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No hay peor ciego que el que no quiere ver

Por: Rodolfo Bueno

Luego de que el mandatario estadounidense llamara asesino al Presidente Putin y le amenazara con que le haría pagar cara su injerencia en las elecciones de EEUU, en la primera cumbre de alto nivel del gobierno de Biden, celebrada en Alaska entre Pekín y Washington, el Secretario de Estado, Anthony Blinken, y el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, despotricaron contra China, a la que acusaron de minar los valores democráticos y el derecho internacional; de realizar ciberataques, que son una amenaza a la estabilidad mundial; de violar los derechos humanos, al llevar a cabo un genocidio contra la etnia uigur en la provincia de Xinjiang, y de tener un comportamiento coercitivo, que amenaza la seguridad y la prosperidad de EEUU y sus aliados. Lo notorio es que las expresiones: amenaza a la seguridad, normas del derecho internacional, valores democráticos, derechos humanos y muchas otras más, las usan a su antojo y siempre con una connotación contraria al sentido que tienen.

Parece mentira, pero quien mejor explica la posición de EEUU en la problemática mundial es el actual Presidente Biden. Cuando era senador defendió los bombardeos con que EEUU destruía Yugoslavia: “¡Porque mientras no se inclinen ante los estándares occidentales, esta locura va a continuar, continuar y continuar!” Su mensaje era claro y contundente, o eres vasallo de ellos o es de esperar lo peor, política que obliga al mundo a escoger entre el vasallaje y la dignidad.

Lo increíble es que ven enemigos únicamente en el exterior, cuando EEUU vive un mal momento: en lo interno tiene problemas que los está destruyendo y en lo externo se está rezagando en relación a China y Rusia y, más todavía, a la alianza irreversible de estas dos potencias. Los epítetos violentos contra Putin y Xi Jing Ping, norma de la actual política exterior del gobierno de Washington, están destinados a romper los cánones de la libertad de comercio, para obtener ventajas estratégicas y comerciales, como es presionar con sanciones a las empresas que participan en el Nord Stream 2, para que fracase este proyecto y no se abastezcan con gas ruso barato Alemania y el centro de Europa. Esto explica, en parte, la actitud de matón de barrio con que EEUU reacciona ante la política soberana de cualquier país.

Las palabras de respuesta a Anthony Blinken y Jake Sullivan, por parte de Wang Yi, Ministro de Relaciones Exteriores de China, fueron contundentes y directas: “Sobre los ataques cibernéticos, permítanme decir que en capacidad para lanzar ataques cibernéticos ustedes son campeones. Estados Unidos no está calificado para hablar con China desde una posición de fuerza, pues no representa la opinión internacional ni tampoco al mundo occidental. No creo que la mayoría de países del orbe acepten los valores universales promovidos por EEUU, ellos no reconocerán que las reglas hechas por un pequeño número de personas sean la base del orden internacional”. A los estadounidenses les desconcertó esta respuesta, como si recién cayeran en cuenta de que China es un gigante que, posiblemente, ya los superó. Es que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Pekín critica la política de EEUU y de las potencias de Occidente, que sermonean sobre los derechos humanos mientras los descuidan en su propia tierra; países que tienen un historial terrorífico, pues transportaron a millones de africanos para esclavizarlos, realizaron un genocidio a las tribus y los pueblos aborígenes de América e iniciaron guerras de rapiña contra Irak, Libia y Siria, que causaron muchas muertes e inmensos daños materiales. Si fungen defender los derechos humanos, se pregunta: ¿qué derechos defienden y de quién los defienden? ¿No les da vergüenza?

China y Rusia propusieron entablar un diálogo en beneficio de los pueblos de todos los países, sobre la base de los principios de igualdad y respeto mutuo. Con este fin, expusieron su visión sobre los derechos humanos, la democracia, el derecho internacional y la igualdad de países a nivel global. Para ellos, los derechos humanos son interrelacionados, indivisibles y universales, por lo que se deben aplicar de acuerdo a las particularidades de cada país y es inaceptable la injerencia en los asuntos internos de otros estados con la excusa de promover la democracia y la protección de los derechos humanos; ambos países rechazan la utilización de estos pretextos para agredir y destruir a otros estados.

También abogan por el respeto de los valores consagrados en La Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento elaborado en París el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y firmado por los representantes de todos los países del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, como un ideal común para todos los pueblos y naciones, y no aquellos valores que EEUU y las grandes potencias de Occidente pretenden imponer para conservar su hegemonía imperial.

Por eso, no le falta razón al Presidente Xi Jing Ping al sostener: “EEUU es la mayor amenaza para el desarrollo de nuestro país y de nuestra seguridad” y al gobierno chino cuando expresa: “Quedaron atrás los días en que las potencias extranjeras podían con cañones obligar a China a abrir sus puertas, cuando los llamados ‘académicos’ y medios de comunicación estatales podían difamarla sin escrúpulos. No se debe subestimar nuestra firme determinación para defender la dignidad y los intereses nacionales, si no, tendrán que pagar el precio por su ignorancia y arrogancia”.

Los cancilleres Lavrov, de Rusia, y Wang, de China, abogaron porque la ONU juegue un papel central en la protección del derecho internacional e hicieron un llamado a organizar una cumbre de los estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, con el fin de establecer un diálogo directo sobre las formas de resolver los problemas comunes de la humanidad, para mantener la estabilidad global estratégica, proteger la paz, mejorar las estructuras multilaterales, contribuir a optimizar el sistema de gobernanza global, promover el desarrollo de la civilización humana y obtener un acceso equitativo de sus beneficios; todo esto se debe realizar a través de un diálogo dirigido a la unión de todos los países y no a su separación, a la cooperación y no al enfrentamiento.

Es la primera vez que China y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, interpretan y exponen sus ideas sobre los derechos humanos, la democracia y el orden internacional, frente al mal uso político de estos valores, lo que es, en esencia, la lucha contra la hegemonía imperial de EEUU y las potencias de Occidente, ahora caducas.

Lavrov y Wang enfatizaron que es necesario fortalecer la independencia de sus países, sin que les importe la política de EEUU, que trata de mantener su hegemonía, frenando el desarrollo de Rusia y China; esta táctica, contraria a la realidad, no les ha dado ni les dará resultado positivo. Ambos países hicieron un llamado a la comunidad mundial a dejar de lado las divisiones y unirse para construir un orden internacional más justo, democrático, racional y multipolar. Según Lavrov, Moscú perdió toda relación con la Unión Europea como organización, “que fue destruida por decisiones unilaterales de Bruselas”; en cambio, sin importar las variaciones de la situación internacional, las relaciones de Rusia y China están por las nubes y esta asociación sólo se fortalecerá.

Pero da la impresión de que EEUU sobrevalora su real potencial, pues carece de fuerzas para llevar al mismo tiempo sendos conflictos contra la alianza de Rusia y China, y sin embargo, lo hace. Si se calibra un balance militar en que estén incluidos EEUU y sus potenciales aliados, aun así serían inferiores a la alianza chino-rusa. Incluso el potencial de los catorce portaaviones de EEUU, que antes controlaban todos los mares del planeta, era superior mientras no aparecieron las nuevas armas rusas, pues el increíble salto tecnológico generado por el cohete tsirkon y los drones submarinos, ha enviado a la edad de piedra a toda nave creada hasta el día de hoy.

Rusia posee armas estratégicas como el Sarmat, misil capaz de desplazarse a todo punto del planeta para destruir cualquier objetivo, invulnerable por no seguir trayectoria predeterminada, puede esquivar cualquier sistema antimisiles y, al reingresar a la atmósfera, soporta temperaturas de hasta dos mil grados centígrados; además, ha desarrollado un torpedo capaz de viajar a cien kilómetros por hora, a una profundidad de mil metros, para destruir un objetivo que se encuentre a diez mil kilómetros de distancia.

Este armamento fue creado para defender a Rusia y sus aliados contra la permanente política agresiva de Occidente y ha convertido en polvo y ceniza los billones gastados por el Pentágono, ha transformado en espantapájaro el paraguas antimisil instalado alrededor de Rusia y China, ha minimizado la efectividad de las casi mil bases instaladas en cerca de cien países, ha vuelto obsoletas a las flotas que patrullan los siete mares y hace pensar que es hora de que las grandes potencias se sienten a dialogar sobre la paz y el desarme, antes de que alguien meta la pata y dispare.

Cada ladrón juzga por su condición

Por: Rodolfo Bueno

Este 24 de marzo se cumplieron 22 años de la crisis yugoslava, cuando la OTAN dio al Presidente Milošević el siguiente ultimátum: O abandonas Kosovo o salvaremos a Yugoslavia de la misma Yugoslavia, mediante una operación que llamaremos “Intervención Humanitaria”; se rompía así el orden mundial creado después de la Segunda Guerra Mundial. El expresidente Bill Clinton fue la cabeza visible de los ataques que cobraron la vida de 2.500 personas, de ellos 89 niños, hirieron a 12.500 y causaron pérdidas materiales por unos 100.000 millones de dólares, lo que fue calificado por la OTAN de “daños colaterales”.

El bombardeo de 78 días cambió la política del mundo y dio testimonio de cómo las potencias occidentales usan falsos pretextos para ejecutar sus delitos. El 2016, cuando era candidato, el ex presidente Trump sostuvo en una entrevista a la revista Nedeljnik que “los serbios son gente buena y que estos bombardeos fueron un gran error. La administración de Clinton creó un caos en los Balcanes”.

La finalidad de bombardear Serbia fue arrebatarle Kosovo, cuna ancestral de los serbios, para instaurar un gobierno mafioso, “culpable del tratamiento inhumano de personas y tráfico ilegal de órganos humanos”, según informe del Consejo de Europa. El rotativo The Guardian revela que en ese informe se acusa a Hashim Thaçi, ex jefe de la organización terrorista Ejército de Liberación de Kosovo, ELK, y ex Primer Ministro de Kosovo, de “dirigir un grupo albano, similar a la mafia, responsable en Europa Oriental del contrabando de armas, drogas y órganos humanos”.

Dick Marty, ex relator especial de derechos humanos de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, encontró evidencias convincentes de que las desapariciones y el tráfico de órganos estaban vinculadas a círculos políticos de Kosovo, los mismos que permitieron la instalación de la mayor base militar de EEUU en Europa. ¡Qué casualidad! Además, según el informe del mismo Dick Marty, los testigos de estos hechos fueron asesinados para que no pudieran testificar. Se conoce también que la OTAN y los gobiernos de Occidente sabían desde el año 2004 que Hashim Thaçi era “un actor clave de la mafia y el crimen organizado en la región balcánica y era el más peligroso de los padrinos del hampa cuando era uno de los cabecillas del ELK”. El servicio de inteligencia alemán, BND, informa: “Los actores claves, incluido Hashim Thaçi, están íntimamente vinculados a las interrelaciones entre la política, los negocios y las estructuras de la delincuencia organizada en Kosovo. Hashim Thaçi es la cabeza de la operación de la red criminal en todo Kosovo”; lo mismo dice un informe confidencial del Ejército de la RFA.

Por Dick Marty se supo que los oponentes políticos al gobierno de Hashim Thaçi, los prisioneros de guerra serbios y los gitanos, “simplemente desaparecían sin dejar trazas en una cárcel secreta en la localidad fronteriza de Kukes, desde donde eran enviados a través de la frontera hacia Albania, para ser asesinados”. El The New York Times informó que los cautivos eran seleccionados por sus condiciones para ser “donantes”, teniendo en cuenta el sexo, la edad, la salud y el origen étnico. “Los cautivos no sólo eran entregados sino que también los compraban y vendían, ellos comprendían lo que iba a acontecer e imploraban a sus aprehensores para que tuvieran piedad y no los despedazaran”, lo que era como pedir peras al olmo.

