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Revista mexicana Desacatos publica investigación de docentes de FLACSO Ecuador

La investigación sobre urbanismo y COVID-19: relación de la ciudad con las pandemias, es de autoría del profesor Fernando Carrión y la investigadora Paulina Cepeda del Departamento de Estudios Políticos de FLACSO Ecuador y consta en la Revista Desacatos, una publicación cuatrimestral editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) de México

La ciudad pospandemia:del urbanismo al “civitismo”, se titula el trabajo de *FERNANDO CARRIÓN MENA Y PAULINA CEPEDA.

En este artículo se analiza la relación de la ciudad con las pandemias y epidemias así como la búsqueda de respuestas urbanas al problema. También introduce el debate de «urbanismo» (urbs) versus “civitismo” (civitas) y prioriza el papel de la ciudadanía en la futura planificación urbana, que parte del derecho a la ciudad. Además, sus autores señalan que en general, las pandemias se han ensañado históricamente con la población urbana, como también con las infraestructuras y los servicios urbanos; y observan cómo la transurbanización, propia de la globalización, ha determinado que las ciudades se conviertan en epicentros de la propagación del virus y de ahí en una pandemia global. Según esta investigación, específicamente en la pandemia del COVID-19 se muestra un comportamiento urbano con cuatro elementos:
1. El itinerario de la pandemia: temporal, territorial, biológico y de vulnerabilidad.
2. La visión de la ciudad a partir de los sentidos de shock urbano y espacio público: agorafobia, urbicidio.
3. El día después”, a partir de la hipótesis de que salir no será vivir.
4. Las propuestas que buscan responder a la pregunta: ¿qué se está pensando para la ciudad poscoronavirus?
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Universidad africana desea contratar traductores e intérpretes

La Universidad Afroamericana del África Central (AAUCA) ha iniciado una amplia búsqueda a nivel internacional de Traductores e Intérpretes (2 plazas, actuando concurrentemente como traductor e intérprete), lo que constituye una excelente oportunidad para cualquier profesional deseoso de hacer parte de una institución educativa que busca convertirse en un referente de la educación superior, tanto de Guinea Ecuatorial como internacionalmente.

Bajo la autoridad y supervisión directa del Rector, en colaboración con las distintas facultades y departamentos de la AAUCA, los traductores/intérpretes están llamados a traducir un conjunto de documentos de diversa índole, tales como legales, administrativos, financieros, científicos y técnicos, entre otros. Es por ello que los traductores/intérpretes deben tener un excelente conocimiento de su lengua materna (español, inglés, o francés), así como dominio pleno de las lenguas activas indistintamente de los temas, la tecnicidad y el estilo de los textos o el discurso del orador, en atención con las siguientes combinaciones:

  • Español como lengua materna con fluidez en inglés y francés;
  • Inglés como lengua materna con fluidez en español y francés;
  • Francés como lengua materna con fluidez en español e inglés;

En su rol polivalente de traductor e intérprete, el profesional que desempeñe este cargo deberá igualmente proveer servicios de interpretación simultánea y/o consecutiva durante las reuniones que celebre la AAUCA, en atención a las necesidades que dentro de las tres lenguas en concurso exija la situación.

Lea la descripción del cargo aquí.

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Premio Fronteras del Conocimiento para dos pioneros en nanomateriales

El científico estadounidense Paul Alivisatos y el alemán Michael Grätzel son los ganadores del Premio Fundación BBVA en la categoría de Ciencias Básicas de este año por el desarrollo de nuevos nanomateriales, con aplicaciones en energía solar y electrónica avanzada.  

Los científicos galardonados Michael Grätzel (izquierda) y Paul Alivisatos (derecha). / FBBVA

El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas ha sido concedido en su 13º edición a Paul Alivisatos, de la Universidad de California en Berkeley (EE UU) y a Michael Grätzel, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza). Sus contribuciones, fundamentales para el desarrollo de nuevos nanomateriales, ya se están aplicando tanto en la producción de energía renovable como en la electrónica de última generación.

“El trabajo rompedor de Grätzel incluye la invención de un tipo de célula solar sensibilizada por colorante, que lleva su nombre”, señala el acta del jurado, “y Alivisatos ha logrado aportaciones pioneras utilizando nanocristales semiconductores para aplicaciones en energía y visualización en pantallas”.

Para el jurado, Alivisatos y Grätzel son pioneros en controlar la pareja luz-materia, actuando sobre esta última mediante el uso de nanomateriales.

La forma en que la luz interacciona con la materia lleva siglos fascinando a los científicos, y el esfuerzo por controlar esa interacción al máximo detalle está en la base de poderosas tecnologías en la actualidad.

Para el jurado, Alivisatos y Grätzel son pioneros en controlar la pareja luz-materia, actuando sobre esta última mediante el uso de nanomateriales. Por ello, los reconoce por ser figuras clave en la ciencia fundamental que ha permitido “el uso de nanoestructuras para la conversión de energía”.

Grätzel fue pionero en combinar sistemas moleculares y nanopartículas para fabricar un nuevo tipo de células solares que imitan la fotosíntesis, acercando el objetivo de convertir la luz del sol en una fuente de electricidad limpia, eficiente y barata a gran escala.

Alivisatos, por su parte, ha empleado nanocristales con apenas unos miles de átomos, los llamados ‘puntos cuánticos’, para emitir luz cuyo color puede ser controlado de manera muy precisa. Ha usado estos nanocristales también para buscar nuevas fuentes de energía renovable.

Actualmente la aplicación más avanzada de su trabajo es una nueva generación de pantallas que incorporan puntos cuánticos para lograr una alta calidad cromática y ya se comercializan como televisores QLED, de Quantum Dot LED.

En cierto modo, ha explicado Alivisatos por videoconferencia tras conocer el fallo, “Michael ha investigado más en cómo convertir en electricidad la luz que entra en el sistema, mientras que las aplicaciones derivadas de mi trabajo tienen que ver más con cómo convertir la energía en luz que sale del sistema, y que la gente puede usar”.

