Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional
En la práctica de Steinitz, que, como se sabe, fue largos años campeón del mundo, se encuentran ejemplificados en su prístina pureza todos los principios directivos del juego de posición, que en nuestros días los maestros hipermodernos han tratado de enmascarar, sobre todo en la apertura, sin conseguir destruirlos ni variarlos. Resulta, pues, muy conveniente hoy examinar estas viejas partidas de Steinitz, en la seguridad de que encontraremos en ellas desarrollos instructivos de permanente aplicación, como en la que hoy analizamos.
Los principios de Steinitz nos dicen que para combinar un ataque con probabilidades de éxito hay que partir de una posición superior y que el procedimiento más seguro de alcanzar esta superioridad posicional es, salvo errores groseros del adversario, la acumulación de pequeñas ventajas que, apenas perceptibles en su formación sucesiva, aparecen ya inevitables cuando en su acción conjunta adquieren visibilidad.
El ajedrez moderno es, ante todo y sobre todo, juego de posición, y la estrategia posicional como resumen de sus máximas y principios tiene un mandamiento supremo donde se impone el sistema de acumulación de pequeñas ventajas antes de intentar un ataque a fondo. Así que al comienzo de la partida, nada de lanzarse en alas de la fantasía a combinaciones atrevidas para buscar el éxito, considerándolo preexistente a modo de velloncillo de oro, sino, al contrario, buscar pura y simplemente sobre el tablero, con los ojos de la cara guiados por el sentido común, las pequeñas ventajas posibles para conquistarlas primero y asegurarlas después, porque la estatua original de la victoria tiene que esculpirse poco a poco a golpes de cincel.
Ahora bien, se dan muchas situaciones en las que una pequeña ventaja teórica –mayoría, de peones en el flanco de dama, aislamiento de un peón enemigo, dominación de líneas abiertas, posesión de holes, etc.-, tiene por sí sola una vitalidad muy tenue y difícil de sostener, viniendo a ser más efímera que una pompa de jabón, por lo que hay que dedicarla cuidados exquisitos hasta fortalecerla. Pero, en cambio de esta condición adversa, todas las pequeñas ventajas ajedrecísticas tienen otra favorable, y es que su vitalidad, llamado así a su duración y eficacia, crece en proporción a su número en forma tan acelerada, que para prestarle la claridad, aunque no la exactitud de una representación matemática, podría decirse que crece proporcionalmente al cuadrado de ese número; de modo que si una pequeña ventaja vale como dos, dos valdrían como cuatro, tres como 16, etc.
Steinitz fue el pensador que primero descubrió en su formidable grandeza la gama de aplicaciones prácticas de este sencillo principio de la acumulación, y por eso cuando se estudia la escuela moderna en ajedrez no puede prescindirse de acudir a la fuente original, que son las enseñanzas del insigne bohemio. Sin embargo, el predominio actual del juego de posición no excluye el d e combinación, pues para realizar en el momento oportuno estas pequeñas ventajas teóricas traduciéndolas en un provecho inmediato y palpable –mate o ganancia de material-, habrá que combinar. Y otras veces, a la inversa, la liquidación de un ataque complejo sólo conducirá a una nueva posición con menor margen de superioridad acaso, pero más tranquila, y en la que se podrá descansar de la tensión prolongada del combate, pues no hay que olvidar que si en ajedrez los ejércitos son de madera o marfil, los conductores son hombres con nervios y corazón.
De modo que en el momento actual de la teoría puede afirmarse que el juego de posición es la norma y el juego combinativo la ocasión, aunque todavía el genio de Alekhine se complazca frecuentemente en invertir los términos de esta conclusión, alcanzando éxitos sorprendentes, cuya razón profunda apuntó con humorística sinceridad Nimzowitch cuando, preguntándosele una vez a qué atribuía su persistente mala fortuna contra el campeón del mundo, que no estaba en relación con la aparente igualdad de sus conocimientos teóricos y potencia de cálculo, respondió: “Es que Alekhine nunca me sigue al terreno que quiero llevarle; cuando yo hago juego de posición él me responde con juego de combinación, y cuando me lanzó a combinar, él hace un juego posicional”.