Según el The New York Times, “en cuanto se confirmaba que los cirujanos de trasplantes se encontraban presentes y listos para operar, sacaban a los cautivos uno a uno de la ‘casa segura’, eran ejecutados sumariamente por un pistolero del ELK y sus cadáveres se transportaban rápidamente a la clínica de operaciones”, donde les extraían los órganos para ser comercializados a nivel mundial. Según The Guardian, “en el mercado negro los clientes pagaban hasta 90.000 euros por los riñones”.

Sobre la crisis yugoslava vale la pena recordar lo que pensaba el actual Presidente Biden, cuando era vicepresidente de EEUU. Reiteró el pleno apoyo de Washington al gobierno independiente de Hashim Thaçi y saludó el progreso de Kosovo en la realización de reformas esenciales, que fortalecían el vigor de la ley y la democracia. Antes, cuando era senador, defendió esas barbaridades: “¡Nosotros debemos entrar en Belgrado y ocupar ese país al estilo de Alemania y Japón! ¡Yo propuse bombardear Belgrado! ¡Yo propuse enviar pilotos americanos y hacer explotar todos los puentes sobre el río Drina! ¡Yo propuse destruir su sistema de suministro de combustibles! ¡Yo propuse acciones bien específicas! ¿Por qué insistí tanto en no ayudar al pueblo de Serbia? Allá hay mucha gente buena. ¿Por qué, entonces? ¡Porque mientras no se inclinen ante los estándares occidentales, esta locura va a continuar, continuar y continuar! ¡Vean por qué! ¡No por venganza sino por liberación!” Sin comentarios.

Tal vez a esta manera, que tiene el mandatario Biden de enfocar los problemas, se refería el Presidente Putin al expresar: “En lo que concierne a la declaración de mi homólogo estadounidense, efectivamente, nos conocemos en persona. ¿Qué le contestaría? Le diría: ‘¡Que esté bien!’ Le deseo salud”. Respondía así a la ofensa infligida por Biden, cuando, en una entrevista del programa Good Morning America, contestara afirmativamente a la pregunta de si creía que Putin era un asesino.

Se recuerda que la misma pregunta le hicieron a Donald Trump, quien respondió que hay muchos asesinos e inquirió al periodista si él pensaba que Estados Unidos es inocente. Es posible que las palabras de Biden estuvieran dirigidas al gran público estadounidense, pero, sin realizar el análisis psicológicos de su contenido, en realidad se trata de un paso erróneo e inapropiado, de un mensaje malo, negativo y agresivo, de un trolling destinado a causar odio. Expresa que él, como presidente de EEUU, no desea mantener ninguna relación con Rusia, que él se diferencia de Tump, quien para Biden no era más que una marioneta de Putin, en que él es fuerte y no le tiene miedo a Putin y que está dispuesto a encabezar una coalición global antirusa.

Pero nada de lo que pasa en la política mundial es casual. Por lo tanto, la entrevista al Presidente Biden, que no lucía cansado ni falto de medicamentos, y la pregunta que le hicieron acerca del Presidente Putin, hace pensar que su respuesta: “Sí, así es”, fue bien meditada y responde a la posición política de un amplio sector del Partido Demócrata de EEUU, que se ha persuadido de que sí puede doblegar a Rusia. En cambio, el presidente ruso precisó que lo que él dijo no tenía un sentido irónico ni humorístico y explicó que cada cual ve a otra persona tal y como se califica a sí mismo. Dijo que cuando evaluamos a otras personas, o incluso a otros estados u otros pueblos, es como si nos mirásemos en el espejo; siempre se les transfiere lo que respiramos, lo que en esencia somos, vemos en ellos nuestro reflejo, nuestras propias cualidades, evaluamos sus acciones, pensamos que son iguales a nosotros y, a partir de ello, los calificamos en general y valoramos sus actos.

Se supone que lo de mirarse en el espejo es una alusión al hecho de que Biden fue cómplice de numerosas aventuras militares estadounidenses, que costaron la vida de millones de ciudadanos y causaron la destrucción de numerosos países, que ahora son un semillero para el desarrollo del terrorismo mundial.

Según Putin, en el establishment de Estados Unidos hay muchas personas honestas y honradas, y con ellas Moscú planea apoyarse en sus tratos con Washington. Pero su clase gobernante resuelve los problemas internos y externos mediante acusaciones fuertes contra otros países. Recordó que EEUU era el único país del mundo que usó armas nucleares, además contra un Estado no nuclear, contra Japón. Sin embargo, como la pasada conversación telefónica se realizó por iniciativa del Presidente Baiden, propuso que se dé continuidad a las discusiones que hubo, porque tienen mucho de que hablar y algo que compartir, pero siempre que sea una conversación abierta, en directo y sin demoras. Se podría conversar sobre las relaciones bilaterales y otros problemas que afronta la humanidad, como es la lucha contra la pandemia, lo que sería interesante para todo el mundo, en particular para Rusia y EEUU, las mayores potencias nucleares, que tienen una gran responsabilidad por la seguridad estratégica del planeta. Esta propuesta no fue aceptada por Biden.

Putin subrayó también que “aunque en la Casa Blanca piensen que somos iguales y se dispongan a mantener las relaciones con el Kremlin, pero sobre aquellas cuestiones que son del interés de ellos y bajo sus propias condiciones, somos personas diferentes, tenemos otro código genético, cultural y moral. Vamos a trabajar con ellos en aquellas esferas que nos convengan y bajo las condiciones que consideremos beneficiosas para nosotros, y tendrán que tenerlo en cuenta, a pesar de todos los intentos por detener nuestro desarrollo, a pesar de las sanciones y los insultos. Vamos a desarrollar relaciones con todos los países del mundo, incluido Estados Unidos, teniendo en cuenta nuestro interés nacional”. Al buen entendedor, pocas palabras.

Matemática e imaginación

Por: Rodolfo Bueno

Matemática es la materialización del pensamiento abstracto de numerosos pensadores del mundo; el hombre logró este perfeccionamiento luego de un largo deambular por la esfera del conocimiento intuitivo. Roma no contribuyó a esta ciencia, tal vez por lo difícil que es hacer cálculos con números romanos o por estar ocupada en conquistar el mundo y redactar sus leyes. Los griegos tuvieron una gran intuición geométrica y sus cálculos los realizaron desde esta perspectiva. El aporte matemático del Extremo Oriente, la India y el Asia Media llegó a Occidente gracias a los árabes.

Al-jebr wál-muqabela, tratado en cuyo título están las reglas fundamentales que permiten transformar las expresiones matemáticas, fue escrito por el astrónomo Mahommed, hijo de musa, nativo de Kharizmi, que vivió en el siglo IX. Al-jebr da origen a la palabra latina álgebra y hace referencia a las reglas que permiten pasar los miembros de una igualdad de un lado a otro; en cambio, muqabela permite simplificar las expresiones algebraicas; por su parte, al-kharizmi genera la palabra algoritmo, o sea, la cadena de pasos que permite hallar la solución de un problema.

Los números arábigos, procedentes de la India, fueron introducidos en el siglo X por los árabes a Europa y tienen la ventaja de ser posicionales, esto es, que cada lugar ocupado por un dígito implica cierta unidad decimal; así, el número 507 significa cinco centenas, más cero decenas y más siete unidades. Este sistema numérico es el único que goza de esta propiedad, al mismo tiempo, avanzada y elemental. Se debe notar que el concepto de cero decenas no rompe la cabeza de nadie, sin embargo, el número cero es una idea bastante avanzada porque representa la ausencia de cualquier cantidad; por ejemplo, uno puede decir que tiene cero dromedarios y ballenas en el bolsillo derecho, y esto es cierto respecto a cualquier cosa de la que se carezca. Tal vez por eso, el cero fue introducido en Occidente recién en el medievo.

Omar Jayam, célebre discípulo persa de Avicena del siglo XI, encontró la fórmula general del binomio de Newton y desarrolló métodos para calcular las raíces de las ecuaciones algébricas. En Samarkanda sistematizó las tablas trigonometricas y calculó la duración del año con una exactitud asombrosa, un error de un día en 3770 años; el calendario gregoriano de 1582 tiene un error de un día en 3330 años.

En el Renacimiento, y con ayuda de las traducciones del árabe al latín de numerosos trabajos de Euclides, Tolomeo, Arquímides, Aristólteles, Platón y más pensadores, Europa reencontró sus orígenes griegos. La tarea de crear una simbología para operar con los números, iniciada en Grecia, fue completada por Tartaglia, Vieta, Descartes y otros matemáticos. A partir de entonces, la ciencia europea no sólo alcanzó el nivel de sus predecesores sino que incluso lo sobrepasó con creces.

Se puede afirmar que saber contar es conocer matemática, solo que esta habilidad no es fácil, pues nuestra mente teme fantasear y se aferra a lo tangible, aparentemente más simple. Se recalca que para contar no hay que tener previamente la idea de número sino de cantidad. Así, al entrar al salón de un teatro se puede saber si hay más asientos que personas, para ello basta con notar si hay asientos vacíos y sobrentender que a cada espectador le corresponde un asiento. Pese a que no se conoce el número de asistentes ni el de asientos, se ha podido establecer con exactitud que el conjunto de asientos es más numeroso que el de asistentes al espectáculo. Esto sucede porque se ha realizado la operación más importante de la matemática, se ha establecido una correspondencia biunívoca entre los elementos del conjunto de sillas y del público. La idea de número requiere de una abstracción mayor y su complejidad se minimiza por lo acostumbrado que estamos a la misma.

Otra idea intuitiva, arraigada en nosotros, es que se puede contar sin límite. Se piensa así pese a que nunca alguien lo ha hecho, pues nadie se va a dedicar a esta tarea, muy aburrida por cierto; además, es poco lo que en toda una vida se lograría contar.

La ley para formar números cada vez más grandes es bastante simple, basta con añadir una unidad al último número contado para obtener uno mayor, y este procedimiento no tiene fin. Así, sin habérselo propuesto, se tiende un puente entre lo finito y lo infinito, esto es, se llega intuitivamente a la idea de infinito. Sin embargo, se supone que a esta abstracción le debe corresponder algo real, y esto no es así, no hay en la naturaleza ningún conjunto, por grande grande que sea, cuyo número de elementos sea infinito.

Cuentan que alguna vez le preguntaron a un niño cuál era el número más grande que podía imaginarse y él había respondido que era el número de gotas de agua que caían sobre New York durante una tormenta. Le hicieron notar que era mucho mayor el número de gotas de agua que caían sobre los Estados Unidos o sobre el mundo entero. Él estuvo de acuerdo, dijo que ese sería el mayor número que podría existir, que sería tan grande como un uno seguido de cien ceros y lo denominó google. Lo cierto del caso es que google es un número muy grande, mucho mayor que el número de átomos que hay en el universo, que a duras penas es igual a un uno seguido de ochenta ceros, que, sin embargo, es menor que infinito. No existe ningún número, por grande que sea, que se semeje al infinito.

Todo conjunto posee una cardinalidad que está relacionada con el número de sus elementos. Si se establece una correspondencia biunívoca entre los elementos de cualquier conjunto con el conjunto de los números enteros, igual a lo que se hizo con los asientos de un teatro y los asistentes a un espectáculo, se llama cardinalidad de este conjunto al número entero que se pone en correspondencia con el último elemento del conjunto; se dice entonces que la cardinalidad del conjunto es finita.

Si la cardinalidad del conjunto contado es la misma que la del conjunto de los números enteros, o sea si a cada elemento del conjunto contado le corresponde un entero y viceversa, se dice que la cardinalidad del conjunto contado es infinita numerable. Si en el conjunto contado quedan todavía elementos a los que no se le ha asignado un número entero, porque los enteros se terminaron y no hay cómo seguir contando, se dice que la cardinalidad de dicho conjunto es infinita innumerable.

