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Ética y derecho en el control del contenido de los medios

Por: Wilson Zapata Bustamante

Director de EcuadorUniversitario.Com

Ética y Derecho constituyen las dos únicas Ciencias valorativas de la Información. Lo que equivale a decir que solamente la Ética y el Derecho son capaces de calificar los actos informativos de rectos o torticeros. Una y otro se refieren a actos humanos, desde los actos normativos a los actos profesionales.

José María Desantes Guanter, mi profesor en la Universidad de Navarra -España, puntualizaba en una de sus clases, que Ética y Derecho nos permiten calificar los actos normativos y su resultado: la norma. De una ley puede decirse que es justa o injusta según que sea una ordenación, racional, para realizar el bien común o le falte alguna de estas cualidades. Conforme a principios morales y jurídicos podemos enjuiciar, criticar, valorar un conjunto de normas que constituye el ordenamiento jurídico, en general, y en concreto, el micro-ordenamiento informativo. Se ha dicho, con razón, dadas las imperfecciones humanas, que el Derecho -con mayúscula; como ordenamiento- es la realización asintótica de la Justicia. Y la Justicia es una virtud cardinal, la virtud de la alteridad entre los cardinales, la virtud relacional que nos pone en comunicación con los otros, la virtud comunicativa por axioma: /Iustitia in communicatione consistit, dirá Santo Tomas de Aquino, glosando la Ética a Nicómaco, de Aristóteles.

Pero también se ha dicho, enfatizaba el maestro, con una fórmula aparentemente contradictoria, que la justicia es la realización del derecho. Aquí la palabra derecho -con minúscula- se refiere a una de las esferas de poder concreto que el hombre tiene, porque por algún título le pertenecen, y que le legitiman para ejercerlo, exigirlo y defenderlo. Se refiere a lo que se conoce como derecho subjetivo. La información es objeto de un derecho subjetivo que conocemos, precisamente, como derecho a la Información. Derecho necesario para la vida, para la relación, para la convivencia en la comunidad, para la existencia y consolidación de la comunidad misma, el derecho a la Información está imperado por la naturaleza humana. Es, por tanto, un derecho humano y es un derecho natural, conforme con la doble dimensión individual y social del hombre. El que en algunos ordenamientos se le llame derecho fundamental, no empaña su innegable naturalidad.

Pues bien, decía Desantes,  si la ley -o el ordenamiento- ha de realizar la Justicia, y si la Justicia consiste en la realización del derecho subjetivo, sobre todo del derecho humano natural y, para nuestro objeto, del derecho a la información, es fácil deducir que una ley informativa será justa en tanto en cuanto favorezca la realización, la eficacia del derecho a la información, y será injusta en otro caso.

Hemos conectado así las ideas de información y de justicia, porque, efectivamente, la realidad de las cosas hace inevitable esta conexión. Y porque sirve para valorar también la operación informativa. El maestro Desantes  subrayaba que la función del jurista, del hombre de Derecho, es recti-ficar, o lo que es lo mismo, hacer las cosas rectas. Derecho significa recto en todos los idiomas que conozco. La función del informador,explicaba,  es in-formar, poner en forma unos mensajes para que puedan transmitirse a través de los medios técnicos de comunicación social. Pero este poner en forma el tratamiento de los mensajes, no puede hacerse de cualquier modo: es también una ordenación, racional, encaminada al bien común. En otras palabras, tiene que satisfacer el derecho a la información. Con una visión profunda de las cosas, in-formar es una modalidad especifica de recti-ficar. También la información, conforme a una deducción racional y lógica, consiste en hacer las cosas rectas. El Papa Juan Pablo II dijo alguna vez que los informadores somos creadores de paz. Según Fray Luis de León la paz es el sosiego en el orden o, traducido en lenguaje moderno, la voluntad permanente de crear y mantener el orden. Y el orden es el fruto del ordenamiento, de la norma. La normalidad no tiene un sentido estadístico, sino moral o jurídico: consiste en que la vida social se ajuste a las normas justas, las que realizan los derechos. El modo de actuar del informador, propiamente tal, según Desantes, se caracteriza por la rectitud, porque produce orden, paz, comunidad. Porque al informar y difundir la información, el comunicador está dando a los demás lo que es suyo, aquello a lo que tienen derecho. En dar a cada uno lo suyo, suum cuique tribuere, consiste la justicia. Si el público, el sujeto universal, los otros, cada uno, todos-los-cada­ uno, tienen derecho a la información, y en satisfacer ese derecho consiste la justicia, la información es un acto de justicia. Justicia que consiste no sólo en el qué, en dar la información, sino también en el cómo, en la calidad de la información que se da.

Del informador que informa bien, se puede afirmar que es justo, que practica la justicia. Del informador que informa mal, se puede decir que es injusto, que va contra la virtud -incluso natural- cardinal de la Justicia.

Que la información es un acto de justicia se convierte así en una idea tan fundamental como sencilla.

Ha quedado apuntado, entonces, que el fin connatural con el acto informativo se bifurca en dos dimensiones: una comunitaria y otra individual o, con más precisión, personal. La información crea orden, crea paz y, con ello, fundamenta y fortalece la comunidad. Comunidad y comunicación son ideas relacionales: no hay comunicación sin comunidad, no hay comunidad sin comunicación. El informador cumple con su tarea de construir la comunidad desde un quehacer que, si no el único, es uno de los que más influencia social tienen. Pero, al mismo tiempo el informador realiza la justicia, haciendo eficaz un derecho personal. Todos los derechos son personales. La expresión comunicación de masas tiene sentido, quizás, hablando en términos de sociología; pero no en Ética y Derecho. El derecho del público, del pueblo, es el derecho de todas y cada una de las personas que forman el pueblo.

LA CLAVE

Por: Wilson Zapata Bustamante
Director de Ecuador Universitario

Un estudiante de periodismo de la Universidad Técnica de Ambato, en la que fui  catedrático, me dijo que había llegado a estudiar la carrera de comunicación social para tomar parte de los acontecimientos  sociales y acercarse a los postergados, así como también para ayudar a tomar conciencia de lo que ocurre en el mundo y en el país.

Los estudiosos de la comunicación y especialmente de la prensa, sostienen que en líneas generales se puede decir que la función atribuida al periodismo moderno es la de informar, interpretar y guiar a la sociedad de la que forma parte. Sin embargo, otros consideran que esos tres elementos  -informar, interpretar y guiar-  no muestran más que la «superficie de una compleja relación  social», en la que los medios de comunicación tienen el doble papel  de unidades  de producción  y de reproductores ideológicos.