PARTIDA PARA EL ESTUDIO
Blancas: Steinitz
Negras: Sellmann
Baltimore 1885
Defensa francesa
Anotación de la partida en sistema descriptivo
1. P4R, P3R
2. P4D, P4D
3. C3AD, C3AR
4. P5R (jugada favorita de Steinitz en esta apertura, que tiende a conquistar espacio en el centro, haciendo retroceder al mismo tiempo la única ficha desarrollada de la defensa.
4…. , CR2D
5. P4A, P4AD
6. PXP! , AXP
7. C3A , P3TD
8. A3D , C3AD
9. D2R, C5C ( lo malo del juego negro es la falta de espacio por la presión que ejercen las blancas en el centro y el peligro de enrocarse en el flanco de rey, bajo la amenaza de AR, CR y dama blancos, que conjugarían rápidamente su acción en un ataque directo sobre este enroque. En cambio, el AR negro está excelentemente situado, y Sellmann pensó que suprimiendo el AR enemigo equilibraría la posición).
10.A2D , P4CD (en busca de aire) .
11. C1D! , CXA +
12. PXC, D3C
13. P4CD, A2R
14. P3TD, P4A (con esta jugada las negras fortifican el flanco de rey, pero estabilizan el centro, y es precisamente en este centro avanzado, estabilizado y favorable, por lo tanto, en el que Steinitz va a apoyarse para desarrollar un juego sutil de posición derrochando tiempo, puesto que dispone de él, para llevar sus fichas a ocupar las casillas más activas en el flanco de dama, donde puede observarse que el peón en 4CD, expulsando al alfil negro, ha restado valor a la diagonal abierta 1CR-7TD, y, por otra parte, el peón blanco situado en 3D, a pesar de hallarse muy retrasado , es muy fuerte, porque ninguna ficha enemiga puede atacarlo y realiza un papel muy útil controlando la casilla 4AD).
15. T1AD , A2C
16. A3R, D1D
17. C4D, C1A (las pequeñas ventajas blancas se van acumulando. Además del espacio ganado al principio, el caballo en 4D ejerce desde una posición segura, una amenaza directa sobre el PR negro, que ha tenido que ser defendido embotellando aún más la posición de este bando, cuya ventaja teórica delos alfiles es completamente ilusoria, ya que se encuentran bloqueados por sus propios peones).
18. 0-0 (el enroque, típicamente tardío en el estilo de Steinitz, ha sido dirigido en este caso, como puede observarse, hasta el momento en que el adversario no puede enrocar por el mismo costado y aprovechar las posibilidades de igualación que se hubiesen derivado de tal simetría).
18…, P4TR
19. C3AD, R2A
20. C1C, P3C
21. C2D, C2D
22. C2D-3C, TD1A
23. C5T (este caballo ha tardado cinco jornadas en alcanzar este puesto de gran eficacia para conjugar su acción con el situado en 4D).
23…., A1T
24. TXT , DXT
25. T1A, D1CD
26. D2AD, A1D
27. C5T-6A , D2C
28. CXA , TXC
29. D7A ( véase el diagrama)
Obsérvese cómo sean producido y sucedido los valores posicionales creados por Steinitz en pequeñas graduaciones, hasta llegar al espléndido resultado actual, que para hacer resaltar el engranaje de sus rasgos esenciales puede resumirse del siguiente modo: avance del centro, amago sobre el flanco de rey; desarrollo del ala de dama, retraso del enroque, hasta impedir el desarrollo del contrario; liquidación de las fichas más activas del contrario y, por último, penetración en el campo enemigo por el costado de dama, después de haber controlado todas las casillas de que se componían.
29…., D1C
30. A2A ( para amenazar la torre negra, único sostén del caballo en 2D).
30…, D3C
31. C3A, DXD
32. TXD, R1R
33. C5C, C1A
34. A5A, C2D
35. A6D, y las negras abandonaron sin esperar el próximo derrumbamiento.
© 2011 EcuadorUniversitario.Com