Este domingo 19 de febrero, desde las 07:00 hasta las 17:00, se realizan en el Ecuador las elecciones para elegir un presidente y vicepresidente de la República, 116 asambleístas provinciales, 15 asambleístas nacionales, 6 asambleístas en el exterior y 5 representantes al Parlamento Andino.
Están habilitados para sufragar 12’816.698 ciudadanos: 10’708.969 personas de 18 a 65 años de edad, cuyo voto es obligatorio; 1’431.328 ciudadanos de la tercera edad, mayores de 65 años, cuyo voto es opcional; 676.401 adolescentes entre 16 y 18 años, cuyo voto es opcional; 378.292 ecuatorianos residentes en el exterior (migrantes).
Del total de los empadronados para sufragar este domingo 19 de febrero, 6’432.597 son hombres; 6’432.597 son mujeres.
El acto electoral que se cumple este domingo tiene trascendental importancia para el futuro nacional, ya que de los hombres y mujeres que elijamos este 19 de febrero, depende el futuro mediato e inmediato del Ecuador.
Pensamos que es de vital importancia elegir a los hombres y mujeres más capaces y honestos. Alguna vez debemos resolver nuestros problemas con objetividad y buen juicio. Es la tarea que nos corresponde asumir para el futuro inmediato. Es el espíritu que debe animar a cada ciudadano al depositar su voto este domingo 19 de febrero, y la insobornable tarea que debe asumir responsablemente cada uno de los/as elegidos/as, quienes tendrán en sus manos el porvenir de la Patria.
Durante los 45 días de campaña electoral, en el país real –el del hombre de la calle que no conoce militancia pero sí siente los graves problemas que aflige a la población- el discurso político no ha alcanzado a impresionar mayormente. Quizás se ve en él una repetición de conceptos ya dichos con anterioridad, meras palabras que no han conseguido resolver ninguna de las dificultades, muchas de ellas trágicas, que agobian a los ecuatorianos, especialmente a los jóvenes.
Los políticos han recurrido al uso masivo de las redes sociales y al baratillo de ofertas demagógicas, con lo que han dejado muy en claro sus ambiciones, su nivel cultural y el poco conocimiento que tienen de la Constitución y leyes de la República.
El pueblo reclama una calidad de vida más humana, una redistribución más justa de los bienes y las oportunidades. Un trabajo justamente retribuido que permita el decoroso sustento de los miembros de la familia y disminuya la brecha entre el lujo desmedido de pocos y la indigencia de muchísimos.
Es hora ya de elegir a personas que sean capaces de producir los necesarios cambios estructurales que aseguren una situación justa para las grandes mayorías.
Exhortamos para que hagamos de las elecciones de este 19 de febrero una justa cívica que nos una cada día más, pensando que el Ecuador es uno solo, independiente y soberano.
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