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¿Qué perspectivas terapéuticas nos ofrecen el plasma y los anticuerpos frente a la covid-19?

El plasma de personas que han superado la covid-19 estuvo desde los inicios de la pandemia bajo el punto de mira para el desarrollo de una terapia rápida y accesible. Estudios recientes evidencian complicaciones en su aplicación y apuntan hacia los anticuerpos, los verdaderos defensores incluidos en el plasma, para un uso terapéutico más eficaz y seguro.

Mercedes Jiménez Sarmiento y Matilde Cañelles López
4/11/2020 10:45 CEST

Personal médico con equipos de protección personal atiende a un paciente grave por la covid-19 en el Hospital Papa Giovanni XXIII de Bérgamo (Italia). / EFE / EPA/ Filippo Venezia

En plena pandemia de la covid-19 nos encontramos impacientes por tener una vacuna que nos devuelva a nuestra antigua normalidad. Mientras tanto, millones de afectados van ocupando camas de hospitales, aquejados por los síntomas más graves de la enfermedad. La comunidad médica ha ido diagnosticando y tratando a contra reloj cada dificultad o empeoramiento que se presentaba.

La utilización del plasma de personas ya curadas ha sido un recurso eficaz en varias enfermedades como MERS y el ébola

Pero, del mismo modo que aún no tenemos vacunas para prevenir, tampoco se dispone de un tratamiento realmente eficaz dirigido específicamente contra SARS-CoV-2. La búsqueda de fármacos mediante reposicionamiento (utilizando medicamentos ya probados para otras enfermedades) ha ofrecido de momento un bajo grado de efectividad. Como ejemplos, remdesivir y dexametasona han sido probados en ensayos clínicos rigurosos y, aunque ninguno de ellos ofrece resultados realmente satisfactorios, ambos han sido aprobados bajo una autorización condicional, propiciada por la emergencia sanitaria.

¿Por qué el plasma no es efectivo frente a la covid-19?

La utilización del plasma de personas ya curadas ha sido también un recurso en varias enfermedades como MERS y el ébola, ¿por qué no en la covid-19? Al principio de la pandemia se pusieron muchas esperanzas en este tipo de terapia, que en teoría solo exige tener acceso a un número suficiente de convalecientes de la enfermedad que donen su plasma.

Este plasma, supuestamente contendrá anticuerpos en cantidad suficiente para neutralizar el virus y, por tanto, curarán al paciente. Sin embargo, los resultados recientes de un exhaustivo ensayo clínico en India han demostrado que no es así. No ha habido diferencia en la gravedad de la enfermedad ni en el porcentaje de muertes entre pacientes que recibieron el placebo (plasma de personas que no habían pasado la enfermedad) y aquellos que recibieron el plasma de convalecientes de covid-19.

Al analizar el ARN del virus en aquellos pacientes que recibieron plasma de convalecientes, se observó que este desaparecía en una semana, por lo que se debería haber visto un efecto positivo de la administración de plasma.

Una posible explicación de la ineficacia en tratar la covid-19 es que la administración de plasma tiene un efecto trombótico, debido a la presencia de otras proteínas además de los anticuerpos

Una posible explicación de la falta de efecto es que la administración de plasma tiene un efecto trombótico (riesgo de trombosis), debido a la presencia de otras proteínas además de los anticuerpos.

Por desgracia, la covid-19 es una enfermedad que puede cursar con formación de trombos en enfermos que incluso se encuentran ya en fase de recuperación. Por lo tanto, es plausible que este efecto trombótico haya diluido el posible beneficio de los anticuerpos que contenía el plasma.

Dado que, en los estudios realizados hasta ahora, tanto en Francia como en India, no se ha tenido en cuenta este posible efecto, será recomendable tenerlo en consideración en futuros ensayos. Una de las medidas futuras será considerar como posible efecto secundario adverso cualquier evento trombótico. La otra, no utilizar plasma de no convalecientes como placebo en el ensayo control, sino alguna otra alternativa, como por ejemplo solución salina, ya que las mismas proteínas del plasma podrían estar provocando efectos secundarios.  De esta manera, se podrá determinar exactamente el posible beneficio del plasma de convalecientes como terapia.

Incluso con más ensayos futuros teniendo en cuenta el factor trombótico, la utilización como terapia del plasma se encuentra condicionada por la concentración y duración de los anticuerpos en las personas que han superado la enfermedad.  Según estudios recientes hay evidencias de una disminución de la concentración de anticuerpos en plasma de donantes a los cuatro meses de superar la infección, por lo que la utilización de plasma, incluso como uso compasivo, debería limitar las donaciones a ese periodo de máxima concentración.

La esperanza de los anticuerpos monoclonales

¿Nos encontramos ante otro fracaso? No necesariamente. En el plasma, los anticuerpos generados contra el virus SARS-CoV-2 por los linfocitos B del sistema inmunitario son los terapéuticamente efectivos.

En el laboratorio, células B cultivadas de animales pueden programarse para fabricar estos mismos anticuerpos. Al proceder de una sola célula B, se denominan monoclonales y pueden originarse contra una diana específica (la proteína de la espícula del coronavirus, por ejemplo). La producción es cara, pero no es complicada a gran escala en grandes fermentadores, y actualmente este tipo de anticuerpos se utilizan con éxito en tratamientos oncológicos y para enfermedades del sistema inmune.

En las últimas semanas asistimos a la extraordinaria recuperación de Donald Trump –defensor de la utilidad de tantos tratamientos anteriores, incluido el plasma– a los pocos días de hacerse pública su infección por covid-19. Esta rápida recuperación fue debida al tratamiento de choque con anticuerpos monoclonales.

¿Nos encontramos ante otro fracaso? No necesariamente. En el plasma, los anticuerpos generados contra el virus SARS-CoV-2 por los linfocitos B del sistema inmunitario son los terapéuticamente efectivos

Este cóctel de anticuerpos formaba parte de ensayos aún en fase clínica y que han sido utilizados en este caso de manera excepcional. Y hemos visto que funcionan, por lo menos en una persona. Entre los 80 estudios de anticuerpos como agentes terapéuticos, cerca de una decena se encuentran ya en fase III y otros tantos en fase II, que pueden ser aprobados una vez se completen los ensayos en un futuro no muy lejano.

¿Quién se beneficiará de estas terapias?

Pero, además de la utilización como medicamento para tratar la enfermedad, los anticuerpos monoclonales se pueden utilizar como profilaxis para evitar el desarrollo de la enfermedad si una persona se contagia. Es decir, como si fuera una vacuna, en la denominada inmunización pasiva.

Aunque su desarrollo aún está menos avanzado y su efectividad sería menor que una vacuna típica, al menos su multifuncionalidad podría compensar el gasto de producción. De esta forma tendría un uso terapéutico para enfermos graves y con otras patologías (aquí la duración de los anticuerpos no sería crítica) y un uso profiláctico para grupos de riesgo, vulnerables y personal sanitario. Incluso podrían ser utilizados para evitar brotes con alta dispersión. En este caso sería necesario contemplar un proceso de modificación para que permanecieran más tiempo en nuestro cuerpo y la inmunidad fuera más duradera.

Finalmente, una vez aprobados, se deberá garantizar el acceso y la distribución igualitaria de los anticuerpos para toda la población. No olvidemos que todas estas investigaciones se están desarrollando gracias a una inversión sin precedentes de dinero público, procedente de los impuestos, que se ha volcado en la investigación sobre la covid-19. Por tanto, este tipo de terapias deberán ser accesibles a todo aquél que las necesite.

Mercedes Jiménez Sarmiento, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CSIC)

Matilde Cañelles López, Instituto de Filosofía del CSIC (IFS-CSIC)

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

¿Los anticuerpos monoclonales en la covid-19 serán accesibles para todo el mundo?

La colaboración es clave para desarrollar un cóctel de anticuerpos eficaz contra el coronavirus y que sea asequible. Julien Potet, analista de Políticas, Vacunas y Enfermedades Olvidadas de la Campaña de Acceso de Médicos Sin Fronteras, analiza la situación de las grandes compañías farmacéuticas en su investigación y cómo garantizar un acceso equitativo.

 Julien Potet 

Pacientes en la unidad de cuidados intensivos por covid-19 en el Hospital Universitario de Ginebra el pasado 14 de abril de 2020. / Nora Teylouni | MSF

Todos los días leemos sobre nuevos progresos en la carrera para desarrollar una vacuna contra la covid-19. Sin embargo, hay en curso otro desafío muy importante contra el virus que no acapara tanta atención. Se trata de los anticuerpos monoclonales anti-SARS-CoV-2, denominados mAbs anti-SARS2, que pueden constituir un punto de inflexión para tratar o incluso prevenir el coronavirus.

En estos momentos hay mucha actividad y entusiasmo para desarrollarlos y para hacerlo rápido. Pero, ¿qué son estos anticuerpos y cómo funcionan? Tras una infección por un virus, las personas producen una respuesta de anticuerpos. Su sistema inmunitario produce de forma natural multitud de anticuerpos diferentes que se fijan al virus. Algunos de ellos son capaces de ‘neutralizar’ el virus y evitar el daño que causa. Así, los mAbs anti-SARS2 son clones sintéticos de estos mismos anticuerpos neutralizantes naturales.

En la actualidad son varios los grupos centrados en desarrollar anticuerpos monoclonales, lo que significa que hay más de 50 de estas moléculas en proceso de desarrollo

Hay dos formas predominantes de conseguir estos anticuerpos para la investigación: algunos equipos han logrado obtener mAbs anti-SARS2 de animales inmunizados con una candidata a vacuna para la covid-19, pero la mayoría de los anticuerpos en proceso provienen de pacientes con este virus que aceptaron donar muestras de su sangre. En la actualidad son varios los grupos centrados en desarrollar anticuerpos monoclonales. Cada uno de ellos suele tener varios mAbs anti-SARS2 en su cartera, lo que significa que hay más de 50 de estas moléculas en proceso de desarrollo.

