Garri Kaspárov el mejor jugador de todos los tiempos

Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional

Se convirtió en el campeón mundial de ajedrez más joven de la historia a los 22 años, en 1985, y defendió su título durante los 15 años siguientes. Sus legendarias partidas contra Anatoly Karpov, el campeón anterior, y contra la computadora Deep Blue, de IBM, trascendieron el ámbito del ajedrez y contribuyeron a difundir el juego ciencia entre audiencias no tradicionales. Muchos lo consideran el mejor ajedrecista de todos los tiempos por su capacidad para desplegar tanto un juego ofensivo –su estilo característico- como defensivo. Desde 1991 es columnista del Wall Street Journal y actualmente, ya retirado del circuito profesional de ajedrez, se ha dedicado de lleno a la política, y recorre el mundo como disertante.

Sus más grandes admiradores señalan que “no sería aventurado afirmar que Kaspárov es probablemente el mayor campeón de todos los tiempos, en todos los deportes. Su ajedrez era tan espectacular como el baloncesto de Michael Jodan; sus éxitos, tan frecuentes e implacables como los de Michael Schumacher; su personalidad polémica pero carismática puede compararse a la de grandes mitos como Maradona o Mohamed Alí”.

El estilo de Kaspárov

Por su naturaleza, Garri Kaspárov es un gran estratega que posee el don de actuar con precisión en posiciones indeterminadas y complejas. Su fantasía combinativa, su audacia a la hora de adoptar soluciones comprometedoras son extraordinarias.

En siete ocasiones disputó con éxito una final por el Campeonato del Mundo de ajedrez. Durante 20 años consecutivos ocupó el primer lugar del ranking de este deporte. Y en multitud de ocasiones se impuso en los torneos internacionales más importantes, aplastando una y otra vez a todos los que intentaban ponerse a su altura. Su superioridad era incluso insultante para sus rivales.

Pero todos le admiraban y reconocían su enorme fuerza como jugador, que era fruto de una combinación infalible: talento y trabajo. Garri Kaspárov era un científico en su casa, durante los entrenamientos, el estudio y la preparación obsesiva, pero se transformaba en artista cuando se sentaba frente al tablero. “Era una máquina de ganar, y su combustible era la ambición”.

¿Cómo se preparaba para las competencias?

Kaspárov responde: “ Buscaba información; nuevas ideas, nuevas aperturas. Estudiaba el juego del oponente y trataba de pensar en cosas que lo incomodaban. Es un enfoque mixto. Hacia el final de mi carrera, el elemento computacional se volvió más importante. Cada semana surgían nuevas ideas, cosa que hoy sucede a diario. Hace 20 años, en cambio, uno tenía una gran idea y podía trabajarla durante algunos meses, jugarla, y en un par de meses volverla a jugar para derrotar a otro rival. Hoy, cuando surge una buena idea para una apertura, en menos de 24 horas está en la Internet. Las buenas ideas se convirtieron en propiedad común, y eso nos obliga a ser más creativos. Como señalaba antes, hay que tomar decisiones más rápido. Pero otra paradoja es que la mayor cantidad de información tiende a reducir la creatividad, porque uno se apoya en los datos. Además, todos tratan de tener buenas ideas y las buenas ideas solo funcionarán una vez, de modo que hay que ser más creativo. La creatividad juega un papel muy importante, porque es lo único que marca una diferencia. Antes había diferentes niveles de acceso a la información; hoy todo es más parejo. Casi todos consiguen el mismo harware; la diferencia está en el software. Por eso, la creatividad, el coraje, la intuición, la capacidad de adaptación, son cosas que se están tornando más importantes. Creo que es tiempo de hablar más sobre psicología, porque el mecanismo de toma de decisiones es mucho más importante que la información”.

Kaspárov reinó desde 1985

El 10 de noviembre de 1985, el Gran Maestro Garri Kaspárov, de 22 años de edad, fue coronado con la corona de laurel que le consagraba como el décimotercer campéon del mundo de ajedrez.

Casi ocho meses -¡229 días!- duró la lucha por la corona mundial –lucha sin precedentes por su tensión psicológica y física, por su dramatismo- que transcurrió en Moscú entre los brillantes grandes maestros soviéticos Anatoly Kárpov y Garri kaspárov. Para determinar al vencedor hubo que jugar dos matches: 72 partidas, 328 horas que pasaron sentados frente a frente, tablero de por medio.

