Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Mientras existan clases sociales todas las actividades de la especie humana se verán regladas por la clase dominante, la cual impondrá su educación, salvo que la sociedad se organice de tal manera de forjar una revolución que cambie la educación y la ponga al servicio de los sectores mayoritarios de la sociedad.
Nuestro entorno latinoamericano es diferente, porque existen cantidades de desempleados, hambre y mortalidad infantil, que inciden en la educación. Ha nacido la técnica del sistema capitalista, un elemento utilizado como medio de sobrevivencia en la sociedad post-industrial. La llamada “técnica” ha generado una educación sin razón, en la cual la crítica casi no está permitida, la enseñanza queda rezagada a meros procesos mecánicos y la industria del capital asegura su economía.
La humanización negada, el pensamiento crítico aniquilado, son las propuestas que conducen a la privatización del estado público. Si esto es verdad, no nos resultaría extraño en un futuro no muy lejano, la total aniquilación de éste, la educación como herramienta instrumental, retomando a Horkheimer, “sería el as en la manga de los oligarcas industriales”.
Para Paulo Freire, la educación debe ser popular y servir a los más necesitados. En su Pedagogía del oprimido, desarrolla una teoría educativa que debería aplicarse en nuestro país y en Latinoamérica.
Si Aníbal Ponce hubiese vivido en el presente siglo, hubiera replanteado su libro: “Educación y luchas de clases”, añadiendo más temas a su obra. América Latina comienza a despertar. La educación está formando nuevos individuos, porque existen revoluciones sociales exitosas. De esta manera, el pueblo sabe que tiene el derecho a criticar y debatir lo que es impuesto autoritariamente por unos pocos. La educación del hombre nuevo latinoamericano choca con la educación comercial globalizada, estos antagónicos, serán los determinantes en los próximos años en la nueva visión de América Latina ante el mundo.
Emilio Uzcátegui, en su “Pedagogía Científica” logra delinear una educación democrática, pluralista y científica para nuestra Patria, lo cual es muy significativo para la educación ecuatoriana, que debe recoger sus ideas principales en materia educativa.