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“El talento está igual repartido y si arriba no llegan más mujeres es que hay un problema”

11 de febrero, Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia

Desde pequeña, Guadalupe Sabio quiso entender cómo funcionan las enfermedades. Habla con pasión de la carrera investigadora y de la importancia de que esta sea accesible y paritaria. Es la directora del nuevo Grupo de Interacciones Metabólicas del CNIO, integrado por doce investigadoras y dos investigadores.  

Guadalupe Sabio

Guadalupe Sabio, jefa del Grupo de Interacciones Metabólicas del CNIO. / Scope /SINC

Cuenta Guadalupe Sabio (Badajoz, 1977) que, cuando era una niña, no sabía realmente cómo dedicarse a la ciencia. Su padre era químico y enseñaba, y ella no se veía mucho en ese papel. Así que cuando tuvo que elegir una licenciatura se decidió por veterinaria, porque su objetivo era entender cómo funcionan las enfermedades para después curarlas.

Doctora en Bioquímica, en 2011 se incorporó al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) para estudiar enfermedades asociadas a la obesidad (diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer). Desde 2024, dirige el nuevo grupo de Interacción entre órganos en las enfermedades metabólicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

¿Qué les dirías a las más jóvenes para que eligieran la carrera investigadora como profesión?

Es muy importante que se muestre a las niñas en los centros educativos cómo se investiga, qué diferentes ramas hay y qué posibilidades existen. Y que quizá no es tan importante centrarse en las asignaturas de una carrera, sino a dónde te van a facilitar llegar esos estudios.

Las mujeres tenemos las mismas aptitudes, eso es un hecho. El problema es que, mientras en los hombres está bien visto el liderazgo, en nosotras existe la tendencia a no destacar

Antes creía que investigar era una profesión solitaria. Y llegué a pensar que no era para mí ya que soy una persona muy extrovertida. Sin embargo, no tiene nada que ver con estar solo, es colaborar, ser capaz de discutir tus ideas, convencer a otra gente, tener reuniones, expresar lo que opinas en público, escribir… Es decir, una carrera de ciencias necesita además otras habilidades importantes.

Por eso, si una joven tiene curiosidad y quiere hacer investigación, que contacte con alguien que le explique bien en qué consiste, cómo funciona un laboratorio. Y, por supuesto, que se esfuerce en sacar buenas notas para alcanzar sus metas.

¿Por qué ellas tienden a minusvalorar sus capacidades para la ciencia?

Las mujeres tenemos las mismas aptitudes, eso es un hecho. El problema es que, mientras en los hombres está bien visto el liderazgo, en nosotras existe la tendencia a no destacar.

Es verdad que a un porcentaje alto de la población se le atragantan las ciencias, pero mientras que ellos no se desaniman por elegir un rumbo más esquivo, a nosotras nos echa para atrás muchas veces no seguir el camino establecido. Estamos acostumbradas a pensar que el grupo nos protege porque históricamente ha sido necesario que así sea.

¿Has encontrado alguna dificultad añadida por el hecho de ser mujer?

Siempre hay obstáculos ocultos y no ocultos. La sensación de que lo tienes que demostrar un poco más. Esa presión social por ser buena profesional, buena madre, etc., que al final influye en tu día a día, en cómo te encuentras y que hace que a veces se explote. Tenemos que aprender a no exigirnos tanto a nosotras mismas. No pasa nada si no llegamos a todo. Hay que instaurar la idea de la corresponsabilidad.

Tenemos que aprender a no exigirnos tanto a nosotras mismas. No pasa nada si no llegamos a todo. Hay que instaurar la idea de la corresponsabilidad

Guadalupe Sabio en el laboratorio

Guadalupe Sabio en el laboratorio del Grupo de Interacciones Metabólicas del CNIO. / SINC

Se han mejorado muchas cuestiones, pero el techo de cristal en ciencia se mantiene. ¿Cómo se podría fomentar la igualdad?

La forma de solucionarlo no es pensar en una guerra de hombres contra mujeres, sino que ellos sean conscientes de situaciones en las que nosotras estamos casi continuamente y a las que nunca han tenido que enfrentarse. Aún con la mejor de las intenciones, muchas veces tienen actitudes paternalistas que te hacen sentir inferior. Y no solo eso, sino que consiguen que el grupo lo piense también. Lo cual es peor todavía.

Acabar con esto en realidad resulta una mejora para todos. Si la ciencia la lleva gente diversa, habrá diferentes ideas y los problemas se verán con perspectivas diferentes. ¿Por qué hasta ahora había tan pocos estudios en mujeres? Porque la visión no ha sido nunca esa, la mirada era esencialmente masculina.

En los ránking de los investigadores más influyentes, la diferencia entre hombres y mujeres es apabullante. ¿Cómo se puede acabar con esta brecha?

Soy de las que piensa que se necesitan números y proporciones. Como el talento está igual repartido, y eso sabemos que científicamente es verdad, el que arriba no lleguen más mujeres indica que hay un problema.

Cuando se cuestiona la discriminación positiva, me pregunto si cuando se cogía al 100 % de hombres no habían pensado en que también estaban discriminando a un porcentaje de mujeres que lo valían. Y, sobre todo, por qué no lo preguntaron antes

Por eso se necesitan acciones positivas ahora mismo: que se fomente la paridad en los paneles de expertos y charlas, que en los centros haya el mismo número de mujeres en todos los niveles… Mañana a lo mejor no, pero hoy sí son indispensables.

De hecho, cuando se cuestiona la discriminación positiva, me pregunto si cuando se cogía al 100 % de hombres no habían pensado en que también estaban discriminando a un porcentaje de mujeres que lo valían. Y, sobre todo, por qué no lo preguntaron antes.

También está la falta de referentes femeninos en ciencia, porque hay muchas expertas, pero no siempre son visibles…

Mujeres dedicadas a la ciencia y la investigación hay muchas, pero no llegan a la sociedad. Esto hace que las niñas tengan la idea de que esas no son carreras para ellas. Por ejemplo, cuando en la informática y el cálculo no había dinero en la mesa sus representantes eran femeninas. Y ahora nos dicen que no valemos para eso. Algo falla, está claro.

Eres una experta en metabolismo. De hecho, ha pasado muchos años en el CNIC analizando su relación con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. Ahora que has comenzado en el CNIO, ¿en qué se centra tu investigación?

En la obesidad como factor de riesgo para desarrollar cáncer. Cuando existe una alteración metabólica como es este sobrepeso, hay una variación en el tejido adiposo. Hasta hace 15-20 años se pensaba que la grasa era un tejido inerte, que solo almacenaba energía, pero resulta que tiene una función imprescindible para mantener el metabolismo de todas las células de nuestro cuerpo.

Mi trabajo está centrado en la obesidad como factor de riesgo para desarrollar cáncer. Cuando existe una alteración metabólica como es este sobrepeso, hay una variación en el tejido adiposo

Y los cambios de ese tejido adiposo pueden no solo fomentar que tengamos una modificación en el metabolismo del corazón y, por tanto, más predisposición a tener un fallo cardiaco, sino a alterar el metabolismo de células que pueden llegar a ser cancerígenas. E incluso si estas células ya han iniciado un cáncer, dicha alteración metabólica puede provocar que sea más propenso a una metástasis.

Por eso estamos focalizados en cómo controlar el metabolismo tanto periférico como en el propio tumor para que llegue a ser una diana terapéutica. Y, con ello, ayudar a prevenir, diagnosticar y tratar el cáncer.

Guadalupe Sabio en el laboratorio

Para la investigadora, el principal objetivo en el cáncer es ser capaces de diagnosticar suficientemente pronto para que se alargue el periodo de vida. / SINC

¿Cuáles son tus objetivos a largo plazo?

En dos ámbitos tan diferentes como son el corazón y el cáncer, mi idea es aplicar lo que he aprendido del primero y del metabolismo al segundo e investigar si un mecanismo de desarrollo del corazón de los bebés está también presente en la activación de las células cancerosas.

En esta etapa proliferan los cardiomicitos en el corazón, y con el nacimiento paran y hacen un cambio metabólico. Pues esa alteración se produje al contrario cuando hay un fallo cardiaco, pero también cuando hay un cáncer: es decir, pasa de una célula que no prolifera a una que sí prolifera.

Investigo si un mecanismo de desarrollo del corazón de los bebés está también presente en la activación de las células cancerosas

Entonces mi hipótesis es que si yo entiendo un poco qué ocurre en el corazón durante el desarrollo, seré capaz de encontrar dianas terapéuticas que hagan lo contrario en el cáncer.

¿Y qué otras vías queréis implementar?

Por otro lado, queremos buscar indicadores de predisposición al cáncer en pacientes con esteatosis hepática, más conocida como hígado graso. Cuando existe obesidad, la grasa se vuelve disfuncional y puede afectar a cómo funciona el corazón y otros órganos.

Sabiendo eso, vamos a ver en ratones si ese cambio que aparece en la grasa con la obesidad, por sí solo induce la enfermedad. Por ahora, podemos verlo en el cáncer hepático. Modificando solo la grasa, hemos hecho que un ratón tenga más predisposición a la patología. El fin es estratificar a esa población obesa en función de si va a desarrollar un tumor. Y, para eso, se necesitan biomarcadores en sangre.

Estáis enfocados en el cáncer hepático pero tu idea es ir a otros cánceres…

Sí, ahora investigaremos si ocurre lo mismo en el cáncer de mama. El embarazo cambia completamente el metabolismo y está poquísimo estudiado.

Cada cáncer tiene su talón de Aquiles. Y ahí es dónde hay que apuntar: diagnósticos más tempranos y optimizar el pronóstico

Cuando las mujeres tienen un bebé, el tejido adiposo de la mama cambia completamente, se adapta para tener leche y luego volver a su estado normal. Y esa transformación puede estar detrás del porcentaje de estos tumores que aparecen después de la primera gestación. Mi hipótesis es que una alteración en esa grasa localizada puede llegar a potenciar la enfermedad o incluso, al revés, protegerte.

Ya se le ha quitado la etiqueta de fatal a algunos tipos de cáncer, pero ¿se llegará a acabar con la enfermedad en su conjunto?

Acabar con la enfermedad en general resulta muy difícil. Pero el objetivo es ser capaces de diagnosticar suficientemente pronto para que se alargue el periodo de vida, y que esa vida sea la mejor para el paciente y sufra lo menos posible. Cada cáncer tiene su talón de Aquiles. Y ahí es dónde hay que apuntar: diagnósticos más tempranos y optimizar el pronóstico.

Derechos: Creative Commons

Dorthe Dahl-Jensen, científica danesa experta en paleoclima: «Creo que el comportamiento humano mejorará antes de que se derritan todos los hielos”

La investigadora Dorthe Dahl-Jensen acaba de recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático. Lleva décadas reconstruyendo el clima del pasado gracias sus estudios en Groenlandia. El hielo le permite comprender mejor el futuro que nos espera, con concentraciones de gases de efecto invernadero que no tienen precedentes.

Dorthe Dahl-Jensen

Dorthe Dahl-Jensen. / Universidad de Wellington

Las noticias que nos llegan de los cambios en el Ártico señalan que en el polo norte se llegará a perder todo el hielo periódicamente en las próximas décadas. La científica experta en paleoclimatología Dorthe Dahl-Jensen (Copenhague, 1958), estudia testigos de hielo en Groenlandia obtenidas en perforaciones de hasta 3.100 metros de profundidadSus hallazgos demuestran que hace 115.000 y 11.700 años hubo cambios bruscos en los que la temperatura llegó a subir más de una decena de grados en solo un siglo. Entonces, por causas naturales.

Sin embargo, las concentraciones de CO2 actuales, tras las que está la actividad humana, nunca se alcanzaron en el pasado. Algunas de las consecuencias que se derivan ya no son reversibles, puesto que los gases de efecto invernadero se mantienen en la atmósfera durante más de cien años.

Dahl-Jensen, junto a los investigadores Jean Jouzel, Valérie Masson-Delmotte, Jakob Schwander y Thomas Stocker, ha ganado el último Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático por hallar en el hielo polar el vínculo entre los gases de efecto invernadero y el calentamiento global.

El hielo de la Tierra está desapareciendo a una velocidad sin precedentes. ¿Podría desaparecer de forma definitiva en algunas partes del mundo?

Durante la época glacial, cuando hacía frío y teníamos grandes capas de hielo, el nivel del mar estaba 120 metros más bajo que actualmente. Teníamos más del doble de hielo en la Tierra. ¿Se derretirán todos los metros de hielo que tenemos ahora? Necesitaremos un calentamiento significativo durante mucho tiempo para que esto suceda. Creo que el comportamiento humano mejorará antes de llegar a ese punto.

¿Estamos en el camino de los peores escenarios?

