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Hidropolítica y combate contra la Ferrovía extractivista y la desintegración Latinoamericana (II)

Por Eduardo R.Saguier PhD.
Museo Roca-CONICET
http://www.er-saguier.org

VI.- Mudanza de la capital brasilera e intentos de romper la dualidad geográfica

A fines de la década del cincuenta, desaparecido Vargas por la fatalidad del suicidio, Brasil mudó por segunda vez en la historia su capital; pero esta vez hacia el interior del territorio, de Rio de Janeiro a Brasilia (dentro de los límites del estado brasileño de Goiás, entre Mato Grosso al occidente y Mina Gerais al oriente). Brasilia fue planificada como una plataforma para lograr la plena ocupación de la región interior. Para ello se abrió también la rodovia de Brasilia a Belem (Mickle Griesi, 2009), localizada en la misma zona donde tuvo su epicentro la heroica Columna Prestes (1925-27). Esta mudanza tuvo su ejecutor en el presidente Juscelino Kubitscheck (1956-61), pero pese a sus méritos geopolíticos –por haber penetrado al interior del Brasil—no alcanzó a romper el dualismo geográfico denunciado hacia medio siglo por Badia Malagrida, ni a integrar las cuencas fluviales del continente, perpetuando la partición, incomunicación y baja circulación entre los mismos países vecinos de la cuenca amazónica.

Años más tarde, agotado el largo régimen bonapartista, la dictadura militar brasilera (Garrastazú Medici, 1969-1974) –como reacción a la indiferencia de los regímenes populistas (Vargas, Goulart)– intentó vanamente romper dicha dualidad mediante una carretera vial inter-amazónica, pero fracasó rotundamente por ignorar la relevancia de las las cuencas fluviales. Esto ha servido para corroborar que no existe posibilidad alguna de integrar el Brasil sin la previa integración de todos los países que componen la cuenca del río Amazonas. Y ese fracaso se confirma en forma cada vez más escandalosa y catastrófica con el boom cocalero, pues este último viene contaminando los ríos (principalmente los ríos Mántaro y Apurimac, afluentes del río Tambo, y este del río Ene, a su vez afluente del Ucayali) con precursores químicos, al extremo que en ellos ha desaparecido la fauna ictícola y amenaza contagiar la totalidad de la cuenca con focos de contaminación microbiológica.
http://www.rpp.com.pe/2014-11-04-advierten-contaminacion-de-rio-apurimac-con-residuos-de-narcotrafico-noticia_739392.html

Paralelamente a estas propuestas y recomendaciones, en la historiografia lusitana de la década del 50, se desató un intenso debate entre el historiador portugués Jaime Cortesao y el brasileño Sergio Buarque de Holanda sobre la veracidad del mito de la «isla Brasil», donde se revela que los portugueses ya en el siglo XVII buscaban intencionalmente “… definir las fronteras de la colonia portuguesa a partir del Amazonas y la cuenca del Plata, pues percibían que a través de esas dos entradas se llegaba a un desconocido corazón del territorio sud-americano” (comunicación de Shellard Correa, 2015). El representante más genuino de esta pionera y auto-complaciente percepción de un fundacional “destino manifiesto” y de una hipotética “costa interior”, fue según Cortesao el bandeirante portugués Raposo Tabares. Luego de haber participado en las malocas contra las Misiones Jesuíticas y en la Guerra de Reconquista del nordeste contra los invasores Holandeses, Raposo Tabares navegó en 1648 por más de diez mil kilómetros a través de los ríos Paraguay, Grande, Mamoré, Madeira y Amazonas, alcanzando exitosamente Belén do Pará en la desembocadura del río Amazonas, y falleciendo poco después de las enfermedades originadas en la aventura expedicionaria.
http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0104-87752007000100005&script=sci_arttext

Posteriormente, en la década del 60, se dio el trabajo del Arq. Paulo Mendes da Rocha sobre la “costa interior” del Brasil, aludiendo al mito insular y al comportamiento vinculante e integrador de sus ríos y cuencas hídricas. En la década del ochenta, los hermanos Paul y Constantino Georgescu, venezolanos de origen rumano, tras una heroica travesía, recomendaron la misma ruta fluvial que va del Plata al Amazonas por la ruta del Guaporé-Madeira. Simultáneamente, nuevas tesis geopolíticas fueron ensayadas por académicos como Backheuser (1952), y por militares brasileros como Carlos de Meira Mattos (1980) y Golbery do Couto e Silva (1981). Meira Mattos desarrolló su tesis en tres ejes: espacio, fronteras y posición; y Golbery sostuvo que Brasil era un archipiélago, y que para que alcance influencia y liderazgo en Sudamérica debía cumplir con cuatro objetivos: “… estar suficientemente articulado al interior; efectivamente integrado; expandido en su extenso territorio, y debe manifestar control sobre sus fronteras” (Romero Gallardo, et. al., 2012).
www.histarmar.com.ar/InfGral-3/RdlPlataalOrinoco.htm