Como se sabe, el primer match, que se jugaba hasta que uno de los contendores obtuviera seis victorias, sin limitar el número de partidas, batió todos los récords de duración (159 días) hasta que fue interrumpido por decisión del filipino Florencio Campomanes, presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), cuando el marcador estaba 5:3 a favor de Kárpov. El resultado fue anulado y el campeonato mundial diferido por medio año.

El segundo match comenzó el 3 de septiembre de 1985, pero esta vez estaba limitado a 24 partidas y en caso de terminar empatado 12:12, Kárpov retendría el título. Este nuevo y dinámico reglamento, que excluía la táctica de jugar a la espera, determinó el carácter extremadamente agudo de la lucha. La tensión aumentaba de partida en partida y el liderazgo pasaba ya a Kaspárov, ya a Kárpov. Al fin y al cabo, el marcador llegó a 12:11 a favor de Kaspárov, es decir que el destino de la corona mundial lo debía decidir la última partida del match.

Y la vigésima cuarta partida fue una digna culminación de este maratón ajedrecístico. Kárpov, que para conservar el título debía ganar a toda costa esa partida, se lanzó a un impetuoso ataque. La crisis sobrevino al finalizar la última hora del combate: Kaspárov, luego de rechazar magistralmente la ofensiva del adversario, pasó a un decisivo contraataque, llevando a Kárpov a una situación desesperada.

Dramáticos fueron los minutos finales. Kárpov, incluso comprendiendo que no tenía salvación, no podía conformarse con la derrota. Pero he aquí que se levanta y estrecha la mano de su feliz adversario: eran las 21:56 horas del 9 de noviembre de 1985 y los amantes del juego ciencia éramos testigos, en todo el planeta, del nacimiento de un nuevo Monarca mundial.

Gracias a la gentileza de mis colegas y amigos de las Agencias Internacionales de Noticias acreditadas en Quito, que me proporcionaban las jugadas que llegaban a través de los teletipos, yo puede seguir minuto a minuto este extraordinario match y comentar en la prensa nacional.

En la sala de Conciertos “Chaikovski” se encontraban Piotr Démichev, presidente del Comité Organizador del match y Ministro de Cultura de la URSS, Florencio Campomanes, Presidente de la FIDE, y Marat Grámov, Presidente del Comité Deportivo de la URSS

Piotr Démichev agradeció a los participantes en el magnífico juego y subrayó que casi todas las partidas de los dos grandes maestros soviéticos hicieron un gran aporte al acervo del arte ajedrecístico mundial. Recordó que Kaspárov es el campeón del mundo de ajedrez más joven de la historia. Fue una competición de dignos rivales, de verdaderos líderes del ajedrez soviético y mundial.

Los árbitros principales del match Vladas Mikenas (URSS) y Andrei Malchev (Bulgaria) expresaron su admiración por el comportamiento de los rivales: “En un espíritu verdaderamente deportivo” y por su excelente juego.

Florencio Campomanes colocó la corona de laurel al campeón, quien agradeció a todos los que le ayudaron a recorrer el difícil camino hacia el título de campeón. Entre ellos mencionó, en primer lugar a su rival. “Tuve suerte de encontrar en mi camino a un ajedrecista como Anatoly Kárpov, dijo Kaspárov. Las 72 partidas jugadas con él en dos matches son toda una escuela, que me permitió alcanzar un nuevo nivel en el juego. El campeón del mundo expresó la esperanza de que él y Kárpov continuarán la disputa creadora y jugarán más de una vez.

El nuevo campeón del mundo de ajedrez, Garri kaspárov, rebosaba en estos momentos de una alegría sin límites, según sus propias palabras.

“He logrado el objetivo al que dediqué inmensas energías, igual que mis ayudantes. Estoy contento de no haber defraudado las esperanzas de quienes habían puesto su confianza en mí, y se lo agradezco cordialmente a todos”, declaró a la TASS el campeón más joven de toda la historia del ajedrez.

¿En qué momento del match sintió ya que podía ganar?