Las predicciones actuales indican un aumento de hasta uno o dos metros del nivel del mar, si incluyes la inestabilidad de las capas de hielo para el año 2100. Si continuamos calentando el mundo, el nivel del mar subirá y se derretirá más hielo. Pero para derretir, por ejemplo, Groenlandia, probablemente se necesitaría calentar las áreas del Ártico más de 10 grados durante 5.000 años. En el caso de la Antártida, se cree que el hielo en el lecho tiene al menos cuatro o cinco millones de años. Así que tenemos que mirar hacia atrás en el tiempo, unos cuatro o cinco millones de años, y ver cómo era el clima allí. Las capas de hielo se están derritiendo, pero no desaparecerán mañana.

Las capas de hielo se están derritiendo, pero no desaparecerán mañana

Este derretimiento inyectará agua dulce en el océano. ¿Cuáles son las consecuencias?

En este momento observamos que la mayoría del derretimiento ocurre en el Ártico. El nivel del mar aumenta 3,5 milímetros por año en esta región, por lo que se están vertiendo aproximadamente dos milímetros de agua dulce al océano cada año y la precipitación también ha aumentado mucho. La influencia de esta agua dulce puede cerrar la circulación oceánica, tanto de las grandes corrientes del Atlántico como, por supuesto, la Corriente del Golfo. Es uno de los peligros a los que nos enfrentamos y se monitorea muy de cerca qué sucede con estas corrientes. Ahora mismo aún lo desconocemos, porque existen eventos como El Niño que suceden durante períodos bastante largos y tambalean el sistema climático.

La NASA acaba de publicar un estudio que estima que se ha perdido un 21 % más de masa de hielo en Groenlandia, en comparación con las estimaciones anteriores. ¿Coinciden estos datos con sus estudios?

La fusión adicional de la que informa la NASA proviene de observaciones detalladas por satélite de las corrientes de hielo que rodean Groenlandia, capturando el retroceso estacional y a largo plazo de la frontera de dichas corrientes. De 2003 a 2018, la pérdida de masa promedio de la capa de hielo de Groenlandia ha sido de 221 gigatoneladas (Gt)/año, como se informó anteriormente, y el nuevo estudio agrega 43 Gt/año por el retroceso de las corrientes de hielo que no se capturó con los métodos anteriores. A partir de la investigación que realizo en la Corriente de Hielo del Noreste de Groenlandia (NEGIS), hemos observado una aceleración que concuerda con estos hallazgos.

Dorthe Dahl-Jensen. / FBBVA

Dorthe Dahl-Jensen. / FBBVA

¿Qué impacto está teniendo esta situación en los ecosistemas marinos?

Algunos tipos de peces se están moviendo hacia el norte porque el océano se está calentando. Ya se han capturado los primeros atunes alrededor de Groenlandia. El ecosistema marino, en comparación con el terrestre, puede desplazarse más del sur hacia el norte. Pero, en mi opinión, la pesca excesiva por parte de los humanos es aún más grave.

En la última cumbre quedó patente que algunas islas del Pacífico están muy frustradas, ya que han comenzado a comprar tierras en otros lugares. Algunas no se pueden salvar, desaparecerán

El cambio climático también impacta en el movimiento de personas, como en algunas islas del Pacífico que están quedando bajo las aguas…

Lo primero que me gustaría explicar es que, en el océano, al igual que en otros lugares, el agua fluye cuesta abajo y está impulsada por diferencias de temperatura y por la salinidad. Así que cuando observamos cómo son los cambios en el nivel del mar, efectivamente no se está distribuido de manera uniforme. Como acabas de decir, en los archipiélagos del sur el aumento del nivel del mar es de más de nueve milímetros por año, más de tres veces del promedio global. En la última cumbre del clima quedó patente que estas islas están muy frustradas ya que han comenzado a comprar tierras en otros lugares porque —y pienso que tienen razón—, algunas no se pueden salvar, desaparecerán. Si miras la costa oeste, tanto de Sudamérica como de América del Norte, ocurre lo contrario ya que en realidad ves una disminución de este nivel.

¿Qué regiones costeras se están viendo más afectadas?

Algunas áreas están mucho más amenazadas que otras. Podría mencionar a Dinamarca y los Países Bajos, áreas donde hay muchas tierras bajas. Pero es más grave probablemente en áreas como Bangladesh o Shanghái. Y esto se debe tanto al hecho de que el nivel del mar está subiendo, como a que la tierra se está hundiendo debido al uso extensivo del agua subterránea. En general, si hay grandes cambios en el nivel del mar, creo que todos los puertos del mundo necesitarán ajustarse.

Algunos estudios indican que ya es demasiado tarde para no superar los límites marcados por el Acuerdo de París. ¿Cómo podemos transformar esta noticia en motivación para actuar?

Es una mala noticia, necesitamos actuar ahora y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, o incluso empezar a eliminar el CO2 de la atmósfera. La mayoría de los gobiernos, al menos en los países europeos, dirán que es algo muy grave y que debemos hacer algo al respecto, pero tal vez lo dejen para el próximo que llegue. Con la covid-19 se demostró que podemos actuar rápidamente, que somos capaces. Espero que los mandatarios lo hagan pronto.

Con la covid-19 se demostró que podemos actuar rápidamente, que somos capaces. Espero que los mandatarios lo hagan pronto

Cada vez hay más acciones de activistas que reclaman terminar con esta inacción. ¿Qué opinión le merecen los jóvenes y los científicos que se convierten en activistas climáticos?

Es algo necesario. Que los jóvenes se hayan involucrado ha aumentado la comprensión de la gente, pero no vemos suficientes acciones. La afirmación de que no tenemos un planeta B es muy acertada. Estamos destruyendo el mundo para los jóvenes y las próximas generaciones.

Dorthe Dahl-Jensen. / FBBVA

Dorthe Dahl-Jensen. / FBBVA

En la actualidad está perforando el hielo de Groenlandia en uno de tus proyectos. ¿En qué consisten estas investigaciones?

No exactamente en este momento, pero sí los meses de verano debido al clima. Hemos terminado de perforar a través de uno de los mayores arroyos de hielo en la capa helada de Groenlandia. No sabemos mucho sobre cómo se comportan.

¿Por qué es importante saber más sobre estos arroyos?

Cuando miras alrededor de las grandes capas de hielo, tanto en Groenlandia como en la Antártida, ves que parte de la masa que se pierde proviene del derretimiento cerca de la costa. Pero más de la mitad en Groenlandia, y básicamente todo en la Antártida, es hielo, así que se descarga mediante arroyos de hielo que fluyen muy rápido. Emergen hacia el océano, donde descargan icebergs en el océano. En Groenlandia, es la mitad de la masa la que sale de esa manera. En la Antártida, mucho más. Cuando el clima se calienta, no sabemos mucho sobre cómo reaccionan; aunque, en general, el océano cálido parece acelerarlos.

Pero existe un segundo factor: a mayor temperatura, obtenemos más nevadas y precipitaciones en las partes internas de las capas de hielo, porque el aire se vuelve más húmedo cuando está más cálido, que también influye en el arroyo. Vemos un comportamiento errático.

¿Podría darme algún ejemplo en alguna zona concreta?

El glaciar Jakobshavn en Groenlandia aumentó su velocidad de 7 kilómetros por año, a 14 kilómetros por año en 2002. Es el hielo que fluye más rápido que haya existido. Hace cinco años incrementó su masa.

La temperatura subirá más de lo que nos gustaría, pero luego puede bajar

¿Cómo podemos adaptarnos a estos escenarios?

La temperatura subirá más de lo que nos gustaría, pero luego puede bajar. Uno de los problemas es que las concentraciones de CO2 permanecen en la atmósfera durante más de 100 años, por lo que ya hemos programado de alguna manera el sistema climático para seguir calentándose ese período de tiempo. Mis recomendaciones serían que realmente trabajemos duro para reducir las emisiones directas y después, vivir con el hecho de que tendremos un clima demasiado cálido, que luego se enfriará nuevamente.

¿Por qué el hielo es tan especial y nos proporciona tanta información?

Es extremadamente fascinante. Tenemos agua, hielo y vapor. Donde quieras que mires en el universo, para que haya vida se buscan lugares con la firma de H2O en la atmósfera. Puede que no sea la única forma, pero al menos para nosotros es importante. Uno de los factores que lo hace realmente importante es que en estado sólido tiene una densidad menor que el agua. Así que los icebergs flotan en la parte superior del océano, algo muy inusual para los materiales. Además, cuando hay momentos de mucho frío en la Tierra, gracias al hielo la vida puede permanecer y sobrevivir estos períodos.

Por otro lado, nos da información sobre el pasado que es importante, porque no sabríamos lo suficiente sobre nuestro sistema climático si solo basáramos nuestras predicciones en lo que sucedió en los últimos 150 años, que es desde cuando existen estaciones meteorológicas.

Hay quién le da otros usos. La pasada semana varios medios se han hecho eco de cómo una start-up comercializa hielo de Groenlandia para cubitos en las bebidas. ¿Qué opinión le merece?

El hielo utilizado proviene de icebergs que ya se han desprendido de la capa de hielo. La cantidad es realmente pequeña. Hay que destacar que es una empresa local de Groenlandia la que se dedica a este negocio. Una cosa curiosa es que, en el artículo de The Guardian, el cofundador comenta que el hielo está completamente sin burbujas de aire y, por lo tanto, se derrite más lentamente. El hielo de glaciar tiene burbujas de aire comprimidas y es famoso por liberarlas en las bebidas, al contrario de lo que se indica. Me pregunto qué tipo de hielo está tratando. Pero en sí, el negocio no influye en la fusión de la capa de hielo, no lo veo peor que comer espárragos de Perú o volar a la Antártida.

El negocio no influye en la fusión de la capa de hielo, no lo veo peor que comer espárragos de Perú

Con relación al premio que acaba de recibir. ¿Cuál fue su primera reacción?

Vi que era un número que llamaba desde España, contesté al teléfono diciendo hola y el nombre de mi hijo que está estudiando un postdoctorado en Madrid. Pero no era él. Fue una gran sorpresa. Había oído hablar de la fundación antes y admiro a las personas que han recibido los premios de investigación. Pensaba: esto no puede ser verdad. Pero, además me dijeron junto con quién lo recibía, cuatro de mis muy buenos colegas y amigos, y estoy muy feliz.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

Ariana Paulina Carabajal, paleontóloga;“Ahora podemos saber cómo los dinosaurios veían, oían y olían el mundo”

Gracias a tomógrafos cada vez más potentes, la paleoneurología está transformando nuestra comprensión de estos animales extintos. Investigaciones sobre el cerebro, el sistema nervioso y otros tejidos blandos que dejaron marcas en el cráneo de estas criaturas nos revelan sus capacidades cognitivas, así como también sus limitaciones.  

La paleontóloga argentina Ariana Paulina Carabajal

La paleontóloga argentina Ariana Paulina Carabajal estudia la morfología craneal y endocraneal de dinosaurios y otros reptiles extintos. / Foto cedida por la autora

Ariana Paulina Carabajal visita clínicas y hospitales con frecuencia. No está enferma. Esta paleontóloga recorre los pasillos llevando en camillas los restos de seres hace tiempo fallecidos. Con el mayor de los cuidados, deposita los cráneos fosilizados de toda clase de dinosaurios, pterosaurios, cocodrilos, tortugas y aves en el interior de enormes tomógrafos médicos. Y espera con paciencia para revelar sus más profundos secretos.

Esta investigadora argentina es una de las máximas representantes a escala mundial de la paleoneurología, una rama de la paleontología que está revolucionando la comprensión que tenemos de especies desaparecidas hace millones de años. “Estudiamos los cerebros y el sistema nervioso de animales extintos”, cuenta a SINC esta científica del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Conicet), en la ciudad de Bariloche, al norte de la Patagonia argentina.

“Lo hacemos de forma indirecta a través de los fósiles ya que estos tejidos blandos no se preservan. El encéfalo comienza a descomponerse inmediatamente luego de la muerte del animal. El único rastro de su presencia es la cavidad que ocupaba el cerebro, en la parte posterior del cráneo. Los estudios paleoneurológicos nos llevan a pensar más allá del esqueleto estático de un dinosaurio”, señala Carabajal.

¿Hay muchos paleoneurólogos en el mundo?

La verdad que no. Somos pocos. Cuando empecé a estudiar esto pensé que era algo imposible, que no se podía hacer. En mi doctorado me propusieron indagar sobre los cerebros de los dinosaurios carnívoros de Argentina. En ese momento, se conocían pocos de estos depredadores en la región. Así que me puse a investigar los neurocráneos disponibles, es decir, las estructuras complejas formadas por varios huesos generalmente fusionados entre sí que rodeaban y protegían el encéfalo y órganos de los sentidos de estos animales.

Tienen un montón de orificios por los que pasaban nervios y venas y arterias, como la carótida interna, que llevaba sangre oxigenada al cerebro. Hasta hace unos años, el estudio del neurocráneo era con frecuencia soslayado. Los paleontólogos le tenían algo de miedo y no lo describían.

Mi supervisor, el paleontólogo canadiense Philip J. Currie, me ayudó bastante. Empecé a preparar manualmente el material: hice moldes endocraneanos de látex de las cavidades, copias del espacio que queda dentro del cráneo y que estaba ocupado por el encéfalo en vida del animal. Todo de manera muy artesanal. Fui generando una colección de cerebros. No tenía a nadie con quien compartir mis dudas. Hasta que, de pronto, le fui encontrando el gusto. Fui descubriendo un mundo nuevo.