En todo conjunto cuya cardinalidad es infinita sucede algo curioso. En él se cumple una de las conocidas leyes del Kybalion: “Si bien es cierto que todo está en el TODO, no es menos cierto que el TODO está en todas las cosas. Quien comprenda esto debidamente, ha adquirido un gran conocimiento”.

Aunque es evidente que el conjunto de los múltiplos de google, esto es la unidad seguida de cien ceros, es una parte de los enteros, se puede establecer una relación biunívoca entre ambos conjuntos, o sea, a cada entero N le corresponde el entero N googol y viceversa. Puesto que la regla para establecer esta equivalencia es clara, se puede afirmar que hay tantos enteros como múltiplos de google. Asombroso, pero cierto. En este caso, y muchos más, el todo no es mayor que una ínfima parte de sus partes, ni esta pequeña parte suya es menor que el todo. La cardinalidad de ambos conjuntos es la misma, por asombroso que pueda parecer.

Se dijo asombroso, porque el número de átomos que hay en el universo es menor que un uno seguido de ochenta ceros y se debería tener tantos universos, igual a la cantidad de granos de arenas que existen en todas las playas del mundo, para que el número de átomos que habría en todos esos universos fuese igual a un google; sin embargo, hay tantos múltiplos de google como números enteros. Increíble, pero cierto.

Se llama racional a cualquier número que se puede expresar mediante una fracción cuyo denominador es distinto de cero. Los griegos creían que todo número es racional, pero ellos mismos fueron los más sorprendidos cuando, luego de demostrar el teorema de Pitágoras, encontraron que existen números que no gozan de esa propiedad, como es la raíz de dos, igual a la longitud de la hipotenusa de un triángulo rectángulo cuyos catetos valen uno; sacrificaron una buena cantidad de bueyes en honor a tan insólita rareza matemática y llamaron irracionales a esos números. Luego de pasar más de dos mil años, Georg Cantor, célebre matemático cuyos descubrimientos lo enloquecieron, demostró que el conjunto de los irracionales tiene una cardinalidad infinitamente mayor que la de los racionales, en otras palabras, que los irracionales son abundantes y no la rareza difícil de encontrar, que creyeron los griegos.

Para terminar, mediante una demostración matemática se constata que todo lenguaje es de por sí contradictorio, o sea, que no se puede hablar sin correr el riesgo de caer en entredicho, pues así están estructurados los idiomas; por lo tanto, si se expresa lo que uno piensa, no se está exento de caer en la más flagrante contradicción.

Esto era conocido por los griegos, que plantearon el siguiente problema. El barbero de Creta tiene por ley la obligación de hacer la barba a todo aquel que no se afeite. Se pregunta: ¿El barbero de Creta se afeita a sí mismo o no? Si no lo hace, rompe la ley, pues no afeita a alguien que no se afeita, y si se afeita, también rompe la ley, pues afeita a alguien que sí se afeita y sólo debe afeitar a aquellos que no se afeiten. Interesante, ¿no?

Los ciberataques y la actual guerra mundial

Por Rodolfo Bueno |

19/03/2021 | Opinión

Fuentes: Rebelión

Medios estadounidenses reportan que EE.UU. planea llevar a cabo una serie de ciberataques contra las redes de Rusia.

Sobre la base de las declaraciones de funcionarios estadounidenses no identificados, el diario The New York Times publicó que EE.UU. planea llevar a cabo una serie de ciberataques contra las redes de Rusia. Este conjunto de acciones clandestinas sería la respuesta al ciberataque del que recientemente fueron objeto numerosas instituciones gubernamentales y cuya autoría, sin evidencias, se atribuye a hackers rusos. La NASA, el Pentágono y el Departamento de Justicia están entre las víctimas de lo que denominan el más extenso y más sofisticado ataque que el mundo haya visto jamás.

Estos desconocidos funcionarios sostienen que la proliferación de ciberataques por los rivales constituye un desafío para la administración Biden, que ahora tiene planes para replicar con una serie de acciones secretas en todas las redes de Rusia, en busca de disuadir las intrusiones rusas en los sistemas corporativos norteamericanos y de gobierno. Se trata de las medidas más efectivas para dar una respuesta adecuada a Rusia, en términos de esclarecer lo que EEUU cree que está dentro y fuera de los límites y lo que está preparado para hacer en respuesta. Estos ciberataques de réplica, destinados para que sean entendidos por el Presidente Putin, sus servicios de Inteligencia y los militares rusos, aunque no por el resto de la población, se combinarán con más sanciones económicas contra Moscú.

Además, el Presidente Biden firmaría una orden para prevenir futuros hackeos y proteger mejor a las redes estatales de EEUU. También se plantean qué hacer contra China, el otro gran contrincante, a la que acusan de haber atacado, a principios de marzo del 2021, a 30.000 computadoras de corporaciones estadounidenses y del gobierno, que dejaron 60.000 cibervíctimas, para lo cual se aprovecharon de la vulnerabilidad de un programa de correo electrónico de Microsoft.

Estas acusaciones crean un bodrio poco creíble, porque cualquier falta de la que se acuse a China y Rusia estará empañada de antemano por el hecho de que EEUU ya cometió antes ese tipo de delitos. En el año 2016, el entonces vicepresidente Biden, a nombre de la administración de Obama, comunicó que se preparaban operaciones secretas contra Rusia, pese a que una operación secreta no se comunica a nadie, por lo que es claro que estas declaraciones están dirigida al público ingenuo.

Secretas fueron, por ejemplo, las instalaciones que se usaron para realizar escuchas ilegales a otros gobiernos, incluidos los aliados más cercanos de EEUU, país que es un verdadero imperio del espionaje y usa sus adelantos tecnológicos para vulnerar incluso la seguridad de las instituciones públicas o privadas en cualquier lugar del planeta. Cuando la Canciller Merkel se enteró de que todas sus llamadas telefónicas habían sido interferidas, se negó a hacer reclamos “para no dañar las relaciones con sus amigos estadounidenses”, con lo que demostró su comportamiento vasallo.

El asunto se torna color de hormiga puesto que los informes sobre los ciberataques contra SolarWinds, que se atribuye sin evidencias a Rusia, y a Microsoft, que también se acusa sin pruebas a China, carecen de fundamento porque se basan en suposiciones “con una alta probabilidad de ser ciertas”, hechas por los servicios de Inteligencia de EEUU, que en numerosas ocasiones anteriores fueron erróneas, por decirlo en buenos términos; en pocas palabras, se trata de una nueva guerra de propaganda.

Según el expresidente Trump, “tal hackeo es mayor en los medios de fake news” e insinuó que SolarWinds, empresa que tiene varias demandas judiciales por sus fallas en materia de seguridad y su derrumbe bursátil, participó en el fraude electoral de la elección presidencial. En cambio, Chen Shasha, del periódico Global Times, asegura que la ciberseguridad es la nueva arma de EEUU contra China y Rusia; cita a Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin de China: “EEUU juega la carta del ciberataque para mover la lucha ideológica a la ciberseguridad y busca monopolizar al mundo, porque Rusia y China, con su elevado desarrollo tecnológico, han roto la hegemonía de EEUU en el cibermundo, y ahora quiere excluirlas de la competencia en el ciberespacio y en las finanzas, para así controlar a sus propios aliados y mantener la hegemonía mundial”.

Por otra parte, la doctrina militar de EEUU, China y Rusia contempla el ciberataque a sus instituciones estatales como causa de guerra, por lo que en este asunto se debe andar con los píes de plomo si no se quiere incurrir en una provocación que conduzca a una nueva guerra mundial, no deseada por ningún gobernante ni por la población del planeta. Lo ideal y lo deseable sería crear mecanismos de control y ciberseguridad entre estas tres potencias, que eliminen cualquier posibilidad de una guerra entre ellas, y no impulsar provocaciones sin causas, como podría suceder de ser ciertas las afirmaciones del The New York Times. Además, EEUU debería darse cuenta de que no tiene la capacidad para librar simultáneamente una guerra contra China y Rusia.

A Dmitri Peskov, portavoz del Presidente Putin, no le falta razón cuando declara: “Es una información alarmante, ya que un medio estadounidense bastante fidedigno no solo admite, sino que anuncia la factibilidad de tales ciberataques. Por supuesto, el hecho de que el The New York Times admita la posibilidad de que EEUU pueda estar involucrado en este ciberdelito es motivo para nuestra extrema preocupación. Rusia nunca ha tenido ni tiene relación alguna con ninguna manifestación de tales delitos cibernéticos o ciberterrorismo”.

Él sabe de qué habla, comprende que en este mundo sobran locos capaces de escuchar el llamado del séquito del Presidente Biden de ampliar el grupo de naciones dispuestas a combatir contra Rusia, en un amplio espectro de actividades humanas: económica, política, militar, cibernética, puesto que piensa que es un grave error no calibrar bien a Rusia de Putin, que representa un peligro para la libertad y la existencia independiente del mundo, y cuando estos muy tontos oyen al mismo Presidente Biden declarar: “América regresó”, creen que Rusia y China han traspasado el punto tope, definido por ellos, y que llegó la hora de comenzar contra esos países los ciberataques de retaliación clandestina, sin sopesar lo peligroso que es dar ese paso. Se recuerda que a partir del 2018, el Cibercomando de EEUU está autorizado para dirigir en el ciberespacio batallas cercanas a una guerra, sin la explícita autorización presidencial. Tal vez a estos tontos hacía referencia el The New York Times.

Lo real es que los ciberataques contra las instituciones rusas crecen constantemente, tanto en cantidad como en intensidad, sus órganos de seguridad no duermen ni nunca han dormido y desde el año 2013, cuando fue creado por orden presidencial el Sistema Estatal de Detección, Advertencia y Liquidación de Ciberataques, tienen capacidad para controlar y liquidar este tipo de agresiones. Establecer el origen de los ciberataques es bastante complicado y caro, aunque es factible de hacer. Pero gracias a la advertencia hecha por el The New York Times se simplifica la tarea y se facilita el trabajo para realizar un contragolpe adecuado y demoledor, ya que guerra avisada no mata gente. Esto debería servir de advertencia a cualquier cabeza caliente. Por lo tanto es deseable que antes de embarcarse en una ciberbatalla contra Rusia y China, los órganos de seguridad de EEUU determinen primero con exactitud de dónde y de quién provino el ciberataque, antes de iniciar en el ciberespacio batallas cercanas a una guerra, que podrían desembocar en un apocalíptico fin del mundo.
Y lo peligroso es que esa gente audaz, a la que se refiere The New York Times, persuadida por la idea de la exclusividad estadounidense e imbuida por el absurdo de creerse superiores, inicien el combate contra los molinos de viento que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos, concepto del que siempre se ha abusado, en particular ahora último, cuando con sus prácticas de competencia desleal han roto las leyes de la economía de mercado, que previamente promovieron con hipocresía, y precipiten al mundo al fondo del abismo, en cuyo borde se encuentra actualmente.

Puesto que es de inteligentes aprender de sus propios errores, y respecto a Rusia los órganos de Seguridad de Estados Unidos, que no son tontos, han errado muchas veces, es hora de que respeten a Rusia y no repitan errores del pasado.

Los ciberataques y la actual guerra mundial

Por: Rodolfo Bueno

Sobre la base de las declaraciones de funcionarios estadounidenses no identificados, el diario The New York Times publicó que EEUU planea llevar a cabo una serie de ciberataques contra las redes de Rusia. Este conjunto de acciones clandestinas sería la respuesta al ciberataque del que recientemente fueron objeto numerosas instituciones gubernamentales y cuya autoría, sin evidencias, se atribuye a hackers rusos. La NASA, el Pentágono y el Departamento de Justicia están entre las víctimas de lo que denominan el más extenso y más sofisticado ataque que el mundo haya visto jamás.