Kaspárov, respondió: “Pues, evidentemente, la primera vez que lo presentí fue después de la partida número 15. Quizá por eso logré ganar la 16. Pero las líneas reales de la victoria definitiva las vi solo después de la partida 18, tras la que volví a triunfar en la 19. Cierto que cuando el match finalizaba mi seguridad vaciló un tanto debido a los nervios, a causa de los cuales perdí mucho de lo que había ya logrado. Ahora bien, antes de la 24 partida conseguí serenarme y concentrarme en mí mismo. Yo comprendía que Kárpov iba a hacer todo lo posible por ganar. Él jugó muy bien y no me fue nada fácil hacerle frente. En este duelo, Kárpov, tal vez por primera vez en todo el match, trató de atacar directamente a mi Rey. Yo comprendí que solo podía darle la vuelta a la partida con métodos inusuales, y sacrifiqué dos peones”.

¿Qué puede decir de su contrincante?

“Debo señalar que Anatoly Kárpov peleó en este match de forma grandiosa. Yo lo percibía, moral y físicamente. Él creaba el máximo de posibilidades, incluso en las posiciones claramente malas y aprovechaba todas sus chances en las posiciones buenas. Él jugó muy bien todo el match”.

¿Cuáles son, en su opinión, los resultados de este match desde el punto de vista del juego?

“De sus resultados, yo estoy contento, en general, pero no del todo. Las primeras diez partidas fueron pesadas, pero a medida que la lucha avanzaba logré captar “mi” juego.

Debo añadir que en esta lucha tan tirante en que terminó el match, yo me sentía con grandes posibilidades creadoras y procuré satisfacer a todos los aficionados soviéticos al ajedrez con un juego que les fuera interesante”.

La carrera de Garri Kaspárov

Garri kaspárov nació el 13 de abril de 1963 en la ciudad de Bakú (capital de Azerbaidzhan). Estudió en el Instituto Pedagógico de Lenguas Extranjeras “50 Aniversario de la URSS” de Azerbaidzhan.

Garri juega el ajedrez desde los cinco años. En 1978, a la edad de quince años, recibió el título de maestro nacional, al año siguiente se le adjudicó el título de Maestro Internacional. Y en el año 80 obtuvo el título de Gran Maestro Internacional.

En 1976 y 1977 Kaspárov se proclamó campeón de la URSS entre los jóvenes. En 1980, campeón del mundo en esta misma categoría.

Garri integró la selección de la URSS que venció en las Olimpiadas Mundiales de ajedrez en 1980 y 1982. En 1980 formó parte también del equipo que conquistó el título de campeón de Europa.

En 1981 integrando la selección de la URSS, Garri Kaspárov salió vencedor en el campeonato mundial juvenil por equipos y en ese mismo año por primera vez se proclamó campeón de la Unión Soviética entre adultos.

Garri Kaspárov recibió dos veces el “Oscar”, premio de la Organización Internacional de Periodistas (en 1982 y 1983) como el mejor ajedrecista del mundo de esos años. El coeficiente ELO de Kaspárov (de acuerdo con este sistema a cada jugador se le asigna una puntuación inicial que aumenta o decrece según los resultados que vaya obteniendo) fue segundo después de Anatoli kárpov (para el momento de su match por el título de campeón mundial) con 2.700 puntos.

Los entrenadores de Kaspárov en el campeonato mundial fueron el maestro Alexándr Nikítin y el Gran Maestro Internacional Iosef Dorfman.

Garri es miembro de la sociedad deportiva “Spartak” y ostenta el título deportivo más alto del país, es el de “Maestro Emérito del deporte de la URSS”.

En declaraciones a la prensa soviética, Kaspárov dijo:

“Para ganar el máximo título ajedrecístico no basta con la sabiduría que dan los años. En el ajedrez moderno la capacidad de resistir a una gran tensión nerviosa y física viene desempeñando un papel cada vez mayor, lo que ya es una ventaja para los jóvenes. De todas maneras, creo que es imposible obtener la corona mundial antes de los 20 años”.

¿Quién fue su primer maestro de ajedrez?

“Comencé a jugar a los cinco años. Mamá me enseñó a mover las piezas y papá, que desgraciadamente murió cuando yo tenía 7 años, me enseñó las bases del juego. Pero mi primer maestro de lo que podríamos llamar el “gran ajedrez” fue Mijaíl Botvínnik. Yo estudié desde los 12 años en la escuela por correspondencia que él dirigía”.

