Por: Wilson Zapata Bustamante / Maestro Nacional
Nueve de los diez campeones del mundo entre 1948 y 1999 fueron soviéticos. El sistema soviético de preparación, posible gracias al apoyo que allí recibe el ajedrez por parte del Estado, es sin duda un importante factor de innegable influencia en los éxitos del ajedrez soviético. Pocos maestros, en Occidente, pueden dedicar tanto tiempo al entrenamiento y la preparación para cualquier torneo. El hecho de estar debidamente preparados es claramente una ventaja: tal vez de igual importancia sea el saber que están preparados y la confianza que esto brinda. En ajedrez, más que en otro tipo de competencias, la confianza en sí mismo juega un papel vital.
En 1919 se tomó una decisión trascendental para el futuro del ajedrez mundial por el Estado Soviético: “Llevad el ajedrez a los trabajadores.” El apoyo del gobierno hizo por primera vez del ajedrez una profesión viable. Sin llamar mucho la atención en occidente, el coloso del ajedrez soviético se estaba formando. Sus administradores hicieron posible un ambiente de seguridad económica, tutela sistemática, entrenamiento y criticismo colectivo e individual. La popularidad masiva del ajedrez como deporte requería la presencia de una elite a la que el pueblo pudiese mirar, y la “cultura socialista” requería dominio sobre el mundo burgués tanto en ajedrez como en otros campos. Antes de la segunda guerra mundial, los soviéticos no tomaron parte en competencias olímpicas y no se arriesgaron a enviar ningún jugador al extranjero excepto a su campeón Botvinnik. Después de la guerra, el poder del ajedrez soviético emergió realmente, y el mundo del ajedrez se quedó atónito al encontrar que su capital se había trasladado a Moscú.
¿Cómo aprendieron los soviéticos a jugar tan bien el ajedrez?
A esta pregunta, antes respondían con frecuencia: “Jugando más, leyendo literatura ajedrecística y aprendiendo a analizar”. Y así procedían los ajedrecistas. Pero con el tiempo, el torrente de información en ese campo de la cultura creció tanto que surgió la necesidad de crear un sistema de instrucción ajedrecística. La propia idea de tal instrucción nació entre los aficionados moscovitas al juego ciencia ya en 1919, pero fue plasmada por ellos solo 6 años después. Entonces se abrieron los primeros cursos de ajedrez. En los años transcurridos desde aquella época se probaron numerosas formas distintas de preparación de ajedrecistas y de enseñanza de la ciencia del ajedrez.
“La pirámide soviética ajedrecística es enorme y en su base se encuentran las populares competiciones nacionales de escolares “Torre Blanca”, y luego, los palacios de pioneros, que forjaron a todos nuestros campeones mundiales”, me explicó en 1989, el Gran Maestro Soviético David Dazonoiev, quien vino a Quito como entrenador de nuestros jugadores, cuando yo estuve de Presidente del Comité de Ajedrez de Pichincha y el Licenciado Oswaldo Salazar, Presidente de la Concentración Deportiva de Pichincha.
El Lic. Oswaldo Salazar fue mi profesor en la Universidad Central del Ecuador y mi compañero y amigo en el Directorio de la CDP. Conocía de mis ejecutorias en el ajedrez, por eso me brindó todo su apoyo para traer al técnico soviético. Gracias a su gestión, el Gran Maestro David Dazanoiev estuvo cerca de dos meses impartiendo clases a los jugadores de la Provincia de Pichincha. El maestro Plinio Pazos fue su discípulo más aprovechado. La influencia de Dazanoiev se notó en forma inmediata: Plinio Pazos ganó consecutivamente dos campeonatos nacionales y obtuvo la Maestría Internacional, en Cuba, en el Torneo Capablanca, disputado en la ciudad de Santa Clara, evento al cual asistió por invitación de los organizadores y por el apoyo que nos brindó la Concentración Deportiva de Pichincha.
Refiriéndose al sistema de enseñanza ajedrecística de la URSS, David Dazanoiev explicaba que sus rasgos esenciales son el desarrollo de la masividad y la inquietud por la formación del relevo.
Al principio –dijo- hubo círculos en las escuelas, creados por entusiastas del ajedrez. Después aparecieron los palacios de pioneros en los que la instrucción ajedrecística fue elevada a un nuevo nivel cualitativo. Los más capaces pasaban de los círculos escolares a las casas y palacios de pioneros, donde les enseñaban expertos maestros de ajedrez.