Las grandes farmacéuticas, las líderes

Tanto las grandes compañías farmacéuticas como Regeneron, Lilly, GSK y Amgen, como los pequeños equipos de biotecnología y del ámbito académico, trabajan lo más rápido posible para llevar a los candidatos ganadores desde el proceso de I+D hasta la aprobación regulatoria. Debido a su capacidad para movilizar recursos rápidamente, las Big Pharma han podido avanzar mucho más rápido.

Sin embargo, los anticuerpos monoclonales respaldados por la industria no son necesariamente los más eficaces contra el virus. Y esto podría ser un problema si terminan siendo los primeros en comercializar un anticuerpo menos potente, que requerirá una dosis muy alta para mostrar un beneficio clínico. Algo que, además, tendrá grandes implicaciones en materia de costes.

Se sabe que la fabricación de 1 gramo de mAb sintético para uso clínico en grandes biorreactores cuesta no menos de 50 dólares (unos 42 euros). Imaginemos entonces que la dosis requerida del anticuerpo monoclonal X en un adulto es de 0,5 g, pero en el caso del monoclonal Y es de 5 gramos debido a su diferente potencia. El coste de fabricación de un ciclo de tratamiento con el mAb X podría ser tan bajo como 25 dólares, mientras que en el caso del mAb Y alcanzaría los 250.

El objetivo del Consorcio de Inmunoterapia Coronavirus es comparar todos los anticuerpos monoclonales en proceso, tanto en su capacidad para neutralizar el SARS-CoV-2 como en la facilidad de fabricación a gran escala

Estamos ante una diferencia muy significativa. Además, los ciclos de tratamiento con el anticuerpo X podrían producirse en menos tiempo dado que la dosis que se emplea es menor. Por eso es importante identificar los anticuerpos monoclonales más potentes en esta etapa temprana para priorizar su desarrollo y acelerar su disponibilidad.

Este es precisamente el objetivo del Consorcio de Inmunoterapia Coronavirus, conocido como CoVIC, creado con el apoyo del Acelerador Terapéutico de la Fundación Bill y Melinda Gates y otros actores implicados. Su objetivo es realizar una comparación directa y objetiva de todos los mAbs en proceso, tanto en términos de capacidad para neutralizar el SARS-CoV-2 como en las cuestiones relativas a la de facilidad de fabricación a gran escala.

Estos experimentos permitirán identificar cócteles óptimos de menor coste en los que se empleen más de un anticuerpo monoclonal y utilizando combinaciones para reducir el riesgo de que el virus se vuelva resistente. Pero, para que esta iniciativa tenga éxito y logre su objetivo, es importante que todos los fabricantes acuerden compartir sus anticuerpos con el CoVIC.

Sin embargo, varias grandes empresas farmacéuticas ya están promoviendo sus mAbs fuera de este esfuerzo de colaboración. Regeneron y Lilly, entre otros, están realizando ensayos clínicos con sus candidatos. La noticia alentadora es que ACTIV, la asociación público-privada respaldada por los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses (NIH), exige que cualquiera que quiera que sus anticuerpos monoclonales sean incluidos en sus ensayos clínicos deba enviar sus muestras al CoVIC, así como a un laboratorio gubernamental de EE UU.

pacientes internos con equipo de oxígeno en Mumbai

Pabellón de pacientes internos con equipo de oxígeno en un hospital de Mumbai. / Abhinav Chatterjee | MSF

Cómo garantizar que la oferta satisfaga la demanda 

Hay otro obstáculo que superar, ya que la capacidad de fabricación debe responder a la demanda mundial. La Universidad de Duke ha señalado que las necesidades solo en EE UU van a ser probablemente enormes. Cada vez es más evidente que grandes empresas con candidatos a anticuerpos ya se han asegurado acuerdos con fabricantes subcontratados y entre ellas para ampliar rápidamente la capacidad de producción una vez que se conozcan los resultados y se declare un ganador.

Si bien los fabricantes externos, al menos los de países de ingresos altos, han sido ‘reservados’ por las grandes empresas farmacéuticas, otros desarrolladores de anticuerpos pueden tener dificultades para encontrar socios industriales para la producción en masa.

Existe una probabilidad importante de que los gobiernos de los países ricos acaparen las dosis disponibles o que las compañías farmacéuticas con fines de lucro aumenten los precios mucho más allá de los costes reales

Asimismo, existe una probabilidad importante de que los gobiernos de los países ricos acaparen las dosis disponibles, como ya hemos visto en el intento del Gobierno norteamericano de hacer acopio de medicamentos potencialmente útiles como el remdesivir de Gilead. Cabe reseñar que Regeneron ya firmó un acuerdo de adquisición de 450 millones de dólares con la reserva nacional estratégica de EE UU.

Y finalmente, también existe un riesgo muy alto de que las compañías farmacéuticas con fines de lucro aumenten los precios mucho más allá de los costes de fabricación reales y sitúen estos medicamentos fuera del alcance de las personas y los gobiernos de los países en desarrollo. Ya hemos visto que esto sucede con muchos anticuerpos, especialmente para el cáncer.

Lograr un acceso equitativo

Para intentar garantizar un acceso equitativo a estos nuevos medicamentos vitales, hay algunas cosas que hacer. En primer lugar, se deben ajustar las necesidades globales estimadas identificando los grupos de alto riesgo dentro de las poblaciones que se beneficiarían más de los anticuerpos. Esto podría permitir que la cantidad limitada de mAbs anti-SARS2 producida anualmente se distribuyera de forma equilibrada entre los diferentes países.

En segundo lugar, el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo objetivo es precisamente ofrecer instrumentos médicos efectivos y asequibles para entornos con recursos limitados, ha de centrar sus esfuerzos en los candidatos más potentes con el apoyo de equipos de investigación. Estos tienen más probabilidades que las empresas privadas de acordar vender sus antecuerpos a precio de coste.

Por último, dada la capacidad de fabricación limitada en los países de ingresos altos, conviene intensificar los esfuerzos con los nuevos fabricantes de anticuerpos que se han establecido en países de ingresos medios durante la última década, especialmente en América Latina, India y China.

Cualquiera que sea el cambio terapéutico revolucionario contra la covid-19, hay que lograr un acceso ecuánime. Ahora más que nunca es necesario que los gobiernos cumplan sus declaraciones públicas sobre solidaridad y justicia en la gestión de la pandemia

Esto requerirá de cierto apoyo técnico y financiero a los fabricantes del mundo en desarrollo. Pero merece la pena tanto a corto plazo, con el fin de aumentar la capacidad de suministro global de mAbs anti-SARS2, como a largo para mejorar el acceso a los anticuerpos para otras enfermedades en entornos de escasos recursos.

Cualquiera que sea el cambio terapéutico revolucionario contra la covid-19 –un cóctel de mAb anti-SARS2, una molécula pequeña antiviral, un modulador inmunológico o una combinación de estos–, tendremos que esforzarnos por lograr un acceso ecuánime.

Lo que se necesita ahora más que nunca es que los gobiernos den un paso adelante y cumplan sus declaraciones públicas sobre solidaridad y justicia en la gestión de la pandemia. En tiempos de coronavirus, solo podemos asegurar el acceso equitativo al tratamiento a través de un compromiso político firme y global con mecanismos como el Marco de Asignación Equitativa de la OMS.

Fuente: MSF
Derechos: Creative Commons.

De la crisis a la oportunidad: La Educación y Formación Técnica y Profesional en Tiempos de la COVID-19

Ramon Iriarte (@ramoniriarte) | Twitter

Por: Ramón Iriarte

Especialista de Programa en Educación, Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago)

 

Durante los últimos meses hemos conocido las distintas estrategias que los países de América Latina y el Caribe han adoptado para garantizar la continuidad del proceso educativo de más de 160 millones de estudiantes. En su mayoría han establecido, casi todos en forma parcial y en tiempo récord, mecanismos de enseñanza remota apoyada por materiales impresos y medios tecnológicos como la radio, la televisión, y en los lugares donde fuera posible, tecnologías digitales e internet.

Sin embargo, cuando pensamos en las y los estudiantes de la Educación y Formación Técnica y Profesional (EFTP), a pesar de los esfuerzos para sostener el proceso formativo, es evidente la dificultad adicional que ha generado la pandemia por las características propias de esta modalidad, centrada en el desarrollo de competencias prácticas para el sector productivo. La imposibilidad de asistir a los talleres y laboratorios de las escuelas técnicas y a los puestos de trabajo en los centros de práctica profesional ha limitado las posibilidades de logros de aprendizaje en la EFTP.

Las experiencias reportadas en los distintos países nos han permitido identificar rasgos comunes en los dilemas que enfrentan, en las estrategias de abordaje y en los principales riesgos que se visualizan para el futuro inmediato en los sistemas de EFTP.

Una de las mayores dificultades, que afecta tanto a docentes como estudiantes, son las asimetrías en el acceso a las tecnologías, el equipamiento tecnológico y la conectividad a internet. 

Un reciente reporte del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) indica que la penetración de internet en América Latina y el Caribe alcanza en promedio un 78,8%. Sin embargo, la cifra oculta diferencias significativas entre países y al interior de ellos, y revela que frecuentemente el acceso a internet se realiza a través de telefonía móvil, con señales frágiles, inestables y de mala calidad.

La crisis de la COVID-19 ha puesto en evidencia la urgencia de mejorar la conectividad y la posibilidad de consumo de datos fijos inalámbricos. La conectividad ubicua es más indispensable que nunca, por lo cual, en todos los países se están impulsando iniciativas específicas para llegar a las poblaciones más vulnerables y combinar distintos medios tecnológicos para no dejar a nadie atrás.

