La búsqueda de la verdad conduce a la maestría

Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional

Alexander Alexandrovich Alekhine (1892-1946) de quien hoy vamos a hablar, puntualiza: “Por un lado, la búsqueda de la verdad y, por otro, la tendencia a la lucha, hicieron de mí un maestro. Ya de niño advertí que tenía capacidad para el ajedrez. Y también advertí una ambición interna por el ajedrez. Por medio del ajedrez eduqué mi carácter. El ajedrez, ante todo, enseña a ser objetivo. Sólo se puede llegar a ser un gran maestro si se reconocen los propios defectos y errores. Esto es tan cierto aquí como en la vida.

Un rasgo junto con otros determina la potencia ajedrecística: una inquebrantable atención que aísle al jugador del mundo exterior”.

Alexander Alekhine pertenece a la generación de los hipermodernos que inventaron aperturas y posiciones completamente nuevas. Un principio capital era que el control del centro no necesita ejercerse por ocupación; que una masa central de peones no es necesariamente fuerte, sino que a menudo es objeto de ataque. Así pasó con la defensa Alekhine, que era como dar una bofetada a la tradición: 1.e4, Cf6. Ahora los ajedrecistas viejos jugaban ávidamente 2. e5, Cd5; 3.c4, Cb6; 4.d4, d6; 5.f4 aspirando a tener un centro arrollador. Los hipermodernos, por el contrario, lo creían altamente vulnerable al contraataque. (La teoría adopta hoy una postura intermedia).

Para Alxandre Alekhine el ajedrez fue su vida y llevó una apasionada devoción y la voluntad de ganar. Con una brillante capacidad combinatoria y una concienzuda cosecha de ideas tradicionales, también desarrolló hasta un grado sorprendente el principio hipermoderno de tratar cada posición como un desafío individual creador.

Alekhine consideraba el ajedrez como cualquiera de las artes creadoras. Estudiaba el ajedrez incesantemente y produjo muchas innovaciones en las aperturas como la ya mencionada defensa Alekhine. Por su contacto con Capablanca, profundizó su capacidad técnica. Cuando su match por el título mundial se celebró por fin en Buenos Aires en 1927, la diosa Caissa estaba dispuesta a ofrecer una gran sorpresa a sus devotos: dio los laureles a Alekhine. Después de una ardua lucha, el verdadero fundador del nuevo estilo dinámico emergió triunfante con seis victorias, tres derrotas y 25 tablas. Como para mostrar su universalidad, derrotó a Capablanca sobrepasando la exactitud de la técnica de este último.

Alekhine sobresalió en un campo en el cual Capablanca fue débil: la apertura. Desde el mismo comienzo de la partida, Alekhine estudiaba y estudiaba los medios de crear posiciones favorables. ¿Hay alguna apertura que no haya sido enriquecida y profundizada por sus innovaciones? Los millares de líneas de juego en la Ruy López, en juegos semi-cerrados, en las defensas Eslava y Ortodoxa, todas ellas, y muchas otras aperturas, tienen una deuda inconmensurable con el genio de Alekhine. La evolución completa de las Modernas defensas Indias, hubiera sido inimaginable sin las contribuciones de Alekhine. Capablanca jugaba líneas convencionales de aperturas y luego, repentinamente, era sorprendido por la escasez de oportunidades ganadoras en el medio juego. Alekhine jugaba la apertura creativamente –tan creativamente, que a menudo relegaba el terrible espectro de la igualdad. Spielman, un gran maestro del ataque, decía:” Puedo comprender las combinaciones de Alekhine bastante bien; pero de dónde saca sus líneas de ataque y cómo infunde esa vida desde la apertura misma, está más allá de mí. Dénme las posiciones que obtiene, y raras veces vacilaré”.

Alekhine debía algunos de sus inigualados conocimientos de la cruel lucha por la ventaja en las aperturas, a la tendencia Hipermoderna de los años veinte. Su conclusión se reducía a esto: los jugadores antiposicionales que pecan contra la teoría de Steinitz, son a menudo mejor explotados con jugadas que, aunque puedan parecer extrañas, son lógicas en el más alto grado. Estas jugadas lógicas, si se hacen sin un error previo de parte del oponente, pueden ser equivocadas; es el error anterior del contendor el que da validez a la respuesta aparentemente excéntrica.

Para decirlo más simple: “el promedio de jugadores ve una jugada excéntrica y una respuesta “excéntrica”. Ambas jugadas me parecen malas, dice: ¿cómo es que la segunda “excentricidad” es efectiva? La respuesta es que el primer error ha suspendido temporalmente las reglas normales del juego de posición. La primera transgresión, permite una refutación normal. Si se fija lo suficientemente bien, anota Alekhine, verá la lógica de la respuesta no convencional a un error.

