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Universidad urgente para una sociedad emancipada

Por: Pedro Enríquez Guajardo
Director IESALC / UNESCO

El Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC-UNESCO) tiene el agrado de presentar el libro ‘Universidad urgente para una sociedad emancipada’, coeditado junto a la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Esto porque se trata de un texto indispensable de conocer, no solo para expertos, investigadores, académicos y personas directamente interesadas en temas de educación superior. También lo es para el público en general que encontrará en sus páginas ideas, reflexiones y referencias a los procesos de transformación que en este campo inició Ecuador hace algunos años. El texto en general entrega elementos para evaluar lo transcurrido antes y a partir de la Ley Orgánica de Educación Superior de 2010 en torno a las políticas públicas de educación superior, implementadas en un contexto de desregulación y de crisis generalizada del sistema, especialmente por sus resultados inequitativos.

Los contenidos de este libro atraviesan una rica variedad de temas vinculados a la amplia gama de desafíos que se han enfrentado en los últimos años, a partir de los compromisos constitucionales de la Revolución Ciudadana. Temas como autonomía, calidad y pertinencia y, aspectos colaterales como financiamiento, acceso y admisión, cogobierno, perspectivas de género, calidad de docentes, sistemas normativos, evaluación y control del desarrollo de las instituciones de educación superior en el país forman parte de los análisis realizados por destacados especialistas de Ecuador y de otras latitudes. Todos ellos vinculados al desarrollo y fortalecimiento del sistema y de las instituciones de educación superior, no solo en Ecuador sino también a nivel mundial.

En tal contexto, las tendencias y los desafíos que enfrentan la educación superior en América Latina y el Caribe particularmente, y en general en otras realidades regionales, hacen muy relevante identificar los aspectos específicos que más influyen en los avances o retrocesos. Es clave reconocer y, a través de su adecuado análisis, buscar los mecanismos que contribuyan a superar problemas significativos en las distintas dimensiones del complejo tema de la educación superior.

Así en Ecuador la educación superior se asumió como una prioridad central en el cambio de la sociedad ecuatoriana. En otras palabras, la mutación de la educación superior en el país devino en un imperativo para concretar la producción y gestión del conocimiento “ a favor de los comunes” como sostiene el Ec. Ramírez en su capítulo.

La conclusión señalada es muy importante en circunstancias históricas en que el sistema ecuatoriano de educación superior, siguiendo las tendencias regionales, registró en el pasado significativos crecimientos en sus volúmenes demográficos, especialmente en cobertura, a través de la creación de nuevas instituciones de educación superior en contextos desregulados y de amplia autonomía, muchas veces distorsionada.

Los capítulos del libro muestran exhaustivamente tanto elementos académicos como políticos para señalar no solo la necesidad de cambios sistémicos, sino también la oportunidad con que están siendo impulsados por el Estado ecuatoriano. Permite así al lector imaginar los riesgos y dificultades a que se ven enfrentados los tomadores de decisión en el delicado proceso de formulación y aplicación de políticas públicas, especialmente en un campo tan complejo y sensible. Esta es una realidad que se repite en toda la región latinoamericana y caribeña. Por ello, las transformaciones en Ecuador son fuente fundamental de aprendizaje para el resto de nuestros países. La recuperación de roles y el perfeccionamiento de los instrumentos, indiscutiblemente, serán de mucha utilidad para otros sistemas de enseñanza superior. Este es uno de los valores más significativos de esta publicación.

A casi 100 años de lo que hemos denominado “Córdova de 1918”, esta publicación colectiva nos recuerda tres afluentes que son parte sustantiva de su legado simbólico y político: la irrupción de la modernidad universitaria y académica que aspira transformar y democratizar el mundo, desde el conocimiento y el aula; el situar a la universidad como un espacio de la política y de la toma de decisiones sobre los destinos colectivos; y la necesidad de reconocer al estudiante como un actor disidente respecto a los esquemas heredados, como un buscador solidario que tributa al primer humanismo, pero que además se proyecta hacia el futuro como cultura de la vida. Desde este enfoque, el libro nos invita a actualizar una agenda histórica en el campo de la educación superior que aún está inconclusa.