La faceta medioambiental de los nanomateriales

Ambos galardonados están convencidos de que, ante la grave amenaza del cambio climático y la necesidad de producir energía renovable a gran escala, las nuevas líneas de investigación abiertas por su trabajo en el campo de los nanomateriales representan una de las posibles soluciones desde el ámbito de la ciencia y la tecnología.

Las nuevas líneas de investigación abiertas por su trabajo en el campo de los nanomateriales representan una de las posibles soluciones desde el ámbito de la ciencia y la tecnología

“El cambio climático –señala Grätzel– es en efecto un gran desafío. Debemos reducir nuestro uso de combustibles fósiles y la energía fotovoltaica tiene que aumentar su capacidad por un factor de 200 en las próximas décadas. Por tanto, necesitamos nuevas tecnologías, y la célula sensibilizada por colorante ha llevado a la creación de la nueva célula de perovskita, cuya eficiencia en pruebas piloto ya está superando a las células convencionales de silicio”.

Alivisatos también está convencido de que los nanomateriales aún no han demostrado todo su potencial, y que tendrán un papel clave para abordar el gran reto medioambiental de nuestro tiempo.

“El cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad, y parte de ese reto implica aprender a fabricar nuevos materiales que puedan captar la energía del sol, con las menores pérdidas posibles de energía, y además hacerlo a gran escala”, ha explicado el galardonado.

“Hemos comprobado que los nanomateriales se pueden fabricar con una calidad altísima y a un coste relativamente bajo. Se pueden usar para absorber la luz del sol, y que al hacerlo no pierdan energía en forma de calor, lo que permite una conversión más eficiente en electricidad. Michael Grätzel ya ha mostrado algunos usos de los nanomateriales en la energía solar, pero veremos muchos más a lo largo de los próximos años”, concluye.

Fuente: Fundación BBVA
Derechos: Creative Commons.

Ecuador afronta los retos del desarrollo sostenible y el cumplimiento de la Agenda 2030

La Universidad UTE de Ecuador y su Departamento de Vinculación con la Comunidad presentó el Master Class Internacional: “Desarrollo Sostenible y Cumplimiento de la Agenda 2030” en el que participaron Mireya Villacís, coordinadora general de la Fundación Futuro Latinoamericano; Juan Pablo Guzmán, representante de la Vicepresidencia de la República de Ecuador; y Débora Ramos, especialista académica del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC). Ellos fueron los encargados de presentar su análisis sobre cómo se están asumiendo en el Ecuador los desafíos que representan el desarrollo sostenible y el cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

El programa inició con la participación de Villacís, quien habló sobre el desarrollo de la agenda global de desarrollo sostenible y sobre el avance de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel nacional y el rol de la sociedad civil. En su presentación identificó los problemas estructurales que atraviesa el país, la crisis económica acentuada por la pandemia, así como también las dificultades que conllevan al cambio climático y al colapso de la biodiversidad. Al abordar los retos que plantea el desarrollo sostenible destacó que “Se requiere de un cambio de paradigma que permita dar respuestas integrales a la crisis sistémica que vive actualmente el mundo y la humanidad”. Recalcó la importancia del desarrollo sostenible y para ello comentó que se requiere del trabajo unificado de todos los sectores de la sociedad, ya que el desarrollo sostenible es responsabilidad de todos. Entre los obstáculos para el logro del desarrollo sostenible en Ecuador, destacó el poco conocimiento de los ODS, la falta de articulación entre actores de distintos sectores, y la capacidad limitada tanto para la autogestión de recursos como para la producción de datos estadísticos e de indicadores.

Juan Pablo Guzmán, subsecretario de relacionamiento y articulación al desarrollo sostenible de la Vicepresidencia de la República de Ecuador, abordó su exposición desde el enfoque de la desnutrición crónica infantil como indicador de retroceso en el desarrollo para el país. En Ecuador existe un 23% de niños menores de 5 años con desnutrición según los datos alcanzados en el 2018.

Para Guzmán, más allá de ser éste un tema moral, representa un impacto macroeconómico ya que, según estimaciones del Banco Mundial, por cada dólar invertido en nutrición durante los primeros 1.000 días de vida de una persona se obtienen 30$ de beneficios relacionados con educación y salud, sumado al impacto que generará en el crecimiento y desarrollo social del país: “Ya que un niño bien nutrido, según las cifras de UNICEF, tiene posibilidades de mejorar en al menos un 22% sus ingresos futuros en relación con un niño que sufre de desnutrición”. Ecuador es el segundo país en la región con la peor tasa de desnutrición, señala el subsecretario, por lo que urge atender la política pública que se enfoque en la desnutrición infantil. Guzmán dio a conocer los retos y los avances, entre los que destacan: el establecimiento de un modelo de articulación intersectorial para el cual se desarrolló una estrategia de intervención a nivel nacional, con definición de la población objetivo y el establecimiento de un paquete priorizado de prestaciones.

Contribución de la educación superior para el cumplimiento de la Agenda 2030.

Para cerrar el evento, tomó la palabra Débora Ramos, especialista académica del IESALC, quien presentó la contribución de la educación superior para el cumplimiento de la Agenda 2030. Ramos destacó cómo la pandemia del COVID-19 ha servido para reforzar la vigencia de los objetivos de desarrollo sostenible como modelo de desarrollo capaz de eliminar la pobreza extrema, generar empleos de calidad y garantizar una vida próspera sin dejar a nadie atrás.

La hoja de ruta que representa la Agenda prioriza la educación inclusiva y de calidad en todos los niveles de formación “el papel de las instituciones de educación superior y universidades en particular es clave para la implementación de la Agenda 2030 y la consecución de las metas englobadas de los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible que contempla”, aseguró la especialista del IESALC. Para Ramos, la educación superior es incuestionablemente un potencializador de la innovación y de ciudadanos con sentido humano. Sin embargo, la presión en la gestión a la que se ven sometidas las instituciones de educación superior (IES) y las universidades ha creado una crisis en su desenvolvimiento, ya que deben hacer más pero con menos recursos.