Y recientemente ha resucitado el interés por historizar la dualidad geográfica brasileña y la desintegración fluvial continental pues el profesor ecuatoriano Leonardo Mejía publicó su libro Geopolítica de la Integración Subregional. El rol de Brasil (Ed. La Huella, 2012); el geógrafo-historiador brasilero Manoel Fernandes de Sousa Neto investigó la frustrada iniciativa imperial de Pedro II con su tesis doctoral publicada en 2012, Planos para o Império: os planos de viação do Segundo Reinado (1869-1889); y Perrier-Bruslé (2014) abundó sobre la integración sudamericana haciendo hincapié en la triple frontera entre Bolivia, Perú y Brasil.
http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0104-59702014000401490&script=sci_arttext

VII.- Desplazamiento de la frontera brasilera y fragmentación del espacio amazónico

La fragmentación y desarticulación del espacio latinoamericano como secuela de las revoluciones de Independencia, de la formación de los modernos estados-naciones sudamericanos, y de la fiebre cauchera impulsada por la demanda del mercado mundial, fracturó el mismo espacio amazónico. Este espacio geo-hídrico ya venía partido en dos mitades asimétricas por obra de la voluntad papal, donde el borde occidental de la mitad más pequeña, la oriental portuguesa, se fue corriendo incesante y progresivamente hacia el oeste. En efecto, la Bula Inter Caetera de 1493 fijó la frontera a 100 leguas al oeste de las Azores; el Tratado de Tordesillas de 1494 lo estableció a 370 leguas al oeste de las Islas del Cabo Verde; y el Tratado de Madrid de 1750, ratificado por el Tratado de San Ildefonso (1777), al ceder España el Mato Grosso al Brasil, a cambio de la Colonia del Sacramento en la Banda Oriental, corrió la frontera interior aún más al oeste (1750). Esta fragmentación de la Amazonía se acentuó un siglo más tarde, cuando el boom del caucho (1880-1912), merced a los siringueiros (una migración interior de origen caboclo procedente predominantemente de Ceará), pues la frontera se corrió desde el puerto de Manaos hasta las estribaciones de la cordillera peruana y las tierras bajas de la Amazonía boliviana (el Acre). Este desplazamiento de la frontera incidió para que Bolivia y Brasil se enfrentaran entre sí en la Guerra Acreana (1902-1903); y luego hizo que confrontaran Perú con Bolivia, así como Colombia con Perú, donde el Mariscal Rondon actuó de agente asesor en la redacción del Tratado Velarde-Rio Branco (1909).

VIII.- Obras de ingeniería hidráulica y de integración hidrográfica pan-amazónica

Todos los autores, congresistas y profesionales aquí citados concluyeron que mediante obras de ingeniería hidráulica (dragado, canalización, contención de márgenes, rectificación de meandros, extirpación de lechos rocosos, señalizaciones, balizados, esclusas, terminales portuarias, etc.), complementadas con obras férreas y terrestres (caminos de sirga), se podrían comunicar entre sí relevantes cuencas hídricas. En efecto, la cuenca del Alto Paraguay y su afluente brasilero el Río Jaurú podría llegar a interconectarse con la cuenca del Río Guaporé (El río Jaurú desemboca por margen derecha en el río Paraguay a unos 60 km al sur de Cáceres, y es navegable todo el año con calado de 0,50 m hasta Porto Limao, en el km 55, y en aguas altas hasta Porto Esperidäo, en el km 170). Cuando el río Guaporé bordea la frontera de Bolivia, los habitantes bolivianos lo conocen como el Río Iténez, que es afluente del Mamoré, donde desagua también el río Madre de Dios (que se origina en la cordillera oriental del Perú). El río Madre de Dios tiene en sus costas varios puertos entre ellos Puerto Maldonado, y posee una conexión terrestre con un afluente del Alto Ucayali, que lo lleva a Pucallpa y más río abajo al puerto de Iquitos. Por otro lado, el Mamoré-Guaporé en su curso bajo se une a su vez con el río Beni en Villa Bella, para desembocar en el Río Madeira (un verdadero río internacional de curso sucesivo), “donde salvando pequeños saltos de agua llamados “cachuelas” [rápidos], con un descenso de 66 metros, a lo largo de 300 km entre Guajará-Mirim y Porto Velho, y circundado por una vía férrea (Buela Lamas, 2009), se llega finalmente al gran río Amazonas.