Armand Mattelart, sociólogo,  sostiene que, gracias  al desarrollo de las técnicas de la difusión, representaciones colectivas que no emanan de una base económica, tienen la posibilidad de invadir todas las capas sociales «y hacer  progresar las conciencias (…) más allá de las fuerzas productivas».

Otros analistas sostienen que «el desarrollo de las actividades relacionadas con la comunicación moderna, tanto en sus aspectos técnicos  como sociales, guardan un evidente paralelismo con la evolución de la economía y el acceso de las manifestaciones culturales  a nuevos estratos sociales, determinados a su vez, por la liberación de las fuerzas productivas traída por el capitalismo y por su consecuencia política: la democracia.

El nuevo periódico digital colaborativo LA CLAVE, que se presentó la noche del viernes 22 de enero de 2021  en la ciudad de Cuenca, será -según sus promotores-  un medio activo, vivo, participativo e independiente, sin obediencia ideológica, política, institucional o económica.  Personajes de la academia, la ciencia, la cultura y la comunicación  que están tras este  nuevo proyecto cultural de la Atenas del Ecuador, afirman, que, Cuenca,  «una ciudad moderna necesita un periódico a su altura.

LA CLAVE, con periodicidad quincenal, será un nuevo periódico para conocer la realidad». Será: «Serio, riguroso y profesional». «Una mirada diferente de ver al mundo». «Un compromiso por Cuenca, Ecuador y  el Mundo». Un ejemplo de buen hacer, para ser leído lentamente, analizado con paciencia y comentado con  generosidad de tiempo.

LA CLAVE tendrá actualizaciones  parciales diarias o semanales, en sus distintas secciones. Tendrá todo el tiempo necesario para construir sus reportajes y sus historias concretas, con la contribución de varios académicos, estudiantes universitarios,  personajes de la cultura, la ciencia y la educación.  Será  “una escuela de formación de nuevos periodistas y de nuevos ciudadanos”.

LA CLAVE utilizará los servicios de Internet como canales de distribución de  información relevante  haciendo uso de recursos como la fotografía, el video, el texto y el audio para comunicar de forma más completa en una misma plataforma.

El escritor y filósofo italiano, Umberto Eco, en su novela ‘Número cero’, en la que  critica el mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia, aconseja: “Para no morir, el periódico tiene que saber cambiar y adaptarse. No puede limitarse a hablar del mundo. Ya lo he dicho: tiene que opinar mucho más del mundo virtual. Un periódico que sepa analizar y criticar lo que aparece en Internet tendría una función. En cambio, el diario funciona todavía como si la Red no existiera. ¡Es como si no se ocuparan nunca de su mayor adversario! ¿Es su adversario? Sí. Porque lo puede matar…” 

UMBERTO ECO, partidario de los semanarios, precisa que habría que hacer un periódico que se convierta no sólo en la crítica de la realidad cotidiana, sino también en la crítica de la realidad virtual. Es un posible futuro para un buen periodismo.

Saludo emocionado  el nacimiento de LA CLAVE y le auguro muchos éxitos, porque conozco la capacidad y valía de todos los intelectuales y gestores que están conformando este nuevo proyecto cultural. Estoy seguro  que como Fray Vicente Solano, fundador del primer periódico azuayo y varios más, -entre otros La Escoba-, marcarán la tónica del periodismo cuencano: seriedad intelectual, enciclopedismo, valoración del talento y desprecio por las limitaciones mentales, capacidad de diatriba, polémica enconada, humor cruel y demoledor.

¡FELICITACIONES!

El Día del Periodista Ecuatoriano

Hemos fijado como fecha matriz del periodismo ecuatoriano el 5 de enero, en rememoración del aparecimiento de las Primicias de la Cultura de Quito un 5 de enero de 1792, en cuyas páginas llegaron a expresarse de manera cabal y abierta, en pluma del propio Espejo, todas las aspiraciones, objetivos, sueños e ideales de la cultura ilustrada tal como se manifestó en Quito y, por extensión, en los territorios de la Real Audiencia.

Eugenio de Santa Cruz y Espejo, el precursor, publicó su mítico periódico tres años antes de morir. Apenas siete números circularon, pero fueron suficientes para encender la libertad.

En Primicias de la Cultura de Quito figuró como único redactor el doctor Eugenio Espejo, quien cuando preparaba el prospecto de su periódico tenía 44 años, tres años antes de su muerte, el 27 de abril de 1795.

Unos meses antes de la circulación del primer ejemplar del periódico, todavía en 1791, Espejo publicó un prospecto que denominó Introducción previa sobre el papel periódico intitulado Primicias de la Cultura de Quito, impreso con autorización del Gobierno.

En aquel prospecto, Espejo anunciaba que desde el 5 de noviembre de ese año se admitirían suscripciones a razón de real y medio de plata por cada pliego completo y advertía que cada número del futuro periódico no podría pasar de “cuatro folios en cuarto”.

Según el documento, el periódico se publicaría cada 15 días, empezando desde el jueves 1 del mes de enero de 1792. Efectivamente, apareció el día cinco de enero de ese año.

Espejo no atacó al Gobierno español desde las columnas de Primicias, pues si lo hubiera hecho el periódico habría sido clausurado inmediatamente y el periodista hubiera sido enviado al cadalso. Lo que en realidad puede leerse en el primer periódico ecuatoriano es una serie de elogios a Quito y sus altos valores culturales, apareciendo en varios de sus números el discurso dirigido a la actual capital sobre el establecimiento de la Sociedad Escuela de la Concordia.

Más adelante, celebra el ingenio del ilustre geógrafo riobambeño don Pedro Vicente Maldonado.

Después de disculparse por no estampar en el periódico los nombres de los Dávalos, Chiriboga, Argandoña, Villarroel, Zurita y Onagoytia, elogia al intrépido Mariano Villalobos, descubridor de la codiciada canela; a Miguel de Santiago, pintor celebérrimo, y al escultor padre Carlos, entre otros.

El séptimo y último número de Primicias de la Cultura de Quito apareció el 29 de marzo de 1792. En la última página de este número se leía la advertencia: “Se continuará”, pero no apareció nunca más.

El 21 de octubre de 1794 aparecieron unas banderitas rojas cruzadas por fajas blancas en las grandes cruces de piedra talladas por nuestros prodigiosos artesanos a la entrada de nuestras principales iglesias en nuestro Quito Colonial en las que se leían inscripciones escritas en laltín, como para que no pudieran leerlo más que los sacerdotes y las personas cultas. (!El latín subversivo es cosa muy seria!).

