.

Desde una perspectiva no judicial, sino estrictamente política, en cambio sí podemos afirmar que hubo falsedad ideológica. La hubo porque se prometió el buen vivir y el sumak kawsay pero se generó una conflictividad innecesaria, se crearon enemigos políticos y no adversarios y la sociedad se escindió hasta sus células más básicas como las familias. Se dijo que era un socialismo renovado y lo que tuvimos fue autoritarismo y concentración de capitalismo, ganancias desproporcionadas de grupos financieros, empresariales y familiares. Se dijo del gobierno de las manos limpias pero cada nueva acción de corrupción confirma que esto no fue verdad.

La falsedad ideológica fue hacer aparecer como un proyecto progresista, socialista y de izquierda y realmente fue lo contrario, un proyecto autoritario y modernizador capitalista. Pero esta falsedad ideológica ha llevado, por efecto de rebote, a una clara derechización de la sociedad ecuatoriana en su conjunto, la cual se expresa en un hartazgo de la población de una supuesta izquierda que nunca llegó realmente al poder.

Quito, 21 de mayo de 2018

El fantasma de Marx

“Un fantasma se cierne sobre Europa: el fantasma del comunismo”, nos anunciaron Marx junto a su inseparable colega Engels, en el Manifiesto comunista. Lo que ellos no imaginaron fue que más pronto se desvanecería el fantasma del comunismo, como alternativa política, que el fantasma de Marx, como pensamiento teórico social.

Hoy, que celebramos 200 años de nacimiento de una figura enorme para el pensamiento occidental, se hacen múltiples eventos conmemorativos, publicaciones y valoraciones sobre la obra de este judío alemán que reflexionó bajo condiciones personales muy precarias pero que, a pesar de ello, nos dejó un legado incalculable.

Por más que disguste a liberales y conservadores, mientras exista capitalismo, Marx seguirá vigente, porque fue el teórico que desentrañó las profundas contradicciones de un sistema perverso que, por sobre el valor de uso de un bien que satisface necesidades humanas fundamentales, se impone la generación de plusvalor y una acumulación sin fin, lo cual acarrea consecuencias catastróficas en términos de desigualdad, pero también de daño irreparable a la naturaleza.

Los trabajos de Marx no son textos sagrados ni están escritos sobre piedra, por ello se han realizado críticas a su pensamiento abriendo infinidad de posiciones teóricas y dando lugar a perspectivas relacionadas con neomarxismos y posmarxismos. Así, la Escuela de Frankfurt, por ejemplo, cuestionó una cierta idolatría de la técnica como factor determinante en el desarrollo de las fuerzas productivas, manteniendo de este modo los límites de la Ilustración que confía en la noción de progreso.

Así mismo, la crítica que realiza Habermas se fundamenta en la imposibilidad de una reducción de la vida humana a la dimensión del trabajo, tal como lo proponía Marx. Desde otra perspectiva, el teórico Ernesto Laclau ha planteado que colocar a las clases y sus disputas como el último fundamento de la historia implica un reduccionismo del marxismo, pues lleva a un desconocimiento de otras posicionalidades del sujeto.

Muchas de las valoraciones que hoy se hacen de Marx han devenido en apreciaciones acerca de los regímenes inspirados en el pensamiento marxista, pero sobre ello debemos señalar, siguiendo a Poulantzas, dado que hay una distancia estructural entre la teoría y la realidad, no puede culparse a Marx por la existencia de Stalin, de la misma forma que no cabe culpar a Nietzsche por Hitler.

La manada acecha

Por: Mónica Mancero Acosta

El comportamiento animal de vida en manadas, en lobos, por ejemplo, ha probado tener algunas ventajas reproductivas. Ahora bien, que el ser humano varón -que se supone evolucionado- pretenda continuar con un comportamiento sexual en manada, con el uso sistemático de violencia y prácticas de exhibición de su “trofeo” -videos de la violación- ¿significaría que aún no ha evolucionado del todo y/o que sus instintos le sobrepasan?

Un grupo de jóvenes sevillanos, que actuaban bajo este mismísimo nombre de “la manada”, realizaron una violación múltiple a una chica en las festividades de Pamplona. Como hemos visto, la sentencia contra ellos fue por abuso sexual, pero no por violación. Ellos dijeron que la muchacha consintió; ella, en contraposición, ha afirmado que fue una violación, los jueces creyeron a la manada y no a ella. Se han levantado nuevas denuncias contra este grupo de víctimas que se atrevieron a hablar. Este caso ha despertado la indignación, tanto en España como en otros países, pues muestra la miseria de la justicia patriarcal.