Revelan los estudios de calidad sobre la contribución de las IES a los ODS que, ante la pandemia, han sido las universidades las que más exigencias han puesto sobre sus hombros. Seguidamente, presentó los pilares de la práctica de la sostenibilidad en las IES. El primero es el diseño de un plan estratégico de sostenibilidad que permita ejecutar prácticas cotidianas, el segundo es la progresiva transformación de las prácticas institucionales en ámbitos decisivos para la sostenibilidad, que involucra tanto el diseño del mantenimiento de los edificios de la institución hasta el tratamiento de los desechos y residuos sólidos; y el tercer pilar se traduce en la generación de campañas de sensibilización con mensajes claros para lograr poco a poco la transformación de algunos comportamientos que impidan o distorsionen el logro de la meta de sostenibilidad. Si bien estos pilares implican un costo, este se debe entender como una inversión para el presente y el futuro “Quien se forma en una institución sostenible que le ayude a crear conciencia de sostenibilidad y le ofrezca oportunidad de crear hábitos en su comunidad, se comportará como un ciudadano responsable”.

El actual desafío para las IES y universidades, indispensables para la transformación de las sociedades, es que estamos a 10 años de cumplir la fecha establecida para alcanzar los objetivos y metas fijadas, y es necesario el trabajo y colaboración de todos los sectores. Por ello la conformación de redes o consorcios interuniversitarios de articulación intersectorial se hace indispensable hoy en día para avanzar, concluyó Ramos.

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Retos de la educación superior en América Latina y el Caribe con una visión al 2030.

La pandemia, una oportunidad para cerrar la brecha de género en ciencia

Numerosos estudios han constatado que la emergencia global provocada por la covid ha agudizado la desigualdad entre hombres y mujeres investigadores. Científicos e instituciones de todo el planeta evalúan posibles soluciones para mitigar el impacto de esta crisis sanitaria en la carrera de las científicas y proponen transformarla en una oportunidad de alcanzar una equidad real.

Centros de investigación y universidades estudian estrategias para corregir el impacto de la covid en la brecha de género. / Adobe Stock

Los efectos del confinamiento al inicio de la pandemia no tardaron en notarse en el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, uno de los institutos más avanzados y combativos en España en políticas de igualdad de género en el ámbito de la ciencia. Entre otros, cuenta con un programa para contratar investigadoras jóvenes de alto nivel, que conforman casi el 50 % de la plantilla y que suelen tener hijos pequeños. Quizás por eso, de forma más aguda que en otros casos, cuando comenzó el encierro empezaron a constatar que muchas de sus científicas tenían verdaderas dificultades para continuar con su trabajo.

“Se puede teletrabajar en situaciones como la mía, que no tengo que ocuparme de nadie y estoy en casa, tranquila, sin ruidos, y me puedo concentrar”, considera Isabelle Vernos, investigadora Icrea al frente de la comisión de igualdad de género en el CRG. “Pero en casos en los que hay niños, y sobre todo cuando son pequeños, es muy, muy complicado, porque no tienes ni un segundo y el rato que te queda cuando se van a dormir estás agotada, con el cerebro vacío. ¿Cómo vas a escribir un artículo así? Por más que te turnes con la pareja, tienes poco tiempo de calidad”, señala esta bióloga a SINC.

Teletrabajar con hijos o personas dependientes afecta tanto a hombres como a mujeres que se encargan de los cuidados, pero las cifras constatan que siguen siendo ellas quienes se llevan la peor parte, un hecho que se ha agudizado durante la pandemia

Roni Wright, investigadora posdoctoral de este centro, asiente con vehemencia. Con tres hijos pequeños, antes de la pandemia ya hacía verdaderos malabares entre hacer experimentos, solicitar becas, coordinar al equipo, preparar manuscritos, investigar, dar clases en la universidad y la crianza.

“Una locura, pero lo hacía como tantos otros investigadores, y funcionaba”, explica Wright, quien confiesa que cuando se decretó el confinamiento total en marzo de 2020 “era optimista y pensaba que, al no tener que ir al laboratorio, tendría más tiempo para escribir y también para disfrutar en familia. ¡Qué naif fui!”.

En una conferencia online celebrada en septiembre e impulsada por el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) en Barcelona, esta investigadora escocesa relató cómo durante meses tuvo que trabajar en la cocina, con su portátil, “con tres niños que me interrumpían continuamente porque tenían hambre, estaban aburridos, se peleaban o tenían que hacer deberes del colegio que no entendían. Era imposible concentrarse así. Por la noche, cuando se iban a dormir, estaba totalmente exhausta”.

Y no era la única. Al poco se vio intercambiándose correos y mensajes con otras investigadoras en su misma situación, que sufrían altos niveles de estrés y ansiedad.

Las mujeres científicas, al estar dedicando más tiempo a cuidar y a la educación de los hijos en casa, están publicando menos. / Adobe Stock

Si cuidan más, publican menos

Aunque el hecho de tener que teletrabajar con hijos o personas dependientes en casa afecta tanto a hombres como a mujeres que se encargan de los cuidados, las cifras constatan que siguen siendo ellas quienes se suelen llevar la peor parte, un hecho que se ha agudizado durante la pandemia y que está reforzando la brecha de género en ciencia e investigación.

Que las científicas publiquen menos es grave, porque esto hará que accedan a menos ayudas o becas, y que también sean promocionadas menos

“Es la misma tormenta, pero con barcas distintas”, considera Wright en referencia a la experiencia de hombres y mujeres y parafraseando un poema del escritor británico Damian Barr. Y “la forma en que experimentamos esta pandemia, en que capeamos con ella y cómo saldremos de ella será muy distinta en función de la barca en la que estemos”, remacha.

Los estudios realizados a lo largo de 2020 sobre el impacto de la covid en la carrera investigadora de las mujeres han alertado de que ellas han escrito de forma significativa menos artículos científicos que ellos y que el motivo principal son los cuidados, de los que siguen haciéndose cargo de forma mayoritaria. Que publiquen menos es grave, porque implica que están pudiendo investigar menos.