Espejo, acusado de ser el autor de los panfletos, fue arrestado y estuvo en prisión hasta que, muy enfermo, fue puesto en libertad una semana antes de su muerte, el 27 de diciembre de 1795.

Con la figura de Espejo, bautizado el 21 de febrero de 1747 también se ha fijado esta fecha en su memoria, como Día del Bibliotecario, sabiendo que este personaje primeramente reunía en su apreciable biblioteca, a los interesados en comentar los libros de la ilustración de la época que podía disponer a su alcance.

Pero no hay periodismo sin imprenta; y no hay periódicos sin periodistas; y no hay bibliotecas sin libros. En las mismas palabras de Espejo, hablar de los hombres ilustrados y amantes de la libertad es pensar en “el hombre público que sin duda lo es, el que sacrifica sus luces y su pluma al servicio de la Patria; y que debe observar qué género de voz, de gesto, de acción, de habla, de intereses y de asunto conviene, y se adapta al niño, al joven, al varón y al anciano”.

Todos estos tópicos hoy la semiótica inculca metodológicamente a los periodistas. Pero debemos decir que ya Espejo los apuntaló desde su primer periódico hace exactamente 229 años.

El 31 de marzo de 2009 mediante el Decreto Presidencial n.º 1654 se declaró el pensamiento y la obra del doctor Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo (Quito, 1747-1795) como Patrimonio Cultural del Ecuador.

Este hecho significativo, que recupera a uno de los personajes más influyentes del pensamiento ecuatoriano, es también un compromiso que nos invita a conocer con mayor profundidad los aportes intelectuales que nos legó. Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo fue un prominente investigador, científico, médico, historiador, escritor, abogado, periodista, pensador, ideólogo, político y prócer de la independencia de Ecuador.

Wilson Zapata Bustamante

Director de EcuadorUniversitario.Com

Discurso de Wilson Zapata Bustamante al recibir el Premio CES-AL 2020

Primero que nada muchas gracias por este premio que me otorga la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina.  Y muchas gracias a todos los que de una u otra forma han contribuido a ser lo que soy hoy día, desde mis padres hasta mis hermanos, mis hijos y la madre de mis hijos.

Junto con agradecer por este reconocimiento quisiera contarles que el Premio ha llegado en un momento muy especial: estoy celebrando el noveno aniversario de www.EcuadorUniversitario.com y medio siglo de ejercicio profesional del periodismo.

El 12 de septiembre EcuadorUniversitario.com cumplió nueve años de ininterrumpida divulgación de noticias especializadas en educación, con énfasis en la educación superior, ciencia, tecnología, salud, medioambiente, innovación y cultura. Durante todo este tiempo estas páginas han podido transmitir mensajes positivos al país, cumpliendo, en la medida de sus posibilidades, el deber de reflejar las realidades, las aspiraciones y las inquietudes de nuestra educación terciaria.

Nueve años han bastado a este diario para transformarse en lo que es hoy: un producto cultural cuyo prestigio se solidifica y acrecienta cada día por la reconocida seriedad de sus manifestaciones intelectuales, por su solvencia moral, por su ausencia de extremismos políticos o estéticos, por su férvida adhesión a cuanto eleve la calidad de la educación, las ciencias, las artes, las letras y todas las manifestaciones culturales. El reconocimiento de la UNESCO y del Instituto Internacional para la Educación Superior de América Latina y el Caribe así lo avalan. También el reconocimiento del Sistema Nacional de Educación Superior del Ecuador.

El Premio que nos otorga la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina nos enorgullece y nos compromete a seguir adelante, y a continuar trabajando por la educación, porque es un factor indispensable para la libertad individual y colectiva de los pueblos. En la dinámica cambiante del conocimiento actual, no atender a la educación acrecienta los niveles de desigualdad, que llevan a situaciones insalvables a mediano y aún a largo plazo.

Frente a los enormes desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. Estamos muy convencidos respecto a la función esencial de la educación en el desarrollo continuo de las personas y las sociedades, para hacer retroceder la pobreza, la pandemia, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones.

La educación tiene la misión de permitir a todos sin excepción hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal. La educación y el aprendizaje elevan las aspiraciones, generan valores y, principalmente, enriquecen la vida de niños, jóvenes y adultos.

Mientras la sociedad de la información se desarrolla y multiplica las posibilidades de acceso a los datos y a los hechos, la educación debe permitir que todos puedan aprovechar esta información, recabarla, seleccionarla, ordenarla, manejarla y utilizarla.

Expreso al doctor José Manuel Castellano y a todos los miembros de la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, extraordinarios gestores culturales, mi gratitud por haber considerado útil la labor de EcuadorUniversitario.com.

El PREMIO CES-AL que hoy recibimos, en reconocimiento a nuestro trabajo y trayectoria profesional, nos convierte en referentes necesarios en el mundo de la cultura ecuatoriana. El premio lo entendemos, con toda humildad, como la consoladora revelación de que nuestro trabajo no ha sido en vano.

Me siento feliz porque he honrado mi nombre y el de mi familia. Este nuevo triunfo lo dedico a mis hijos, que tanto me aman, y que yo les quiero mucho. También a todos mis amigos y colaboradores. Este reconocimiento es para todos los que hacemos EcuadorUniversitario.com.

Muchas gracias nuevamente estimados miembros de la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, gracias a mis hijos y a mi familia por haber compartido este momento, gracias a todos por haber escuchado estas inquietudes que quise expresar al recibir el Premio Extraordinario de Comunicación.

Septiembre 30 de 2020

Hace 187 años nació Juan Motalvo

Por: Wilson Zapata Bustamante

El 13 de abril de 1832 entraba al escenario de la vida el niño Juan Montalvo Fiallos, quien, andando el tiempo, llegaría a ser un astro de primer orden en la gran constelación de literatos del Nuevo y Viejo Mundos. Y es por esta fama que en aquel día brilló más el sol, florecieron los vergeles y los huertos y todas las cumbres andinas inclinaron reverentes sus cabezas impolutas.

Hay en la descollante personalidad de Montalvo tal conjunto de méritos y virtudes, de colores y luces, que hacen de él un hombre multifásico, vario, sin segundo en el mundo de las letras. Escritor recio, puro, elegante, fecundo, de estilo peculiarísimo y brillante; panfletario de primera talla, filósofo profundo, moralista de los más elevados, poeta de robusto numen, político infatigable, luchador invencible, carácter de subido temple, hombre sabio, austero, virtuoso, todo lo que es este gran ecuatoriano.