Estos desconocidos funcionarios sostienen que la proliferación de ciberataques por los rivales constituye un desafío para la administración Biden, que ahora tiene planes para replicar con una serie de acciones secretas en todas las redes de Rusia, en busca de disuadir las intrusiones rusas en los sistemas corporativos norteamericanos y de gobierno. Se trata de las medidas más efectivas para dar una respuesta adecuada a Rusia, en términos de esclarecer lo que EEUU cree que está dentro y fuera de los límites y lo que está preparado para hacer en respuesta. Estos ciberataques de réplica, destinados para que sean entendidos por el Presidente Putin, sus servicios de Inteligencia y los militares rusos, aunque no por el resto de la población, se combinarán con más sanciones económicas contra Moscú.

Además, el Presidente Biden firmaría una orden para prevenir futuros hackeos y proteger mejor a las redes estatales de EEUU. También se plantean qué hacer contra China, el otro gran contrincante, a la que acusan de haber atacado, a principios de marzo del 2021, a 30.000 computadoras de corporaciones estadounidenses y del gobierno, que dejaron 60.000 cibervíctimas, para lo cual se aprovecharon de la vulnerabilidad de un programa de correo electrónico de Microsoft.

Estas acusaciones crean un bodrio poco creíble, porque cualquier falta de la que se acuse a China y Rusia estará empañada de antemano por el hecho de que EEUU ya cometió antes ese tipo de delitos. En el año 2016, el entonces vicepresidente Biden, a nombre de la administración de Obama, comunicó que se preparaban operaciones secretas contra Rusia, pese a que una operación secreta no se comunica a nadie, por lo que es claro que estas declaraciones están dirigida al público ingenuo.

Secretas fueron, por ejemplo, las instalaciones que se usaron para realizar escuchas ilegales a otros gobiernos, incluidos los aliados más cercanos de EEUU, país que es un verdadero imperio del espionaje y usa sus adelantos tecnológicos para vulnerar incluso la seguridad de las instituciones públicas o privadas en cualquier lugar del planeta. Cuando la Canciller Merkel se enteró de que todas sus llamadas telefónicas habían sido interferidas, se negó a hacer reclamos “para no dañar las relaciones con sus amigos estadounidenses”, con lo que demostró su comportamiento vasallo.

El asunto se torna color de hormiga puesto que los informes sobre los ciberataques contra SolarWinds, que se atribuye sin evidencias a Rusia, y a Microsoft, que también se acusa sin pruebas a China, carecen de fundamento porque se basan en suposiciones “con una alta probabilidad de ser ciertas”, hechas por los servicios de Inteligencia de EEUU, que en numerosas ocasiones anteriores fueron erróneas, por decirlo en buenos términos; en pocas palabras, se trata de una nueva guerra de propaganda.

Según el expresidente Trump, “tal hackeo es mayor en los medios de fake news” e insinuó que SolarWinds, empresa que tiene varias demandas judiciales por sus fallas en materia de seguridad y su derrumbe bursátil, participó en el fraude electoral de la elección presidencial. En cambio, Chen Shasha, del periódico Global Times, asegura que la ciberseguridad es la nueva arma de EEUU contra China y Rusia; cita a Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin de China: “EEUU juega la carta del ciberataque para mover la lucha ideológica a la ciberseguridad y busca monopolizar al mundo, porque Rusia y China, con su elevado desarrollo tecnológico, han roto la hegemonía de EEUU en el cibermundo, y ahora quiere excluirlas de la competencia en el ciberespacio y en las finanzas, para así controlar a sus propios aliados y mantener la hegemonía mundial”.

Por otra parte, la doctrina militar de EEUU, China y Rusia contempla el ciberataque a sus instituciones estatales como causa de guerra, por lo que en este asunto se debe andar con los pies de plomo si no se quiere incurrir en una provocación que conduzca a una nueva guerra mundial, no deseada por ningún gobernante ni por la población del planeta. Lo ideal y lo deseable sería crear mecanismos de control y ciberseguridad entre estas tres potencias, que eliminen cualquier posibilidad de una guerra entre ellas, y no impulsar provocaciones sin causas, como podría suceder de ser ciertas las afirmaciones del The New York Times. Además, EEUU debería darse cuenta de que no tiene la capacidad para librar simultáneamente una guerra contra China y Rusia.

A Dmitri Peskov, portavoz del Presidente Putin, no le falta razón cuando declara: “Es una información alarmante, ya que un medio estadounidense bastante fidedigno no solo admite, sino que anuncia la factibilidad de tales ciberataques. Por supuesto, el hecho de que el The New York Times admita la posibilidad de que EEUU pueda estar involucrado en este ciberdelito es motivo para nuestra extrema preocupación. Rusia nunca ha tenido ni tiene relación alguna con ninguna manifestación de tales delitos cibernéticos o ciberterrorismo”.

Él sabe de qué habla, comprende que en este mundo sobran locos capaces de escuchar el llamado del séquito del Presidente Biden de ampliar el grupo de naciones dispuestas a combatir contra Rusia, en un amplio espectro de actividades humanas: económica, política, militar, cibernética, puesto que piensa que es un grave error no calibrar bien a Rusia de Putin, que representa un peligro para la libertad y la existencia independiente del mundo, y cuando estos muy tontos oyen al mismo Presidente Biden declarar: “América regresó”, creen que Rusia y China han traspasado el punto tope, definido por ellos, y que llegó la hora de comenzar contra esos países los ciberataques de retaliación clandestina, sin sopesar lo peligroso que es dar ese paso. Se recuerda que a partir del 2018, el Cibercomando de EEUU está autorizado para dirigir en el ciberespacio batallas cercanas a una guerra, sin la explícita autorización presidencial. Tal vez a estos tontos hacía referencia el The New York Times.

Lo real es que los ciberataques contra las instituciones rusas crecen constantemente, tanto en cantidad como en intensidad, sus órganos de seguridad no duermen ni nunca han dormido y desde el año 2013, cuando fue creado por orden presidencial el Sistema Estatal de Detección, Advertencia y Liquidación de Ciberataques, tienen capacidad para controlar y liquidar este tipo de agresiones. Establecer el origen de los ciberataques es bastante complicado y caro, aunque es factible de hacer. Pero gracias a la advertencia hecha por el The New York Times se simplifica la tarea y se facilita el trabajo para realizar un contragolpe adecuado y demoledor, ya que guerra avisada no mata gente. Esto debería servir de advertencia a cualquier cabeza caliente. Por lo tanto es deseable que antes de embarcarse en una ciberbatalla contra Rusia y China, los órganos de seguridad de EEUU determinen primero con exactitud de dónde y de quién provino el ciberataque, antes de iniciar en el ciberespacio batallas cercanas a una guerra, que podrían desembocar en un apocalíptico fin del mundo.

Y lo peligroso es que esa gente audaz, a la que se refiere el The New York Times, persuadida por la idea de la exclusividad estadounidense e imbuida por el absurdo de creerse superiores, inicien el combate contra los molinos de viento que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos, concepto del que siempre se ha abusado, en particular ahora último, cuando con sus prácticas de competencia desleal han roto las leyes de la economía de mercado, que previamente promovieron con hipocresía, y precipiten al mundo al fondo del abismo, en cuyo borde se encuentra actualmente.

Puesto que es de inteligentes aprender de sus propios errores, y respecto a Rusia los órganos de Seguridad de Estados Unidos, que no son tontos, han errado muchas veces, es hora de que respeten a Rusia y no repitan errores del pasado.

Más allá del asesinato de un periodista

Por: Rodolfo Bueno

Con Biden las cosas son bastante claras, su lacónico mensaje es: “América regresó” y en la Conferencia de Múnich recalcó que este regreso era para el bien de la especie humana. Su primer paso fue el empleo de la fuerza cuando ordenó bombardear Siria, pese a la difícil situación que se vive en EEUU: graves problemas económicos, los peores después de la Segunda Guerra Mundial; luchas intestinas, especialmente raciales, que le han conducido a su sociedad al borde del caos y fallecen más personas que en cualquier otro país, como consecuencia del COVID-19.

En lugar de remediar estos males, Biden y su séquito proponen ampliar el grupo de naciones dispuestas a combatir contra Rusia, abren para ello un amplio espectro de posibilidades en todas las esferas de la actividad humana: económica, política, militar, cibernética… pues piensan que es un grave error no calibrar bien a Rusia de Putin, que representa un peligro para la libertad y la existencia independiente del mundo. Es increíble, ven enemigos únicamente en el exterior cuando por dentro tienen clavada en cada uno de sus ojos una gran viga, que los está destruyendo.

De igual manera tratan los demás asuntos mundiales. Así, el Presidente Biden llamó a Salmán bin Abdulaziz al Saud, rey de Arabia Saudita, para comunicarle que las reglas están cambiando y habrá variaciones significativas, que EEUU da importancia al imperio de la ley y los derechos humanos, que se transformarán profundamente las relaciones de Washington con el régimen saudí, si no los respeta. Suena bonito de no ser porque si fuera cierta la intención de cambiar, deberían primero devolver a Cuba Guantánamo, descongelar los activos de Venezuela, dejar de apoyar a regímenes de ultra derecha, como el de Ucrania, sacar sus tropas de aquellos países a donde no han sido invitados, no asesinar a líderes políticos que no son de su agrado y no enviar sus flotas, de manera provocativa, a las aguas cercanas de Irán, Rusia y China.

Vale la pena recordar algunos hechos. El 2 de octubre de 2018, Jamal Khashoggi, periodista saudí y columnista del The Washington Post, que residía en EEUU y cuya postura respecto a la conducción de Arabia Saudita por el príncipe Mohamed bin Salmán (MBS) era crítica, fue al consulado de su país en Estambul para obtener un certificado de su divorcio, con el fin de casarse con Hatice Cengizel, estudiante turca. Su novia, que ahora pide castigar sin demora a MBS, lo esperó durante once horas, pero él nunca salió, allí durante un interrogatorio lo torturaron. Se asegura que antes de decapitarlo le cortaron los dedos y lo desmembraron cuando todavía estaba vivo.

El fiscal general de Arabia Saudita informó sobre la detención de 18 ciudadanos saudíes en el marco de la investigación de la muerte de Khashoggi. Sostuvo que la reunión de Khashoggi en el consulado de Estambul desembocó en una pelea, que provocó su muerte. Un tribunal saudita condenó a ocho personas a entre 7 y 20 años de prisión, por haber participado en el asesinato del periodista. El expresidente Trump dijo en ese entonces que “los asesinos de Khashoggi actuaban por su cuenta” y Sarah Sanders, exportavoz de la Casa Blanca, informó que “EEUU aceptaba el anuncio de Arabia Saudí de que su investigación sobre la suerte de Khashoggi estaba avanzando y que había tomado medidas contra los sospechosos que hasta ahora ha identificado”.

Hasta aquí hablan las informaciones de prensa, que no tocan lo medular del asunto: este crimen está íntimamente relacionado con el wahabismo, Al-Qaeda, el Estado Islámico (EI), la Hermandad Musulmana, los lapidadores, los decapitadores, las guerras del Medio Oriente, las monarquías del Golfo, las ventas de armas a Arabia Saudita, las elecciones de EEUU y muchas otras cosas más.

El rey Salman, de más de 85 años de edad, es el hijo número 25 del fundador de la dinastía Saud, ha consolidado su potestad en detrimento de las demás ramas de la familia real, que no han renunciado a sus aspiraciones, y ha favorecido a su hijo, el príncipe MBS, de carácter impulsivo, con quien gobierna sin ningún otro poder de contrapeso. En Arabia Saudita no existe un sistema legal que se semeje a los estándares aceptados universalmente, están prohibidos los partidos políticos, no existe la prensa libre y tampoco se tolera alguna forma de oposición.