La escasa disponibilidad de recursos y materiales educativos específicos para la EFTP es otra de las debilidades para la que es necesario sumar esfuerzos. Aunque aún es necesario ampliar las iniciativas en este sentido, hemos podido identificar, por ejemplo, el esfuerzo realizado por el Centro UNEVOC de la UNESCO, que ha compilado una lista de recursos educativos abiertos para la esta modalidad educativa; así como acciones realizadas por algunos de los ministerios de educación de la región para generar recursos digitales específicos en las distintas áreas, especialidades o figuras profesionales de la EFTP.

Las competencias digitales de las y los docentes de EFTP constituye un factor clave para incorporar de manera más efectiva el uso de tecnologías en el desarrollo de habilidades técnico-profesionales, sobre todo a través de modalidades no presenciales o híbridas, o el uso de tecnologías emergentes como la realidad virtual o aumentada, el big data y la inteligencia artificial. La educación a distancia constituye un nuevo paradigma, para el cual pocos docentes de EFTP están preparados. Es por esto que será importante desarrollar capacidades que permitan reflexionar y tomar decisiones acerca de la viabilidad, el potencial y las limitaciones de esta modalidad en sus distintas áreas de formación.

La EFTP puede contribuir de manera significativa en la reactivación económica de los países de la región, apoyando la recuperación de los puestos de trabajo que han sido perdidos durante la pandemia.

La reconversión laboral de trabajadores cuyos puestos ya no podrán ser restituidos y la generación de una fuerza laboral mejor calificada para dar respuesta a las nuevas demandas que emergen en el mercado laboral. La incorporación de la EFTP como uno de los ejes estratégicos en los planes de reactivación económica será una medida fundamental en este proceso.

La crisis de la COVID-19 debe ser una oportunidad para repensar y replantear el modelo actual de preparación de la fuerza laboral para América Latina y el Caribe, en el marco de una visión estratégica, contextualizada y de largo plazo. Este periodo nos obliga a pensar en nuevas soluciones para la coyuntura actual y futura, capitalizando las lecciones aprendidas para configurar sistemas de EFTP más flexibles, resilientes y sensibles al contexto, que promuevan el desarrollo sostenible de manera inclusiva, equitativa, y enmarcada en una perspectiva de aprendizaje a lo largo de toda la vida.

Se vienen tiempos de incertidumbre y desafíos, un contexto en que la cooperación internacional y las alianzas público-privadas en el ámbito de la EFTP pueden resultar valiosas para afrontar los complejos escenarios que emergerán en el contexto post-pandemia.

El intercambio de información, conocimientos, experiencias, prácticas prometedoras y la transferencia de capacidades serán los caminos que conducirán hacia las innovaciones necesarias para que los modelos de EFTP den respuestas apropiadas a las demandas de la “nueva normalidad”.

Dos siglos de historia y avanzados instrumentos detrás del Nobel por los agujeros negros

Las predicciones sobre la existencia de agujeros negros se remontan al siglo XVIII, pero fue en el XX cuando Roger Penrose demostró que son una consecuencia de la relatividad general, lo que le ha valido el Premio Nobel de Física compartido con Reinhard Genzel y Andrea Ghez. El director general del Observatorio Europeo Austral analiza para SINC la trascendencia de estos logros, que han llevado a descubrir el enorme agujero del centro de nuestra galaxia.

Xavier Barcons
13/10/2020 14:15 CEST

Ilustración de la trayectoria de la estrella S2 según se acerca al agujero negro supermasivo del centro de la Vía Láctea. Cuando está muy cerca del agujero negro, el fuerte campo gravitatorio hace que el color de la estrella se desplace ligeramente hacia el rojo, un efecto de la relatividad general de Einstein. / ESO/M. Kornmesser

El concepto de que pudieran existir en el cosmos objetos cuya gravedad en su superficie fuera tan intensa que ni siquiera la luz pudiera escapar de ellos data de finales del siglo XVIII. De distinta forma, el clérigo y prolífico científico John Mitchell en 1784 y el reputado matemático Pierre-Simon Laplace en 1796 se dieron cuenta que astros muy densos y suficientemente grandes podrían crear un campo gravitatorio en su superficie para el que la velocidad de escape (la mínima que debe poseer cualquier objeto para salir de ese campo) superaría la velocidad de la luz, que tampoco podría escapar. Estos cuerpos serían verdaderamente negros.

Los científicos John Mitchell en 1784 y Pierre-Simon Laplace en 1796 se dieron cuenta que astros muy densos y grandes podrían crear un campo gravitatorio en su superficie para el que la velocidad de escape superaría la de la luz

Durante el siglo XX aquellas consideraciones matemáticas encontraron acomodo en la relatividad general de Einstein, teoría que describe los campos gravitatorios como distorsiones en el espacio-tiempo. Dentro de ella, Karl Schwarzschild ya formuló en 1916 un modelo que describe un agujero negro que no gira. 

Pero fue Roger Penrose, uno de los tres ganadores del Premio Nobel de Física 2020, quien en 1956 mostró que los agujeros negros son una consecuencia directa de la relatividad general, como resultado del colapso gravitatorio de objetos masivos. Penrose mostró que bajo condiciones muy generales se forman ‘superficies atrapadas’ en el colapso gravitatorio, de las que nada puede escapar.

Las evidencias observacionales de la existencia de agujeros negros crecieron en la segunda mitad del siglo XX. La existencia de los cuásares, generadores de enormes cantidades de energía a partir de la caída de material sobre agujeros negros gigantes, ha sido uno de los pilares sobre la que se ha asentado la evidencia de la existencia de agujeros negros.

En 2019, el proyecto Event Horizon Telescope consiguió obtener la primera imagen de un agujero negro gigante en el centro de la galaxia M87, en el que se ve exactamente la sombra del agujero negro de 6500 millones de veces la masa del Sol.

Genzel, Ghez y Sgr A*

Por su parte, el trabajo de los grupos de los otros dos galardonados, Reinhard Genzel (MPE – Alemania) y Andrea Ghez (UCLA – USA), se ha centrado en ver de cerca y en detalle como es el espacio tiempo alrededor del agujero negro de 4 millones de soles (conocido como Sagitario A* o Sgr A*) que hay en el centro de nuestra galaxia, la Via Láctea.

De hecho, el Premio Nobel de Física de este año se les concede por el descubrimiento de que Sgr A* es un agujero negro, algo que consiguieron demostrar trazando durante años las órbitas de estrellas a su alrededor.

Partes centrales de nuestra galaxia, la Vía Láctea, observadas en el infrarrojo cercano con el instrumento NACO del Very Large Telescope. Siguiendo los movimientos de las estrellas más cercanas al centro durante más de 16 años, los astrónomos fueron capaces de determinar la masa del agujero negro súpermasivo que yace en su interior. / ESO/S. Gillessen et al.

Una de ellas, prosaicamente llamada estrella S2, completa su órbita cada 16 años, y alcanza en su punto de máximo acercamiento a este agujero negro (la última ocasión en mayo de 2018) un 3 % de la velocidad de la luz. Sgr A* constituye un laboratorio de ensueño para verificar las predicciones de la relatividad general en las proximidades de un agujero negro gigante.

Los desafíos que han afrontado estos equipos para conseguir estas mediadas son extraordinarios. En la ESO (Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral) llevamos 30 años colaborando y dando apoyo al equipo de Genzel.

Sortear el emborronamiento de nuestra atmósfera

Las observaciones que ha realizado sobre Sgr A* se han hecho en los telescopios de la ESO en Chile, primero en el New Technology Telescope (NTT) en La Silla, y en los últimos 20 años en el Very Large Telescope (VLT) y su interferómetro (VLTI) en Paranal. El principal reto para conseguir medir la posición y velocidad de las estrellas que, como S2, orbitan alrededor de Sgr A* es evitar el emborronamiento que causa la atmósfera terrestre.

El equipo de Genzel desarrolló instrumentos que ayudaron a corregir los efectos indeseados de la turbulencia atmosférica en tiempo real y medir con precisión las velocidades de estas estrellas cerca del agujero negro Sgr A*.

En este contexto, el equipo de Genzel desarrolló una cámara Speckle para el NTT que se usó para rastrear la posición de estas estrellas. Más tarde, los instrumentos NACO y SINFONI se apoyaron en la técnica conocida como óptica adaptativa (también usada en oftalmología y en imagen de tejidos celulares) para corregir los efectos indeseados de la turbulencia atmosférica en tiempo real y medir con precisión las velocidades de estas estrellas cerca de Sgr A*.

La última maravilla tecnológica desarrollada por el equipo de Genzel, junto con otros centros como ESO, se llama GRAVITY, un instrumento que combina interferométricamente la luz de los cuatro telescopios de 8 metros de Paranal, cada uno de ellos utilizando óptica adaptativa.

El profesor Reinhard Genzel (MPE Garching) en el Observatorio Paranal. / ESO

En la ESO se decidió que la observación de la estrella S2 en su época de máximo acercamiento a Sgr A* en 2018 con estos instrumentos era la principal prioridad científica. Hubo que desarrollar nuevos detectores, reducir en un factor 10 las vibraciones en la plataforma donde se asienta el VLTI, y reformar muchas infraestructuras en el observatorio de Paranal para facilitar estas observaciones, que tuvieron prioridad absoluta.