Escribe con la facilidad con que corre el agua de los ríos en inclinado terreno; un torrente de vocablos halla salida por su pluma, todos ellos sonoros y relampagueantes. Las ideas se agolpan en su cerebro y apenas se alcanza a expresarlas. En cada frase expone un conocimiento; por cada palabra vierte el fuego de sus pasiones, la luz de su ingenio, el aroma de sus virtudes. No se da tregua ni reposo. Ahora está meditando, elucubrando ideas; más tarde, leyendo, descubriendo verdades, empapándose de todo, después, escribiendo, trasladando al papel sus pensamientos geniales, su saber, sus anhelos y emociones; sus odios y esperanzas; en fin, todo cuanto halla cabida en su corazón y en su cerebro.

Juan Montalvo es el tipo del hombre de acción, el luchador incansable que todo lo desprecia y pone al servicio del propósito que lo anima, de la causa que defiende. Sus escritos son arrebatados y difundidos con la rapidez del rayo, despertando todos ellos la más grande admiración, ora por la nobleza de las ideas que contienen, ya por la donosura y elegancia del lenguaje y del estilo empleados, como por el desenfado con que se presenta su autor. Y hay para ello su razón: Montalvo posee el don de la sabiduría y la virtud del decir. Respira ilustración por todos sus escritos y habla con tal corrección y pureza como no lo hiciera nadie hasta entonces. Es el artífice del idioma, el burilador de la frase impecable y armoniosa, del giro elegante y de la metáfora bella y atrevida. Como buen clásico, no se aleja de las reglas literarias, se ciñe a ellas y proclama su respeto. Sabe y maneja admirablemente todos los vocablos, y donde no los halla, los inventa, porque conoce a fondo la etimología de casi todas las palabras, así como las fuentes de su origen.
Pero a más del escritor inimitable y del artista soberbio, se encuentra también en Montalvo al panfletario sublime, al luchador que hace del insulto su mejor arma de combate, demoliéndolo e incendiándolo todo. De él se vale para confundir y ridiculizar a sus adversarios, pero en tal forma, con tal ingenio y maestría que, consiguiendo su objeto, no se ensucia ni mancha. Águila caudal, pasa sobre el cieno sin rozar siquiera las alas. García Moreno, Borrero, Urbina, Veintemilla, todo retrógrado, déspota e inmoral sufre el castigo, el azote cruel de su pluma. Muchos muertos y heridos quedan en el campo de batalla; pero, por sobre todo, inconmovible y triunfal, serena como una esfinge, se alza arrogante la figura del glorioso campeón de la libertad y la democracia.

Como filósofo, afirma Rodó que Montalvo no lo fue en toda la extensión de la palabra; pues que apenas puede considerársele como un “pesador fragmentario”, como un “esgrimidor de ideas”. Más, sea de esto lo que fuere, lo cierto es que Montalvo hizo filosofía, pensó hondo, “esgrimió ideas” sublimes, resolvió problemas e interpretó las cosas y los fenómenos con un raro poder de reflexión. No hay página de sus SIETE TRATADOS, especialmente, que no contenga un pesamiento al par que sutil, profundo y elevado.

Pero donde la filosofía de Montalvo adquiere caracteres más resaltantes, mejores formas de vida, es cuando sirve a la Moral. Allí si que brilla en todo su esplendor. Moral, ser profundamente moral, ver practicada la moral por todos, he aquí uno de los más caros ideales, una de las más santas aspiraciones de Montalvo. Para él no hay nada fuera de la moral. El que no es honrado, puro en sus costumbres, respetuoso de los derechos y de la propiedad ajenos, es un ser abominable, digno de ejemplar castigo. De allí su odio mortal, su saña impía contra los gobernantes inescrupulosos, de obscuros manejos, y los enturbiadores de las fuentes de moral pública y privada. Por amor a la Ética, más que por falta de creencias religiosas, combatió a la clericía de ese entonces, insubordinada, escandalosa y poco cumplidora de sus deberes. Porque ama la moral, piensa, medita, la ensalza de mil modos, entona himnos en su honor y la difunde en toda ocasión. Pero Montalvo no es solamente el moralista teórico, sino, lo que es mejor todavía, el moralista práctico. En las más aflictivas situaciones, rechaza ofertas y dádivas mezquinas, desprecia ministerios y cargos diplomáticos; combate a sus propios protectores y amigos cuando ve que han obrado mal, todo por amor a la Ética. A él, la sola idea de entrar al servicio de gobiernos impuros, desde cualquier punto de vista, le causa asco y espanto.

¡Como quisiéramos tener en el Ecuador, hoy en día, un ciudadano de tan subidos quilates morales y de tal entereza de carácter! Más ¿dónde encontrarlo? Nuestros escritores y políticos de hoy lo único que buscan es el acomodo. Emprenden en rudas campañas; pero les ofrecen un cargo cualquiera, y el silencio no se hace esperar. Esta es nuestra dolorosa realidad, aunque nos duela el decirlo.

Montalvo no supo hacer versos magníficos; pero, a pesar de eso, fue un poeta exquisito. En su prosa expresa tiernos y delicados sentimientos, vivas emociones; pinta cuadros, retrata paisajes y hace descripciones maravillosas. Supo amar la naturaleza, vivió con ella en íntimo contacto e impregnó su alma de la dulce poesía de la tierra y de sus cosas. ¿Qué más méritos para ser poeta y no “vulgar”?

Pocas veces habrá espíritus que defiendan con más ardor la libertad que Juan Montalvo. Moral, Verdad, Libertad, Fraternidad y Justicia son las cinco divinidades a las cuales, a cada paso, rinde culto y veneración. “ Sin libertad – dice no hay felicidad; la libertad es el bien supremo; es un regalo de los dioses”. “Hay que vivir siempre – agrega en otra ocasión- al amparo de la Libertada y la Justicia”. He aquí en estas cortas expresiones, sintetizada toda una doctrina, la doctrina que él defendió y propagó por todos los medios que estuvieron a su alcance: la liberal. Por la implantación de estos principios, que él siguiera desde niño, lucho toda la vida; sufrió persecuciones y destierros; soportó hambres y penas muy amargas; pero jamás se doblegó ni humilló ante nadie, ni nada fue capaz de hacer variar su criterio de hombre de avanzada. Libertad de imprenta, de acción y de cultos; respeto a los derechos individuales; garantías para el pueblo; castigo para los pícaros e inmorales; destierro del fanatismo, de la intolerancia religiosa, de la tiranía y el abuso; son los puntos básicos de su programa de lucha, programa que no pudo ver puesto en práctica porque la muerte le sobrevino antes de que el Viejo Luchador, amigo y correligionario, llegara a captar el poder. Pero sea como quiera, la influencia de su labor en la implantación de estos sublimes ideales, es inmensa.