Pero nada de lo que pasa en la política mundial es casual. Cuando en 1973, los países árabes cortaron el suministro de petróleo a Occidente, por su apoyo a Israel durante la guerra del Yom Kippur, EEUU eliminó la conversión de dólares por oro; luego se produjo el atentado del 9/11, en el que estaban implicados ciudadanos saudíes; más adelante, EEUU atacó Iraq, eliminó al sunita Saddam y cedió el poder a los chiitas, aliados de Irán; por último, Obama no impidió la caída de Mubarak, minimizó el número de tropas estadounidenses en Irak, disminuyó sus ataques en Siria y negoció el programa nuclear con Irán. Todo en contra de las conveniencias sauditas.

En realidad, EEUU busca reordenar el Medio Oriente y, como no tiene amigos sino intereses, no le importa que Arabia Saudita hubiera apoyado a los muyahaidines en su lucha contra la URSS, ni que el actual rey Salman, designado por el entonces rey Fahd para dirigir la ayuda a los musulmanes de Bosnia, entregara más de 600 millones de dólares para la guerra en ese país. Comprende que en Arabia Saudita algún día se va a dar a una revolución social más profunda que las que han sacudido el Medio Oriente; estima que, aunque le ayudó a combatir a la URSS en Afanistán, que hizo un buen trabajo en Yugoslavia y Chechenia, en el derrocamiento de Gadafi en Libia, y en la guerra civil de Siria, se ha convertido ahora en un estorbo, en un movimiento irregular que intenta imponer el EI en el mundo musulmán; por eso no encuentra otro remedio que desmembrar el reino Saudí.

Para ello desempolva el plan de expulsar a los Saud de Arabia y aprovecha sus errores, uno de los cuales fue subir tanto la producción petróleo hasta bajar su precio y así quebrar, prácticamente, la industria del fracking estadounidense. Washington se atiborró de petróleo barato, pero le disgusta que unos árabes ricos les dicten las reglas de juego en el negocio petrolero. En pocas palabras, EEUU y Arabia Saudita son enemigos íntimos.

Para justificar los cambios en sus relaciones con la monarquía saudita, la Inteligencia estadounidense publicó un informe que sostiene: “Según nuestras evaluaciones, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, aprobó la operación en Estambul, para capturar o asesinar al periodista saudita Jamal Khashoggi”. Esta conclusión la basa en que MBS controla la toma de decisiones, apoya el uso de la violencia para silenciar disidentes y controla de manera absoluta la Inteligencia de su país, lo que imposibilita que el operativo fuera realizado sin su autorización.

Sobre la base de este informe, Antony Blinken, Secretario de Estado de EEUU, dijo: “Hoy anuncio la ‘Prohibición Khashoggi’. Esta prohibición permite al Departamento de Estado imponer restricciones de visa a 76 personas saudíes que se cree que han estado involucradas en amenazar a disidentes en el extranjero, incluido, entre otros, el asesinato de Khashoggi” y se ha dado pasos para reforzar la condena internacional por este crimen, para que Arabia Saudita disuelva el escuadrón que presuntamente asesinó a Khashoggi y adopte reformas que garanticen el cese de actividades y operaciones contra los disidentes. Por su parte, el Departamento del Tesoro de EEUU sancionó a Ahmed al Asiri, ex director de los servicios de Inteligencia sauditas y anunció sanciones contra la fuerza de intervención rápida de la Guardia Real saudita.

No hay que olvidar que Joe Biden dijo durante la campaña presidencial que Arabia Saudita merecía ser tratada como un paria por el asesinato de Khashoggi, es en este contexto que se debe analizar el informe de Inteligencia de EEUU. Si el 25 de marzo de 1975 fue asesinado en un complot el rey Faisal de Arabia Saudita, es posible que contra MBS se actúe hoy de manera más radical, y como de la Casa Blanca ya salió Trump, quien siempre aceptó su inocencia, al príncipe saudí lo han puesto en capilla.

Y no importa que en septiembre de 2019, MBS hubiera asumido la responsabilidad total por ese asesinato, por haber ocurrido cuando estaba a cargo del reino, tampoco importa que alegara no conocer sobre la confabulación, puesto que es imposible controlar las actividades de tres millones de funcionarios, ni que ahora el Ministerio de Exteriores saudita asegure que “el crimen fue cometido por un grupo de individuos que transgredieron todas las normas pertinentes y los dirigentes del reino han tomado todas las medidas necesarias para garantizar que una tragedia así no se vuelva a producir” y rechace el informe de Inteligencia de EEUU porque hace una evaluación negativa, falsa e inaceptable, ni que la Liga Árabe respalde a Arabia Saudita en su rechazo absoluto a ese informe, por contener información y conclusiones inexactas.

Lo cierto es que el príncipe MBS debe poner sus barbas a remojar porque, pese a ser una de las personas más poderosas del planeta, contra él van a lanzarse las fuerzas titánicas del imperio con mayor poder que la historia conoce. Ejemplos sobran en el vecindario árabe: Saddam Husein, Muamar el Gadafi, Qasem Soleimani, por recordar a unos pocos. Pero no todo está dicho, MBS, ducho en geopolítica y sus juegos, debe tener algunos ases bajo la manga. Así es que, todo está por verse.

En Ecuador, los burros también quieren volar

Por: Rodolfo Bueno

Asombra que algunos políticos de Ecuador pretendan justificar sus posiciones con dogmas ideológicos de derecha o de izquierda. No, señores Guillermo Lasso y Yuco Pérez, ustedes no son ni de derecha ni de izquierda. Si ustedes fuesen de derecha o de izquierda, deberían rechazar la intervención extranjera en nuestras elecciones.

La derecha y la izquierda se diferencian en la manera de dirigir una sociedad, la primera prioriza la propiedad privada sobre los medios de producción y la segunda, busca el control del Estado sobre los mismos, pero ambas ideologías defienden a raja tabla la soberanía nacional. Lenin, que era de izquierda, en este aspecto actuaba igual que De Gaulle, que era de derecha.

Además, ustedes ni de lejos son democráticos porque, en ausencia de los otros catorce candidatos y, más que nada, de Andrés Arauz, ganador de la primera vuelta presidencial, y sin que el Consejo Nacional Electoral proclamara los resultados oficiales, ni se sepa cuándo lo hará, en un conciliábulo vergonzoso han acordado el recuento del 100% votos de la provincia del Guayas y del 50% en otras dieciséis provincias del país; todo ilegal e inconstitucional.

Pamela Aguirre, parlamentaria andina, declaró: “Hemos interpuesto una serie de recursos sobre todo ante los observadores internacionales. Lamentablemente, la OEA es de los principales observadores, que avala todas las irregularidades e ilegalidades y ha aplaudido este acuerdo extrajudicial de los perdedores”. Sostuvo que el CNE y el Tribunal Contencioso Electoral lo único que hacen es alargar el tiempo, no cumplir con los plazos y poner en vilo a la ciudadanía, que ya necesita una respuesta. Explicó que el Código de la Democracia establece claramente cuáles son las causales para un recuento: “inconsistencia en las actas e inconsistencia numérica; pero no dice en ningún momento que los dos candidatos perdedores puedan pedirlo porque no se encuentran felices con el resultado”.

Eso sí, Luis Almagro, Secretario General de la OEA, y Julie Chung, subsecretaria interina de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, impartieron su bendición sacrosanta a ese corrillo, que dizque garantiza mejor la voluntad de los ecuatorianos. A otro perro con ese hueso confabulativo.

Ambos personajes son controvertidos, Almagro, no sólo por haber orquestado el golpe de Estado en contra de Evo Morales, ex presidente de Bolivia, sino por toda su actitud poco democrática y alejada de la posición de Pepe Mujica, a quien le debe su carrera política, y la Sra. Julie Chung, producto de una elección más torcida que cuerno de cabra, porque era mucho más probable que todos los burros del mundo vuelen antes de que la veamos intervenir en nuestros asuntos internos, lo que genera sospechas sobre lo que subyace debajo de este malhadado recuento de votos.

Para colmo de los colmos, y a pedido de Diana Salazar, Fiscal de Ecuador, llegó a Quito Francisco Barbosa, Fiscal General de Colombia, dizque para aportar pruebas a la acusación difundida por la Revista Semana, de que Arauz habría recibido apoyo económico de la guerrilla del ELN de Colombia, información que busca torcer la voluntad democrática del Ecuador y es calificada de dudosa por la misma directora de ese medio de comunicación.

Andrés Arauz denunció la acusación sobre su supuesto vínculo con el ELN como un plan para desplazarlo del balotaje. Según Ernesto Samper, ex presidente colombiano, “puedo afirmar que estas versiones son una infamia y forman parte del juego sucio que desde Colombia orquestan los sectores radicales de la derecha de los dos países, para interferir en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ecuatorianas” y, de acuerdo al Grupo de Puebla, se trata de otro intento de las élites regionales para desprestigiar a Andrés Arauz, en un intento de golpear a la democracia en Ecuador, realizada desde Colombia y protagonizada por sectores cercanos al ex presidente Álvaro Uribe, como son el mismo Barbosa y la Revista Semana. Lo asombroso es que en el video, supuestamente grabado en la selva colombiana, se escucha el grajeo de pájaros que habitan sólo en Ecuador y no en Colombia, donde se dice que pasó la rueda de molino, que pretenden hacernos tragar.

No podía escogerse mejor país, pues Colombia es escenario de la matanza diaria de sus dirigentes populares y su tierra esta encharcada con la sangre del más de medio millón de muertos producidos luego del asesinato de Gaitán; además, según informes de inteligencia militar estadounidense de 1991, Álvaro Uribe estaba vinculado a negocios relacionados con las drogas en Estados Unidos y a los paramilitares; ha trabajado para el Cartel de Medellín y era amigo personal cercano de Pablo Escobar; su padre fue asesinado en Colombia debido a sus conexiones con los narcotraficantes. Lo que pasa es que, según afirma el Servicio de Seguridad de EEUU, “los vínculos de Uribe con una organización terrorista eran mucho menos importantes que su desempeño como presidente, que Estados Unidos veía favorablemente”. No hay que olvidar que Uribe manda en Colombia todavía.

Todo esto es público y lo conoce cualquier periodista medianamente informado; sin embargo, en el Ecuador actual, los medios de comunicación no son imparciales ni objetivos, más bien son una máquina para lavar cerebros con la finalidad de controlar la vida de todos y se han convertido en un sistema corrupto cuya deshonestidad impide a la gente conocer lo que realmente sucede en el país y el mundo; sus debates, si los tienen, no son de altura porque, prácticamente, todos los participantes opinan lo mismo.

Por eso aparentan no ver nada ni saber nada y olvidan que nuestras tradiciones libertarias nacieron desde las tempranas horas de la patria, que para Olmedo las leyes son sabias si hacen felices a los pueblos; luego estampará estas ideas en el Reglamento Provisorio del Gobierno de la Provincia Libre de Guayaquil. He ahí lo moderno del ideario nacional: la felicidad del ser humano debe estar por sobre todo. Olmedo, en la Proclama a la Nación, suscrita por el Triunvirato que sustituyó a Flores luego de la Revolución Marcista de Guayaquil, y del que fuera su presidente, defendió los derechos del hombre que conducen a la auténtica libertad.

Olmedo es prócer de Ecuador y también de América Latina, pues, luego de que los próceres del 10 de Agosto de 1809 fueran ejecutados para impedir la independencia, postuló y propaló las ideas libertarias, que se habían enraizado en todos los ámbitos de Latino América y que regirían al Ecuador soberano, democrático e independiente. Es este grito de libertad el que se quiere eliminar con la actitud sumisa y servil de quienes pretenden apagar la llama independista que renace en nuestro continente.