La bióloga celular Isabelle Vernos en su laboratorio el Centro de Regulación Genómica, en Barcelona. Foto de archivo. / CRG

Y como la manera de evaluar a los científicos sigue siendo a través de qué publican y dónde lo publican, que ellas se queden rezagadas en publicaciones hará que accedan a menos ayudas financieras o becas, y que también sean promocionadas menos.

Por si fuera poco, sus voces no se oirán, lo que repercutirá sobremanera en la calidad de la ciencia. “Necesitamos representación de la diversidad en los equipos científicos y en la investigación que se lleva a cabo, porque nuestras sociedades son diversas. Si no, el riesgo es dejar de lado dimensiones”, advierte Sabine Oertelt-Prigione, catedrática de Género en Medicina de la Universidad holandesa de Radboud.

Estrategias para minimizar el impacto

Ante esa situación, centros de investigación y universidades de todo el planeta se han puesto manos a la obra para intentar corregir y mitigar el impacto de la covid.

“En el CRG habíamos sido muy activos en trabajar para proporcionar igualdad o ayudar en casos de dificultad antes de la crisis, por tanto no íbamos a quedarnos de brazos cruzados con la pandemia”, afirma Vernos, que explica que desde la Comisión de Igualdad de Género de ese centro se creó un equipo de trabajo especial, una task force, que revisaba cada caso y trataba de buscar las mejores soluciones posibles.

En líneas generales, decidieron flexibilizar por completo los horarios y revisar los objetivos de cada grupo para hacerlos más realistas y acordes con la situación personal de cada investigadora o investigador.

Crearon una red de apoyo mutuo para las familias, a través de las que podían comunicarse, intercambiar información y recursos —como qué campamentos de verano había o propuestas para compartir canguro por horas—, una especie de tribu-CRG.

Vivir del salario de una posdoc no es nada fácil. Mi compañero no habla castellano ni catalán, lo que dificulta conseguir un empleo. No tenemos familia aquí que nos eche un cable

Malgorzata Siudek, cosmóloga becada por el programa ‘Mothers of Science’

También valoraron la opción de dar becas de ayuda económica a familias monoparentales (mayoritariamente madres solteras), a investigadores cuyas parejas hubieran perdido el trabajo durante la pandemia o a aquellos con sueldos más bajos.

El programa Mothers of Science del BIST catalán ofrece becas y coaching a las investigadoras madres para apoyarlas en su carrera.

“Llegué España con mi pareja y dos hijos. Vivir del salario de una posdoc no es nada fácil. Mi compañero no habla castellano ni catalán, lo que dificulta que pueda conseguir un empleo. No tenemos familia aquí que nos eche un cable cuando los niños están enfermos o en situaciones como esta”, se lamenta Malgorzata Siudek, investigadora posdoc Marie Curie-PROBIST en el Instituto de Física de Altas Energías (IFAE), que ha sido una de las diez receptoras de una beca mensual de 400 euros de ayuda dentro del programa competitivo ‘Mothers of Science’, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Barcelona (BIST), una fundación científica integrada por siete centros de investigación en Cataluña.

Además de ayudas económicas, muchos centros pusieron en marcha recursos de ayuda emocional y psicológica para lidiar con el estrés y la ansiedad provocada por la situación, consumidos principalmente por mujeres. Por ejemplo, en el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) de Castelldefels reorientaron los programas de bienestar emocional y psicológico que tenían para apoyar a su personal investigador durante la pandemia.

Qué se está haciendo en otros países

A escala internacional, la alianza integrada por 14 centros europeos de investigación biomédica de excelencia EU-LIFE ha optado por extender el contrato a las líderes de grupo júnior durante al menos un año, así como a posdocs y estudiantes de doctorado cuyos proyectos se han retrasado por culpa de la pandemia, cuenta su coordinadora Marta Agostinho. Y han optado mayoritariamente por establecer turnos flexibles.

“Esa flexibilidad, que suena muy bien, necesitamos que sea real. ¿Dejarán que padres y madres trabajen por la noche? Porque quizás para poder conciliar les va bien ir al laboratorio a partir de las ocho de la tarde o en fin de semana”, cuestiona la investigadora Icrea Núria Montserrat, del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), que, como Wright, también tiene tres hijos pequeños.

El Instituto Babraham, en Cambridge (Reino Unido), ha ido un paso más allá y ha extendido una iniciativa en marcha desde 2018 para apoyar a las investigadoras durante su baja de maternidad a todas aquellas científicas que la necesitaran. Se trata de la figura del investigador de soporte temporal, que se convierte en los ojos y las manos de la investigadora principal en el laboratorio para que esta pueda continuar con su trabajo a distancia, desde casa, sin perder competitividad.

La investigadora Núria Montserrat, del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), con su equipo. En pleno confinamiento, sus minirriñones sirvieron para probar un fármaco que impide la infección del SARS-CoV-2.

Se necesita un cambio global

A pesar de que esas medidas han supuesto una ayuda, cada vez son más las voces que se alzan para reclamar que no son suficientes y que se requieren políticas a escala macro que evalúen y corrijan el impacto de la covid en la carrera de las científicas. Una de las medidas más demandadas es la de fomentar más participación femenina como primeras o últimas autoras en estudios y artículos científicos.

“Las revistas científicas pueden ser una palanca de cambio importante para incrementar de manera efectiva la igualdad de género”, considera Ana-Catarina Pinho-Gomes, líder de un trabajo publicado en BMJ Global Health. Por ello, hay que “empujarlas” a apostar porque publiquen artículos con más mujeres como primera y última autora, lo que hará que más científicas sean invitadas a participar en investigaciones.

Las mujeres necesitan ser autoras principales, liderar la investigación. Eso irá generando cambios en la mentalidad de la ciencia, que es lo que necesitamos: dejar de discutir ya de algo que tiene que ser natural

Ana-Catarina Pinho-Gomes

“Las mujeres necesitan ser autoras principales, liderar la investigación. Eso irá generando cambios en la mentalidad de la ciencia, que es lo que necesitamos: dejar de discutir ya de algo que tiene que ser natural”, añade esta investigadora.

