Las Facultades de Medicina y la Salud en el Ecuador

La salud es parte del derecho a la vida de toda persona, por ello es un derecho fundamental. Como componente esencial del bienestar integral de la persona humana, la salud es un proceso y un producto en evolución, en transformación permanente, sujeta a variables que superan lo biológico y lo orgánico, articulándose con lo cultural, lo político, lo social y lo económico.

La salud, como proceso, no es una meta en sí misma; es la manifestación de fuerzas biológicas, culturales, sociales y políticas que se dinamizan en cada sociedad, en cada persona y en cada tiempo y momento.

En razón de lo anterior, la dinámica del proceso salud-enfermedad está ligada firmemente al proyecto social, económico y político de cada sociedad, y a la manera como ésta se organiza y dispone su recurso de todo tipo para materializar dicho proyecto; es decir, guarda relación con el contrato social que establecen los integrantes de la sociedad.

De ahí la ingente necesidad de formar en las Facultades de Medicina del Ecuador recursos humanos con una mentalidad abierta al cambio, con actitudes para facilitar la participación social en la búsqueda de mejores niveles de salud, con una formación sólida que les permita la comprensión de los complejos fenómenos que determinan la salud y originan el intrincado acervo epidemiológico actual, y con aptitudes creadoras que logren generar desde su ámbito de competencia, una mística de trabajo y un compromiso social en la emergencia de una responsabilidad conjunta que garantice la reforma sanitaria que el país requiere.

Se aspira que las universidades puedan contribuir a la formación de los cuadros académicos para la docencia y la investigación necesarios en el campo de la salud pública; formar profesionales capaces de integrarse en equipos de trabajo para: Fomentar la participación de la sociedad en la identificación, análisis y reflexión de la política de salud, a fin de proponer innovaciones o adecuaciones que impulsen la salud como una meta; promover estrategias que permitan analizar colectivamente el origen, carácter y magnitud de los problemas de salud, para transformar valores, creencias y actitudes en pro de opciones saludables de vida; participar en la planeación y administración de los servicios y programas de salud, facilitando el concurso de los niveles de gobierno y de la comunidad, para lograr servicios eficientes y de calidad, así como el acceso universal a ellos.

Con un poco de esfuerzo, pero sobre todo, con un gran compromiso de solidaridad con nuestros compatriotas más desprotegidos, es posible construir una sociedad más justa y equilibrada.

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