Lamentablemente, en estos saltos de agua se están programando tres mega-represas, dos en Brasil, las de Jiraú y San Antonio en el estado de Rondonia (Brasil), y una en Bolivia, la de Cachuela Esperanza en el departamento del Beni, provincia de Vaca Díez, con fines meramente hidroeléctricos y para vender el excedente al Brasil, que afectarían la construcción de la hidrovía.
http://viajeaqui.abril.com.br/materias/edgardo-latrubesse-rio-madeira-amazonia-usinas-de-jirau-e-santo-antonio

Otros ingenieros, pertenecientes a la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), que plantean proyectos semejantes, tales como la Ferrovía Transcontinental entre Brasil y Perú, propuesta por el gobierno Chino, son combatidos por los ambientalistas, por su naturaleza eminentemente extractivista y no integradora.
http://www.bbc.co.uk/portuguese/noticias/2015/05/150518_ferrovia_transoceanica_construcao_lgb

Por intermedio de la integración hidrográfica pan-amazónica, que es comparable con la practicada en otros continentes y en otros siglos por Rusia, Egipto y China, las embarcaciones de cabotaje procedentes de puertos como los de Buenos Aires, Montevideo, Rosario, Santa Fé, Resistencia, Corrientes y Asunción, remontando los ríos Paraná y Paraguay hasta sus afluentes occidentales en el Mato Grosso del Norte (Brasil), podrían alcanzar los ríos Guaporé y Madeira, afluentes a su vez del Amazonas, y de esa forma llegar a Manaos, y más arriba a Leticia en Colombia e Iquitos en Perú; también más allá hasta Francisco de Orellana (o El Coca) a orillas del Río Napo (Ecuador); hasta Pucallpa a orillas del Río Ucayali; hasta Saramiriza a orillas del Río Marañón; y también hasta el puerto de Yurimaguas a orillas del Río Huallagas, estos tres últimos en el Perú amazónico.

Para Buela Lamas (2009), la integración fluvial de ambas cuencas podría darse entonces con un canal de doce kms. en la llamada Chapada dos Parecis al suroeste del estado de Mato Grosso del Norte (donde desde distintas serranías nacen los ríos Aguapei, Alegre, Ji-Paraná, Xingu, Araguaiay Juruena). Navegando el Alto Paraguay de sur a norte procedente del Río Paraná, y más tarde remontando su afluente el río Jaurú, uno se encuentra, luego de pasar la ciudad de Corumbá (capital del Pantanal matto-grossense y punto fronterizo entre Bolivia, Brasil y Paraguay), con la necesidad de un canal que conecte el río Aguapey (afluente del Jaurú, que lo es a su vez del Alto Paraguay), con el río Alegre, afluente del Guaporé. Ambos ríos nacen en la margen norte de la misma serranía, corren en forma paralela un largo trecho hacia el norte, pero mientras el Alegre gira hacia el oeste desembocando en el Guaporé, antes que este se constituya en el rio fronterizo entre Brasil y Bolivia; el Aguapey gira hacia el sudeste en forma de U invertida y desagua en el río Jaurú (este río desemboca por margen derecha en el río Paraguay a unos 61 km al sur de puerto Cáceres, y es navegable todo el año con calado de 0,50 m hasta Porto Limao, en el km 55, y en aguas altas hasta Porto Esperidäo, en el km 170), perteneciente a la cuenca afluente del Alto Paraguay (Buela Lamas, 2009). Los afluentes paralelos y el canal que los conectaría están graficados en el mapa que se expone en el link siguiente:
http://3.bp.blogspot.com/-YxtY3xjQ88s/VV_1fEvKKpI/AAAAAAABHo4/yV-oX8yA700/s1600/200906_mapa%2BRIOS.jpg

IX.- Comparaciones históricas mundiales

Las propuestas de todos los autores mencionados serían comparables con las de otros mega-emprendimientos hidráulicos del mundo tales como el Gran Canal de la China Imperial, los canales Rusos de tiempos de Pedro el Grande, la Hidrovía Rhin-Danubio que conecta el Mar del Norte con el Mar Negro, y el nuevo canal entre el Atlántico y el Pacífico programado por los chinos en Nicaragua.