En ese sentido, un artículo reciente publicado en PNAS y liderado por Jessica Malisch, profesora de fisiología del St Mary’s College de Maryland, en EE UU, constataba que en tiempos de crisis los procesos de tomas de decisiones eran más sesgados, ya fuera para contratar a un investigador o para valorar si publicar o no un estudio; y que eso repercutía de forma negativa en las mujeres. Por ello, proponía la creación de un comité especial que se encargara de evaluar los méritos de las investigadoras utilizando nuevas métricas, en las que se pudieran hacer constar los cuidados.

Asimismo, el trabajo analiza la prórroga de contrato que muchos centros y universidades han ofrecido a sus investigadoras para mitigar la pérdida anticipada de productividad atribuible a la covid, y reclama que esas extensiones vayan acompañadas de mecanismos de financiación adicionales. Alerta de que las mujeres, en general, suelen ser penalizadas por la pérdida de productividad cuando se las compara con hombres.

Datos para respaldar medidas

“La solución pasa por, en primer lugar, investigar hasta qué punto [la situación covid] afecta a las mujeres y otras minorías y, luego, responder con un plan estratégico de acciones, que incluya en las métricas las responsabilidades individuales, para lidiar con los cambios de productividad”, afirman en el artículo.

En respuesta a ese trabajo, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago proponían en esa misma publicación repensar el curriculum vitae, que es el instrumento que se usa para evaluar a los científicos, para reflejar las contribuciones y dificultades durante la pandemia de las investigadoras e incluso proponían una plantilla para elaborar ese nuevo CV y contabilizar los cuidados.

La situación excepcional propiciada por la covid puede ser el revulsivo para provocar un cambio social. Y eso pasa primero por un análisis en profundidad y la implementación de estrategias en función de los datos obtenidos

Zulema Altamirano

Para Zulema Altamirano, directora de la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia e Innovación, la situación excepcional propiciada por la covid puede ser el revulsivo para provocar un cambio social. Y eso pasa primero por un análisis en profundidad y luego por la implementación de estrategias en función de los datos obtenidos.

“Estamos estudiando en profundidad el impacto a corto, medio y largo plazo en la carrera de las jóvenes científicas para ver cuáles son las medidas más efectivas. Pero antes necesitamos datos con los que respaldar iniciativas. Queremos que los resultados sirvan para avanzar en el programa de estabilidad de la carrera investigadora con perspectiva de género”, afirma Altamirano.

“Todo lo que ha pasado es una oportunidad para aprender”, opina Elena Marbán, investigadora de ISGlobal y coautora del informe sobre impacto de la covid y género. “Tenemos la oportunidad de lograr una sociedad más equitativa y no la podemos desaprovechar”.

Derechos: Creative Commons

La confianza en sí mismas de las jóvenes ingenieras influye en la brecha salarial de género

Una investigación sobre graduados en ingeniería de EE UU indica que desde los primeros años de carrera ellas se valoran como ‘menos apropiadas’ para un puesto que ellos. En el estudio, las mujeres cobraban una media de 4.000 dólares anuales menos que sus compañeros. Trabajos anteriores han revelado que las mujeres en ciencia se autoevalúan peor y eso las perjudica para promocionar. Las expertas coinciden en que los estereotipos culturales en estas profesiones minan su autoconfianza.

El estudio utilizó una encuesta a 559 estudiantes y graduados de ingenierías informáticas, de los que 195 eran mujeres. / Pixabay

En muchos ámbitos laborales de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), las mujeres tienen un sueldo anual más bajo que sus compañeros. No existe una causa determinada que explique esta disparidad salarial, y las investigaciones desarrolladas hasta la fecha suelen centrarse en un periodo determinado de tiempo, normalmente unos años después de que una persona entre en la empresa.

Ahora, una investigación publicada en noviembre pasado en PNAS sugiere que esta discriminación podría comenzar mucho antes, al inicio de la vida laboral, en el momento en el que concluyen los estudios universitarios y se da el salto al mercado de trabajo.

Para encontrar las causas tras esta brecha salarial en las recién graduadas, el equipo de investigación de Adina Sterling, profesora asociada de Comportamiento Organizacional de la Escuela de Posgrado de Negocios de Stanford (California, EE UU), empleó una encuesta longitudinal a 559 estudiantes de ingenierías informáticas —195 mujeres y 364 hombres— de 27 instituciones estadounidenses que completaron sus estudios entre 2015 y 2017.

El equipo no encontró sesgos en la importancia que se le daba a la retribución –era idéntica– y no pudo demostrar que la percepción de un entorno de trabajo más amigable afectase a la brecha salarial

En dicha encuesta se recogían datos sobre el salario anual de los participantes y se les preguntaba por cómo percibían su entorno laboral, cuánta importancia le daban a su retribución y cómo de capaces se veían en su trabajo. Con estos datos se podría evidenciar las construcciones culturales que afectan a la brecha de género y, por otro lado, si existía una disparidad de salarios entre mujeres y hombres con currículum idéntico.

Sterling explica a SINC que su equipo era consciente, por la literatura científica que hay al respecto, de que se iban a encontrar niveles más bajos de confianza en las estudiantes y recién graduadas. “De lo que no estábamos tan seguros es si esto tendría un impacto en su salario. Pero era una hipótesis lógica ya que hay razones para creer que una alta autoestima puede conducir a mejores sueldos”, argumenta.

En el análisis de los datos, la investigación destaca que las mujeres cobraban menos de 61.000 dólares anuales, mientras que sus colegas ganaban más de 65.000 dólares. Además, los autores encontraron que las trabajadoras mostraban niveles más bajos de autoconfianza y se veían menos capaces en su trabajo, lo que no solo puede influir en su nómina sino en el acceso a otros campos STEM con mejores retribuciones.