A pesar de que Alekhine fue un hipermoderno durante algún tiempo, amargamente se resintió de cualquier implicación de ridiculez en su juego. Insistió firmemente en que la lógica estaba detrás de sus jugadas. Capablanca, ocasionalmente, encontró memorables jugadas –pero con él era la excepción, no la regla.

Estos fueron, entonces, los elementos del estilo de Alekhine en sus días florecientes: creación de posiciones favorables y explotación virtuosa de la ventaja conseguida.

Seguramente, pensarán, Alekhine aplicó este método en el match contra Capabanca?

De ningún modo. En lugar de eso, escogió un método mucho más difícil –uno que solo él podía aplicar: Su método para el match fue imitar el estilo de Capablanca, teniendo cuidado de evitar las debilidades que había diagnosticado en el juego del cubano. Alekhine explicó su actitud en la introducción a su Libro del Torneo de New York de 1927, que se convirtió en un clásico para los maestros jóvenes. (Botvinnik, por ejemplo, ha admitido que estudió esta introducción con el cuidado más grande cuando se preparó para el campeonato Mundial en 1948).

Durante años, Alekhine hizo un minucioso análisis de las partidas, estilo, método, preferencias y antipatías de Capablanca. Encontró muchos vacíos en la Super aplaudida técnica, muchas inexactitudes en los finales, numerosos ejemplos de simplificaciones hechas a mal tiempo. Decidió, por consiguiente, aplicar los métodos incoloros del maestro cubano en la apertura, vigilando constantemente las esperadas inexactitudes. Fue así, por ejemplo, que tomó por sorpresa a Capablanca en la primera partida del match. Jugando contra 3…, A5C, variante de la defensa francesa, por primera vez, Capablanca no solamente seleccionó una descuidada línea simplificadora, sino que continuó con una serie completa de no muy buenas jugadas. El desastre se le vino encima antes que se diera cuenta.

Alekhine también afirmó que había decidido jugar con las piezas negras, en el estilo simplificador y muy pasivo de Capablanca. Creo que esta es una explicación a posteriori; porque en las partidas primera, quinta y séptima jugó muy enérgicamente con las piezas negras.

Esta política tuvo éxito, como sabemos, en la primera partida; pero falló en la quinta y en la séptima. Fue solamente entonces cuando Alekhine aplicó el método de Capablanca de la resistencia pasiva con las piezas negras –y muy satisfactoriamente también.

El esfuerzo que le costó a Alekhine jugar el desafío más grande de su carrera, en un estilo que no era el suyo, está más allá de cualquier consideración; pero nos da idea del auto-control demoníaco, de la intensidad flameante que Alekhine pudo acumular para concentrarse en tan minúsculo efecto. Mantenerse en vigilancia contra su estilo usual, debe haberlo hecho sentir como los prisioneros en las espantosas fosas perpetuas de Luis XI –aquellas jaulas que fueron construidas de tal manera que la infortunada víctima nunca podía permanecer de pie, o tenderse horizontalmente. Alekhine tuvo el coraje, la determinación y la perseverancia de arriesgar su carrera, en su convicción de que podía derrotar al astuto campeón del mundo en su propio terreno.

Qué tan preocupado estuvo Alekhine con el problema del estilo del cubano, se refleja en la nota displicente que incluyó en una de sus partidas en el primer volumen de su colección (escrita probablemente más o menos un año antes del match de 1927): “complaciente con la influencia de ciertos críticos que han sostenido que busco complicaciones “a toda costa” en detrimento de soluciones claras y simples, aquí fui la víctima de la simplificación deliberada. Pero la exageración de esta cualidad, no es siempre favorable”. Esto es autocrítica, cierto, pero por esa época debe haber estado muy consciente de “la exageración de esa cualidad” en las partidas de Capablanca.

El estilo rotundo, agresivo y creador de Alekhine inspiró a toda una nueva generación de jugadores con las ricas posibilidades del ajedrez. Fue el más completo artista de ajedrez de la historia. Aunque su reinado se vio interrumpido de 1935 a 1937 por el lógico teórico holandés Max Euwe. En 1937 reconquistó el Campeonato Mundial en otro gran match, aplastando a Euwe por 10-4 y once empates.

Como nadie es perfecto en este mundo, astutamente evitó un match de desquite con Capablanca.

Aportación ajedrecística

Resumiendo: Alekhine formó parte de la generación de ajedrecistas que a principios del siglo XX renovaron los principios conceptuales y epistemológicos del ajedrez; aportando nuevas ideas estratégicas a las, hasta entonces en vigor y que habían tenido en jugadores como Wilhelm Steinitz, Siegbert Tarrasch o Akiba Rubinstein sus más claros exponentes. Esta escuela innovadora, generalmente llamada «hipermoderna», tiene en Richard Réti y Aaron Nimzowitsch a sus fundadores y alteró las concepciones canónicas en teoría de aperturas, estrategia en el medio juego, etc. Alekhine recogió y practicó estas innovaciones en su juego.