El retorno científico estuvo a la altura del esfuerzo realizado: el equipo de Genzel no solo contribuyó al descubrimiento del agujero negro gigante Sgr A*, sino que consiguió medir cuantitativamente dos predicciones de la teoría de la relatividad general: el desplazamiento al rojo gravitatorio en la velocidad de la estrella S2 y más recientemente que la órbita de S2 gira o ‘precesa’.  Son importantes trofeos científicos para un tema, los agujeros negros, que continúa cautivando la atención de todos.

Xavier Barcons es el director general del European Southern Observatory (ESO).

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

Fratelli tutti: El Papa Francisco llama a convertir el amor en una fuerza universal

POR ALEJANDRO BERMÚDEZ | ACI Prensa

 

Papa Francisco / Crédito: Daniel Ibañez - ACI Prensa

Papa Francisco / Crédito: Daniel Ibañez – ACI Prensa

En la tercera encíclica de su pontificado, “Fratelli tutti”, el Papa Francisco llama a la humanidad entera a descubrir en el amor una fuerza que debe transformar las relaciones internacionales, la política, la economía y la cultura.

El nuevo documento, subtitulado “Sobre la Fraternidad y la Amistad Social”, tiene ocho capítulos y 287 párrafos.

En la introducción, el Pontífice explica que “las cuestiones relacionadas con la fraternidad y la amistad social han estado siempre entre mis preocupaciones.  Durante los últimos años me he referido a ellas reiteradas veces y en diversos lugares. Quise recoger en esta encíclica muchas de esas intervenciones situándolas en un contexto más amplio de reflexión”.

El Papa advierte que “las siguientes páginas no pretenden resumir la doctrina sobre el amor fraterno, sino detenerse en su dimensión universal, en su apertura a todos.”  “Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras”.

CAPÍTULO PRIMERO: LAS SOMBRAS DE UN MUNDO CERRADO

En el primer capítulo, el Santo Padre realiza una dura crítica al estado actual de las relaciones internacionales, regionales e interpersonales, lamentando que “la historia da muestras de estar volviendo atrás”, porque  “se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”.

Al respecto, el Papa Francisco escribe que “en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte”.

Además, “partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo «no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son útiles” —como los no nacidos—, o si “ya no sirven” —como los ancianos—“, agrega.

El Pontífice observa también que “la falta de hijos, que provoca un envejecimiento de las poblaciones, junto con el abandono de los ancianos a una dolorosa soledad, es un modo sutil de expresar que todo termina con nosotros, que sólo cuentan nuestros intereses individuales”.

Al abordar otro aspecto de la actual situación negativa, observa que “en el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada, hija de una profunda desilusión que se esconde detrás del engaño de una ilusión: creer que podemos ser todopoderosos y olvidar que estamos todos en la misma barca”.

Al respecto, el Papa observa que pasada la crisis sanitaria creada mundialmente por el COVID 19, “la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros”. Ojalá no se trate de otro episodio severo de la historia del que no hayamos sido capaces de aprender”.

El Santo Padre aborda luego el drama mundial de los migrantes, señalando que en el mundo actual, “no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. Por lo tanto, deben ser «protagonistas de su propio rescate». Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos”.

En este capítulo el Santo Padre también critica la creciente hostilidad “on line”, observando que ésta “favorece la ebullición de formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, descalificaciones, latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro, en un desenfreno que no podría existir en el contacto cuerpo a cuerpo sin que termináramos destruyéndonos entre todos. La agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y ordenadores un espacio de ampliación sin igual”.

En este capítulo el Papa Francisco cambia de noto y ofrece una exégesis contemporánea de la parábola del Buen Samaritano, señalando que  “si bien esta carta está dirigida a todas las personas de buena voluntad, más allá de sus convicciones religiosas, la parábola se expresa de tal manera que cualquiera de nosotros puede dejarse interpelar por ella”.

Aplicando la parábola al mundo actual, el Papa destaca que “al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o es de allá. Porque es el «amor que rompe las cadenas que nos aíslan y separan, tendiendo puentes; amor que nos permite construir una gran familia donde todos podamos sentirnos en casa. […] Amor que sabe de compasión y de dignidad»”.

“La parábola –sigue el Santo Padre- nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común”.

El Papa señala además que “cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos”.  El Pontífice confiesa, observando el mundo actual que “a veces me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia. Hoy, con el desarrollo de la espiritualidad y de la teología, no tenemos excusas. Sin embargo, todavía hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes”.

CAPÍTULO TERCERO: PENSAR Y GESTAR UN MUNDO ABIERTO

Este capítulo aborda el poder radical de la caridad como la fuerza capaz de transformar la sociedad humana. “Las personas pueden desarrollar algunas actitudes que presentan como valores morales: fortaleza, sobriedad, laboriosidad y otras virtudes”, dice el Papa, “pero para orientar adecuadamente los actos de las distintas virtudes morales, es necesario considerar también en qué medida estos realizan un dinamismo de apertura y unión hacia otras personas. Ese dinamismo es la caridad que Dios infunde”.

Al respecto, el Pontífice observa que “hay periferias que están cerca de nosotros, en el centro de una ciudad, o en la propia familia. También hay un aspecto de la apertura universal del amor que no es geográfico sino existencial. Es la capacidad cotidiana de ampliar mi círculo, de llegar a aquellos que espontáneamente no siento parte de mi mundo de intereses, aunque estén cerca de mí”.

“Hay un reconocimiento básico –agrega-, esencial para caminar hacia la amistad social y la fraternidad universal: percibir cuánto vale un ser humano, cuánto vale una persona, siempre y en cualquier circunstancia”.

El Papa Francisco propone en este capítulo la urgencia de relanzar el concepto de la función social de la propiedad: 1”Vuelvo a hacer mías y a proponer a todos unas palabras de san Juan Pablo II cuya contundencia quizás no ha sido advertida: «Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno»”.

“Siempre –observa-, junto al derecho de propiedad privada, está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso”.

CAPÍTULO CUARTO: UN CORAZÓN ABIERTO AL MUNDO ENTERO

El Pontífice propone en este capítulo una radical transformación, especialmente de parte de las naciones más ricas, de la manera de acoger a los migrantes y refugiados, mediante una política radicalmente distinta a la actual. “Esto implica algunas respuestas indispensables, sobre todo frente a los que escapan de graves crisis humanitarias. Por ejemplo: incrementar y simplificar la concesión de visados, adoptar programas de patrocinio privado y comunitario, abrir corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar una adecuada asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un acceso equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la garantía de lo básico para la subsistencia vital, darles libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores de edad y asegurarles el acceso regular a la educación, prever programas de custodia temporal o de acogida, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos”, explica.

El Papa dice que “este enfoque, en definitiva, reclama la aceptación gozosa de que ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí. Los otros son constitutivamente necesarios para la construcción de una vida plena”.

CAPÍTULO QUINTO: LA MEJOR POLÍTICA

El Pontífice examina ampliamente la semántica de los términos  «populismo»  y «liberalismo», criticando a ambos;  y luego explica cómo el amor es una virtud que también debe permear la política. “Reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad. Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en «el campo de la más amplia caridad, la caridad política»”.

El Papa Francisco agrega además que “esta caridad, corazón del espíritu de la política, es siempre un amor preferencial por los últimos, que está detrás de todas las acciones que se realicen a su favor”.

“La caridad política se expresa también en la apertura a todos. Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas”, escribe el Santo Padre.  “También en la política hay lugar para amar con ternura”, agrega.

CAPÍTULO SEXTO: DIÁLOGO Y AMISTAD SOCIAL

En este capítulo el Pontífice propone detalles para hacer la realidad su constante propuesta de la Cultura del Encuentro. “El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad, el otro tiene algo para aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía”, explica.

Pero respecto del diálogo que lleva al encuentro, el Papa aclara que “el relativismo no es la solución. Envuelto detrás de una supuesta tolerancia, termina facilitando que los valores morales sean interpretados por los poderosos según las conveniencias del momento. Si en definitiva «no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de los propios proyectos y de las necesidades inmediatas […] no podemos pensar que los proyectos políticos o la fuerza de la ley serán suficientes”.

Concluye este capítulo explicando que “la amabilidad es una liberación de la crueldad que a veces penetra las relaciones humanas, de la ansiedad que no nos deja pensar en los demás, de la urgencia distraída que ignora que los otros también tienen derecho a ser felices. Hoy no suele haber ni tiempo ni energías disponibles para detenerse a tratar bien a los demás, a decir “permiso”, “perdón”, “gracias””.

CAPÍTULO SÉPTIMO: CAMINOS DE REENCUENTRO

“El camino hacia la paz –advierte el Papa- no implica homogeneizar la sociedad, pero sí nos permite trabajar juntos. Puede unir a muchos en pos de búsquedas comunes donde todos ganan. Frente a un determinado objetivo común, se podrán aportar diferentes propuestas técnicas, distintas experiencias, y trabajar por el bien común”.

“El perdón y la reconciliación son temas fuertemente acentuados en el cristianismo y, de diversas formas, en otras religiones. El riesgo está en no comprender adecuadamente las convicciones creyentes y presentarlas de tal modo que terminen alimentando el fatalismo, la inercia o la injusticia, o por otro lado la intolerancia y la violencia”, agrega.

El Santo Padre explica al respecto que “estamos llamados a amar a todos, sin excepción, pero amar a un opresor no es consentir que siga siendo así; tampoco es hacerle pensar que lo que él hace es aceptable. Al contrario, amarlo bien es buscar de distintas maneras que deje de oprimir, es quitarle ese poder que no sabe utilizar y que lo desfigura como ser humano”.

Por ello, “el perdón no implica olvido”, explica el Papa. “Decimos más bien que cuando hay algo que de ninguna manera puede ser negado, relativizado o disimulado, sin embargo, podemos perdonar”.