Otra manada se ha desplegado violentamente en Chile, allí una mujer acaba de ser violada, en grupo, en las inmediaciones del metro, cuando aficionados salían de un partido de fútbol. En Ecuador los violadores, últimamente, andan más solitarios, pero no por ello son menos peligrosos, al contrario, tenemos numerosos casos en los cuales las violaciones terminan en muerte de mujeres. Esto mismo es lo que quiso evitar la chica violada por la manada en España, la muerte; por ello “deseó que terminara lo más pronto”, es lo que señala en sus declaraciones.

Por no oponer resistencia frente a cinco hombres que la penetraban por todas partes, los violadores solo fueron condenados por abuso sexual. Se ve que la justicia quiere tener el desenlace final, la muerte, para dar sentencias contundentes. En el país no olvidamos el caso de Karina del Pozo, violada y asesinada en 2013 por un grupo de chicos, quienes eran sus amigos y, supuestamente, la iban a dejar en su casa luego de una fiesta. No fue así, los femicidas quisieron demostrar “cómo se mata a una puta”, según sus propias declaraciones: primero la violaron, luego la estrangularon y le golpearon con una piedra en la cabeza.

Justificar las violaciones, en solitario o en manada, por la testosterona masculina significa remitirse a un argumento biologicista que termina absolviendo al responsable, que es lo que la teoría del género ataca. Los hombres violan porque, en un sistema patriarcal como el que vivimos, tienen poder para hacerlo.

05 de mayo de 2018

Esmeraldas, entre el racismo y la resistencia

Por: Mónica Mancero Acosta

La belleza de la tierra esmeraldeña, con sus colores verdes penetrantes, sus cálidas playas, sus suaves colinas, solo se compara con la de su gente amable, alegre e indómita. Muy joven, cuando me acerqué a la literatura ecuatoriana, descubrí a un Estupiñán Bass que me conmovió profundamente, él junto a Adalberto Ortiz, Antonio Preciado y tantos otros literatos y poetas, nos muestran en la literatura lo mejor de la negritud.

Además, su vibrante música y exquisita gastronomía dan muestra de su rica cultura. Fanon ha señalado que “los condenados de la tierra”, si bien han sufrido una violenta colonización, no están domesticados, y la supuesta pereza es una forma de resistencia para oponerse a su explotación. Él recalcó en la materialidad de sus luchas asociadas al acceso a la tierra, por ejemplo.

La categoría “negro” ha estado plagada de ambigüedad a lo largo de nuestra historia, y el lugar de la negritud en la conformación del Estado nacional ha sido soslayado, puesto que se ha asociado a estereotipos discriminatorios, como inferioridad, carencia de civilización, pereza, sexualidad desbordante.

En Ecuador, la meta de mestizaje y blanqueamiento desplazó cualquier reconocimiento de la negritud y los mantuvo cercados geográfica y simbólicamente. Este cercamiento se ha expresado en los extremos indicadores de pobreza, analfabetismo, carencia de servicios básicos, desempleo. Es decir, la infamia y el racismo descarnado han sido una constante en la vida republicana.

Toda esta exclusión solo se profundizó durante el correísmo, no solo porque no mejoraron los indicadores sociales, sino que, por una perversa asociación de racismo y revancha política, dejó a Esmeraldas a su suerte. Esto se exacerbó de forma grotesca después del terremoto, cuando se negaron recursos a esa provincia bajo el espurio argumento de que allí no había sido el epicentro de la catástrofe. Hoy, Esmeraldas, provincia fronteriza con la plaga del narcotráfico y terrorismo, es víctima nuevamente de una situación de inseguridad y violencia que va a afectar aún más sus deteriorados indicadores sociales y económicos.

En este contexto, es vital una firme reactivación de su sociedad civil, así como de sus actores políticos, aunada a políticas públicas que muestren que la provincia y su negritud son parte fundamental de nuestra diversidad cultural en un Estado plurinacional.

 

 

 

Pederastas con sotana

Por: Mónica Mancero Acosta

Un hombre valiente, de más de 50 años, ha tenido el arrojo de salir a los medios de comunicación para acusar de supuestas violaciones a un sacerdote, en Cuenca, cuando la víctima apenas fuera un niño. En su declaración en un espacio comunicativo televisivo, que ha hecho un magnífico seguimiento a este tema, ha señalado que esta decisión la tomó porque no tuvo ningún resultado una denuncia que hiciera en Fiscalía. Esta situación ha afectado profundamente su vida y la de muchos otros niños, pues, según sus afirmaciones, este sacerdote tenía esta práctica sistemática con innumerables niños.