Como en cualquier otro gran jugador, en Alekhine se daban profunda estrategia, dominio de los finales y virtuosismo técnico. Pero el estilo personal de Alekhine se caracterizó por su poderosa facultad para la combinación y la táctica, unidas a una desbordante fantasía, así como por sus tendencias agresivas: tal vez haya sido el más peligroso atacante de todos los tiempos. Junto a ello, una tenaz voluntad de victoria y una capacidad de trabajo y de estudio teórico del que carecía, por ejemplo, Capablanca.

Constante estudioso e innovador de la teoría ajedrecística, múltiples variantes de aperturas llevan su nombre por haber sido desarrolladas con éxito por él por primera vez. Incluso una apertura, la Defensa Alekhine, se llama así en su honor, ya que, aunque era conocida con anterioridad, fue él quien en 1921 en Budapest la utilizó con sentido y demostró la validez de la misma, en contra de las refutaciones que había tenido hasta ese momento.

Alekhine también sobresalió de forma considerable en el ajedrez a la ciega. En 1924, bate por primera vez el récord mundial de simultáneas a la ciega jugando contra 26 tableros, con 6 derrotas. En 1925, supera su propio récord, enfrentándose a 28 tableros, con solo 2 derrotas. En 1933, se enfrenta a 32 tableros, con 4 derrotas, y en 1934, Alekhine y George Koltanowsky dan una simultánea frente a 6 equipos en consulta. La modalidad de ajedrez a la ciega ha supuesto siempre un considerable esfuerzo para su practicante. No obstante, hubo muchos jugadores de ajedrez que tenían una capacidad innata para ello; otra cosa es la calidad de esas partidas. Alekhine tiene en su haber partidas magistrales jugadas a la ciega, demostrativas de su gran calidad también es esta modalidad.

Localmente, los rusos le consideran receptor del testigo del padre del ajedrez ruso, Mijaíl Chigorin, y a ambos como pioneros y referentes del ajedrez en aquella tierra, que se convertiría en la segunda mitad del siglo XX en la dominadora del ajedrez mundial por la calidad de sus jugadores, como consecuencia de ser declarado deporte nacional y de su táctica de captación y entrenamiento de los talentos infantiles.

Alekhine era todavía Campeón del Mundo, cuando murió en 1946.

BLANCAS: Gonssiorovski

NEGRAS: Alekhine

Odesa, diciembre de 1918

Gambito de alfil de rey

Defensa Berlinesa.

1.- P4R , P4R

2.- A4A, C3AR

3.- P3D , P3A!

4.- D2R, A2R

5.- P4A,

Es preferible efectuar esta jugada de gambito en el segundo movimiento dando mayor elasticidad al ataque blanco.

5.- …, P4D

6.- PRXP, PRXP

7.- AXP, 0-0

8.- CD2D

Sería peligroso para las blancas, dado su retraso en desarrollo, continuar aquí con 8.- PXP, acentuándose más su inferioridad de planteo.

Con la jugada del texto proyecta el blanco, después de haber demorado el enroque, efectuarlo precipitadamente por el lado de dama para substraerse a la terrible amenaza de la TR negra sobre la columna de rey, pero vamos a ver cómo este plan va a ser perturbado implacablemente por el negro, y es que reposa sobre una falsa interpretación de una buena idea debida a Steinitz. En efecto, el aplazamiento del enroque por uno cualquiera de los dos bandos, aunque siempre resulta más factible a las blancas, que preconiza Steinitz y que realizó con éxito en muchas de sus partidas, es posible y conveniente tan sólo cuando se ha consolidado la posición de los peones centrales, condición que no se da en absoluto en la presente partida, pues los cambios de peones han dejado abierta por completo la columna de rey. Existe, pues, una incompatibilidad manifiesta entre desguarnecer el centro y aplazar el enroque y su desconocimiento lo paga Gonssiorovski con una derrota rapidísima.

8.-…, PXP

9.- A3CD , P4TD

10.- P4TD, P5T

11.-A2A, P6T!

12.- P3CD, T1R

13.- 0-0-0, A5CD

14.- D2A, AXP

15.- A5C , C3A

16.- C3A, P5D

17.- TR1R , A7C+

18.- R1C, C4D

El caballo clavado se desclava, sacrificando la reina por la próxima amenaza de mate, que por lo pronto cuesta una pieza a las blancas.

19.- TXT +, DXT

20.- C4R, DXC!

21.- A2D, D6R!

22.- T1R, A4A

23.- TXD, PXT

24.- D1A, PXA

25.- A1D, C3A-5C

26.- Las blancas se rinden. Juegue lo que juegue, la próxima jugada de las negras es C6A ¡Jaque mate!

Una obra maestra de Alekhine, mucho más si se toma en cuenta que se trata de una partida jugada en una exhibición a seis tableros a la ciega.

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