El Papa Francisco cierra este capítulo explicando ampliamente: “Hay dos situaciones extremas que pueden llegar a presentarse como soluciones en circunstancias particularmente dramáticas, sin advertir que son falsas respuestas, que no resuelven los problemas que pretenden superar y que en definitiva no hacen más que agregar nuevos factores de destrucción en el tejido de la sociedad nacional y universal. Se trata de la guerra y de la pena de muerte”.

CAPÍTULO OCTAVO: LAS RELIGIONES AL SERVICIO DE LA FRATERNIDAD EN EL MUNDO

“Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que «sólo con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros»”, escribe el Pontífice en este último capítulo.

“Desde nuestra experiencia de fe y desde la sabiduría que ha ido amasándose a lo largo de los siglos, aprendiendo también de nuestras muchas debilidades y caídas, los creyentes de las distintas religiones sabemos que hacer presente a Dios es un bien para nuestras sociedades”, explica.

“Llamada a encarnarse en todos los rincones, y presente durante siglos en cada lugar de la tierra —eso significa “católica”— la Iglesia puede comprender desde su experiencia de gracia y de pecado, la belleza de la invitación al amor universal”, escribe también.

Este capítulo incluye una importante petición al resto del mundo: “Los cristianos pedimos que, en los países donde somos minoría, se nos garantice la libertad, así como nosotros la favorecemos para quienes no son cristianos allí donde ellos son minoría. Hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino de la fraternidad y de la paz; el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones”.

Finalmente, el Papa concluye recordando: “En aquel encuentro fraterno que recuerdo gozosamente, con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb «declaramos —firmemente— que las religiones no incitan nunca a la guerra y no instan a sentimientos de odio, hostilidad, extremismo, ni invitan a la violencia o al derramamiento de sangre”.

La encíclica concluye con una oración universal al Creador y otra oración cristiana ecuménica.

Para leer la encíclica completa ingresa AQUÍ.

La tentación de Newton ante las manifestaciones de la conspiración

Ridiculizar a quien no confía en el consenso científico puede llevarnos a una disminución de la confianza social. Sin confianza, no hay colaboración. Sin colaboración, no podemos parar la pandemia.

Para algunas personas, las teorías de la conspiración cubren una necesidad urgente en un momento en que su vida está dando un vuelco: comprender. / © Adobe Stock

Existe una historia sobre Isaac Newton que siempre ha llamado mi atención. Muy probablemente será apócrifa, pero ilustra perfectamente cómo se veía a los científicos en el siglo XVIII. En su casa, el científico fue abordado por una señora que había perdido su bolso. El bolso contenía objetos importantes y la mujer le pidió angustiada que le dijese dónde estaba. Evidentemente, Newton se negó, no podía ayudarla. Tras catorce insistentes visitas, el científico se puso una túnica, marcó un círculo con tiza a su alrededor y dijo: Abracadabra. Ve a la fachada del Hospital Greenwich. Allí veo a un duende agachado con tu bolso.

No puedo por menos que sonreír imaginando al científico perplejo ante la incomprensión de algunos de sus vecinos sobre el funcionamiento y alcance de su trabajo. Pero también me pregunto cómo continuaría la historia al saberse estos ridiculizados por el maestro ante sus demandas imposibles.

En estas semanas corren ríos de tinta sobre algunas manifestaciones que contradicen el consenso científico. Antes que nada, recomendaría consultar el trabajo que desde finales de los años 1980 realiza el Comité de Investigación de Sociología del Conocimiento, de la Ciencia y la Tecnología de la Federación Española de Sociología (la sociedad científica que agrupa a la sociología española), así como desde la psicología social y la opinión pública, para comprender las dinámicas de la confianza social en la ciencia y las instituciones científicas.

¿Qué nos dice la evidencia sobre los movimientos contra el consenso científico?

El error de meterlo todo en el mismo saco

Pimera evidencia: que no son homogéneos. Lejos de eso, entre la población existe un amplio espectro de confianza hacia el consenso tecnocientífico y, además, con diferentes puntos de tensión. Es decir, algunas personas desconfían profundamente de la capacidad de controlar la energía nuclear, mientras que confían en las vacunas infantiles recomendadas por las instituciones sanitarias.

No se deben tratar las actitudes críticas como si fueran un bloque. Se trata de una amalgama de personas, algunas con posiciones infranqueables, otras con planteamientos más ambiguos

En el caso de la confianza a las recomendaciones sanitarias contra el coronavirus, primera sugerencia: tener en cuenta este continuo de actitudes (positivas, ambivalentes y negativas). Dicho de otra manera: no tratar las actitudes críticas como si fueran un bloque. No lo son; se trata de una amalgama de personas, algunas con posiciones infranqueables, otras con planteamientos más ambiguos, con una gran diversidad de inquietudes.

Como dice Dan Kahan en su interesante artículo en Science, tratarlos de manera uniforme puede tener efectos contraproducentes. También en España, diversos estudios muestran cómo la mayor parte de la ciudadanía expresa actitudes ambivalentes hacia la ciencia y la tecnología, alejadas de la antigua dicotomía “todo es beneficioso”, “nada lo es”.

La responsabilidad de los referentes en los que confiamos

Segunda evidencia: cuando analizamos realidades con aspectos científicos complejos (como un nuevo coronavirus que irrumpe de repente en nuestras vidas) la gran mayoría de las personas no puede dedicar el tiempo y la energía necesaria a comprender por ellas mismas todas las cuestiones en juego. No podemos estudiar microbiología, epidemiología, neumología, virología durante meses para poder llegar a tener una opinión sobre lo que sucede.

¿Cómo hacemos? Usamos atajos, normalmente mediados por la confianza que nos proporcionan algunas instituciones o personas. Por ello es tan importante cuidar la confianza cuando abordamos la comunicación de una crisis sanitaria como la que vivimos. Volveré sobre esto.

Así, las declaraciones de referentes sociales y políticos tienen mucha importancia. Un experimento de mi colega Matthew Hornsey muestra cómo los votantes republicanos son más propensos a rechazar la vacunación si llegan a leer tuits antivacunas de Donald Trump (en el que tienen una confianza política).

Agrupaciones políticas extremas están canalizando la desconfianza sobre la evolución de la pandemia. Debería haber costes legales para reducir este uso irresponsable de la influencia política hacia cuestiones de sanidad pública

¿Hizo el presidente Trump ese curso de microbiología que no pudimos hacer? No. Pero su posicionamiento sobre temas complejos y controvertidos funciona de atajo para cientos de miles de personas. Por ello es tan importante la responsabilidad de los referentes políticos, sociales y culturales a la hora de pronunciarse sobre este tipo de cuestiones complejas. Si no pueden hacer ese curso de microbiología, deberían dirigir sus opiniones hacia las personas expertas.

Pero también existen incentivos para que algunos agentes sociales no actúen de manera responsable. Esta capacidad de ser atajos para cuestiones complejas y controvertidas está siendo utilizada por algunas agrupaciones políticas extremas en diversos países para canalizar la desconfianza y las inquietudes sobre la evolución de la pandemia. Estos incentivos deberían ser compensados por costes legales específicamente definidos para reducir este uso irresponsable de la influencia política hacia cuestiones de sanidad pública.

El razonamiento motivado

Una tercera evidencia que me parece muy pertinente para entender las manifestaciones recientes contra el uso de la mascarilla o las futuras vacunas es la que muestra mecanismos de razonamiento motivado o cognición protectora de la identidad.

A menudo, las personas operamos más como abogados cognitivos que como científicos cognitivos: en lugar de sopesar la información de una manera abierta, atendemos, criticamos y recordamos información de manera selectiva, de un modo que refuerza nuestras conclusiones previas. Grupos más afectados por las medidas contra el coronavirus, que ven peligrar en mayor medida su forma de vida o valores, tenderán a activar en mayor medida mecanismos de razonamiento motivado.

Y, todavía más interesante. Una investigación pendiente de publicación que hemos realizado en 2019 en España (con Celia Díaz y Matthew Hornsey) muestra que las personas con estudios superiores serían más proclives a activar este tipo de mecanismos en su reticencia a la vacunación, ya que disponen de más recursos para proteger cognitivamente su visión del mundo. Esto ayudaría a explicar la mayor presencia (con respecto al total de la población) de personas con niveles avanzados de estudios o con profesiones más expuestas por las medidas contra el coronavirus (autónomos, sector cultural, etc.).

Este mecanismo de razonamiento motivado también ayudaría a explicar por qué algunas personas reticentes con las vacunas pasan una cantidad de tiempo considerable buscando información en internet sobre las vacunas y, aun así, llegan a conclusiones alejadas del consenso científico. Y también por qué algunas campañas de vacunación que se han basado en presentar información científica o refutar mitos sobre las vacunas han logrado un éxito moderado e incluso algunas campañas particulares han llegado a tener efectos negativos (efecto boomerang).

Vista de los asistentes a la manifestación que se celebró el 16 de agosto en la Plaza de Colón de Madrid convocada en redes sociales en contra del uso de las mascarillas a todas horas y en los espacios públicos. © EFE/Fernando Alvarado

El miedo y la necesidad de comprender

Por último, el miedo. La situación que hemos vivido estos últimos meses no tiene precedentes en nuestro tiempo de vida. Imagínese que, en esta circunstancia excepcional, siente que no puede confiar en los líderes políticos. Siente desconfianza hasta el punto que cree que no buscan proteger su salud. También desconfía de las farmacéuticas. Y de los médicos, porque cree que están al servicio de estas. No puede salir a la calle sin ‘saber’ lo que está pasando. Necesita una explicación coherente con su forma de ver el mundo.