A buena hora, Guillermo Lasso emitió críticas al acuerdo entre él y Pérez y a la posibilidad de que haya un fraude: “El acuerdo es para evidenciar la transparencia de la votación del pueblo, descartando un presunto fraude, y no fraguar uno”. Pidió al CNE a no caer en actos ilegales y hasta delictivos en caso de abrir urnas sin que la parte del reclamante presente las actas correspondientes con la identificación de las inconsistencias, que se debía proclamar los resultados oficiales de la primera vuelta y que el recuento debía tener el respaldo de los dieciséis candidatos que compitieron. La pregunta del millón: ¿Lasso lo hizo porque se le subió la mostaza o porque al hacer bien las cuentas encontró que en un hipotético recuento Arauz tendría sobre el 40% de los votos, necesarios para ganar en la primera vuelta? Amanecerá y veremos.

Stalingrado, batalla que enrumbó a la historia

Por: Rodolfo Bueno

Antes del 1 de septiembre de 1939, fecha del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Alemania, Italia y Japón iniciaron sus planes de dominio mundial; también, Francia y Gran Bretaña propugnaron una política de apaciguamiento, que condujo al abismo.

En octubre de 1935, cuando Italia quiso apoderarse de Etiopía, Mussolini le pidió su opinión a Mac’Donald, Primer Ministro de Inglaterra; la respuesta fue: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos”. Efectivamente, los pertrechos y las tropas italianas cruzaron sin dificultad el Canal de Suez, en esa época perteneciente a un consorcio anglo-francés.

En 1936, al cruzar sus tropas al otro lado del Rin, zona desmilitarizada de Alemania, Hitler rompió el Tratado de Versalles. Sir Wheeler Bennet, historiador conservador inglés escribe: “A Adolfo Hitler se le permitió ganar la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial sin disparar un sólo tiro”.

El 18 de julio de 1936, luego del triunfo del Frente Popular en las elecciones de España, el General Francisco Franco comandó el levantamiento de los nacionalistas españoles. Hitler y Mussolini enviaron de inmediato aviones para trasladar las tropas rebeldes de Marruecos a España. Alemania e Italia estaban interesadas en que en el futuro conflicto europeo España se uniera al eje Berlín-Roma; por eso, entre 1936 y 1939 pelearon en las filas de Franco 50.000 alemanes y 150.000 italianos.

El 27 de febrero de 1939, Inglaterra y Francia reconocieron a Franco y rompieron relaciones diplomáticas con España. A fines de marzo de ese año, Franco derrotó a la República Española. La Unión Soviética fue el único país que vendió armas a España y la ayudó a organizar a su ejército. Las Brigadas Internacionales, procedentes de cincuenta y tres países, en las que pelearon personalidades de la talla de Palmiro Togliatti, César Vallejo, Ernest Hemingway, George Orwell, fueron una gran ayuda en la lucha en contra del nazi-fascismo.

El 12 de marzo de 1938, Alemania invadió a Austria y la anexó a la fuerza. Neville Chamberlain, Primer Ministro de Inglaterra, dijo: “Lo sucedido no debe obligar al gobierno a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos fortifican su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes”. Alemania de inmediato construyó autopistas que conducían a las fronteras checas.

En 1938, Hitler reclamó para Alemania la estratégica región de los Sudetes, porque allí se encontraban las principales fortificaciones militares y la mayores industrias de Checoslovaquia. Cuando Lord Halifax, Ministro de Relaciones Exteriores inglés, supo que el Führer estaba iracundo y que habría consecuencias desastrosas si no le entregaban los Sudetes, dijo: “Trasmítanle que espero vivir hasta el momento en que se realice la meta fundamental de todos mis esfuerzos: Ver a Hitler con el rey inglés juntos en el balcón del palacio de Buckingham”.

Por su parte, Chamberlain recomendó a Beneš, presidente de Checoslovaquia, ceder los Sudetes a Alemania y anular los pactos con Francia y la URSS. Beneš rechazó la propuesta por estar dispuesto a aceptar la ayuda que la Unión Soviética le prometió a Checoslovaquia en el caso de que Alemania los agrediera y Francia se negara a apoyarlos. Londres y París le presentaron un ultimátum: “Si los checos se agrupan con los rusos, la guerra podría transformarse en una cruzada contra los bolcheviques. Entonces a los gobiernos de Inglaterra y Francia les sería muy difícil quedar al margen”. Los checos aceptaron el ultimátum. Hitler propuso la realización de una conferencia entre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia; no fue invitada Checoslovaquia, que en ese conciliábulo perdió la quinta parte de su territorio, la cuarta parte de su población y la mitad de su industria pesada.

El 30 de septiembre, luego de la firma del Pacto Münich, se le comunicó verbalmente a la delegación checa el destino de su país. Cuando ellos reclamaron indignados por la monstruosa resolución, les contestaron: “¡Es inútil discutir! Está decidido”. Medio año después, las tropas alemanas entraron a Praga ante la impávida mirada de Francia e Inglaterra, garantes que no movieron un dedo para prestar ayuda a Praga.

Luego de recibir en bandeja de plata a Checoslovaquia, Hitler exigió la devolución del Corredor Polaco, la entrega del puerto de Dánzig y que Polonia le cediera facultades extraterritoriales para construir autopistas y líneas férreas por el territorio polaco. Después, anuló el pacto de no agresión firmado con Polonia en 1934, renunció al convenio naval anglo-alemán y comenzó a reclamar las colonias que, luego de la Primera Guerra Mundial, le fueron arrebatadas por Francia e Inglaterra.

El 23 de julio de 1939, la URSS propuso a Gran Bretaña y Francia el envío de una misión militar a Moscú, con el propósito de lograr un acuerdo que impidiera la agresión de Alemania a Polonia. La misión arribó diecinueve días después, estaba encabezada por personajes que no tenían atribuciones ni poderes para discutir nada ni firmar algún convenio militar concreto.

La URSS advirtió a la misión: “No podemos esperar a que Alemania derrote a Polonia, para que después se lance contra nosotros. Necesitamos un trampolín desde el cual atacar los alemanes, sin él no les podemos ayudar. Era necesario obtener una clara respuesta de Polonia y Rumania sobre el paso de nuestras tropas a través de sus territorios. El año pasado, cuando Checoslovaquia se encontraba al borde del abismo, no obtuvimos una sola señal de ustedes, ahora, vuestros gobiernos han prolongado inútilmente y durante demasiado tiempo estas conversaciones”.

El 23 de agosto de 1939, el gobierno soviético suscribió el Pacto de no Agresión con Alemania. Al firmarlo, la URSS no se hacía ilusiones, sólo actuaba con cautela para evitar que la arrastraran a un conflicto que no buscaba ni deseaba y que la guerra se alejara por algún tiempo de sus fronteras.

El Mariscal Zhukov dijo: “En relación al Pacto de no Agresión, en ningún momento escuché de Stalin palabras tranquilizadoras”. Su firma tuvo también la finalidad de que las potencias de Occidente no se unieran con Alemania en contra de la Unión Soviética. Según Stalin, la razón por la que estas cedían y cedían posiciones ante Hitler era darle aire a un hipotético conflicto germano-soviético y, al mismo tiempo, quedar ellas al margen del mismo. Esperaban que Hitler cumpliese la promesa de liquidar al comunismo y le abrían la posibilidad de atacar a la URSS. Creían que la guerra agotaría a ambos bandos, entonces les ofrecerían sus soluciones y les dictarían sus condiciones, una forma fácil y barata de conseguir sus fines.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. La Blitzkrieg fue la estrategia de guerra que dio grandes éxitos a la Wehrmacht, las Fuerzas Armadas de Alemania. Consistía en concentrar gran cantidad de fuerzas en zonas estrechas del frente, con lo que se adquiría absoluta superioridad, tanto de soldados como de instrumentos de guerra. El Ejército Polaco fue derrotado en cinco semanas.

Entre el 9 de abril y el 10 de mayo de 1940, la Wehrmacht se apoderó de Noruega, Dinamarca, Holanda, Belgica y Luxemburgo. El 14 de mayo de 1940, en la región de Sedan, los tanques alemanes rompieron las líneas defensivas anglo-francesas y se precipitaron en dirección a occidente. El 20 de mayo, las divisiones motorizadas alemanas llegaron a las costas de la Mancha. El 27 de mayo comenzó la evacuación de las fuerzas inglesas desde Dunquerke, exitosa gracias a que las divisiones motorizadas comandadas por Kleist detuvieron su marcha.

Este hecho tiene una explicación política, eliminada Francia, Hitler esperaba ponerse de acuerdo con Gran Bretaña para lograr la creación de un frente común contra la Unión Soviética. Se cree que para esa negociación, Rudolf Hess, segundo hombre fuerte de Alemania, voló a Gran Bretaña y se arrojó en paracaídas cerca de la residencia de Lord Halifax. Buscaba contactos con Inglaterra para lograr la división de las esferas de influencia en el mundo.

El 21 de junio de 1940, en el bosque de Compiègne, a unos 70 kilómetros de París, en el mismo vagón en el que 22 años atrás se habían rendido los alemanes a los franceses y bajo el saludo nazi hecho por Hitler, Francia se rindió a Alemania. El Mariscal Petain formó un nuevo gobierno. La mitad de Francia iba a ser zona ocupada, la otra mitad iba a ser gobernada por Petain, desde la ciudad de Vichy. Sin embargo, la gran mayoría del pueblo francés se alineó con las fuerzas de la “Francia Libre”, encabezas por el General Charles De Gaulle, o con el Partido Comunista Francés. Ambos movimientos, desde la clandestinidad, combatieron codo a codo y jugaron un importante rol en la lucha contra el fascismo.

El 18 de diciembre de 1940, Hitler firmó la orden para desarrollar todo un conjunto de medidas políticas, económicas y militares, conocidas como el Plan Barbarrosa. En él se contemplaba la destrucción de la Unión Soviética en tres o cuatro meses. El alto mando alemán estaba tan seguro de su éxito que, luego del cumplimiento del Plan Barbarrosa, planificaba la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde las tropas alemanas esperaban encontrarse con las japonesas. Esperaban también que se les unieran España, Portugal y Turquía. Dejaron para después la toma de Canadá y los EEUU, con lo que lograrían el dominio del mundo.

A fines de abril de 1941, la dirección política y militar de la Alemania Nazi estableció la fecha definitiva para el ataque a la URSS: el domingo 22 de junio de ese mismo año, a las cuatro en punto de la madrugada. Ese día, la Wehrmacht lanzó al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión.

El 3 de julio de 1941, Stalin se dirigió al pueblo soviético en un discurso, célebre porque, pese a no ocultar para nada la gravedad de la situación en frente, sus palabras imbuían en el pueblo soviético la seguridad en la futura victoria. En su discurso dijo: “Nuestras tropas luchan heroicamente, a pesar de las grandes dificultades, contra un enemigo superiormente armado con tanques y aviones… El propósito de la guerra popular consistirá no sólo en destruir la amenaza que pesa sobre la Unión Soviética sino también en ayudar a todos aquellos pueblos de Europa que se encuentran bajo el yugo alemán… Camaradas, nuestras fuerzas son poderosas. El insolente enemigo se dará pronto cuenta de ello… ¡Hombres del Ejército Rojo, de la Armada Roja, oficiales y trabajadores políticos, luchadores guerrilleros! ¡Camaradas! ¡Los pueblos de Europa esclavizados os miran como libertadores! ¡Sed dignos de tan alta misión! La guerra en la que estáis luchando es una contienda libertadora, una guerra justa. Ojalá, os inspiren en esta lucha los espíritus de nuestros grandes antepasados… ¡Adelante, hacia la Victoria!” A partir de entonces se inicio a una conflagración conocida como la Gran Guerra Patria. Se necesitó del colosal esfuerzo del pueblo soviético para revertir la grave situación y lograr la victoria.