Así Ania Ajsharúmova, en 1971, integrando el equipo de su escuela se impuso en el torneo “Torre Blanca” y en 1976 se consagró campeona nacional entre adultos. En 1977, el escolar Artur Yusúpov defendía aún los escolares del Palacio de Pioneros de Moscú, y a fines de ese año ya se había proclamado campeón mundial juvenil!
La organización de la enseñanza ajedrecística infantil masiva –enfatizaba Dazanoiev, reporta grandes frutos. Al disputarse en 1973 los I Juegos Deportivos Juveniles de la URSS había un solo maestro en los equipos de ajedrez de todas las repúblicas, mientras que cuatro años después, durante los II Juegos Juveniles, ya sumaban catorce. En el campeonato nacional femenino de ese entonces obtuvo medalla de oro Maya Chiburdanidze, de dieciséis años, y la de plata, Nana Loseliani, de quince. Cada año, la juventud compite con mayor seguridad en la arena deportiva.
¿Quiénes son los mejores en ajedrez?
A esta pregunta, Dazanoiev respondió: “Veamos la posición que ocupan los ajedrecistas soviéticos a inicios del año 1989.
Hacerlo resulta bien fácil ahora que se ha hecho un balance deportivo, creativo y estadístico del año 1988. Es de notar que, aparte del sistema universal de rating individual basado en el método del profesor Elo, en la URSS existe un sistema interno, nacional, elaborado por el árbitro internacional Eduard Dubov.
Garry Kaspárov / Anatoly Kárpov
Según el rating internacional, entre los diez mejores no se ha producido ningún cambio notable. Es lógico que las primeras dos posiciones las ocupen Garry Kaspárov y Anatoly Kárpov que ostentan, respectivamente, 2775 y 2750 puntos. Pero el GM inglés Nigel Short, el más fuerte de los ajedrecistas extranjeros, que sigue ocupando el tercer rating, no acumula más que 2650 puntos, o sea 100 puntos menos que Kárpov. A estos tres los sigue un pelotón integrado por ajedrecistas soviéticos y extranjeros.
Entre los nombres familiares ha nacido una nueva esperanza que es Vasili Ivanchuk, GM internacional, de 19 años, estudiante de Lvov, quien el año pasado progresó extraordinariamente. Las dotes de Vasili son realmente extraordinarias, me explicaba Dazanoiev.
Luego anotó: “Veamos que nos dice el sistema Dubov. Aquí el panorama parece ser similar a la tabla de posiciones exterior. Kaspárov y Kárpov encabezan la nómina, pero con una diferencia de 28 puntos (2779 y 2751, respectivamente). En un año Kaspárov ha añadido 39 puntos, Kárpov 25. El mayor incremento lo presenta Ivanchuk: 76 puntos. Son buenas y estables las posiciones que ocupan Valeri Salov y Jean Elvest. Entre los de la generación mayor, Mijail Thal ocupa el quinto lugar (2624) y Lev Polugaievski, el décimo lugar (2599)”.
“El ex campeón mundial Vasili Smislov, veterano del ajedrez soviético, acumula 2554 puntos. Cierra la segunda decena y en un año ha acumulado 7 puntos más. Y eso que en marzo el ajedrecista cumplió 68 años. Es un caso verdaderamente extraordinario”.
La lucha por la mejor posición no sólo la sostienen los grandes maestros. Entre los veinte más fuertes del país están también dos jóvenes maestros internacionales: Boris Guelfand (2562) y Evgueni Bareiev (2560). El primero ha añadido 74 puntos y el segundo, 42. Los dos aspiran evidentemente al título máximo.
Esta es la situación que presenta la estadística del ajedrez. Surge el interrogante de si siempre estas cifras corresponden a la verdadera situación. La respuesta es afirmativa en la casi totalidad de los casos. Claro que hay que ver los ratings con cierto escepticismo, salvo los casos en que los puntos se incrementan de año en año (como en el caso de Kaspárov, kárpov y Chiburdanidze) o se mantienen estables. Son especialmente las jóvenes promesas las que presentan un rápido crecimiento de puntos, lo que ofrece para el futuro resultados esperanzadores, me comentaba Dazanoiev.