¿Cómo incidió la tomografía computada por rayos X en estos trabajos?

Lo cambió todo. Desde finales de la década de 1990, hubo un boom a escala mundial gracias a estas técnicas no invasivas. Por primera vez, fue posible extraer información sobre la forma del cerebro y las vías nerviosas sin tener que dañar el cráneo fósil en absoluto. Nos permitió crear moldes endocraneanos digitales. Sin el peligro de romper o destruir la muestra en el proceso, las tomografías nos permiten visualizar estructuras o cavidades ocultas a simple vista. Los primeros estudios publicados de paleoneurología de dinosaurios basados en tomografías computarizadas se realizaron en un carnívoro conocido como Allosaurus. En el año 2000, se publicaron estudios digitales del cerebro del Tyrannosaurus.

Sin el peligro de romper o destruir la muestra en el proceso, las tomografías nos permiten visualizar estructuras o cavidades ocultas a simple vista

En especial, ¿qué hacen los tomógrafos?

Generan una serie de “rodajas” virtuales del cráneo. Luego un software permite reconstruir digitalmente y en tres dimensiones el encéfalo, los nervios, el oído interno y otras estructuras.

¿Qué otras tecnologías se emplean?

También se estudian fósiles en sincrotrones o aceleradores de partículas para observar estructuras internas con mayor detalle. Gracias a esto más del 60 % de los trabajos en esta rama se publicaron en los últimos 20 años. Lo mismo se ve en otros grupos de animales: cocodrilos, tortugas, serpientes. El 80 % de los estudios paleoneurológicos de estos grupos se publicaron en los últimos cinco años. El impacto de las tomografías en la paleoneurología es innegable.

Las tomografías computadas por rayos X permiten extraer información sobre la forma del cerebro y las vías nerviosas de los dinosaurios sin tener que dañar el cráneo fósil. / Foto cedida por la autora

Las tomografías computadas por rayos X permiten extraer información sobre la forma del cerebro y las vías nerviosas de los dinosaurios sin tener que dañar el cráneo fósil. / Foto cedida por la autora

Qué tenían los dinosaurios en la cabeza

¿Usted dónde realiza estas tomografías?

Las primeras tomografías las hice en hospitales en Buenos Aires. En otra ocasión, las realicé en Canadá y en la Clínica Moguillanksy en la provincia de Neuquén, donde tomamos la del Giganotosaurus y confeccioné un molde digital de su encéfalo.

Uno de los problemas que tiene la paleontología argentina es que tenemos pocos ejemplares de cada especie descubierta

Pero primero hay que solicitar permiso para acceder a estos fósiles. ¿Cómo reaccionan sus colegas cuando les pide prestado un cráneo de dinosaurio?

En general, la respuesta siempre ha sido buena porque la paleoneurología es algo novedoso. Los materiales están depositados en colecciones y le pido permiso al curador explicándole lo que quiero hacer. Solicito una autorización para ver esos fósiles y para moverlos: porque también me comunico con un hospital cercano para poder devolver el fósil en el mismo día. Uno de los problemas que tiene la paleontología argentina es que tenemos pocos ejemplares de cada especie descubierta.

En general, cada una de las especies se conoce a partir de un único esqueleto, el “holotipo”. Las tomografías permitieron estudiarlos sin miedo a dañarlos. Solo hay que meter el material en un tomógrafo, sacarlo luego de escanearlo y después devolverlo sano y salvo.

Y en las clínicas, ¿qué reacción tiene la gente cuando llega con un cráneo de dinosaurio y solicita usar el tomógrafo?

Siempre hay mucho interés. Sirve bastante ir a hablar en persona con aquellos que están a cargo de los aparatos y contarles lo que hacemos. Obviamente, si hay una emergencia, la prioridad la tienen los humanos. En los hospitales, muchos se sorprenden al ver pasar el cráneo de un dinosaurio en una camilla. Los técnicos y médicos muestran mucha curiosidad cada vez que vamos.

Representaciones digitales del cráneo y del cerebro del titanosaurio Sarmientosaurus musacchioi, descubierto en Argentina. / WitmerLab, Universidad de Ohio

Representaciones digitales del cráneo y del cerebro del titanosaurio Sarmientosaurus musacchioi, descubierto en Argentina. / WitmerLab, Universidad de Ohio

Los paleoneurólogos trabajan con una especie de ausencia, con tejidos que no se fosilizan. ¿Cómo es trabajar con algo que no se tiene?

Es un estudio indirecto. Una cosa es describir los huesos de la caja craneana. Pero otra es hacer interpretaciones de las partes blandas que no se preservaron. Estos tejidos encefálicos dejaron marcas dentro de las paredes de la cavidad. Son lo que llamamos “correlatos osteológicos”.

El problema con los reptiles es que el encéfalo no rellena la cavidad al cien por cien, como sí ocurre en mamíferos, aves y serpientes. Hay un espacio extra que creemos que estaba rellenado con fluidos y otros tejidos. Eso hace que no podamos tener una visión completa de cómo era ese encéfalo. Cada año vamos sumando información.

En los hospitales, muchos se sorprenden al ver pasar el cráneo de un dinosaurio en una camilla

¿Y cómo eran los cerebros de estos animales?

Los dinosaurios contaban con un cerebro pequeño en comparación a su masa corporal. Los herbívoros en general, como los grandes saurópodos de cuello largo, tenían cerebros globosos y cortos. Mientras que los de los carnívoros eran más alargados y comprimidos lateralmente. Por ejemplo, el cerebro de un enorme depredador como el Giganotosaurus, que vivió hace aproximadamente unos 98 millones de años y alcanzaba hasta 13 metros de largo, ocupa no más de dos palmas juntas. En el caso de dinosaurios carnívoros más pequeños, sus cerebros caben en una sola mano.

¿Qué revela el estudio de los cerebros de estos animales?

Hasta hace diez años encontrabas un cráneo de dinosaurio, lo describías y lo publicabas. Ahora hacemos mucho más: con esta información paleoneurológica inferimos comportamientos. Se está abriendo una rama muy interesante que se conoce como biología sensorial. Podemos saber cómo los dinosaurios veían, oían y olían su mundo: en la caja del cerebro se conservan marcas o impresiones del oído interno, así como también de los bulbos olfatorios, que estaban situados por delante de los hemisferios cerebrales. Dinosaurios carnívoros como Giganotosaurus o los de la familia de los abelisaurios tenían bulbos muy grandes.

Para estos animales, el sentido del olfato era muy importante. Lamentablemente, no podemos ver o estudiar los receptores olfativos, pero sí analizar la relación entre el diámetro del bulbo olfatorio y el tamaño del cerebro e inferir la agudeza olfativa. En el caso de la audición, la morfología del oído interno nos indica cuán graves o agudos eran los sonidos que podían escuchar y si estaba desarrollado su sentido del equilibrio. Aun así, no hay que olvidar que todas estas estimaciones son hipótesis, interpretaciones que siempre hay que tomar con pinzas.

Los cerebros de dinosaurios carnívoros eran alargados y comprimidos lateralmente. / Universidad de Ohio/Anthony Hutchings

Los cerebros de dinosaurios carnívoros eran alargados y comprimidos lateralmente. / Universidad de Ohio/Anthony Hutchings

El problema de la inteligencia

¿Se puede saber cómo de inteligentes eran los dinosaurios?

Es muy relativo porque no hay una forma certera de medirla. Lo que hacemos es calcular el cociente o índice de encefalización que relaciona el tamaño del cerebro con el tamaño corporal del animal. Por ejemplo, el Giganotosaurus tenía un volumen craneano de alrededor de 300 cm³.

En cambio, el Tyrannosaurus rex contaba con un volumen encefálico más cercano a los 400 cm³, lo cual sugiere que era un poco más inteligente y probablemente más ágil. Muchas veces comparamos este índice con el de distintos grupos de animales vivos en la actualidad. Por ejemplo, una gallina tiene un índice de encefalización mucho más alto que estos dos grandes dinosaurios carnívoros, a pesar de tener un encéfalo de volumen muchísimo menor.

El gran problema que tenemos es que no contamos con un representante actual muy parecido a los dinosaurios. Sabemos que las aves descienden de ciertos dinosaurios carnívoros, pero están muy alejadas en el tiempo y en la morfología. Han cambiado mucho a lo largo de su evolución.

Una gallina tiene un índice de encefalización mucho más alto que estos dos grandes dinosaurios carnívoros, a pesar de tener un encéfalo de volumen muchísimo menor

¿Qué cráneos estudian actualmente?

Estoy realizando reconstrucciones tridimensionales digitales del encéfalo del dinosaurio carnívoro Herrerasaurus ischigualastensis, del Triásico de la provincia de San Juan. Es un animal súper importante debido a su antigüedad y su posición en el árbol filogenético de los dinosaurios.

Menos del 5 % de los encéfalos de dinosaurios estudiados a nivel mundial corresponden a dinosaurios del Triásico, es decir, de hace 250 millones de años. Investigar sobre las especies más primitivas nos va a permitir entender mejor cómo fue la evolución de la inteligencia y los sentidos en los distintos grupos de dinosaurios.

Además de estudiar cerebros, participó en campañas paleontológicas en Mongolia y en la Antártida. ¿Qué puntos en común tuvieron estas expediciones?

El paisaje del desierto de Gobi es majestuoso. Ambas experiencias se asemejan en la sensación de extrema vastedad. La campaña antártica durante febrero de 2011 fue una experiencia única, como viajar a la Luna. Allí uno siente que está verdaderamente aislado del resto del mundo y hay que tener cuidado con todo. Con los paleontólogos Ignacio Cerda y el técnico Juan José Moly, acampamos en la Isla James Ross y sentimos de inmediato la paz, el “olor a nada”, el silencio total. Estuvimos en el campo 19 días. Aquella vez tuvimos la suerte de encontrar una vértebra caudal de gran tamaño de un saurópodo. Fue un descubrimiento impresionante: la primera evidencia de la presencia de este tipo de dinosaurios herbívoros en la Antártida.

El primer dinosaurio antártico, el anquilosaurio Antarctopelta oliveroi, había sido descubierto en la misma zona por el geólogo argentino Eduardo Olivero en la década del 80. Por entonces, se sospechaba que alguna vez existieron saurópodos en esta región —por como estaban ubicados hace millones de años los continentes— pero hasta entonces no se habían encontrado restos de uno. Aunque el fósil no estaba muy bien preservado y no alcanzaba para identificar ni el género ni la especie, era su presencia en la Antártida lo que le otorgaba su importancia. Volvimos cansados pero muy felices por el hallazgo.

En 2011, la paleontóloga Ariana Paulina Carabajal (centro) descubrió el primer fósil de saurópodo en la Antártida. / Foto cedida por la autora

En 2011, la paleontóloga Ariana Paulina Carabajal (centro) descubrió el primer fósil de saurópodo en la Antártida. / Foto cedida por la autora

Fuente: SINC
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Ginés Perea, CEO y fundador de Trampoline Network: “Nuestra plataforma vende la innovación de universidades de Latinoamérica a empresas de todo el mundo”

Solo el 5 % de las patentes, que se producen en Iberoamérica ve la luz, el resto quedan guardadas en un cajón. Ginés Perea se propuso cambiar esto y durante la pandemia creó Trampoline Network, a modo de un mercado virtual que sirviera de puente entre la academia latinoamericana y la industria. El proyecto también está arrancando en España.  

El empresario argentino Ginés Perea, CEO y fundador de Trampoline Network, en la biblioteca del Ateneo de Madrid. / Scope / SINC

Son tiempos inciertos para la ciencia en Argentina, con un recién estrenado presidente que ha hecho bandera de la supresión de varios ministerios, entre ellos el de Ciencia y Tecnología, degradado al rango de secretaría. En este entorno, Gines Perea (Buenos Aires, 1975) trata de hacer crecer Trampoline Network con la idea de dar un impulso a la innovación y las patentes generadas en las universidades de toda Latinoamérica.

Entrevistamos a Perea en el Ateneo de Madrid, donde recientemente dio una charla para hablar de los entresijos de esta nueva plataforma, que define como “un mercado virtual de propiedad intelectual, donde universidades e investigadores, pueden vender sus innovaciones al sector privado y a las administraciones públicas”.

En la actualidad, Trampoline tiene convenios firmados con 36 universidades latinoamericanas y con la Organización Mundial de la Propiedad intelectual (OMPI). Cuenta con más de un centenar de innovaciones, que aparecen ya en su web, y con el apoyo de la Universidad Hebrea de Jerusalén como mentor del proyecto.

¿Por qué viste la necesidad de crear esta red de intermediación ente la academia y el mercado en Latinoamérica?

Empecé a darle vueltas a esta idea en 2016, pero no fue hasta la pandemia cuándo ya la perfilé y estudié su viabilidad. En esa época, Cool Hunter, mi otra empresa, que está relacionada con viajes y aeropuertos, permaneció cerrada y pude dedicarme a ello a tiempo completo. En 2022 cree Trampoline, de la que soy fundador y CEO.