El primer fracaso del Plan Barbarrosa se dio cuando la Wehrmacht fue derrotada en las puertas de Moscú. Sobre esta batalla, el General Douglas MacArthur escribe: “En mi vida he participado en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado. Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia”.

La siguiente victoria soviética se dio en la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta y encarnizada que se conoce, la suma total de las perdidas por ambas partes supera con creces los dos millones de soldados muertos; se prolongó desde el 17 de julio de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, cuando, luego de ininterrumpidos y feroces combates, culminó con la victoria del Ejército Rojo sobre el poderoso Sexto Ejército Alemán, comandado por el General Paulus, algo que nadie en el mundo occidental esperaba.

Cuando el General Vasili Chuikov llegó a hacerse cargo de la comandancia del 62.º Ejército que se enfrentó al Sexto Ejército Alemán, fuerza élite de la Wehrmacht que había conquistado Europa continental, el Mariscal Yeriómenko le preguntó: “¿Camarada, cuál es el objetivo de su misión?” Su firme respuesta fue: “Defender la ciudad o morir en el intento”. Yeriómenko tuvo la certeza de que Chuikov había entendido perfectamente lo que se le exigía. Según Chuikov, “por todas las leyes de las ciencias militares, los alemanes debieron ganar la batalla de Stalingrado y, sin embargo, la perdieron. Es que nosotros creíamos en la victoria. Esta fe nos permitió vencer y evitó que fuésemos derrotados”. Comprendía cabalmente que Alemana ganaba la guerra si triunfaba en Stalingrado.

Chuikov comenzó con menos de 20.000 hombres y 60 tanques, pese a ello fortificó las defensas en los lugares donde era posible contener al enemigo, especialmente, en la colina de Mamáev Kurgán, donde cayó abatido Rubén Ruiz Ibárruri, hijo único Dolores Ibárruri, la Pasionaria, dirigente comunista de España; además, estimuló la formación y el uso de francotiradores, uno de ellos, el famoso Vasili Záitsev. Seguía la doctrina del conde Súvorov: “Sorprender al contrincante significa vencerlo”. Por eso, luchaba en las condiciones que los alemanes detestaban, ello le permitía derrotarlos.

Después de tres meses de sangrientos combates, los alemanes habían capturado el 90% de la ciudad y dividido a las fuerzas soviéticas en tres bolsas estrechas. Gracias a la moral combativa de los defensores de Stalingrado, los alemanes lograron avanzar apenas medio kilómetro en doce días de la ofensiva de octubre del 1942. El 11 de noviembre, y por última ocasión, los alemanes atacaron en Stalingrado, intentaban llegar al río Volga en un frente de cinco kilómetros; el ataque fracasó porque los rusos defendieron cada metro de su tierra.

Sobre la Batalla de Stalingrado, el General alemán, Dorr, escribió: “El territorio conquistado se medía en metros, había que realizar feroces acciones para tomar una casa o un taller… Estábamos frente a frente con los rusos, lo que impedía utilizar la aviación. Los rusos eran mejores que nosotros en el combate casa por casa, sus defensas eran muy fuertes”. El General Chuikov fue el que ideó esta forma de lucha, en la que el espacio de separación de sus tropas de las alemanas jamás excedía el radio de acción de un lanzador de granadas.

El 19 de noviembre de 1942 comenzó la operación Urano, ofensiva soviética que había sido preparada con el mayor de los secretos, por lo que fue inesperada para los alemanes, el objetivo donde convergían las tenazas de la ofensiva era el pueblo de Kalach y su puente. Al cuarto día, el 23 de noviembre, 330.000 soldados alemanes fueron cercados en un anillo de entre 40 a 60 kilómetros de amplitud. El ultimátum enviado por el Mariscal Rokosovsky al General Paulus fue rechazado.

El 30 de enero, Hitler ascendió al rango de Mariscal de Campo al General Paulus. En realidad, el acenso era una orden de suicidio, pues en la historia de las guerras no hay un sólo caso en que un mariscal de campo haya caído prisionero. Pero Paulus no tenía la intención de dispararse por ese cabo bohemio, como informó a varios generales, y prohibió hacerlo a los demás oficiales, que debían seguir la suerte de sus soldados.

El 2 de febrero de 1943, luego de arduos combates en los que fracasaron todos los intentos por romper el cerco, cesó la resistencia alemana en Stalingrado. El Ejército Soviético capturó un mariscal de campo, 24 generales, 25.000 oficiales y 91.000 soldados. Paulus fue hecho prisionero y en 1944 se unió al Comité Nacional por una Alemania Libre. En 1946 fue testigo en los Juicios de Núremberg. Antes de partir hacía Dresde, donde fue jefe del Instituto de Investigación Histórica Militar de la República Democrática Alemana, declaró: “Llegué como enemigo de Rusia, me voy como un buen amigo de ustedes”. Murió en Dresde el 1 de febrero de 1957.

En la batalla de Stalingrado, la Wehrmacht perdió cerca de un millón de hombres, el 11% del total de todas las pérdidas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, el 25% de todas las fuerzas que en esa época operaban en el Frente Oriental. Fue la peor derrota sufrida por el Ejército Alemán durante toda su historia. En Memorias de un Soldado, el General Heinz Guderian escribe: “Después de la catástrofe de Stalingrado, a finales de enero de 1943, la situación se hizo bastante amenazadora, aún sin la intervención de las potencias occidentales”.

Un episodio épico de esta batalla es el de la Casa de Pávlov, que sucedió entre el 23 de septiembre y el 25 de noviembre de 1942. Los alemanes fueron incapaces de apropiarse de ese edificio de departamentos, defendido por una docena de aguerridos soldados rusos. Los hombres de Yákov Pávlov, suboficial que tomó el edificio y comandó la defensa de ese fortín, eliminaron más soldados del enemigo que los soldados alemanes que murieron durante la liberación de París.

La Batalla de Stalingrado fue el punto de inflexión de la guerra en Europa y resultó una auténtica catástrofe militar para los alemanes, cuyas tropas no pararían de retroceder hasta rendirse ante el Mariscal Zhúkov en Berlín, dos años y cuatro meses después. La victoria Stalingrado marcó el inicio de la derrota de Alemania, sentó las bases para la expulsión masiva de los invasores del territorio soviético, desbarató los planes alemanes, resquebrajó su sistema de alianzas y llenó de esperanzas a todos los pueblos de los países que luchaban contra el fascismo. La casi totalidad del material militar que se empleó fue fabricado en las fábricas que los técnicos de la Unión Soviética habían trasladado desde la zona central de Rusia hasta el otro lado de los Urales, con los alemanes pisándoles los talones. ¡Gloria eterna al heroico pueblo soviético que libró al mundo del nazi-fascismo!

La culebrita

Por: Rodolfo Bueno

En el colegio, Eduardo estudiaba a la maldita sea, se encontraba en la edad del burro, cuando no se sabe qué se quiere, no se le concede ninguna razón a la vida ni se piensa ni se preocupa por el futuro, por sentirlo inexistente. En ese período todo se complica, no se crece rápido para ser hombres y ya no se es niño, no se es nada, ni se aspira a nada, ni se hace nada, ni se entiende nada de nada. La Nada es la única realidad que con monótona insistencia se extiende a lo largo del horizonte.

Un buen día, ganó un certamen de natación, no es que nadara bien sino que los demás lo hacían peor. Terminada la competencia se le acercó Abel Gilbert, gloria de la natación ecuatoriana. “Ven al EMELEC, voy a hacer de ti un nadador”. Con su ayuda adquirió estilo y en dos semanas ganó a todos los nadadores de su categoría; en menos de seis meses se encontró a pocos segundos del récord nacional. “¡Si sigues así, te hago campeón sudamericano!”, le dijo Abel. No lo logró por la razón que, según Marx, rige el destino de todas las sociedades, por la económica.

En ese entonces, Eduardo había conseguido trabajo de cobrador en una compañía de seguros. Fue su época dorada, y al terminar las vacaciones no quiso regresar al colegio, alquiló una pieza y empezó a vivir solo. Dividía su tiempo entre el trabajo, la natación y los amigos, pero la vida pronto le enseñó que el estudio debe tener prelación. La empresa donde trabajaba quebró y se encontró desempleado, acompañado únicamente por sus sueños de llegar a campeón. Estaba en su mejor etapa de nadador y en la peor económica, no tenía dinero para vivir y, peor aún, para los deportes. No se puede nadar cuando no hay dinero ni para comer.

Para sobrevivir consiguió camello en unas minas de piedra azul, fue el primero después de una larga e infructuosa búsqueda. El sueldo daba para los porotos, pero el horario, desde las ocho de la mañana hasta las dos, tres e incluso cuatro de la madrugada, le impedía nadar y estudiar. Sus sueños de llegar a campeón se esfumaban igual que se desvanecía el humo de los cigarrillos, que consumía para mitigar el frío y el cansancio en las largas noches de su pesada tarea, al mismo tiempo que su adolescencia se iba cavando huecos en las opalinas rocas de una cantera cercana al cementerio de Guayaquil. El trabajo era duro para cualquiera, pero para Eduardo significaba el trágico fin de una desorganizada y desorientada juventud.

La idea de volver a estudiar se incrementó cuando tomó conciencia de que quien no encuentra su papel en este mundo está fregado y que se necesita de una “culebrita” para flotar en las purulentas aguas que anegan la sociedad. Los fines de semana, en El Milagro, le mandaban hacer las compras a una feria a la que venían los habitantes de las regiones circundantes. Allí no faltaba el cuentero que vendía una especie de piedra filosofal para todos los males habidos y por haber; abría una maleta y extraía una larga y amenazadora serpiente que enseguida se enroscaba en su cuello. Mientras el reptil atraía al público, el hábil comerciante de ilusiones colocaba algunas hierbas en un vaso con agua y hacía una apología de los poderes prodigiosos de una infusión, que, según decía, curaba desde el mal de ojos hasta las calamitosas desventuras amorosas. El ingenuo campesino, que siente un temor supersticioso por los ofidios, compraba en un solo paquete la curación de todos sus males.

Un día, llegó al trabajo en su flamante carro el ingeniero. Eduardo consideraba que el tipo no hacía nada y que desde un buen asiento sólo daba y daba órdenes. Tanta autoridad lo desconcertó, ganaba más que todos los trabajadores juntos y eran ellos los que hacían el duro trabajo. Lo observó con atención para conocer la fuente de su poder, y cuando menos lo esperaba el ingeniero extrajo del bolsillo de su camisa una “culebrita”; era pequeña y la tenía en un estuche de cuero. Se acercó con sigilo para verla de cerca, se trataba de una regla de cálculo que manejaba virtuosamente.

A partir de ese día juró conseguir su propia “culebrita”. Cayó en cuenta de que todos disponen de una y viven de ella, y que quien no la tiene está fregado. Sintió la necesidad de estudiar para obtenerla, pero eso requeriría de una nueva oportunidad, que finalmente apareció de manera inesperada, cuando fracasó el proyecto para explotar las canteras y de nuevo se encontró desempleado. Buscó trabajo en una empresa cuyo dueño era el padre de un amigo suyo. “Sólo hay un puesto libre, pero no creo que le interese, no es para usted”, dijo, escribió una esquela y se la entregó. “Vaya y hable con este señor. Es una lástima, pero no le puedo ofrecer algo mejor”.

Se dirigió a una gasolinera y habló con el gerente. Se llamaba Georgino, tendría unos treinta y cinco años, estaba mal afeitado, desgreñado y fumaba de una gran pipa. Su reluciente cráneo, con tendencia a la calvicie, lo avejentaba. Era hijo de emigrantes italianos y lo apodaban cariñosamente Loco, porque, según decían, se le había desencajado el caletre por un frustrado amor.