Los canales rusos vinculan por un lado el río Volga con el Mar Báltico, y por otro el río Volga con el río Don, para desembocar estos últimos en los mares Negro (Azov) y Caspio. Fueron iniciados por los despotismos orientales del Sultanato Otomano y del Zarismo ruso e inaugurados recién siglos más tarde por un régimen socialista de estado que según la tesis determinista de Wittfogel habría servido para camuflar a un absolutismo hidráulico genocida, el de Stalin en 1952 (Wittfogel).

La Hidrovía Rhin-Danubio, que conecta el Mar del Norte con el Mar Negro y la costa meridional del Cáucaso (Georgia) fue comenzada durante el imperio feudal de Carlomagno a fines del siglo VIII y concluida recién hace un cuarto de siglo, en 1992, por la Alemania unificada (en proceso de integrar la Unidad Europea). El gran canal central en Rusia fue programado para unir el Mar Báltico con el Mar Negro por medio de los ríos Dnieper y Dvina. El programado Canal de Eurasia, entre los mares Negro y Caspio, que tiene 700 kilómetros y una capacidad de 75 millones de toneladas anuales,está siendo impulsado por la Rusia de Putin a un valor estimado de seis mil millones de dólares. Y la programación de una nueva hidrovía que va a partir del Danubio, cruzar la Moravia, y atravesar los Balcanes, hasta alcanzar el Egeo, está siendo impulsada por la Unidad Europea y por la Alemania de Merkel.
http://en.wikipedia.org/wiki/Rhine%E2%80%93Main%E2%80%93Danube_Canal

En cuanto al canal de 12 km de largo, a construir entre los ríos Alegre y Aguapey, vienen a cuento algunos ejemplos de la historia hidráulica mundial. El canal ruso que une el Río Don con el Volga, inaugurado por Stalin en la década del 50, tiene una extensión diez veces mayor, de un centenar de kilómetros; el Gran Canal chino que une los ríos Amarillo y Yang-Tsé de 160 kilómetros; el Canal de Suez que une los mares Mediterráneo y Rojo, entre Puerto Said y Suez, de 163 km.; y el canal alemán que une el afluente del Rhin, el río Meno (Meinz) con el río Danubio, terminado en 1992, de 172 kilómetros, tiene cada uno de los tres canales una extensión quince veces mayor. Y el Canal de Eurasia programado en la Rusia de Putin entre los mares Negro y Caspio tiene una extensión setenta veces mayor, de 700 kilómetros, y una capacidad de 75 millones de toneladas anuales.

El viejo canal que conecta el Don con el Volga, construido con los prisioneros del Gulag, tiene nueve esclusas, que salvan los 88 metros del desnivel ascendente del río Volga; y cuatro esclusas que salvan los 44 metros del desnivel descendente del río Don, y que permiten el paso de embarcaciones de más de cinco mil toneladas de carga y una capacidad anual de 11 millones de toneladas.
http://azovcenter.ru/articles/recommendation-may-come-soon-caspian-azov-sea-canal-route

Todo este arduo y complejo trabajo de hidrovías, dragados, canales y esclusas, y de alta ingeniería fluvial y de cabotaje generaría un enorme hinterland o espacio interior a escala continental, que daría vida intensa a una inmensa región por siglos postergada, y emularía las proezas ingenieriles que históricamente se dieron en China, Egipto, Panamá, Rusia y Alemania. En el caso de la China Imperial, la unidad entre su parte septentrional (Beijing) con la meridional (Shanghai) fue cimentada uniendo los ríos Amarillo y Yang-Tsé. En el caso del Egipto moderno, mancomunar el Alto Nilo con el Bajo Nilo y vincular el Mar Rojo con el Mediterráneo fue posible mediante el Canal de Suez (1869). En el caso de los Estados Unidos de América, consolidar su armonía geográfico-política y unir sus costas del Atlántico con el Pacífico sólo era posible por medio del Canal de Panamá y no por el Ferrocarril ni por las super-carreteras (1914). En el caso de la Rusia Soviética, reforzar su unidad incluyendo a Ucrania, sólo era factible a través de un canal que uniera los ríos Don y Volga (1952). Y en el caso de Alemania, afianzar la Unidad Europea vinculando los Mares del Norte y Negro sólo era posible mediante un canal que enlazara los ríos Rhin y Danubio (1992).