A pesar de que algunos ciudadanos insistan catorce veces, como a Newton, creo que la comunicación de la ciencia debe ser fiel a sus límites, evitando darles lo que reclaman: respuestas para todo, monolíticas, infalibles

Aquí entran en juego diversas teorías de la conspiración en torno al origen y la naturaleza del coronavirus. Para algunas personas, estas teorías cubren una necesidad urgente en un momento en que su vida está dando un vuelco: comprender. Porque si comprendo (o creo comprender) tengo la sensación de tener un mayor control sobre la situación.

El periodismo científico vive un momento crucial en todo el mundo, ya que puede influir de manera significativa en cómo evoluciona ese rango amplio de actitudes ambivalentes hacia la ciencia y la tecnología en este contexto de crisis sanitaria. Y sabemos que estas actitudes influirán en los comportamientos futuros.

Muchas personas quieren saber dónde está la solución y la quieren ya. Además, desconfían ante el hecho de que la ciencia no sea monolítica, que no todos los científicos den la misma contestación, que haya médicos que den explicaciones discordantes con el consenso mayoritario de la ciencia. También desconfían de que, en contextos de incertidumbre, haya medidas que posteriormente se corrijan o que puedan resultar contradictorias con otras. A pesar de que algunos ciudadanos insistan catorce veces, como a Newton, creo que la comunicación de la ciencia debe ser fiel a sus límites, evitando darles lo que reclaman: respuestas para todo, monolíticas, infalibles.

Redes sociales que polarizan mensajes

En las redes sociales veo cómo crece el ruido, la simplificación, la polarización social. El conflicto no necesariamente es negativo. Sin embargo, enfrentarnos contra quienes desconfían del consenso científico llevará a la polarización. Y en esta crisis, la polarización social promete pocos beneficios y, en cambio, mucho que perder.

Algunas reacciones duras contra las manifestaciones recientes me preocupan, aunque pueda entender las emociones que las motivan

Algunas reacciones duras contra las manifestaciones recientes me preocupan, aunque pueda entender las emociones que las motivan. Primero, porque numerosos estudios muestran que ridiculizar a estas personas es contraproducente. Sugiero revisar las recomendaciones de UNESCO (basadas en evidencia científica) sobre cómo comunicarse con personas que creen firmemente en teorías de la conspiración.

Segundo, porque el endurecimiento de las posiciones puede provocar enfrentamientos (no solo verbales) entre grupos de personas que ven al otro como el enemigo. Me sorprendió recientemente un tuit de un diputado, señalando a los manifestantes como “enemigos del pueblo”. Si empezamos a vernos como enemigos difícilmente podremos colaborar en un reto en el que nos necesitamos mutuamente.

La tentación de ridiculizar a quien no confía en el consenso científico puede llevarnos a una disminución de la confianza social. Sin confianza, no hay colaboración. Sin colaboración, no podemos parar la pandemia. En esta situación, creo que Newton respiraría por decimoquinta vez y, sin caer en la ridiculización, trataría de entender la desesperación de su vecina. Porque la necesita.

Josep Lobera es profesor de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid y Tufts University; y presidente del Comité de Investigación 23 de la Federación Española de Sociología.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

Acta de Independencia del 10 de Agosto de 1809

Nos, los infrascritos diputados del pueblo, atendidas las presentes críticas circunstancias de la nación, declaramos solemnemente haber cesado en sus funciones los magistrados actuales de esta capital y sus provincias; en su virtud, los del barrio del centro o Catedral, elegimos y nombramos por representantes de el a los Marqueses de Selva Alegres y Solanda, y lo firmamos. Manuel de Angulo, Antonio Pineda, Manuel Cevallos, Joaquín de la Barrera, Vicente Paredes, Juan Ante y Valencia. Los del barrio de San Sebastián elegimos y nombramos por representante de él a don Manuel Zambrano, y lo firmamos, Nicólas Vélez, Francisco Romero, Juan Pino, Lorenzo Romero, Manuel Romero, Miguel Donoso. Los del barrio de San Roque elegimos y nombramos por representante de él al Marqués de Villa Orellana, y lo firmamos. José Rivadeneira, Ramón Puento, Antonio Bustamante, José Álvarez, Diego Mideros. Los del barrio de San Blas elegimos y nombramos por representante de él a don Manuel de Larrea y lo firmamos. Juan Coello, Gregorio Flor de la Bastida, José Ponce, Mariano Villalobos, José Bosmediano, Juan Unigarro y Bonilla. Los del barrio de Santa Bárbara elegimos y nombramos representante de él al Marqués de Miraflores y lo firmamos. Ramón Maldonado, Luis Vargas, Cristóbal Garcés, Toribio Ortega, Tadeo Antonio Arellano, Antonio de la Sierra. Los del barrio de San Marcos elegimos y nombramos por representante de él a don Manuel Matheu y lo firmaron. Francisco Javier Ascázubi, José Padilla, Nicólas Vélez, Nicólas Jiménez, Francisco Villalobos, Juan Barreto. Declaramos que los antedichos individuos unidos con los representantes de los Cabildos de las provincias sujetas actualmente a esta gobernación y las que se unan voluntariamente a ella en lo sucesivo, como son Guayaquil, Popayán, Pasto, Barbacoas y Panamá que ahora dependen de los Virreinatos de Lima y Santa Fe, las cuales se procurará atraer, compondrán una Junta Suprema que gobernará interinamente a nombre y como representante de nuestro legítimo soberano, el señor don Fernando Séptimo, y mientras su Majestad recupere la Península o viniere a imperar en América, elegimos y nombramos por Ministros o Secretarios de Estado a don Juan de Dios Morales, don Manuel Quiroga y don Juan de Larrea, al primero para el despacho de los Negocios extranjeros y de la Guerra, el segundo para el de Gracia y Justicia y el tercero para el de Hacienda; los cuales como tales serán individuos natos de la Junta Suprema. Esta tendrá un Secretario Particular con voto y nombramos de tal a don Vicente Álvarez. Elegimos y nombramos por Presidente de ella al Márques de Selva Alegre. La Junta como representante del Monaca tendrá el tratamiento de Majestad; su Presidente el de Alteza Serenísima; y sus Vocales el de Excelencia, menos el Secretario Particular a quien se le dará el de Señoría. El Presidente tendrá por ahora y mientras se organizan las rentas del estado seis mil pesos de sueldo anual, dos mil cada vocal y mil el Secretario Particular. Prestará juramento solemne de obediencia y fidelidad al Rey en la Catedral inmediatamente y lo hará prestar a todos los cuerpos constituidos así eclesiásticos como seculares. Sostendrá la pureza de la religión, los derechos del Rey, y los de la patricia y hará guerra mortal a todos sus enemigos, principalmente franceses, valiéndose de cuantos medios y árbitros honestos de sugiriesen el valor y la prudencia para lograr el triunfo. Al efecto y siendo absolutamente necesario una fuerza militar competente para mantener el Reino en respeto, se levantará prontamente una falange compuesta de tres batallones de infantería sobre el pie de ordenanza y montada la primera compañía de granaderos; quedando por consiguiente reformas las dos de infantería y el piquete de dragones actuales. El jefe de la falange será Coronel y nombramos tal a Don Juan Salinas, a quien la Junta hará reconocer inmediatamente. Nombramos de Auditor General de Guerra, con honores de Teniente Coronel, tratamiento de Señoría y mil quinientos pesos de sueldo a don Juan Pablo Arenas y la Junta le hará reconocer. El Coronel hará las propuestas de los oficiales, los nombrará la Junta, expedirá sus patentes y las dará gratitud el Secretario de la Guerra. Para que la falange sirva gustosa y no le falte lo necesario, se aumentará la tercera parte sobre el sueldo actual desde soldado arriba. Para la más pronta y recta administración de justicia, creamos un Senado de ella compuesto de dos Salas Civil y Criminal con tratamiento de Alteza. Tendrá a su cabeza un Gobernador con dos mil pesos de sueldo y tratamiento de Usía Ilustrísima. La sala de lo Criminal un Regente subordinado al Gobernador, con dos mil pesos de sueldo y tratamiento de Señoría; los demás Ministros con el mismo tratamiento y mil quinientos pesos de sueldo; agregándose un Protector General de Indios con honores y sueldo de Senador. El Alguacil Mayor con tratamiento y sus antiguos emolumentos. Elegimos y nombramos tales en la forma siguiente: Sala de lo Civil, Gobernador don José Javier Ascázubi, Decano, don Pedro Jacinto Escobar, don José Salvador, don Ignacio Tenorio, don Bernardo de León, Fiscal, don Mariano Merizalde. Sala de lo Criminal, Regente don Felipe Fuertes Amar, Decano, don Luis Quijano, Senadores, don José del Corral, don Víctor de San Miguel, don Salvador Murgueitio, Fiscal, don Francisco Xavier de Salazar. Protector General, don Tomás Arechaga, Alguacil Mayor, don Antonio Solano de la Sala. Si alguno de los sujetos nombrados por esta soberana diputación renunciare el encargo sin justa y legítima causa, la Junta le admitirá la renuncia, si lo tuviere por conveniente, pero se le advertirá antes que será reputado como tal mal patriota y vasallo y excluido para siempre de todo empleo público. El que disputare la legitimidad de la Junta Suprema constituida por esta acta tendrá toda libertad bajo la salvaguardia de las leyes de presentar por escrito sus fundamentos y una vez que se declaren fútiles, ratificada que sea la autoridad que le es conferida, se le intimará a prestar obediencia, lo que no haciendo se le tendrá y tratará como reo de estado.