Aparentaba ser un cascarrabias prepotente y patán, pero lo hacía a propósito para que los demás sintieran el peso de su autoridad. En realidad era un tipo ameno que hablaba con chirigotas llenas de mucho humor. Cuando vio la firma de la esquela, entró en confianza y le invitó a tomar asiento. Hacía un calor infernal y él estaba recostado en un sillón con los pies sobre el escritorio, vestido únicamente con sus calzoncillos, y a cada rato gritaba a un empleado que le trajera un tinto. Este lo maldecía en voz baja, escupía en la tasa, revolvía el café con sus dedos sucios y se lo traía mostrando en el rostro una sonrisa de inocente paloma. Don Georgino lo bebía de un sólo sorbo sin percatarse de la asquerosa afrenta que taimadamente ejecutaba el perverso hombre.

“Escoge el horario que más te convenga”, le propuso extendiéndole un papel en el que había escrito todas las posibles variantes. Escogió la peor. “¿Acaso eres retardado mental? Te doy a escoger primero que a nadie y te portas tan pendejo”, le repeló frunciendo su frente en señal de disgusto. “Es el único que me permite ir a un colegio nocturno”, le explicó. “¡Carajo! ¿Para qué mierda quieres estudiar? ¡Ni que fueses Cacaseno! La vida ofrece posibilidades más ricas sin necesidad de sacrificios tan cojudos”, le insultó don Georgino y se quedó esperando la reacción de Eduardo ante sus impertinentes palabras. “Puede ser que para usted, no para mí”, le respondió. Estaba decidido a conseguir su “culebrita” a todo precio y por eso deseaba estudiar.

Su futuro jefe clavó los ojos en Eduardo tratando de indagar lo que sabía, pero él fingió no entender su mirada. Había escuchado que estuvo casado con la Pelusa, hija de don Pedro Navarro, un magnate que rechazaba la heterogamia y nunca lo quiso de yerno por ser solamente el hijo de unos italianos, dueños de un pequeño hotel en el centro de la ciudad.

En cierta ocasión, don Pedro le condicionó a su hija: “¡Elige, Pelusa, o el vago de tu marido o la herencia!”. La fortuna de don Pedro era respetable. A más de ser propietario de grandes haciendas, controlaba casi toda la producción de arroz del país, su exportación y la importación de implementos para la agricultura, negocios que, a su muerte, la Pelusa debía compartir con su único hermano.

Don Georgino y la Pelusa meditaron sobre las amenazas y viendo que iban en serio, acordaron divorciarse, pero seguían amándose a escondidas del mundo en una pequeña villa cercana a la gasolinera. Si don Pedro insistía a la Pelusa sobre un nuevo matrimonio, ella le respondía: “Puedes desheredarme si te da la gana, no volveré a casarme con nadie. Jamás daré padrastro a mis hijos”. Cuando don Pedro falleció, la Pelusa se matrimonió de nuevo con su italiano.

 

Novecientos días de heroísmo ejemplar

Por: Rodolfo Bueno

La madrugada del 22 de junio de 1941, las Fuerzas Armadas de Alemania Nazi, Wehrmacht, iniciaron la operación Barbarossa y se adentraron en el corazón mismo de la Unión Soviética. El plan, elaborado por el alto mando alemán con la finalidad de ocupar la parte europea de Rusia, tuvo las mismas características que tan buenos resultados le dieron a Hitler en el resto de Europa. Fue preparado cuando Alemania, país altamente desarrollado y cuya producción se encontraba fundamentalmente dirigida hacia la industria de guerra, se había apoderado de los principales centros industriales europeos y poseía dos veces y media más recursos que la URSS, lo que la convertía en la potencia imperialista más fuerte del mundo.

El 9 de mayo, Día de la Victoria, se celebra el fin a la Segunda Guerra Mundial, conflagración que se desarrolló en lo fundamental en el frente soviético-alemán y que es la más sangrienta de la historia. En la madrugada del 22 de junio de 1941, la Wehrmacht atacó la Unión Soviética con 5 millones y medio de soldados, más de 4000 tanques y 5000 aviones, en un frente de 3500 Km de extensión. Las más decisivas batallas se libraron en este frente y significaron un viraje radical en la guerra. El Ejército Soviético liberó del nazismo a 21 países; de las 783 divisiones alemanes derrotadas durante la guerra, 607 lo fueron en este frente, donde también fueron abatidos 77000 aviones y se destruyeron 48000 tanques alemanes. En ninguna guerra hubo tal aniquilamiento de material bélico.

Esta fecha es muy sagrada para Rusia, porque para conseguir la victoria se inmolaron 27 millones de sus hijos, 60 millones fueron heridos, se destruyeron 1710 ciudades, 32000 empresas industriales, 66000 Km de vías férreas, una pérdida de más del 30% de las riquezas de la Unión Soviética. Gracias a este sacrificio, la humanidad se libró de la noche eterna del dominio imperial con que Hitler soñó para mil años.

Si Hitler hubiera contado con la valentía, el espíritu de combate, la organización, el patriotismo, la disciplina, la productividad y otras características incomparables de la Unión Soviética, sin duda que hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. Gracias a Dios, estas cualidades no se venden en las boticas y, pese a que los alemanes también las poseen, el resultado de la contienda habla meritoriamente a favor de Rusia y los pueblos de la URSS. Vale la pena recordarlo ahora que Occidente los denigra.

La Venecia del Norte, como también es conocida San Petersburgo, fue fundada en 1703 por Pedro I, el Grande, y le dio a Rusia salida al mar Báltico. Ha sido la cuna de muchos pensadores y poetas: Pushkin, Gogol, Dostoievski, Blok y otros. Es también una de las ciudades más bellas del planeta: El Palacio de invierno, el Hermitage, la Catedral de San Isaac, el Palacio de Pedro… son hermosos monumentos de belleza sin par. Pero cuando se menciona su nombre, se debe recordar que sus hijos realizaron el acto de resistencia más grandioso de la historia, ante el cual es poco todo lo que se diga. Nadie podrá nunca narrar con exactitud lo que durante la Segunda Guerra Mundial aconteció en esta Ciudad Heroica, símbolo del valor del pueblo soviético. Que el heroísmo de sus habitantes, que el sacrificio de sus hijos más nobles ilumine a los futuros luchadores por la libertad, que el más de medio millón de víctimas que yacen en el grandioso cementerio de Piskariovskoye logren la paz eterna, cuando vean que el nazi-fascismo no existe más sobre este mundo.

La conquista de Leningrado, así se llamaba San Petersburgo, fue parte importante del Plan Barbarossa. Esta ciudad sufrió un bloqueo de 872 días, pero hace 78 años, el 18 de enero de 1943, el Ejército Rojo lo rompió parcialmente mediante una operación que Stalin denominó Iskrá, chispa en español, que comenzó seis días antes y conectó a Leningrado con el resto de la URSS. Cerca de un año después, el 27 de enero de 1944, el Ejército Soviético liberó la ciudad, rompiendo el bloqueo por completo.

No se cumplieron las expectativas del plan Barbarossa porque, a diferencia del resto de Europa, la Wehrmacht encontró en Rusia una resistencia no esperada, que los desesperó desde el inicio. El General Galdera, jefe de Estado Mayor de las tropas terrestres de Alemania, escribió: “los rusos luchan siempre hasta la última persona”.

Es que desde el primer día de guerra, la población soviética se aglutinó alrededor de sus líderes bajo la consigna: “¡Todo para el frente, todo para la victoria!” Con la finalidad de defender a su patria, los trabajadores laboraron sin descanso, los poetas escribieron poemas motivadores, los compositores crearon música inspirada, los artistas se presentaron en todos los frentes, los campesinos obtuvieron los mejores frutos de la tierra, los ingenieros inventaron novedosos instrumentos de combate y los soldados entregaron su vida en aras de la libertad. Nadie permaneció indiferente.

En los primeros meses de guerra, los grupos “Centro” y “Norte” de la Wehrmacht lograron acercarse a Moscú y Leningrado, dos de sus principales metas. El plan Barbarossa comenzó a fracasar cuando la Wehrmacht no pudo desfilar el 7 de Noviembre de 1941 por la Plaza Roja de Moscú, tal cual había sido planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente de batalla e infligirle a la Alemania Nazi su primera derrota catastrófica de la historia.

Según el plan Barbarrosa, el grupo de ejércitos del norte, comandados por el Mariscal Leeb, debía partir desde Prusia Oriental, tomar todas las fortalezas soviéticas del Báltico y los puertos de Kronstadt y Leningrado, para dejar a la flota soviética sin bases en el Báltico. El grupo de ejércitos del norte y las tropas alemanas de Noruega, a los que se sumaría el Ejército de Finlandia, deberían ser suficientes para destruir a las fuerzas soviéticas que enfrentasen. Los sueños de Hitler de ocupar Leningrado o borrarla de la faz de la tierra tampoco se hicieron realidad, porque sus habitantes la defendieron sacrificándose más allá de lo imaginable. Durante el bloqueo, el pueblo ruso repetía como estribillo: “si Leningrado resiste, nosotros también resistiremos”.

El alto mando alemán, para el que la toma de Leningrado tenía importancia tanto política como estratégica, detuvo su avance sobre esta ciudad el 8 de septiembre de 1941, ordenó a sus tropas atrincherase y se preparó a romper la resistencia del pueblo ruso a través de un prolongado asedio, con ayuda del bombardeo continuo de la aviación a la urbe y mediante el fuego de artillería; suponían que el hambre los doblegaría. Como consecuencia del bloqueo, murieron un millón doscientos mil leningradenses, la inmensa mayoría, el 90 %, de hambre y frío, pero Leningrado no se rindió.

En pleno bloqueo, el 9 de agosto de 1942, la Orquesta Sinfónica de Leningrado interpretó la Séptima Sinfonía o Sinfonía a Leningrado, compuesta por Dmitri Shostakóvich. El célebre compositor dedicó esta creación a “nuestra lucha contra el fascismo, a la victoria que se aproxima y a mi Leningrado natal”. La obra, escrita durante el bloqueo, era un himno de esperanza en la victoria y el 5 de marzo de 1942 fue trasmitida por radio al mundo entero. Los altavoces se dirigían hacia donde estaban los alemanes, pues la ciudad quería que los invasores la escuchasen.

Pese al bloqueo, las fábricas de Leningrado entregaron al frente de batalla 713 tanques, 480 blindados y 10000 morteros; a su pueblo lo mantenía en píe la inquebrantable fe en la victoria. Las condiciones de trabajo eran muy duras, no había ni luz, ni calefacción, ni transporte, el frío era insoportable y no había que comer, y sin embargo, nadie se quejaba. Ni siquiera en el momento de la muerte. La gente moría en silencio.

A través del congelado lago Ládoga, llamado “el Camino de la Vida”, no se interrumpió nunca el envío de alimentos, medicina, armas y demás pertrechos. Pese al intenso bombardeo de la aviación alemana, los conductores manejaban días enteros sin descansar. Por este camino se evacuó a un millón de leningradenses. Quienes dirigían el tránsito debían permanecer parados sobre la nieve soportando el viento y el frío de hasta -30°C, durmiendo muy pocas horas al día. Se tendió un oleoducto por el fondo del lago y Leningrado revivió. Las fábricas volvieron a producir y la población de nuevo tuvo luz y calefacción. Por eso, sus habitantes dicen orgullosos: “Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó”.

Nada es más patético que el diario de Tania Sávicheva, una niña soviética que sintetiza en pocas líneas el sufrimiento de millones de ciudadanos de Leningrado. Escribe: “Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas. La abuela murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 de la tarde. Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 de la madrugada. El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche. El tío Lesha, el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 de la tarde. Mi mamá murió el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 de la mañana. Los Sávichev murieron. Murieron todos. Solo queda Tania”. Gloria eterna a esta heroica ciudad.