Montalvo era un patriota convencido. Amaba a su patria con toda la ternura de su corazón. Por ella se desvelaba y luchaba. Su único anhelo era verla grande, próspera y feliz. En cierta ocasión, amargado por el estado en que ésta se encontraba, expresó: “sólo siento no tener buena, noble y grande patria, para ser bueno, noble y gran patriota”.

Mas, aparte del escritor y el panfletario, del filósofo y moralista, del poeta, del liberal y el patriota, hay en el genial hijo de Ambato, el luchador invencible, el soldado heroico que ante nada ni ante nadie cede Lanza en ristre, arremete contra sus enemigos, y todo lo demuele y pulveriza. No hay quien apare sus golpes ni quien capee sus estocadas. Es el héroe pujante que no tiene rival. Y ¿cuál la causa de sus luchas? Ah la más santa y la más noble de todas, como acabamos de ver. Nada lo busca para sí; todo en él es desinterés, pureza y patriotismo. ¡Qué hombre y qué carácter!; aquí sí ¡qué carácter! No rinde más pleitesía que al mérito comprobado, ni entra con nadie en negociaciones. ¡Todo lo rechaza con un gesto de olímpico desprecio! Cuando está en la más apurada de las situaciones, manda a vender su reloj; recibe el dinero, lo cuenta, y devuelve inmediatamente lo que le han enviado demás;¡tal es de digno!

Ahora, considerando la obra de Montalvo dentro del aspecto educativo, ésta tiene un valor imponderable. En cada página de sus libros brillan infinitas enseñanzas, todas ellas hermosas y elevadas. Cada frase suya es un rayo de luz que ilumina las conciencias; cada pensamiento, una fuerza que impulsa a la acción; cada palabra, una norma de justicia y de moral. Pero lo mejor de su obra educativa está, quizá, dentro de su vida misma, en el ejemplo que dio de sus virtudes. En esto sí que se asemeja a Sócrates. No solamente habla, obra también. Pone en práctica lo que dice por medio de la pluma.

He aquí, a muy grandes rasgos, las características más resaltantes de la personalidad y de la obra del famoso Príncipe de las Letras Hispnoamericanas, don Juan Montalvo, genio portentoso que, si bien tuvo como hombre algunos pequeños defectos, ellos quedan opacados por el brillo de su grandeza y sus virtudes.

Nos dejó como legado que «no hay muerte más gloriosa que la del campo de batalla, cuando se combate por la honra de la patria».

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La ilusión de nuestros jóvenes por ingresar a la universidad no puede morir

En la tarea de posibilitar a los estudiantes de menores recursos el acceso al conocimiento para que el Ecuador supere su propia circunstancia, el Gobierno, las instituciones de educación superior públicas y la universidad privada deben salir en auxilio de todos los jóvenes que tienen muchísimas dificultades para superar el Examen Ser Bachiller, y  con mucha más razón, apoyar a  los bachilleres que han aprobado la prueba y han postulado de acuerdo a las exigencias de la Senescyt.

El sector privado tiene que coadyuvar con acciones decididas, que trasciendan el acompañamiento básico a la acción oficial y permitan liderar procesos de acceso al conocimiento, como lo ha hecho históricamente, por ejemplo la universidad pública.

El Estado y los padres de familia deben hacer todos los esfuerzos posibles para que los bachilleres tengan acceso a la educación superior. La propia LOES, vigente en el Ecuador desde el 12 de octubre del 2010, y sus reformas que entraron en vigencia el jueves 2 de agosto de 2018 definen los principios, garantizan el derecho a la educación superior de calidad que propenda a la excelencia, al acceso universal, permanencia, movilidad y egreso sin discriminación alguna.

No hay nada más rentable en términos sociales que la inversión en recursos humanos. Por eso, organismos como el Banco Mundial vienen recomendando a los países en vías de desarrollo como el nuestro que movilicen sus escasos recursos económicos a educación, salud y nutrición. Para ello se valen de la experiencia de países como Alemania, Francia, Corea y Finlandia, que alcanzaron sorprendentes crecimientos económicos, en momentos en que impulsaban la mayor dinámica de desarrollo en sus políticas y programas educativos.

Si aceptamos, como debemos hacerlo, habría que decir que nuestro país tiene un reto gigantesco por delante, tanto en términos de cobertura como de calidad de esa cobertura; en educación básica y superior y también en formación de profesionales con maestrías y doctorados. El Ecuador necesita gente altamente preparada que sea capaz de generar conocimiento. Peter Drucker, en “La sociedad poscapitalista”, lo vaticinó: el recurso económico básico ya no es el capital ni los recursos humanos. Es y será el conocimiento.

En la tarea de posibilitar a los estudiantes de menores recursos el acceso al conocimiento para que Ecuador supere su propia circunstancia, el Gobierno, las instituciones de educación superior públicas y la universidad privada deben dar pasos seguros y socialmente rentables.

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El ajedrez en las escuelas enseña a los niños a razonar

Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional

“A mi entender, la enseñanza de ajedrez en las escuelas es para que los niños aprendan a razonar, a pensar, a decidir, a manejar los tiempos. No para sacar grandes maestros y campeones mundiales, pues estadísticamente sería imposible. Lo que busco es que sean grandes maestros de la vida y que puedan construir un mundo más feliz para todos”. Anatoly Karpov, ex campeón del mundo.

Está comprobado, además, que el ajedrez es una beneficiosa práctica para la superación de alteraciones psicológicas como la dislexia; es también un elemento que favorece la integración social del alumnado; ayuda a la superación de problemas de disciplina e, incluso, de diferencia de género, al ser una actividad que puede ser practicada en igualdad absoluta de condiciones por los niños y las niñas.

El ajedrez, desde luego, desde un punto de vista lúdico, es un excelente  juego que ayuda a los alumnos a disciplinar su capacidad de concentración y a emplearla en los momentos necesarios.  No olvidemos que  quien practica el ajedrez aprende a analizar sistemáticamente problemas, a diseñar estrategias, a obtener conclusiones, a razonar contestaciones. Además, aprende a planificar, aprende a responsabilizarse de sus propios actos asumiendo sus consecuencias, a controlar la impulsividad, etcétera, lo que entendemos que son aportaciones muy válidas para el sistema educativo, para el conjunto de valores educativos de formación.

Yo creo que si conseguimos introducir en todo el sistema educativo el aprendizaje del ajedrez, podremos aumentar las capacidades relacionadas con el proceso de aprendizaje, potenciaremos la atención y la concentración, aumentaremos la capacidad de razonamiento lógico matemático de los niños y jóvenes.