Por otro lado, el equipo no encontró sesgos en la importancia que se le otorgaba a la retribución —era idéntica en hombres y mujeres— y no pudo demostrar que la percepción de un entorno de trabajo más amigable afectase a la brecha salarial: “Es cierto que ellas dan más importancia a la cultura corporativa, pero también es verdad que quienes valoran más este punto suelen tener salarios más altos”, afirma.

La brecha de género aumenta la desconfianza

La investigación concluye que las construcciones culturales sobre la conveniencia de las mujeres en determinadas profesiones STEM pueden influir en cómo de capaces se ven ellas de desempeñar los puestos de sus compañeros varones.

“Los arquetipos culturales como los brogrammers (acrónimo inglés para llamar a los programadores, estereotípicamente masculinos) son problemáticos porque ofrecen un esquema mental de cómo es el ingeniero ideal, una imagen prototípica que no incluye a las mujeres y puede llevar a sesgos más sutiles a la hora de decidir a quién contratar”, explica la investigadora principal.

“Los arquetipos culturales como los brogrammers son problemáticos porque ofrecen un esquema mental de cómo es el ingeniero ideal, una imagen prototípica que no incluye a las mujeres”

Como ejemplo, el trabajo indica que a ellas se les cuestiona a menudo sus capacidades labores a pesar de haber obtenido un título de ingeniería, algo que no les ocurre a los hombres.

La investigación sugiere que habría que hacer más esfuerzos en reforzar la autoconfianza de los y las estudiantes STEM antes de entrar al mercado de trabajo, y emplaza a los empresarios a considerar otros modelos de contratación que no tengan en cuenta la autoestima como indicador de éxito.

Desterrar el estereotipo masculino

Para Sterling, el cambio más importante no debe provenir de las estudiantes, las recién graduadas o de los contratadores, sino de que la sociedad sea capaz de desterrar las imágenes y el lenguaje prototípico que empuja a pensar que las matemáticas, las físicas y las ingenierías son ‘cosa de hombres’.

Para explicar esto, la investigadora comparte una anécdota que le sucedió en su primer año como profesora universitaria, cuando una alumna entró a su despacho y mostró entusiasmo porque fuera ella, una mujer negra y joven y no un hombre mayor de pelo blanco, quien le diera clase. “La estudiante no estaba expresando que no le hubiera gustado que el hombre adulto le diera clase, sino que ella, al igual que la mayoría, tiene una imagen mental sobre quién puede ser profesor, investigador, ingeniero, enfermero, doctor, etc. porque son profesiones muy segregadas por género”, cuenta.

“Yo diría a las mujeres que, si se sienten como impostoras en su trabajo, ignoren ese sentimiento, porque no lo son”, concluye la investigadora principal

A esto se le suman algunas dinámicas preocupantes que ocurren en los trabajos de clase de las ingenierías, en las que a ellas se les otorgan responsabilidades secundarias, “como anotadoras u oyentes, en lugar de hacer el trabajo más técnico”, afirma. “Los educadores deberían estudiar a sus alumnos sobre sus sentimientos de aislamiento y pertenencia, y con qué frecuencia se les da roles marginales en los trabajos”, advierte la investigadora.

“Esto es un problema de toda la sociedad, de padres, madres, educadores e instituciones. Debe haber una disposición de la sociedad a no crear estereotipos sobre quién puede cursar determinadas carreras para no tener ocupaciones específicas que se asocian a un género determinado”.

Pero hasta que no lleguemos a ese punto, “yo diría a las mujeres que, si se sienten como impostoras en su trabajo, ignoren ese sentimiento, porque no lo son”, concluye la investigadora.

Un éxito contra la desigualdad: eliminar la autoevaluación

Un buen ejemplo de institución que ha intentado eliminar la brecha de género es el del Consejo Europeo de Investigaciones (ERC, por sus siglas en inglés) y su Grupo de Trabajo en Asuntos de Género, que ha visto un aumento progresivo de solicitudes de jóvenes investigadoras y tasas de éxito idénticas en hombres y mujeres. De hecho, desde 2014, se han otorgado más solicitudes de Consolidator Grants a ellas que a ellos.

La que fuera responsable de este grupo hasta 2019, Isabelle Vernos, destaca a SINC todas las medidas individuales que se tomaron para fomentar la igualdad de género en la investigación científica europea: “Hicimos muchas cosas que individualmente no parecen tanto, pero si tengo que destacar algo es que hemos logrado que el success rate sea ahora idéntico entre hombres y mujeres”.

Éxito de candidaturas según el género y las convocatorias del ERC. / ERC, actualizado en 2018

Precisamente una de las medidas tomadas en la institución, en la línea de esta investigación publicada en PNAS y de la que Vernos no ha formado parte, es eliminar la autoevaluación en las solicitudes ERC. “Decidimos quitarlo porque hay estudios que muestran cómo las mujeres no son muy propensas a echarse flores, mucho menos que los hombres, y eso podía suponer su desventaja”, argumenta.

De hecho, el National Bureau of Economic Research realizó este año una serie de experimentos a 4.000 participantes para encontrar sesgos de género a la hora de valorar su propio trabajo y el de otros. Los investigadores pudieron demostrar que las mujeres se otorgaban peores autovaloraciones de manera sistemática en comparación con hombres de su mismo desempeño y categoría.

Una investigación publicada este año pudo demostrar que las mujeres se otorgaban peores autoevaluaciones de manera sistemática en comparación con hombres de su misma categoría

Esta autoexigencia de las investigadoras también repercute a la hora de promocionar a mejores puestos de trabajo. Según explica Vernos, “en los países nórdicos las mujeres nunca se presentaban de manera tan fácil porque pensaban que no estaban al nivel de la promoción”. En aquellos lugares donde se fijaron mecanismos para ayudarlas a dar el paso, “todas eran promovidas porque sí estaban al nivel”.

Por último, otras medidas que tomó el Grupo de Trabajo de Asuntos de Género del ERC para promover la participación y el éxito femenino son el dar más tiempo para optar a becas ERC tras cada hijo nacido después del doctorado, así como realizar cursos para evitar los sesgos inconscientes de género en los panel members que otorgan las becas de este organismo europeo.