Además, soy un inventor frustrado. Quise patentar varias ideas, desde un test de asociación de letras y palabras –que fue mi tesis de doctorado en psicoanálisis–, hasta varios diseños industriales, pero me resultó muy difícil.

Hay que resaltar que solo el 5 % de las patentes que se producen en Latinoamérica ve la luz, el resto quedan quizás guardadas en un cajón, por lo que las posibilidades de crecimiento de innovación en la región son muy grandes.

Vi que había una gran oportunidad en la creación de este mercado virtual que conectase el talento que hay en las universidades latinoamericanas con la demanda de las empresas y gobiernos de todo el mundo.

Iberoamérica tiene grandes posibilidades de crecimiento en innovación, sobre todo, en el sector biotecnológico–por la importancia de la agricultura y la ganadería–, en fármacos, energía renovables y software

¿En qué ámbitos de la investigación, que podrían traducirse en patentes, es fuerte la región?

En diferentes ámbitos, pero te diría que los principales tienen que ver con la biotecnología, los fármacos, las energías renovables y todo lo que son ingenierías, sobre todo, las vinculadas al software y la computación cuántica, etc.

La parte biotecnológica es muy relevante por la importancia que en la región tienen la agricultura, la ganadería y los procesos vinculados a esas producciones.

¿Cuántos centros se han adherido a esta plataforma y cómo está yendo?

Hasta el momento, se han adherido 36 universidades de Latinoamérica, entre ellas, destacan la Universidad de Buenos Aires (UBA), que tiene más de 300.000 alumnos, y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que es la principal universidad pública de ese país, con medio millón de alumnos, aproximadamente. Así que tenemos a dos de las grandes usinas de pensamiento y de innovación en la zona. Además, hay otros 56 convenios con universidades que están en revisión y que se firmarán en los próximos tres meses. Prevemos que en julio de este 2024 tengamos unas 100 universidades adheridas a Trampoline.

El fundador de Trampoline Network en un momento de la entrevista. / Scope/SINC

¿Hay planes de lanzar la plataforma en España?

Sí, ya hemos constituido la empresa aquí como una sociedad limitada [SL] en Castilla y León, más en concreto, en Salamanca. Hemos elegido este lugar porque nos han dado facilidades. Además, tiene un muy buen sistema de red universitaria y también productivo. Vemos que es una zona propicia para instalarnos.

Estamos en una fase inicial de contacto. El pasado mes de septiembre hicimos un evento formal de presentación de Trampoline Network en la Embajada de Argentina en Madrid.

En España estamos en la etapa inicial. Trampoline se ha constituido como una sociedad limitada en Salamanca, ya que tiene un muy buen sistema de red universitaria y también productivo

Aquí en España las universidades tienen sus propias Oficinas de Transferencia de Innovación, las OTRIS. ¿No ven a esta plataforma como una especie de competencia o intromisión?

No, al contrario. Nosotros trabajamos de la mano de las OTRIS, que son nuestros socios estratégicos dentro de las universidades.

También existen organismos como las OTRIS en Latinoamérica, supongo…

Sí, lo que pasa es que a menudo los organismos que son públicos, en algunos casos, tienden a ser endogámicos y quedarse dentro del ámbito público. Nosotros justamente lo que hacemos es de puente entre lo público –mejor dicho, entre la academia– y la industria, para que las innovaciones de las universidades latinoamericanas puedan venderse en todo el mundo.

Por tanto, en ese sentido, te diría que somos complementarios, ya que les amplificamos la red de contactos y la visibilidad de sus proyectos de investigación. A su vez, el demandante puede encontrar en un solo lugar toda la información sobre la innovación que esté produciendo una región. No tendrá que entrar en las páginas web de las diferentes universidades para buscar algo que, en muchos casos, no van a encontrar, porque tal vez la información no esté disponible en internet.

El demandante puede encontrar en un solo lugar toda la información sobre la innovación que esté produciendo una región. No tendrá que entrar en las páginas web de las diferentes universidades para buscar algo que, en muchos casos, no va a encontrar

¿Qué expectativas tienen en Latinoamérica y aquí?

Trampoline está teniendo muy buena acogida por parte de los oferentes de innovación que ven de manera muy positiva la posibilidad de que sus ideas puedan vincularse a la propiedad intelectual. Las universidades que se han adherido y las que están en revisión nos hablan de la necesidad que tienen de encontrar una plataforma para poder mostrar sus proyectos o capacidades.

Por otro lado, vemos que los centros de I+D de las empresas muchas veces necesitan buscar innovación fuera de sus puertas, es decir, fuera de su propia corporación.

Eso es lo que se llama open inovation, ¿no?

Sí, open inovation, ese concepto que está tan de moda… Trampoline es una herramienta muy concreta que permite a las corporaciones y gobiernos ir a buscar nuevas ideas dentro del sector académico.

También si una empresa está buscando, por ejemplo, desarrollos vinculados a un campo de la biotecnología o de energías renovables y no encuentra lo que busca en la plataforma, puede lanzar un challenge [desafío], una competición abierta, que puede tener un premio monetario y en la que hay un límite de tiempo. O puede ser una investigación esponsorizada, que es una búsqueda más hecha a medida de un cliente.

Si una empresa está buscando desarrollos vinculados a un campo de la biotecnología o de energías renovables y no encuentra lo que busca en la plataforma, puede lanzar un challenge [desafío], una competición abierta

Es bastante frecuente crear spin off universitarias para explotar los resultados de una investigación…

Ya, pero la investigación se puede traducir también en un producto o en consultoría de alto valor agregado que tenga propiedad intelectual. No es necesario que siempre el investigador se convierta en un empresario y cree una empresa. En algunos casos sí y en otros no. Nuestra tesis es un poco distinta.

¿En qué sentido?

Si creemos en un mundo que está muy conectado, cada vez más, y sobre todo tras la pandemia, y que internet si bien parece vieja, es muy nueva, podemos creer también en la venta de las ideas. En este sentido, alguien puede tener una idea en un lugar del mundo y otra empresa en otro sitio puede comprarla, prototiparla, escalarla y patentarla.

Entonces, tener que competir con una corporación, Cuando vos tenés una idea, ya sea nivel creativo o de investigación y tenés diferentes TRL [niveles de madurez tecnológicapor sus siglas en inglés] en distintos estadios de desarrollo de tu investigación, a veces es más factible licenciar o vender esa idea bajo diferentes vehículos, más que crear una empresa. Esa es un poco nuestra tesis.

Alguien puede tener una idea en un lugar del mundo y otra empresa en otro sitio puede comprarla, prototiparla, escalarla y patentarla

¿Cuál es el modelo de negocio?

Nuestro modelo es que en caso de que se concrete un acuerdo de transferencia de conocimiento –entre una universidad, una empresa o una administración– Trampoline cobra una comisión del 5 %. Esa comisión no se aplica en los casos de iniciativas con impacto social. También estamos yendo a un modelo de suscripción para las universidades que tengan varias patentes para que opten a una membresía anual.

Ginés Perea ha creado Trampoline que pone en contacto a universidades de Latinoamérica con empresas y gobiernos del todo el mundo. / Scope / SINC

Es importante destacar que no solo incluimos la venta de la licencia o de la patente, también se puede buscar en la plataforma financiación para patentar, investigar o encontrar un socio estratégico para prototipar o escalar algo que ya esté en la etapa de desarrollo. Ofrecemos todo tipo de alianzas y de colaboración dentro de Trampoline, dependiendo de lo que se esté buscando.

¿Qué respuesta están teniendo de las empresas?

Hemos estado explorando las propuestas de las universidades y este año nos vamos a dedicar a consolidar la oferta. Mantenemos conexión con unas 50 empresas, algunas de ellas multinacionales, pero no puedo revelar nombres por acuerdos de confidencialidad.

Hemos explorado las propuestas de las universidades y este año nos vamos a dedicar a consolidar la oferta. Mantenemos conexión con unas 50 empresas, algunas de ellas multinacionales, pero no puedo revelar nombres por acuerdos de confidencialidad

En una presentación leí que hacíais la analogía llamándoos el ‘Amazon de la propiedad intelectual’ o el ‘Tinder de la innovación’.

Bueno, en el sentido de que es una plataforma de compra venta de innovación y que brinda a las universidades e investigadores, la oportunidad de hacer match con empresas y gobiernos de todo el mundo. Pero, la verdad, es que ni se parece en nada al modelo de Amazon ni al de Tinder. Nosotros buscamos generar impactos positivos no solo desde el punto de vista productivo, sino también vinculados a temas de sostenibilidad, médicos o sociales. Desde ayudar a salvar vidas, a la lucha contra el cambio climático.

Quizás hoy alguien tenga una idea en Argentina o en Chile que, probablemente, nunca llegue a ver la luz, debido a la falta de canales. No hay autopistas de ida y de vuelta para que esas ideas puedan lograr llegar a otros lados del planeta, y a eso es lo que nosotros queremos contribuir.

No hay autopistas de ida y de vuelta para que las ideas puedan lograr llegar a otros lados del planeta, y a eso es lo que nosotros queremos contribuir

El nuevo presidente argentino ha cumplido su plan de suprimir el Ministerio de Ciencia. ¿Qué opina de esto y cómo afecta a su proyecto?

Sí, ha pasado de ser un ministerio a una Secretaría de Estado. Pero el CONICET [Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas], que era lo que estaba en duda, se mantiene. Tiene 12.000 investigadores de primer nivel, por lo que es una usina de pensamiento muy importante. Tendrá un recorte presupuestario y de plantilla, pero va a continuar.

El que haya menos presupuesto para investigar es siempre una mala noticia. Sin embargo, a Trampoline no le afecta, ya que obligará a los científicos a buscar financiación para investigar fuera del Estado. Es un efecto no deseado, pero la plataforma les podría ayudar a conseguir estos fondos. Además, nuestro foco no es Argentina, sino toda Iberoamérica.

Fuente: SINC
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Estela Area Gómez, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas: “Una alteración inicial común a todas las formas de ELA impulsa su desarrollo y progresión”

La esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad que ataca las células nerviosas responsables de controlar los músculos y con un pronóstico fatal. Un nuevo proyecto liderado por esta científica del CSIC ha recibido una importante beca para estudiar su causa principal y desarrollar biomarcadores que detecten este fallo de manera temprana.  

Estela Area Gómez, científica del CSIC

La bióloga Estela Area Gómez en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas. / CIB-CSIC

Estela Area Gómez, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), lleva más de una década estudiando diversos trastornos neurodegenerativos, incluido el alzhéimer y la esclerosis lateral amiotrófica, conocida como ELA.

Nacida en Vigo, después de 20 años trabajando en EE UU volvió a España en 2021 gracias al programa estatal de Generación de Conocimiento. Ahora lidera un nuevo proyecto sobre esclerosis que ha recibido una subvención financiada por la Fundación ‘la Caixa’, en colaboración con la Fundación Francisco Luzón.

La ELA es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las motoneuronas, las células nerviosas que controlan la contracción muscular. Cada año se diagnostican entre 1,5 y 2 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en todo el mundo. La herencia genética (que supone la forma familiar de esta patología) solo está detrás del 10-15 % de los casos, mientras que es de causa desconocida en el resto (forma esporádica).

Hoy en día sabemos aún muy poco sobre la ELA. ¿Cuál es su objetivo en esta nueva investigación?

Uno de los problemas principales es que todavía no se conoce la causa. Con este proyecto queremos demostrar que hay un daño primario común independientemente de que la enfermedad se deba a causas genéticas o desconocidas. Se trata de un daño molecular que con el tiempo lleva a un fallo metabólico en el sistema nervioso de los pacientes, y es entonces cuándo empiezan a manifestar los síntomas.

Dichos síntomas pueden variar mucho en cada persona afectada, ¿aun así puede haber un mismo origen?

Los pacientes de ELA se caracterizan por perder peso muy rápidamente y consumir todos los depósitos de grasas. Queremos demostrar que ese fallo metabólico está detrás de los síntomas

Hay distintos grados de síntomas, y cuantos más casos estudiamos más gradiente vemos. Pero a escala molecular la alteración es única: puede ser debida a distintas causas, pero es una. Eso sí, el cuerpo puede reaccionar a un daño de muchas maneras distintas, de acuerdo con varios factores que van desde los antecedentes genéticos hasta el estilo de vida.

Por ejemplo, en los casos hereditarios son los factores genéticos los que determinan el daño molecular. Sin embargo, en las formas esporádicas aún no hemos identificado el factor causante, aunque sabemos que está en el medioambiente y el estilo de vida. El mayor reto es explicar cómo esto puede provocar el mismo daño que el factor genético.

Varios estudios relacionan ciertos defectos metabólicos con la aparición de ELA. ¿El daño primario que sufren las neuronas está relacionado con estas alteraciones?