El ajedrecista se acostumbra a respetar reglamentos, leyes, normas de conducta ética, y aprende comportamientos ante situaciones adversas. El ajedrez ayuda a lo que supone eso que tanto defendemos y que tanto decimos, que es la formación integral del niño y de la niña. Estoy convencido de que, con la introducción del ajedrez en las escuelas y colegios como asignatura oficial o como actividad extraescolar, se contribuye al desarrollo de una sociedad mejor. Como dijo un gran ajedrecista alemán, Tarrasch, el ajedrez, como el amor y la música, puede hacer felices a  los hombres y a las mujeres.

Es irrebatible el hecho de que el ajedrez es un juego que puede convertirse en un instrumento pedagógico, enriqueciendo al niño con nuevos mecanismos de pensamiento. Y mucho se ha hablado y se ha escrito sobre el ajedrez, sobre si es un deporte, un arte, una ciencia, e incluso se ha escrito sobre la diferencia del ajedrez como deporte practicado dentro de los clubes deportivos frente al impartido en el marco de la docencia o educativo. Lo cierto —y no lo digo yo: lo dicen los expertos, lo dicen pedagogos— es que el ajedrez contiene, pues valores formativos de desarrollo intelectual, formación de la personalidad y el carácter, fomento del espíritu crítico y una cierta capacidad para el fomento de la creatividad personal.

Si en estas vacaciones de verano los padres regalan un juego de ajedrez o inscriben a sus hijos en los  los distintos cursos que se organizan, estarán contribuyendo a una mejor formación de los niños y jóvenes. El ajedrez es muy positivo para la sociedad y le puede dar una visión distinta a la juventud. Es una impresionante enseñanza de vida. A mí me ha permitido conocerme mejor. Es que durante una partida se suceden muchos factores psicológicos y emocionales. Hay que saber tener paciencia y manejar el éxito cuando se gana, así como la ansiedad y las frustraciones, cuando se pierde.

En estas vacaciones fomentaremos el desarrollo de esta disciplina,  destacando el valor educativo del juego ciencia,  pensando que se pueden hacer grandes contribuciones. Porque, por ejemplo, con el ajedrez es más entretenido desarrollar la capacidad de cálculo. Es también una fórmula eficaz para sacar a los jóvenes de las drogas y el alcoholismo.

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Productividad, competitividad y economía del conocimiento

Por: Wilson Zapata Bustamante

Estamos viviendo un siglo caracterizado por los prodigiosos avances científicos y tecnológicos. Es una época en la cual sin buenos estándares de investigación y formación a nivel superior ningún país puede asegurar un grado de desarrollo que sea compatible con las necesidades y expectativas de una sociedad en la que la generación de la riqueza se ha de organizar protegiendo el medio ambiente y se ha de acompañar con la construcción de una cultura basada en la democracia, la tolerancia y el respeto mutuo.

En nuestra época de cambio tecnológico y globalización, la productividad y la competitividad se levantan sobre una economía del conocimiento. El conocimiento es la columna vertebral de las economías competitivas y el único factor que genera ventajas de orden superior como son los productos diferenciados más completos, sofisticados y útiles o tecnología de producción propia.

Pero, como se sabe, el conocimiento no cae del cielo y tampoco es barato. Tenemos que reconocer que los departamentos de investigación de las instituciones de educación superior y centros de investigación, aunque costosos son una fuente indispensable para la generación, adquisición y difusión del saber, de las destrezas e ideas estratégicas, en el contexto de una economía mundial basada en el conocimiento y el cambio tecnológico constante.

De lo anterior se desprende que para el Ecuador, conformar una sociedad orientada a la ciencia y a la tecnología, mediante la promoción intensa de la investigación y el desarrollo de la más avanzada tecnología, en los campos de oportunidad que se abren constantemente con los nuevos desarrollos científicos, debe constituir una de las más altas prioridades nacionales.

Por estas razones, trabajar para que el Ecuador logre mayores niveles de educación, ampliar y diversificar la planta material y humana dedicada a la generación del conocimiento y establecer estrategias de desarrollo científico y tecnológico de largo plazo, son objetivos altamente relevantes y pertinentes para la soberanía nacional. De ello depende la conformación de una estructura económica y productiva en nuestro país, que sea eficiente y capaz de competir con eficacia en los mercados internacionales.

Tenemos que reconocer que la educación y el desarrollo científico y tecnológico deben ser en el sentido más estricto un tema esencial y prioritario de la política económica nacional.

Creemos que nuestros jóvenes y en general todos los miembros de nuestras instituciones de educación superior, deberían estar cada vez más cerca de la ciencia, de la investigación y lograr una mejor comprensión de los fenómenos sociales y tecnológicos. Es por ello fundamental aproximar los bienes del conocimiento científico y tecnológico al conjunto de la sociedad, pero en especial a los jóvenes de los colegios y de las universidades.

El éxito que tengan nuestros centros de educación superior en la formación de las próximas generaciones de científicos y técnicos, y su incorporación en los procesos productivos, tanto en la industria como en los servicios, será la condición para mantener nuestra independencia y soberanía como nación. Este es un gran desafío para las instituciones públicas y privadas responsables de ofrecer educación a la sociedad y de formar científicos y técnicos que se caractericen por su alto nivel de preparación.

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La productividad y la competitividad se levantan sobre una economía del conocimiento

Por: Wilson Zapata Bustamante

Estamos viviendo un siglo caracterizado por los prodigiosos avances científicos y tecnológicos. Es una época en la cual sin buenos estándares de investigación y formación a nivel superior ningún país puede asegurar un grado de desarrollo que sea compatible con las necesidades y expectativas de una sociedad en la que la generación de la riqueza se ha de organizar protegiendo el medio ambiente y se ha de acompañar con la construcción de una cultura basada en la democracia, la tolerancia y el respeto mutuo.

En nuestra época de cambio tecnológico y globalización, la productividad y la competitividad se levantan sobre una economía del conocimiento. El conocimiento es la columna vertebral de las economías competitivas y el único factor que genera ventajas de orden superior como son los productos diferenciados más completos, sofisticados y útiles o tecnología de producción propia.

Pero, como se sabe, el conocimiento no cae del cielo y tampoco es barato. Tenemos que reconocer que los departamentos de investigación de las instituciones de educación superior y centros de investigación, aunque costosos son una fuente indispensable para la generación, adquisición y difusión del saber, de las destrezas e ideas estratégicas, en el contexto de una economía mundial basada en el conocimiento y el cambio tecnológico constante.

