
Por: Shirley Ruiz
Poeta (Costa Rica)
Habitamos un mundo que día a día se vive más envuelto en un sistema globalizado donde enfrentamos múltiples crisis sistémicas, problemas como la apatía del Estado, la desigualdad, la pobreza, el deterioro ambiental, la muerte de líderes y lideresas sociales, etc., son temas que nos golpean en la cara y nos llevan a una realidad donde debemos buscar caminos alternativos que nos permitan pensar y replantear el poder vivir una vida buena en armonía entre humanos y naturaleza.
En una entrevista a Oswaldo Guayasamín le preguntaron que ¿Cómo definía su arte? y el respondió: “Una vez lloré porque no tenía zapatos hasta que vi a un niño que no tenía pies, por lo que considero que mis pinturas son para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente y la sociedad”
Entonces, de pronto nos damos cuenta que de nada nos ha servido el vivir nuestro comportamiento basado en los valores éticos y morales de cada uno y una, sino que, debemos pensar más en una vida en comunidad donde la ternura, el respeto, la ayuda y otros factores sean los motores que nos lleven a armonizar y crear una diversidad de formas y modos de vida.
Yayo Herrero una mujer Ecofeminista española dice que ya no podemos detener el desastre que está sucediendo mundialmente y que además debemos ser conscientes que las crisis mundiales irán aumentando, pero lo que sí podemos decidir es: cómo, con quién y de qué forma enfrentar las crisis presentes y venideras.
Ante la explotación de la Pachamama (madre Tierra), y de los seres humanos en general es urgente encontrar otras formas de vivir bien con nuestro entorno y con nuestra esencia de paz y humanidad.
Pero, ¿Será posible que siendo el ser humano el causante de muchos de los problemas que hoy en día enfrentamos, sea el mismo ser humano el que los solucione?
Nuestros ancestros nos enseñan y hablan del futuro, un futuro construido con las memorias del pasado que abraza y acompaña nuestro presente, un futuro que se deconstruye para volver a nuestras raíces donde el pasado y el futuro van de la mano porque no hay pasado sin futuro y no hay futuro sin un presente, por lo que en nuestro presente estamos construyendo nuestro futuro. El futuro es hoy.
Aunque esto parece un trabalenguas, es necesario poder pensar en caminos que ya han existido, en caminos que tienen una historia contada, ya sea para cambiar y ser mejores personas o para seguir la cadena y ejemplo de buenos vivires.
Volver a lo vivido es parte de construir una forma de comunicación donde vemos, sentimos, percibimos, olemos, palpitamos en nuestro mundo interno para proyectar nuestra cosmovisión al mundo externo, por ejemplo, el “suma qamaña” nos enseña la importancia de saber escuchar, de reconocer mi voz y también la voz de los demás, es un escucharse mutuamente, es escuchar la vida, la naturaleza, los colores, etc., y así entender lo que la Madre Tierra nos quiere decir y hacia donde nos quiere guiar, “el que escucha aprende y cambia”.
Nacemos como seres individuales donde empezamos a construir nuestros pensamientos, ideologías, creencias, pero no nos podemos quedar encerrados en un mundo individual y egoísta, el “suma qamaña” también nos habla de saber compartir, porque en el compartir aprendemos a dar y recibir, es reconocernos en los demás como hermanos y hermanas, amigos y compañeros de caminos, hijos e hijas de una sola madre donde dejamos de competir para complementarnos los unos con los otros.
Un encuentro inesperado, un abrazo fuerte, un reír y llorar juntos y juntas, un acompañar al desconocido para dar alegría, consuelo, esperanza, y muchas otras formas de convivir son experiencias que se escriben en un solo verso de nuestra historia, donde es necesario reconocer que todos y todas nacimos para vivir y vivir bien, donde podemos mirar el cielo de otras ciudades y apasionarnos con las nubes, sentir el vuelo de los pájaros o emocionarnos al saber qué movimientos hacen las florecitas al despertarse cada mañana.
Necesitamos humanizarnos más, no es suficiente mirar noticias y llorar por cómo el mundo cada día se desmorona, necesitamos sentir, pero también es necesario salir y ponernos en los zapatos de los demás, comprender su alegría, pero también sentir su hambre, escuchar sus necesidades y no solo dar una palmadita de consuelo, sino que también podamos actuar y llevar alimento, trabajo, techo, etc.