Dado y firmado en el Palacio Real de Quito, a diez de Agosto de mil ochocientos nueve, Manuel de Angulo, Antonio Pineda, Manuel Cevallos, Joaquín de la Barrera, Vicente Paredes, Juan Ante y Valencia, Nicólas Vélez, Francisco Romero, Juan Pino, Lorenzo Romero, Manuel Romero, Miguel Donoso, José Rivadeneira, Ramón Puente, Antonio Bustamante, José Alvarez, Juan Coello, Gregorio Flor de la Bastida, José Ponce, Mariano Villalobos, Diego Mideros, Vicente Melo, José Ponce, José Bosmediano, Juan Unigarro y Bonilla, Ramón Maldonado, Luis Vargas, Cristóbal Garcés, Toribio Ortega, Tadeo Antonio Arellano, Antonio de Sierra, Francisco Javier de Ascázubi, José Padilla, Nicolás Jiménez, Francisco Villalobos, Juan Barreto.

Fuente: http://www.efemerides.ec/1/agosto/acta%2010_de_agosto_1809.htm

Ética y valores en la educación superior del siglo XXI

Ética y Valores para el siglo XXI. El trabajo de la Cátedra UNESCO de Ética y Sociedad en la Educación Superior fue el título del webinar presentado en febrero de este año por el profesor Carlos Eduardo García, coordinador de dicha Cátedra en la Universidad Particular de Loja, en el que se trataron las cuestiones atinentes a los nuevos modos de vida que afronta la humanidad en este nuevo siglo, «marcado por las emergencias del cambio climático y por la llegada de nuevas tecnologías que se incluirán en la vida humana, entre ellas de manera prioritaria la inteligencia artificial. Todo esto requiere de nuevos enfoques éticos, que son enfoques axiológicos», dijo García al respecto del tema que le ocupaba.

La Cátedra UNESCO de Ética y Sociedad sostiene que la ética es una disciplina de vital importancia en los tiempos que corren y que, por tanto, requiere de la atención prioritaria de las instituciones de educación superior a quienes corresponde la esencial tarea de incidir en la ética del futuro.

La presentación inició con las preguntas: ¿Por qué creemos que la ética es fundamental para las instituciones de educaión superior (IES) en este nuevo siglo XXI? ¿Por qué razón las universidades deben incidir en la ética que se viene? «La ética es una disciplina de vital importancia y requiere de la especial atención de las instituciones de educación superior, llamadas a incidir en los modos éticos que la humanidad reclama en este nuevo siglo», dijo, antes de explicar que la Cátedra UNESCO que coordina es un espacio de investigación y diálogo que opera desde un paradigma de tolerancia y amplitud, entiendo la ética como ciencia abarcadora de la ciencia abarcadora del pensamiento axiológico de la humanidad.

Para García la ética hoy se plantea siempre en un contexto social, no individual, en un acto que implica más contacto con los seres humanos, en el que destaca el rol de la educación.

Las formas de vida «no edificantes» que se reproducen en la sociedad a través de las nuevas tecnologías usurpan  para el catedrático el lugar que que deberían ocupar los valores: «La vida humana para su continua mejora requiere de los valores. ¿Dónde encontrar estos valores que constituyen la brújula que permitan a los individuos regresar a sí mismo?»

La ética del futuro pareciera ser uno de esos lugares; va más allá del bienestar social actual y su pensamiento incluye al humano como un ser de futuro, y está llamada a responder los desafíos sociales, ambientales y tecnológicos de estos tiempos, así como sus dilemas. De igual manera se preocupa por las intervenciones que la inteligencia artificial tendrá en la vida humana, especialmente en la vida digital de las personas. «El mundo en el que vivimos está enfocado en el aspecto económico y se han descuidado aspectos valorativos de la vida humana indispensables para la vida», subrayó.

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Ecuador conmemora el 75° aniversario de la firma de la carta de las Naciones Unidas

Ministerio de Relaciones Exteriores

Al cumplirse 75 años de la firma de la Carta de las Naciones Unidas, el Ecuador reitera su compromiso con el multilateralismo y los propósitos y principios de las Naciones Unidas contenidos en su Carta: el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, la abstención del uso de la fuerza y la solución pacífica de controversias; la amistad de todas las naciones sobre la base de la igualdad soberana de todos los Estados; la cooperación internacional para la solución de los problemas comunes de la humanidad y el respeto de los derechos sociales, civiles y políticos de todas las personas, sin discrimen de ningún tipo.

La actual emergencia por la que está pasando la humanidad por causa de la pandemia demuestra la urgencia de que todos los Estados incrementen sus esfuerzos para conseguir una Organización de las Naciones Unidas más eficiente, que pueda responder con eficacia a las múltiples dificultades y desafíos que la humanidad enfrenta en la actualidad y en el futuro, para que así la ONU se convierta en un símbolo de esperanza y de paz, de progreso y desarrollo, para todos los pueblos del planeta.

El 26 de junio de 1945, al término de la Conferencia de San Francisco por la que se creó la Organización de las Naciones Unidas, en el Veterans Memorial Hall de esa ciudad, el ministro de Relaciones Exteriores Camilo Ponce Enríquez, acompañado por el Secretario General de la delegación, Carlos Tobar Zaldumbide, y el embajador ante los Estados Unidos, Galo Plaza Lasso, suscribió en nombre del país la Carta de las Naciones Unidas, convirtiendo al Ecuador en miembro fundador de la ONU.

Surge así la Organización de las Naciones Unidas, en respuesta a los horrores de la II Guerra Mundial, con los propósitos de preservar a la humanidad contra este flagelo, de reafirmar y promover los derechos de todas las personas, incluyendo la igualdad del hombre y la mujer, de buscar justicia en las relaciones internacionales y la promoción del progreso social.

El Ecuador y su diplomacia han apoyado firmemente el trabajo de la ONU desde sus primeros momentos, incluyendo en la misma Conferencia de San Francisco, donde Camilo Ponce Enríquez fue designado como presidente de la III Comisión, que discutió las disposiciones que luego formaron el Capítulo VII de la Carta: “Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión”.

Este compromiso del Ecuador con la paz, el desarme y la no proliferación ha continuado en estas décadas a través de su activa participación en la Conferencia de Desarme, en la negociación de los instrumentos que prohíben las armas de destrucción en masa y regulan las armas convencionales, habiendo sido diplomáticos ecuatorianos quienes presidieron los grupos de trabajo que lograron obtener consenso sobre las condiciones para la creación de las zonas libres de armas nucleares, en 1999.

La última ocasión en que Ecuador integró el Consejo de Seguridad de la ONU, entre 1990 y 1992, la misión ecuatoriana presidida por el embajador José Ayala Lasso –quien posteriormente sería designado como primer Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos- participó activamente en uno de los más complejos y fructíferos períodos del Consejo. Luego de la Guerra Fría se vivió un momento de grandes esperanzas en la construcción de un mundo libre de tensiones, donde el “dividendo de la paz”, el ahorro en gastos militares, podría servir para promover el desarrollo mundial dejando atrás la época de la confrontación entre las grandes potencias y sus aliados regionales. En esa ocasión, el Consejo de Seguridad celebró su primera reunión (enero de 1992) a nivel de jefes de Estado, para abordar el rol del Consejo en el mantenimiento de la paz y seguridad internacional.

Por dos ocasiones ciudadanos ecuatorianos han sido elegidos para presidir la Asamblea General, en el 28º y el 73º periodos de sesiones, además de que varios de sus diplomáticos han sido llamados para dirigir durante estos 75 años diversos órganos subsidiarios de la Asamblea General. Otros ecuatorianos han cumplido altas funciones en la Secretaría General, como el ex canciller Diego Cordovez, y han sido miembros de organismos de los derechos humanos, medio ambiente, derechos de la mujer y la niñez, asuntos de pueblos indígenas, desarme, desarrollo del derecho internacional y han integrado operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

Fiel a su compromiso con los principios de la Carta de defensa y promoción de los de todas las personas, el Ecuador es parte de todos los tratados universales en esta materia; el primer Alto Comisionado para los Derechos Humanos y el primer Enviado Especial del Secretario General sobre Discapacidad y Accesibilidad han sido ecuatorianos; el país fue miembro fundador del Consejo de Derechos Humanos, en 2006, habiendo sido elegidos para este órgano por tres ocasiones. Además, la diplomacia ecuatoriana impulsó y facilitó la negociación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

 

El escándalo del #LancetGate y la hidroxicloroquina: una llamada de atención sobre las publicaciones científicas

Las dos revistas más prestigiosas en investigación médica, The Lancet y New England Journal of Medicine, han caído de forma simultánea en el mismo error y hecho mella en la reputación de la ciencia cuando más necesaria es, durante una pandemia con cientos de miles de muertes.

  
Carlos Chaccour, Alberto García-Basteiro y Joe Brew
11/6/2020 10:45 CEST

Los autores de un estudio sobre la hidroxicloroquina, publicado en ‘The Lancet’, han tenido que retractarse tras el escándalo. / Adobe Stock

17 de marzo de 2020, día 77 de la pandemia. El mundo acumula más de 180.000 casos y 7.000 muertes por COVID-19 desde la notificación del brote de una neumonía de origen desconocido asociado al mercado de alimentos de Wuhan. El grupo de infectología del hospital de Marsella, liderado por Didier Raoult hace público un controvertido preprint –manuscrito no revisado por pares– donde se mostraba una significativa reducción en la detección del virus en las vías respiratorias de pacientes tratados con hidroxicloroquina. El estudio y sus hallazgos serían debatidos extensamente en las semanas siguientes.

21 de marzo de 2020, día 81 de la pandemia. Casos reportados: 282.895, muertes: 11.266. Donald Trump, presidente de Estados Unidos anuncia vía Twitter que la combinación de hidroxicloroquina y azitromicina podría dar un giro a la pandemia y convertirse en uno de los más grandes hallazgos de la historia de la medicina. A lo largo de las próximas semanas, el tuit acumula más de 100.000 retuits y casi 400.000 likes. La hidroxicloroquina había entrado formalmente en la agenda política.

