Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Hombres de valor y fuerza, que aportaron al desarrollo de los pueblos, son recordados por muchos que reconstruyen la historia al caminar por los terrenos que recorrieron.
“Arrieros somos y en el camino nos encontraremos”, era la frase que identificó a aquellos fuertes y nobles hombres que fueron parte esencial para el desarrollo social y económico de los pueblos, que ahora son recordados por ese trabajo y esfuerzo realizado.
Los más reconocidos, no solo por la fuerza física sino por todos los valores que los conformaban, son los de Antonio Ante, según comentó Fernando Guevara, descendiente de una familia de arrieros y el impulsador de la caminata arrieros por siempre, que se realiza cada año, como una actividad parte de las festividades de cantonización.
Esos hombres que recorrían por caminos inhóspitos, transportando a lomo de mula todos los productos que beneficiarían a los habitantes eran los hacedores de los caminos del desarrollo, según narró Guevara.
“La tenacidad, la solidaridad, la lealtad y la responsabilidad son palabras que pueden describir a estos hombres”.
Nos cuenta que, antes de la llegada del ferrocarril, el arriero era vital para el transporte de todo tipo de material hacia las diferentes regiones. Los arrieros eran quienes hacían posible la llegada de alimentos y hasta materiales para la construcción, e incluso dinero, por lo que su principal característica era la honradez.
Asimismo, se caracterizaban por la solidaridad. En el camino podían suceder varios incidentes, como la pérdida del animal. Por ello, si un arriero encontraba a otro, le prestaba su animal y repartían la carga para continuar el viaje, comentó Fernando Guevara. Al preguntar en Atuntaqui sobre los arrieros, la mayoría manifiesta que fueron personas importantes para el desarrollo del cantón, que con su forma de vida inspiraron a muchos.
“Los arrieros son recordados aquí por ser personas muy fuertes, que viajaban largo tiempo para transportar cosas importantes”, señaló Rosa Valencia. Si se lograría rescatar nuestros tambos y transformarlos en lugares de hospedaje o paraderos turísticos, se rescataría también el viejo oficio de tambero, porque se requeriría de su trabajo para dar vida a los nuevos tambos convertidos en hospederías o paraderos turísticos, a más de que habría trabajo para los profesionales del turismo y la gastronomía.