Debemos pensar y construir nuevos paradigmas, porque habitamos un mundo que se maneja por el valor monetario donde vale más el dinero que la vida, debemos sustituir esos valores negativos que han dejado de lado la relación armoniosa con los otros y otras al punto de llevar a un sometimiento al que menos tiene, hay que crear caminos armoniosos con los ciclos de la vida, del cosmos, de la historia, para lograr un equilibrio con toda forma de existencia que nos rodea y habita.
Estamos enfrentando impactos que nos han llevado a una involución, a una degradación que nos confronta y nos hace un llamado a una profunda transformación integral, donde revertir lo caminado es todo un reto gigantesco porque debemos hacer fuertes cambios de hábitos y de consumo, articularnos con otras propuestas alternativas, donde no solo estamos viviendo para satisfacer nuestras necesidades materiales, físicas o emocionales, sino que también el dar-recibir-atribuir es parte fundamental de la reciprocidad e intercambios para tejer la vida y reconstruir lazos sociales entre las personas.
Caminamos los días hacia una búsqueda más consciente que genere nuevas iniciativas que influyan en diversos aspectos de la vida y el planeta, debemos buscar adherirnos a pensamientos y vivencias que nos lleven juntos y juntas a mostrar gentileza y respeto, a buscar la sabiduría y practicar la gratitud, a ser conscientes que el buen vivir representa un nuevo paradigma para reencontrar equilibrio y alternativas posibles para soñar en una posible sociedad post-capitalista.
El pueblo quechua nos enseña que “El principio Sumac Causai (vida en armonía) orienta la interrelación al interior de la sociedad quichua y de ésta con la naturaleza. Significa vivir en armonía en las relaciones sociales, es decir entre todos los miembros de la comunidad, es vivir en armonía con la naturaleza, con los dioses, y los espíritus protectores de las vidas existentes en la tierra, los bosques, los ríos y lagunas”
“UBUNTU” una hermosa filosofía de vida africana que nos dice y nos enseña: “Yo soy porque nosotros somos”, es un modo de vida enfocada en el respeto, la lealtad y cuidado de las personas y las relaciones de estas con la comunidad, es la capacidad humana para comprender, aceptar, y dar un buen trato al prójimo, siendo semejante a los mandamientos de Dios de amar al prójimo como a sí mismo.
Uyway (“criar”), Uywanakuyku (“nos criamos”): Nos enseña una relación de crianza mutua, no se trata de una relación de tipo causal, sino de crianza; es decir, que un ser es criador de una criatura al mismo tiempo que es criatura en otro tiempo y espacio, la palabra aymara uywaña hace referencia a la crianza, al cuidado, al cariño, al respeto, al amor, las relaciones entre padres e hijos, entre pastores y sus llamas, y entre los seres vivos y los seres antiguos, nos crían, nos cuidan, y nosotros cuidamos de ellos y a la vez nosotros criamos a nuestros hijos y ellos nos criarán cuando seamos ancianos. Nosotros criamos las semillas, los animales y las plantas y ellos también nos crían. En ese mismo sentido, la crianza implica conversación, diálogo, entendimiento, pactos, negociaciones, reciprocidades, intercambios y acuerdos entre entes humanos y no humanos. Así, la crianza envuelve el flujo constante de fuerzas, sentimientos, amor, cariño y respeto entre humanos, no humanos, antepasados, animales y plantas (parafraseando a: Gabriel Martínez 1989, Arnold 2016, Justo Oxa 2005, Cadena 2009, Lema 2013).
Los buenos vivires y la crianza mutua no deben pasar como una “moda” más de un tiempo determinado, sino que debe ser una revolución cultural que nos lleve a minimizar las consecuencias negativas del individualismo y el consumo desaforado y empecemos a vivir e incorporar a nuestra vida un lenguaje más humano donde cada persona se encuentre consigo misma y la vez se vea reflejado en los demás seres humanos y el mundo natural para así crear otros mundos armoniosos y posibles.
“Si alguien te pide agua, no se la niegues, porque quien niega el agua, muere ahogado”.