De lo anterior se desprende que para el Ecuador, conformar una sociedad orientada a la ciencia y a la tecnología, mediante la promoción intensa de la investigación y el desarrollo de la más avanzada tecnología, en los campos de oportunidad que se abren constantemente con los nuevos desarrollos científicos, debe constituir una de las más altas prioridades nacionales.

Por estas razones, trabajar para que el Ecuador logre mayores niveles de educación, ampliar y diversificar la planta material y humana dedicada a la generación del conocimiento y establecer estrategias de desarrollo científico y tecnológico de largo plazo, son objetivos altamente relevantes y pertinentes para la soberanía nacional. De ello depende la conformación de una estructura económica y productiva en nuestro país, que sea eficiente y capaz de competir con eficacia en los mercados internacionales.

Tenemos que reconocer que la educación y el desarrollo científico y tecnológico deben ser en el sentido más estricto un tema esencial y prioritario de la política económica nacional.

Estamos convencidos de las bondades de la ciencia para la construcción de una mejor sociedad. Creemos que nuestros jóvenes y en general todos los miembros de nuestras instituciones de educación superior, deberían estar cada vez más cerca de la ciencia, de la investigación y lograr una mejor comprensión de los fenómenos sociales y tecnológicos. Es por ello fundamental aproximar los bienes del conocimiento científico y tecnológico al conjunto de la sociedad, pero en especial a los jóvenes de los colegios y de las universidades.

Es importante que las universidades fortalezcan su capacidad de responder a las jóvenes vocaciones científicas, que mediante la difusión de varias actividades relacionadas con la ciencia y la tecnología encuentran una perspectiva de desarrollo profesional y personal. A ellos, están obligadas a brindarles un horizonte educativo de la mayor calidad y un ambiente de trabajo intelectual que ofrezca verdaderos desafíos a la imaginación y a la inteligencia, a la vez que refuercen su interés por las actividades relacionadas con la generación del conocimiento.

El éxito que tengan nuestros centros de educación superior en la formación de las próximas generaciones de científicos y técnicos, y su incorporación en los procesos productivos, tanto en la industria como en los servicios, será la condición para mantener nuestra independencia y soberanía como nación. Este es un gran desafío para las instituciones públicas y privadas responsables de ofrecer educación a la sociedad y de formar científicos y técnicos que se caractericen por su alto nivel de preparación.

Para atender este desafío debemos reconocer que ningún sistema de educación superior puede cumplir cabalmente su misión, si parte de su equipo académico no realiza, además de sus actividades docentes, investigación de la mayor calidad y pertinencia. La investigación en las instituciones de educación superior debe emprenderse no solo por motivos de prestigio académico, sino también como parte de la modernización de la enseñanza, el aprendizaje y las actividades de servicio público.

Es por ello urgente que el profesorado responsable de la formación de los jóvenes, cuente con la más alta habilitación profesional, lo que se alcanza con los estudios de postgrado, en especial con el doctorado, para que así esté más facultado para ofrecer a los estudiantes la mejor formación profesional posible, que no se frustren y perviertan las vocaciones científicas y fructifique el entusiasmo por el saber y el conocimiento.

Es primordial que los niños y jóvenes vean en las ciencias básicas y en las ingenierías, así como en sus diversas áreas de acción, la investigación científica y tecnológica, alternativas de desarrollo personal y profesional que son significativas y trascendentes para nuestro país. La valoración temprana del papel social del trabajo científico y tecnológico tiene una especial relevancia para la orientación del interés formativo de los jóvenes y ofrece una vía para promover una mejor valoración social de estos campos de trabajo. De este modo lograremos promover la modificación de la demanda social de estudios profesionales, para lograr que se oriente con mayor vigor hacia las carreras científicas y tecnológicas, y se modere la creciente demanda que se presenta para las carreras tradicionales.

 

Las escuelas de ajedrez en la URSS

Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional

La primera de ellas fue encabezada por el ex campeón mundial Mijail Botvinnik, cuya experiencia permitió encontrar una forma muy acertada de trabajo didáctico: participación en competiciones, aprendizaje individual, deberes y sesiones.

La principal tarea del entrenador para con sus alumnos consiste en establecer un “diagnóstico” de cada uno de ellos, para ayudarles a que lleguen con un estilo propio a descubrir tanto los puntos débiles como los fuertes, para ayudarles a liberarse de sus defectos y para reforzar sus puntos fuertes. El desarrollo continuo de un ajedrecista no es posible sin un examen crítico de sus propias debilidades. Desde luego esto no significa que los rusos se despreocuparon de otras formas de trabajo ajedrecístico. Estudiaron científicamente la apertura, el medio juego y el final de una partida de ajedrez. Priorizaron el estudio de las partidas de los maestros más destacados del mundo y de todos los tiempos.

Para Mikhail Botvinnik, cuatro principios básicos son los que dan forma a la fuerza de un jugador de ajedrez, estos son: talento, un fuerte carácter, salud y buena preparación.

En “El Duelo interminable” Kaspárov señala:” Junto a Botvinnik aprendí a estudiar correctamente el ajedrez, a encontrar nuevas ideas y a trabajar continuamente en su perfeccionamiento. Este es un método científico que se basa en un profundo análisis de la herencia del pasado, en la búsqueda de nueva variantes de aperturas y métodos para el medio juego, en la preparación de nuevos planes estratégicos. Todos los ajedrecistas estudian las partidas antiguas como si adquirieran las palabras de un idioma extranjero. Pero si se tiene un determinado vocabulario, se debe aprender a aprovechar la fuerza creativa que contiene, y también a utilizarla… “.

…Para mí, después de haberme educado en el método científico de Botvinnik, lo principal consiste en la capacidad para poder concentrarme. Un asunto básicamente sencillo. Pero, ¿y en una crisis, en una situación extrema? Es fácil comprender que la capacidad para reconcentrarse en un momento decisivo del juego, es la cualidad más importante de un maestro de ajedrez.

Para jugar creativamente, para no temer a las aventuras arriesgadas, para tener una fina intuición posicional, hay que deshacerse de todo lo superfluo, trabajar duro. Debe perfeccionar permanentemente su juego, profundizar y ampliar su repertorio de aperturas, pulir su técnica ajedrecística, analizar complejos finales…

Los soviéticos consiguieron el éxito con la formación de unas cualidades muy importantes: la estabilidad y seguridad en el juego, precisamente por el camino de un plan de eliminación de los errores.

Las autoridades que han proclamado y definido la “escuela soviética”, principalmente Botvinnik y Kotov, han señalado estas cualidades: una tendencia científica y crítica, búsqueda incansable de lo nuevo, una lucha contra las concepciones y el dogmatismo escolásticos, porque este último ahoga el espíritu de innovación.