Los pacientes de ELA se caracterizan por tener lo que se llama hipermetabolismo, es decir, pierden peso muy rápidamente y consumen todos los depósitos de grasas. Además, se ha visto que si se les suministra una dieta rica en grasas la enfermedad de alguna manera se ralentiza y empieza a progresar más lentamente.

Esto nos llamó bastante la atención y observamos que sus neuronas sufren un cambio metabólico, es decir, en lugar de alimentarse de azúcar, que es el nutriente más común del sistema nervioso, empiezan a comer grasas. En este proyecto queremos demostrar que ese fallo metabólico es el evento molecular que está detrás de los síntomas.

Es decir, comer grasas en lugar de azúcar perjudica a las neuronas…

Claro. Imagínate que tienes hambre y puedes elegir entre comer una ensalada o tres donuts; en ambos casos se te va a pasar el hambre, pero las consecuencias no son las mismas. Para las neuronas es exactamente lo mismo: pueden comer grasas y subsistir durante un tiempo, pero al final esa dieta acabará por dañar enormemente a las neuronas más activas, que son las motoras, hasta que estas dejan de funcionar.

¿Dónde se localiza dentro de la célula este daño molecular?

Tiene una localización muy específica; ocurre en unas estructuras que se llaman membranas del retículo endoplasmáticos asociadas a mitocondrias o MAM. Durante mucho tiempo se ha atribuido la causa de la ELA a la mitocondria, pero en este caso el fallo mitocondrial −es decir, metabólico− no es la causa, sino una consecuencia de un defecto en las MAM.

¿El fallo metabólico de las motoneuronas ocurre mucho antes de la aparición de los síntomas?

Para que la neurona motora falle tiene que pasar mucho tiempo comiendo ácidos grasos en lugar de azúcar. Hemos observado que estas alteraciones se pueden detectar al menos entre 5 y 10 años antes

Para que la neurona motora falle tiene que pasar mucho tiempo comiendo ácidos grasos en lugar de azúcar. En un grupo de pacientes con ELA familiar, pero sin síntomas aún, hemos observado que estas alteraciones se pueden detectar al menos entre 5 y 10 años antes de la aparición de los síntomas.

Pero, claro, los factores genéticos explican aproximadamente entre un 10 y un 15 % de los casos de ELA; tenemos que confirmar esta hipótesis en pacientes con ELA esporádico.

¿Vuestro proyecto podría llevar al desarrollo de una herramienta diagnóstica?

Sí, poder detectar ese fallo metabólico en la sangre de los pacientes años antes de la aparición de la enfermedad nos permitiría realizar diagnósticos tempranos o, por lo menos, identificar un alto riesgo de padecerla. Pero además del diagnóstico, podríamos también realizar un seguimiento de los pacientes y medir la eficacia de las distintas medicaciones que hay en el mercado.

Ahora mismo no existe ningún indicador al respecto. Cuando a un paciente se le suministra una medicación, realmente no sabemos si le beneficia o no, y no hay manera de comprobarlo más allá de los resultados de los ensayos clínicos, que son controvertidos y parciales.

¿Cómo se diagnostica la ELA en la actualidad?

Ahora mismo no se puede diagnosticar en etapas tempranas. Si llega una persona a consulta con una serie de problemas de movilidad, el médico lo único que puede hacer es descartar que se trate de otras enfermedades. Para ello, tiene que observar la evolución del paciente a lo largo del tiempo de acuerdo con unos criterios clínicos de detección.

Así, en un periodo que suele ser aproximadamente de un año, el paciente puede o bien mantenerse estable o bien progresar hacia síntomas mucho más serios, como el fallo respiratorio, la disfagia, etcétera. Si ya es muy doloroso recibir la noticia de que podría tratarse de ELA, imagínate tener que esperar un año para saber si realmente es así o no.

Al final se trata de hacer llegar los avances lo antes posible a los pacientes…

Detectar esta alteración en la sangre años antes de la aparición de la enfermedad permitiría realizar diagnósticos tempranos o, por lo menos, identificar un alto riesgo de padecerla

Uno de los problemas en el estudio de las enfermedades neurodegenerativas es la desconexión entre el laboratorio y la clínica. En los laboratorios utilizamos modelos celulares y animales, pero si nos centramos demasiado en la parte molecular, muchas veces nos olvidamos de los pacientes y de que las rutas que estamos estudiando podrían ser problemas alternativos y no la verdadera causa de la enfermedad.

Para estudiar las enfermedades neurodegenerativas hay que buscar la colaboración de los clínicos. Son patologías muy complejas y si algún día llegáramos a alguna conclusión será gracias al esfuerzo de muchas instituciones y muchos laboratorios. Hace falta crear consorcios de investigadores, como el UK Dementia Research Institute de Reino Unido.

Y eso es lo que habéis hecho en este proyecto, ¿verdad?

Sí, participamos tres entidades y varios colaboradores. Utilizando tanto modelos animales como células humanas y muestras de sangre de pacientes con ELA, nuestro objetivo es establecer la causa principal y temprana de la enfermedad y desarrollar biomarcadores que detecten este fallo. Si lo conseguimos será un avance enorme.

Contenido realizado dentro del Programa de Ayudas CSIC – Fundación BBVA de Comunicación Científica, Convocatoria 2022

Fuente:

SINC
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Zena Hitz: «Enseñar consiste esencialmente en modelar. Tienes que ser un modelo de aquello que enseñas»

Zena Hitz. Foto: © Manuel Castells/Universidad de Navarra

Entrevista con la autora de «Pensativos» en su paso por el Centro Humanismo Cívico del Instituto Cultura y Sociedad (Universidad de Navarra)

Zena Hitz. Doctora en Filología por la Universidad de Princeton. Profesora de Ciencia y Literatura en el St. John’s College de Annapolis (Estados Unidos), es fundadora y directora del Catherine Project, un programa en línea de aprendizaje a través de grandes libros.

Avance

José María Torralba y Emma Cohen de Lara entrevistaron a Zena Hitz en su paso por el Centro Humanismo Cívico del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Algunas de las ideas principales que salieron de aquella charla fueron la importancia que ha de tener el desarrollo interior y su preponderancia sobre la cualificación profesional; la necesidad de salir del mero ámbito de la competición social y dedicar esfuerzos, ¡lecturas!, a algo «cooperativo y dirigido al aprendizaje»; la conveniencia de que un entorno de estudio sea diferente a los habituales porque «eso nos indica que allí está ocurriendo algo especial…».

Y no faltaron reflexiones en torno a lo que es un buen docente —una especie de alumno aventajado que participa en la conversación, se expone y supone un modelo a imitar— y una buena universidad; un medio para otros bienes, para contribuir al bien común.


Artículo

Zena Hitz abandonó su prometedora carrera académica en las universidades de élite de Estados Unidos para enseñar en St. John’s College, una singular institución universitaria en la que durante los cuatro años del grado los estudiantes se dedican fundamentalmente a leer y comentar en grupos de seminario las grandes obras de la literatura, el pensamiento y la ciencia. En 2020 publicó Lost in Tought. The Hidden Pleasures of Intellectual Life (Pensativos. Los placeres ocultos de la vida intelectual). Traducido ya a más de una decena de idiomas, y recientemente publicado por Ediciones Encuentro, se ha convertido en un best-seller que reivindica la necesidad de cultivar el saber para llevar una vida plena. Lejos de las habituales apologías sobre la importancia de las humanidades, muestra que la vida intelectual no es algo reservado a unos pocos, sino accesible a cualquiera. Esta entrevista se realizó durante su visita al Centro Humanismo Cívico del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Por Emma Cohen de Lara y José María Torralba.

Cuando se habla del valor de una educación humanista o liberal, se suele decir que desarrolla habilidades de pensamiento crítico, útiles para la vida profesional. Sin embargo, usted considera que el valor intrínseco de este tipo de educación es incompatible con ese tipo de argumentos. ¿Realmente no se pueden compatibilizar ambas ideas, la de la utilidad y la del valor intrínseco de la educación liberal?
Creo que, en cierto modo, son compatibles, porque es verdad que las virtudes intelectuales te ayudan en tu trabajo y en tu carrera laboral: a encontrar una vocación profesional, pero también a desarrollarla y a darle la forma adecuada que se adapte a las necesidades de las personas o instituciones concretas para las que trabajas. Ayuda a que la gente tenga nuevas concepciones sobre lo que puede ser el trabajo y eso me parece muy importante. Que uno no se limite a formarse para cualquier trabajo que se le ofrezca, sino que piense y participe en la reflexión sobre qué tipo de tareas deberían considerarse como un trabajo.

Sin embargo, sólo se puede tener un fin último a la vez. Por lo tanto, tiene que haber algo que pongas en primer lugar. Y no debería ser la cualificación profesional, sino el desarrollo interior. Como consecuencia de él, conseguirás también las otras cosas que he mencionado, pero si las pones en primer lugar, las pierdes.

Para usted el amor por el dinero y el de deseo de alcanzar un estatus social entran en contradicción con la búsqueda de la sabiduría. Hace un siglo, Robert M. Hutchins —rector de la Universidad de Chicago— decía algo similar, que el problema de la educación superior era la codicia. ¿Por qué es esto así?
No puedo explicar por qué la codicia resulta tan dominante en la naturaleza humana. Sólo puedo decir, por haber leído grandes libros, que siempre ha sido así. Sin embargo, considero que hay aquí dos dificultades diferentes. Una es la codicia de las instituciones. Tenemos algunas universidades con presupuestos enormes y prácticamente no pueden evitar pensar más en el rendimiento de sus inversiones que en su misión propia, que es la educación de los jóvenes.

Pero me parece que también es cierto que, incluso en una estructura que se rija básicamente por la codicia, se pueden crear espacios donde los estudiantes se vean liberados de su propia lucha interna con la codicia. Por supuesto, una institución que funcione bien es de ayuda, pero no resulta imprescindible. La tarea consiste en crear un ámbito en el que los estudiantes —y también los profesores— dejen a un lado su ambición por el estatus y ser mejores que los demás. Que salgan del ámbito de la competición social y dediquen sus esfuerzos a algo que es interior, cooperativo y dirigido al aprendizaje; a algo que está —por alguna razón que no comprendo— en profunda tensión con esas otras tendencias humanas.

Teniendo en cuenta su trayectoria académica, ¿diría que la educación liberal es incompatible con la «cultura de la especialización» dominante en las universidades?
No. Me encanta la investigación y la especialización. Me parece maravillosa. Lo que pasa es que se ha producido un desequilibrio con respecto a la enseñanza, al menos en las instituciones que conozco. Necesitamos reequilibrar un poco la balanza. A veces, la gente se sorprende cuando me oye decir: «Hacer el doctorado fue muy bueno para mí». Me ayudó mucho, y no sólo para aprender lo que está mal en el mundo, sino también para conocer, en profundidad, cómo es una parcela del saber. Y a descubrir hasta dónde se puede llegar con una determinada línea de pensamiento. Se trata de explorar todo tipo de posibilidades, todo tipo de recursos que quizá no sabías que tenías, y de llegar a niveles de comprensión a los que no habrías llegado de otra manera.

¿La noción de vida interior de la que trata en sus escritos está relacionada con su insistencia en el carácter «ascético» del aprendizaje (tanto para alumnos como para profesores): enfrentarse a la realidad, aunque no te guste lo que descubres?
En realidad podría haber relacionado el ascetismo más con el retraimiento que con la vida interior. Llevas tu educación contigo vayas donde vayas y te suceda lo que te suceda en la vida. Por tanto, tu educación es algo que te cambia permanentemente por dentro. La vida interior está relacionada con el ascetismo porque no queremos mirar mucho dentro de nosotros. Esa famosa cita de Pascal, «Lo más difícil es quedarse quieto en tu habitación», resulta particularmente cierta para nosotros. Queremos distraernos con lo exterior, pero sólo somos realmente felices y florecemos cuando vivimos desde nuestro interior.

Lo decisivo es conseguir que lo que ocurre en una escuela o universidad sea diferente de lo que sucede en cualquier otro lugar, y tener la sensación de que estás en un tipo de espacio diferente. Casi como si fuera un espacio sagrado, donde hay cosas que no haces que sí podrías hacer en otro lugar. Por ejemplo, no usas el teléfono o el portátil, o adoptas una actitud más formal. Una institución educativa puede crear un entorno distinto y eso nos indica que allí está ocurriendo algo especial. Me parece que eso es una especie de ascetismo, porque implica sacrificar cosas que son fáciles y cómodas.

Hablemos de la docencia de Seminarios de Grandes Libros. ¿Qué función corresponde al profesor: la de ser un mero moderador de la conversación, la de un participante más junto con los alumnos o la del experto en el tema?
La idea tradicional en St. John’s College es que el tutor es el alumno más avanzado del aula. Así pues, es un alumno, pero aventajado, lee mejor, sabe conectar los temas y cuando surge un conflicto tiene la responsabilidad de moderar o hacer valer la disciplina, si es necesario. Pero esto es, en realidad, secundario. Me parece que lo más importante es que participe en la conversación.

Enseñar, tal y como yo lo entiendo, consiste esencialmente en modelar. Tienes que ser un modelo de aquello que enseñas. Ayudas a la gente a leer y a pensar a través de sus preguntas haciéndolo tú mismo. Y si no lo haces tú mismo, los estudiantes no tienen nada que imitar.