La pedofilia y la pederastia son catalogados como trastornos de la inclinación sexual por la Asociación Americana de Psiquiatría.

Mientras la pedofilia se refiere a la atracción sexual que estos sujetos sienten por niños o niñas prepúberes, y que permanece a nivel fantasioso, la pederastia es el cometimiento de abusos sexuales a menores. Como sabemos, esto acarrea consecuencias de por vida para los infantes, que son muy difíciles de superar. Los victimarios son conscientes de los delitos que cometen y por ello utilizan estrategias para su impunidad. Por ejemplo, en las declaraciones que hiciera este valeroso señor, ha manifestado que el sacerdote afectaba a niños pobres de su entorno educativo y que les daba becas para asegurar una cierta lealtad de ellos y sus familias.

Estas denuncias deben ser investigadas por la justicia, pues estos delitos no prescriben. Al parecer, el prestigio, los recursos y el poder que este sacerdote ostenta en la ciudad de Cuenca han impedido que las denuncias sean investigadas en su momento. Esto mismo, aunado a la vergüenza y culpabilidad que sienten las víctimas, habría llevado a un silencio de décadas sobre estas atrocidades, que circulaban como rumores en la sociedad cuencana. El sacerdote acusado es ahora un hombre mayor que se conoce está enfermo, pero esto no obsta para que se haga justicia y pague por sus culpas. Más aún cuando en las últimas festividades de conmemoración de fundación de la ciudad se pretendía otorgarle una presea de reconocimiento.

Los altísimos índices de abuso sexual en los centros educativos en el país, así como los ocurridos en los entornos oscuros de iglesias, baños públicos y domicilios, dan cuenta de una sociedad que pareciera ha naturalizado estas prácticas, descuidando la protección que debemos dar a nuestros niños y niñas.

Arrebatarnos la paz

Por: Mónica Mancero Acosta

Me siento abrumada. En los momentos que escribo este artículo de opinión destinado a mi columna semanal, abro mi cuenta de Twitter y encuentro la noticia de que el presidente Lenín Moreno retorna al país de forma imprevista y urgente, pues hoy mismo viajó a Lima (el jueves 12 de abril) para la Cumbre de las Américas, y lo hace con el grupo de familiares de los periodistas secuestrados.

Mi artículo estaba casi terminado y tocaba un tema muy diferente. Sin embargo, no he podido continuar debido al impacto de la noticia, que, de confirmarse, constituye una tragedia para el país.

La fuente de información serían fotografías de los periodistas asesinados por grupos disidentes de las FARC, entregadas por la Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia que habrían sido enviadas al vicepresidente colombiano, quien ha manifestado que van a realizar las verificaciones correspondientes. Estas, aparentemente, serían represalias tomadas por un supuesto ataque de nuestras Fuerzas Armadas a esos grupos.

En el país apoyamos de forma vehemente el acuerdo de paz de nuestros hermanos colombianos, pero hoy vemos los impactos de estos acuerdos, que varios analistas manifestaron que eran previsibles. Esto no significa que en sí misma la paz colombiana cause estos efectos, estos son de largo plazo y tienen que ver con la extrema violencia del narcotráfico.

La tragedia de esta noticia se relaciona con el inmenso dolor para estas familias, con la afrenta que significa para el periodismo en nuestro país, pero también con la espantosa sensación de inseguridad para todo nuestro territorio, empezando por nuestras provincias fronterizas y sus poblaciones.

La gestión del lamentable secuestro de los periodistas por parte del presidente Moreno, de los altos funcionarios en ministerios de Defensa, del Interior, de Relaciones Exteriores, así como altos mandos de Fuerzas Armadas y Policía, deberá ser evaluada en su momento. Hoy, que pretenden arrebatarnos la paz, corresponde un sentido de unidad nacional, de solidaridad, de fortaleza y de despliegue estratégico de la sociedad civil ecuatoriana y, por supuesto, del Estado ecuatoriano, en favor de la seguridad nacional.