X.- Conclusión

Esta integración de cuencas hidrográficas en la América del Sur cumpliría el ansiado sueño de Humboldt, de Pedro II, de Moraes, de Courteville, de Gallart y de Del Mazo, de un mar interior surcado por múltiples hidrovías, que incrementaría el potencial económico y demográfico de todo un sub-continente y que les otorgaría a sus pueblos una motivación política que excedería intereses meramente nacionales o regionales.

En la práctica concreta de los pueblos transfronterizos de la Amazonía, la convivencia cotidiana ha venido erosionando las identidades nacionales, estimulando una nueva identidad socio-regional (amazónica) e incluso una nueva identidad lingüística (portuñol). Una elocuente muestra de este cambio cultural está representada por la cumbia El Indio Amazonense, entonada por el recitador Pablo Parménides Martínez y compuesta por Luis García Cruz, alias Luchín, la cual hace hincapié en la deforestación y contaminación que viene sufriendo la cuenca, y la enriquecedora identidad común que prevalece en la triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil, la más exuberante de todo el espacio amazónico donde abundan múltiples fronteras
https://www.youtube.com/watch?v=s5y8v9JiFAI

Este mar interior poblado y comunicado sacaría de la insularidad y el enclaustramiento a países como Bolivia y Paraguay, conectaría los ríos de la cuenca platina (Uruguay, Paraná, Iguazú, Bermejo y Pilcomayo) a la cuenca amazónica; incorporaría naciones como Argentina y Uruguay al mundo amazónico a través del Alto Paraguay, y estados como Venezuela y las tres Guayanas a través del Casiquiare; transformaría la estructura de poder de Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, Guayanas y Brasil, dando más relevancia a sus provincias amazónicas, y al Paraguay y Argentina otorgando más presencia a las regiones chaqueñas y litoraleñas; y sustentaría con mayor fuerza una mística unificadora y un destino manifiesto común para toda la América Latina.

NDD: Agradecemos al doctor Eduardo R.Saguier PhD. por haberse contactado con EcuadorUniversitario.Com y por enviarnos este valioso estudio.

EcuadorUniversitario.Com

Hidropolítica y combate contra la Ferrovía extractivista y la desintegración Latinoamericana (I)

Por Eduardo R. Saguier PhD.
Museo Roca-CONICET
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I.- Introducción: En la historiografía política, económica y sociológica que debate el origen del subdesarrollo latinoamericano ha prevalecido una vieja y problemática hipótesis geopolítica que subestima la contradictoria realidad hidrográfica del continente y le resta fuerza a un común destino manifiesto (o excepcionalismo histórico) a construir aún entre todas las naciones de América Latina. Esta vieja hipótesis, inspirada en José Martí cuando elaboró Nuestra América y en cierto determinismo geográfico (Ratzel), en la Escuela de los Anales, y en la obra de Fernand Braudel Felipe II y el Mediterráneo, sostiene que a diferencia de Europa, que por contar con el Mar Mediterráneo, pudo despegar del atraso y el subdesarrollo y alcanzar altos grados de cultura y civilización (con la exclusión del Maghreb en la margen sur del Mediterráneo), Sudamérica en la América Latina, como el África, al carecer de un mar interior, con cursos de agua que comunicaran entre sí sus regiones más profundas, se obligaba a implementar un transporte marítimo costero de larga distancia y alto costo entre dos océanos conectados sólo por el Cabo de Hornos, y más luego por el Canal de Panamá, y en el caso de África, por el Cabo de Buena Esperanza y más luego el Canal de Suez, pero que perpetuaban sus mutuas y estériles rivalidades y chauvinismos.

