Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Es modelo porque sirve de ejemplo de lo que debe hacerse en las universidades para alcanzar la excelencia académica. Un modelo debe basarse en las políticas del Estado que reflejan principios para el futuro del país. La política de Estado del buen vivir, establecida en nuestra Constitución, debe reflejarse en el modelo no solo de las universidades sino de las organizaciones e instituciones del país. El emprendimiento, es otra política que debe ser acogida por todas las universidades porque se trata de formar profesionales emprendedores capaces de estructurar su propia pequeña empresa. La equidad de género y el reconocimiento a nuestra diversidad: étnica y biológica.
Un modelo educativo tiene tres vertientes: la ética, política y la epistemología. La ética, es una cuestión fundamental porque hay que crear espacios ajenos a la corrupción, con valores morales y normas del buen vivir, a través de un código de conducta que refleje nuestras formas de actuar, colaborativas, cooperativas y en equipo. La política es, ante todo, la toma de grandes decisiones en las universidades, cuyas autoridades académicas están entrenadas para hacerlo y saben tomar decisiones basadas en el conocimiento profundo de la entidad educativa superior. La epistemología, tiene que ver con la ciencia, especialmente, con la producción del pensamiento científico y pedagógico, para lo cual está la investigación científica y la vinculación con la colectividad, en el nuevo accionar de los docentes, con el fin de contribuir al desarrollo del país. Todo lo que hagamos en la institución educativa debe ser con el carácter multidisciplinario y transdisciplinario, es decir, todo el colectivo de docentes construimos la universidad. Hay que vincular a los estudiantes en procesos de investigación. Relación maestro- alumno: horizontal y participativa. Evaluación: su proceso debe hacerse en forma individual y colectivamente. Con teorías, praxis y debates. Capacitación: permanente. Hay que volver a leer la Pedagogía Científica de Emilio Uzcátegui.
En cuanto al modelo propiamente dicho, debemos ir al socio-crítico, que posibilita el desarrollo del pensamiento significativo, la capacidad de reflexión y la crítica y autocrítica de todo lo que hacemos en las universidades ecuatorianas. Hay que tomar en cuenta a la teoría de la complejidad de Morín.
En palabras sencillas, podemos decir: “todos los docentes debemos saber el perfil de ingreso y egreso de nuestros estudiantes, al igual que los estudiantes, de manera que todos sabemos hacia dónde vamos, nuestros objetivos y metas. Si un docente no sabe qué profesional forma, sus estudiantes es imposible que lo sepan”.
Hay que construir, entonces, nuestro modelo pedagógico basado en nuestra realidad que deseamos transformarla cualitativamente. Para lograr este modelo, debe haber armonía en la comunidad educativa y pensar y repensar en las teorías de: Paulo Freire, David Ausubel y Lev Vygotsky.