Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional
El ajedrez, como uno de los tantos patrimonios culturales, no ha podido sustraerse a los embates de las diversas corrientes revitalizadoras y evolucionistas y tal es así que aún hoy, tras cerca de dos siglos de actividad práctica en eventos y matches, podemos afirmar que ha ganado en frescura, importancia e interés como antaño. Es bien cierto que el ajedrez se ha hecho más dinámico y menos dogmático. Un ejemplo muy ilustrativo es que a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX la fantástica e inigualable trilogía formada por los ex campeones mundiales Lasker-Capablanca-Alekhine eran raras veces superados cuando conducían las blancas. Aquí es loable pensar que la abundancia de figuras talentosas era escasa y por lo tanto la ventaja de la salida era determinante.
Con el transcurso de los años esta idea estaba ampliamente diseminada por el mundo ajedrecístico, sin embargo, los ingentes esfuerzos del bando negro para descontar su desventaja han sido ostensibles. Muchas viejas líneas han sido mejoradas al tratarlas con otras concepciones e incluso nuevas ideas han visto la luz en la práctica magistral. Por esta razón en nuestra época hemos sido testigos de que los mejores exponentes del ajedrez estelar han sucumbido en la batalla, en reiteradas ocasiones, conduciendo las privilegiadas piezas de color blanco.
Todo el mundo conoce que el ex campeón del mundo, Anatoly karpov rara vez perdía partida alguna, sin embargo, gran parte de sus derrotas han sido conduciendo las piezas blancas.
El ex campeón mundial, Bobby Fischer, desde que se graduó de Gran Maestro Internacional en Portoroz 1958 hasta 1972, efectuó 608 juegos, en los cuales sufrió 61 derrotas, siendo 28 de ellas conduciendo las piezas blancas.
Ahora nos pudiera saltar la duda al cuestionarnos acerca de cómo estos jugadores han llegado al cetro máximo, aún sin cumplir la socorrida y ancestral fórmula de “ganar con blancas y empatar con negras”. La respuesta es tribial y sencilla, lo primordial es jugar bien, lo suficientemente bien como para obviar el color que el pareo, por puro azar les depara en un certamen determinado. El jugar bien, sin cometer errores, es el único y verdadero secreto para triunfar siempre, sin depender del color de las piezas que le toque conducir en el combate ajedrecístico.
Cómo se juega con negras
Artur Yusupov nos dice:” El éxito de un ajedrecista en el combate depende en gran medida de su estrategia de torneo (para su elección se debe tener en cuenta a toda costa el estado de salud, la preparación y la forma deportiva) y de ella la táctica elegida para cada partida concreta, que a su vez depende de la fuerza y del estilo del adversario.
Para mi satisfacción mis resultados personales en la olimpiada de ajedrez (Dubai, 1986) fueron bastante mejores de los que yo esperaba. Pienso que mi excelente actuación hay que achacarla a dos motivos. Yo estimé con sensatez que mi estado de salud no era ideal, a la hora de elegir una estrategia de torneo óptima. Como un encuentro complejo no sería fácil y, por tanto, podría traer complicaciones, intenté jugar con seguridad y aprovechar la ventaja de mi categoría, ya que jugaba en mi equipo en el tercer o cuarto tablero. En varias ocasiones pude ganar posiciones sencillas, manteniendo una mínima tensión y esperando el error del adversario.
En segundo lugar, para mí era más fácil jugar con negras, ya que aquí mi repertorio de aperturas está mejor preparado. El error de una excesiva ambición en la apertura se correspondió a la estrategia que yo había proyectado.
Naturalmente, el gusto también jugó su papel. De otra manera el resultado de diez puntos de doce posibles sería difícil de alcanzar, si no hubiera jugado nueve partidas con negras y contra adversarios con la fuerza conveniente.”
Esta introducción que les he presentado, la hice a propósito para ofrecerles EN GRANDES BATALLAS DEL AJEDREZ ECUATORIANO una partida mía que la gané en el Campeonato Mundial Universitario que se realizó en 1976, en Caracas, Venezuela, evento en el cual fui el mejor jugador ecuatoriano y el mejor jugador del Grupo “C” del Mundial, por lo que obtuve como Premio una Copa de Plata. En varias partidas gané con las piezas blancas y también con piezas negras, y en los encuentros más difíciles hice tablas.
BLANCAS: Firrat Karin (IRAK)
NEGRAS: Wilson Zapata B. (Ecuador)
Campeonato Mundial Universitario (Caracas-Venezuela 1976)
1. e4 , e5
2. Cf3, Cc6
3. Ab5 , a6
4. Aa4 , Cf6
5. 0-0 , Ce4
6. d4, b5
7. Ab3 , d5
8. de5 , Ae6
9. De2 , Ac5
10. c3 , 0-0
11. Cbd2 , Af5
12. Ce4, de4
13. Td1 , ef3
14. Df3, Ad7
15. Dd5 , Ag4
16. Dc5 , Ad1
17. Ad5, Ca5
18. Aa8, Da8
19. Ag5, Ag4
20. h3, Ae6
21. Db4 , Cc4
22. Te1 , Dd5 y las blancas se rinden
Mañana continuaremos con el análisis de la evolución de la ideas en el jedrez. Conoceremos la herencia teórica que nos legó el famosísimo José Raúl Capablanca.
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