1 de mayo de 2020, día 122 de la pandemiaCasos reportados: 3,2 millones, muertes: 232.864. La revista New England Journal of Medicine publica un estudio, basado en datos de la firma estadounidense Surgisphere, que evalúa el riesgo de muerte por COVID-19 en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Las conclusiones del estudio sobre la hidroxicloroquina publicado en ‘The Lancet’, ahora en el centro del escándalo, provocó consecuencias drásticas como la suspensión de los ensayos con este fármaco por parte de la OMS y Sanofi

22 de mayo de 2020, día 143 de la pandemia. Casos reportados: 5,07 millones, muertes: 333.399. La Prestigiosa revista The Lancet publica un artículo sobre el uso de la hidroxicloroquina en pacientes con COVID-19 liderado por Mandeep Mehra, un conocido cirujano vascular afiliado a la Universidad de Harvard. Mehra y sus colaboradores han usado una base de datos proveniente también de la empresa Surgisphere con información detallada de más de 96.000 pacientes de 671 hospitales de todo el mundo.

Las conclusiones de este estudio son contundentes: el medicamento siendo testado en más de 135 ensayos clínicos en todo el mundo se asocia a una mayor mortalidad hospitalaria. En menos de 48 horas se toman acciones drásticasla Organización Mundial de la Salud decide detener temporalmente el brazo de hidroxicloroquina de su ensayo clínico internacional Solidarity. En su discurso anunciando la suspensión del ensayo, el director de la OMS hace referencia explícita al artículo de The Lancet, y las conclusiones sobre la mortalidad de sus autores. Sanofi también detiene sus ensayos clínicos con el fármaco, la Universidad de Oxford solicita romper hacer un análisis preliminar de la seguridad de su estudio RECOVERY y miles de médicos modifican su conducta terapéutica en todo el mundol.

28 de mayo de 2020, día 149 de la pandemia. Casos: 5,7 millones, muertes: 355.389. Comienza a circular una carta abierta, firmada por más de 100 prestigiosos científicos cuestionando diversos aspectos del estudio publicado por The Lancet con los datos de Surgisphere. Había comenzado el #LancetGate.

2 de Junio de 2020, día 153 de la pandemia. Casos: 6,2 millones, muertes: 375.431. La revista New England Journal of Medicine, también blanco de críticas a raíz del estudio que publicó vinculado con Surgisphere, hace publica una “nota de cautela” sobre el estudio y sus datos, unas horas más tarde The Lancet imita el gesto. En ambos casos, hacen referencia a una auditoría independiente “encargada por los autores” , no por las revistas.

4 de Junio de 2020, día 155 de la pandemia. Casos: 6,5 millones, muertes: 385.737. New England Journal of Medicine y The Lancet publican sendas notas de retractación (escritas por los autores) para sus respectivos artículos. Se cierra uno de los capítulos del escándalo científico más grande relacionado con la pandemia hasta el momento. Las dos revistas más prestigiosas en investigación médica han caído de forma simultánea en el mismo error y hecho mella en la reputación de la ciencia cuando más necesaria es, durante una pandemia con cientos de miles de muertes.

‘New England Journal of Medicine’ también publicó un estudio con datos de Surgisphere, al igual que ’The Lancet’. Ambas revistas han publicado sendas notas de retractación escritas por los autores de los artículos

¿Cómo pudo pasarle esto simultáneamente a las dos revistas médicas más prestigiosas del mundo?

Creemos que la respuesta radica en cuatro puntos clave:

  • Un delicado balance entre el rigor y la velocidad. La diseminación del conocimiento científico suele ser un proceso lento. Las revisiones editoriales por pares y las correcciones suelen llevar semanas, a veces incluso meses. Luego hay que añadir la edición y finalmente la publicación. Este proceso intenta garantizar la calidad de la información diseminada. Pero en tiempos de una pandemia causada por un virus nuevo existe una gran demanda de conocimiento y se pone bajo presión a las revistas científicas más conocidas (como The Lancet) para suplir esa demanda. Editores y miembros del equipo deben evaluar un alto volumen de manuscritos y aunque se tomen atajos, el proceso es difícil de acortar si se quieren seguir los pasos, bastante estandarizados en casi todas las revistas. El personal médico y los investigadores buscan saciar sus ansias de información en repositorios preprint donde se colocan manuscritos sin revisión por pares, edición o control de fraude. Pubmed está herido de preprints.
  • Avidez por la notoriedad. Esta notoriedad es buscada por editores y autores. Las revistas, una vez alcanzado un estatus que las sitúa entre las más prestigiosas, buscan mantenerlo maximizando lecturas y citas. Para esto es necesario filtrar y refinar hasta obtener solamente artículos de gran impacto que garanticen un nivel de lectura y citación en concordancia con la revista. La combinación de una gran base de datos, procesos analíticos de moda (big data, inteligencia artificial y machine learning) e instituciones a priori de confianza (como Harvard) parece ser prometedora según esta visión de estatus. Los autores quieren publicar en revistas prestigiosas porque significa un espaldarazo a sus carreras según la mayor parte de criterios de evaluación científica y académica. Muy pocos científicos logran publicar artículos originales en estas revistas, y el hecho de hacerlo, incrementa la posibilidad de atraer futuros proyectos de investigación, aumentar la reputación entre sus colegas y progresar en la carrera científica. La ambición desmedida de ciertos autores conlleva conductas poco éticas y científicamente reprobables.
  • Agenda más allá de la ciencia. Muchas revistas científicas parecen tener la necesidad de mostrar cierta “línea editorial” y jugar un papel en decisiones de políticas públicas a nivel nacional e internacional. Es, desde luego, un proceder tentador pero que se aparta de su mandato principal, que es la diseminación del conocimiento. Desde esta perspectiva, un análisis que pone fin al uso controvertido de un medicamento apoyado por el polémico presidente de los Estados Unidos puede ser visto como una oportunidad muy atractiva.
  • El sistema. La industria de la publicación científica se ha convertido en un negocio rocambolesco. Es posiblemente el único negocio del mundo en el que los consumidores, (a) envían la materia prima de forma gratuita a la industria (las revistas y las editoriales), (b) contribuyen gratuitamente al procesamiento de la materia en su trabajo como editores asociados, (c) realizan el control de calidad mediante revisiones por pares y finalmente (d) pagan por ver el producto final publicado, ya sea mediante las tasas de open access o mediante suscripciones a las revistas.

Es conocido que a los científicos se les da mal manejar el dinero. Es un sistema perverso que se basa en rentabilizar los criterios de reputación que son la base de la percepción de la calidad investigadora, ahonda en el menosprecio de la actividad académica como sector productivo y estimula ese ‘buenismo’ equivocado que asume que “por la ciencia” nos debemos ayudar entre todos de manera altruista. Todos somos parte del sistema, copartícipes de la escandalosa situación laboral y retributiva de la mayor parte de investigadores y corresponsables de la perversión del actual sistema de publicaciones científicas.

Aprendamos de esta debacle

El proceso de revisión por pares también arrastra prácticas viciadas. Los revisores rara vez dan a conocer su identidad y sus comentarios no suelen ser publicados. Esto facilita la competencia desleal, particularmente en campos específicos. Todo en un ambiente académico donde la reputación puede abrir más puertas que el propio contenido de lo que se escribe y que incentiva la cultura de ‘publica o perece’ (publish or perish). Esta cultura, que ata el progreso profesional al número e impacto de las publicaciones, da pie a conductas inapropiadas orientadas a incentivos.

El ya conocido #LancetGate se ha nutrido de numerosos vicios del mundo académico y editorial, pero nos brinda una oportunidad buena para corregirlos. Sugerimos aquí algunos posibles cambios.

El sistema de revisión postpublicación ha sido la única red de seguridad efectiva en el escándalo de los artículos en los que se han usado datos de Surgisphere. Es el momento de abrir la puerta a un sistema de revisión postpublicación al estilo de Amazon

Hacer que las revisiones de los manuscritos sean abiertas y publicarlas junto a los artículos aceptados. Esto incluiría hacer público el manuscrito inicial, los comentarios de los revisores, los nombres de los revisores, las respuestas de los autores y la versión final. Este cambio haría que los revisores jugaran un papel visible, les asigna una responsabilidad pública que puede ayudar a que su trabajo sea a la vez más certero y su lenguaje más respetuoso. Además, incentivaría al rigor y la atención al detalle en el proceso.

Esto a su vez debe asociarse al reconocimiento del valor económico de la labor de los revisores para las editoriales, que no dejan de ser empresas privadas que se benefician del trabajo de millones de voluntarios cada año.

El sistema de revisión postpublicación ha sido la única red de seguridad efectiva en el escándalo de los artículos de Surgisphere. Es el momento de abrir la puerta a un sistema de revisión postpublicación al estilo de Amazon, que permita a cada consumidor ver las reseñas de otros consumidores antes de comprar el producto y que otorgue valor a los revisores mediante el reconocimiento adecuado. Asimismo, se ha de permitir a los autores la posibilidad de mejorar los manuscritos enviados con versiones revisadas, es decir, dar la posibilidad de tener en cuenta comentarios de otros revisores públicos. Es el momento de dejar atrás los vicios propios de la publicación en papel del siglo XIX.

La ciencia ha hecho progresar nuestra forma de comunicarnos y consumir. Es hora de que los nuevos medios de comunicación y consumo hagan progresar la forma en que se comunica la ciencia.

Carlos Chaccour es Assistant Research Professor en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa, y Chief Scientific Officer del proyecto BOHEMIA.

Alberto García-Basteiro es Assistant Research Professor en ISGlobal y médico del Servicio de Salud Internacional del Hospital Clínic de Barcelona.

Joe Brew es analista de datos en DataBrew.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.