Justicia para Baldor

Por: Vinicio Vásquez Bernal

La sociedad es muchas veces injusta con quienes han dado tanto por su desarrollo, el caso de Aurelio Ángel Baldor de la Vega evidencia esto. Cuántas veces hemos escuchado referirse a este maestro de la madre de la ciencias con epítetos no dignos de la cultura con la cual este virtuoso engalanó el pensamiento de su época. Quizá esta realidad, no es sino una demostración de que la ignorancia siempre es irreverente y que el individuo de pocos recursos insulta todo lo que no puede asimilar.

En fin, estimo que en primer lugar debe aclararse que Baldor fue un profesor cubano, que tuvo el acierto de crear y editar libros para la didáctica de las matemáticas, siendo el más conocido de estos su famosa “ÁLGEBRA”, texto que ha sido parte de la juventud de la mayoría de los latinoamericanos, que entre algoritmos y ejercicios develaba las vicisitudes de la madre de la ciencias y de las personas que dedicaron su capacidad para brindar a la humanidad herramientas de progreso.

En su afán de valorar al creador del concepto de algoritmo que además propuso un proceso general para resolver ecuaciones cuadráticas, Abu Abdallah Muḥammad ibn Mūsā al Jwārizmī, Baldor destinó para este matemático la portada de su Álgebra, sin imaginar que con el tiempo se llegue a pensar que ese matemático árabe fue el autor de la obra, a tal punto de que un cuasi anonimato ha cubierto la vida de Aurelio Ángel Baldor de la Vega, persona que en su afán de publicar sus libros vendió los derechos, en menos de ochenta mil dólares, dando paso a que el beneficio económico de estas obras edifiquen una de las multinacionales del mundo de la impresión de textos para estudios.

El “Álgebra” ha sido, uno de los libros comerciales más vendidos de América, quizá suene exagerado pero me atrevería a afirmar que su presencia es una constante en nuestros domicilios. Mucho se puede decir, y se ha dicho sobre este texto, que contiene errores, que no se sujeta a la didáctica moderna, que su contenido es aburrido. La verdad es que aún hoy, en plena era de la informática, de los Tics, las Tacs y la apuesta de la educación virtual, se lo sigue utilizando como material de consulta e iniciación para presentar procesos que ayuden a entender la ciencia.

Es posible que el éxito se deba a que su formato es liviano. Antes de este texto, los libros de matemáticas se centraban más en el formalismo de la ciencia que en generar interés en los alumnos, el adornarlo con breves biografías de matemáticos importantes, logra generar un acercamiento entre el estudiante y la ciencia, mostrando a los “inventores” de los métodos matemáticos como individuos de carne y hueso que tuvieron la capacidad de dotar a la humanidad de creaciones que a ninguno de ellos enriqueció en lo material, más aportaron para que las ciencias y el razonamiento engrandezcan a la humanidad.

Ese texto, con color y gráficos llamativos, también denuncia cómo las matemáticas han sido crueles contra las mujeres, recordando que las cultoras de esta ciencia fueron objeto de grandes vejámenes, llegando incluso al asesinato.

Por último, es menester diferenciar entre el texto y la forma como nos enseñaron. Yo tuve la suerte de que grandes maestros me enseñen las bondades de esta ciencia hermosa, tal vez no todos pueden decir lo mismo; sin embargo, esto no justifica que no se valore un gran libro y por supuesto al creador de esa obra que marcó un antes y un después en la enseñanza de las matemáticas.

Aurelio Ángel Baldor de la Vega, creador del Álgebra de Baldor, merece el reconocimiento de todos los docentes y estudiantes, especialmente de bachillerato.