Por: Dr.Luis Rivadeneira Játiva
La palabra “Academia” hace referencia a una sociedad científica, literaria o artística establecida con autoridad pública. Significa excelencia docente en artes o ciencias. El término “académico” proviene del griego akademia (lugar ubicado en las afueras de Atenas donde Platón se reunía a estudiar, en el siglo IV a.C.) y es aquel que es utilizado para denominar no solo a individuos sino también a entidades, objetos o proyectos que se relacionan con niveles superiores de educación. Es utilizado no solo para aquellos que realizan investigaciones o trabajan como tales, sino también para individuos que cursan estudios correspondientes al nivel superior.
La Academia es la organización científica que agrupa los institutos científicos del país y tiene como objetivo organizar y realizar investigaciones fundamentales. Es necesario en las universidades forjar la academia y darle un buen nombre, ya que concentra a todos los docentes investigadores. Se debe integrar a la Academia a los docentes investigadores de las instituciones de educación superior, con el fin de garantizar una educación de calidad.
Los docentes en funciones académicas son académicos y deben reunir requisitos de formación como tales, establecidos en la Ley Orgánica de Educación Superior.
La Comunidad Científica Ecuatoriana-Academia Nacional de Ciencias (1985), “es un órgano académico de alto nivel integrado por 150 científicos de todo el país, que lograron ingresar a la entidad después de presentar un trabajo de investigación inédito en la temática de su especialidad. Tiene tres áreas científicas determinadas: Biológicas Naturales y de la Salud, Humanas y Sociales, y Exactas e Ingeniería”.
El Dr. Claudio Cañizares Proaño, Presidente de la Comunidad Científica Ecuatoriana, Premio Eugenio Espejo 2010, señaló que “uno de sus principales objetivos es lograr que el Estado reconozca con la denominación de científicos a quienes por años se han dedicado a esta actividad y han aportado sus conocimientos, los que muchas veces gozan del respeto y la aceptación de comunidades científicas internacionales pero no han tenido la misma suerte en su país de origen”.
El Estado ecuatoriano puso a disposición de la comunidad científica-académica y de la ciudadanía en general, las licencias de varias bases de datos científicas, que contienen en conjunto más de un millón de publicaciones, entre artículos, revistas, libros electrónicos, videos, entre otros.