En el tiempo, y el espacio…

Por: Mónica Mancero Acosta

La Universidad Central acaba de arribar a su 367 aniversario, y lo hace de frente a logros importantes, pero también a retos que desafían al conjunto de la academia ecuatoriana. La “sede de la razón” surge en 1651, en los claustros de monjes jesuitas y dominicos que se habían instaurado en la colonia; posteriormente adviene la secularización y luego la etapa republicana.

La Central, como habitualmente se la conoce, ha estado atada a la vida política e institucional de este país: desde Eugenio Espejo, quien se formó en sus aulas, enseguida su activa participación en los procesos independentistas, así como su innegable incidencia en la formación del propio Estado nacional en sus ya 200 años. El pensamiento universitario de Alfredo Pérez Guerrero, Manuel Agustín Aguirre, la Reforma de Córdova y la constitución de un movimiento estudiantil politizado, marcaron su rumbo en las últimas décadas del siglo XX. La universidad ha definido el tipo de profesional que sale de sus aulas, así como el pensamiento que se genera y enseña en ellas.

El saber y el poder, pero también el saber y la resistencia han constituido una dialéctica constante que ha signado su vida académica. Ha tenido una vida azarosa, pues ha sido clausurada en innumerables ocasiones, desde la clausura de Carlos III, pasando por la de García Moreno cuando fuera presidente -aunque antes fuera su rector- hasta la clausura reciente de la dictadura de Rodríguez Lara, que duró varios años. Estos cierres han tenido que ver con la amenaza que el poder veía no solo en la movilización y resistencia de sus estudiantes, sino sobre todo en la generación de un pensamiento crítico.

Hoy la universidad, dirigida por la visión académica y humanista de su rector, Fernando Sempértegui, ha logrado la creación de nuevas facultades y carreras; ha mantenido una sostenida y generosa oferta académica de pregrado; ha incorporado a docentes con títulos de doctorado, pero también los está capacitando; ha fortalecido numerosos programas de posgrado y vinculación. Los retos son múltiples y tienen que ver con la investigación, la desburocratización, el perfeccionamiento académico, la equidad de género y minorías, y por ello mismo las reformas a la Ley de Educación Superior son urgentes. Podemos afirmar que, sin temor a equivocarnos, como dice su lema, “en el tiempo y el espacio tu nombre sonará, Universidad”.

Quito, abril 7 de 2018

Necesitamos un “muro”

Por:Mónica Mancero Acosta

Los repentinos y violentos acontecimientos acaecidos en la frontera norte nos han tomado desprevenidos. Al parecer, en seguridad nacional se focalizaron más en el supuesto “enemigo” interno    -léase indígenas, líderes sociales, opositores políticos- que en las verdaderas amenazas cercanas como el narcotráfico. La Senain fue precisamente la institución que dirigió este “espionaje” al más puro estilo criollo; por ello debemos celebrar su cierre, aunque esto no debe significar impunidad sobre lo que se hizo. Las acciones y archivos de su actividad deben investigarse y transparentarse.

El manejo del propio Ministerio de Defensa, como fuimos testigos todos durante el correísmo, fue bastante improvisado e irresponsable. Allí han desfilado académicos que no han sido precisamente conocedores de temas de seguridad y defensa, hasta el punto de convertirse este en el Ministerio de los poetas. Apreciamos el trabajo de los poetas, pero no para cumplir funciones de esa cartera de Estado. Pierde la poesía y la defensa.

Hoy, abocados a ataques constantes y secuestros por parte de grupos vinculados al narcotráfico, los ecuatorianos nos encontramos en verdadero estado de shock. Esas siempre fueron noticias lejanas para nosotros. Ahora despertamos a la realidad y es necesario tomar medidas urgentes. La primera debería ser poner al frente del Ministerio de Defensa a funcionarios que no solo conozcan del tema, sino que además tengan clara una estrategia para enfrentarlo, la cual debe contemplar -necesariamente- acciones conjuntas con el Estado colombiano.

El muro que necesitamos no será, al estilo de Trump, de acero o concreto. Necesitamos un “muro” de seguridad, de paz, de fronteras vivas y, sobre todo, el único “muro” que nos va a salvar de la plaga del narcotráfico -a largo plazo- podría ser una estudiada regulación para promover su legalización, y acabar con este negocio que genera ganancias extraordinarias y un nivel de violencia exacerbado por la disputa de los mercados y circuitos, a cargo de bandas delictivas en competencia. En esta iniciativa deberían unirse varios de los países latinoamericanos que se encuentran en la ruta del narcotráfico; bien haríamos en reactivar el debate sobre esta iniciativa.