Vale referir, sin embargo, geología histórica mediante, que hace diez o veinte millones de años, el Amazonas desembocaba en el Océano Pacífico, y que cuando un millón de años después por choque, separación y deslizamiento de la placa tectónica de Nazca emergió la Cordillera de los Andes se fue formando simultáneamente una inmensa cuenca o mar interior. Este mar, cuando Sudamérica se separó de África, fue buscando su salida al Atlántico, hasta en tiempo geológico fue desecando el enorme espacio con creciente zanjeado natural de cuencas hídricas con inundaciones, aludes de rocas y minerales, desprendimientos de laderas y polución química natural o eutrofización, acompañadas por la resistencia del sustrato geológico para descomponerse y formar suelos, y escoltadas por múltiples aportes de sedimentos y nutrientes. El escurrimiento de aguas y consecuente floración de algas y larvas fueron drenando la vida acuática, formando películas bacterianas, humedales y pantanos, y fue apareciendo vegetación emergente dando lugar con el correr de los milenios a inmensos sistemas forestales y muy posteriormente a primitivas faunas silvestres (Cleary, 2013; Albergaria de Queiroz, 2013).

Recién millones de años después, con la aventura expedicionaria del bandeirante portugués Antonio Raposo Tabares (que violaba la línea fronteriza del Tratado de Tordesillas), a través de los ríos Guaporé-Madeira hasta la boca del Amazonas, luego de producida la rebelión de Portugal contra la dominación Habsburga (1648); con la llegada al Ecuador del hijo de la Ilustración Francesa el explorador Charles Marie de La Condamine en 1735; y con los descubrimientos en Venezuela del naturalista alemán Alexander von Humboldt en 1799, la utopía de integrar las cuencas hidrográficas del Orinoco, del Amazonas y del Río de la Plata comenzó lentamente a tornarse verosímil.

II.- Humboldt y proyectos pioneros de canalización

Humboldt conocía los intentos de construir canales por parte de Grecia, Egipto, China y Rusia. En la Grecia antigua, el Canal de Corinto conectaba el Egeo con el Golfo de Corinto. En el Antiguo Egipto, el canal de los Faraones ligaba el Río Nilo con el Mar Rojo a través de la depresión de Wadi Tumilat, y la obra fue comenzada por Darío el Grande cuando Egipto estuvo invadido por los persas (510 A.C.), y más tarde desarrollada por Ptolomeo II Filadelfio (282 A.C.), nieto de Alejandro el Grande, luego por el emperador romano Trajano (117 D.C.), y finalmente en el siglo XIX por el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps (1869). En China, el Gran Canal de 1800 kilómetros, que venía de Pekin y unía los ríos Amarillo y Yang-Tsé, construido por los emperadores a lo largo de sucesivas dinastías había sido mencionado por Marco Polo y el sinólogo jesuita Matteo Ricci (Needham, 1986; 23Avarello, 2015).

Como también estaba al tanto seguramente de los avances en Rusia del Canal Mariinsk, que ligaba el Río Volga con el Mar Báltico (de 368 kilómetros de largo), Humboldt habría querido emular esos antecedentes históricos y remontando el Orinoco y las bifurcaciones del Casiquiare, en la Amazonía, descubrió la función natural de este último (esta expedición fue repetida dos siglos más tarde por otro alemán Klaus Reckling). Y en un intento de extender sus investigaciones hidrográficas (Del Orinoco al Amazonas. Viaje a las Regiones Equinocciales del nuevo continente), Humboldt envió a su socio y colega, el botánico y naturalista francés Aimée Bonpland, al Paraguay, para que explorara la integración fluvial de la cuenca del Plata y el Alto Paraguay con el Río Amazonas, lo que se frustró por la actitud incomprensiva del dictador José Gaspar Rodríguez de Francia retratado por Augusto Roa Bastos en Yo el Supremo (Kohlhepp, 2005).
http://www.scielo.br/scielo.php?pid=s0001-37652005000200010&script=sci_arttext

III.- Reaparición de proyectos de integración de cuencas fluviales y de expediciones
exploradoras

En la segunda mitad del siglo XIX, con Pedro II (motivado por las dificultades para aprovisionar sus ejércitos tanto desde el Alto Paraguay como desde el Alto Paraná en la Guerra de la Triple Alianza), los proyectos de integración de cuencas fluviales resucitaron, promovidos desde la década del sesenta del siglo XIX por Domingo F. Sarmiento y por el Ingeniero militar brasilero Eduardo Jose de Moraes, y consagrada en su libro A Junccao Do Amazonas Ao Prata: E Estudo Sobre O Rio Madeira (1890). También, para esa época de fines del siglo XIX–en que las compañías navieras inglesas sacaban la goma por el Amazonas– el cauchero peruano Fitzcarrald López descubrió el istmo o varadero (retratado por el cineasta Werner Herzog) que comunica las cuencas de dos ríos alto-amazónicos paralelos, el río Apurimac-Ucayali y el río Madre de Dios, confirmando la hipótesis acerca de la existencia de otros ríos amazónicos paralelos pertenecientes a cuencas distintas que son perfectamente conectables entre sí.

