El acceso a la educación superior

El director del IESALC, Francesc Pedró, destacó que en el marco de la pandemia por la COVID-19, es necesario hacer un gran esfuerzo en equidad y educación ya que entre el 3% y el 15% de los estudiantes en el mundo no regresaron a la universidad, principalmente mujeres y personas en situación de vulnerabilidad.

Pedró presentó las conclusiones sobre el informe, destacando que aunque el acceso a la educación superior ha aumentado en los últimos 20 años, persisten los problemas de equidad; los países y las instituciones de educación superior deben desarrollar estrategias para reducir la brecha en el acceso; tienen que enfocarse en la inclusión de grupos vulnerables ante el aumento del acceso a la educación superior y se necesita de investigación en las universidades para capturar datos sobre la retención de las personas más desfavorecidas.

Por su parte, José Antonio Quinteiro planteó que en América Latina y el Caribe el 51% de la matrícula en educación superior se concentra en el sector privado, y de la necesidad de la continuidad pedagógica para garantizar el derecho a la educación: “Todas las acciones deben realizarse bajo el principio de “continuar sin dejar a nadie atrás”. Destacó la importancia de la prestación de apoyo adicional a estudiantes de educación superior en riesgo. “El cumplimiento del derecho a la educación se puede evaluar solo mediante el uso de la cuarta misión de la UNESCO: para que la educación sea un derecho significativo, debe ser: disponible, accesible, aceptable y adaptable”, agregó.

Hoy es necesario volver a reflexionar sobre la educación de forma ambiciosa. Vivimos tiempos turbulentos. El mundo está rejuveneciendo y aumentan las aspiraciones  de los jóvenes a los derechos humanos y la dignidad. Las sociedades están más conectadas que nunca, pero persisten la intolerancia y los conflictos. Han aparecido nuevos centros de poder, pero las desigualdades se han agravado y el planeta está bajo presión. Las posibilidades de un desarrollo sostenible e inclusivo son muy amplias, pero las dificultades son arduas y complejas.

El mundo está cambiando: la educación debe cambiar también. Las sociedades de todo el planeta experimentan profundas transformaciones y ello exige nuevas formas de educación que fomenten las competencias que las sociedades y las economías necesitan hoy día y mañana.

Por esas razones, debemos volver a reflexionar sobre la educación de manera ambiciosa y formular una visión al respecto en un mundo en mutación. Para ello, debemos debatir y dialogar en todos los niveles.

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