31 de marzo de 2018 – 00:00

Opacidad del campo político

Por: Mónica Mancero Acosta

Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, el campo político es la arena de las arenas, aquel en que distintas fuerzas adversarias libran batallas por posicionarse, por acumular capital político y por imponer los principios de visión y de división del campo. Los agentes del campo político son reconocibles en la medida en que producen efectos dentro del mismo.

El campo político en Ecuador ha sufrido una transformación vertiginosa con el ascenso al poder de Lenín Moreno. Ha sido algo inesperado e inédito: que alguien de la misma tienda política haya sido el protagonista de las transformaciones que nos están llevando a un poscorreísmo y a recuperar una democracia más republicana.

Durante mucho tiempo en el país predominó la división correísmo/anticorreísmo, esta dicotomía fue interpretada como parte de una polarización típicamente populista. Con la llegada de Moreno al poder, esta partición se reestructuró porque resultó que la propia Alianza PAIS fue “recuperada” del correísmo -aunque podamos dudar de que tal cosa sea posible-.

No podemos desconocer los efectos, en los términos que nos habla Bourdieu, que ha producido Moreno en su ejercicio de manipulación legítima de los bienes políticos. Desde los cambios en la vicepresidencia, pasando por la cooptación del partido político y el advenimiento de un renovado Consejo de Participación Ciudadana que empieza a ejercer verdaderamente un control social.

No obstante, dentro del vértigo de estos cambios, las últimas disputas entre el expresidente de la Asamblea José Serrano y el fiscal Carlos Baca -y ahora la destitución de la fiscal subrogante, y así sucesivamente- parecen escapar a la lógica que primaba en las transformaciones en el campo político como tal y, más bien, lo que prevalece en este juego político es el metro cuadrado de poder de cada uno de estos personajes, quienes se han mostrado dispuestos a todo por defender su parcela.

Este complejo y suicida juego acarrea una opacidad del campo político y una desinstitucionalización peligrosa porque, más allá de las vanidades e intereses de estos personajes y sus grupos, está la tarea mayor que tiene que ver con la construcción de un campo político más democrático e inclusivo.

24 de marzo de 2018

Libro digital o impreso

Por: Mónica Mancero Acosta

El debate acerca de las preferencias sobre el libro digital o impreso, a mi parecer, es ocioso. Creo que ambos formatos son válidos y cada uno tiene sus ventajas. La aparición de la imprenta, como sabemos, significó una verdadera revolución cultural y, como lo sostiene Benedict Anderson, el capitalismo impreso contribuyó irremediablemente con el surgimiento de las naciones modernas.

El libro, como artefacto cultural, ha tenido una enorme importancia en el desarrollo de la propia humanidad.

El libro digital, indudablemente, es más versátil. Se pueden descargar cientos de libros en un pequeño aparato menos pesado que un libro; allí se subraya, se comenta y se comparten citas a través de las redes sociales. Además, y esto es fundamental, se puede acceder a una cantidad inmensa de literatura de todos los géneros y en diversos idiomas, sin necesidad de viajar o visitar una librería, salvo la virtual.

Más aún, si eres un lector asiduo y te gusta leer en las noches, cuando hay poca luz y puedes estorbar al de al lado, el libro digital tiene luz incorporada.  Aún bajo la luminosidad solar, la versión paper white te permite leer sin mayor problema. Y un dato no menos relevante, usualmente se encuentran las versiones digitales en precios más bajos que los libros impresos. En fin, las ventajas son múltiples y es inevitable que las nuevas generaciones digitales prefieran este formato, en nuestro medio aún poco difundidos.

No obstante, el libro impreso tiene su encanto que viene dado por el papel, por la textura, por el color y hasta por el aroma. Además, la biblioteca sigue siendo ese lugar lleno de estantes en donde descubres un mundo insospechado. La materialidad del libro impreso nos permite asir ideas y pensamientos a los cuales podemos volver cualquier momento y esto nos brinda una seguridad mayor que tener un libro descargado en un formato digital.

Sin embargo, lo importante es democratizar el acceso a los libros y bienes culturales. En nuestro medio se vuelve un artículo de lujo y hay que reconocer que tenemos un mercado ínfimo, los lectores en el país son una fracción insignificante y la mayor parte conectados al sistema educativo.

No obstante, el libro -en uno u otro formato- continuará siendo el dispositivo fundamental de la cultura, a largo plazo.

17 de marzo de 2018