Hay algo artificial, en el mal sentido, tanto en la función del experto como en la del moderador. Es como si creyeras que eres un tipo de ser diferente al del alumno. Considero muy importante que el profesor dirija la conversación, pero que lo haga participando y exponiendo sus propias ideas. También resulta muy útil como recurso pedagógico para conseguir que fluya la conversación, porque lo más difícil para los jóvenes que tengo en mis clases, los de esta generación, es que pierdan el miedo a equivocarse.

¿Existe alguna relación entre el cultivo de la vida intelectual y el desarrollo del propio carácter?
Sí. Para desarrollar la vida intelectual es necesario haber cultivado algunos rasgos del carácter. Por ejemplo, leer un gran libro con otros, en conversación, requiere valentía intelectual, generosidad intelectual, humildad intelectual, y todo esto son cuestiones de carácter. Me parece que cualquier proyecto en común con otros seres humanos, alrededor de algún bien, va a ayudar a forjar tu carácter, porque tienes que sacrificar tus comodidades inmediatas en aras de otra cosa, más valiosa. Parte de la vida moral consiste en imaginar y reflexionar sobre otras posibilidades, y la vida intelectual puede ayudarte a hacerlo. No hay ninguna garantía de que se logre. Pero sin duda hay una relación.

 Usted es conocida por sostener que la vida intelectual y las humanidades deben mantenerse al margen de la política. Sin embargo, también considera que a las humanidades les corresponde una función clave en la creación de un «terreno común» en la sociedad. Ese terreno debería evitar que la comprensible división política se convierta en algo tóxico. Su razonamiento parece ser algo así como «¿Qué sentido tendría enfrentarnos si no pretendiéramos construir una vida en común precisamente con aquellos con los que no estamos de acuerdo?». ¿A qué se refiere exactamente?
Creo que no es algo exclusivo de la vida intelectual, sino propio de cualquier proyecto compartido. Por ejemplo, imagina que tú y yo formamos parte de un equipo de trabajo que está construyendo una casa. Aunque tengamos toda clase de diferencias sobre cómo proceder, si tenemos un propósito común, que es construir la casa, podemos mostrarnos respeto mutuo, basado en el trabajo que estamos haciendo, que es independiente de nuestras diferencias. Me parece que, con frecuencia, nos encontramos ante este tipo de situaciones en la vida ordinaria, allí donde aparece algún tipo de terreno común, de solidaridad o de objetivos compartidos con personas hacia las que de otra manera podrías ser bastante hostil.

El caso de la vida intelectual es similar. Cuando me siento con mis estudiantes alrededor de la mesa, a veces con un colega —que puede ser una persona difícil—, y tenemos el proyecto compartido de llegar a comprender este libro que estamos leyendo, todo lo demás debe quedar al margen. Tienes que olvidarte de los problemas personales con determinadas personas, al igual que cuando estás construyendo una casa y hay alguien que, por ejemplo, sabe cómo usar el taladro que necesitas. De la misma manera, esa persona que te parece aborrecible por sus opiniones, puede ver algo en el libro que te ayuda en tu propio proceso de aprendizaje. La vida intelectual comparte con cualquier otro bien humano que, cuando la tratamos de alcanzar juntos, nos proporciona un terreno común. Y nos recuerda que, en cierto modo, estamos juntos en eso, formamos una comunidad. Tenemos cosas en común, aunque haya cuestiones en las que diferimos.

Es común que las universidades animen a los estudiantes a prepararse para «cambiar las cosas» en la sociedad (to make a change). Sin embargo, usted no considera que esa sea la contribución social más relevante que las instituciones educativas pueden hacer, porque se trata de un planteamiento ligado a la acción y  los resultados. ¿Sería, entonces, el cultivo la vida intelectual su aportación más valiosa?
En el libro utilizo bastante retórica, lo que puede resultar un poco engañoso. El problema, de nuevo, es que las universidades funcionen políticamente del mismo modo que lo hace todo lo demás en la sociedad. Utilizar el ámbito universitario del mismo modo que se utilizaría cualquier espacio público para promover proyectos ideológicos o transformar a los ciudadanos me parece inapropiado.

De todos modos, las universidades ofrecen un servicio público y tienen que contribuir al bien común. Desde la antigüedad, el fin de la política consiste en promover los bienes de la vida humana, y la vida intelectual es uno de ellos. Además es un medio para otros bienes: por ejemplo, para hacer posible ciertos tipos de libertad que contribuyen a la buena salud de las comunidades políticas. Permite desarrollar formas de imaginación y razonamiento que pueden ayudar a la gente a juzgar mejor cómo organizar sus comunidades. En este sentido, creo sinceramente que las universidades deberían tener una finalidad muy clara de servicio público.

Emma Cohen de Lara. Senior Lecturer en el Amsterdam University College, donde tiene más de diez años de experiencia en la enseñanza y la tutoría de las artes liberales. Es Investigadora en el Centro Humanismo Cívico del Instituto Cultural y Sociedad (Universidad de Navarra).

José María Torralba. Catedrático de Filosofía Moral y Política y Profesor del Programa de Grandes Libros de la Universidad de Navarra. Director del Centro Humanismo Cívico del Instituto Cultura y Sociedad (Universidad de Navarra).

FUENTE:https://www.nuevarevista.net/zena-hitz-ensenar-consiste-esencialmente-en-modelar-tienes-que-ser-un-modelo-de-aquello-que-ensenas/

Ignacio Cirac, Instituto Max-Planck de Óptica Cuántica: “Las aplicaciones más importantes de los ordenadores cuánticos están por descubrir”

El entrelazamiento y la superposición, como la del gato de Schrödinger, son fenómenos del mundo microscopio que están detrás de los computadores cuánticos, unas máquinas que de momento solo tienen un centenar de cúbits controlables y cuyas versiones definitivas no veremos hasta la próxima década. Nos lo cuenta este experto mundial en física y computación cuántica.  

Ignacio Cirac, reconocido experto en física y computación cuántica, dirige la división teórica del Instituto Max-Planck de Óptica Cuántica, en Alemania. / SINC

El físico Juan Ignacio Cirac (Manresa, 1965) se licenció y doctoró en la Universidad Complutense de Madrid, ejerció de profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha, investigó en la Universidad de Colorado (EE UU) y fue catedrático en la Universidad de Innsbruck (Austria).

Desde 2001, dirige la división teórica del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica cerca de Múnich (Alemania), donde se ha convertido en un reconocido experto en física, computación y tecnologías cuánticas. Hablamos con él durante la conferencia Quantum Technologies In Europe, celebrada recientemente en Madrid.

¿Qué aporta la física cuántica a la computación cuántica?

La computación cuántica explota fenómenos extraordinarios de la física cuántica, como la superposición y el entrelazamiento, muy distintos a los que estamos acostumbrados a ver en los ordenadores usuales. Son efectos muy especiales, y se usan para que la computación cuántica pueda resolver y acelerar algunos problemas: resolverlos de una manera más rápida.

Recuérdenos qué es la superposición.

De acuerdo con la física cuántica, en el mundo microscópico, siempre y cuando esté bien aislado y no esté interaccionando con nada, un objeto puede tener una propiedad que no está definida, es decir, que puede estar, por ejemplo, ni a la derecha ni a la izquierda, sino en los dos sitios a la vez. Puede a lo mejor comportarse como un imán con un polo norte para arriba o para abajo, o las dos cosas a la vez. Esto es la superposición. Se requieren unas condiciones muy especiales para poner partículas en superposición, pero una vez que se consigue, y solo se logra en ese mundo microscópico cuando tenemos los objetos muy aislados, las podemos explotar y utilizar para procesar información en los ordenadores cuánticos.

Como el gato de Schrödinger…

Bueno, sí. Aunque las superposiciones existen en el mundo microscópico, Schrödinger quiso reflejar lo sorprendentes que son, tratando de extrapolarlas al mundo macroscópico, el mundo conocido donde vivimos. Entonces, podríamos tener un objeto, en este caso un gato, que estuviese en dos situaciones a la vez: vivo y muerto, mientras no lo observamos y esté aislado. Sin embargo, cuando lo observamos, queda vivo o muerto. Son simplemente superposiciones en el mundo macroscópico que no somos capaces de tener, porque no podemos aislar objetos tan grandes, pero sí en el mundo microscópico, donde desempeñan un papel fundamental en la computación cuántica.

Ilustración del gato de Schrödinger, que se encuentra en una superposición de dos estados (vivo y muerto) mientras este aislado y no lo observemos. / Adobe Stock

¿Y respecto al entrelazamiento?

Es lo mismo que la superposición, pero cuando hay dos o más objetos. En este caso, dan lugar a fenómenos muy especiales. Por ejemplo, podemos tener dos imanes que tengan el polo norte mirando para arriba, o bien para abajo, o tener las dos cosas a la vez. Llamamos un estado entrelazado cuando tenemos la superposición de estas dos situaciones. Eso quiere decir que si observamos uno de los imanes y vemos que tiene el polo norte hacia arriba, automáticamente, el segundo, esté donde esté, va a definirse esa propiedad, y también va a tener el polo norte mirando para arriba. Esta propiedad, que al principio llamó mucho la atención a los físicos, ahora la utilizamos de manera rutinaria tanto en ordenadores cuánticos como en comunicación cuántica.

¿Cuáles son las posibles aplicaciones de estos ordenadores cuánticos?

De momento conocemos algunas, pero probablemente las más importantes están todavía por descubrir, de la misma forma que cuando se construyeron los primeros ordenadores hace 80 años no se sabía para que los íbamos a utilizar. La aplicación más importante que conocemos de momento, donde los ordenadores cuánticos tienen mucha ventaja, es en el diseño de materiales –relacionados sobre todo con la conducción de electricidad– y de productos químicos, como los fármacos.

De momento, la aplicación más importante que conocemos de los ordenadores cuánticos es en el diseño de materiales y de productos químicos

También tienen el potencial de acelerar cálculos en procesos industriales de optimización, donde a menudo uno quiere sacar el máximo provecho con el mínimo gasto, así como en sistemas de inteligencia artificial. Luego también tendrá aplicaciones dentro de la criptografía: si tuviéramos hoy ordenadores cuánticos harían que todas nuestras comunicaciones actuales dejaran de ser seguras, porque podrían descifrar todos los mensajes secretos.

¿Cuántos cúbits o bits cuánticos debería tener ese ordenador?

Del orden de un millón de cúbits. Todavía estamos muy lejos para conseguirlo: faltan unos 10 años. Lo que ocurre es que si dentro de una década, nuestros competidores tuviesen un ordenador cuántico y fuese capaz de descifrar, no a partir de entonces, sino todos los mensajes que se han enviado en el pasado, entonces serían capaces de descifrar la información secreta que hoy se está enviando. Por tanto, a pesar de que no dispongamos de ellos, ya se está pensando cómo cambiar nuestros sistemas criptográficos para protegerlos de los ordenadores cuánticos que puedan venir.

¿Con criptografía también cuántica?

Eso es. La criptografía cuántica, que también estamos desarrollando, es capaz de enviar mensajes encriptados de manera que ni los propios ordenadores cuánticos los puedan descifrar. Es mucho más sencilla de construir, ya que solo se necesitan unos pocos cúbits y enviarlos por una fibra óptica. El problema actual es que solo lo logramos a distancias pequeñas, del orden de 50 km. Si quisiésemos conectar Madrid y Barcelona, por ejemplo, con un sistema criptográfico cuántico, tendríamos que utilizar satélites o buscar otras alternativas, que ya se están investigando.

La criptografía cuántica es capaz de enviar mensajes que ni los propios ordenadores cuánticos podrían descifrar, pero hasta ahora solo lo logramos a distancias pequeñas

¿Ha comentado que los verdaderos ordenadores cuánticos, con muchos cúbits y sin errores, estarán disponibles en unos 10 años?

Hablamos de décadas, sí: una o dos décadas. Yo creo que en los próximos cinco años o así no los tendremos, por tanto, diría más de 10 años. No sé si van a ser 10 o 20, pero ese es el orden de magnitud. En cualquier caso, no van a llegar de un día para otro. No es que mañana tengamos los ordenadores cuánticos y, de repente, podamos hacer todo, sino que habrá un desarrollo en muchos pasos: algunos a corto y otros a más largo plazo. Sería una pena que por tener impaciencia, dejáramos de seguir investigando.

¿Cuáles son sus líneas actuales de investigación?

Estamos estudiando los ordenadores cuánticos hasta que sean escalables, o sea, cómo utilizarlos, a pesar de que no sean perfectos, para tener ventaja con respecto a los clásicos, y en particular en la simulación y resolución de problemas de física cuántica.

Por otro lado, estamos desarrollando redes de tensores, una técnica relativamente nueva. Los ordenadores cuánticos nos han enseñado muchas cosas y, entre ellas, también a utilizar ordenadores clásicos para resolver los problemas de una manera más eficiente, y esa forma de hacerlo son las redes de tensores. Trabajamos en su desarrollo desde el punto de vista matemático y aplicándolas a problemas para ir más allá de lo que hoy se puede hacer con los ordenadores clásicos o superordenadores.