Contemporáneamente con Fitzcarrald López, caído el emperador, el poder político del Brasil se descentralizó, y el boom del caucho (látex o leche maldita) en el mercado mundial corrió la frontera brasilera aún más hacia el oeste que el Matto Grosso, hasta las mismas estribaciones de la cordillera andina (El Acre), generando en Brasil una nueva identidad geográfica, caracterizada por una marcada dualidad entre el macizo oriental y la amazonía occidental, y una desintegración hidrológica continental entre dos grandes ríos con afluentes y estuarios asimétricos. Si bien el estuario del Amazonas corresponde a Brasil, sus afluentes pertenecen a Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela; y en el caso del Plata, si bien sus afluentes (Paraná, Paraguay) corresponden a Brasil el estuario le pertenece a la Argentina y a la República Oriental del Uruguay.

Y a comienzos del siglo XX, en 1914 (tres años después que Hiram Bingham descubriera Macchu Pichu), el ex presidente norteamericano Teodoro Roosevelt (invitado por el Presidente del Brasil Hermes da Fonseca), siguiendo las huellas del bandeirante Raposo Tabares, del topógrafo inglés Percy Harrison Fawcett (demarcador de la frontera entre Bolivia y Brasil) y del explorador Arnold Savage-Landor, se integró a una expedición científica encabezada por el explorador caboclo Cándido Rondon. La expedición partió desde Puerto Cáceres (Mato Grosso) en el Alto Paraguay (donde Roosevelt había llegado vía fluvial procedente de Buenos Aires), luego atravesó la meseta o chapada dos Parecis (en el altiplano o planalto del estado de Mato-Grosso del Norte), donde nacen desde distintas serranías los ríos Aguapei, Alegre, Ji-Paraná, Xingú, Araguaia y Juruena, buscando el río Tapirapué o de la Duda (afluente del río Aripuaná), posteriormente bautizado Roosevelt, y desembocando en el curso bajo del Madeira y luego en el Amazonas, epopeya en la que como Raposo Tabares en el siglo XVII casi pierde la vida y aceleró su muerte temprana (Wasserman, 2009).

IV.- Tesis de un dualismo geográfico irresuelto para un continente hidrológicamente
desintegrado

Como fruto de la post-guerra de la I Guerra Mundial (1919), se asiste al pasaje teórico de la homogeneidad étnica a la heterogeneidad geográfica, acentuada por el influjo de Friedrich Ratzel (1903), de Rudolf Kjellen (1916) y de Camille Vallaux (1921), que fue desplazando de la cartelera al pensamiento sociológico (Durkheim, Weber). Así como para el Perú se desarrolló una concepción geográfica triádica con la combinación de costa, sierra y selva, el geógrafo Carlos Badia Malagrida en El factor geográfico en la política sudamericana (Madrid, 1919), desarrolló para el Brasil la tesis de un dualismo geográfico irresuelto entre las tierras bajas de la Amazonía y el macizo sud-oriental platino. Más aún, el geógrafo uruguayo Luis Cincinato Bollo propuso el mismo año en su libro South America, past and present (1919) la integración de las cuencas fluviales sudamericanas. Diez años más tarde, el geógrafo Clarence F. Jones levantó un mapa del Río Madeira en Agricultural Regions of South America (Worcester, 1928); y el ingeniero francés Roger Courteville, alentado por la búsqueda de la ciudad perdida que había explorado Fawcett (quien había desaparecido en la selva a manos de indios antropófagos en 1925 y en su rescate se habían practicado una docena de frustradas expediciones), investigó dos años después, en 1930, una ruta fluvial integradora que iba del Plata al Amazonas por el curso del Madeira, más arriba que las ensayadas en el mismo río por Fawcett, Savage-Landor y Rondon-Roosevelt. Esta nueva ruta iba por el Río Guaporé, la misma vía contigua con las tierras bajas del Alto Perú o Audiencia de Charcas (Bolivia) que el bandeirante Antonio Raposo Tabares supuestamente surcara en 1648, y que el Mariscal Rondon demarcó en 1930 como límite fronterizo entre Brasil y Bolivia.