Referencia:

Sterling, A., et al., «The confidence gap predicts the gender pay gap among STEM graduates». PNAS (2020).

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

La transformación digital durante la pandemia de la covid-19 y los efectos sobre la docencia 

Francesc Pedró, director del Iesalc-UNESCO

“Ha quedado demostrado en el mundo entero, así como en nuestra región, que para lograr la continuidad pedagógica necesitamos echar mano de las soluciones tecnológicas que estén a nuestro alcance y al alcance de los estudiantes, a pesar de que estemos cerrados o semi cerrados”, dijo Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), durante su intervención, el pasado 21 de enero de 2021, en el foro “La Educación Superior en Nicaragua y el Impacto del COVID-19”, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN).

Destacó Pedró los riesgos que se corren al mantener la misma fórmula para la continuidad pedagógica durante la emergencia. Es el caso de la desconexión tecnológica, donde solo el 51% de los hogares de América Latina y el Caribe están debidamente equipados para recibir clases. “En Nicaragua, apenas un 20% de los hogares tiene el equipamiento y el ancho de banda para la conexión, pero hay prácticamente mas teléfonos celulares que habitantes”, destacó. También se destaca la desconexión personal, donde las preocupaciones económicas de los estudiantes encabezan el listado de prioridades por atender, antes que sus clases. Y por último, la desconexión pedagógica, que se presenta ante la falta de preparación para dar clases vía digital, las cuales no son las mismas que se requieren para hacerlo de modo presencial.

Sobre los efectos de la COVID-19 en la educación superior, Pedró recalcó tres elementos que son considerados elementales en la compresión del escenario que se está viviendo; el primero es la pérdida de aprendizajes, con una estimación de un 15% de pérdidas competenciales durante la pandemia, a diferencia de las pausas regulares que se tienen con las clases presenciales. El segundo elemento es la pérdida de estudiantes, registrada entre 3% y 10%, teniendo reportes de hasta un 30% menos de estudiantes matriculados. Por último, la pérdida de equidad, donde se ha visto la ampliación de pérdidas entre cuartiles.

Ante este panorama, el director del IESALC, quiso cerrar su presentación con cuatro propuestas de ventanas de oportunidades que las circunstancias brindan: la primera, se pueden mejorar las capacidades docentes para brindar sus clases y hacerlo con éxito; la segunda es el poder avanzar en la hibridación entre las clases virtuales y las presenciales, para tener lo mejor de ambos mundos y no imponer alguno. La tercera ventana: la educación a distancia, se estima que para el 2030 en Argentina, Colombia y México se tenga un 85% de población adulta recibiendo clases en línea antes que de manera presencial. Gracias a la pandemia, se tiene una oportunidad para proyectar hacia el futuro la posibilidad de llegar a universidades públicas con esta modalidad.

“Desde la perspectiva de la UNESCO no se trata de promover el uso de la tecnología en sí mismo, sino más bien de hacernos la pregunta de si utilizando intensivamente la tecnología podemos mejorar la calidad pedagógica”, dijo Pedró.

La cuarta ventana se ve reflejada al lograr una movilidad virtual donde las universidades se han visto abocadas a alcanzar un mayor número de publicaciones gracias a la cooperación internacional, donde la comunidad científica se une de manera natural a obtener un desarrollo sostenible porque es la primera interesada en estrechar lazos internacionales y en plasmar los esfuerzos en alianzas y colaboraciones en búsqueda de beneficiar a la comunidad.

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Revista española de Educación Comparada publica su número 37 con participación del IESALC

La Revista Española de Educación Comparada (REEC) de la Universidad Nacional de Educación a Distancia publicó recientemente el número 37 “Influencias supranacionales y educación superior” (Supranational influences in higher education), correspondiente a la edición del período enero-junio de 2021.

Dedicada a la educación superior, la edición cuenta con el apoyo editorial del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC). El monográfico, titulado “Educación supranacional y educación superior: propuestas, impactos y retos”, cuenta con un capítulo introductorio escrito por Javier M. Valle, co-director de la revista REEC, y por Francesc Pedró, director del IESALC, titulado “Educación Supranacional y Educación Superior: claves de transformación global para sociedades complejas”. En el texto se evidencia la existencia de un impacto directo entre la política educativa de los organismos internacionales, analizada desde la educación supranacional, y las instituciones de educación superior. Para los autores “la educación supranacional y la educación superior pueden ser claves de transformación global para las sociedades complejas en las que habitamos contemporáneamente: como marcos para comprenderlas y como palancas para promoverlas”.

En un segundo artículo titulado “¿Quién le pone el cascabel al gato? Un análisis comparativo de las agencias de garantía de la calidad de la educación superior” , el director del IESALC presenta un análisis comparativo de las razones que han llevado a la expansión de las agencias de aseguramiento de la calidad de la educación superior, así como de las convergencias y las divergencias que emergen globalmente. El mismo arroja luces sobre las problemáticas universales comunes, entre las que se cuentan la cuestión de la independencia y su relativa incapacidad de rendir cuentas, entre otros aspectos.

La especialista académica del IESALC, Débora Ramos, participa con el artículo “Contribución de la educación superior a los Objetivos de Desarrollo Sostenible desde la docencia”, en el cual examina cómo se ha configurado la docencia como la dimensión con mayor potencial para incorporar el desarrollo sostenible y cómo, junto a la investigación, es considerada una de las principales áreas de contribución al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), concretizada en la integración de estos objetivos a los planes de estudios.

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El análisis de de 166.000 genomas apoya la idea del supercontagio como motor de la pandemia de covid-19

Los profesores de la Universidad de Santiago de Compostela Antonio Salas y Federico Martinón concluyen, después de analizar más de 166.000 genomas completos del SARS-CoV-2, que responsabilizar a una cepa «del caos que estamos viviendo» es una enorme simplificación.