¿Quién es su actual entrenador?

“Alexandr Nikitin (Moscú) y Alexandr Shakárov (Bakú), que trabajan conmigo desde mi infancia; Yevgueni Vladímirov, Maestro Internacional de Almá Atá; Guernnadi Timóschenko, Gran Maestro de Novosibirsk y Iósif Dorfman, Gran Maestro de Lvov. Pero mi principal entrenador continúa siendo mamá. Ella me comprende muy bien y yo siempre sigo sus consejos”.

¿Qué lugar ocupa el ajedrez en su vida?

“Sin él no imagino mi vida. El ajedrez me ha ayudado a comprenderme mejor a mí mismo, a elegir mi camino”.

¿A qué se refiere concretamente? ¿Qué otros intereses tiene usted, además del ajedrez?

“Siempre he sentido inclinación por las humanidades. Actualmente estoy terminando los estudios en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Azerbaidzhan. Estudio inglés y alemán. En los últimos tiempos siento una fuerte atracción por la filosofía y la historia, disciplinas que espero estudiar seriamente en el futuro”.

¿Y qué hay entonces de la difundida opinión que el ajedrez necesita tener una inteligencia matemática?

“Simplemente no estoy de acuerdo con ella. Naturalmente, uno debe poder calcular muy bien las variantes, valorar la posición y las perspectivas. Pero el ajedrez tiene otro aspecto, más creador: la intuición, la fantasía, la posibilidad de llegar a ciertas profundidades donde el puro cálculo matemático no sirve”.

¿Cómo, entonces, definiría usted el ajedrez moderno?

“Francamente hablando, incluso ahora, que he alcanzado la cumbre, soy incapaz de contestar a esa pregunta. Y por fortuna, que no por desgracia. Porque el ajedrez es un número infinito de enigmas. Quizá sea justamente debido a este carácter enigmático y paradójico que el ajedrez no ha muerto con el tiempo. Los escaques son para mí lucha y deporte, aunque también con todas las fibras de mi corazón los siento como una aleación de ciencia y arte”.

¿Cree usted que, como algunos afirman, con la ayuda de la hipnosis y la parasicología se puede influir en el resultado de la lucha por la corona mundial?

“Personalmente nunca he sentido que mi pensamiento haya sido interrumpido por la intervención de otra persona. Estoy convencido de que vence aquel que juega mejor”.

¿Cómo se alimentaba usted durante el match con Anatoli Kárpov?

“Antes de la partida generalmente me como un gran bisté con papas fritas. En tiempos normales prefiero los platos que prepara abuelita, particularmente el borsch (sopa de col y remolacha) y el dolmá (plato caucasiano de carne envuelta en hojas de parra)”.

¿Qué otros deportes lo atraen?

“El fútbol. Al día siguiente de haber terminado el campeonato mundial, jugué de delantero en el partido contra los periodistas moscovitas. Además del fútbol me gusta nadar, correr y andar en bicicleta de carrera”.

¿Qué prefiere cuando descansa: el deporte, la música o la lectura?

“De ser posible, las tres cosas. A los cuatro años empecé a leer. Me gustan autores como Gorki, Hemingway, Feuchtwanger. A menudo releo los libros que me han impresionado, por ejemplo, Cien años de soledad de García Márquez. En los minutos de descanso leía Ideas acerca de la filosofía de la historia de la Humanidad, de Johann Gottfried Herder. De los músicos clásicos el que más me gusta es Mozart”.

En su opinión, ¿qué papel desempeña el campeón mundial en el progreso del ajedrez?

“Los campeones siempre han marcado hitos en la historia del ajedrez, y su creación ha dado nuevos impulsos al juego. En lo que a mí se refiere, creo que lo que he logrado es el lógico éxito de la escuela soviética de ajedrez”.

En 1995, tras ganar en Linares, el torneo más importante del mundo y al igual que otra leyenda, Bobby Fischer, se retiró cuando todavía ocupaba el primer lugar del `ranking mundial`.

Hoy está dedicado de lleno a la política.

Kaspárov siempre ha mostrado un gran interés por la política de su país, y en todas las campañas electorales ha apoyado a uno u otro candidato. Pero en los últimos años se ha involucrado más aún, e incluso preside un partido político que tuvo la ambición de desbancar a Vladimir Putin del poder.

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