Los computadores cuánticos también nos enseñan a utilizar los ordenadores clásicos para resolver problemas de una manera más eficiente, mediante redes de tensores

¿Los lideres en computación cuántica son EE UU, con IBM y Google, y China?

La computación cuántica tiene varios aspectos importantes: la investigación fundamental, la búsqueda de aplicaciones, el software, el hardware… Esto último es lo más caro, con inversiones billonarias. Si hablamos de la construcción de ordenadores cuánticos, hay varias plataformas, y es verdad que en unas cuantas de ellas lideran EEUU y China, porque tienen una industria detrás muy potente –mira la inversión que hace IBM, por ejemplo–, algo de lo que carecemos en Europa.

Sin embargo, en otras plataformas, como la de los computadores cuánticos basados en átomos o iones, campos que son tan prometedores como todos los demás, Europa sí que está a la altura de los competidores americanos y chinos, y en algunos casos incluso por delante.

IBM Quantum System Two, el primer ordenador cuántico modular de la empresa. / Ryan Lavine for IBM

¿Actualmente quién tiene el récord del ordenador cuántico con más cúbits?

La potencia de un ordenador cuántico la puedes mirar por su número de cúbits, pero ahora puedes tener un millón y si no los puedes controlar no sirven para nada. También depende del tipo de tecnología. El número de cúbits no es el número fundamental, hay otros que son más importantes, como el ‘número de cúbits controlables’, es decir, que no tengan muchos errores.

El número de cúbits no es el número fundamental, hay otros que son más importantes, como el ‘número de cúbits controlables’, es decir, que no tengan muchos errores

IBM acaba de anunciar un computador cuántico con 1000 cúbits, aunque no son muy controlables. Los más controlables de esta empresa tienen del orden de 100 cúbits, y un número parecido tiene Google. Ambas trabajan con la plataforma de cúbits superconductores. Este mismo año, la empresa QUERA (vinculada a la Universidad de Harvard y al MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha obtenido 400 cúbits bastante controlables, pero con la tecnología de átomos de Rydberg.

Luego, en Europa, tenemos otra de las tecnologías, más relacionada con la simulación cuántica, una especie de computación cuántica, con el orden de unos 1000 cúbits, que funcionan relativamente bien. Y otra de las tecnologías punteras es la de iones atrapados, donde se dispone de unos 30-50 cúbits, que usan empresas como AQT e IONQ (start-ups provenientes, respectivamente, de las universidades de Innsbruck en Austria y Duke en EE UU) y Quantinuum (Reino Unido-EE UU). Aunque tienen menos cúbits, están mejor controlados que los anteriores.

Tecnología cuántica de iones atrapados de la empresa europea Alpine Quantum Technologies (AQT). / ©AQT/D. Kühl

En el caso de Google, ¿qué quiso decir cuando anunció que había conseguido la supremacía cuántica?

Por supremacía cuántica entendemos el momento en el que un ordenador cuántico hace un cálculo de manera mucho más rápida que con un superordenador tradicional. Esto lo consiguió Google en 2019 al resolver un problema completamente académico, sin ninguna aplicación, preparado para el ordenador cuántico que tenían.

Después, mejoraron los ordenadores clásicos y llegaron a reproducir los datos de ese ordenador cuántico. La supremacía cuántica dura un tiempo. Sin embargo, ellos mismos y un grupo chino avanzaron todavía más y superaron a estos computadores clásicos.

En cualquier caso, hay que coger con pinzas lo que significa esto de conseguir la supremacía cuántica. No quiere decir que tengamos ordenadores cuánticos definitivos ni que podamos resolver con ellos problemas interesantes, sino, como decía, resolver un problema académico concreto mejor que con un superordenador.

¿Cuál es la situación de la computación cuántica en Europa?

Tenemos liderazgo en la parte científica: muchas de las ideas y experimentos fundamentales relacionados con las tecnologías cuánticas tuvieron lugar en Europa. Sin embargo, no tenemos la misma industria de otros países, como la de EE UU, o inversiones billonarias en este ámbito como las que hace el gobierno chino. En este sentido, la iniciativa europea Quantum Flagship es un apoyo extraordinario para, no solo mantener el nivel en la parte científica, sino hacer la conexión con la industria, y que podamos competir al máximo nivel.

¿Y la de España?

Existen varias iniciativas para utilizar y construir ordenadores cuánticos, como hacen otros países de la UE. Quizá nos falta un poco coger el carro de la construcción propia, no solo de comprarlos a otras empresas europeas, pero ahí está el programa Quantum Spain para, entre otros objetivos, ponernos al día en este tema y alcanzar a nuestros compañeros europeos.

Entrevista realizada durante la conferencia Quantum Technologies In Europe, organizada en Madrid a finales de noviembre por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), el Ministerio de Transformación Digital, los proyectos europeos Quantum Flagship y QUANTERA y la Fundación Ramón Areces, en el marco de la Presidencia española del Consejo de la UE. Además de Cirac, entre los ponentes que impartieron clases magistrales figuraban los premios Nobel de Física Serge Haroche y Anton Zeilinger.

Fuente:

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María Vallet-Regí, experta en biomateriales: «Tuvimos la idea de usar nanopartículas de sílice mesoporosas para transportar fármacos»

A esta química canaria suelen presentarla como «la regeneradora de huesos» porque es una apasionada especialista en materiales cerámicos con aplicaciones potenciales en biomedicina. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid y allí sigue desempeñándose como profesora emérita. En esta entrevista explica cómo pasó de los superconductores y de trabajar con físicos a colaborar con médicos.

María Vallet-Regí

María Vallet-Regí, retratada en el foyer del teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, en ocasión del Festival Internacional de Ciencia Passion for Knowledge, organizado por el Donostia International Physics Center. / P4k / Javier Larrea.

Nació en Las Palmas de Gran Canaria en abril de 1946, pero estudió, se doctoró y ejerció casi toda su carrera en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). María Vallet-Regí se desempeña actualmente como profesora emérita de Química Inorgánica y directora del Grupo de Investigación de Biomateriales Inteligentes (GIBI) de esa universidad.

Investigadora pionera en el campo de los materiales cerámicos mesoporosos, esta especialista también ha explorado en las aplicaciones biomédicas potenciales de estos, particularmente en cuanto a la regeneración ósea y a los sistemas de liberación controlada de fármacos. Por sus novedosas contribuciones en este campo recibió, en 2018, el premio Rey Jaime I de Investigación Básica.

Según el índice internacional de publicaciones científicas ISI, Vallet-Regí es la figura científica española más citada en el área de la ciencia de materiales en las últimas dos décadas. Pero en las distancias cortas, también destaca su sonrisa indeleble y una sincera predisposición al diálogo, como lo confirma esta entrevista con SINC en el marco de la última edición del Festival Internacional Passion for Knowledge, que cada año organiza el Donostia International Physics Center, en San Sebastián.

¿Empezó a dedicarse a los biomateriales al ver que nuestra larga esperanza de vida implicaba ir reponiendo partes del cuerpo?

No. En realidad, soy química de estado sólido. Sintetizaba materiales superconductores o materiales magnéticos que luego medían los físicos, españoles y franceses, porque estuve mucho tiempo en Grenoble. Allí, en su Escuela de Ingenieros Electricistas es donde de repente comprendí que lo que yo hacía podría tener aplicaciones directas en cosas muy normales en nuestra vida.

En el año 90 aprobé una oposición como catedrática de Química Inorgánica pero en la Facultad de Farmacia de la UCM. Para mis estudiantes de farmacia, lo que yo estaba investigando no tenía el mínimo interés. Entonces, me puse en contacto con médicos, para ver qué podía aportar desde mi campo de los materiales al de la salud. Así, mi primera publicación de biomateriales es del año 96 y fue como cambié de partenaires: en vez de trabajar con físicos, empecé a hacerlo con médicos. Y me pareció fascinante, pues era un mundo que no conocía.

¿Cómo es ese proceso de pensar sobre las propiedades de los materiales en abstracto a indagar para que fueran útiles y seguros para la salud?

Primero, investigar para que no fueran tóxicos. Luego, que fueran compatibles con el cuerpo humano. Les explicaba a mis alumnos cuál es la composición que tenemos en el cuerpo humano y cómo proceder para no alterar demasiado los equilibrios que hay, cuando metemos algo dentro. Había que saber de las propiedades de la superficie, de las condiciones biológicas, porque si a un material no le gustan las células, hay un rechazo.

De una cosa que estoy muy orgullosa —una idea que podría considerarse pionera—  fue la de utilizar nanopartículas de sílice mesoporosas, lo que sería un granito de arena nanométrico con miles de poros

En ese proceso, monté un equipo multidisciplinar, en el que hay físicos, farmacéuticos, médicos e ingenieros trabajando para una idea concreta, que incluye que aquello que hagamos sirva para llegar al paciente.

¿En vuestro campo sí os ocupáis de que la idea sea muy próxima a la aplicación?

Que sea muy cercana, claro. Cuando se ve que para un problema dado sería bueno tener una determinada pieza, partimos de esa idea para pensar cómo lo hacemos para que al final llegue a la cama del enfermo.

¿Cuáles han sido los grandes logros de su laboratorio, ya sea por encontrar un material que no se conocía o hallando un diseño para una zona del cuerpo para la que aún no había soluciones?

De una cosa que estoy muy orgullosa —una idea que podría considerarse pionera—  fue la de utilizar nanopartículas de sílice mesoporosas, lo que sería un granito de arena nanométrico con miles de poros. Cada nanopartícula tiene 1.400 poros de dos nanómetros de diámetro. Como las moléculas de fármacos, en general, miden un nanómetro, podemos imaginar lo que se puede cargar allí.

Decía que un cabello tiene 80.000 nanómetros…

Y el espesor de un folio de Din A4 es de 100.000 nanómetros. Yo ya había trabajado en esos materiales, que se habían patentado en el año 92, y que significaban un reto importante. Sabes por qué? Porque en los años 80 hubo una crisis de petróleo y estaban buscando materiales nuevos, específicamente para transformar alcoholes en gasolinas. Pero los que cabían (como el metanol) resultaban más caros que la gasolina, por lo que había que hacer los poros más grandes para que cupieran alcoholes más baratos.

¿Los avances venían de la investigación en la industria de los combustibles?

Claro. Yo llego desde esos estudios químicos a Farmacia, y es como mirar un problema desde la ventana opuesta. Entonces, te preguntas, ¿cómo es que esto no se le ha ocurrido a nadie?

En 2001, me pregunté ¿por qué no metemos aquí fármacos y hacemos una liberación controlada? Además, podíamos poner en las nanopartículas algo que las señalizase

Por lo tanto, empecé estas indagaciones en el año 2001, con la pregunta ¿por qué no metemos aquí fármacos y hacemos una liberación controlada? Además, podíamos poner en las nanopartículas algo que las señalizase y fueran, por ejemplo, a los tumores o a la infección, directamente, en lugar de estar repartiendo el fármaco por todo el cuerpo.

¿Este enfoque terapéutico ya se aplica?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene que permitir el uso de esos materiales, pero están a punto de ser aprobados.

¿Quiénes son los que usted piensa que lo van a poner en el mercado?

Yo creo que los norteamericanos.

¿Nos explica cómo llegó a sus ‘andamios’ para la regeneración ósea?

Durante mis primeros 10 años en Farmacia, tuve que hacer mucho trabajo de campo para, primero, poder instalar lo mínimo necesario para hacer investigación allí y formar un equipo para llevarla a cabo.

Empecé por todo lo que fuese más sencillo, lo que era más barato y lo que tenía más cerca: sabía hacer materiales cerámicos y por eso tuve mis primeros contactos con traumatólogos

Entonces empecé por todo lo que fuese más sencillo, lo que era más barato y lo que tenía más cerca. Yo sabía hacer, sobre todo, materiales cerámicos y entonces tuve mis primeros contactos con traumatólogos, porque lo que podía intentar solucionar eran problemas de huesos. Así, hice cerámicas para sustituirlos y repararlos con materiales clásicos, como las apatitas, que es el componente mineral del hueso.

Sabía perfectamente que las apatitas tienen un tamaño muy pequeñito, de 25 nanómetros, porque constantemente nuestros huesos se están disolviendo y formando. Es la manera que la naturaleza tiene para reparar los huesos.

En el laboratorio conseguíamos esos materiales por métodos de vía húmeda —como las bajas temperaturas— y se podían lograr hidroxiapatitas de tamaño nanométrico, equivalentes a nuestros huesos, para que pudieran disolverse. Entonces, lo primero que hice fueron esas hidroxiapatitas nanométricas, pero luego, también, vidrios, que era una técnica que había utilizado un médico norteamericano con los soldados que regresaban de la guerra de Vietnam.

¿Cuáles son las similitudes y las incompatibilidades entre los vidrios y las apatitas?

