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Ya no vivo en mí,
ya no vivo para mí
no sé seguir así.
No aguanto un día más,
ni una noche sin soñar.
Tormentas de pensamientos
desatan ríos de desesperación
que rompen diques de sosiego
en infernal terror.
Ya es hora de partir,
dejar atrás el dolor que asfixia,
que impide respirar
por tanta infelicidad rosa.
¿Cómo vivir después del like de Carlos Vives
a la foto de Gerard Piqué y Clara Chia?
¿Qué sentido tiene vivir
si el amor de Harry y Meghan Markle se resquebraja?
¿Cómo curar nuestros corazones rotos
ante la ruptura de Sergio Ramos y Pilar Rubio,
que nos roba la esperanza?
¿Podremos superar el inmenso sufrimiento
de Federico de Dinamarca por una noche de pasión?
¿Cómo aguantar los escándalos del clan Bárbara Rey,
que nos deja sin imaginación?
¿Cómo responder ante esa verónica magistral
del diestro Juan Ortega a la embestida matrimonial?
¿…?
Atrapados en las desgracias de otros
para olvidar nuestras propias miserias,
nos ahogamos en tazas de lágrimas
por todas esas desgracias
que engañan al alma,
mientras un mundo se derrumba en el olvido.
¿A quién le duele el llanto de la pobreza,
los ecos de muerte de las guerras,
el grito silencioso del hambre
y la ceguera ante la injusticia social?
¿A quién le interesa un abrazo fraterno,
el amor a la tierra y a su diversidad,
el vuelo hacia la libertad
y el palpitar de humanidad?
Nos refugiamos en trincheras de banales espectáculos
endulzadas por la prensa rosa,
tras murallas de independencia, objetividad y veracidad
de los medios de comunicación,
que nos atrapan en jaulas de ensueño para vivir,
con sus espinas de mentiras y engaños.
¿No es así, acaso, cómo fingimos ser felices?
¿No es así, acaso, cómo deformamos el mundo?
¿No es así, acaso, cómo nos vulgarizamos?
¿No es así, acaso, cómo renunciamos a la vida?
Dejemos de buscar el sentido de humanidad
pulamos nuestras alienadas cadenas,
inyectémonos dosis de indiferencia,
apacigüemos la rabia frente a todo abuso.
Solo obediencia sin límites,
culto a la corrupción y a sus Santos Corruptos
cultivemos más y más hambre,
sigamos adorando a nuestros ídolos:
Tiranos y explotadores.
¡Qué gran sociedad!
Que sobrevive en indiferencia
y sumisa a la obediencia
¡Qué nobleza! ¡Qué orgullo! ¡Qué grandeza!
Brindemos
por la Felicidad consumista,
por el Amor egoísta,
por la Paz de la fuerza
y por la Prosperidad de los mismos.
FELIZ NAVIDAD.
José Manuel Castellano
Tenerife, Islas Canarias, diciembre 2023