A fines de la década del 30 prevalecieron las tesis dualistas defensoras de las fronteras naturales (integración política en el seno de las cuencas hidrográficas respectivas), como fue la postura de Malagrida. Esta tesis aventuraba una eventual secesión amazónica a desprenderse del Brasil –semejante a la fragmentación que aconteció en el pasado en el espacio hispanoamericano– si no se encaraban políticas para contrarrestarla. Pero ello fue rebatido por la tesis expansionista y realista del militar brasilero Mario Travassos (1938) quien centraba el motor geopolítico del Brasil en la Amazonía, y paralelamente le adjudicaba a la cuenca amazónica un potencial de naturaleza centrípeta capaz de aunar la fabricación de un creciente espacio geográfico de alcance nacional. El travassismo estuvo entonces influido por las teorías del “área pivote”, o región cardial, del inglés Halford Mackinder (1904), que veía al Brasil como una potencia continental, para lo cual privilegiaba la conexión estratégica del Mato Grosso con el Oriente Boliviano y una eventual anexión del mismo (Favaro Martins, 2011).

V.- Congresos profesionales latinoamericanos para integrar las cuencas fluviales

En la década del 40 y en medio de la II Guerra Mundial, diversos congresos profesionales latinoamericanos alentaron los estudios geográficos, en especial los estudios hidrográficos con el no oculto objetivo de integrar las cuencas fluviales del continente. En efecto, la Conferencia Regional de los Países del Plata, reunida en Montevideo a comienzos del año 1941, el III Congreso Argentino de Ingeniería, celebrado en Córdoba el 4 de julio de 1942, la V Convención de la Unión Sudamericana de Asociaciones de Ingenieros (USAI) reunida en Montevideo del 9 al 16 de marzo de 1947, y el I Congreso Panamericano de Ingeniería, celebrado en 1949 en Rio de Janeiro, resolvieron recomendar a los estados y asociaciones de profesionales representados que continúen y coordinen mediante comisiones técnicas mixtas, los estudios ya existentes sobre la posible conexión o integración de los tres grandes sistemas hidrográficos de la América del Sur: el Plata, el Amazonas y el Orinoco.Y el año 1947, otro geógrafo, Horacio Gallart, levantó la apuesta de los Congresos y Conferencias citados registrando y publicando numerosos mapas e ilustraciones de la misma ruta fluvial.

Como consecuencia directa de estas exploraciones hidrográficas, investigaciones cartográficas y recomendaciones de organismos regionales y asociaciones profesionales, el ingeniero y representante del Radicalismo argentino Gabriel del Mazo, devenido desde hacía años en el vocero político de los ingenieros reformistas, y del pensamiento regenerador de la Reforma Universitaria de Córdoba, formuló en 1948 ante el Parlamento argentino un proyecto de resolución de integración fluvial a escala continental,y posteriormente, en 1962, publicó un libro titulado Proyecto de un Canal Sudamericano. Estas propuestas y recomendaciones de obras públicas de infraestructura continental por parte de asociaciones hemisféricas ligadas al pensamiento Reformista y a la prédica nacionalista del escritor Ricardo Rojas fueron acompañadas por la intelectualidad hispanoamericana, en especial por la boliviana (Carlos Montenegro), la paraguaya (Natalicio González) y la uruguaya (Ardao). Sin embargo, en Brasil, el bonapartismo Varguista acusó el desafío con recelo y desconfianza, pues denunció las supuestas ambiciones de Estados Unidos, Venezuela y Argentina para adueñarse del espacio amazónico.

(Continúa)

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Ecuador tendrá un turismo certificado

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En ocasiones es una aventura salir de vacaciones o negocios a un lugar nuevo. Es difícil si no se conoce el destino, elegir a qué hotel ir o qué restaurante visitar. Las páginas web pueden tener fotografías que presentan un lugar esplendido, pero a la hora de llegar, las sorpresas pueden ser muchas, es decir, la realidad no cumple con las expectivas y los turistas no reciben el servicio ofrecido. Sigue leyendo

La UPEC ha cambiado la forma de ver el mundo y la perspectiva de futuro de los carchenses

En 1985, cuando el tulcaneño Porfirio Eche terminó la secundaria, su sueño era estudiar ingeniería agropecuaria. Para cumplirlo debía viajar a Quito e inscribirse en la Universidad Central del Ecuador. Eso significaba gastar dinero en alquilar un cuarto, en alimentación y en el alto precio de la universidad pública en ese tiempo.

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