El pasado no es la mejor guía para un futuro incierto

Señala el informe innova al sugerir escenarios sobre la manera que los recursos hídricos podrán evolucionar en las próximas décadas.

Tradicionalmente, los datos históricos del clima eran para los decisores en la esfera del agua una guía bastante fiable de las tendencias futuras y les ayudaba a predecir las condiciones extremas, como las sequías y las inundaciones, así como otras amenazas para la seguridad hídrica. Hoy en día, el pasado deviene una guía menos confiable en el momento que toda la humanidad embarca hacia un destino desconocido: una demanda creciente de agua, en el momento que el cambio climático parece amenazar la estabilidad de estos recursos.

Para evaluar los riesgos y las consecuencias de diversos modelos de desarrollo, el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos ha desarrollado un proyecto de escenarios para los recursos hídricos en el mundo. Antes de la construcción de los tres escenarios, los expertos del estudio se comenzaron por la identificación de los agentes más probables del cambio, con sus consecuencias positivas y negativas.

El uso del agua en la agricultura aumentará

De 1961 a 2001, su uso se ha incrementado casi un 100%. Es probable que aumente de nuevo a 100% de aquí al año 2040.

La deforestación no se detendrá

Las regiones van a tratar de aumentar su control sobre las tierras agrícolas continuando con la deforestación, pero más lentamente. Esta tendencia es más probable que una desaceleración de la expansión de las tierras agrícolas por causas ecológicas.

El cambio climático agravará el estrés hídrico

El número de personas que sufren de estrés hídrico se espera llegue a 1,7 mil millones antes del 2030, y a 2 mil millones a inicios del 2030. Es probable que el 50% de la superficie deltaica esté expuesto a severas inundaciones a principios de 2040.

La mayoría de las personas tendrán acceso al agua potable de calidad y a instalaciones sanitarias

Los avances de las infraestructuras serán tales que el 90% de la población mundial probablemente tendrá acceso a un agua relativamente potable y a instalaciones sanitarias desde el comienzo de los años 2040.

La recogida del agua de lluvia se generalizará

Es probable que la recogida de las aguas de lluvia se generalice entre 2020 y 2030, acompañada de formas sencillas y de bajo costo para purificarlas.

Mejor uso de tecnologías de un precio asequible

Los agrónomos harán un mejor uso de tecnologías de un precio asequibles para controlar el contenido de humedad de los cultivos y el suelo, mejorando así la eficiencia de los programas de riego.

El crecimiento demográfico no disminuirá

Las estimaciones anuncian una población mundial de casi 8 mil millones de aquí al 2034, 9 millones de aquí al principio de 2050 y más de 10,46 mil millones a partir de entonces. El crecimiento de la población podría cambiar lo que hasta entonces había sido ganado en el campo del acceso al agua y a los sistemas de saneamiento, particularmente en los países en desarrollo, donde el acceso a los sistemas de abastecimiento y saneamiento, recientemente mejorado, podrían llegar a una regresión.

La demanda de agua podría aumentar

La demanda de agua de países en desarrollo podría aumentar en un 50% en comparación con los niveles de 2011. Más del 40% de los países, en su mayoría de bajos ingresos o situados en África subsahariana y en Asia podrían experimentar una severa escasez de agua dulce de aquí al año 2020. Un riesgo importante sería que la desigualdad en el acceso al agua genere nuevas polaridades económicas y políticas.

El intercambio de información progresará

La creación de foros en línea sobre cuestiones relacionadas con el agua puede ayudar a reducir el desequilibrio entre la información disponible para los usuarios, los proveedores y los legisladores. Una coordinación de la red a nivel nacional para compartir información y mejores prácticas entre las agencias locales de agua podría ser implementado en al menos el 95% de los países entre 2020 y 2030. Sin embargo, se teme que los gobiernos no puedan responder a estos flujos de información. Existe la preocupación de que la resistencia de los gobiernos y los defensores de los intereses adquiridos constituyan un freno para la flexibilidad necesaria para la participación y para la transparencia de la toma de decisiones del gobierno.

Tres futuros posibles

En un primer futuro posible, el status quo continúa. El aumento de la demanda de alimentos derivado del crecimiento demográfico y de los cambios en los hábitos alimenticios, junto con el aumento de la urbanización, aumenta considerablemente la demanda de agua. La expansión de los asentamientos humanos invade en tierras marginales o frágiles, aumentando la deforestación y la contaminación. En muchas regiones, el cambio climático reduce la disponibilidad de agua y agrava las polarizaciones económicas entre los países ricos en agua y los que carecen de ella, o entre diferentes sectores o regiones de un mismo país.

Es probable que gran parte de estos impactos afecten a los más pobres.

En un segundo futuro posible, los avances en la tecnología están plenamente explotados, incluida la desalinización, los avances tecnológicos conducen a la conservación significativa del agua. Otros desarrollos tecnológicos en el campo de la producción de agua urbana y de la gestión de los desechos contribuyen también a reducir significativamente la captura y el desperdicio de agua. El rápido desarrollo de estas tecnologías se acompaña de una mayor toma de conciencia general de la escasez de agua.

Un tercer futuro posible, extrapolación de las tendencias demográficas y tecnológicas actuales y añade una serie de decisiones políticas posibles. Un acuerdo internacional vinculante destinado a luchar contra el cambio climático está en marcha de aquí al 2040, con una financiación importante para la sensibilización y la adaptación en los países de bajos ingresos.

El hecho de reconocer que la mayoría de los impactos del cambio climático se sienten a nivel del agua, tiene repercusiones positivas en todos los niveles de financiación en el ámbito de los recursos hídricos. Esto se traduce en una fuerte inversión en infraestructura del agua, ocasionando a su vez una disminución de las pérdidas y una fuente de agua más sostenible y una mayor cobertura de la red de saneamiento.

Las inversiones en la gestión del agua, la conservación y saneamiento reduce la pobreza mediante legislaciones coherentes de los derechos de propiedad, la tenencia de la tierra, los acuerdos formales de ocupación de las tierras y los derechos de ocupación y el uso y la distribución del agua claramente especificado.

Las subvenciones que facilitan una ocupación ineficiente de la tierra, del agua y de los fertilizantes y que favorecen a los grandes derrochadores de agua son reemplazadas progresivamente por programas de seguros flexibles ajustados al uso real, que permiten a los productores tomar decisiones inmediatas sobre sus cultivos en función de la variabilidad de las condiciones atmosféricas y de sus extremos. Las agencias hidrológicas reciben más poder y recursos para administrar eficazmente el agua en los países. De este modo podrá establecer una asignación de agua entre los usuarios a nivel local y de acuerdo a los riesgos climáticos, facilitada por una política de fijación de su precio y de mecanismos innovadores de negociación de derechos sobre el agua.

Dos mil millones de personas estarán expuestas a las inundaciones de aquí al 2050 por causa del crecimiento demográfico en las regiones vulnerables a este fenómeno, del cambio climático, de la deforestación, de la pérdida de los umedales y de la elevación del nivel del mar.

© Shutterstock/Markus Gebauer

Fuente: WWAP (2012) Managing Water under Uncertainty and Risk

Publicado en la Revista de la UNESCO “Un mundo de CIENCIA, Vol. 10, Nº 2 –Abril-Junio 2012

http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002156/215616S.pdf

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