Los científicos abordan en este trabajo cientos de eventos ocurridos en distintas partes del mundo a lo largo de la pandemia. / Adobe Stock

El rol de los supercontagiadores como “catalizadores perfectos” de la pandemia a causa de la covid-19 parece confirmarse, según afirman los profesores de la Universidad de Santiago de Compostela Antonio Salas y Federico Martinón en un trabajo publicado en enero la revista  Science, y que aún no ha sido revisado por otros investigadores.

“Responsabilizar a una cepa del caos que estamos viviendo es una enorme simplificación del algoritmo de la pandemia”, apuntan los científicos después de analizar más de 166.000 genomas completos del coronavirus.

Según sus estimaciones, los supercontagiadores siguen siendo “el motor” de la crisis sanitaria actual y pueden dar origen a grandes brotes más allá de cual sea la cepa predominante del SARS-CoV-2.

El grupo liderado por Salas y Martinón decidió explorar el modelo de  supercontagio en una base de datos mucho más amplia que la que ya se había utilizado en un trabajo publicado por estos autores en mayo de 2020.

Los supercontagiadores siguen siendo “el motor” de la crisis sanitaria actual y pueden dar origen a grandes brotes más allá de cual sea la cepa predominante del SARS-CoV-2

Los científicos abordan en este trabajo cientos de eventos ocurridos en distintas partes del mundo a lo largo de la pandemia. Al explorar miles de genomas del virus, lograron corroborar que una buena parte de los contagios se explican a causa del  supercontagio. “Es muy gratificante observar cómo afloran evidencias cada vez más consistentes que indican la importancia del supercontagio en la transmisión del virus”, dice Salas.

La revista Science dio cuenta recientemente de dos eventos de supercontagio sucedidos en Boston durante la primera ola. “Uno de los dos eventos de Boston ya lo reportamos hace meses junto con otras docenas más, y el otro evento no pudimos detectarlo porque no teníamos acceso a las secuencias. Ahora que pudimos acceder a una base de datos mucho más amplia y empleando exactamente la misma metodología que usamos en mayo, sí lo detectamos, así como unos cuantos de cientos más”, continúa.

Cepas y vacunas

Por su parte, el profesor Martinón destaca “la importancia que tiene hacer un seguimiento de las cepas que circulan en el mundo, porque puede alertarnos sobre la necesidad de establecer medidas preventivas, así como de re-orientar, si fuera preciso, las vacunas existentes y las que están por venir. Sería relativamente fácil actualizar las vacunas con las nuevas variantes que vayan apareciendo”.

“Cuando se dice que una cepa es más transmisible que otra, es importante poner esta afirmación en contexto”Antonio Salas

Según los también científicos del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS), la aparición de cepas nuevas del virus no es algo extraordinario en el SARS- CoV-2. “Entender la dinámica del virus los ayudan a poner en contexto cepas como la británica, la brasileña, o la japonesa. Cuando se dice que una cepa es más transmisible que otra, es importante poner esta afirmación en contexto, y no olvidar que el modelo de transmisión y el comportamiento social son dos potentes motores de la pandemia”, explica Salas.

En términos generales, una persona que usa mascarilla y mantiene la distancia social, previene el contagio, sea portador o no de una variante u otra. Por otro lado, un supercontagiador es un catalizador perfecto y puede originar grandes brotes y así convertir una mutación que surge en un único individuo, en una mutación predominante.

La valoración sobre la mayor o menor capacidad infecciosa de las cepas debe hacerse siempre en un contexto relativo, aseguran los científicos. “La capacidad infecciosa de una cepa se estudia siempre en un espacio geográfico concreto y se compara contra otras variantes que circulan en el mismo contexto epidemiológico. Sin embargo, no contra todas las que están circulando en el mundo o las que ya se extinguieron y que también, en momentos determinados fueron dominantes en algún lugar”, explica Salas.

Para el profesor de la USC, “responsabilizar a una cepa del caos que estamos viviendo es una enorme simplificación del algoritmo de la pandemia, aunque es una manera eficaz de justificar lo que a nivel social no supimos controlar. Con los datos actuales, las llamadas nuevas cepas no estaban circulando en España o eran muy minoritarias en diciembre, por lo que parece razonable pensar que ‘salvemos la navidad’ pudo ser el detonante de esta tercera ola”.

Resultados de peso

A pocos meses del inicio de la pandemia, el grupo de Salas y Martinón hizo públicos los primeros resultados de sus investigaciones sobre el genoma del  SARS-CoV-2. En este primer trabajo, publicado en Genome   Research, los investigadores estudiaron diversos aspectos relacionados con el origen del virus a partir de un salto  zoonótico y descartando su creación artificial en un laboratorio. También  analizaron sus patrones de variabilidad genómica a escala mundial, el árbol filogenético del SARS- CoV-2 y la dispersión de sus cepas a lo largo y ancho del mundo.

“Las llamadas nuevas cepas no estaban circulando en España o eran muy minoritarias en diciembre, por lo que parece razonable pensar que ‘salvemos la navidad’ pudo ser el detonante de esta tercera ola” Antonio Salas

Sin embargo, uno de los resultados del grupo más imprevisibles fue lo que llevó a estos autores a proponer el modelo de  supercontagio en la transmisión del virus. Este trabajo fue pionero a escala internacional y sus resultados, con el paso del tiempo, fueron ganando más y más peso, de manera que ya son muchos los artículos publicados en revistas como  Science y  Nature que refrendan esta propuesta del grupo gallego.

En un artículo posterior de los autores, y aplicando este mismo modelo analítico, estudiaron los patrones pandémicos del genoma del virus en España en su primera ola de expansión. Ahí pudieron observar que casi todos los casos del Estado se explicaban por la presencia de cinco cepas, y en concreto, dos de ellas alcanzaban casi el 70 % de todas las infecciones de la base de datos (B3a y A2a5).

En aquel momento, las mutaciones que dieron lugar a B3a y A2a5 eran absolutamente dominantes en todo el territorio.

Fuente: USC
Derechos: Creative Commons.