El sistema Soviético de preparación
En 1965, D. J. Richards publicó un libro en el que revela algunos aspectos importantes del Sistema Soviético de preparación en Ajedrez. En 1971 la revista ALFIL DAMA, de Colombia, presentó la traducción de una pequeña reseña.
Entre otras cosas señala:
“La batalla de voluntades, que alcanza su climax en la lucha frente al tablero de 2 contendores, comienza -en el ajedrez magistral- mucho antes de iniciarse la partida. Una faceta de mucha importancia en el desarrollo del ajedrez soviético la constituye el cuidadoso sistema de preparación seguido por los maestros soviéticos, luego utilizado también por maestros de otros países. En “La Escuela Soviética de Ajedrez”, Botvinnik dedica todo un capítulo a este tema y explica: “Debe darse crédito a los maestros soviéticos por haber elaborado métodos de preparación (Alekhine y Lasker tuvieron sus métodos de preparación, pero no los dieron a conocer). El nuestro, está disponible para todos y podemos asumir que la mayoría de los maestros soviéticos lo emplea cuando se prepara para alguna competencia importante. La parte más destaca del sistema consiste en la preparación de aperturas, entrenamiento físico, prácticas para corregir defectos; también cuestiones relacionadas con la rutina de los torneos”.
Todos los libros de origen soviético en donde se trate el tema de los métodos de preparación para competencias, hacen hincapié en la importancia del buen estado físico. Inclusive, a los grandes maestros se les exige tomar parte en los programas de cultura física del G. T. O. (“Gotov k trudu i aborone” algo así como “listos para el trabajo y la defensa”). Entre los grandes maestros soviéticos que se han destacado en otros deportes pueden mencionarse a Keres –varias veces campeón de tenis en Estonia-, Geller, notable basquetbolista, y Spasski, de quien se cuenta que corre los 100 metros planos en 11 segundos.
Un buen ejemplo de la cabalidad con que se realizan estos entrenamientos físicos, nos lo suministra un informe publicado en el “Süddeutsche Zeitung” sobre la preparación de los maestros soviéticos para el Torneo de Candidatos en Neuhausen-Zurich, en 1953: “La preparación para este torneo duró dos meses en el balneario de Tarasovka, cerca de Moscú. Durante las primeras 2 semanas el ajedrez estuvo ausente. Especialistas en Medicina Deportiva y Dietética, el famoso entrenador de atletismo de Leningrado, Alekseev, y el más importante entrenador de natación de Rusia, Leonid Meshkov, fueron los encargados de la preparación física de los 9 grandes maestros soviéticos: Smyslov, Keres, Bronstein, Petrosian, Geller, Kotov, Taimanov, Averbaj y Boleslavski.
Levantándose a las 7 a.m., los maestros hacían 10 minutos de gimnasia, luego el baño y desayuno. A las 10 a.m. ejercicios físicos bajo la dirección de Alekseev hasta que los hacía sudar. Generalmente, estos ejercicios consistían en 2 carreras de 400 metros, saltos largo y alto, carreras de 100 metros y una caminata de 1 kilómetro. Y terminado esto, Meshkov los estaba esperando en la piscina. Luego del almuerzo, preparado por especialistas en dietética, 2 horas de siesta, y a continuación prácticas de tenis y remos. Solo en la tercera semana comenzaron a estudiar ajedrez”.
Desde luego que este tipo de facilidades para el entrenamiento solo puede brindarlos una organización con suficientes fondos disponibles; aparte de que para su éxito se requiere contar con entrenadores especializados y jugadores que puedan disponer del tiempo necesario.
La seriedad con que se siguen estos métodos de preparación es proverbial; y dentro del ajedrez es notoria la minuciosidad en el estudio de las aperturas. Botvinnik cuenta que cuando se preparaba a jugar el match con Flohr en 1933, analizó más de 100 partidas de su adversario antes de decidir las aperturas que habría de jugar. Casi 30 años después, Botvinnik atribuyó su triunfo en el match de revancha con Tal a la floja preparación de éste en las aperturas. El tiempo que esto consume fue calculado por Kotov en un artículo que apareció en la revista inglesa “Chess” en 1963. “Coloquémonos en el lugar de un gran maestro que ha de jugar 6 meses más tarde un torneo de candidatos. Ante todo habrá que estudiar el juego de los adversarios; como usualmente estos torneos comprenden 8 participantes, tendremos 7 rivales para estudiar. Por lo menos 50 partidas de cada adversario, en los últimos 3 torneos, habrá que seleccionar, es decir un total de 350 partidas. ¿Mucho? Suponiendo que gastemos 1 hora por partida, esto indica 350 horas, apenas para ver por encima cada partida. Y esto significa más de 2 meses de trabajo, a razón de 5 horas por día. Y eso es apenas el comienzo”.
