Quito le vio crecer a Carlos Fuentes

En su libro “En esto creo” (Seis Barral Biblioteca Breve, p 287,288 y 289), Carlos Fuentes, escritor y mexicano universal, anota: “ …Me complace Londres, donde escribo en paz porque nadie me llama y nadie me conoce. Miro por la ventana. No saldré a la lluvia pertinaz. Mi viaje es mi esritorio. Mi trópico es de papel. Oigo un insólito teléfono. El contestador se encargará de atestiguar mi ausencia. Estoy. No estoy. Escribo y escribo. Todo lo que necesito oír y entender lo oigo y escucho por boca de mi media docena de amigos ingleses.

No puedo abandonar, de todas maneras, las ciudades que me vieron crecer, me marcaron y me educaron. Panamá que se dice a sí misma Corazón del Mundo y Puente del Universo y es sólo una cicatriz de mar en la selva. Montevideo que yo conocí sin rascacielos pero con gracia antigua, perfecta capital ideada para sus escritores más que por sus escritores: Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti y el fantasma de Lautréamont… Y Quito el dorado doblón ecuatorial cuyos habitantes sólo piden: “En la tierra, Quito, y en el cielo, un hoyito para ver a Quito” Y la ciudad maravillosa, Río de Janeiro, donde, digo, aprendí literatura sentado en las rodillas de Alfonso Reyes, pues, ¿no es la literatura la mentira que nos revela la verdad en una ciudad jánica, ese “río de enero, río de enero, fuiste río y eres mar”, que cantó el propio Reyes? Santiago de Chile donde hermané para siempre libertada y poesía,Santiago del Frente Popular y las mujeres hermosas con miradas de uvas y colegios de disciplina británica donde la indisciplina de querer escribir se volvía orden y lección de constancia frente a la abrumadora obligación de demostrar todos los días que Waterloo se ganó en los campos deportivos de Eton…Buenos Aires donde me hice hombre y amé y circulé libremente y leí a Borges y me negué a repetir las consignas fascistas del régimen y entendí por qué el tango es un pensamiento triste que se baila y por qué un hombre podía enamorarse hasta el deshonor por Mecha Ortiz o Tita Merello. Junto al río color de león dijo Lugones, Buenos Aires es una ciudad fundada dos veces, la ciudad donde se encontraron el Atlántico y la Pampa igualente vastos y sin ficciones, dándoselas a Buenos Aires, ciudad prvilegiada por la distancia, la ausencia, la melancolía de ser única, no parecerse a nada y cargar con la cruz de querer ser otra, París o Babel. Si no hay ciudad más sólida, construida y “hecha” en América Latina, tampoco hay ciudad más desvanecida en la bruma de su lenguaje, su literatura, su música pasajera, no la hay más herida por sus promesas rotas, sus crueldades inimaginables, sus desaparecidos, sus torturas, sus servicias que no alcanzan a compensar el asombro carnavalesco de sus dictadores, sus santas embalsamadas, sus bailarinas presidenciales, sus brujos áulicos. Que Buenos Aires lo soporte todo y siga viviendo se debe, acaso, a que es una ciudad que existe de milagro, porque no se la comieron los caníbales y por eso Buenos Aires come bife. Fundada dos veces, puede refundarse cien veces…”

El hombre que lanzó el “boom”

El escritor mexicano Carlos Fuentes, destacado intelectual del “boom” de la literatura latinoamericana, conocido tanto por su prolífica obra como por su activismo político, se entusiasmaba cuando sus amigos escritores e intelectuales reconocían que fue él quien lanzó el “boom”.

Modestamente anotaba: «Lo único que hice fue revelarle a críticos y editores algunos amigos míos como José Donoso y otros. Puse en contacto a estos amigos con agentes literarios, casas editoriales de Europa y los Estados Unidos, convencido de que nuestra literatura era la mejor que se escribía en el mundo».

Precisaba que si el escritor no se mueve, “nadie se va a mover por él, nadie lo va a ayudar. Y será siempre un paria de la sociedad, un trabajador sin futuro”.

Carlos Fuentes fue el promotor y no necesariamente el crítico el que escribe reseñas sobre ellos. Y fue el promotor porque fue un experto en el arte de las relaciones públicas. Promotor de sí mismo, en primer término pero promotor también de sus amigos.

“No creo que los libros se escriban solos”

Alguna vez, hace ya muchos años, declaró: “Yo soy una persona muy disciplinada. No creo que los libros se escriban solos. Me levanto muy temprano y trabajo a partir de las ocho de la mañana, hasta que siento que no doy más. ¿Qué si lo hago con un plan preconcebido? Más o menos. Sigo la buena regla de Hemingway en el sentido de dejar en punto y coma lo que se escribe para no tener el terror de la página en blanco al día siguiente. Así puedo dormir tranquilo”.

Sin complejos

Para no ser molestado, aclaró: “Yo no soy inseguro ni subdesarrollado. Siempre viví a cierto nivel, con determinadas relaciones y amistades, en una serie de capitales y por eso es imposible que me sienta inseguro. Nunca he tenido los complejos atribuidos a nuestra clase media, de manera que me río de todo eso. Nunca he sido rico, pero he vivido como rico, lo cual es un secreto importante en la vida. He tenido las amistades que he querido y lamento no ser humilde. Pido excusas por ello, pero no lo soy”.

Siempre le sedujo la compañía de los ricos, de las celebridades, de las mujeres bonitas, de los artistas y, ¿por qué no? De los “snobs”.

Carlos Fuentes se ha ido…

El queridísimo Carlos Fuentes murió en Ciudad de México el 15 de mayo en el Hospital Ángeles del Pedregal (en el sur de la capital mexicana), a los 83 años.

El escritor falleció en el hospital a las 12H15 locales (17H15 GMT), tras sufrir en su casa durante la madrugada “una hemorragia grave del tubo digestivo” que le provocó un “estado de shock hipoglucémico e insuficiencia respiratoria”, dijo el médico que lo atendió, Arturo Ballesteros, en una conferencia de prensa.

El presidente mexicano Felipe Calderón se refirió a su muerte en la red de microblogs Twitter. “Lamento profundamente el fallecimiento de nuestro querido y admirado Carlos Fuentes, escritor y mexicano universal. Descanse en paz”, dijo.

Uno de los nombres más importantes de la literatura latinoamericana desde que publicó “La región más transparente” en 1958, Fuentes recibió las más prestigiosas distinciones de la literatura en castellano: el Premio Cervantes (1987), el Príncipe de Asturias (1994), el Biblioteca Breve (1967) y el Rómulo Gallegos (1977).

Sin embargo, nunca ganó el Nobel de Literatura, aunque durante años se lo mencionó como candidato.

Su última distinción fue el doctorado Honoris Causa de la Universidad de las Islas Baleares, España, anunciada el lunes.

Hijo de un diplomático mexicano, Fuentes nació el 11 de noviembre de 1928 por azar en Panamá y pasó sus primeros años en Quito, Montevideo y Rio de Janeiro, hasta establecerse durante su educación primaria en Estados Unidos, alternándola con vacaciones en México, donde impulsado por su padre afianzó su español y la defensa de sus raíces mexicanas.

Escritor y diplomático, embajador en Francia en los años 1970, Fuentes, explicó en 2009 en el Salón del Libro en París, que su elección de escribir en español se debió a que “había cosas que no podían decirse más que en español. Había una especie de tierra virgen para el escritor”.

Entre sus obras más reconocidas están “La muerte de Artemio Cruz” (1962); “Aura” (1962); “Terra Nostra” (1975) y “Gringo Viejo” (1985).

La directora de la Feria del Libro de Guadalajara, Nubia Macías, reveló a la AFP que Fuentes tenía previsto dos nueva novelas en la próxima edición de este evento, a finales de noviembre y principios de diciembre.

“Quería presentar dos libros nuevos que quería sacar, uno que está por aparecer estos días, y otro que estaba terminando”, explicó Macías.

México le rindió un homenaje de cuerpo presente en el Palacio Nacional de Bellas Artes de la Capital de la República.

La presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de México, Consuelo Sáizar, anotó “Su ausencia sacude a la patria de la ‘ñ’. Gracias por sus letras y su pensamiento. ¡Adiós Maestro!”.

Irina Bokova evoca la memoria del gran escritor Carlos Fuentes

La Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, recibió con tristeza la noticia del deceso del gran escritor mexicano Carlos Fuentes, amigo de la UNESCO, fallecido en México a la edad de 83 años.

“Carlos Fuentes representó la figura del escritor trotamundos. Fue un explorador asiduo de la diversidad cultural del planeta, así como de los mestizajes que conforman la identidad mexicana. Carlos Fuentes también fue un diplomático comprometido con la solidaridad internacional y el diálogo Norte-Sur; su humanismo se percibe en su trayecto vital y en su esplendida obra. Fuentes nos ha legado un mensaje de inteligencia y de confianza en el poder de la cultura para cambiar al mundo. La herencia de Fuentes es muy valiosa en nuestro mundo complejo y globalizado”, declaró Irina Bokova.

“Carlos Fuentes estuvo asociado a varias actividades de la UNESCO y siempre aportó el peso de su autoridad y de su altura de miras”, agregó la señora Bokova.

La obra “Aura” de Carlos Fuentes fue publicada en Periolibros, exitoso proyecto de la UNESCO destinado a la promoción de la lectura en toda América Latina. Igualmente, fue una de las figuras del programa Encuentro de dos Mundos, concebido para conmemorar el quinto centenario del descubrimiento de América en 1492. Esta efeméride representó la ocasión de evocar las circunstancias y las consecuencias del acercamiento de los pueblos y de las culturas. Carlos Fuentes estuvo profundamente comprometido en la reflexión y las actividades del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural (1988-1997), que constituyó una de las primeras iniciativas mundiales para el reconocimiento de los derechos culturales y la promoción de la cultura para el desarrollo.

Diplomático en la Organización Internacional del Trabajo, Embajador de México en Francia de 1974 a 1977, Carlos Fuentes fue profesor de literatura en lenguas española e inglesa en diferentes universidades de Europa y de los Estados Unidos. En 1958 publicó “La Región más Transparente”, gran fresco que retrata la vida en la ciudad de México en los años 40 y 50. Su novela “Terra Nostra” obtuvo en 1977 el Premio Rómulo Gallegos, considerado como una de los más altos galardones literarios de América Latina. Laureado con el prestigioso Premio Cervantes por el conjunto de su obra en 1987, Carlos Fuentes fue miembro del Jurado Internacional para la proclamación por la UNESCO de obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. Recibió la medalla Picasso de la UNESCO en 1994.

EcuadorUniversitario.Com/AFP/UNESCO

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