Los alumnos de la escuela de Mijail Botvinnik han obtenido notables éxitos. El más notable fue Garry kaspárov, quien a los quince años, ganó el torneo preliminar nacional, obtuvo el derecho a jugar en las finales del campeonato nacional de 1978 y obtuvo el título de Maestro Nacional, al año siguiente se le adjudicó el título de Maestro Internacional, y en el año 80 obtuvo el título de Gran Maestro Internacional .

En 1976 y 1977 kaspárov se proclamó campeón de la URSS entre los jóvenes. En 1980, campeón del mundo en esta misma categoría.

Garry Kaspárov integró la selección de la URSS que venció en las Olimpiadas Mundiales de ajedrez en 1980 y 1982. En 1980 formó parte también del equipo que conquistó el título de campeón de Europa.

En 1981 integrando la selección de la URSS, Garry Kaspárov salió vencedor en el campeonato mundial juvenil por equipos y en ese mismo año por primera vez se proclamó campeón de la Unión Soviética entre adultos.

Garry Kaspárov recibió dos veces el “Oscar”, premio de la Organización Internacional de Periodistas (en 1982 y 1983) como el mejor ajedrecista del planeta, de esos años.

En 1984 se proclamó campeón del mundo al vencer a Anatoly Kárpov, quien hasta ese entonces, era el dueño de la corona. Los entrenadores de Kaspárov en ese campeonato fueron el Maestro Alexándr Nikitin y el Gran Maestro Internacional Iosef Dorman.

¿Se puede predecir el futuro ajedrecístico de un niño aficionado a este juego?

Kaspárov respondió en 1988: “Por principio esto es posible. En primer lugar, el niño mismo, no influido por las ambiciones de los padres, debe mostrar interés por el juego. En este caso, un entrenador con experiencia y en el país hay muchos entrenadores –podrá valorar cualificadamente el potencial ajedrecístico de su educando. Personalmente puedo predecir con alto grado de seguridad las posibilidades de un niño para llegar al título de candidato a Maestro. Es difícil decir algo más concreto, salvo los casos en que se topa realmente con “prodigios”. Pero aun cuando un joven ajedrecista tiene talento, podrá llegar a G.M. Siempre que esté debidamente asesorado por un entrenador”.

¿Qué criterios se siguen en la selección de alumnos para la escuela Botvinnik-Kasprov?´

A nuestra escuela acuden los niños “promesas”, seleccionados en función de los resultados de torneos nacionales. Puedo citar varios nombres: Acopián, campeòn mundial entre “cadetes”; Ulibin, campeón nacional entre “juniors”; Shírov, un fuerte ajedrecista con título de maestro que participa regularmente en torneos junto con mayores”.

Después de la escuela de Botvinnik aparecieron otras, como las escuelas de los ex campeones mundiales Tigran Petrosian y V. Smyslov, y a esas escuelas siguieron otras, hasta llegar a las escuelas actuales de Mark Dvoretsky y Artur Yusúpov. Kaspárov abrió su propia escuela, en varias ciudades del mundo, pero no le brindó la atención necesaria, por estar enfrascado en su pelea con los directivos de la FIDE.

En este punto, debo subrayar que en nuestros tiempos nuevos métodos de entrenamiento en ajedrez han emergido. Estos se han identificado por el extenso uso que se le ha dado a las computadoras y al software actual de ajedrez.

En 1988, Junto con Mijail Botvinnik, ex campeón mundial, Garri Kaspárov dedicaba muchas fuerzas a la promoción del ajedrez, siendo presidente del club “Computadora” de Moscú, en el cual 900 niños aprendían la programación en los ordenadores adquiridos por el campeón mundial por cuenta propia.

Al referirse al club “Computadora”, Kaspárov señalaba:” Existimos gracias al entusiasmo de los socios que lo hacen todo con sus propias fuerzas, desde el acondicionamiento de locales hasta la confección de programas para ordenadores. En el club no solo enseñamos las técnicas de manejo del ordenador sino que también procuramos estimular la curiosidad en los niños, el deseo de saber cosas y, lo que es fundamental, desarrollarlos integralmente. Ante el enorme interés que se muestra por las actividades del club “Computadora”, tenemos pensado organizar centros análogos en otras ciudades. Actualmente en la URSS se estudia la idea de crear una empresa mixta soviético-norteamericana, “Diálogo”, que, a mi juicio ayudaría en cierta medida a impulsar el proceso de masificación del uso de las computadoras en nuestro país y promover el interés de los niños por las computadoras”.

En las últimas décadas, los entrenadores soviéticos han venido trabajando con métodos de entrenamiento basado en software de ajedrez para computadoras.

La preparación de los jóvenes jugadores ha venido siendo modificada gracias a la oportunidad adicional que ofrecen las nuevas tecnologías.

Primero, una excepcional herramienta ha aparecido en el arsenal del ajedrecista, la computadora personal, ésta acompaña muchas funciones como colectar, sistematizar y guardar información de partidas (bases de datos, juegos, fragmentos, posiciones para análisis etc.), así como el análisis táctico de posiciones previamente seleccionadas de alta calidad.

Segundo, la calidad de los ejercicios de entrenamiento y los tests de control que requieren la solución ha sido incrementada.

Tercero, el método para la presentación del material de entrenamiento ha sido también mejorada.

En las escuelas de ajedrez las computadoras son el instrumento más creativo y puede incrementar enormemente el progreso del alumno. Sin embargo, trabajar con una computadora no es una tarea tan fácil como se podría imaginar en un principio. El papel y responsabilidad del entrenador aquí es fundamental para que pueda implementar con éxito este tipo de entrenamiento, ya que es el entrenador el que planea, organiza y le da seguimiento a todas las etapas que requieren el proceso de entrenamiento.

Anatoly Kàrpov señala que, “la popularidad del ajedrez continúa hoy en Rusia. Ahora tenemos un abordaje un poco distinto del juego y también nuevas formas de razonarlo a partir de las posibilidades que ofrecen las computadoras y la Internet. Tenemos oportunidad de desarrollar aún más el ajedrez a partir de la expansión de la web. La Internet puede hacer algo por el ajedrez y el ajedrez puede hacer algo por la Internet”. El ajedrez es parte de la cultura del pueblo y del país.

Anatoly Kárpov tiene sus escuelas de ajedrez en 16 países y en 22 provincias rusas. Muchas escuelas nuevas han surgido en la actual Unión Soviética, dirgidas por Grandes Maestros y jóvenes talentosos.

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