¿Qué pasa con los vidrios? Que no tienen orden cristalino; las apatitas, sí.  Por tanto, se disolvían más rápidamente y podían formar más rápidamente hueso. También hay vitrocerámicas (en este caso, las expuso un científico japonés). Lo cierto es que cada material tenía su aplicación y su porqué, también dependiendo de la parte del cuerpo en que se podía utilizar.

A partir de ahí, un día me dije ¿por qué no hacemos esto en mesoporosos, y, en lugar de usar sílice, lo hacemos con compuestos que tengan calcio y logramos vidrios mesoporosos? De ahí que me especializara en todo tipo de cerámicas bioactivas que reaccionaran con el cuerpo y pudieran transformarse en nuevo hueso, en hueso biológico.

¿Bioactivo significa que estos materiales pueden interactuar casi naturalmente con las células del cuerpo?

Sucede que las primeras cerámicas que se utilizaban eran muy ‘grandotas’, y siempre eran reconocidas como un cuerpo extraño, porque no llegaban a integrarse (y eso les pasa a los polímeros y a los metales, también).

Sin embargo, si son compatibles, el cuerpo las acepta, pero nunca las reconoce como algo suyo. Entonces, se forma como una cápsula fibrosa que impide que el material llegue a integrarse.

El titanio es biocompatible pero jamás el cuerpo lo reconoce como suyo. O sea que allí sí se hace una cápsula fibrosa

La idea, por tanto, es que no haya una capa fibrosa, sino una unión directa: eso es lo que se consigue con los bioactivos. Se consigue que los materiales se unan a los tejidos.

¿Cómo se llega a esa integración entre materiales artificiales y tejidos del cuerpo?

Cuando allí hay un equilibrio entre la formación de hueso y su regeneración, donde el cuerpo, al no sentirlo como algo extraño, lo integra.

¿Esa unión llega a suceder con los implantes de titanio que nos ponemos en los maxilares?

El titanio es biocompatible (pero no biactivo), por eso el cuerpo jamás lo reconoce como suyo. O sea que allí sí se hace una cápsula fibrosa.

Algunas prótesis de cadera son de titanio, pero pueden venir recubiertas de hidroxiapatita, que sí es bioactiva

Suelo poner como ejemplo algunas prótesis de cadera que, aunque sean de titanio, algunas veces vienen recubiertas de hidroxiapatita —que sí es bioactiva— para mostrar cómo se integran. Estas ya hace años que se utilizan.

Y en esto se va muy rápido: han variado muchas cosas. Imagínate que la primera prótesis de cadera se puso en Oxford, en los años 50, y la diseñó y la colocó un mismo traumatólogo. Era como un hombre del Renacimiento. Los precios también se han abaratado.

¿En qué cree que se necesita investigar más a fondo hoy?

En todo lo que es la regeneración. Ya no en sustituir o reparar, sino en que los huesos se regeneren. Se está investigando en ingeniería de tejidos y terapia génica, porque esto requeriría edición de genoma.

Entonces la idea es, como usted mencionaba en una conferencia, llegar a los 90 años solo con la fragilidad como problema…

Bueno, pero ni siquiera fragilidad, porque si logras regenerar… y en algún momento nos regeneraremos… Es decir, la idea no es no morirse, sino pasar esa última etapa de nuestra existencia con mejor calidad de vida. Quizá no se logre en el corto plazo, pero en un plazo medio, sí. Y además, como ahora en esto están involucradas las grandes fortunas mundiales y han montado laboratorios (porque ellos quieren que estos avances les lleguen a ellos), pues a lo mejor acortamos los tiempos.

Fuente: SINC
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Juan Ignacio Pérez Iglesias, catedrático de Fisiología: “El verdadero potencial de la especie humana está en su capacidad cultural, más que en su inteligencia”

Mirar al pasado y ver qué nos diferencia de nuestros parientes más próximos nos ha ayudado a entender al ser humano y sus características actuales. Juan Ignacio Pérez Iglesias ha publicado recientemente el libro Primates al Este del Edén, con una nueva perspectiva: nuestra estrategia de vida “prudente” nos convirtió en una especie exitosa.

Juan Ignacio Pérez Iglesias

Juan Ignacio Pérez Iglesias, director de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco. / SINC

El biólogo Juan Ignacio Pérez Iglesias ha recopilado durante años de trabajo y publicaciones documentación relativa a características de la biología humana y, en concreto, acerca del origen evolutivo de dichas particularidades. En su último libro, Primates al Este del EdénEl organismo humano a la luz de su evolución, refleja aspectos que son “genuinamente humanos”, como nuestra la capacidad única de sudoración o de recorrer largas distancias, con un metabolismo muy particular, así como la capacidad de ser extremadamente colaborativos.

Pérez Iglesias dirige la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco, es catedrático de Fisiología y fue rector de dicha universidad entre 2004 y 2009. Además, es el actual presidente de Jakiunde, la Academia de las Ciencias, de las Artes y de las Letras del País Vasco.

¿Qué es lo que nos vamos a encontrar al abrir las páginas de este libro?

Mi idea era fijarme sobre todo en características biológicas humanas y funciones que no suelen recibir mucha atención, porque no están tan directamente relacionadas con lo que se suele estudiar, que es el registro fósil. Lógicamente, sin descartar estos aspectos, porque aportan información relevante. Trato más funciones, por así decirlo, fisiológicas: la alimentación, la digestión del alimento, el metabolismo, también el encefálico, así como todas las cuestiones relativas a la estrategia de vida. Cómo nuestro linaje y, finalmente, la especie se caracteriza por ser muy prudente. He mirado más a las funciones que a la anatomía.

¿Cuáles son los aspectos nos hicieron ser como somos?

Siempre hay factores que actúan como presiones selectivas de las que surgen características que confieren una mejor aptitud en términos darwinianos. Son muy diversas, porque algunas son del entorno físico o bien por razones climáticas, geográficas o paisajísticas. A veces es el propio grupo al que se pertenece es el que se constituye en presión selectiva.

Mi idea era fijarme sobre todo en características biológicas humanas y funciones que no

Existieron una serie de cambios en el este y sureste del continente africano que modificaron el paisaje y el clima. Fueron complejos y tienen varios orígenes. En el libro los trato en un anexo,  porque tienen un alto grado de complejidad técnica. En definitiva, lo que ocurre es que en un entorno denominado, el Gran Valle del Rift, donde se está produciendo la separación de dos placas tectónicas, la somalí y la africana, se genera un cambio de la orografía. Se produce una elevación de cadenas montañosas relativamente altas que dan lugar a un nuevo régimen de lluvias. Además, el planeta se va enfriando y una zona de selva, antiguamente, pasa progresivamente a convertirse en sabana, que alterna con praderas y llanuras de aluvión. Algo mucho más diverso. En ese entorno evolucionan nuestros antepasados.

¿Qué pretendía evocar con el título del libro?

Utilizo la metáfora del Edén por el entorno donde vivían. Me he valido también de la novela de John Steinbeck que se titula así. Pero la noción que subyace es esa, que hay un cambio en las condiciones ambientales que da lugar a otro tipo de alimentación a la que se tiene acceso, y de ahí derivan un montón de características relacionadas también con la capacidad de desplazamiento, la regulación de la temperatura y las estrategias de vida. En medio de todo esto, se produce un crecimiento de un encéfalo muy grande en la especie, energéticamente muy costoso. Todo forma parte del mismo proceso.

La alimentación es otro tema clave. ¿Cómo influyó este comportamiento o el hecho de que se empezara a cocinar?

Precisamente, en esta zona de sabana con más pradera proliferan ungulados. A la vez, al desaparecer el bosque denso o hacerse más escaso, disminuye la disponibilidad de fruta. Nuestros antepasados se supone que eran consumidores eminentemente de fruta, como los chimpancés, con consumo escaso de carne. Al cambiar la disponibilidad de alimentos de forma gradual, lo que ocurre es que también lo hace la dieta humana. Aumenta la proporción de carne y también, por ejemplo, de semillas o tubérculos, por el tipo de hábitat.

No somos conscientes de hasta qué punto es diferente el intestino del sistema digestivo de un herbívoro del de un carnívoro

¿Qué transformaciones fisiológicas implicó este cambio de dieta?

Esto es muy espectacular si lo pensamos. No somos conscientes de hasta qué punto es diferente el intestino del sistema digestivo de un herbívoro del de un carnívoro. En perros, lobos o leones es muy pequeño, comparado con algunos herbívoros, que es muy grande y complejo. Pensemos en una vaca, por ejemplo. Los mismos chimpancés y gorilas tienen sistemas muy grandes y dedican mucho tiempo del día a comer, masticar e ingerir alimento.

El cambio del modo de alimentación conlleva lo contrario. El tamaño digestivo disminuye y el tiempo que se dedica también. Además, es un órgano muy caro energéticamente y así se libera energía para otros fines, como para hacer crecer un encéfalo más grande.

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No somos solo eficientes en eso, también en la regulación de la temperatura corporal. ¿Cómo conseguimos esa ventaja?

Nuestros antepasados tenían un pelaje muy grueso que les cubría el cuerpo, como ahora los chimpancés. En un entorno de temperatura más o menos constante, con agua y poca actividad, era una buena protección frente a erosiones de la piel. Pero una vez que tienen que desplazarse largas distancias, el calor que produce el organismo hay que disiparlo. La manera más eficiente es evaporar un líquido de la superficie, que es lo que consigue nuestro sudor.

Tenemos una cantidad enorme de glándulas sudoríparas, no hay ninguna especie que sude tanto como nosotros, un aspecto que en otras especies de mamíferos no está muy estudiado.

Tenemos una cantidad enorme de glándulas sudoríparas, no hay ninguna especie que sude tanto como nosotros

Destaca en el libro que somos buenos corriendo largas distancias cuando hace calor. ¿Por qué?

No solo porque somos resistentes físicamente, que también. Tenemos muchas fibras musculares lentas, no fatigables y esto es muy importante. Además, al ser capaces de mantener la temperatura corporal en unos límites muy estrictos, en condiciones que ningún otro mamífero puede, esto nos da mucha ventaja. En el atardecer o en el amanecer -que es cuando más suelen cazar los grandes depredadores- no podemos competir. Pero al mediodía, a pleno sol, como tenemos capacidad para eliminar calor de una forma que ningún otro mamífero puede hacerlo, somos mejores. Forma parte de nuestra adaptación.

Hacía antes referencia al metabolismo encefálico. ¿Cuáles son las características específicamente humanas?

Tenemos unas capacidades cognitivas superiores, algo universalmente aceptado. Otra cosa es qué entendemos por capacidad cognitiva y por superior, ya que depende de las circunstancias evolutivas de cada especie. Sin embargo, hay dos factores muy importantes. Por un lado, la transmisión cultural acumulativa. Esto es posible gracias a un lenguaje articulado complejo, un rasgo que depende mucho de nuestra arquitectura neuronal. La verdadera potencia de la especie humana está en su capacidad cultural, más que en su inteligencia. Una persona muy inteligente que no dispone de las herramientas culturales adecuadas, en un entorno determinado, no sobrevive.

Una persona muy inteligente que no dispone de las herramientas culturales adecuadas, en un entorno determinado, no sobrevive.

Después, existe otro elemento muy importante también: la sociabilidad. Somos hiper cooperadores, y para ello necesitamos también una comunicación muy efectiva con los demás. El encéfalo está detrás de todo ello.

Algo que en el libro también señala como que consume gran cantidad de nuestra energía

No nos hacemos una idea de lo que significa que el 20 % del metabolismo en reposo lo utiliza el encéfalo. Es muchísima cantidad de energía, tanto como lo que gasta el hígado que es un órgano muy activo metabólicamente, ya que trabaja constantemente. Esto de adultos, porque en un crío pequeño, la mitad de la energía en reposo se la lleva el encéfalo. Sin un aporte de energía extra esto no hubiera sido posible.

Y respecto a la longevidad, ¿por qué era superior la nuestra a la de los neandertales y demás homininos?

Es uno de esos rasgos de la estrategia de vida de una especie. Normalmente se asocia con estrategias prudentes, una edad tardía de reproducción, en la que es importante el aprendizaje y se tienen muy pocas crías. Se procura que la descendencia crezca hasta que madura. En cambio, en las especies con muchas crías, lógicamente, los padres no se ocupan de todas. Estos son rasgos que caracterizan a las especies y que tienen que ver con las circunstancias en las que unos y otros evolucionan. Esta estrategia ha sido ventajosa en general para los primates y en especial para los seres humanos. También está relacionada con tener un encéfalo grande y reservas de grasa.

Me llama la atención la referencia al peligro de no actuar colectivamente. ¿Cuándo no lo hemos hecho, siempre nos ha ido mal?

Es una reflexión particular. Somos tan hipercooperativos que en una sociedad cada vez más individualista, ¿no estamos poniendo en riesgo un bien muy valioso y lo que se deriva de ello? Quizá el descenso en la natalidad de los países desarrollados tiene que ver con una percepción de falta de apoyo por parte del grupo. Es una especulación salvaje, pero a mí me ha dado mucho que pensar.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons