Por: Luis Curay Correa
Hace no más de un año atrás, la experiencia benevolente del trabajo con los alumnos de la UETS de Bachillerato, nos dejó iniciar un proyecto sostenido de tres años que, siendo innovación educativa, lo que realmente revolucionó fue la forma de expresión de los alumnos y docentes de la UETS. Este año lectivo se suman a los esfuerzos de los estudiantes, nuestro selecto claustro docente.
Un espacio catalizador luego de los nocivos resultados obtenidos en pandemia y postpandemia, era justo y necesario. Por ello, y solo por ello, decidimos emprender con entusiasmo una segunda fase lecto- escritora en la que no exclusivamente se observen resultados en los estudiantes, sino también en los docentes. Los inicios del período
lectivo 2021-2022, aprovechando las reuniones de Coordinadores de Área, fueron testigos del gran empeño con el que socializamos este particular; diré, con total honradez en mis palabras, que no daba fe de llegada a buen puerto en este entusiasmo cultural dada la recepción docente en esos intentos iniciales. Fueron muchos los momentos en
los que el desaliento fue el único compañero que veía con iguales alcances, a ratos, la lectura del Quijote, era la que sostenía mi espíritu para poder vencer a grandes molinos de viento que veía en mis colegas: inseguridad académica, infravaloración de los propios valores y recursos literarios, terror a dejar una zona de confort que los mantenía en la errada apropiación de un status quo mentiroso y mezquino, rechazo de asesoría en técnicas de escritura, etc. Sin embargo, un 22 de septiembre de 2022, luego de más de un mes en tareas de motivación, recibo la primera colaboración, un hermoso regalo narrativo de Andrea Sánchez, que me sorprendió y renovó la lucha. En este momento se me ocurrió una idea que arrojaría los grandes resultados que hoy vemos en este valioso libro, el chat
institucional creado por nuestro director P. Juan Francisco Flores, sdb., y en el que se admitían únicamente los comunicados institucionales, serviría como caballo de troya en un ejército de compañeros y compañeras, que sin advertirlo quizás unas veces, y otras con total conciencia de lo hecho por mi parte, podían leer el comentario literario de la obra y una frase que remataba la constante invitación: AÚN QUEDA TIEMPO, ¡SOLO FALTAS TÚ! Una atención absoluta mereció este libro en la parte de la ilustración, que al igual que quienes escribieron, nuestro gran amigo César Faicán, quien supo otorgarnos lo mejor de su arte, plasmando en una bella metáfora cromática la razón de ser de la educación salesiana. De ahí en adelant me queda el inmenso honor de haber leído absolutamente todos los aportes, de ayudar en la estructura literaria con los autores, y buscar que identifiquen ellos mismos, la vena escritora que consideraban lejana a sus realidades, todo ello sin quitar la esencia literaria que los identifica, y que obviamente ha merecido de mi parte todo el respeto necesario. Son treinta y ocho amigos que con una donación
extraordinaria han volcado en las subsiguientes páginas todo el ánimo creador del que ahora no son solo testigos, sino también cómplices; en sus trabajos se observa la nostalgia académica, la propuesta transformadora, la labor docente y pastoral, el niño y el joven desde su circunspección personal, misma que con el amor más grande es
contada y digerida; suenan en armoniosos acordes el suspiro libertador que evoca tiempos ya idos, la anécdota risueña que anima el espíritu, el análisis concienzudo de una realidad educativa que urge atender, la elevada voz que no encuentra espacios huecos, el febril compromiso de seguir trabajando, por ellos, para ellos, nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes.
Queda, sin embargo, una deuda pendiente: muchos trabajos que fueron entregados fuera del tiempo propuesto (que por cierto se amplió en dos ocasiones), y que, con todo el dolor tuvimos que dejar fuera, pues el texto definitivo fue entregado a la tarea del prologuista y de presentación de la obra; encontrarán, estoy seguro de ello, el mismo espacio, pero en futuras publicaciones.
No me queda nada más que agradecer a José Manuel Castellano, Director de Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, CES-AL, por la apertura y apoyo incondicionales; a nuestro director de comunidad, P. Juan Francisco Flores, sdb., por el impulso sin desmayo que brinda a cada proyecto presentado; al P. Wladimir Acosta, sdb., y a Fernando Pesántez por las bondadosas palabras que supieron regalarnos en las tareas que con todo cariño y respeto les solicitamos; y sobre todo, a ustedes queridos coautores e ilustrador que con tanta generosidad y entrega han depositado en este libro sus más bellas experiencias en esta tarea, la más hermosa por cierto: ser docentes salesianos.
Luis Curay Correa, Coordinador de la publicación, leyó este texto en la presentación del libro «Experiencias pedagógicas en la UETS»