Kotov explica luego que de este vistazo general se extraen conclusiones sobre las cualidades y defectos de los futuros adversarios y se preparan las aperturas más adecuadas para cada caso. Es de particular importancia el descubrimiento de innovaciones en variantes específicas.
Un aspecto importante de los análisis soviéticos en las aperturas se estudian en conexión con el medio juego –aún con el final! Un ejemplo gráfico de la profundidad de los análisis soviéticos lo brinda la primera partida del match radial USA-URSS en 1945. Jugaban Smyslov y Reschevsky. Después de la jugada 20 Smyslov apenas había gastado 6 minutos; en cambio Reschevsky ya se encontraba apurado por tiempo!
Por otra parte, los maestros más destacados necesitan estar al corriente de la teoría ajedrecística y de la práctica más reciente en todo el mundo. Esto se les facilita a los maestros soviéticos con la gran cantidad de libros, revistas, boletines, etc., que se publican permanentemente en la URSS, sobre estos temas. Y además la facilidad que se les brinda para que puedan disponer del tiempo necesario para su estudio.
En la preparación para un torneo o un match, juegan un papel importante las partidas de entrenamiento, en las cuales se pueden someter a prueba nuevas variantes y se pueden corregir defectos, por ejemplo llevando las partidas deliberadamente a posiciones que no sean del agrado del ajedrecista. Estas partidas son muy útiles también para aprender a manejar bien el tiempo de reflexión; inclusive para acostumbrar al jugador a situaciones que pueden ser incómodas para él. Botvinnik, por ejemplo, nos cuenta que él detestaba el humo del cigarrillo pero que se acostumbró al jugar un match de entrenamiento con Ragozin y hacer que éste fumara constantemente. Los maestros soviéticos acostumbran también prácticas con control de tiempo y publicación de sus análisis para verificar su corrección.
También se aconseja seguir una rutina estricta durante el desarrollo de la competencia. Cuidar la dieta alimenticia y dormir bien. Es notoria la disciplina que se observa en toda delegación soviética.
Al lado de la preparación física y ajedrecística, los comentaristas soviéticos consideran que un requisito para alcanzar los más altos niveles ajedrecísticos es una buena cultura general y variados intereses intelectuales. Y recuerdan al respecto la habilidad lingüística de Alekhine, la importancia de los trabajos de Botvinnik en el campo de la Ingeniería Eléctrica, que le han valido distinciones oficiales; el talento musical de un Taimanov –pianista eminente- o de un Smyslov, etc. Critican por otra parte, el limitado horizonte cultural de algunos maestros occidentales, como Fischer, quien abandonó la escuela secundaria a causa del ajedrez: “Aparte del ajedrez, a Bobby solo le interesan las novelas de detectives y el jazz; esto seguramente se habrá de sentir, en perjuicio suyo, en el futuro”.
Los jugadores jóvenes en la URSS son a menudo criticados por asumir actitudes tipo Fischer; en algunos casos se han tomado medidas disciplinarias contra ellos. Por ejemplo, en 1954, durante la plenaria del Buró ajedrecístico de la URSS, varios delegados rindieron informes sobre la conducta de los jugadores jóvenes. Uno de ellos reportó que un joven de apellido Kotz, había clasificado para la categoría de maestro, pero que no se le había concedido el título por “conducta incorrecta y descuido en los estudios”.
El sistema soviético de preparación, posible gracias al apoyo que allí recibe el ajedrez por parte del Estado, es sin duda un importante factor de innegable influencia en los éxitos del ajedrez soviético. Pocos maestros, en Occidente, pueden dedicar tanto tiempo al entrenamiento y la preparación para cualquier torneo. El hecho de estar debidamente preparados es claramente una ventaja: tal vez de igual importancia sea el saber que están preparados y la confianza que esto brinda. En ajedrez, más que en otro tipo de competencias, la confianza en sí mismo juega un papel vital.
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